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2020

Volveos a mí de todo corazón


Un llamado a la Visión de Cuerpo
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo

Buenas tardes,

Dios bendiga a todos los ministros y hermanos en Cristo a los


que llega esta señ al, un saludo a los pastores de la Junta
Directiva Internacional CONFESANA y a los directivos de
FESANA, al personal técnico de Goel Medios por su extenuante
trabajo con cada sesió n de transmisió n, a los consiervos que
hacen parte de la Escuela Ministerial y a todos mis compañ eros
del Ministerio El Goel: Vidas transformadas para cumplir el
propó sito de Dios.

Al estar en la direcció n operativa de este I Congreso


Internacional de Sana Doctrina, haciendo los cambios de cá mara 1
y escuchando de primera mano a los expositores que me han
antecedido, notando la manera como Dios los ha venido usando,
siento que el está ndar y la calidad del mensaje se hace má s
exigente, mientras que uno se empequeñ ece frente al reto.
Enhorabuena sucede tal temor y temblor frente a la
responsabilidad de ser instrumento en las manos del Espíritu
Santo, porque la ú nica salida que corresponde ante tal
encrucijada es la de abandonarse completamente en las manos
de Cristo, para que É l sea glorificado.

Dejando claro este aspecto previo a la exposició n de la Palabra,


es bueno advertir que la proclamació n del mensaje debe hacerse
desde la exegesis bíblica. Predicar es comunicar la correcta
interpretació n de las Escrituras a los oídos de aquellos que
anhelan alimento espiritual, hacerlo bajo la guía del Espíritu
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
Santo y viviendo en el Rhema que se trae, conseguido en horas
incesante de oració n y batalla espiritual. No se trata de una
informació n intencional y bien documentada que cumpla con el
lleno de una formalidad cultica.

Me dirijo a todos ustedes en lo que será por la envergadura de la


Palabra que se me ha confiado en uno de los mensajes má s
importante de los cuales haya sido usado como mensajero, no
tanto por el marco del evento en que se expone sino por el
contenido y la apremiante necesidad que se profetice su Palabra
para direcció n del Pueblo de Dios en toda Latinoamérica.

A Dios le plugo como título de esta disertació n Volveos a mí de


todo corazón: Un llamado a la Visión de Cuerpo, y quisiera 2
explicar la razó n de esta Palabra que Dios me ha dado para que
sea impartida en el marco de esta convocatoria santa. Cuando se
habla de volver, el cual es un verbo con muchas ocurrencias en
las Sagradas Escrituras, se señ ala, casi siempre en su forma
imperativa, la orden o el ruego con el que se solicita que alguien
se regrese. Lo que sugiere de manera inmediata que ese alguien
ha abandonado una posició n anterior u original, sea cual sea la
razó n o motivo por el que lo haya hecho, se le está pidiendo que
rectifique su rumbo. Es esta la bella metá fora que usa Jeremías
6: 16
“Así dijo Jehová: Paraos1 en los caminos, y mirad2, y preguntad3 por las sendas antiguas,
cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma...”

1
El verbo que se traduce parar es el hebreo ‫( עָמַ ד‬amad) que significa “tomar posición”.
2
Proviene de la traducción de la palabra hebrea ‫( ָרָאה‬ra´ah) que significa “tener cuidado”.
3
Luego, viene el segundo verbo que deviene del vocablo ‫( ָׁשַאל‬sha´al) que significa “inquirir o examinar”.
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
Un caminante se ha extraviado y se le pide que se detenga, que
no siga en esa direcció n, que debe luego a esa advertencia que
recibe tomar una posición. Debe ser cuidadoso en lo que vaya
hacer porque hay incertidumbre en el camino equivocado que se
sigue. Hay que cerciorarse hacia donde se dirige. El que no
sabe para dó nde va cualquier autobú s le sirve. No se ha de
preguntar con sencillez, sino cotejar con á nimo de evaluar la
respuesta, o mucho mejor sería decir investigar, palabra de
origen latino que significa hallar una huella o vestigio.

