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MARGINALIA

Colección Mesa de Mimbre

2
MARGINALIA

Edgar E. Ramírez Mella

MARGINALIA
ISBM: 978-0-557-63077-6

Pintura de Tapa:
©Tato (EERM)
-El Falo De La Esfinge- acrílico y cerámica sobre tela.

Marginalia primera edición


Copyright ©2006 Edgar E. Ramírez Mella
todos los derechos reservados.

Para esta segunda edición en ebook: ©Edgar E. Ramírez Mella, agosto 2010

Segunda edición:
©Edgar E. Ramírez Mella 2009
©Editorial Tao Rojo, colección de poesía Mesa de Mimbre, 2009
(Urb. San Francisco, C-34 Aguada, Puerto Rico, 00602)
Segunda edición al cuidado del autor. Email taorojo@yahoo.com

Prohibida la reproducción total o parcial


sin previa autorización.

EDITORIAL TAO ROJO

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Palabras del autor

Gracias a la insistencia de mi amigo y escritor argentino, Olvaldo Fabio


Morasso, surgió este poemario: Marginalia. Él andaba fraguando el proyecto editorial
en-línea de su revista Textonautas, que desafortunadamente ya finiquitó; y deseaba un
poemario mío para la colección.

Yo tenía mis poemarios, Máquina Emotiva y Estación de Lirio, marchando


con la editorial Isla Negra de Puerto Rico, que resultó en una especie de recopilación
muy satisfactoria -treinta años de trabajo poético-, y habiendo quedado harto material
al lado del camino, sin incluir en los dos títulos anteriores, decidí usar aquellos poemas
descobijados, huérfanos y por así decir marginados de un título, para el proyecto de
Textonautas. También se incluyeron dos o tres poemas que a la sazón andaban
realengos, que ya presagiaban y tiempo después conformarían con otros el tríptico
Jardín en Ascuas actual, que espero publicar próximamente.

Fabio organizó una criba de toda esa marabunta poemística, de ese alud
vertiginoso de versos frágiles y dura verborrea que se le vino encima, en su torre de
vigía (con celda nocturnal y pararrayos), vía emilio (e-mail)… y así cocimos y cosimos
esta especie de cadáver untosísimo.

Edgar E. Ramírez
Aguada, Puerto Rico, 24-11-2009

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Prólogo

Marginalia es un libro de poesía. Eso es todo o bastante más. Es un libro escrito por
un poeta de exquisita sensibilidad, mano firme y voz bien modulada a la que los años
han afirmado el tono. Es un libro maduro, pleno, tan vivo como vital. También es un
libro escrito por un meticuloso lector que agradece a cada paso -sin cometer el error
de escamotear su intensa personalidad y pasión de escritor- a la poesía, la literatura y
el arte. Es un libro lleno de letras negras en el silencio del blanco, de sangre y otros
colores, de ensueños y nuevos alucinógenos, de realidades oxidadas y utopías
encendidas, de amor y desencanto. Es un libro musical lleno de imágenes en
movimiento. Es un libro de poesía. Eso es todo o bastante más. Marginalia es poesía,
y eso es lo que se nos ofrece a leer.

Edgar E. Ramírez Mella, es un poeta que sabe el oficio de escritor y con trazo
experimentado se vale de todos los recursos de la poesía para hacer poesía. Logra,
sin violencia ni tramposos golpes de efecto, introducirnos en una cosmogonía a veces
vertiginosa, a veces nostálgica y dolida, donde siempre hay una belleza etérea
sobrevolando como un pájaro a punto de convertirse en pez, o esperándonos como un
gato que nos concede una sonrisa de sombras amablemente tristes. Marginalia ratifica
tanto al autor en su plenitud, como a la poesía en su esencia mas íntima. Esa doble
ratificación es lo que ningún lector dejará de gozar y agradecer.

O. Fabio Morasso,
Mar del Plata, Argentina 2006

5
***
A Teresita y Edgar, mis padres.
Y a F. M. por la complicidad.

***

6
la golonfina aúlla con tristura e pavor
E ploran muchos ommes por pena e por error.
A todos los consuela el ángel Altazor.
Eduardo Anguita

Si cantan, es ti que cantas


Si choran, es ti que choras
I es o marmurio do río
I es a noite i es aurora.
Rosalía De Castro

Hay gente que no ama a la gente porque es diferente


porque se viste de flores
y tiene los ojos brillantes
o porque adora un cocodrilo
en lugar de una nevera.
Jorge Eielson

Mi amor lo doy al hombre o a la mujer


quien me acompañará en este periplo incierto
donde velan la angustia y la soledad.
Y no cerraré los ojos, ni los bajaré.
Juan Luís Martínez

7
CIUDAD TRANSIDA

Esta ciudad atravesada por motores borrachos.


Esta ciudad transida por las voces del hambre, soterradas y aullantes.
Esta ciudad martirizada por el miedo:
en jaque por los perros y espías de la muerte.

Al acecho del amor que acaso floreciese,


ahora que llegó la primavera.
Al acecho, de las tenaces fantasías que aún nos pertenecen,
del poeta desarmado,
del desnudo cuerpo que ya no nos acontece.

