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ROL DE LA FARMACOLOGÍA EN EL MANEJO DE LAS

ENFERMEDADES CRÓNICAS NO TRANSMISIBLES

“Características clínicas y manejo terapéutico del asma en la edad pediátrica”

Zambrano Santana Jean Pierre1

jzambrano9288@utm.edu.ec

1. Estudiante de sexto semestre de la carrera de Medicina de la Universiada Técnica de


Manabí

RESUMEN
Las enfermedades respiratorias son una de las principales causas de mortalidad e
incapacidad en todo el mundo. El asma en la edad infantil es un trastorno inflamatorio crónico
de las vías respiratorias, que lleva a episodios recurrentes de sibilancias, disnea, sensación de
opresión torácica y tos. El diagnóstico es eminentemente clínico. La confirmación se basa en
la demostración de obstrucción reversible, hiperreactividad bronquial o variabilidad de función
pulmonar. La clasificación de la gravedad es fundamental para establecer un tratamiento
apropiado. Objetivo: Determinar las características clínicas del asma en la edad pediátrica,
sintomatología, métodos diagnósticos y tratamiento farmacológico, mediante una revisión
bibliográfica en bases de datos atendiendo el contenido científico de cada estudio analizado.
Palabras claves: Asma, sibilancias, alergia, diagnóstico, tratamiento, inhalados.
ABSTRACT
Respiratory diseases are one of the leading causes of death and disability worldwide. Asthma
in childhood is a chronic inflammatory disorder of the airways, leading to recurrent episodes
of wheezing, dyspnea, chest tightness, and coughing. The diagnosis is eminently clinical.
Confirmation is based on the demonstration of reversible obstruction, bronchial
hyperresponsiveness, or variability in lung function. Classification of severity is essential to
establish appropriate treatment. Objective: To determine the clinical characteristics of asthma
in pediatric age, symptoms, diagnostic methods and pharmacological treatment, through a
bibliographic review in databases, taking into account the scientific content of each study
analyzed.
Keywords: Asthma, wheezing, allergy, diagnosis, treatment, inhaled.
METODOLOGÍA
Se realizo una revisión bibliográfica, descriptiva/explicativa bajo la modalidad de
investigación cualitativa. El tipo de investigación es retrospectivo por que se busca información
de acuerdo con investigaciones ya realizadas. Se utilizaron como fuentes de información bases
de datos científicas como Pubmed, Scielo, Medigraphic y dos libros de gran importancia
médica, describiendo las líneas teóricas y aportes del manejo terapéutico de en la enfermedad
del asma. Los criterios de inclusión fueron la disponibilidad de artículos de revista indexadas
con una antigüedad no mayor a los últimos 10 años.
INTRODUCCIÓN
El asma es una de las enfermedades crónicas más prevalentes en la infancia, la cual se
caracteriza por una serie de hallazgos clínicos que reflejan la presencia de una obstrucción
crónica, difusa y fluctuante o reversible de la vía aérea inferior, generalmente de naturaleza
inflamatoria. Se trata, por lo tanto, de un diagnóstico sindrómico que identifica al paciente con
ciertas manifestaciones clínicas cuyas causas no están bien definidas (Moral et al., 2021).
El asma infantil es responsable de 50 mil millones de dólares en gastos anuales de atención
médica y es una de las principales causas de visitas a la sala de emergencias, ingresos
hospitalarios, ausencias escolares y pérdida de días laborales de los padres (Trivedi & Denton,
2019). Actualmente, se considera como un problema de salud pública en diversos países, sobre
todo en aquellos de ascendencia anglosajona, desarrollados o en vías de desarrollo, en los que
la mayoría de sus pobladores habitan en áreas urbanas o semiurbanas (Navarrete Rodríguez
et al., 2016).
DESARROLLO
El asma se puede dividir en 2 grandes grupos, de acuerdo con su origen y con sus factores
desencadenantes:
• Asma alérgica: está mediada por mecanismos inmunológicos que involucran a la
inmunoglobulina E (IgE). Los agentes desencadenantes más frecuentes son los
aeroalérgenos, tanto intradomiciliarios (ácaros, cucarachas, polvo casero, epitelios y
excretas de animales domésticos [perro, gato, pájaros, roedores, etc.], esporas hongos y
alimentos), como los extradomiciliarios, básicamente pólenes y esporas de hongos.