Volver4 es un llamado que nunca en la Biblia ha tenido una


perspectiva meramente individual, su á mbito de convocatoria se
amplía a todo el pueblo. Es ante todo un llamado al
arrepentimiento y a la restauració n de toda una generació n.
Siempre que Dios llamó a Israel a volverse a É l por intermedio 3
de los profetas del Antiguo Testamento, lo que quiso fue que la
nació n entera reasumiera nuevamente los compromisos del
pacto sinaítico. Este pacto, amén de los pormenores histó ricos y
teoló gicos que le son relevantes, avizora el establecimiento de
Israel como un Cuerpo y su futuro glorioso como reino de
sacerdotes en una Visió n de Cuerpo.

Es decir, cada vez que Dios levantaba un profeta 5 en medio de


Israel, lo hacía para que Su pueblo reasumiera la visió n de
cuerpo. De hecho, el mensaje profético, en el cual este llamado se
4
Hapak volver, dar vueltas, rodear, evadir, cambiar, transformar. Un segundo énfasis de Sabab es la rodear,
circunvalar o proseguir u organizar en un círculo. Un tercer uso del verbo es cambiar de dirección
5
El verdadero profeta era una persona que conocía a Dios en una experiencia inmediata, de que la estaba
ineludiblemente obligado a decir la Palabra que le había sido revelada por inspiración, que discernía la vida
de los hombres a la luz de su Visión Divina, y que ponía los problemas espirituales de la existencia en la
atención de sus oyentes desafiándolos a responder a las normas divinas de espiritualidad por medio de
actos de purificación y renovación de la vida.
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
entona ha tenido como destinatario siempre lo colectivo o a lo
menos conexió n con ello. De ahí que la profecía en el Nuevo
Testamento herede, que quien habla bajo esa autoridad lo hace
para edificació n de la Iglesia6.

El propó sito de este mensaje se inserta en el conjunto de


exhortaciones que histó ricamente Dios ha dado a Su pueblo para
reconvenirlo, para llamarlo al arrepentimiento, para volverlo
hacia É l, para que se vuelve hacia la Visió n de Cuerpo. La Visió n
de Cuerpo se encuentra circunscrita a una compleja red de
relaciones: 1) La relació n que cada creyente posee con Dios; 2)
La relació n que hay entre los creyentes; 3) La relació n que el
Cuerpo tiene con Dios. Las dos primeras determinan la ú ltima.

La Visió n de Cuerpo no inicia con un llamado individual, no es 4


una construcció n que parte de un hombre o ministerio en
concreto. La Visió n de Cuerpo hace referencia al Plan Universal
de Salvació n, es el desarrollo y manifestació n del misterio de la
piedad en la persona de Cristo. Es como Cristo prepara un
Pueblo para que sea su esposa. Esta Visió n de Cuerpo es la
manera como la revelació n progresiva de Dios se ha
desarrollado desde lo histó rico-profético hasta lo redentivo-
escatoló gico, en cuya transversalidad se haya Cristo, quien es el
fundamento, razó n de ser y causa eficiente de la misma.

Con esta introducció n se recaban tres aspectos importantes que


marcan los criterios objetivos de este mensaje. La Visió n de
Cuerpo se basa en la revelació n progresiva de Dios que se
encarna en la persona de Cristo, en su muerte, resurrecció n y su
6
El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 1 Corintios
14: 4
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
parusía o venida. Por lo que los criterios de direccionamiento de
la Visió n de Cuerpo se hallan en:

1) Un aspecto histórico-profético: La Visió n de Cuerpo hunde


sus raíces en la historia de Israel, en sus éxitos y fracasos, que es
una manera de comprender nuestras realidades presentes. De
ahí que el mensaje de los profetas del Antiguo Testamento tenga
un enorme peso en la exposició n y defensa de la Sana Doctrina. 7
Todo el mensaje profético veterotestamentario apuntaba a la
persona de Cristo y es el punto que conecta a Cristo con los
acontecimientos de la Escatología, ya que la Escatología es el
mensaje profético que se aguarda en su cumplimiento.

2) Un aspecto redentivo-escatológico: La persona y obra de


Cristo que resulta en la redenció n del hombre, la nueva creació n
y la conformació n de la Iglesia neotestamentaria, cumplen a
cabalidad esa primera instancia del mensaje profético, pero 5
proyecta en el horizonte del cristianismo la esperanza de la
salvació n, de la gloria y de la vida eterna. Es que aguardamos la
culminació n del Plan Universal de Salvació n. El cumplimiento de
todos los acontecimientos finales: la redenció n corporal, el
tribunal de Cristo, las bodas del cordero, la gran tribulació n, el
milenio hasta que se haya redimido completamente la creació n
con un cielo y una tierra nueva.