Esta ciudad atravesada por las voces escondidas del espanto,


traspasada por los gritos de dolor de los hospitalillos,
por el torpe balbuceo y el hedor de la miseria y sus disfraces,
por esos oxidados alfileres con que la ignorancia nos corona.
Esta ciudad esperando su domingo de resurrección,
plantada en su continuo viernes de tortura,
apesta como un Lázaro podrido a la intemperie.

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LAS ESTRELLAS ESTA NOCHE

Las estrellas esta noche


con tu mano dentro de mi sexo.
Tu lengua lamiendo las carótidas.
Tus ojos clavados en la muerte.

La barca de los sueños


cargada de mestizos cadáveres solísimos.

Los cuadros de Van Gogh en arcas asqueantes y podridas.


Beethoven y su himno al ritmo de los tanques.
Los diamantes de Hitler en los bancos de Israel.
La risa de mi madre en el balcón del sueño de otra vida.

El opio en el templo de Jehová,


y Buda bailando en la risa de los marines
que ultrajan una muchacha campesina.
Mahoma alucinando con Satán,
el padrastro de los hombres.

Y la tierra, globo azul, a punto de explotar.


Mientras tú:
( -Dale que jode.)
¡Dame un beso y otro más!

Y digo yo:
¿Existe debajo de esta vida la verdad?
¿Debajo de tu piel: la miel,
las perdidas espigas,
las uvas de la ira,
el sexo de Adán,
el verbo,

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el logos esencial a la sonrisa?

Tenemos la misma edad del cosmos


y el cosmos hoy parece una mentira.

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JÙBILO DEL CUERPO

Júbilo del cuerpo,


relámpago añil que se libera,
tierno canibalismo de mi sexo
comulgando con la carne
y ese vino especial de sus más íntimos fluidos.

¿Qué torbellino de luciérnagas,


qué aguacero dulce,
-truenos desgajados por debajo de la hierba,
nuestros labios enlazados
callaban a la luna-
qué rumor de peces
allá en el fondo del abismo?

En los ojos proyectado el fuego,


a lomos de la noche oscura:
el azogue turbio
precipicio de la lluvia,
frágil barca la guarida
al borde del golpe de las aguas.

Qué pavor temblando en las rodillas


del deseo, mariposicas azules,
vórtice del preámbulo del beso,
procurando devorar al mundo
a dentellazos húmedos y cálidos,
lamiéndonos los ojos,
comiéndonos las manos y sus dedos crueles.

Dichoso encuentro de la espina


que ablanda el corazón,

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arrancada a las sonrisas
de ese cauce volcado en nuestras lenguas.
Qué revoloteo de abejas alteradas como chispas,
qué silencio solemne de coquíes,
qué austeros y atentos esos grillos,
al rozar mi alma con tu alma,
al pasar la tuya por la mía,
qué aullido unísono de perros.

Nuestros vientres, espesos ríos derramaban


desde tu cuerpo lanzándome al vacío
hasta llegar allí, agazapada
ebriedad de miradas abrazadas al delirio.
Un instante... mi dorso
retenido inauguraba el alba,
sigiloso descendí por las escalas de la noche,
tu perfume de vorágine sangrienta me guardaba,
de esa ciudad bostezándose de sueño,
de sábanas marchitas y nunca suficiente amplias.

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EMOCIONADO

Pulsación de arterias
acorde al mar
palabra palpitante
en la respiración de azules autopistas.

Virajes Vuelcos Colisiones

Nacer Reconocer un mundo

Desesperadamente la araña en el ombligo,


panza febril de rata entre los dedos.

Densa oscuridad la luz

Asombro:
Nacer y no quedar inmóvil.
Asombro:
morir de golpe y descansar.

Voy pensando
el hilo que engarcé con la palabra,
pulsación acorde con los trenes de las venas
de tantos pulmones juntos en el mismo viaje.

Vallejianamente Emocionado.

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APUNTES DE VIAJE

I (uno de Espantos)

Tengo un visitante,
no lo veo:
su olor es de siglos.

Deshago la cama,
me recuesto
y está encima de mis labios.

Yo no me apropio de su nada
y mi nada enriquece su soledad.

Tengo un visitante:
ahora que el ruido cesa
y la noche al fin acude a nuestra mesa.

Espanto los necios,


-digo: espantamos a los vivos-
Y quedamos aquí así:
Siglos de camaradería bajo las estrellas.

Leamington SPA, Inglaterra

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II (nostálgico)

No hay sonido más dulce que la niebla,


ni color mejor que la llovizna que no ha caído,
y tus tetas perfumadas, panes aún no bien cocidos,
y tengo el miembro más enhiesto que hayas visto
apuntando hacia la luna media que avergüenza
las intimidades postreras de los nuevos profetas.

Un cangrejo acude a su agujero


cuando penetro entre tus piernas ya tu cuerpo,
Jerusalén reconquistada por la mugre, el sexo y el barro.
(Delirio sorprendido entre el paisaje
De este río Stour que me adormece rural
Y las cruentas noticias de Orientemedio por la radio)
Luego esa mansión victoriana y gótica
en las cercanías de Stratford-upon-Avon
que me estruja el corazón hasta la muerte.

