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LEY 26.618
Lo más importante de la ley 26.618, que legalizó el matrimonio entre personas
del mismo sexo en Argentina, fue la eliminación del requisito de diversidad
sexual como impedimento para contraer matrimonio. Además, la ley estableció
que todas las referencias al matrimonio se aplicarían tanto a parejas del mismo
sexo como a parejas de distinto sexo, garantizando igualdad de derechos y
obligaciones. Esta normativa fue la base del régimen matrimonial en el Código
Civil y Comercial, que prohíbe la interpretación o aplicación de normas que
limiten la igualdad de derechos en el matrimonio, ya sea entre personas del
mismo sexo o de distinto sexo.
Sin embargo, la ley también introdujo algunas adaptaciones terminológicas para
reflejar el nuevo modelo de matrimonio, reemplazando palabras como "marido
y esposa" por "cónyuges" o "contrayentes". También se abordaron cuestiones
relacionadas con la responsabilidad parental en caso de ruptura de la pareja, el
apellido de los hijos, el apellido de los hijos adoptados y el apellido conyugal.
Sin embargo, la ley no realizó modificaciones claras en el régimen de la
filiación, que seguía basado en un modelo heteronormativo y de filiación
biológica.
CODIGO CIVIL Y COMERCIAL: AUTONOMÍA PERSONAL CON
SOLIDARIDAD FAMILIAR
El Código Civil y Comercial introdujo cambios significativos en las relaciones
matrimoniales al promover una mayor autonomía y laicización en las parejas
casadas. Eliminó deberes jurídicos como la fidelidad y la cohabitación, además
de suprimir la figura de la separación personal y las causales subjetivas y
objetivas del divorcio vincular. En resumen, el régimen actual se caracteriza por
una mayor autonomía personal y solidaridad familiar en las relaciones
matrimoniales.
Acto Jurídico matrimonial y relaciones jurídicas matrimoniales:
La doctrina tradicional ha establecido una distinción entre dos aspectos
relacionados con el matrimonio: el acto jurídico matrimonial y las relaciones
jurídicas matrimoniales. El acto jurídico matrimonial se refiere a la decisión
conjunta y libre de contraer matrimonio, que se basa en la autonomía de la
voluntad. Una vez que se establece el estado de familia a través de este acto, las
relaciones jurídicas matrimoniales, que incluyen sus efectos personales y
patrimoniales, se vuelven indisponibles e imperativas para las partes, ya que
están sujetas al orden público.
El Código Civil y Comercial presenta el matrimonio como un acto jurídico
familiar, bilateral y solemne que crea un vínculo conyugal basado en la libre
voluntad de las partes. Sin embargo, a diferencia del código anterior, las
relaciones jurídicas matrimoniales en la actualidad no están completamente
reguladas por un orden público familiar robusto, sino que están influenciadas
por dos principios: la autonomía de la voluntad y la solidaridad familiar. El
matrimonio genera deberes y derechos jurídicos recíprocos, como la
cooperación, el deber moral de fidelidad y la asistencia mutua, y permite a los
cónyuges elegir entre dos regímenes patrimoniales. Esta flexibilización se basa
en la idea de respetar el pluralismo y los derechos humanos en las relaciones
familiares, buscando un equilibrio entre la autonomía y el orden público.
Aclaración previa:
El Código Civil y Comercial eliminó la posibilidad de solicitar la nulidad
relativa del matrimonio por impotencia sexual. Anteriormente, esta causa de
nulidad estaba contemplada en el artículo 220 del código anterior. La
eliminación se basó en consideraciones de respeto a la dignidad de las personas
y la complejidad de probar la impotencia, que involucra aspectos íntimos.
Esta modificación se justifica en parte por la dificultad de probar la impotencia,
ya que puede deberse a razones tanto físicas como psicológicas, y la
intervención judicial en asuntos tan personales podría ser invasiva. Además, se
considera que el Código Civil y Comercial debe ser coherente con los valores
jurídicos y los principios de derechos humanos, evitando la intromisión en la
intimidad de las personas.
La jurisprudencia también respalda esta eliminación, ya que la impotencia
sexual es un tema altamente sensible y privado que no debería ser ventilado en
un proceso judicial.
Falta de edad núbil (art. 403 inc. F):
El Código Civil y Comercial permite declarar la nulidad relativa del matrimonio
en el caso de que uno o ambos cónyuges tengan menos de dieciocho años. Sin
embargo, esta nulidad solo puede ser solicitada por el cónyuge que es menor de
edad o por terceras personas legitimadas para hacerlo, como ascendientes,
descendientes, hermanos o el Ministerio Público.
Para que se pueda declarar la nulidad, el matrimonio debe haberse celebrado sin
la correspondiente autorización de los representantes legales en el caso de un
cónyuge mayor de 16 años y menor de 18 años. Para aquellos menores de 16
años, o los mayores de 16 y menores de 18 años que no cuenten con la
autorización de sus padres o representantes, se requiere una dispensa judicial.
Es importante destacar que la acción de nulidad solo puede presentarse mientras
el o los cónyuges sean menores de edad. Una vez que alcanzan la mayoría de
edad, el matrimonio se considera confirmado y no puede ser anulado debido a
su invalidez.
En este caso, el cónyuge de buena fe no está optando por liquidar los bienes de
acuerdo con los regímenes patrimoniales legales, como la comunidad de
ganancias o la separación de bienes. En cambio, está demandando la
demostración de los aportes realizados por cada cónyuge durante el matrimonio.
Esto significa que, por ejemplo, si un matrimonio tuvo aportes económicos
principalmente de uno de los cónyuges (el de buena fe después de la declaración
de nulidad), pero los bienes se registraron a nombre del otro cónyuge o de
ambos en condominio, la división de acuerdo con los regímenes de separación
de bienes o comunidad sería menos beneficiosa para el cónyuge de buena fe que
la división basada en la comprobación de los aportes de cada uno.
Mala fe de ambos cónyuges:
Un matrimonio celebrado con mala fe de ambos cónyuges no tiene efecto
alguno. Las convenciones matrimoniales se anulan, pero los derechos de
terceros se mantienen según el artículo 426. Los bienes adquiridos hasta la
nulidad se distribuyen como si fuera una sociedad no constituida regularmente,
siempre que se prueben los aportes (artículo 430). En resumen, en comparación
con los otros dos casos de matrimonios putativos, este tipo de matrimonio no
produce ningún efecto legal.