• Asma no alérgica: en este tipo, los factores desencadenantes no son inducidos por
mecanismos alérgicos. Las infecciones virales ocupan un lugar preponderante en el niño
pequeño, ya que muchas veces son el gatillo disparador del primer cuadro, para
posteriormente repetirse aun en ausencia de atopia. Los cambios climatológicos, ejercicio,
problemas psicológicos, irritantes químicos, humo de tabaco, contaminantes atmosféricos,
analgésicos o antiinflamatorios no esteroideos y el uso de bloqueadores beta, son otro grupo
de agentes desencadenantes, así como algunas situaciones no bien identificadas, como
cambios hormonales, alteraciones del estado de ánimo o factores físicos (Navarrete
Rodríguez et al., 2016).
Fisiopatología
Existirían dos vías por la que los factores predisponentes podrían facilitar la aparición de
sibilancias recurrentes y asma:
• Inmunológica: relacionada mayoritariamente con una alteración del equilibrio entre
linfocitos Th1 (LTh1) y Th2 (LTh2). Es un mecanismo fundamental en el asma alérgico,
traduciéndose en una inflamación de la vía aérea mediada por la IgE. La fase inflamatoria
precoz consistiría en que las células presentadoras de antígeno presentarían el mismo a los
LTh2, que en su proceso de activación secretarían diversas interleucinas (IL-4, IL-5 e IL-
13). Activarían los linfocitos B que secretarían IgE específica que se uniría a receptores
mastocitarios, de eosinófilos y basófilos, sensibilizando al paciente. En una exposición
ulterior, el alérgeno se uniría a la IgE presente en las células efectoras, liberando distintos
mediadores (histamina, prostaglandinas, leucotrienos, etc.), que contribuirían a la
inflamación y sintomatología. La fase inflamatoria tardía consistiría en el reclutamiento en
zonas de exposición alergénica de células inflamatorias (eosinófilos, basófilos, LTh, entre
otras).
• Desarrollo pulmonar inadecuado: una maduración pulmonar inadecuada en época fetal, o
una reestructuración o remodelado secundario a infecciones respiratorias víricas graves,
pudieran ser la causa de sibilancias recurrentes no atópicas (Álvarez Caro & García
González, 2021)
Manifestaciones Clínicas
Síntomas
Las manifestaciones clínicas consideradas son: tos, sibilancias, opresión torácica y disnea.
Aunque los síntomas puedan ser comunes a otras patologías respiratorias, algunas
características tales como el predominio nocturno o de madrugada y su relación con el ejercicio
físico o la exposición a irritantes incrementan la probabilidad de un diagnóstico de asma
(Rodríguez Rodríguez et al., 2017).
Exploración Física
Cuando se trate de un asma intermitente, leve o bien controlado, habitualmente será anodina,
mientras que en el asma persistente moderado y grave la presencia de sibilancias, difusas,
bilaterales polifónicas y particularmente espiratorias constituyen un signo cardinal del asma.
En las exacerbaciones agudas, puede haber además cianosis, dificultad para hablar, taquicardia,
tórax insuflado, uso de músculos torácicos accesorios y retracción intercostal (Rodríguez
Rodríguez et al., 2017).
Exploración Funcional
Conviene utilizar exploraciones complementarias objetivas que garanticen el diagnóstico
clínico. Las principales alteraciones funcionales son la obstrucción al flujo aéreo, la
reversibilidad y la variabilidad de la obstrucción, junto con la hiperrepuesta bronquial
(Rodríguez Rodríguez et al., 2017).
Diagnostico
El diagnóstico es eminentemente clínico, el cual se basa en el reconocimiento de los
síntomas propios (tos, sibilancias, disnea u opresión torácica) en ausencia de diagnóstico
alternativo. Una historia de síntomas crónicos o intermitentes sugestivos, junto con exploración
física compatible sugiere su presencia. La confirmación se basa, si es posible, en la
demostración de obstrucción reversible, hiperreactividad bronquial o variabilidad de función
pulmonar y exclusión de otros diagnósticos (Álvarez Caro & García González, 2021).
También el diagnostico se lo clasifica según la edad del paciente:
Menores de 3 años
Se considera como de alta sospecha diagnóstica la existencia de 3 episodios de sibilancias
de al menos un día de duración y que hayan afectado al sueño, con aceptable respuesta al
tratamiento broncodilatador. Esta sospecha podría ser confirmada, si se dispusiese de un
laboratorio especializado, con la técnica de compresión rápida toracoabdominal (Rodríguez
Rodríguez et al., 2017).