3)Un aspecto totalmente cristológico-corporativo


(incorporativo): La Visió n de Cuerpo es totalmente cristoló gica.
No se puede salir de ahí. Cristo es el Evangelio. El testimonio de

7
Aunque el punto de vista popular vigente desde en el siglo séptimo A.C distingue al verdadero al verdadero
profeta del falso sobre la base del cumplimiento o no de sus predicciones, está actitud solamente constituía
una inversión de la situación según resultará finalmente, y no un criterio absoluto de verdad o falsedad
como tal. El cumplimiento de las profecías era solamente un elemento importante en la validación de un
profeta genuino, y en algunos casos ni siquiera era considerado un ingrediente esencial. De una importancia
mucho mayor era el contenido moral y religioso del discurso profético, y su habilidad para hacer que sus
oyentes recordasen las obligaciones del Pacto. La verdad pertenecía al contenido, donde solo podía ser
probado para demostrar que era la palabra verdadera de Dios
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
Jesú s es el espíritu de la Profecía8. Todo por É l fue hecho9. Toda
la vida y existir del creyente es de Cristo, con Cristo, para Cristo
y a Cristo10. Y lo que Cristo formó en la tierra fue un Cuerpo
(corporativo) para hacerlo participante de la naturaleza divina.

Les vuelvo a recordar el título del mensaje para que no pierdan


de vista lo que se pretende con el mismo “Volveos a mí de todo
corazón, un llamado a la Visión de Cuerpo”. Ahora bien,
quizá s para algunos de ustedes que se han acostumbrados a un
cierto estilo de mensaje, les quiero hacer una advertencia de
parte del Señ or, todos nosotros seremos juzgados por esta
Palabra que Dios ha traído a ustedes. Este mensaje es primero
para todos nosotros los ministros y sacerdotes que por décadas
hemos construido una “doctrina de hombres” a la que llamaré de
ahora en adelante la “tradición evangélica”, porque no puedo
acometer el desafuero de designar a eso el nombre de Evangelio
como si esa liturgia y cultica lo fuera. El Evangelio es una Visió n 6
de Cuerpo y si no lo es, es entonces una tradició n de hombres
que han querido suplantar lo verdadero, son todos aquellos a los
que Dios no ha llamado, sino que ellos mismos lo han hecho.

Cuando analizamos el llamado de Dios a volvernos a el de todo


corazón es introducirnos a los métodos disuasivos y
disciplinarios que Dios realiza en el trato con los creyentes y con
el pueblo para hacer cumplir su propó sito; pero es también
asumir el compromiso de lograr una respuesta adecuada y
pertinente ante ese llamado. Desde esta ó ptica es que quiero
iniciar el mensaje que corresponde en esta y las demá s sesiones
por venir. Para lo cual vamos a dividir este seminario en los
siguientes temas que desarrollaremos en este orden, no sin
antes advertir que solo se desarrollará el primer numeral. Los
8
“Yo me postré a sus pies para adorarle. Y él me dijo: Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus
hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la
profecía”. Apocalipsis 19: 10.
9

10
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
puntos son: 1) Llamado a la restauració n de la relació n de cada
creyente con Dios. 2) Llamado a la restauració n de la relació n
entre los creyentes. 3) Llamado a la iglesia a volver a la Visió n de
Cuerpo.

En este ú nico tema que trataremos en el marco del I Congreso


Internacional de Sana Doctrina se quisiera dejar un esbozo
homilético que permita orientar la comprensió n y concatenació n
de los contenidos a desarrollar en este estudio. Así se hace
comprensible la necesidad de la limitació n de nuestro estudio al
tiempo que se tiene asignado en este evento y a la importancia
que se realice a un ritmo manejable para todos.

El llamado a “volvernos a Dios de todo corazón”, que es el


tema de este Congreso, reviste en este primer punto una
importancia trascendental ya que sin rodeos apunta al problema
u obstá culo fundamental que tiene la acció n de volver que nos 7
ordena Dios: el corazó n. ¿Qué es volvernos a Dios de todo
corazó n? ¿Podemos acaso volvernos a Dios sin tener empeñ ado
en ello todo el corazó n? ¿Nos podríamos estar engañ á ndonos a
nosotros mismos creyendo que estamos bien, cuando no es así?
¿Có mo podríamos no ser sinceros con nosotros mismos? ¿El
corazó n puede estar detrá s de todo esto? ¿Quién nos podría
hacer entender el corazó n? ¿Có mo podríamos cambiar el
corazó n? ¿Que necesitamos para hacerlo?

