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Tratamiento
Se suele aplicar una estrategia escalonada al tratamiento y se recomienda en las directrices,
basándose en la eficacia, seguridad, coste y disponibilidad de la medicación. Se aumenta un
escalón del tratamiento en los pacientes en quienes no se logra el control, y se reduce después de
un período (p. ej., 3-6 meses) de control completo.
El tratamiento «controlador» habitual con corticoides inhalados (CI) y los broncodilatadores
inhalados de acción corta se administran como medicación de «rescate» para revertir
temporalmente el broncoespasmo, por lo general en forma de β 2 -agonistas inhalados de acción
corta.
En casos de pacientes que no logran el control con dosis estándar de CI, se pueden añadir
broncodilatadores de acción prolongada (β2 -agonistas de acción prolongada [LABA]) en forma
de un inhalador combinado de CI-LABA en dosis fija. Otro tratamiento para pacientes que no
logran el control, es el uso de antagonistas del receptor de leucotrieno (LTRA) teofilinas, y
antagonistas colinérgicos antimuscarínicos de acción prolongada (LAMA).
Entre los nuevos tratamientos para pacientes con asma difícil de controlar, sol los anticuerpos
monoclonales parenterales dirigidos a diferentes partes de la compleja vía inflamatoria (anti-
IgE).
Etiología
El asma es un síndrome complejo que se manifiesta por una interacción de factores genéticos y
ambientales. Dentro de una de sus clasificaciones se reconoce:
Patogenia
La inflamación persistente de la vía respiratoria es una característica clave, acompañada por una
remodelación de la pared de dicha vía. Los cambios estructurales se producen sobre todo en los
bronquios principales, pero a medida que el asma se agrava, también afecta a los bronquios de
menor calibre y los bronquiolos. En ocasiones, puede haber inflamación alveolar y la
inflamación crónica se acompaña de cambios estructurales (remodelación).
Cambios inflamatorios
La inflamación de la vía respiratoria es la anomalía predominante y aparece incluso en las
primeras etapas. Las células inflamatorias de la mucosa de la vía respiratoria son linfocitos,
células plasmáticas, mastocitos y macrófagos, que suelen asociarse con eosinófilos. Los
neutrófilos se observan en algunos pacientes, en particular fumadores.
En el asma alérgica, la mayoría de las células presentes son linfocitos T tipo 2 (Th2) de secreción
de citocinas, caracterizado por la producción de interleucina-4 (IL-4), IL-5, IL-9, factor
estimulador de colonias de granulocitos-macrófagos e IL-1.
Algunos pacientes no presentan una inflamación eosinofílica ni respuestas de citocinas Th2. Este
grupo responde peor a los corticoides inhalados y a otras intervenciones dirigidas a las citocinas
Th2. Tienen una respuesta predominantemente inflamatoria mononuclear en la vía respiratoria,
con linfocitos T y macrófagos activados.
Factores inmunológicos
La «hipótesis de la higiene» afirma que la falta de exposición a antígenos microbianos en las
primeras etapas de la vida provoca alergia. Los niños alérgicos presentan diferencias de las
respuestas inmunitarias tanto innatas como adaptativas que contribuyen a la producción de IgE
específica de alérgeno y también a la alergia y al asma.
Algunos factores que aumentan el riesgo de enfermedad alérgica son:
Contacto microbiano
Dieta
Humo del cigarro
Contaminantes transportados por el aire
Genética y epigenética
La susceptibilidad al asma y a la alergia se debe a muchos factores genéticos. Múltiples genes,
cada uno con un efecto modesto, se combinan con factores ambientales para producir los
fenotipos del asma. Por ejemplo, el gen ADAM33 se identificó como un gen de susceptibilidad
al asma, con un polimorfismo asociado con los parámetros de función respiratoria en las
primeras etapas de la vida.
Los procesos epigenéticos se deben a modificaciones de la estructura del ADN, sin una
modificación de la secuencia, en respuesta a exposiciones ambientales y pueden transmitirse
entre generaciones.
Fenotipos en la infancia
Los síntomas y características clínicas son similares en líneas generales en los niños, pero los
fenotipos infantiles de enfermedades con sibilancias son complejos. En el Tucson Children’s
Respiratory Study (TCRS) se identificaron cuatro fenotipos con sibilancias:
1) Nunca (51%)
2) Precoz transitorio (20%), con inicio de las sibilancias antes de los 3 años y resolución de
estas a los 6 años. Es el más prevalente y se caracteriza por episodios recidivantes en el
primer año, se asocian con el tabaquismo materno durante el embarazo y un 25% de los
pacientes con sibilancias transitorias persisten durante la adolescencia.
3) Persistente (14%), con inicio de las sibilancias antes de los 3 años y persistencia de estas
a los 6 años. Las sibilancias persistentes no atópicas se asocian con la aparición del
primer episodio de sibilancia antes del año, lo que corresponde al 20% de los niños con
sibilancias menores de 3 años. Las sibilancias atópicas persistentes asociadas a IgE se
observan en el 20% de los niños con sibilancias durante los primeros 3 años. Los
síntomas debutan después del año de vida y se observa una asociación con la
sensibilización precoz a los alimentos o a aeroalérgenos. Los niños con sibilancias
persistentes tienen una función respiratoria normal en la lactancia, pero dicha función
está disminuida a los 6 años y suele observarse HRB.
4) Inicio tardío (15%), con inicio de las sibilancias entre los 3 y los 6 años.
La European Respiratory Society ha definido otros fenotipos basados en síntomas: sibilancias
«episódicas» (o «virales») y «por múltiples desencadenantes». Los niños con sibilancias
episódicas (virales) tienen períodos sintomáticos diferenciados. Los niños con sibilancias por
múltiples desencadenantes tienen sibilancias tanto durante las exacerbaciones como entre los
episodios en respuesta a varios desencadenantes, como virus, alérgenos, ejercicio y humo de
cigarrillos.
Evaluación y diagnóstico
Factores de riesgo:
• Antecedentes personales o familiares de asma y de alergia
• Exposición de alérgenos transportados por el aire
• El humo del tabaco, u otros contaminantes
• Infecciones respiratorias previas