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MATRIMONIO

LEY 26.618
Lo más importante de la ley 26.618, que legalizó el matrimonio entre personas
del mismo sexo en Argentina, fue la eliminación del requisito de diversidad
sexual como impedimento para contraer matrimonio. Además, la ley estableció
que todas las referencias al matrimonio se aplicarían tanto a parejas del mismo
sexo como a parejas de distinto sexo, garantizando igualdad de derechos y
obligaciones. Esta normativa fue la base del régimen matrimonial en el Código
Civil y Comercial, que prohíbe la interpretación o aplicación de normas que
limiten la igualdad de derechos en el matrimonio, ya sea entre personas del
mismo sexo o de distinto sexo.
Sin embargo, la ley también introdujo algunas adaptaciones terminológicas para
reflejar el nuevo modelo de matrimonio, reemplazando palabras como "marido
y esposa" por "cónyuges" o "contrayentes". También se abordaron cuestiones
relacionadas con la responsabilidad parental en caso de ruptura de la pareja, el
apellido de los hijos, el apellido de los hijos adoptados y el apellido conyugal.
Sin embargo, la ley no realizó modificaciones claras en el régimen de la
filiación, que seguía basado en un modelo heteronormativo y de filiación
biológica.
CODIGO CIVIL Y COMERCIAL: AUTONOMÍA PERSONAL CON
SOLIDARIDAD FAMILIAR
El Código Civil y Comercial introdujo cambios significativos en las relaciones
matrimoniales al promover una mayor autonomía y laicización en las parejas
casadas. Eliminó deberes jurídicos como la fidelidad y la cohabitación, además
de suprimir la figura de la separación personal y las causales subjetivas y
objetivas del divorcio vincular. En resumen, el régimen actual se caracteriza por
una mayor autonomía personal y solidaridad familiar en las relaciones
matrimoniales.
Acto Jurídico matrimonial y relaciones jurídicas matrimoniales:
La doctrina tradicional ha establecido una distinción entre dos aspectos
relacionados con el matrimonio: el acto jurídico matrimonial y las relaciones
jurídicas matrimoniales. El acto jurídico matrimonial se refiere a la decisión
conjunta y libre de contraer matrimonio, que se basa en la autonomía de la
voluntad. Una vez que se establece el estado de familia a través de este acto, las
relaciones jurídicas matrimoniales, que incluyen sus efectos personales y
patrimoniales, se vuelven indisponibles e imperativas para las partes, ya que
están sujetas al orden público.
El Código Civil y Comercial presenta el matrimonio como un acto jurídico
familiar, bilateral y solemne que crea un vínculo conyugal basado en la libre
voluntad de las partes. Sin embargo, a diferencia del código anterior, las
relaciones jurídicas matrimoniales en la actualidad no están completamente
reguladas por un orden público familiar robusto, sino que están influenciadas
por dos principios: la autonomía de la voluntad y la solidaridad familiar. El
matrimonio genera deberes y derechos jurídicos recíprocos, como la
cooperación, el deber moral de fidelidad y la asistencia mutua, y permite a los
cónyuges elegir entre dos regímenes patrimoniales. Esta flexibilización se basa
en la idea de respetar el pluralismo y los derechos humanos en las relaciones
familiares, buscando un equilibrio entre la autonomía y el orden público.

Principios de libertad e igualdad:


