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El Goel University

Interprete De Las Sagradas Escrituras

Noética Bíblica

Tema 1. Pasos Para Desarrollar un Ensayo Exegético

Tema 2. Ensayo Exegético De San Juan Capitulo 3 Versículo 16

Maestro

Daniel Barrero Sarabia

Estudiantes

Castro Diaz Álvaro


Márquez Núñez Jaqueline
Martínez Martínez Colombia

2023
Para iniciar este escrito, debemos dar solución y esclarecer un interrogante el cual
desenvuelve el temario y la relacion del texto con el sentido de lo que quiere transmitir el
autor a sus oyentes y actuales lectores, en este sentido, a lo largo del ensayo se pretende
esclarecer y abordar puntos específicos como, ¿Quién es el autor del este evangelio? ¿Cuál
es el ambiente en el que se desenvuelve este pasaje? ¿A quien se le escribió este evangelio?
¿Cuál es el sentido y propósito de este evangelio? ¿Cuál es el tema reflejado en este pasaje
del evangelio?
El propósito de Juan al escribir este libro era la persuasión a los demás a que crean que
Jesús es el Cristo, el hijo de Dios y para que creyendo tengan vida en su nombre.
El tema o interés principal de este libro es mostrar a Jesús como el hijo de Dios, la
expiación o sacrificio de Cristo en la cruz, la vida eterna, la necesidad de nacer de nuevo, el
Espíritu Santo, la importancia de amar a los demás y de creer en el salvador; es un libro
fácil de comprender
El pasaje tiene el énfasis establecido del propósito de Cristo en la tierra; habla que Jesús fue
el regalo en propiciación para que los pecados del mundo fueran perdonados y justificados,
este pasaje relata que por tanto amor que Dios tiene por la humanidad, entregó a su
unigénito para que cada persona no se perdiera en la condenación eterna, más tuviera la
salvación por medio de su fe, es por medio de la fe que se puede aceptar esa salvación que
el cordero Jesucristo hizo o se puede rechazar y perder la salvación; el que no ha creído en
el salvador, se declara condenado, más el que por fe cree, alcanza la promesa de salvación.
La luz (Cristo) vino al mundo para alumbrar al mundo, pero las personas amaron más las
tinieblas (el pecado) porque su andar es pecaminoso, por tanto, no quieren que por medio
de la luz sus obras y su actuar sea reprendido.
Este límite encierra el propósito de nuestro señor Jesús en la tierra, marca el principio de su
propósito y el principio de la salvación a las almas que crean por medio de la fe, por tal
manera que Cristo llegó al mundo, así la salvación llegó a la humanidad.
Encontramos que el significado de este pasaje es que por razón del amor de Dios, es que
dio a su unigénito, por causa del amor a la humanidad es que entregó en sacrificio a su
único hijo, para dar la salvación al mundo; más sin embargo, esta salvación no se efectuaría
si no hay fe, si el mundo no puede creer, entonces esa promesa de salvación no se puede
alcanzar, ya que la clave para alcanzar la salvación es por medio de creer que Cristo Jesús
es el hijo de Dios y el salvador del mundo, en este sentido, Cristo murió para que la
humanidad no se perdiera en la condenación eterna, sino que alcanzara la salvación eterna
en el reno de los cielos, por esto, el que no cree en Jesucristo ha rechazado la salvación y su
recompensa es la perdición, pero el que cree ha renunciado a la condenación y aceptado la
salvación.