Cuanta fiebre!
Cuanta roja hiedra!
Aquí sobre esta lápida antiquísima
y aquella escondida entre los sauces
de une Belle Dame Sans Merci que acoge
en sus entrañas las arañas y las sierpes.
Cuanta luz en esos pinos milenarios
Cuanta hiedra mortecina!
Cuanta fiebre!

Es verde este otoño


que mantiene mi azul y su bandera,
tan lejos aquí de mi Borinquen
y aquel despreciable balido de cordero;
a tantos días luz de mi Collores,

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aún así siempre tan cerca,
que de todo hago un acertijo
por no olvidar mi tierra.

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III
Isnt’ it a pity, isnt’it a shame
George Harrison

Es una lástima
una pena
mi órgano sexual en la ventana
como una enseña o un mandala,
apenas el frío del otoño.

Desquiciadas hermanas de la noche


hablan sin parar del vino
y las manitas tristes de los cerdos.

Ha llovido
pero no lo suficiente
para ocultar el cálido aliento
y sonrisas de la gente.

Soy afortunado
-como una hoja
amarilla que cae sobre la yerba-
siempre tu mano,
y la cerveza de los compañeros
hacen sublime mi viaje.

Este camino al centro de la piedra


Este pasaje al corazón de Camelot.

Warwick , Inglaterra .

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FUGAZ REMINISCENCIA

Esta bruma saharahui que me arropa


hálito de sueño
brisa tórrida,
reminiscencias de tu cuerpo
escuálido pero blando,
muchacha de maíz
entrepiernas de rosa
y labios que dibujaban maliciosos
mi torva imagen errabunda;

ásperos caminos reverdecen


(mientras oigo el óxido que nunca duerme)
ya de nuevo
debajo
más allá del brumoso mediodía,
ombligo de dátil
y tetas como higos
manantial donde bebo insatisfecho,
-fontana aún de los recuerdos-
en esta hora frente al sopor de sobremesa
y el computador helado, justo ahora
que me atrevo a recobrar por un instante tiempos idos.

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NO VOLVIMOS A LLORAR...
Uno va arrastrándose entre espinas
Enrique Santos Discépolo

No volvimos a llorar
No cantamos a los pueblos.

Los bosques que quedaron


Ya no nos duelen.

Gentes y ciudades que adoramos


No nos despistan.

Los libros dijeron: era el Fin


Y no nos asustamos.

El triste aburrimiento de los hombres


Nos frenó en la cara.
El canto de los niños
Nos hería.
La escondida sonrisa de las niñas
Nos mataba.

Nunca el mundo cambiaría


La muerte se adueñó de las palabras.

No No fue la mañana
No tus ojos
No tu piel

No tu boca
Ni tu ombligo
No, no fue tu dolor.

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Apenas tus piernas
Que luchaban con sus pasos fríos.

No No era yo
El hombre que cantaba.
No los labios
Lamiendo tus entrañas.

No fue la mañana
Inexistente.
El olor que salía
De tu axila
No era.

No No era
Mi mano por tus pechos.

Nos quedamos otra vez


Sin corazón.

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EL TERROR DE LA PALABRA

El terror de la palabra,
el abismo,
vértigo del sonido
desterrando el silencio o la nada.

Las palabras
que no quieren ser dichas,
hartas del texto ambiguo:
distorsión de la ciudad,
caricatura del cadáver,
del cáncer triunfante y exquisito,
del odio común y necesario viajando por las venas.

Burla patética de la mueca,


risa del largo y sordo grito de calaveras innumerables
como las arenas o la sal de la tierra.

La caída,
el escape hacia la piedra,
precipitación en la inacción entumecida,
la impotencia de los alcoholes:

¡Clausurar todas las ventanas!


¡Tapiar las puertas!
de la casa ahora casi desierta.

21
II
yo era un tonto y lo que he visto
me ha hecho dos tontos
Rafael Alberti

Las palabras silenciadas


mientras los cuerpos se deslizan
por lascivias espléndidas, rudas e involuntarias,

espiar esa pústula gloriosa que nace


y con el paso del ruido en los minuteros del sueño
crece maloliente precisamente en el alma,

laberinto donde ayer las emociones


se convertían en gramática,
úlcera viva que la carne no exhibe,
humillación de los chancros,
más soberbia que las llagas abiertas por la peste,
más sublime que el crimen

las palabras no dichas,


promover la maledicencia, el rencor,
alimentar al miedo,
ser verdaderamente el lobo
sin discrimen de todos
y hacerse uno mismo tres tontos.

22
III

El horror de la palabra,
venganza del silencio sinuoso
detrás del cielo en las noches sin luna,
al acecho desde la otra orilla del río,
castración del aliento creciente
aturdido
que espera anhelante entre las piernas
y hundirse feliz en la almohada mugrienta,
aspirar de cuando en vez el polvo,
revuelto por los ventiladores del cuarto,
lleno de caca seca y telarañas
como si fuese el polen de diez primaveras,
la vergüenza de la propia vida,
vista en la miradas de los ojos más recónditos,
la indolencia y la nausea de todos los siglos,
la traición la mentira la miseria,
muda oscuridad donde se agitan los pueblos.