El primer capítulo del título I del Libro II del Código Civil y Comercial
establece los principios fundamentales que rigen el régimen jurídico del
matrimonio y su disolución: igualdad y libertad. El artículo 402 reafirma el
principio de igualdad y prohíbe la discriminación basada en la orientación
sexual de los cónyuges, mientras que el artículo 401 consagra el principio de
libertad en la celebración del matrimonio y excluye los efectos legales de los
esponsales de futuro.
ESPONSALES DE FUTURO
El concepto de "esponsales de futuro" se refiere a la promesa mutua de dos
personas, ya sea del mismo sexo o de sexos diferentes, de contraer matrimonio
en el futuro. El Código Civil original, en su artículo 166, no reconocía efectos
jurídicos a esta promesa para proteger la libertad del consentimiento
matrimonial y prohibía la acción para exigir su cumplimiento o reclamar daños
y perjuicios. Sin embargo, la ley 23.515 de 1987 eliminó la prohibición de
reclamar daños y perjuicios en casos de incumplimiento de los esponsales.
El Código Civil y Comercial retoma la posición original al prohibir
expresamente la acción para exigir el cumplimiento de la promesa de
matrimonio y para reclamar daños y perjuicios en el artículo 401. Esto se alinea
con el marco internacional, en particular con la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW),
que establece que los esponsales no tienen efectos jurídicos.
El artículo 401 también aborda la cuestión de los gastos relacionados con la
planificación del matrimonio y las donaciones entre futuros cónyuges o
donaciones de terceros con miras al futuro matrimonio, haciendo referencia a la
aplicación de las reglas sobre el enriquecimiento sin causa y la restitución de
donaciones si corresponde.
REQUISITOS DEL MATRIMONIO
Impedimentos matrimoniales:
Los impedimentos matrimoniales son situaciones o hechos que obstaculizan la
celebración del matrimonio y pueden operar de dos maneras: como motivo para
oponerse a la celebración del matrimonio o como base para plantear la nulidad
del mismo en caso de que se celebre. Los impedimentos se pueden clasificar en
dirimentes e impedientes, donde los primeros invalidan el matrimonio y los
segundos no lo hacen, pero pueden llevar a otras penalizaciones.
Otra clasificación importante distingue entre impedimentos absolutos, que
prohíben el matrimonio con cualquier persona, y los relativos, que se aplican
solo a ciertas personas debido a su parentesco, estado civil previo o comisión de
un crimen.
El Código Civil y Comercial aborda los impedimentos dirimentes en su artículo
403.
Los impedimentos matrimoniales son situaciones o hechos que pueden
obstaculizar la celebración del matrimonio y pueden tener un carácter
preventivo o sancionatorio. Se dividen en impedimentos dirimentes, que
invalidan el matrimonio, e impedientes, que no lo invalidan pero pueden
conllevar otras sanciones. También se distinguen entre impedimentos absolutos,
que prohíben el matrimonio con cualquier persona, y relativos, que se aplican
solo a ciertas personas debido a su parentesco, estado civil previo o comisión de
un crimen.
El Código Civil y Comercial aborda los impedimentos matrimoniales, y entre
los dirimentes, elimina la referencia a la "consanguinidad" y suprime el
impedimento de sordomudez. Mantiene el impedimento de celebrar matrimonio
entre el tutor y su pupilo, con sanciones específicas en caso de incumplimiento.
También se menciona un caso histórico en el que se restringía la libertad de
casarse en el ámbito militar y cómo este problema se resolvió posteriormente
con una resolución ministerial que eliminó dicha restricción.
Principio de autonomía progresiva y el requisito de la edad núbil:
El requisito de la edad núbil para contraer matrimonio ha evolucionado en la
legislación argentina. Inicialmente, la ley de matrimonio civil de 1888
establecía edades diferentes para hombres y mujeres, con una mayoría de edad a
los 22 años. Luego, en 1954, la ley elevó la edad requerida para casarse a 16
años para hombres y 14 para mujeres, manteniendo la mayoría de edad en 22
años.
En 1987, la ley 23.515 igualó la edad núbil para hombres y mujeres en 18 años,
en un contexto en el que la mayoría de edad se redujo a 21 años. Sin embargo,
en 2009, la ley 26.449 equiparó la edad núbil de hombres y mujeres en 18 años
y redujo la mayoría de edad de 21 a 18 años, eliminando así la discriminación
de género en esta cuestión.

