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UNIVERSIDAD ARTURO MICHELENA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS Y SOCIALES

ESCUELA DE PSICOLOGIA

LA INTERSUBJETIVIDAD Y EL MUNDO SOCIAL.

Autor:

Tremaria Monsalve, María.

C.I. V-22.519.536

Sección: 1M

Profesor: Jesús Olmos

San Diego, Enero 2022.


TAREA No. 02. La Intersubjetividad y el Mundo Social . 
Clase No 03: Relaciones sociales. 
3.1.- Concepto de Socialización. 

La socialización es un proceso que se extiende a lo largo de toda la vida, pero es


más impactante durante la niñez y la adolescencia. Debido a que durante estas épocas se
están desarrollando las habilidades cognitivas, físicas y psicológicas que dan forma a la
personalidad de una persona. Además, todo ello influirá en la manera en la que se
relacione con el mundo.

3.2.- Vínculo interpersonal. 

El adjetivo interpersonal hace referencia a aquello que se establece o se lleva a


cabo entre, al menos, dos personas. El término se utiliza para elaborar diferentes
conceptos y expresiones. a la interacción recíproca que mantienen dos o más individuos.
Estos vínculos están sujetos a las instituciones, leyes y costumbres que rigen en la
sociedad.

3.3.- Intercambio social. 

La teoría del intercambio Social es un concepto de psicología social que ve las


relaciones humanas como un tipo de comportamiento social impulsado por resultados.
Elegimos iniciar y mantener relaciones que maximicen los beneficios y minimicen los
costos. Hay una cierta cantidad de dar y recibir en cada relación y la valoración de los
beneficios y costos dentro de ellos determinan si uno elige o no continuar esa asociación.,

Ve el comportamiento social como resultado de un proceso de intercambios


interactivos. Estos intercambios ayudan a las personas a sopesar los posibles beneficios y
costos de las relaciones sociales. El propósito del intercambio social es maximizar las
interacciones positivas y minimizar las interacciones negativas. Cuando los costos de la
relación superan los beneficios, es probable que la gente abandone la relación.,

3.4.- Principales conductas sociales (conducta amorosa, conducta agresiva, conducta pro-


social). 
Comportamiento social o conducta social, en biología, psicología, sociología, es el
comportamiento o conducta dirigida hacia la sociedad o que tiene lugar entre miembros
de la misma especie (relaciones intraespecíficas)

El comportamiento social ha sido un tema de interés y relevancia desde


prácticamente los comienzos de la civilización. Pensadores como Aristóteles creían que
comprender y mejorar la conducta social era algo fundamental para poder convivir en
armonía. Por ello, los primeros filósofos reflexionaban sobre aspectos como la ética y la
política, que no eran más que disciplinas dedicadas a mejorar el comportamiento y la
convivencia de las personas.

Agresión y agresividad

La agresión es una conducta que tiene consecuencias dañinas. Pero es un


concepto relativo: si la comete una autoridad aprobada, el perjuicio que ella causa es
minimizado, encendiéndose que lo hizo en cumplimiento de su deber. Pero si la comete
un particular por su propia cuenta, sin duda se juzgará que se está actuando
violentamente.
Existen dos tipos de agresión:

 La hostil: tiene como propósito infligir deliberadamente un daño o


sufrimiento a otra persona.

 La instrumental: persigue otro objetivo que el padecimiento de la víctima.

Factores sociales que influyen en el comportamiento agresivo

Las personas que más frecuentemente son convertidas en blancos de agresión


son aquellas que poseen características que el individuo airado ha aprendido previamente
a rechazar. Además, la mera existencia de armas tales como rifles o revólveres puede
también tener influencia agresiva sobre el comportamiento. Este ha sido denominado
como efecto de las armas.
El malestar físico que experimenta una persona también influye. Los sujetos responden
con mayor agresividad cuando el malestar físico es moderado y el ataque simbólico es
fuerte, que cuando ocurre lo contrario. Los sujetos pueden responder de manera agresiva
si perciben que el atacante obra de forma intencional y no casual, con hostilidad y no con
el propósito de ayudar.
El comportamiento prosocial