Entre 3 y 6 años
En niños colaboradores se puede confirmar la sospecha clínica realizando espirometría
forzada con valores de referencia adecuados a la edad y acortando, si fuera preciso, a la mitad
el tiempo de espiración forzada para obtener el FEV0,5. Otras pruebas que pueden ser útiles,
si se dispone del laboratorio y personal adecuado, son la oscilometría forzada de impulsos, la
medida de las resistencias por oclusión (Rint), el análisis de la curva flujo-volumen a volumen
corriente o la medida de las resistencias por pletismografía (Rodríguez Rodríguez et al., 2017).
Mayores de 6 años
Se planteará el mismo algoritmo diagnóstico que en los adultos, con algunas
consideraciones para las pruebas funcionales respiratorias:
1. La relación FEV1/FVC se correlaciona mejor con la gravedad del asma que la FEV1.
2. Se considera respuesta broncodilatadora positiva al incremento del FEV1 ≥ 12% aunque
sea inferior a 200 ml.
3. En niños con obstrucción bronquial y broncodilatación negativa, puede considerarse la
respuesta terapéutica a corticoides, administrando prednisona 1 mg/kg peso/día durante 2
semanas (Rodríguez Rodríguez et al., 2017).
La realización de otras pruebas estará dirigida a facilitar el diagnóstico diferencial y
dependerá de cada caso, pudiendo estar indicadas las siguientes:
• Estudio inmunitario: hemograma, inmunoglobulinas y subclases. Pudiera realizarse un
estudio más extenso con subpoblaciones linfocitarias y función del complemento.
• Test del sudor: para descartar fibrosis quística.
• Radiografía de tórax: especialmente indicada si se aprecian síntomas atípicos (Álvarez Caro
& García González, 2021).
Diagnostico Diferencial
− Displasia broncopulmonar: Origen neonatal, habitualmente prematuros; necesidad
persistente de oxígeno suplementario a los 28 días de vida o 36 semanas de edad
posconcepcional.
− Anomalías congénitas de la vía aérea superior: Habitualmente, desde el nacimiento y
estribor.
− Anomalías congénitas de la vía aérea inferior, esofágicas o vasculares: Radiologías
sugerentes y estridor posible
− Bronquiolitis: Primer episodio disneizante, asociado siempre a proceso infeccioso y escasa
respuesta a broncodilatadores
− Reflujo gastroesofágico y alteraciones deglutorias: Puede coexistir con el asma y puede
asociar atragantamiento o pirosis.
− Fibrosis quística: Suele asociar malnutrición, síntomas digestivos e infecciones
broncopulmonares recidivantes.
− Insuficiencia cardiaca: Suele asociar cardiomegalia.
− Aspiración de cuerpo extraño: Radiografía en inspiración y espiración, y una broncoscopia
para diagnóstico y tratamiento.
− Discinesia ciliar primaria: Infecciones sinusales y pulmonares, bronquiectasias y posible
situs inverso.
− Bronquiolitis obliterante: No reversible con broncodilatador y atrapamiento aéreo en
pruebas de imagen.
− Disfunción de cuerdas vocales: Inicio y final brusco. Disnea especialmente inspiratoria,
con posible estridor asociado.
− Infecciones recurrentes de vía aérea superior: Ausencia de sibilancias (Álvarez Caro &
García González, 2021).
Asociación entre el asma infantil y la EPOC
Los niños con asma tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva
crónica (EPOC) en la edad adulta. Específicamente, se ha demostrado que los niños que fuman
tabaco y también tienen asma tienen un mayor riesgo de desarrollar una función pulmonar baja
y EPOC en la edad adulta, en comparación con los fumadores que no tuvieron asma en la
infancia (Trivedi & Denton, 2019).
Tratamiento
Los objetivos del tratamiento son lograr un buen control de los síntomas sin limitar las
actividades diarias, minimizar el riesgo de agudizaciones y alcanzar en el futuro la mejor
función pulmonar posible con mínimos efectos adversos del tratamiento (Asensi Mongo et al.,
2018).