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DESASOSIEGO INTERMITENTE
(a modo de collage)

Oscuridad de pájaros sin fondo.


Bendito sea el diablo, el labio silencioso,
en este ruidoso amanecer
sólo el crimen es sincero
y duerme con la ventana abierta.

La marimorena que se armó y tú sin querer besarme


alucinación en la mesa donde te obligo a soñar
le vierge le vivace et le bel aujourd'hui
Ainsi vais-je librement admirer et songer.

Me atrevía a sentarme en la cama


la mano sobre las sábanas.
Un canario en su jaula colgada del techo
gorjea estrepitosamente.
La soledad conjunta a pocos deja fuera
y cae en los rostros.

Eros desea a la amada,


el uso continuo de esta prenda
aún así el treinta de febrero
de tarde humea todo orgullo.
El afecto humilde y vulgar.
El puede avanzar porque va en el sueño
todo lo ignora de los suyos.

Savia arduo sol


madrugada en la calle triste
con su angustia de arrabales quejumbrosos zigzaguea:
Todo me arrebata y esto es lo terrible.

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Qué sé yo
lo que hay detrás de una caricia oscura?

Lo sordo murmullea,
pequeña prisión de eternidades,
río interior cayendo hacia el abismo:
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
aquí el hombre defiende su estatura
mientras la noche cuida la ciudad.

Los árboles crean el silencio


como las gaviotas trazan sombra y olas,
todo es así, todo es vivir finado
en medio del odio establecido:
No puedo ni llamarte ni llorarte
más allá del alero de la puerta:
Seguiremos arañando las paredes,
pegando nuestras lenguas.

Una margarita se mece en el recuerdo,


pétalo tras pétalo...
y yo aún no encajo en el molde del zapato.
El amor que los humanos parecían tenerse,
objeto cruel de las máquinas fotográficas,
me desgarraba entonces.

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PINK FLAMINGOS

Sueño con pájaros de fuego


-un sueño mineral-
con nostalgia de volcanes.

Ágiles en el fango del pantano,


aves vestidas por lenguas incendiadas,
gráciles flechas de nuestros padres taínos,
inmortales criaturas de belleza inigualable.

Qué reflejo de llamas en las aguas,


-igual a un sol atardecido-
delirio de rosas y de plumas por un horizonte vegetal,
espigadas patas y encorvados picos,
pescadoras aves de mis sueños.

Rociadas con la sangre de las islas:


¿Que premonición dolorosa es su hermosura?

Sueño con esos pájaros de fuego,


flamencos rosados, que regresan
en bandadas generosas, a llenar de colorido
todo este Caribe despojado de postal.

26
HAY UNA CANCIÓN

Hay una canción subversiva


en los urinarios,
-nadie parece escucharla-
todos pretenden no vivir
la verdadera vida,
echarle tierra al vivo
desenterrar lo muerto:
espantapájaros seca saliva hueso,
naturaleza escondida
por las tuberías de ciudades de miedo.

Hormiguero de instintos desnudos,


anterior a todas las señales de tránsito,
anterior a los códigos divinos,
a todos los idiomas humanos,
a los virus y a todos los catarros.

Hay una revolución tramándose en los baños,


en todos los armarios de los hospedajes,
en todas las sábanas revueltas de los hospitales:
un cántico omitido en todas las iglesias
que desprecian al hombre.

Por los canalones de desagüe


baja una revuelta,
una reyerta entre la bestia y el ángel,
una guerra subrepticia y prohibida,
olvidada en los paraninfos de las universidades,
expurgada de los libros de las bibliotecas,
-expresada en todas las miradas de los ojos del hombre,
en todo su gesto inocente de animal-

27
una guerra del instinto con todas las palabras.

Hay una canción subversiva,


en todas las casas desvencijadas y agrias,
una canción que murmuramos tocándonos,
cuando atamos el terror,
-compartiendo el silencio-
a una esquina de la cama mugrienta:
anulando el frío desolado
de todos los espejos astillados y falsos.

28
SOBREVIVIR EN ESTE ANDURRIAL…

Sobrevivir en este andurrial tempestuoso,


sobrevivir a todo el global espanto
que deja corto el horror del Reich;
con esta vocación de búho
lascivo sacerdote de la noche,
ser testigo de los humanitarios bombardeos de Bagdad,
Gaza y demás territorios caídos en desgracia
y abandonados del dios capitalista e inhumano
de los civilizados países de Occidente.

Mientras el fuerte aguacero borra la sangre de las calles,


plazas y mercados,
un murmullo de antiguos acetatos,
el licor y los narcóticos de las ciudades desalmadas,
las exposiciones y espectáculos de serviciales artistas,
intentan obnubilar las huellas de la infamia,
desterrar de la memoria toda la actual miseria,
el dolor, la efímera existencia
donde presbíteros ferales hablan
retóricas torcidas, siniestras y gastadas,
donde las calaveras sonrientes
entonan sus dulces canciones de sirena.