1. Jesús a sus discípulos después de su muerte San Juan capítulo 21 versículo 1 al 24;
Después de esto, Jesús se manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de
Tiberias; y se manifestó de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás
llamado el Dídimo, Natanael el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros
dos de sus discípulos.
Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”.
Cuando ya iba amaneciendo, se presentó Jesús en la playa; más los discípulos no sabían que
era Jesús.
Le respondieron: No. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca, y hallaréis.
Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor!
Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de
ella), y se echó al mar.
Y los otros discípulos vinieron con la barca, arrastrando la red de peces, pues no distaban
de tierra sino como doscientos codos.
Jesús les dijo: Traed de los peces que acabáis de pescar.
Subió Simón Pedro, y sacó la red a tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y
aun siendo tantos, la red no se rompió.
Les dijo Jesús: Venid, comed.
sabiendo que era el Señor.
Vino, pues, Jesús, y tomó el pan y les dio, y asimismo del pescado.
Esta era ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber
resucitado de los muertos.
Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más
que estos?
Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo.
Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?
Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo.
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas?
Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas?
y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo.
Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de glorificar a Dios.
Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la
cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de
entregar?
Cuando Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor, ¿y qué de este?
Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?
Este dicho se extendió entonces entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría.
Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué
a ti?; Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en
él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en
el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y
los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo
aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean
reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus
obras son hechas en Dios.
El infinito amor de Dios se manifestó de una forma infinitamente gloriosa. Este es el tema
del texto de oro que se ha hecho tan querido a los hijos de Dios. Este versículo arroja luz
sobre los siguientes aspectos de dicho amor:
Cuando Juan dice “Porque de tal manera” se está llegando a una conclusión de lo que venía
hablando Jesús anteriormente, o sea este es el resumen del contexto de este versículo desde
Juan 3:1 al 3:12, como sabemos la lección comienza con la visita de Nicodemo de noche y
por todo lo antes dicho Juan dice: “Porque…” podemos decir llega a esta conclusión.
Quiere decir en resumidas cuenta y nos demuestra:
1. Su autor (Dios)
2. Su objeto (el mundo)
3. Su don (el Hijo, el unigénito)
4. Su propósito (que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna).
La conjunción «porque» establece una relación que no es casual entre este versículo y el
anterior. El hecho de que sólo por medio de Cristo se puede obtener la vida eterna (véase
versículo 15), se ve claramente en que le plació a Dios conceder este supremo don
solamente a los que ponen su confianza en él.
«De tal manera amó”. El aoristo ἠγάπησεν) muestra que el amor de Dios en acción, el cual
se remonta hasta la eternidad y fructifica en Belén y en el Calvario, se considera como un
hecho grande, central y único. Aquel amor era rico y verdadero, lleno de comprensión.
De tal manera amó Dios (en el original lleva el artículo: ὁ θεός, tal como en 1:1 donde,
como dijimos, se indica al Padre). Para obtener una idea de la deidad, nunca se debe
sustraer del concepto popular tantos atributos como sean posibles hasta que literalmente no
quede nada. Dios es plenitud de vida y plenitud de amor. Tómense todas las virtudes
humanas; eléveselas entonces al infinito, y se percibirá que por muy grande y gloriosa que
sea la imagen total que se forme en la mente, no será más que una mera sombra del amor y
la vida que existen eternamente en el corazón de Aquel cuyo mismo nombre es amor. Y el
amor de Dios siempre precede a nuestro amor (1 Jn. 4:9, 10, 19; cf. Ro. 5:8–10), y lo hace
posible.
Las palabras “todo aquel que en él cree” indican claramente que no se refiere a aves y
plantas sino a la humanidad. Aquí, sin embargo, no se entiende a la humanidad como el
reino del mal, que está en rebeldía y abierta hostilidad contra Dios y Cristo ya que Dios no
ama el mal.
Tal como aquí se usa, el término mundo significa la humanidad que, aunque cargada de
pecado, sujeta al juicio, y necesitada de salvación (véase versículo 16b y 17), sigue siendo
objeto del cuidado de Dios. La imagen de Dios se refleja todavía, hasta cierto punto, en los
hijos de los hombres. La humanidad es como un espejo. Originalmente este espejo era muy
hermoso, una obra de arte. Pero, sin ninguna culpa del Hacedor, ha quedado horriblemente
manchado. Su creador, no obstante, aún reconoce su propia obra que dio a su Hijo, el
unigénito”. El original dice literalmente: “que, a su Hijo, el unigénito, dio”. Todo el énfasis
recae en la asombrosa grandeza del don; por esa razón, en esta cláusula el complemento
directo precede al verbo. El verbo dio se debe tomar en el sentido de, dio para morir como
ofrenda por el pecado.
Ese es el propósito de Dios. para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna”. Dios no ha dejado a la humanidad abandonada. Amó al mundo de tal forma que dio
a su Hijo, al unigénito, con este propósito: que los que lo reciben con confianza y fe
permanentes tengan vida eterna. Aunque el evangelio es anunciado a hombres de toda tribu
y nación, no todo el que lo oye cree en el Hijo. Pero todo aquel que cree—sea judío o gentil
—tiene vida eterna.
Las palabras “no se pierda” no significan simplemente: no pierda la existencia física; ni
tampoco quieren decir: no sea aniquilado. Como indica el contexto (versículo 17), la
perdición de que habla este versículo se refiere a la condenación eterna de que ellos que no
caminen con cristo.
“más tenga vida eterna”. (Sobre el significado de vida véase 1:4). La vida que pertenece al
futuro, al reino de la gloria, pasa a ser posesión del creyente aquí y ahora; es decir, en
principio. Esta vida es salvación, y se manifiesta en la comunión con Dios en Cristo en la
participación del amor de Dios de su paz y de su gozo. El adjetivo eterno (αἰώνιος) aparece
17 veces en el cuarto Evangelio, y 6 veces en 1 Juan, siempre acompañando al sustantivo
vida. Indica, como ya hemos hecho notar, una vida que es diferente en calidad de la vida
que caracteriza a esta era presente.
Para recibir esa vida eterna se debe creer en el unigénito Hijo de Dios. Pero es importante
darse cuenta de que Jesús menciona la necesidad de la regeneración antes de hablar acerca
de la fe con 3:12, 14–16). La obra de Dios dentro del alma siempre precede a la obra de
Dios en el alma (véase especialmente 6:44). Y puesto que la fe es, por consiguiente, el don
de Dios (no sólo para Pablo, Ef. 2:8, sino también en el cuarto Evangelio), su fruto, la vida
eterna, es también el don de Dios (10:28). Dios dio a su Hijo; Dios nos da la fe para aceptar
al Hijo; y él nos da la vida eterna como recompensa de esa fe.
¿Cómo es el amor de Dios? ¿Cómo nos ha amado? ¿Qué tan grande es su Dios? ¿De qué
manera nos ama?
La respuesta es: Dios es el amor, sin Él no habría amor de parte de nadie, ya que este es uno
de los atributos comunicables de Dios, el poco amor que nosotros tenemos es solo un eco o
reflejo del amor de Dios.
Es el mismo Dios que por su amor se encarnó para darnos el regalo más grande que
podemos tener en la vida y la salvación.
“Mundo”. Esto subraya la grandeza de este amor, que es capaz de abrazar al mundo entero,
es decir la totalidad de la raza humana. No hay persona que quede fuera del alcance del
amor de Dios por más bajo que haya caído. Es cierto que somos indignos de un amor así,
pero Dios abre la puerta de la salvación a todos los hombres por igual. Este amor no hace
distinción de persona; “porque no hay acepción de persona para con Dios” (Ro 2:11). Toda
la humanidad sin distinción está incluida en este amor.
Por ejemplo, Nicodemo no estaba más cerca por ser judío, ni los samaritanos o gentiles
estaban más lejos por causa del pueblo al que pertenecían. Este amor de Dios ha derribado
la pared de separación entre judíos y gentiles, de modo que todo el mundo tiene acceso por
igual.
Por esta razón no podemos estar de acuerdo con algunos teólogos evangélicos que afirman
que Dios solo amo a un grupo de elegidos. La biblia afirma que Dios amo “al mundo “y
entrego a su hijo para todos los hombres pudieran ser salvos (2 Co 5 :19) (1 Ti 2: 3-4).
Tristemente no todos se benefician de su muerte, sino solo los que creen en él, pero
potencialmente hay poder en el para la salvación de todos.
Tampoco podemos aceptar la teología católica que le atribuye a María un amor más tierno
que el del mismo hijo de Dios, llegando al punto de afirmar que es por sus suplicas y por la
intercesión que ella realiza en virtud de su maternidad, que el hijo y el padre son movidos a
compasión.
Creemos que todo esto es un grave error, puesto que tal como estamos viendo en este
pasaje, es de Dios de donde surge este amor hacia la humanidad perdida. No olvidemos que
María era también una mujer pecadora, como el resto de la humanidad, y que necesito del
amor y la gracia de Dios para salvación, algo que ella misma no tuvo ningún inconveniente
en reconocer y que supuesto agradeció. El amor solo puede ser conocido en base a las
acciones que produce. El amor que solo consiste en palabras no es verdadero amor (1 Juan
3:18). Pero aquí vemos que “Dios amo “y Dios dio”.
La grandeza del amor de Dios se puede apreciar en que ha entregado lo más valioso que
tenía a su propio hijo “Unigénito” subraya el carácter único de la relación eterna del hijo
con el padre. Observamos que siempre que la palabra habla de relación y el hijo lo hace en
los mismos términos: (COL 1:13) “Su amado hijo”.
Queda fuera de toda duda que se trata de un amor genuino porque solo le impulsaba el
interés hacia los otros, sin ningún pensamiento para sí mismo. Es un amor dispuesto a
entregarlo todo por el bien de las personas amada, sin calcular el precio de lo se entrega.
Y, por último, Dios entrego a su Hijo amado para salvar a sus enemigos, aquellos hijos
desobedientes que habíamos abandonado el hogar paterno en rebeldía y que con toda
justicia merecíamos el castigo eterno. Por supuesto ningún hombre en esta tierra haría algo
parecido por aquellos que le aborrecen, pero Dios es diferente a nosotros. Todo esto nos
debe llevar a reflexionar sobre la gravedad del pecado de los hombres. Tanto es así que
Dios tuvo que dar a su propio Hijo para salvar a toda la humanidad.