El tratamiento farmacológico se clasifica según su forma de actuación en dos grupos:
fármacos de rescate que actúan rápidamente y que se utilizan para aliviar la sintomatología o
como primera elección en las reagudizaciones, y fármacos de mantenimiento que actúan sobre
la inflamación y que utilizados a diario son capaces de mantener controlada la enfermedad. La
vía de elección de administración de los fármacos siempre que sea posible es la inhalatoria
(Llanos Guevara & Huerta López, 2018).
Medicamentos utilizados para el alivio rápido de los síntomas (Broncodilatadores)
Agonistas β2-adrenérgicos de acción corta (SABA)
Actúan como broncodilatadores de acción rápida, su efecto inicia a los 3-5 minutos de su
administración, con un pico a los 30-90 minutos, finalizando en 4-6 horas; son de elección para
el alivio sintomático puntual, independientemente de la gravedad, en las reagudizaciones
(Llanos Guevara & Huerta López, 2018).
La acción principal de los agonistas β2 es relajar en todo el árbol respiratorio a las células del
músculo liso y actuar como antagonistas funcionales, lo que revierte y evita la contracción de
dichas células inducida por los broncoconstrictores conocidos. También hay otros efectos no
broncodilatadores que son útiles en clínica, como la inhibición de la liberación de mediadores
de mastocitos, la reducción del exudado plasmático y la inhibición de la activación de nervios
sensitivos (Kasper et al., 2017).
Entre los fármacos de este grupo tenemos: albuterol, la terbutalina, el metaproterenol y el
pirbuterol están disponibles como inhaladores de dosis medida. Todos pueden diluirse en
solución salina para administración desde un nebulizador de mano. Debido a que las partículas
generadas por un nebulizador son mucho más grandes que las de un inhalador de dosis medida,
se deben administrar dosis mucho más altas (2.5-5.0 mg vs. 100-400 mcg) pero no son más
efectivas (Katzung, 2019).
Los agonistas β2 inhalados carecen de efectos secundarios importantes. Los efectos
secundarios más frecuentes son el temblor muscular y las palpitaciones, sobre todo en ancianos.
También disminuye un poco el potasio en plasma porque el musculo estriado capta mayor
cantidad de este mineral, pero no suele originar un problema clínico (Kasper et al., 2017).
Anticolinérgicos de acción rápida
Actúan como broncodilatadores de rescate, son menos efectivos que los β2-adrenérgicos y
su efecto es más lento. El bromuro de ipratropio administrado por vía inhalada se utiliza como
alternativa a los β2- adrenérgicos en pacientes que presentan importantes efectos secundarios
con su uso; en reagudizaciones graves la asociación de ambos puede producir un efecto
beneficioso adicional (Llanos Guevara & Huerta López, 2018). Evitan la broncoconstricción
inducida por los nervios colinérgicos y la secreción de moco (Kasper et al., 2017).
Los agentes antimuscarínicos de acción más prolongada, incluidos el tiotropio, el aclidinio
y el umeclidinio, están aprobados para la terapia de mantenimiento de la EPOC. Estos
medicamentos se unen a los receptores M1, M2 y M3 con igual afinidad, pero se disocian más
rápidamente de los receptores M2, expresados en la terminación del nervio eferente. Esto
significa que no detienen la inhibición mediada por el receptor M2 d e la liberación de la
acetilcolina y, por tanto, se benefician de un grado de selectividad del receptor. Se toman por
inhalación. Una sola dosis de 18 mcg de tiotropio o 62.5 mcg de umeclidinio tiene una duración
de acción de 24 horas, mientras que la inhalación de 400 mcg de aclidinio tiene una duración
de acción de 12 horas y, por tanto, se toma dos veces al día (Katzung, 2019).
Los efectos secundarios no suelen plantear un problema grave puesto que la absorción por
vía general es nula o mínima. El principal efecto secundario es la xerostomía, y en ancianos se
observan retención urinaria y glaucoma (Kasper et al., 2017).
Teofilinas de acción corta
No se recomiendan en la actualidad por la elevada relación de efectos adversos/beneficio
terapéutico (Rodríguez Rodríguez et al., 2017). Esto se debe por su efecto broncodilatador que
proviene de la inhibición de las fosfodiesterasas en las células de músculo liso del árbol
bronquial, que aumenta la concentración de AMP cíclico, pero las dosis necesarias para
producir broncodilatación suelen originar efectos secundarios mediados más bien por la
inhibición de las fosfodiesterasas (Kasper et al., 2017).
