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CONCEPTO
Son circunstancias tipificadas por el derecho que inhabilitan para que una persona pueda
contraer matrimonio válidamente. La autoridad de la Iglesia establece los impedimentos
mediante la declaración de que una circunstancia hace nulo el matrimonio por derecho divino, o
bien determinando por derecho eclesiástico otras circunstancias que causan el mismo efecto.
Para poder contraer matrimonio es necesario que los contrayentes y futuros cónyuges sean
capaces de cumplir con las obligaciones propias del matrimonio y del estado conyugal. Quien
no ha alcanzado la madurez biológica suficiente es naturalmente incapaz de contraerlo, y en
este sentido podría decirse que el impedimento de edad tiene un fundamento de Derecho
natural. Dicha madurez se refiere a los aspectos físicos y fisiológicos que se alcanzan con la
edad núbil o la pubertad. Sin embargo, este impedimento, tal como está configurado por el
Código, es decir, en cuanto a la determinación de una edad concreta por debajo de la cual no
se puede contraer, es de Derecho eclesiástico.
La incapacidad para realizar el acto conyugal después de alcanzada la edad legal mínima,
constituye otro impedimento autónomo, denominado de impotencia (cfr. c. 1084). A la madurez
intelectivo-volitiva necesaria para poder contraer se refiere el Código en el capítulo
correspondiente al consentimiento matrimonial (cfr. c. 1095).
Como indica Navarro Valls, a los efectos de conseguir la necesaria seguridad jurídica,
respetando al mismo tiempo las exigencias propias del ius connubii, el legislador puede optar
por tres soluciones. En primer lugar, podría establecer que todo aquel que haya alcanzado la
pubertad real pudiera contraer matrimonio, lo que sería, sin duda la solución más justa y
adecuada. Otra posible solución consiste en establecer una edad legal mínima con
presunción iuris tantum de que se ha alcanzado dicha pubertad, de tal forma que a quienes aún
no alcanzaron dicha edad legal, pero pudieran probar que son púberes, se les permitiera
contraer. Por último, también podría establecer una edad legal mínima con carácter absoluto,
de tal manera que sólo pudieran casarse quienes alcanzara la edad fijada, con independencia
de que fueran púberes o no. La primera solución sería la más justa, pero podría ser ocasión de
inseguridad jurídica. La tercera (adoptada por el Código Justinianeo) sería la que ofrece una
mayor seguridad jurídica, pero podría atentar en algunos casos contra el ius connubii. La más
adecuada, que combina sabiamente los dos aspectos, es la segunda, que es la adoptada por el
Código.
ABSOLUTOS:
De acuerdo al artículo 241 del Código Civil tenemos que:
Artículo 241.- Impedimentos Absolutos
No pueden contraer matrimonio:
1. Los adolescentes. El juez puede dispensar este impedimento por motivos
justificados, siempre que los contrayentes tengan, como mínimo, dieciséis años
cumplidos y manifiesten expresamente su voluntad de casarse.
2. Las personas con capacidad de ejercicio restringida contempladas en el artículo 44
numeral 9, en tanto no exista manifestación de la voluntad expresa o tácita sobre esta
materia.
3. Derogado.
4. Los casados: La bigamia está proscrita en nuestro ordenamiento jurídico por contravenir el
orden público, las buenas costumbres y las normas imperativas, además configura un ilícito
penal. Así, según el artículo 139 del Código Penal tenemos que:
Artículo 139.- Bigamia
El casado que contrae matrimonio será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
uno ni mayor de cuatro años.
Si, respecto a su estado civil, induce a error a la persona con quien contrae el nuevo
matrimonio la pena será privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años.
RELATIVOS:
1.Los consanguíneos en línea recta: El fallo que condena al pago de alimentos en favor del
hijo extramatrimonial no reconocido ni declarado judicialmente produce también el impedimento
a que se refiere este inciso.
2.Los consanguíneos en línea colateral dentro del segundo y el tercer grado: Tratándose
dl tercer grado el juez puede dispensar este impedimento cuando existan motivos graves.
Este inciso tiene la misma lógica que el anterior, es decir, que la ley, por razones de índole
moral, prohíbe las relaciones incestuosas pero esta vez aquellas en las que las personas
vinculadas desciendan de un tronco común (línea colateral). Y exclusivamente hace referencia
a los consanguíneos colaterales del segundo (hermanos) y tercer grado (sobrinos y tíos), no
extendiéndose al tercero y cuarto.