Bajo la voz ahora, entonces,


y con receloso ademán
acudo a mi humilde vicio de palabras
inútiles y párvulas palabras,
acudo en este intento estéril e impotente
con la misma desazón de Casandra.
Acudo religiosamente a exhibir y a develar el terrible horizonte de estos días.

29
FUMANDO LA NADA
(de un sueño)

Los viajeros del tiempo y del sueño,


argonautas de ciudades de uranio,
en sus cámaras y cápsulas de puros metales alienígenas,
nos invitan auspiciosos
-desollándose vivos,
prendidos de eslingas,
escarpias y ganchos adiamantados y asépticos-
a sacarnos la piel como una vestimenta de hule
móvil,
mudable,
-en carneviva, exhibiendo sus venas violetas y epitelios rosados-
una monda sanguinolenta que eriza la razón
y mantiene erectos los pelos de la nuca.

Declino la invitación lleno de un mágico espanto...


observo y espero:
fumando pequeños pedazos de nada,
pesada,
plomiza,
por boquillas de carbunclo y mangas translúcidas,
vivas substancias vacías, volátiles,
densa antimateria que se cuela hacia el alma.

De súbito llegan milicias seráficas


en una batida con trampas de láser y espadas flamígeras,
huimos entonces perseguidos por el aliento
y la sombra, infusos de espanto,
por los corredores de las ciudades de angustia
que pintara de Chirico, solísimos claustros.

30
Despertar…
-Frío sudor de escalpelos-
con un sabor en la lengua y los labios
a terribles e inusitados narcóticos:
El corazón golpeando las sienes con pedernales y rayos.

31
COMO EL BUEN ALFARERO

Como el buen alfarero estimo al rojo barro,


azogue donde escucho: las dormidas palabras,
los suspiros, la risa, los sollozos.

Desde el barro elemental


lleno de piedras y de pajas
a las más preciosa arcilla acudo afectuoso.

Develar y ya no hacer,
y allí donde todo se asemeja
y se hace forma, dando vida, soplo
como un pequeño Dios
huyendo de su todo.

32
A MI AMIGO BAUDELAIRE

Sí, ahora estoy aquí


en ésta efímera hora.
No hay signo corporal de tu presencia,
ni semen, ni mierda,
ni dolor exhalado entre tus dientes.

Sólo ese veneno como águilas


brotando de todas tus palabras,
telarañas de luz donde dormimos.

Sí, ahora, hipócrita escritor


un lector anochecido
escudriña tus penas:
Y ya no hay espejos turbios
ni llamas cadavéricas.

33
ELEMENTOS

Fuego Agua Aire Tierra


Oir Ver
Verbo Aliento Cuerpo Gesto

Un cuervo es el tiempo posado en una rama


Un tabaco nos hace pensar en la noche
Acalla los pájaros de día es fiel a un poema desnudo
Una canción sentimental ablanda las almohadas
La primavera colecta abejas coleópteros y toros
Azul el agua el cielo
Buenas noches luna neón del whisky bar celeste
Un verbo es el aliento dibujado en el gesto de un cuerpo
Un roble es el cuerpo posado en un tiempo de una rama

Roble Cuervo Tiempo Rama


Callar Sentir
Aire Tierra Fuego Agua.

34
CUADRO CON MEMORIA Y CON HOJA
¿la memoria es también una hoja que cae?

la memoria es una hoja que cae también


la memoria es una hoja también que cae
la memoria es que también cae una hoja
que cae la memoria es también una hoja
que cae una hoja es la memoria también
la hoja es también una memoria que cae
la memoria también es hoja una que cae
la memoria también una es que cae hoja
la memoria también una que cae hoja es
una que cae es la memoria hoja también
una que cae hoja también es la memoria
la hoja también una que cae es memoria
la hoja que cae también es una memoria
que cae también es la memoria una hoja.

35
II
(-estribillo en forma de verga, que es hoja y cae también-)

la
es también
una memoria
que cae hoja
que cae también es una memoria la hoja
la hoja también que cae una memoria es
la que cae también hoja una es memoria
una es que cae la memoria también hoja
una que cae
memoria
también
la hoja
es

36
NO PUDIMOS... ENCONTRARNOS

Qué dolor extraño, qué mórbido reproche:


falso Eros, flaco amor.
Nosotros que bailamos en el fuego,
apretujamos el viento y con los ojos
fotografiamos toda esa láctea exhalación
del mundo a cada instante,
dejamos nuestra tinta posesa
a todas las voces del desierto
o la ciudad que cada día más acaba con la selva.

Qué dolor, nosotros sacerdotes,


ebrias pitonisas,
instrumentos de la luz,
venirnos a encontrar por otros labios
que murmuran, -mucho tiempo después-
en ese libro que escribiste tiempo atrás
o en aquel cuadro que cierto día descubrí para mi dicha
-ya no estoy solo nunca más-
pero vosotros ya no estáis,
afines corazones,
os marchasteis solos sin mi risa
con esa canción de negras oropéndolas,
(cuando la larga bufanda de Isadora se enredaba en la rueda
del lúdico e intrépido Bugatti devorador del aire)

Ay! Nosotros que a tiempo...