La teofilina oral se absorbe de modo satisfactorio y se inactiva en gran medida en el hígado;
los efectos secundarios más comunes, como náusea, vómito y cefalea, son producidos por la
inhibición de la fosfodiesterasa. También puede haber diuresis y palpitaciones, y cuando se
utilizan grandes concentraciones aparecen arritmias cardiacas, convulsiones epilépticas y
muerte por antagonismo del receptor de adenosina. Los efectos secundarios dependen de la
concentración plasmática del fármaco y son raros cuando estas concentraciones son menores
de 10 mg/L (Kasper et al., 2017).
Glucocorticoides sistémicos
Han mostrado su eficacia administrados dentro de la primera hora de atención de una
reagudización grave, consiguiendo disminuir la progresión de la crisis, la necesidad de atención
con carácter urgente, los ingresos hospitalarios y la mortalidad. Se pueden administrar tanto
por vía oral como parenteral, siendo la eficacia similar, aunque por vía oral requiere más
tiempo, en torno a cuatro horas, para producir mejoría clínica (Llanos Guevara & Huerta López,
2018).
La hidrocortisona o la metilprednisolona se administra por vía IV para tratar el asma grave
y aguda, aunque algunos estudios indican que los preparados orales tienen la misma eficacia y
son más fáciles de administrar. Los efectos secundarios generales constituyen un problema
importante, como obesidad troncal, formación fácil de equimosis, osteoporosis, diabetes,
hipertensión, úlceras gástricas, miopatía proximal, depresión y cataratas (Kasper et al., 2017).
Medicamentos utilizados para el control de los síntomas del asma a largo plazo
Corticosteroides inhalados (ICS)
Administrados solos o en combinación con otros fármacos son la base del tratamiento del
asma, por su mecanismo antiinflamatorio, reduciendo los síntomas, el grado de hiperrespuesta
bronquial, la frecuencia y la gravedad de las reagudizaciones y mejorando la función pulmonar.
Los ICS disponibles son beclometasona dipropionato, beclometasona extrafina, budesónida,
furoato de fluticasona, fluticasona propionato, ciclesonida y mometasona, difiriendo en
potencia y biodisponibilidad, lo que aconseja utilizar dosis equipotentes (Llanos Guevara &
Huerta López, 2018).
Los ICS disminuyen el número de células inflamatorias y también su activación en el árbol
bronquial. Los ICS disminuyen el número de neutrófilos en las vías respiratorias y en el esputo
y también el número de linfocitos T activados y mastocitos de superficie en la mucosa de las
vías respiratorias. Es posible que estos efectos expliquen la disminución de la hiperreactividad
de las vías respiratorias cuando se administran por largo tiempo los ICS. Su principal efecto es
anular la transcripción de múltiples genes activados que codifican proteínas de inflamación
como las citocinas, quimiocinas, moléculas de adhesión y enzimas de tipo inflamatorio (Kasper
et al., 2017).
En niños y adolescentes, la dosis inicial de CSI generalmente será menor o igual a 200
microgramos de BDP o equivalente por día, administrados inicialmente dos veces al día
(excepto la ciclesonida propuesta una vez al día). Más de 200-400 μg de BDP o equivalente se
consideraría una dosis pediátrica moderada y más de 400 μg una dosis pediátrica alta. Luego,
la dosis de CSI debe ajustarse a la dosis efectiva más baja a la que se mantenga el control del
asma (Tesse et al., 2018).
Los efectos secundarios locales incluyen ronquera (disfonía) y candidosis bucal, cuya
frecuencia puede disminuir con un dispositivo espaciador de gran volumen (Kasper et al.,
2017).
Agonistas β2-adrenérgicos de acción larga (LABA)
Actúan como broncodilatadores de acción prolongada. En este grupo se incluyen salmeterol,
formoterol y vilanterol. La rapidez de acción depende de la eficacia intrínseca del fármaco,
comenzando en el caso de formoterol y vilanterol a los 3-5 minutos de su administración, con
un pico a los 60-90 minutos, finalizando la broncodilatación a las 12 y 24 horas,
respectivamente. Salmeterol tiene un inicio más tardío (20-45 minutos) y una duración entre
12 y 24 horas (Rodríguez Rodríguez et al., 2017).