La conducta prosocial abarca los actos realizados en beneficio de otras personas,


la manera de responder a estas con simpatía, condolencia, cooperación, ayuda, rescate,
confortamiento y entrega o generosidad.
La conducta prosocial es decisiva tanto para el funcionamiento de los grupos sociales
como para el bienestar individual de sus miembros. La sociedad humana se basa en la
disposición de las personas a trabajar en común y compartir los beneficios de su labor
mutua.
Los tipos de ayuda prosocial son las siguientes:

 Condolencia: se refiere a la preocupación por el dolor o pesadumbre ajeno,


al hecho de compartirlo.

 Cooperación: implica la capacidad y voluntad de trabajar con los demás.

 Ayuda: implica asistir a otro individuo o grupo para que alcance algún
objetivo o finalidad, a veces suministrandoles lo que necesita materialmente para tal fin.

 Donación: acto de hacer una contribución o entregar un don, por lo general


de tipo caritativo.

 Altruismo: concierne a las conductas que se llevan a cabo para beneficiar a


otra persona sin esperar una recompensa externa.

El comportamiento altruista tiene que ver con la motivación o sea los estados y
procesos interiores que impulsan, dirigen o sostiene la actividad de un individuo. Se da la
paradoja altruista, según la cual aún el acto más desprendido ocasiona una recompensa
psicológica a quien lo realiza.
Se han averiguado qué factores sociales y psicológicos están en el origen del altruismo:

1. La expectativa de que obtendremos alguna ganancia o evitaremos alguna


pérdida. Podemos conducirnos de manera prosocial a fin de obtener beneficios
materiales, aprobación social y honra o bien para eludir las penalidades que podría
imponernos el grupo, la desaprobación social y el ostracismo. También está la creencia
de que Dios nos recompensará o castigará.

2. A través de la socialización y del desarrollo moral, erigimos en nuestro


interior patrones de conducta que vivenciamos como obligaciones de actuar de
determinada manera. Nos sentimos bien con nosotros mismos cuando actuamos en
consonancia con estos principios y mal cuando los contrariamos.

3. La emoción empática que nos lleva a adoptar la perspectiva del otro y a ver
el mundo tal como él lo ve. Al ponernos en el lugar de la otra persona que sufre una
necesidad, aumenta la probabilidad de que reconozcamos esta última y actuemos en
consecuencia.

3.5.- Agentes socializadores. 


Los agentes socializadores son elementos que intervienen en la socialización. Pueden ser
individuos o instituciones que tienen gran influencia en la persona y en el comportamiento
social de la misma, y son también a través de los cuales el individuo va desarrollar su
actividad social.

De este modo se pueden distinguir a dos tipos de socialización:

 Socialización primaria. Aquella que recibe el individuo durante los primeros


años de vida, en su niñez e infancia al relacionarse con su familia, esta es fundamental
tanto para el buen desarrollo personal, psíquico, como para su desenvolvimiento social y
la incorporación de pautas sociales ya que se definirá su identidad. Luego, ya superada
esta etapa, se inicia la socialización secundaria.

 Socialización secundaria. Tiene el propósito de darle al individuo


una visión distinta de la realidad, en la cual ya no es la visión de sus pares o familiares la
que tiene la preeminencia sino que es la de diversos agentes socializadores la que amplía
su conocimiento, son las relaciones con personas más allá del vínculo familiar. Esta
comienza cuando ya se encuentra terminada la niñez o infancia del individuo,
amigos, profesores, son ejemplos de los agentes socializadores de esta etapa que se
desarrollara por un período mayor que la primaria.
Clase No 04: Identidad social y Construcción del Género.
4.1.- Identidad (Individual y Social). 

La identidad personal es la percepción que cada individuo posee sobre sí mismo y


que se va desarrollando a medida que se comprende quién es cada uno como ser
individual y único. Por ejemplo, considerarse inteligente, respetuoso, honesto, simpático.