Volveos a la reprensión
Este llamado se inicia con una reprensió n. Así se evidencia desde
la literatura sapiencial del libro de los Proverbios, en el marco
de aquella sabiduría de lo alto que el hombre desprecia. El texto
dice:
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo

“Volveos a mi reprensión; He aquí yo derramaré mi Espíritu sobre vosotros, y os haré saber


mis palabras” Proverbios 1: 23

La reprensió n que se habría de hacer sería la falta de la


bú squeda del rostro de Dios. Existe en la actualidad una falta
manifiesta de espiritualidad en el ministerio. Lo siento en mi
propio caso y lo veo en otros. Temo que la condició n de nuestra
mente sea demasiado artificiosa, mezquina e intrigante. Nos
preocupamos má s de lo debido en complacer los gustos de un
hombre y los prejuicios de otro. El ministerio es sublime y puro
y debe encontrar en nosotros há bitos sencillos de espíritu y una
indiferencia santa, pero humilde para todas las consecuencias. El
defecto principal en los ministros cristianos es la falta de há bitos
devocionales.

Nunca ha habido una necesidad má s urgente de hombres y 8


mujeres consagrada, pero aú n má s imperativa es la demanda de
predicadores santos y devotos de Dios. Nuestras actuales
circunstancias evidencian claramente un rá pido crecimiento de
la manifestació n del misterio de la iniquidad y del pró ximo fin de
los principios de dolores. El mundo se está introduciendo a un
caos que avizora lo tan confundida y trastornada que estará la
humanidad en el momento de la gran tribulació n. El panorama
no puede ser má s claro. Vivimos en el momento propicio para
que cualquiera que se haya extraviado en el camino se detenga y
pregunte por las Sendas Antiguas. Tenemos el momento
propicio para llenar nuestra vasija de aceite, esperando a
nuestro amado. Es el tiempo para que todos atendamos el
llamado de Dios que nos alienta a los ideales má s elevados del
Espíritu.
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
El aislamiento social preventivo que se ha vivido en ocasió n a la
pandemia del COVID-19, ha cerrado las puertas de los templos.
Lo que ha dividido la opinió n de los ministros; hay quienes
consideran las medidas sanitarias como un atropello a sus
derechos constitucionales de libertad de culto y conciencia,
señ alando a su vez que estamos frente a una injerencia ilegítima
del Estado en los asuntos de la Iglesia. Otros, en cambio, asienten
como una medida de precaució n que acatan por sometimiento a
las autoridades, una característica bien conocida del pueblo
evangélico, en general. Estos dos aná lisis de la situació n, sin
entrar a valorar sus argumentos, no contienen el discernimiento
espiritual que subyace al contexto de lo que acontece en su
totalidad y mimetiza lo que realmente sucede.

Esta crisis sanitaria presenta una amenaza contra el valor


jurídico y natural má s sagrado para la humanidad, como es la 9
vida. Ha provocado una verdadera catá strofe econó mica sin
precedentes para la humanidad. Ha hecho añ icos las décadas en
alza de la globalizació n, porque cada país del mundo ha cerrado
sus fronteras en un esfuerzo por proteger a sus ciudadanos, ya el
mundo no es una aldea, cada país se ha hecho una tienda de
campañ a. La economía se encuentra en una verdadera depresió n
econó mica má s lamentable que la que se vivió en 1929. Y como
es obvio ningú n segmento de la sociedad ha escapado de esto, y
eso incluye a las iglesias cristianas evangélicas que se han visto
afectadas tanto como el comercio, la academia, la vida lú dica y
social de los ciudadanos.