-tiempos tan distantes y disímiles-
no pudimos... no pudimos,
no, no nos vimos frente a frente.

37
ÁRBOL PARADO AL BORDE DE LA SOMBRA
Nada es bastante real para un fantasma
Enrique Lihn

Un frío de vértigos por los labios,


un frío sin nombre que recorre las venas
se aposenta en los ojos,
un gélido aliento ha borrado mi nombre en su risa
y un alud de moradas escarchas ha sellado su boca.

Vestigios de catástrofes y naufragios hoy pueblan las noches.


Quedan las ratas sigilosas deslizándose
por las orillas de la oscuridad, que se roe
las uñas en este ciclo de muerte, y nervios
quebrados de los marchitos y astillados sueños,
desterrados ahora sí del Paraíso.

Un árbol de pájaros y corazones se pudre en el jardín de la memoria.


Un árbol parado al borde de la sombra,
con ramas donde cuelgan las doncellas ahorcadas,
donde pálidas brisas acarician los órganos lívidos,
vacíos hoy de sentimientos.
Ateridos aullidos en las apretadas y desgarradas bocas.

Un golpe de aguas,
barrunto de chispas, de pedernales y machetes,
desbordados los cauces negros del río mortuorio
que aniquiló las esperanzas paupérrimas y ya podridas.
(Las agónicas nubes de las ciudades desahuciadas
auspician todo esa muerte promisoria del terror y la nada)

Recuerdo entonces los inolvidables aceros de su corazón


y los dientes rotos contra el muro de las traiciones.
Como un pálido viudo sin vals ni primaveras:

38
un barco negrero con traficantes crueles,
vaciando su carga humana en los acantilados inhóspitos del dolor.

Todo este horizonte pintado de inmundicia


alimenta los días que nos quedan por morir
en esta isla meliflua que juega a la traición
del nunca jamás -su eterna cobardía.

Putrefactas médulas sostienen los huesos del miedo.


Y yo solo sólo soy, nave sin regreso,
un terco luchador en medio de la noche
surcada de relámpagos de balas y rabiosas navajas.

39
DEL CAMINO

Hablar del camino


-camino no remunerado-
Soñar y dormir en las estancias
podridas de los muertos y agrietados edificios,
(olor a sudadas entrepiernas,
de estas carnes nuestras de la divina estulticia,
y penetrantes orines, y el óxido que no cesa,
qué delirio y leves aleares de oogonio
casi dulce pero ácido,
como todo lo profundo que ama el disfraz
-como dice esa canción que no es un tango pero es de Buenos Aires...)
ser robado e iniciarse en el robo,
mendigar dinero y cigarrillos
con los vivaces toxicómanos
de variopinta raza, credo, sexo y clase.

¡Ah, las gumías morenas


de esos torvos hombres del túrgido Kif
y la amapola !
Con los que hemos viajado la noche
que gira alrededor de esa muerte
emancipadora, la dama boba de estos días;
sólo queda este cósmico agujero negro,
un vacío infinito de gente y substancias,
-de esperanza y motivos-
y las pestíferas enfermedades incurables
del indolente cuerpo y su alma vaga.

40
II
(-paisaje de nervios y alfileres-)

Densos alaridos.
Gritos desesperados y elásticos de cornisa a cornisa.
Vagido oscuro de carcomidas gárgolas.
Una nevada de estiércol de palomas
como el Pollack del MOMA en New York.

Maldiciones de esa multitud


que sueña desasosiegos en la noche.
La esclavitud del trabajo,
(un temblor neuronal de trenes velocísimos)
la marginación,
los efímeros sueldos
y exiguos paliativos
que no calman el sueño en sus noches.

Ver en la televisión y en los diarios


(la cara dulce y rosa de la vida ausente)
a los otros, los privilegiados
jerarcas, magistrados, banqueros,
prima donnas, industriales y prelados
-envenenadores del planeta-
exhibiendo pingües beneficios
y reconocerlos como los auténticos
ladrones y verdaderos asesinos
del futuro que es un niño lleno de hambre y mocos.

41
III

Colgado del camino


merodeo la humedad.
El día llama
a danza macabra
sin testigos.
El faro abandonado
en la miseria del pasado y la niebla.

Como el verde de los lagos


un día de estos
cura de azul melancolía:
Comienzo a hollar el pasto de la orilla,
julio y otras circunstancias,
-dejo al lado los efectos secundarios
del dolor y el síndrome de los adoquines y la brea,
(ese pequeño encanto de la burguesía) -
laten en los trinos firmes de esos árboles,
como en la eternidad de un verso.

42
LA MARIPOSA GENITAL

La mariposa genital de los deseos


navega hacia el sueño de las islas,
en la balsa de piedra hiende la corriente
sin advertir los ángeles, faro en la atalaya.
Con el éter salitroso en las arterias y la vista,
-y la impronta del león y del castillo en la epidermis-
toca la bajura justo cuando el alba grita casi menstruo.