Tanto en adolescentes como en adultos, la combinación de CSI y LABA, incluidos
salmeterol y formoterol, mejora los resultados del asma más que las dosis más altas de CSI, y
debe considerarse antes de aumentar la dosis de 400 μg de DPB o equivalente por día y
ciertamente antes de administrar 800 mg. μg de BDP (Tesse et al., 2018).
Su mecanismo de acción es igual a los SABA y son seguros y bien tolerados en las dosis
recomendadas, los efectos secundarios más frecuentes, taquicardia y temblores, musculares
suelen desaparecer con la administración prolongada. Hay que recalcar que los LABA nunca
deben utilizarse como monoterapia en el paciente con asma, habiéndose observado un
incremento de la mortalidad con la sobreutilización de salmeterol cuando se utilizó como único
fármaco (Rodríguez Rodríguez et al., 2017).
Antagonistas del receptor de leucotrienos (LTRA)
Actúan como antagonistas e inhibidores con propiedades antiinflamatorias y
broncodilatadoras, contribuyendo a mejorar los síntomas y la función pulmonar (Llanos
Guevara & Huerta López, 2018). Estos mediadores de la inflamación son producidos sobre
todo por los mastocitos y, en menor medida, por los eosinófilos en el asma. Los antileucotrienos
como montelukast y zafirlukast bloquean estos receptores y ocasionan un modesto beneficio
clínico en el asma. Son menos eficaces que los corticosteroides inhalados para el control de la
enfermedad y ejercen menos efectos sobre la inflamación del árbol bronquial, pero son útiles
como tratamiento complementario en algunos sujetos en quienes no se logra control con dosis
bajas de corticosteroides inhalados (aunque son menos eficaces que los LABA). Estos fármacos
se administran por vía oral una o dos veces al día y son tolerados sin grandes problemas (Kasper
et al., 2017).
Los ensayos con inhibidores de leucotrienos han demostrado una función importante para
los leucotrienos en la enfermedad respiratoria exacerbada por la aspirina (AERD), un
padecimiento que combina las características del asma, la rinosinusitis crónica con poliposis
nasal y las reacciones a la aspirina u otros medicamentos antiinflamatorios no esteroideos
(NSAID) que inhiben la ciclooxigenasa-1 (COX-1). Los antagonistas de los receptores tienen
poca toxicidad. Los primeros informes del síndrome de Churg-Strauss (una vasculitis sistémica
acompañada de un empeoramiento del asma, infiltrados pulmonares y eosinofilia) parecen
haber sido una coincidencia, con el síndrome desenmascarado por la reducción en la dosis de
prednisona que es posible mediante la adición de zafirlukast o montelukast (Katzung, 2019).
Anticuerpos específicos contra determinados mediadores de la cascada inflamatoria
Omalizumab (Anticuerpo anti-IgE)
Es un anticuerpo monoclonal IgG humanizado, recombinante. Está indicado para el
tratamiento del asma alérgica grave o asma mediada por IgE, ya que actúa acoplándose a la
IgE circulante, impidiendo que ésta se una al receptor específico de alta afinidad para IgE que
se encuentra en la superficie de mastocitos, basófilos y células dendríticas, fundamentalmente,
impidiendo la liberación de mediadores inflamatorios por estas células (Llanos Guevara &
Huerta López, 2018).
Administrado por inyección subcutánea cada 2-4 semanas a pacientes asmáticos, disminuye
la IgE plasmática libre a niveles indetectables y reduce significativamente la magnitud de las
respuestas broncoespásticas tempranas y tardías al desafío al antígeno. El omalizumab también
ha demostrado ser eficaz como tratamiento para la urticaria crónica recurrente (para la cual el
medicamento ahora está aprobado) y para la alergia al maní (Katzung, 2019).
Anticuerpos dirigidos contra la IL-5
Indicados en el tratamiento del asma grave eosinofílica no controlada con altas dosis de
GCI. El bloqueo de la IL-5 implicada en la activación y supervivencia de los eosinófilos ha
mostrado una reducción del número de eosinófilos, mejoría del control y del FEV1, mantenida
hasta ocho semanas después de la administración del fármaco, sin eventos adversos graves. A
la fecha 2 terapias anti-IL5 (mepolizumab y reslizumab) han sido aprobadas, y benralizumab
se encuentra en fase III de Investigación (Llanos Guevara & Huerta López, 2018).