El Código Civil y Comercial de Argentina introdujo cambios significativos en


relación con el requisito de la edad núbil para contraer matrimonio y la
necesidad de dispensa judicial. Antes de estos cambios, la ley requería dispensa
judicial para todas las personas menores de 18 años que deseaban casarse,
incluso si sus representantes legales estaban de acuerdo. Este enfoque fue objeto
de críticas basadas en el principio de autonomía progresiva de los niños y
adolescentes, que emana de la Convención de los Derechos del Niño.
El Código Civil y Comercial mantiene la edad núbil en 18 años, pero establece
que solo se requiere dispensa judicial para las personas menores de 16 años.
Aquellos que tienen entre 16 y 18 años solo necesitan la autorización de sus
representantes legales. Si no se obtiene esta autorización o hay desacuerdo entre
los padres, la decisión recae en la autoridad judicial. Además, el juez debe
evaluar si la persona menor de 16 años tiene la capacidad para comprender los
efectos legales del matrimonio, lo que implica escuchar la opinión de los futuros
contrayentes y sus representantes legales.
Estos cambios reflejan una mayor consideración de la autonomía progresiva de
los niños y adolescentes y buscan equilibrar los derechos y responsabilidades en
la toma de decisiones sobre el matrimonio en este grupo de edad.
El derecho a casarse y el nuevo paradigma en materia de salud mental:
El Código Civil y Comercial de Argentina ha introducido cambios significativos
en relación con el derecho al matrimonio en personas con problemas de salud
mental. Anteriormente, no se abordaba la falta de salud mental en el sistema
legal. Sin embargo, el nuevo código incorpora disposiciones que se alinean con
el paradigma de la ley 26.657 de salud mental, el derecho a no ser discriminado
y el derecho al matrimonio y a formar una familia.
La jurisprudencia también ha desafiado el enfoque anterior en relación con las
personas con discapacidades mentales, permitiendo que una persona declarada
incapaz pueda casarse. En un caso paradigmático, un tribunal en Mar del Plata
autorizó el matrimonio de un joven declarado incapaz. Esto fue considerado un
avance en la consideración de la voluntad y autonomía de las personas con
discapacidades mentales.
El nuevo Código Civil y Comercial establece explícitamente la dispensa judicial
para el matrimonio cuando uno o ambos contrayentes tienen problemas de salud
mental. El artículo 404 del código establece que en casos de falta permanente o
transitoria de salud mental, las personas pueden casarse previa dispensa judicial.
El juez debe considerar la comprensión de las consecuencias legales del
matrimonio por parte de la persona afectada, y esto incluye la opinión de los
futuros contrayentes, sus representantes legales y cuidadores, si es necesario.
Estos cambios reflejan un enfoque basado en los derechos humanos y en el
principio de menor restricción en la capacidad jurídica de las personas con
discapacidades mentales en relación con el matrimonio. La jurisprudencia y el
nuevo código buscan equilibrar la protección de estas personas con el respeto a
su autonomía y voluntad en lo que respecta al matrimonio.
Requisitos de existencia del matrimonio
-Consentimiento: El consentimiento matrimonial es la manifestación de
voluntad, ya sea verbal, escrita o de otra manera inequívoca, mediante la cual
los contrayentes expresan su deseo de casarse entre sí. Este consentimiento debe
ser informado y libre.
En general, los futuros cónyuges deben estar presentes en persona en la
ceremonia de matrimonio y expresar claramente su voluntad de casarse. Sin
embargo, hay una excepción que permite el matrimonio a distancia, donde un
contrayente ausente puede expresar su consentimiento ante una autoridad
competente en el lugar donde se encuentra.
El consentimiento puede expresarse en cualquier idioma, pero si se utiliza un
idioma extranjero, se debe contar con la asistencia de un traductor público
matriculado o un intérprete idóneo.
Para que el consentimiento sea válido, debe ser puro y simple, es decir, sin
condiciones o restricciones. Cualquier condición, plazo o cargo se considera no
expresado y no afecta la validez del matrimonio.
En resumen, el consentimiento matrimonial es una declaración de voluntad
informada y libre de los contrayentes para casarse entre sí, generalmente en
persona, sin condiciones ni restricciones.
-Intervención de autoridad competente: La autoridad competente para celebrar
matrimonios generalmente es el oficial público a cargo del Registro del Estado
Civil y Capacidad de las Personas. Según el artículo 406 del Código vigente, los
cónyuges deben manifestar su voluntad ante esta autoridad para cumplir con la
formalidad del acto matrimonial. Esta intervención consiste en verificar la
legalidad del acto al recoger el consentimiento matrimonial y establecer el
nuevo estado de familia.
A pesar de que la recepción del consentimiento por la autoridad competente es
un requisito fundamental para que exista el matrimonio, el Código Civil y
Comercial aborda el caso de falta de competencia o nombramiento oficial de la
autoridad que celebró el matrimonio. En este escenario, el matrimonio será
válido siempre que se cumplan dos condiciones establecidas en el artículo 407:
1) al menos uno de los cónyuges actuó de buena fe, es decir, sin saber que la
autoridad carecía de competencia o nombramiento; y 2) la autoridad actuó en
forma pública.
-Vicios del consentimiento: El artículo 409 del Código Civil y Comercial
enumera los vicios que pueden afectar el consentimiento matrimonial y llevar a
la posibilidad de impugnar su validez, lo que se conoce como nulidad relativa
según el artículo 425, inciso c) del mismo código.
Estos vicios del consentimiento incluyen:
a) La violencia, el dolo y el error relacionados con la identidad de la otra parte
del contrato matrimonial.
b) El error sobre las cualidades personales de la otra parte si se demuestra que la
persona que cometió el error no habría consentido en el matrimonio si hubiera
conocido estas circunstancias y las hubiera evaluado de manera razonable. El
juez debe considerar la importancia del error teniendo en cuenta las
circunstancias personales de la persona que lo alega.
Estos vicios en el consentimiento se abordan más detalladamente en el contexto
de las nulidades matrimoniales en otro lugar del mismo código.
Violencia: En relación a la violencia en el contexto del consentimiento
matrimonial, se aplican los principios generales de los actos jurídicos. Para
considerar que existe violencia, debe haber amenazas injustas de un mal
inminente y grave. Si una persona da su consentimiento debido a la fuerza física
o la intimidación, se considera que está privada de su libertad.
Según el artículo 276 del Código vigente, la fuerza irresistible y las amenazas
que generan temor a sufrir un mal grave e inminente, que no se pueden evitar,
causan la nulidad del acto. La gravedad de las amenazas se evalúa considerando
la situación del amenazado y otras circunstancias del caso. Es importante
destacar que la violencia física es difícil de materializar, dado que el
consentimiento se otorga ante un oficial público del Registro Civil, encargado
de verificar la legalidad del acto. Sin embargo, la intimidación o violencia moral
ejercida por uno de los contrayentes sobre el otro o un tercero es una
preocupación.
Para que se considere violencia, debe existir una amenaza injustificada, que
genere un temor razonable en la parte amenazada, que el mal temido sea
inevitable y que su ocurrencia sea inminente. Por último, el artículo 408 del
Código Civil y Comercial establece que el consentimiento matrimonial no debe
estar sujeto a condiciones, plazos o cargos. Cualquier mención de estas
modalidades se considera nula, pero esto no afecta la validez del matrimonio en