Vetusto animal con vísceras de polen


y motores ebrios de máquina emotiva,
ardiente, al llamado sigiloso de serpientes,
con grandes aleares frente al fuego
y los cuencos llenos de néctar
de caña de azúcar, dátil y maíz.

Bajo una catarata de hongos vivos:


el lunar arcoiris con brumas de nitrógeno y metano;
(Cassini, la sonda, se desliza igual,
solemne, silenciosa, entre los anillos de Saturno).

Por los jardines del agua sueña un sueño


tan arcaico como el vientre que la arrope un día
en esa pleamar de lenguas, gusarapos y mil constelaciones.

43
PEQUEÑO HOMENAJE A J. CORTÁZAR

Soy un Fama-Fama, de famita recuerdo... Salía de mi casa cantando una


canción de famas y me tiraba de culo para, resbalando, bajar las escaleras;
jugaba en el bordillo de la acera: el pie derecho arriba en el borde, el izquierdo
abajo en la cuneta, brincaba y cambiaba entonces, el izquierdo arriba en el
bordillo y el derecho en la cuneta, y viceversa una, otra vez y otra,
frenéticamente, chaca chaca piu piu, hasta extenuar mis pulmones y mis
piernas.

Los Cronopios siempre tan malandros sacaban las agujas carnosas y


nervadas, que llevan entre sus flacuchas extremidades, y meaban lúbricos...
Pero no, que va, yo soy Fama-Fama, ya te digo, y sólo me dejaba distraer por
Esperanzas, tristes Esperanzas melancólicas, cántaros de mocos, de lágrimas
y penas.

A veces veo un río de llanto en la vereda, y sé que una Esperanza se va cortar


sus venitas azules y violetas, detengo entonces el chaca chacha piupiu, me
apuro , la alcanzo, la rebaso, le grito: Espera! Esperanza espera! Vamos a
jugar en el borde de la acera, me observa lánguida, y maestoso empiezo con
mis aeróbicos de pies y piernas, izquierda, derecha, izquierda, derecha,...
chaca chaca chacacha chaca puu puuu chaca chaca piu piu...

Todo es inútil, no se calman; corren luego y huyen descorazonadas, pero por


hoy ésta, deslumbrada así, no se cortará las venas. Yo nunca he sabido si
viven en el
teatro Bretón, en el Palais Royal, o son recursos de la municipalidad para hacer
algo útil del hambre y la tristeza. Sé que mañana las esperanzas volverán a
caminar llorosas delante de otro Fama-Fama, que viene y vuelve y hace chaca
chaca chachaca puuupuuuu.....Soy un Fama-Fama, ya te dije y... solamente
brinco chacachaca y como acelgas. Chaca Chaca Chaca Chaca
Piu Piuuu chaca Cha ca chaca PUUU PíUU Ahahhhh!

44
OTRA DE VIAJES

Porque el viaje es hacia todas partes


adentro de nuestro propio corazón.

Estupores
pedruscos de estas llagas,
el resplandor del viento de un tórrido diciembre,
colmillos de la jauría de sus fiebres
en articulo mortis, y el rigor
que ruge en el horizonte feral
de extremidades, hoy, irreconciliables
con ese clamor de féretros,
autores del dolor:
largas procesiones del amor eterno,
por estos sueños, con grifos y esfinges fantasmagóricos,
lánguidos, globales, posmodernos...

Dentro de aquella copa


como una aceituna, a medias flota lo que quedó del corazón:
sin más viaje que la vergüenza del espejo.

45
ES TRISTE EL RUIDO
Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman
Luis Cernuda.

Es triste el ruido que dos cuerpos hacen


cuando aislados se aman,
es triste oírlos en la noche jadeantes,
egoístas sierpes deslizándose, entre saliva,
heces, flujos, sudor y sangre.

Es triste imaginarlos, ciertamente: gritando sigilosos,


trenzados en una sola lengua,
gimiendo en un único árbol de carne,
temblorosos -ellos solos- tocando de frente al infinito;
debajo del trueno de sensuales aguas turbulentas,
o como una tea trémula en medio de la noche más lóbrega de invierno,
oírlos, estremecidos delirar y tiernos golpearse,
-chirriar dulce cuando frótanse los dientes–
casi sentirlos y no poder... acercar nuestro clamor alzado.

No, no somos invitados a esa fiesta,


en la contigua habitación
de sábanas escasas y pequeñas,
privada fiesta de dos que sueñan que se aman.

46
A UNOS OJOS

La dulzura del viento me retuerce


el corazón de azúcares violentos,
ignoto torbellino de unos ojos,
relámpago de luz, brutal y urgente.

Mas diligentes vienen, fieros lobos


los latidos, aullidos insistentes;
encuentro fugaz y ebrio que me pierde:
magro pez en el cebo de su rostro.

Ya se hiende y se salva, temeroso,


colgado de las luces de su aliento:
ráfagas ardientes, violetas, verdes;

y entre espumas y coágulos ya tiembla


-narcómano privado de la cura-
llenándome de vida con su muerte.