Pero ¿Qué es lo que debemos nosotros discernir en medio de


todo lo que está aconteciendo? ¿Qué es aquello que no estamos
identificando, ni mucho menos entendiendo? Discernir los
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Un llamado a la Visión de Cuerpo
tiempos y saber lo que hay que hacer es una virtud de las
personas maduras, que de la mano con Cristo se han hecho
sabias en su peregrinaje. Toda crisis tiene la capacidad de
mostrar lo que hay dentro de los corazones de las personas. Lo
que se está revelando con esta crisis es la verdadera manera de
ser de los individuos que actú an guiados por el contenido de lo
que ellos han cultivado en sus corazones. Así que todo el
sacerdocio ha quedado expuesto. Se ha podido observar el
temple de las iglesias y de sus miembros. Algunos simplemente
se han tomado arbitrarias vacaciones. Otros, los má s carnales se
han jubilado.

Los acontecimientos revisados desde la ó ptica espiritual nos


muestran que el Cuerpo de Cristo todavía sigue trabajando todos
los días con los medios tecnoló gicos a su disposició n. Aunque los
templos no se abran, hay verdaderos creyentes que han 10
retomado, con la direcció n de sus fieles y dedicados pastores, el
altar familiar y el culto en casa. Se ha demostrado lo que ya antes
había comprendido el profeta Jeremías, dado que los elementos
temporales de la religió n hebrea pronto iban a ser destruidos en
su mayor parte, la necesidad vital para la implementació n de la
supervivencia de la esperanza era que la ley divina fuese
esculpida en los corazones humanos y no quedase só lo en tablas
de piedra.

Có mo en los tiempos de Jeremías, el templo hoy no significa


nada. Solo el vestigio nostá lgico de los que anhelan volver a las
cuatro paredes. Pero lo que se ha hecho evidente es el reclamo
profético de la devoció n y la piedad personal, que se lleva en el
corazó n, como el verdadero lugar en donde ocurre lo cultico
bajo el nuevo pacto. Nuestro cuerpo es templo del Espíritu
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Santo. Los que hoy vociferan Templo, Templo de Jehová
deberían entender, de una vez por todas, que la Iglesia jamá s se
ha cerrado. La iglesia se adapta a sus circunstancias, sin
renunciar a sus principios. De la mano y de la guía del Espíritu
Santo nos hemos vuelto militantes de toda tecnología posible
para que la Palabra de Dios corra y sea glorificada.

Si hay una palabra profética actual en nuestros días es la del


libro de Jeremías. No es decir demasiado el afirmar que las ideas
posteriores de una fe personal tienen su origen en la vida y
enseñ anza de Jeremías. É l era consciente de la larga historia de
infidelidad y apostasía que había caracterizado la vida religiosa
de Israel. Debido a ellos la nació n había sido reprendida
repetidas veces por Dios a través de los profetas, y había sufrido
diversas formas de aflicció n, pero todo ello sin lograr su
propó sito. A causa de esos repetidos actos de rebelió n, los 11
israelitas iban a sufrir el exilio como castigo, pero aun en esta
experiencia calamitosa el fiel sería sostenido por la promesa de
un Nuevo Pacto que iba a establecer con la casa de Israel y la
casa de Judá .

Jeremías fue especialmente enérgico en su condenació n de la


conducta inmoral, que en su tiempo era un hecho concomitante
con la idolatría. Al denunciar estas violaciones del ideal del
Pacto, estuvo pronto a señ alar que los sacerdotes y profetas
descuidaron las demandas morales de su llamamiento y que su
delito estaba apresurando de hecho la ruina de la nació n.
Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron mentira, y los
sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis
cuando llegue el fin? Jeremías 5: 30-31
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y
desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. Y curan la herida de mi pueblo
con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. Jeremías 6: 13-14

Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los profetas en mi nombre; no los envié,
ni les mandé, ni les hablé; visión mentirosa, adivinación, vanidad y engaño de su corazón
os profetizan. Jeremías 14: 14

En un tiempo en que el punto de vista popular de la religió n


daba estimació n solamente a los actos rituales exigidos por la
tradició n cú ltica, Jeremías enfatizó que se podía engendrar una
verdadera obediencia a Dios en forma enteramente
independiente al templo. Sobre tal base, el sello de su concepto
de fe personal era la exaltació n de una espiritualidad verdadera,
sincera y de corazó n por encima de las ritualidades
ceremoniales. En ese sentido aplicó resueltamente este principio
a temas tales como la reverencia al Arca del Pacto, las tablas de
12
la ley, la señ al de la circuncisió n, el sistema de sacrificios, y otros
materiales adjuntos de la religió n israelita.

¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo hecho muchas abominaciones?