sí.
Dolo: El dolo puede afectar la validez del consentimiento matrimonial, y puede
tomar dos formas según el artículo 271 del Código Civil y Comercial: la acción
dolosa (hacer afirmaciones falsas o disimular la verdad) y la omisión dolosa
(retener o ocultar información relevante). Para que el dolo invalide el acto
matrimonial, debe ser esencial, es decir, grave, determinante de la voluntad,
causar un daño importante y no haber dolo por ambas partes (según el artículo
272). Un caso ilustrativo involucra a un esposo que alega haberse casado debido
al engaño de su esposa sobre un supuesto embarazo, respaldado por documentos
falsos y cambios físicos.
La Cámara declaró la nulidad del matrimonio debido a la gravedad del dolo, su
carácter determinante en la toma de decisiones y la falta de dolo por parte del
esposo. En otro caso, una esposa buscó la nulidad del matrimonio
argumentando omisión dolosa por parte de su esposo, quien ocultó su historial
de drogadicción y delincuencia. El tribunal consideró que el dolo podía ser una
acción negativa (omisión) y declaró la nulidad del matrimonio debido a que la
esposa no habría consentido en el matrimonio si hubiera conocido estas
circunstancias.
En resumen, el dolo puede afectar la validez del consentimiento matrimonial
cuando se cumplen ciertos criterios, incluyendo la gravedad, la determinación
de la voluntad, la falta de dolo recíproco y el daño significativo. Puede
manifestarse tanto a través de acciones engañosas como de omisiones de
información relevante.
Error: El error en el contexto del consentimiento matrimonial se refiere a una
falsa idea o la falta de idea sobre una cosa o persona. Inicialmente, el Código
Civil solo reconocía el error sobre la identidad física de la persona como un
factor que podría afectar el consentimiento. Sin embargo, con el tiempo, se
amplió la ley para incluir el error sobre las cualidades personales del otro
contrayente, siempre que se demostrara que la persona que cometió el error no
habría dado su consentimiento si hubiera conocido esas cualidades.
El Código Civil y Comercial no introdujo cambios sustanciales en cuanto a los
vicios del consentimiento matrimonial, manteniendo la violencia, el dolo y el
error en relación a la persona y sus cualidades personales como factores que
pueden afectar el consentimiento. La decisión de si el error es esencial se basa
en las circunstancias personales de la persona que lo alega. Ejemplos de casos
de error en las cualidades personales del otro contrayente incluyen un esposo
que desconoce la infidelidad de su esposa y una esposa que no conoce el
historial de drogadicción y delincuencia de su esposo. En ambos casos, se
declaró la nulidad del matrimonio debido a la importancia del error en la toma
de decisiones. Un caso particularmente interesante involucra a una mujer que
buscó la nulidad del matrimonio alegando el desconocimiento de la
homosexualidad de su esposo.
El tribunal reconoció el error y concedió la nulidad del matrimonio, señalando
que en el contexto actual, en el que el matrimonio entre personas del mismo
sexo es legal, un supuesto similar podría ocurrir en matrimonios entre personas
del mismo sexo si uno de los cónyuges ocultara su heterosexualidad o
bisexualidad. En resumen, el error en el consentimiento matrimonial se refiere a
una falsa creencia o la falta de conocimiento sobre la persona o sus cualidades
personales. La ley ha evolucionado para reconocer y considerar el error en estas
circunstancias como un factor que puede llevar a la nulidad del matrimonio.
OPOSICIÓN A LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO
Consideraciones preliminares:
El tercer capítulo del título I del Libro Segundo del Código Civil y Comercial
aborda las reglas relacionadas con la oposición a la celebración del matrimonio.
Estas reglas incluyen:
a) Los motivos de oposición.
b) Quiénes están autorizados para presentar una oposición.
c) Los casos de denuncia.
d) El papel del Ministerio Público.
e) El procedimiento a seguir una vez presentada la oposición.
Los impedimentos matrimoniales, que fueron previamente analizados en el
artículo 403, tienen dos funciones: prevenir el matrimonio y sancionar la
celebración de un matrimonio con impedimentos. En este contexto, se estudia la
función preventiva, es decir, la capacidad de oponerse a la celebración del
matrimonio en caso de impedimentos.
El artículo 410 del Código Civil y Comercial establece que solo se pueden
alegar como motivos de oposición los impedimentos establecidos por la ley.
También enfatiza que cualquier oposición que no se base en la existencia de uno
de estos impedimentos debe ser rechazada sin más trámite.
Legitimados para la oposición y denuncia
El Código Civil y Comercial, al igual que su predecesor el Código Civil
derogado, diferencia entre dos grupos de personas en relación a la oposición y
denuncia de impedimentos matrimoniales:
1) Aquellos que están legitimados para oponerse directamente a la celebración
del matrimonio ante el oficial público del Registro Civil en caso de que existan
impedimentos matrimoniales según el artículo 403.
2) Aquellos que no tienen la legitimación para oponerse directamente, pero
tienen la posibilidad de denunciar la posible existencia de impedimentos ante el
Ministerio Público.
-Legitimados para la oposición
Dentro del grupo de personas legitimadas para oponerse directamente a la
celebración del matrimonio se incluyen:
a) El cónyuge de la persona que desea contraer matrimonio.
b) Los ascendientes, descendientes y hermanos de cualquiera de los futuros
cónyuges, sin importar el origen del vínculo.
c) El Ministerio Público.
Es importante destacar que el Código Civil y Comercial no incluye dos de los
incisos que estaban presentes en el Código derogado, artículo 177 (según la ley
23.515):
3) La posibilidad de oposición por parte del adoptante y el adoptado en caso de
adopción simple.
4) La posibilidad de oposición por parte de los tutores o curadores.
La eliminación de estos incisos se justifica en una perspectiva sistémica de la
normativa. En el caso de la adopción simple, esta se encuentra cubierta en el
artículo 403 actual, que hace referencia de manera genérica a los ascendientes,
descendientes y hermanos sin importar el origen del vínculo. Respecto a los
tutores o curadores, su eliminación se explica en los Fundamentos del Proyecto
que dio origen al Código Civil y Comercial, donde se menciona que la persona
que quiera contraer matrimonio siempre debe contar con una dispensa judicial,
lo que hace innecesaria la oposición de los tutores o curadores. En caso de que
el tutor de una persona menor de edad o el curador de una persona con
capacidad restringida tenga conocimiento de que sus tutelados planean casarse
sin la dispensa judicial necesaria o sin su autorización (en el caso de menores de
16 a 18 años), pueden denunciar estos hechos al Ministerio Público para que
este se oponga o, en su caso, inicie una acción judicial de dispensa con la
citación de los interesados.
Legitimados para la denuncia
Cualquier persona tiene la legitimación para denunciar la existencia de posibles
impedimentos matrimoniales ante el Ministerio Público. Esta denuncia puede
realizarse desde el inicio de las diligencias previas al matrimonio y hasta la
celebración del mismo. Una vez que el Ministerio Público recibe la denuncia,
puede oponerse a la celebración del matrimonio si lo considera procedente, y
esto se realiza ante el oficial público del Registro Civil siguiendo el
procedimiento establecido.
En resumen, el Código Civil y Comercial establece que cualquier persona puede
denunciar impedimentos matrimoniales ante el Ministerio Público, lo que brinda
una amplia legitimación, y el Ministerio Público puede oponerse a la
celebración del matrimonio si lo considera necesario, siguiendo un
procedimiento específico.