Mepolizumab inhibe IL-5 desde su unión a la subunidad α del complejo receptor de IL-5
expresada en la superficie celular de los eosinófilos, inhibiendo crecimiento, diferenciación,
reclutamiento, activación y supervivencia de los eosinófilos. Se administra por vía subcutánea
a dosis de 100 mg cada 4 semanas; se ha demostrado que mepolizumab es bien tolerado, se han
presentado reacciones tales como angioedema, broncoespasmo, hipotensión, urticaria y
erupción, que se han observado en horas de administración de mepolizumab (Llanos Guevara
& Huerta López, 2018). El mepolizumab, aunque no está asociado con la anafilaxia, ha
resultado en informes de hipersensibilidad. Además, se ha reportado la reactivación del herpes
zóster en algunos pacientes que recibieron el mepolizumab (Katzung, 2019).
Otras opciones farmacológicas
Teofilina y Cromonas
Otras soluciones farmacológicas no recomendadas para uso rutinario son la teofilina, la
metilxantina más utilizada, que tiene baja eficacia en la broncoconstricción del asma y efectos
secundarios comunes, especialmente cuando se administra en dosis más altas, y las cromonas
(nedocromil sódico y cromoglicato de sodio) utilizadas como estabilizador de mastocitos, con
un perfil de seguridad adecuado, pero de baja eficacia. Se incluyen en las pautas como
medicamentos de segunda línea en los pasos iniciales del tratamiento y la prevención del asma
inducida por el ejercicio (Tesse et al., 2018).
La principal indicación para el uso actual del cromoglicato es para reducir los síntomas de
la rinoconjuntivitis alérgica. La aplicación de la solución de cromoglicato por medio de gotas
oculares dos veces al día es efectiva en aproximadamente 75% de los pacientes, incluso durante
la temporada alta de polen. Otra indicación es la rara enfermedad de la mastocitosis sistémica,
para la cual una dosis oral de una solución de 200 mg de cromoglicato en agua (Gastrocrom)
tomada cuatro veces al día ayuda a controlar los calambres abdominales y la diarrea, causada
por la activación de los mastocitos sobreabundantes en la mucosa gastrointestinal (Katzung,
2019).
Triamcinolona intramuscular
El tratamiento intramuscular con triamcinolona se ha utilizado para el tratamiento del asma
grave. Los estudios pediátricos sugieren que puede afectar la inflamación eosinofílica, mejorar
la obstrucción de las vías respiratorias y prevenir ataques de exacerbación en niños con asma
grave, pero los efectos secundarios al usarlo son peores que después del tratamiento con
corticosteroides orales (Tesse et al., 2018).
Metotrexato, agentes antifúngicos, macrólidos
Hay pocas evidencias de la eficacia del metotrexato en niños con asma. Un metaanálisis que
investiga el efecto ahorrador de esteroides d el metotrexato oral en asmáticos mostró un
pequeño beneficio a pesar de una alta recurrencia de efectos adversos. Los agentes
antimicóticos no se recomiendan en pacientes asmáticos sin aspergilosis broncopulmonar
alérgica. También se han propuesto macrólidos en combinación al régimen de tratamiento de
niños asmáticos, con el objetivo de disminuir la necesidad de dosis diaria de corticoides por
parte del paciente, debido a su actividad antiinflamatoria y antimicrobiana (Tesse et al., 2018).
Vacunas contra la alergia (inmunoterapia)
Las vacunas contra la alergia suelen ser más eficaces en los niños que en los adultos. Si los
síntomas del asma no se alivian significativamente después de 24 meses, las inyecciones
normalmente se suspenden. Si los síntomas se alivian, las inyecciones se d eben continuar
administrando durante 3 años o más. Sin embargo, se desconoce cuál es el intervalo de tiempo
óptimo durante el que se deben seguir aplicando las inyecciones (Bhatia, 2020).
IDEAS DESTACADAS
• Hoy en día se conoce que el asma es una enfermedad inflamatoria crónica, la cual se
caracteriza por una obstrucción generalizada reversible de las vías respiratorias, que afecta
principalmente a los infantes a diferencia de otra enfermedad similar que es la EPOC que
afecta mas a la población adulta siendo el principal factor de riesgo el tabaquismo.