4. Los afines en el segundo grado de la línea colateral cuando el matrimonio que produjo
la afinidad se disolvió por divorcio y el excónyuge vive:
En el parentesco por afinidad el matrimonio produce una relación familiar entre cada uno de los
cónyuges con los parientes consanguíneos del otro. Cada cónyuge se halla en igual línea y
grado de parentesco por afinidad que el otro por consanguinidad. (art. 237 del CC ).
Se ha señalado al parentesco por afinidad como un parentesco nacido de la ley, y que surge a
propósito de la celebración de un matrimonio civil, en tanto que uno de los cónyuges resulta
siendo pariente afín de los parientes consanguíneos de su consorte, y así surge el parentesco
por afinidad en línea recta, esto es, el cónyuge es pariente afín de los padres de su cónyuge
(suegros), como también lo es respecto de la hija o hijo natural que pueda tener su
cónyuge. (Aguilar Llanos, 2016, p. 127)
Quien privó de la vida a uno de los cónyuges de forma dolosa y resulta condenado por tal ilícito
penal, o el procesado por esta causa, no pueden contraer matrimonio con el cónyuge
sobreviviente. No obstante, en caso de que el procesado por este delito resulte absuelto
posteriormente podría hacerlo siempre y cuando la viuda o viudo siga las indicaciones
establecidas en el artículo 243, incisos 2 y 3.
Uno de los requisitos o elementos constitutivos del matrimonio es el consentimiento libre de los
contrayentes y el rapto o el matrimonio realizado con retención violenta privan de ese elemento
al matrimonio tornándolo inválido.
Será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de veinte ni mayor de treinta años el
que, sin derecho, motivo ni facultad justificada, priva a otro de su libertad personal, cualquiera
sea el móvil, el propósito, la modalidad o circunstancia o tiempo que el agraviado sufra la
privación o restricción de su libertad.
PROHIBICIONES ESPECIALES:
El tutor que infrinja la prohibición pierde la retribución a que tenga derecho, sin perjuicio de la
responsabilidad derivada del desempeño del cargo.
2. Del viudo o de la viuda que no acredite haber hecho inventario judicial, con intervención del
Ministerio Público, de los bienes que esté administrando pertenecientes a sus hijos o sin que
preceda declaración jurada de que no tiene hijos bajo su patria potestad o de que éstos no
tienen bienes.
La infracción de esta norma acarrea la pérdida del usufructo legal sobre los bienes de dichos
hijos.
Esta disposición es aplicable al cónyuge cuyo matrimonio hubiese sido invalidado o disuelto por
divorcio, así como al padre o a la madre que tenga hijos extramatrimoniales bajo su patria
potestad.
La viuda que contravenga la prohibición contenida en este inciso pierde los bienes que hubiera
recibido de su marido a título gratuito.
Es de aplicación a los casos a que se refiere este inciso la presunción de paternidad respecto
del nuevo marido.
4.1. Del tutor o del curador con el menor o con la persona con capacidad de ejercicio
restringida del artículo 44 numerales 4 al 7
El tutor es aquel encargado de cuidar del menor de edad y de sus bienes hasta que este
cumpla la mayoría de edad, en esa línea resulta repulsivo a nuestro parecer que se permita la
unión matrimonial entre el tutor y el menor de edad a su cargo ya que al ser la tutela una figura
supletoria de la patria potestad, ello equivaldría a permitir el matrimonio entre el progenitor con
el hijo lo cual vulneraría el orden público, las buenas costumbres y normas imperativas.
Cambia la situación en el caso de los pródigos, los que incurren en mala gestión, los ebrios
habituales y los toxicómanos ya que, en primer lugar, se trata de mayores de edad, los cuales
solo después de recobrar su plena capacidad de ejercicio y teniendo el permiso, por testamento
o escritura pública, de sus padres no tendrían inconveniente alguno en unirse
matrimonialmente con su curador.
4.2. Del viudo o de la viuda que no acredite haber hecho inventario judicial
deberá acreditar haber hecho inventario judicial, con intervención del Ministerio
Público, de los bienes que esté administrando pertenecientes a sus hijos.
deberá presentar declaración jurada de que no tiene hijos bajo su patria potestad.