A diferencia de la identidad social, que busca encontrar el grupo o los grupos


sociales a los que pertenece cada individuo, por el contrario, la identidad personal se
refiere, en primer lugar, a reconocerse como ser individual y luego como ser social.

La identidad personal también deriva de las bases sobre las cuales somos criadas
las personas, de la familia a la que pertenecemos, los valores inculcados, entre otros.

La individualidad de las personas, además, se determina, incluso, por los factores


externos que nos diferencian o asemejan de quienes nos rodean.

Por tanto, según se identifique cada persona como ser individual, también llevará a
cabo el desarrollo de su identidad social.

4.2.- Teorías de la Identidad Social. 

Origen de la Teoría de la Identidad Social

Henry Tajfel inició sus trabajos de percepción categorial en la década de los 50.
Posteriormente, con algunos colaboradores, desarrolló el paradigma experimental del
grupo mínimo.

Este paradigma puso en evidencia el efecto de la mera categorización, es decir, de


cómo los grupos desarrollan conductas de discriminación grupal solo por el hecho de
recibir la premisa de que pertenecen a “X” grupo y no a otro.

Turner y Brown, en 1978, acuñaron el término Teoría de la Identidad Social para


hacer alusión a las descripciones e ideas que Tajfel había utilizado para explicar los
resultados de sus investigaciones.

Autoconcepto
Tajfel planteó que el autoconcepto de una persona está formado en gran parte por
su identidad social. Esta es el “el conocimiento que posee un individuo de que pertenece
a determinados grupos sociales junto a la significación emocional y de valor que tiene
para él/ella dicha pertenencia”. (Tajfel, 1981).

En sus formulaciones iniciales, el autor planteó que el comportamiento social de


una persona varía a lo largo de un continuo unidimensional delimitado por dos extremos:
el intergrupal (cuando la conducta está determinada por pertenecer a diferentes grupos o
categorías sociales) y el interpersonal (cuando la conducta está determinada por las
relaciones personales con otras personas y por las características personales de cada
uno).

En la Teoría de la Identidad Social también se postuló que existe una tendencia


individual a la consecución de la autoestima positiva. Esta se satisface en el contexto
intergrupal a través de la maximización de las diferencias entre el endogrupo (el propio
grupo) y el exogrupo (el “otro” grupo) en las facetas que reflejan positivamente al
endogrupo o que lo favorecen.

4.3.- La personalidad como fenómeno social. 

El optimismo ilusorio, es un concepto que se define en el hecho de creer que todos


los seres humanos (o aquellos pertenecientes a un grupo social específico) son inmunes
a vivir eventos negativos y/o circunstancias de desgracia.

Es este pensamiento el que muchas veces nos lleva a creer y considerar los
sucesos que complementan la vida como un hecho ilusorio, como un conjunto de hechos
fantásticos e irreales.

Este pensamiento está determinado por la influencia de los grupos a los cuales
una persona pertenece, es decir es el grupo y el contexto en que se encuentra ya que
hace que relacionen y analicen dichos eventos futuros de manera favorable para ellos y,
así pues, los consideren como insignificantes para ellos mismos.

De acuerdo con Myers y según las teorías de la identidad social el grupo en el que
uno se encuentra y con el que más se identifica nuestro yo individual sigue la línea de
nuestros pensamientos, actitudes y comportamientos.
Es dentro del grupo social en el que el individuo constituye parte de su
autoconcepto y  se define a través de las imágenes sociales recibidas sobre sí mismo
dentro de su entorno.

Un elemento relacionado al pensamiento del optimismo ilusoria es el de la


identidad social. Este elemento es el que refleja cuanto se identifica el individuo con su
grupo. En cuanto a los valores, objetivos, normas, creencias, pensamientos y actitudes
que puede resaltar del mismo.

El pensamiento del optimismo ilusorio está relacionado con la competencia social


de un individuo dentro de su grupo. Ya que esta posibilidad de competencia se forma en
contra de aquellos quienes no pertenecen a un mismo grupo, por ende es el grupo A
quien determina (debido a la fuerza de pensamientos positivos de los integrantes) que es
mejor y está sobre los demás sólo por poseer características que difieren de otros. El
concepto de la competencia determina que un grupo afianzará sus actitudes y creará un
ambiente de serenidad argumentando su «su buena suerte» ante diversos eventos y/o
circunstancias.