Forma, requisitos y procedimiento de la oposición


Formas y requisitos de la oposición
Los legitimados que deseen oponerse a la celebración de un matrimonio deben
hacerlo frente al oficial público del Registro Civil, y tienen la opción de
presentar la oposición de manera escrita o verbal. Para que el oficial público
pueda recibir y procesar la oposición, esta debe cumplir con ciertos requisitos,
que incluyen proporcionar información personal del oponente, el vínculo que lo
une a alguno de los futuros contrayentes, el impedimento en el que se basa la
oposición y la documentación que respalda dicho impedimento o su ubicación,
si se dispone de ella.
La diferencia entre la presentación verbal y escrita radica en la forma en que el
oficial público registra la oposición. Si se realiza de manera verbal, se levanta
un acta circunstanciada que se firma con el oponente o con alguien que firme en
su nombre si no puede hacerlo. Si la presentación es escrita, el oficial debe
transcribir directamente la oposición en el libro de actas.
Procedimiento
Una vez que el oficial público recibe la oposición, el procedimiento a seguir
depende de si los futuros cónyuges reconocen o no la existencia de los
impedimentos denunciados.
Si uno o ambos futuros cónyuges admiten la existencia del impedimento, el
oficial público lo registra en un acta y no celebra el matrimonio.
Si los futuros cónyuges no admiten la existencia del impedimento, tienen tres
días para expresar su no admisión ante el oficial público. Este último debe
levantar un acta, enviar una copia autorizada de todo lo actuado y los
documentos presentados al juez competente, y suspender la celebración del
matrimonio hasta que el juez se pronuncie.
El juez competente debe resolver la oposición mediante un procedimiento breve
de acuerdo con la ley local y dar vista al Ministerio Público durante tres días.
Luego de resolver, el juez envía una copia de la sentencia al oficial público.
Si la sentencia confirma el impedimento, el matrimonio no puede celebrarse, y
el oficial público debe registrar la parte dispositiva de la sentencia en el acta.
Si la sentencia desestima la oposición, el oficial público puede proceder a
celebrar el matrimonio y registra la parte dispositiva de la sentencia en el acta.

CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO


Celebración ordinaria
Diligencias previas: Para contraer matrimonio, las personas deben presentarse
personalmente ante el oficial público del Registro del Estado Civil y Capacidad
de las Personas en su domicilio. Deben completar una solicitud que incluye
información como nombres, apellidos, edades, estado civil, profesiones y
domicilios de los contrayentes, así como datos sobre sus padres. También se
debe presentar un certificado médico prenupcial y, si corresponde, una dispensa
judicial si alguno de los contrayentes es menor de edad. Estas son algunas de las
diligencias previas necesarias para celebrar un matrimonio según el Código
Civil y Comercial.
El Código Civil y Comercial establece las diligencias previas necesarias para
contraer matrimonio. Los contrayentes deben presentar una solicitud que
incluye información personal y detalles sobre su estado civil, profesión y
domicilio. Además, deben proporcionar información sobre matrimonios
anteriores, incluyendo el nombre del cónyuge anterior, el lugar de la celebración
del matrimonio anterior y la causa de su disolución, respaldado por certificados
de defunción o copias legalizadas de sentencias de anulación o disolución de
matrimonio anterior.
Si alguno de los futuros contrayentes no sabe escribir, se debe crear un acta con
la misma información. El Código elimina la necesidad de testigos para acreditar
la identidad y capacidad de los contrayentes antes de la celebración del
matrimonio, manteniendo solo el requerimiento de testigos de conocimiento en
el acto de la boda.
El Código también omite la regulación específica para personas menores de
edad que desean casarse entre los 16 y 18 años, dejando un vacío en la
regulación. Además, se elimina el requisito de presentación de certificados
médicos prenupciales.
Una vez completadas estas diligencias previas y resueltas las oposiciones, si las
hubiera, el oficial público está autorizado para proceder a la celebración del
matrimonio.
Acto de celebración del matrimonio:
El matrimonio debe celebrarse en un acto público ante el oficial del Registro del
Estado Civil y Capacidad de las Personas del domicilio de cualquiera de los
contrayentes. En este acto, deben estar presentes al menos dos testigos, y si se
celebra fuera de las oficinas del Registro Civil, se requieren cuatro testigos.
Durante la ceremonia de matrimonio, el oficial público debe leer a los futuros
cónyuges el artículo 431 del Código Civil y Comercial, que trata sobre los
derechos y deberes derivados del matrimonio. Luego, los contrayentes deben
declarar su voluntad de casarse, y el oficial público pronunciará en nombre de la
ley que quedan unidos en matrimonio.
La celebración del matrimonio se registra en un acta que recoge todos los
detalles y datos relevantes del acto consistente en:

El Código Civil y Comercial introduce una modificación importante en el


contenido del acta matrimonial relacionada con la elección del régimen
patrimonial que regirá después del matrimonio. Deben consignarse los datos
relativos a cualquier convención matrimonial existente y si han optado por el
régimen de separación de bienes.
Una vez concluido el acto, los participantes o sus sustitutos, en caso de que no
puedan o no sepan firmar, deben firmar el instrumento. Se entrega una copia del
acta a los contrayentes, junto con la libreta de familia.
Celebración extraordinaria
El Código Civil y Comercial regula dos modalidades extraordinarias de
celebración del matrimonio: el matrimonio en artículo de muerte y el
matrimonio a distancia.
Matrimonio en artículo de muerte:
El Código Civil y Comercial regula el matrimonio en artículo de muerte, que se
permite cuando alguno de los contrayentes se encuentra en peligro de muerte,
respaldado por un certificado médico o la declaración de dos testigos que lo
confirmen. En este caso, el oficial público puede flexibilizar algunas
formalidades de la celebración ordinaria del matrimonio. Además, si el oficial
público no está disponible, cualquier juez o funcionario judicial puede celebrar
el matrimonio en artículo de muerte y luego remitir el acta al oficial público
para su protocolización. Se proporciona un ejemplo de un caso en el que se
solicitó la celebración de un matrimonio en artículo de muerte y se negó debido
a la falta de pruebas del peligro de muerte. La demanda de daños y perjuicios
relacionada con esta negativa fue rechazada por falta de evidencia que
respaldara la urgencia necesaria para el matrimonio en artículo de muerte.
Matrimonio a distancia:
El matrimonio a distancia, según el Código Civil y Comercial, es aquel en el
cual un contrayente ausente expresa su consentimiento personalmente en el
lugar en el que se encuentra, ante una autoridad competente para celebrar
matrimonios. La documentación que confirme el consentimiento del ausente
debe presentarse dentro de los noventa días de su otorgamiento. El matrimonio
a distancia se considera celebrado en el lugar donde se presta el consentimiento
del ausente, y la autoridad competente debe verificar que no existan
impedimentos legales y que haya razones justificadas para permitir esta
modalidad de matrimonio.
PRUEBA DEL MATRIMONIO
La prueba del matrimonio según el Código Civil y Comercial se basa
principalmente en el acta de celebración, copia o certificado emitidos por el
Registro Civil. Sin embargo, hay dos excepciones: cuando no se puede
presentar la documentación requerida, se pueden utilizar otros medios de prueba
si se justifica la imposibilidad de obtener la documentación ordinaria; y cuando
existe una posesión de estado y el acta no cumple con todas las formalidades, el
matrimonio se considera existente y no se puede alegar lo contrario debido a las
formalidades no observadas. Además, se destaca que la posesión de estado, por
sí sola, no es suficiente para establecer el estado de casados o reclamar los
efectos civiles del matrimonio.
NULIDAD DEL MATRIMONIO
Concepto
El matrimonio puede ser declarado ineficaz debido a su nulidad, que se basa en
dos criterios de validez en el Código Civil y Comercial: la existencia de
impedimentos y la presencia de vicios en el consentimiento. La nulidad
matrimonial se regula en dos partes diferentes del Código: de manera general en
el capítulo 6 del título I, Libro Segundo, y en relación con la acción de nulidad
de matrimonio en los artículos 714 y 715 dentro del capítulo 2 sobre "Acciones
de Estado de Familia" en el título VIII sobre "Procesos de Familia."
La nulidad matrimonial requiere una declaración judicial y no existen actos
nulos per se en el Código, sino actos anulables que necesitan ser tratados
legalmente. Los artículos 424 y 425 enumeran los casos de nulidad absoluta y
relativa del matrimonio, diferenciándolos por su posibilidad de confirmación y
el objeto a proteger. La nulidad absoluta no se puede sanear por confirmación y
se aplica a actos que contravienen el orden público, la moral o las buenas
costumbres. La nulidad relativa permite su saneamiento por confirmación
posterior o por prescripción de la acción, ya que protege los intereses de las
partes del matrimonio, es decir, los cónyuges.
Nulidad absoluta
Se establecen cinco supuestos nulidad absoluta del acto jurídico matrimonial a
causa de la configuración de algunos de los impedimentos matrimoniales
previstos en el art. 403 a saber:
Se ha planteado un interesante precedente que declaró la inconstitucionalidad de
una norma que regula el impedimento por parentesco, específicamente el
relacionado con la afinidad en línea recta en todos sus grados. Este caso
involucró a dos mujeres, V.E.N. y L.G.C., quienes desearon casarse pero se les
negó el turno en el registro civil debido a la existencia de un impedimento de
parentesco por afinidad según el artículo 403, inciso c) del Código Civil y
Comercial. A pesar de que estas dos personas no habían tenido un trato de
madre e hija afín, la norma impedía su matrimonio.
El tribunal resolvió a favor de las dos mujeres, declarando la
inconstitucionalidad de la norma en cuestión. Argumentaron que, a la luz de los
derechos humanos y las garantías constitucionales, la regulación de las leyes
debe ser coherente con los valores jurídicos y adaptarse a las circunstancias
cambiantes de la sociedad. Se destacó que las relaciones familiares en la
actualidad pueden ser mucho más restringidas debido a factores como las
grandes ciudades y la movilidad, lo que hace que las prohibiciones basadas en el
parentesco por afinidad sean obsoletas en ciertos casos.
Este caso representó un paso importante en el cuestionamiento de los
impedimentos matrimoniales que conllevan la nulidad absoluta, abriendo la
puerta a la revisión de otras restricciones similares en el derecho matrimonial.
Nulidad relativa