¿Crees que los sacrificios y las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el
castigo? ¿Puedes gloriarte de eso? Jeremías 11:15

Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan holocausto y ofrenda no lo


aceptaré, sino que los consumiré con espada, con hambre y con pestilencia. Jeremías
14: 14

Para Jeremías el ú nico remedio para el pecado de la nació n


estaba en el arrepentimiento sincero seguido de una vida de
obediencia a la voluntad divina.

“No fieis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo
de Jehová es éste. Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si
con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero,
Volveos a mí de todo corazón
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al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en
pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a
vuestros padres para siempre.” Jeremías 7:4-7

Las circunstancias no pueden ser má s semejantes que la actual


situació n de la Iglesia. Mientras muchos quieren volver a sus
servicios fríos y muertos, a sus escenografías donde no se
imparte la vida del espíritu, donde no se encuentra el mensaje
de la cruz. En el que no se predica en contra del pecado. Donde la
esperanza que se enseñ a es la de cambiar de estrato social y no
de la gloria venidera que en nosotros ha de derramarse.

Aproveche hoy esta oportunidad, esta salida propicia que Dios le


otorga para salir de su atolladero espiritual. Satá n mantiene su
dominio y gobierno del mundo y se afana para que se desarrolle
el misterio de la iniquidad. Nuestra devoció n debe hacer mejor
la Obra de Dios, presentar sus modelos má s asertivos y 13
perfectos. Por todos los medios los santos deben inspirarse en
los ideales má s elevados y en las má s grandes posibilidades por
el Espíritu.

Pablo vivió sobre sus rodillas para que la iglesia de É feso


pudiera comprender la altura, la anchura y la profundidad de
una santidad inconmensurable, para que fuera llena "de toda la
plenitud de Dios". Epafras se entregó encarecidamente en sus
oraciones, para que los de la iglesia de Colosas pudieran estar
"firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. En
todas partes, en los tiempos apostó licos, se tenía el intenso
anhelo de que todo el pueblo de Dios pudiera llegar a la "Unidad
de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varó n perfecto,
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". Ningú n
premio se les entregaba a los enanos espirituales, tampoco se
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Un llamado a la Visión de Cuerpo
fomentaba la niñ ez retardada, se corregía cualquier tara. Los
bebes tenían que crecer; los ancianos, lejos de mostrarse débiles
y enfermizos, fructificarían en la vejez, porque no hay unas
personas má s hermosas que los hombre y mujeres santos y
escogidos de Dios.

Ninguna cantidad de dinero, genio o cultura puede hacer


progresar el reino de Dios. La santidad revitaliza el alma y el
cuerpo, hace arder a todo el ser del hombre con amor, con deseo
de má s fe, má s oració n, má s celo, má s consagració n, éste en el
secreto del poder. Hombres así necesitamos, que sean la
encarnació n de una devoció n encendida por Cristo. Cuando
faltan, el avance de Dios se estaciona, su causa se debilita y su
nombre desmerece. El genio, la posició n, la dignidad, el rango, el
cargo, los nombres privilegiados, las jerarquías eclesiá sticas no
pueden mover el Arca y menos en un carro nuevo. 14

El carro de fuego de Dios só lo pueden empujarlo las fuerzas


ígneas (fuego) de la devoció n. Un espíritu encendido por Dios
para hacer arder las almas. Nada terrenal, mundano, egoísta,
abatió en lo má s mínimo la intensidad de la fuerza y la llama que
impele y consume todo. La oració n es la creadora y el canal de la
devoció n. El espíritu de devoció n es la oració n. La oració n y la
devoció n está n unidas como el alma y el cuerpo, como la vida y
el corazó n. No hay verdadera oració n sin devoció n, ni devoció n
sin oració n. El predicador debe estar rendido a Dios en la
devoció n má s santa. No es un profesional. Su ministerio no es
una profesió n, es una institució n divina, una devoció n divina.
Está consagrado a Dios. Sus propó sitos, sus aspiraciones y
ambiciones son e Dios y para Dios, y a fin de lograr esto la
oració n es tan esencial como el alimento para la vida.
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo

Nunca como en la actualidad ha necesitado la causa de Dios


perfectas ilustraciones de las posibilidades de la oració n. Ni las
épocas, ni las personas puedes ser ejemplos del poder del
evangelio, excepto que sean personas y épocas de profunda y
ferviente oració n. Sin ésta las generaciones tendrá n que escasos
modelos del poder divino y los corazones nunca se elevará n a las
alturas.