Para concluir, podemos encontrar que el apóstol Juan habla al pueblo judío acerca del
ministerio y propósito de Jesús en la tierra, él hace referencia a que en el pasaje
encontramos 3 ámbitos en el que se desarrolla este pasaje los cuales son
 El que dador de la salvación
 El camino a la salvación
 El salvado/no salvado
El apóstol Juan habla al pueblo para enseñarles que Cristo fu enviado como ese camino
para la salvación que nuestro Padre nos ha regalado en su misericordia, pero para que la
humanidad logre adquirir esa salvación debe creer en Jesus, pues el que cree que Cristo no
ha sido condenado, mas el que no cree por su incredulidad se ha condenado.
Debemos darnos cuenta de que, si Dios hizo esto por nosotros, es imposible que Dios en
nuestras vidas nos abandone y no nos dé lo que nosotros le pidamos, porque el amor que
siente Dios por nosotros sus hijos son demasiado grandes por eso no podemos dudar de lo
que Dios pueda hacer en nuestras vidas.
Pero debemos tener fe que así será porque la fe es la que activa todo, debemos creerle a
Dios porque si fue capaz de dar a Jesucristo su hijo para salvarnos Dios es capaz de todos
por nosotros, así como lo leemos en este bosquejo de juan 3:16, así que pidamos y creamos
que Dios nos va a complacer en todo, pero a la medida de su voluntad porque la voluntad
de él es buena, agradable y perfecta.

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