Aclaración previa:
El Código Civil y Comercial eliminó la posibilidad de solicitar la nulidad
relativa del matrimonio por impotencia sexual. Anteriormente, esta causa de
nulidad estaba contemplada en el artículo 220 del código anterior. La
eliminación se basó en consideraciones de respeto a la dignidad de las personas
y la complejidad de probar la impotencia, que involucra aspectos íntimos.
Esta modificación se justifica en parte por la dificultad de probar la impotencia,
ya que puede deberse a razones tanto físicas como psicológicas, y la
intervención judicial en asuntos tan personales podría ser invasiva. Además, se
considera que el Código Civil y Comercial debe ser coherente con los valores
jurídicos y los principios de derechos humanos, evitando la intromisión en la
intimidad de las personas.
La jurisprudencia también respalda esta eliminación, ya que la impotencia
sexual es un tema altamente sensible y privado que no debería ser ventilado en
un proceso judicial.
Falta de edad núbil (art. 403 inc. F):
El Código Civil y Comercial permite declarar la nulidad relativa del matrimonio
en el caso de que uno o ambos cónyuges tengan menos de dieciocho años. Sin
embargo, esta nulidad solo puede ser solicitada por el cónyuge que es menor de
edad o por terceras personas legitimadas para hacerlo, como ascendientes,
descendientes, hermanos o el Ministerio Público.
Para que se pueda declarar la nulidad, el matrimonio debe haberse celebrado sin
la correspondiente autorización de los representantes legales en el caso de un
cónyuge mayor de 16 años y menor de 18 años. Para aquellos menores de 16
años, o los mayores de 16 y menores de 18 años que no cuenten con la
autorización de sus padres o representantes, se requiere una dispensa judicial.
Es importante destacar que la acción de nulidad solo puede presentarse mientras
el o los cónyuges sean menores de edad. Una vez que alcanzan la mayoría de
edad, el matrimonio se considera confirmado y no puede ser anulado debido a
su invalidez.

Salud mental (art. 403 inc. G)