Un siglo puede ser mejor que el pasado, pero hay una distancia
infinita entre el mejoramiento de una época por la fuerza de la
civilizació n que avanza y su mejoramiento por el crecimiento en
santidad y en semejanza a Cristo por medio del Poder de la
Oració n. Los judíos fueron mucho mejores cuando vino Cristo
que en los tiempos anteriores al reino dividido. Pero fue también
la edad de oro de la religió n farisea. La edad de oro religiosa que 15
crucificó a Jesú s.

Nunca má s oració n y menos oració n; nunca má s sacrificios y


menos sacrificios; nunca menos idolatría y má s idolatría; nunca
má s devoció n por el templo y menos culto para Dios; nunca má s
servicio de labios y menos servicio del corazó n, nunca má s
asistencia a la iglesia y menos santidad.

La oració n desarrolla mi devoció n. La fuerza de la oració n hace


santos. Los caracteres santos se forman bajo el poder de la
oració n genuina (intimació n). Má s santos verdaderos significa
má s oració n; má s oració n significa má s santos verdaderos.

Volveos a la oración
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
No querer orar, entonces, es el pecado detrás del pecado. Y
termina en no poder orar. Ese es su castigo: tontería espiritual, o
al menos afasia, y hambre. No tomamos nuestro alimento
espiritual, por lo que vacilamos, disminuimos y morimos. "En el
sudor de tu frente comerá s tu pan". Se ha dicho que esto es
cierto tanto del trabajo físico como espiritual. Es cierto tanto de
la vida del pan como del pan de la vida.

Estamos tan egoístamente absortos en la respuesta de Dios a


nuestra petició n que olvidamos Su regalo de la oració n. Pero no
se trata simplemente de querer orar, sino de aceptar y usar
como voluntad de Dios el don y el poder de orar. En cada acto de
oració n ya hemos comenzado hacer la voluntad de Dios, por lo
cual, sobre todo, oramos. La oración dentro de toda oración es
"Hágase tu voluntad".

La oració n está volcando nuestra voluntad a Dios, ya sea por


16
rendició n o por impetració n. Cedemos a Su voluntad para
entregarnos incondicionalmente a É l. Por lo tanto nuestra vida
espiritual está por encima de todo lo demá s, ella nos involucra
hacia una invisibilidad (lo invisible es lo espiritual y su criterio
es la fe) que se fundamenta en una voluntad transformada y en
una conciencia redargü ida. El orar es la esencia de la vida
espiritual y no hacerlo es el peor de todos los pecados. El que
ora deja de pecar, y el que deja de orar peca. Tanto el que no ora
como el que ora mal se encuentra en un camino de completa
falsedad, de fingimiento de la fe. La oració n es donde nuestro
pensamiento (que ahora es el de Dios) pasa a la acció n, y se
vuelve má s seguro y confiado porque es sabiduría que viene de
lo alto. Pero en el ejercicio del orante (aquel que ora) no
simplemente difundimos nuestros pensamientos para que éstos
sean trocados, sino que son trocado en tanto se lo ofrecemos a
Volveos a mí de todo corazón
Un llamado a la Visión de Cuerpo
É l, los ponemos sobre É l, lo aplicamos a É l, lo presionamos
contra É l. Este es la evidencia de nuestro sacrificio vivo, de
nuestro culto racional. No podemos ofrecerle a Dios nada tan
grande y efectivo como nuestra rendició n obediente ante la
mente, el propó sito y la obra de Cristo. No es fá cil. Es má s difícil
que cualquier idealismo. Pero entonces es muy poderoso. Y es
un poder que crece con el ejercicio. Al principio gemimos,
finalmente nos quebrantamos cuando lo mortal es absorbido
por la vida. Porque es Cristo en oració n quien vive en nosotros, y
nosotros somos conductos de la intercesió n eterna. La oració n a
menudo se representa como el gran medio de la vida cristiana.
Pero no es un mero medio, es el gran final de esa vida. Por
supuesto, no es falso llamarlo un medio. Es así, especialmente al
principio. Pero al fin es má s cierto decir que vivimos la vida
cristiana para orar que orar para vivir la vida cristiana. Es al
menos tan cierto. 17

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