• Algo muy importante de un personal de salud debe tener en cuenta, son los factores que
desencadenan el asma aquellos que varían de alérgenos ambientales e irritantes
respiratorios a infecciones, aspirina, ejercicio, estado emocional y enfermedad por reflujo
gastroesofágico, ya que en base a esto se aplicará un mejor tratamiento.
• También considerar la posibilidad de asma en los pacientes que tienen tos persistente
inexplicable, sobre todo por la noche. Y si se sospecha asma, es recomendable realizar
pruebas de la función pulmonar, con prueba de provocación con metacolina en el caso de
que fuese necesario.
• Las clases de fármacos para el asma más utilizad os son los agonistas adrenérgicos beta-2,
los corticosteroides y los modificadores de leucotrienos. Cuando los síntomas de asma son
frecuentes y afectan a la calidad de vida es preciso instaurar un tratamiento de
mantenimiento para conseguir el control de la enfermedad.
APORTES A MI FORMACIÓN
• Es indispensable que los médicos de atención primaria permanezcan atentos en las
consultas e interroguen bien a los pacientes, para así lograr un diagnóstico temprano y
promover estilos de vida que disminuyan la carga de la enfermedad para estos pacientes;
además, de prevenir un gran número de reconsultas, probablemente innecesarias y
prevenibles en su mayoría.
• Es muy importante saber sobre los diferentes fármacos utilizados en el tratamiento del asma
como los Broncodilatadores aquellos que se utilizan para el alivio rápido de los síntomas
siendo los mas usados los SABA ya que estos son los medicamentos de primera elección y
siendo el asma un enfermedad frecuente en la edad infantil, con el conocimiento necesario
ayudaremos a tratar lo mas pronto posible a nuestro futuros pacientes para que ese asma no
se haga crónico, ya que en cuyo caso que los síntomas sean mucho mas frecuentes sabemos
que están los fármacos de control de asma a largo plazo como los ICS, LABA y LTRA
ayudaran a tener una mejor calidad de vida de nuestro paciente y eliminando esta
enfermedad crónica no transmisible.
• Otros dos grupos fármacos que me parecieron muy interesantes son los anticuerpos
específicos contra determinados mediadores de la cascada inflamatoria del asma, aquellos
que como estuve leyendo tienen un gran tiempo de duración en el organismo entre 2-4
semanas y son muy útiles también en el control del asma crónica, teniendo pocos efectos
adversos y siendo bien tolerados.
CONCLUSIONES
1. El asma, por su elevada prevalencia y cronicidad, es un problema de salud a nivel mundial,
cuyo abordaje terapéutico es, en ocasiones, difícil, no consiguiendo alcanzar el control
adecuado de la enfermedad.
2. El asma infantil presenta un gran número de factores que pueden predisponer al desarrollo
de esta enfermedad, unos claramente establecidos con una firme relación causa efecto, y
otros que no han sido evidenciados claramente y cuya evidencia científica en la literatura
es bastante heterogénea.
3. En sus manifestaciones clínicas debemos de tener en cuenta los signos más importantes
como la tos, sibilancias, disnea y con los factores si estos síntomas tienen un predomino
nocturno o si se relacionan con la actividad física, es de mucha utilidad para hacer un
diagnóstico diferencial.
4. Su diagnóstico es principalmente clínico basándose en los síntomas crónicos o
intermitentes sugestivos, junto con exploración física compatible sugiere su presencia y
dependiendo de la edad del paciente este varía tomando más en cuenta las sibilancias y la
sospecha clínica por espirometría forzada.
5. El tratamiento dependerá de la gravedad en que se encuentre el paciente y en base a esto se
aplicará un tratamiento para el alivio rápido de los síntomas con los SABA, anticolinérgicos
y teofilinas (aunque actualmente casi no se usan), y en cuyo caso los síntomas persistan se
tratará con los fármacos de manteniendo como los ICS, LABA y LTRA. Y la inmunoterapia
puede mejorar la calidad de vida y reducir la necesidad de medicación para el asma en
pacientes adecuadamente seleccionados mediante un estudio que de muestre la relevancia
clínica de algún alérgeno.
6. La educación terapéutica es un pilar básico del tratamiento del asma. Todos los
profesionales que tratan a pacientes con asma han de estar implicados en la educación de
esta enfermedad. Es un proceso interactivo y adaptado a cada caso, con el objetivo de
mejorar el control del asma y la calidad de vida del paciente y su familia.
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