La razón del predicho plazo y consiguiente prohibición (en el derecho romano) radicaba de una
parte, en consideraciones de orden ético y social que imponían un periodo mínimo de duelo en
homenaje a la memoria del difunto: y de otro, en el propósito de evitar la turbatio
sanguinis o partus que otro matrimonio, contraído antes del plazo máximo de gestación, podría
originar. (Cornejo Chávez, 1999, p. 144)
Esto es, el plazo de 10 meses se justifica en la medida en que se evita una posible confusión
de paternidad entre el marido difunto y la nueva pareja de la viuda.
De otro lado la invalidez del acto jurídico está regulada en el título IX (nulidad del acto jurídico)
del Libro Segundo del Código Civil. ¿Qué significa este trato diferenciado? Prima facie
podemos decir que la teoría de la invalidez en el matrimonio está pensada en un acto jurídico
cuyo contenido viene predeterminado por ley y cuyo interés es de carácter público y cuyo
interés es de carácter público mientras que la teoría de la invalidez del acto jurídico, del Libro II,
fue elaborada para regular actos de autonomía privada, es decir, aquellos contratos en los
cuales las propias partes sean protagonistas y puedan establecer los derechos y obligaciones
que a ellas se les ocurran. Estamos aquí ante negocios ( y no actos) jurídicos.
1. Del casado.
2. De los consanguíneos o afines en línea recta.
3. De los consanguíneos en segundo y tercer grado de la línea colateral.
4. De los afines en segundo grado de la línea colateral cuando el matrimonio
anterior se disolvió por divorcio y el ex-cónyuge vive.
5. Del condenado por homicidio doloso de uno de los cónyuges con el
sobreviviente a que se refiere el Artículo 242º, inciso 6 de Código Civil.
6. De quienes lo celebren con prescindencia de los trámites establecidos en
los Artículos 248º a 268º del Código Civil. No obstante, queda convalidado si
los contrayentes han actuado de buena fe y se subsana la omisión.
7. De los contrayentes que, actuando ambos de mala fe, lo celebren ante
funcionario incompetente.
APLICACIÒN DE CASOS
A continuación, pasaremos a desarrollar cada una de las causales de nulidad del matrimonio
haciendo la salvedad de que es muy poco probable que en la práctica se presente la gran
mayoría ya que, de una lectura literal, de las causales, se colige que es poco probable que se
lleguen a celebrar matrimonios sin que hayan pasado el filtro previo y estricto de
los impedimentos matrimoniales:
Del casado:
El artículo 274 del Código Civil establece las causales de invalidez relacionadas con la aptitud
nupcial, y precisamente en su inciso 3, señala que es nulo el matrimonio del casado (bígamo),
toda vez que este tiene impedimentos para celebrar nuevo matrimonio fundado en la necesidad
de conservar el tipo universal de la familia monogámica.
Para demandar la invalidez del segundo matrimonio en aplicación del inciso 3 del artículo 274
del código civil se exige la existencia de buena fè, por lo que si la segunda cónyuge reconoció
que al contraer matrimonio con el demandado sabía que su divorcio aún se encontraba en
trámite, no se puede concluir que esta se encuentre habilitada jurídicamente para demanda la
nulidad de su matrimonio.
CRÌTICA
Tomando como base los argumentos planteados, sostenemos que debe reformularse el
tratamiento de las uniones no matrimoniales en aras de que a los miembros de éstas les
alcance la protección que el Estado debe garantizar a la familia, así como la titularidad de los
derechos fundamentales que a cada uno le corresponde en el seno de su familia. Los cambios
que proponemos son los siguientes: El concubinato no debe ser definido exclusivamente como
heterosexual. Así, entonces, las uniones entre dos mujeres o dos hombres que se unen para
llevar a cabo un proyecto de vida en común deben también ser comprendidas dentro del
concepto de concubinato. Se debe atribuir a las uniones no matrimoniales los mismos efectos
personales que se le reconocen al matrimonio. Es particularmente urgente que se contemple
para el concubinato obligaciones alimentarias, así como derechos sucesorios. En cuanto a los
efectos patrimoniales, se debe reconocer a los concubinos, al igual que lo que ocurre con los
casados, el derecho a optar entre un régimen de sociedad de gananciales y de separación de
patrimonios.
CONCLUSIONES GENERALES
6.Bibliografía
AGUILAR LLANOS, Benjamín (2016). Tratado de derecho de familia. Lima: Lex & Iuris.