 Cada individuo representa de su grupo un ser importante y diferenciador de los


otros, debido a que cada uno de los individuos representa y cumple una función
específica. La representación de un papel o rol determinado es incorporada a la
percepción del yo y por ende asumen posturas positivas de acuerdo a los resultados de
las situaciones que han estado a cargo de cada uno de ellos. Es decir, cada uno de ellos
determina la realización de un buen trabajo que a su vez traerá buenos resultados sin
ningún tipo de efecto negativo sobre el mismo. Ya que se tiene la creencia de que
inmunes a situaciones negativas. Cada individuo considera su parte de su rol con un
efecto positivo sobre el resto.

 El efecto de la cultura y contexto en el que el grupo se encuentra también


determina el origen del pensamiento del optimismo ilusorio. Ya que existen culturas en las
que prevalece un sistema colectivo o agrupación de masas al cual se le ha denominado
«colectivismo». Este tipo de influencia (de algún modo, social) determina el apego con
nuestro grupo y el tipo de resultados que obtendremos (positivos o negativos) si nos
relacionamos con el mismo.

De este modo cada individuo predecirá los hechos bajo el rango de optimismo
ilusorio. Ya que cada individuo reconoce y destaca de sí mismo y de su grupo los mejores
pensamientos, actitudes y habilidades; y es cuando se aceptan con alegoría los
resultados positivos, tanto así que se da la tendencia de alargar esta visión de éxito hacia
eventos futuros asignándoles la vulnerabilidad de los mismos ignorando la posibilidad de
fracaso.

4.4.- El género como construcción social. 

4.5.- Deconstrucción de discursos identitarios tradicionales.  

Los discursos identitarios de las primeras décadas del siglo XX, desde nuestra
óptica, cumplieron el rol de reafirmar u conocerse a sí mismo. Que estos discursos
identitarios se hayan construidos en un proceso de inter-textualidad a partir del
movimiento cultural modernista, no hace más que reafirmar el carácter intersubjetivo de la
tarea de reafirmación. Así también, su carácter ambiguo, al insertarse en una “estética de
lo bello” homogeneizadora e idealizadora de la ciudad de las letras. Los “discursos-
tópicos” de la identidad que, como muestran Moyano y Aguilar, “cargaron a la lectura de
Ariel de un ‘americanismo’ que no necesariamente se refracta con esa fuerza identitaria
en el texto original”, no pueden ser entendidos sin alusión al momento históricopolítico en
curso, de inserción de América Latina en el capitalismo mundial pero también de
resistencia al naciente expansionismo norteamericano.

El texto de Rodó, más allá de las intenciones de su autor y de los marcos estético-
literarios, al ser leído en la cadena discursiva que reivindicaba a la América Latina como
“Nuestra América” (Martí), se constituyó sin embargo en un operador eficaz de sentido en
diferentes constelaciones políticas que abrieron el horizonte de la construcción, demorada
hasta el siglo XXI, de una Comunidad Latinoamericana de Naciones. Ni reflejo pasivo de
una realidad previa, ni palabra demiúrgica inventora de una realidad imaginada, los
discursos identitarios son momentos reflexivos en una red inter-narrativa e inter-subjetiva
de palabras, gestos y actos que afirman y constituyen a un grupo humano como sujeto
político y cultural. Un sujeto plural en permanente proceso de re-afirmación de sí frente a
otros en situación de diálogo o dominación. Las lecturas de-constructoras de Moyano y
Aguilar forman parte de la necesaria apropiación crítica, no ingenua, de las posibilidades
alumbradas en nuestra tradición intelectual. Un sujeto político y cultural que se tiene como
valioso para sí y que tiene como valioso el
 

4.6.- Aportes del socio-construccionismo de Kenneth Gergen al estudio de


la identidad.

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