El Código Civil y Comercial establece que los matrimonios pueden ser anulados
si uno de los cónyuges sufre de una falta permanente o transitoria de salud
mental que le impide tener discernimiento para el acto matrimonial. La
posibilidad de presentar una acción de nulidad por este motivo está
condicionada a que el matrimonio se haya celebrado sin dispensa judicial.
Los siguientes grupos de personas pueden solicitar la nulidad basada en la falta
de salud mental:
1. El cónyuge afectado por la falta de salud mental.
2. El cónyuge sano que desconocía la existencia del impedimento al momento
de casarse.
3. Los parientes que podrían haberse opuesto a la celebración del matrimonio
según el artículo 411 del Código Civil y Comercial.
Los plazos de prescripción y los supuestos de confirmación varían según quién
presente la acción de nulidad:
- Si el cónyuge afectado por la falta de salud mental solicita la nulidad, el plazo
de prescripción es de un año a partir del momento en que recupera la salud
mental, siempre que no haya continuado la cohabitación una vez recuperada su
salud.
- Si el cónyuge sano que desconocía el impedimento al casarse presenta la
acción, el plazo de prescripción es de un año desde que descubre el
impedimento, y tampoco puede haber continuado la cohabitación después de
conocerlo.
- Si la acción es presentada por los parientes que podrían haberse opuesto al
matrimonio, el plazo de prescripción es de tres meses a partir de la celebración
del matrimonio. En este caso, el juez debe evaluar la capacidad del afectado
para comprender el acto y su deseo al respecto.
En resumen, la nulidad por falta de salud mental puede ser solicitada por
cónyuges o parientes específicos, y los plazos y condiciones varían según quién
presente la acción.
Caducidad de la acción de nulidad de matrimonio
La acción de nulidad de matrimonio generalmente no puede ser presentada
después de la muerte de uno de los cónyuges, de acuerdo con el principio de
inherencia personal y la disolución del matrimonio por la muerte. Esta regla
también se aplicaba en el Código Civil anterior.
El antiguo artículo 239 del Código Civil establecía esta regla y permitía
excepciones, como que un cónyuge pudiera plantear la nulidad después de la
muerte del otro cónyuge en ciertos casos. Además, los ascendientes o
descendientes podían solicitar la nulidad en casos de nulidad absoluta del
matrimonio y cuando tuvieran un interés legítimo, como derechos sucesorios.
En un caso particular, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de
Salta tuvo que decidir sobre la aplicabilidad de esta excepción en una demanda
de nulidad matrimonial presentada después de la muerte de uno de los
cónyuges. En ese caso, se consideró que la acción podía continuar porque
existía una causal de nulidad absoluta y los descendientes tenían un interés
legítimo en su resolución.
En otro caso más reciente, la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil
también permitió que una acción de nulidad de matrimonio continuara después
de la muerte del demandado, en este caso basándose en un vicio de
consentimiento por dolo.
En resumen, la regla general es que la acción de nulidad de matrimonio no
puede presentarse después de la muerte de uno de los cónyuges, pero existen
excepciones cuando se trata de nulidad absoluta, y los descendientes o
ascendientes tienen un interés legítimo en su resolución.
Efectos de la nulidad matrimonial
Aclaración previa:
Una vez declarada la nulidad matrimonial, ya sea por causal de nulidad absoluta
o relativa, surgen efectos que pueden variar según si los cónyuges actuaron de
buena o mala fe al contraer matrimonio. La nulidad en sí misma no influye en
estos efectos; en cambio, se centran en la consideración de la buena o mala fe de
los cónyuges.
En resumen, la nulidad del matrimonio y la buena o mala fe de los cónyuges no
afectan las relaciones externas de los cónyuges, siempre y cuando terceros
hayan contratado de buena fe durante el matrimonio. La buena fe de los
cónyuges se define en el Código Civil y Comercial como la ignorancia o error
excusable al momento de contraer matrimonio sobre un impedimento o
circunstancia que causa la nulidad, o haberlo contraído bajo coacción. El error
debe ser de hecho, excusable y desconocido al momento de la celebración del
matrimonio, no pudiendo alegar error por negligencia evidente o conocimiento
posterior.
Buena fe de ambos cónyuges:
Si ambos cónyuges actúan de buena fe al contraer matrimonio, este se considera
válido hasta que se declare su nulidad, que solo tendrá efectos hacia el futuro.
Después de la declaración de nulidad, dos efectos importantes son: la disolución
del régimen patrimonial y la posibilidad de solicitar una compensación
económica en caso de desequilibrio económico causado por el matrimonio y su
nulidad. Estos efectos se introdujeron para asegurar la coherencia con otras
modificaciones en el texto legal.
Buena fe de uno de los cónyuges:
Si solo uno de los cónyuges actúa de buena fe, el matrimonio es válido y
produce todos los efectos legales, pero solo en beneficio del cónyuge de buena
fe hasta que se dicte la sentencia de nulidad. La nulidad otorga al cónyuge de
buena fe derechos tanto personales como patrimoniales, y este cónyuge tiene el
derecho de solicitar:
Ademas, el art. 429, última parte, prevé triple opción para el cónyuge de buena
fe de un matrimonio regido, hasta la declaración de nulidad, por el régimen de
comunidad en las ganancias. Así, el cónyuge de buena fe puede optar por:

En este caso, el cónyuge de buena fe no está optando por liquidar los bienes de
acuerdo con los regímenes patrimoniales legales, como la comunidad de
ganancias o la separación de bienes. En cambio, está demandando la
demostración de los aportes realizados por cada cónyuge durante el matrimonio.
Esto significa que, por ejemplo, si un matrimonio tuvo aportes económicos
principalmente de uno de los cónyuges (el de buena fe después de la declaración
de nulidad), pero los bienes se registraron a nombre del otro cónyuge o de
ambos en condominio, la división de acuerdo con los regímenes de separación
de bienes o comunidad sería menos beneficiosa para el cónyuge de buena fe que
la división basada en la comprobación de los aportes de cada uno.
Mala fe de ambos cónyuges:
Un matrimonio celebrado con mala fe de ambos cónyuges no tiene efecto
alguno. Las convenciones matrimoniales se anulan, pero los derechos de
terceros se mantienen según el artículo 426. Los bienes adquiridos hasta la
nulidad se distribuyen como si fuera una sociedad no constituida regularmente,
siempre que se prueben los aportes (artículo 430). En resumen, en comparación
con los otros dos casos de matrimonios putativos, este tipo de matrimonio no
produce ningún efecto legal.

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