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IMPEDIMENTOS MATRIMONIALES

1. IMPEDIMENTOS MATRIMONIALES
Los impedimentos matrimoniales son obstáculos que pueden impedir la
celebración válida de un matrimonio. Estos impedimentos tienen dos funciones
principales: prevenir la celebración del matrimonio y, en caso de violación,
servir como base para la nulidad del matrimonio. Se dividen en impedimentos
dirimentes, que invalidan el matrimonio si se violan, y en impedimentos
impedientes, que conllevan otras sanciones en lugar de la nulidad.
Los impedimentos se pueden clasificar como absolutos o relativos. Los
impedimentos absolutos impiden el matrimonio con cualquier persona, mientras
que los relativos se aplican solo a ciertas personas, como aquellos basados en
parentesco, vínculo matrimonial previo y crimen.
En el Código Civil y Comercial, los impedimentos dirimentes se encuentran en
el capítulo 2 del título I, Libro Segundo, bajo el título "Requisitos del
matrimonio". El artículo 403 de dicho código regula estos impedimentos
dirimentes, que son los que invalidarán un matrimonio si se lleva a cabo a pesar
de su existencia:
En relación a los tres primeros incisos, se destaca la eliminación de la mención
a "consanguinidad" del Código derogado, ya que los lazos de parentesco pueden
surgir no solo de vínculos biológicos, sino también de adopción y técnicas de
reproducción asistida, como se establece en el nuevo Código Civil y Comercial.
Además, el nuevo código suprime el impedimento de sordomudez, que era
cuestionado debido a que si alguien no podía manifestar su consentimiento de
manera clara, el matrimonio se consideraba inexistente según la ley anterior.
Respecto a los impedimentos impedientes, el Código Civil y Comercial
mantiene un único caso: el matrimonio entre tutor y pupilo, donde la tutela
protege a niños y adolescentes sin un adulto responsable. El código impone
restricciones a la libertad del tutor en relación con el pupilo, y establece
sanciones en caso de matrimonio entre ellos sin autorización judicial.
Además, en el pasado, hubo prohibiciones administrativas que limitaban el
matrimonio según el estatus o la profesión, como en el caso del personal militar
que necesitaba permisos para casarse. La Corte Suprema de Justicia avaló estas
restricciones en un caso en 1996, pero más adelante, en 2008, el Ministerio de
Defensa eliminó la prohibición de casarse para el personal del Ejército
argentino.
1.1. El principio de autonomía progresiva y el requisito de la edad núbil
En relación al requisito de la edad para el matrimonio (artículo 402, inciso f) del
Código Civil y Comercial), es importante recordar la evolución legislativa en
este aspecto. En la primera ley de matrimonio civil, la ley 2393 de 1888, la
mayoría de edad era a los 22 años, y había diferencias en la edad núbil entre
géneros, siendo 14 años para hombres y 12 años para mujeres. Luego, la ley
14.394 de 1954 elevó las edades requeridas para casarse a 16 años para hombres
y 14 años para mujeres, manteniendo la mayoría de edad en 22 años.
En 1987, con la ley 23.515 y en un contexto donde la mayoría de edad había
bajado a 21 años, se estableció la edad núbil en 18 años para hombres y 16 años
para mujeres. En 2009, después de presiones de organismos internacionales de
derechos humanos y el Comité de los Derechos del Niño, la ley 26.449 igualó la
edad núbil para ambos géneros en 18 años, eliminando la discriminación de
género. Poco después, la ley 26.579 redujo la mayoría de edad de 21 a 18 años,
quedando así la mayoría de edad y la edad núbil establecidas en la misma edad,
es decir, 18 años.
Desde la aprobación de la ley 26.579 hasta la entrada en vigor del Código Civil
y Comercial, las personas menores de 18 años que deseaban casarse tenían que
obtener una dispensa judicial, incluso si sus padres estaban de acuerdo. Este
sistema fue criticado por ir en contra del principio de autonomía gradual
establecido en la Convención de los Derechos del Niño y por intervenir en la
autoridad parental. Un fallo del Tribunal Colegiado de Familia N°5 de Rosario
en 2014 cuestionó esta regulación.
El Código Civil y Comercial cambió este enfoque. Mantuvo la edad núbil en 18
años, pero solo exige una dispensa judicial para aquellos menores de 16 años.
Para personas de entre 16 y 18 años, solo se necesita la autorización de sus
padres o representantes legales para casarse (artículo 403). Si falta esta
autorización o hay desacuerdo entre los padres, la decisión recae en la autoridad
judicial, similar a los menores de 16 años.
Para reflejar el principio de autonomía gradual, se establece que el juez debe
evaluar si los menores de 16 años tienen la capacidad para entender las
implicaciones legales del matrimonio. Esto implica que el juez debe
entrevistarse con los futuros cónyuges y sus representantes legales,
considerando la madurez de la persona, especialmente su comprensión de las
consecuencias legales del matrimonio, y también tener en cuenta la opinión de
los representantes si la expresan (artículo 404).
1.2. El derecho a casarse y el nuevo paradigma en materia de salud mental
El Código Civil y Comercial introdujo cambios en relación a la dispensa
judicial para el matrimonio en casos de salud mental, una novedad ausente en la
normativa anterior. Estos cambios se alinean con la ley de salud mental (ley
26.657), el derecho a no discriminación, el derecho a casarse, el derecho a
formar una familia y el principio de interpretación restrictiva en las decisiones
que limitan la capacidad de personas con afecciones en su personalidad.
La jurisprudencia también cuestionó el sistema anterior del Código derogado,
permitiendo que personas declaradas incapaces pudieran casarse. Por ejemplo,
en un caso de Mar del Plata, un tribunal autorizó el matrimonio de un joven
declarado incapaz, considerando los principios de autonomía y no
discriminación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad.
El Código Civil y Comercial recoge estas ideas. El artículo 404 establece que en
casos de ausencia permanente o transitoria de salud mental, las personas pueden
casarse con dispensa judicial. La decisión judicial requiere un dictamen del
equipo interdisciplinario y una entrevista con los futuros contrayentes. Esto
refleja la necesidad de evaluar la capacidad específica de cada persona de
manera dinámica.
La jurisprudencia en casos concretos también se refleja en el Código. Se
menciona un caso en el que se permitió a una persona que fue declarada incapaz
bajo la legislación anterior casarse bajo el Código Civil y Comercial. En otro
caso, se anuló un matrimonio donde una de las partes tenía problemas de salud
mental y se consideró que no se probó la buena fe de la contraparte.
En resumen, el Código Civil y Comercial amplió los derechos en relación a la
dispensa judicial para el matrimonio en casos de salud mental, basándose en
principios de no discriminación, autonomía y enfoque de derechos humanos.

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