47
HAY UNA PAUSA AQUÍ PARA LO ÍNTINO

Hay una pausa aquí para lo íntimo,


para esa plenitud que no termina,
para ese cielo de corazones explosivo;
el reencuentro de ese pubis despierto:
tierna furia que no cesa de ser río.

Hay una pausa aquí para el leopardo,


el tacto primordial y la sonrisa tórrida;
la cautela silente, filo de navajas,
-ojos alrededor del fuego en Cabo Rojo-
faro su ombligo con dársenas ocultas.

Hay una pausa aquí para la dicha,


el beso alado de miel y espumas,
de almendra el licor de sus pezones,
-luna eléctrica en las manos del mangle-
caderas que inventaron la ternura y el ámbar.

Hay una pausa aquí para lo íntimo,


-temblor de nuestros cuerpos azorados-
ángeles suavísimos, peces diminutos.
Amor hay una pausa aquí para lo dulce:
ruiseñor astral que nos acerca al infinito.

48
NOS SEPARAN (lil rap)

Nos separan carreteras


hilos de trenes
correspondencias de oficinas, secretarias,
manzanas enteras de tu casa a mi casa,
de tu boca a la mía,
ríos de carros, multitud de seres diurnos
consumiendo hamburguesas
y entrando a las farmacias de chucherías
que venden los condones más baratos.

Nos separan las horas


que me dan para pensar y no me pagan,
las filas del desempleo y el miedo
que me da cuando te acercas con ese olor a hierba,
luna díscola y perfecta,
espejo donde veo el amor nocturno,
el dolor y la nada.

Nos separan años de joderse


el trópico colonial en el corazón
más próximo del cuerpo,
aluviones de pájaros flauta
y peces gorriones,
los besos que se fueron,
con sabor a madrugada,
volando lejos, lejos de nosotros.

Nos separan.

49
NOCHE DE UN FAUNO
y en el sexo ardía una flor.
Rubén Darío

La noche
tiene cuerpo de doncel
entre relámpagos,
caricias de cuchillos.

En el lavabo en sombras
dos jadean
y arde un clavel.

Hechizante y pánico
un eco de siringas,
una niebla etílica
del fuego escapa.

Oficiante giróvago,
-corrido egipán-
bebiendo estremecido
la luz de espumas.

Tótem del sol:


en su cintura
una rosa ardía.

50
TE QUISE TANTO

Te quise tanto que me olvidé del sol.

Los ojos de los niños muertos de hambre


titilaban en la noche,
y yo sólo oía tu corazón en la distancia
que latía y reía en medio de la nada y la estulticia,
muerto de frío y ausente de tus ojos
lánguidos como el mar yo cantaba.

Te quise tanto que me perdí en tu palabra inmóvil.

Las desgracias que salían de tus labios


eran sagradas, sentina mentirosa
en esta genuflexión de idolatría.

Pero tú nada, nada, nada poseías:


corazón vacío, alma manirota, casa destruida.

El dolor hoy tu nombre tiene


y yo camino la ciudad maldita.

51
CANTILENA

Terror de estas manos llenas


de panes y de besos,
de esta amistad que sobrepasa
el rumbo de la historia,

de esta adhesión que nunca acaba


y sin embargo no ceja de negarse
como un diamante puro en el abismo,

oculto de la luz
y de estas manos
que son su brillo y fuego.

52
AMARILLA EXPLOSIÓN
tantas legas mar adentro
Rosalía de Castro

Hoy parece ser que explotó la primavera,


definitiva y radiante,
amarilla explosión con camelias encarnadas,
y blancas por encima del canto de las fuentes.
-Inverosímil y amarilla explosión primaveral.

Huele a eucalipto: sutil, húmedo y telúrico


durante todo el paseo por La Alameda;
saludo la estatua de Rosalía, la poeta:

Adios gloria! Adios contento!


Deixo a casa onde nacin,
Deixo a aldea que conozco
Por un mundo que non vin

Y los pájaros no cesan


de celebrar el buen día, brincando
de rayo en rayo, de un sol
triunfante y sanador:

Los adelfos en flor,


las palomas levantando el polvo del camino
y el piar delicioso entre las hojas verdes de los árboles:
Aleluyas de excitadas alondras al alba,
llena de jocosas y profundas campanas
de ayeres muertos,
como ecos distantes y antiguos en la noche ancestral.
El cómplice arrullo del paspallás y la anduriña
y la piedra que ríe con la yerva paxarera,
silueta de fauno dormido y desnudo,

53
en el murmullo sensual de los incitadores trinos,
anhelando unos pies que hollen las hierbas del jardín escondido.

Santiago de Compostela 2004

54
YA VES
(en homenaje a José Hierro)

Con el número Dos nace la pena.


Leopoldo Marechal

Ya ves
todo lacera
el corazón que entrego
Di que me amas. Di: te amo
Un hombre como yo
libre
primordial
deviene torpe
repercute raro
por este horizonte provincial.

¿Soy yo que me lo invento?


Estábamos, estaban
sumidos en el tiempo
¿Acaso existe amor,
o es tal vez que vestimos
músicas dispares?

Yo no sé,
nunca he aprendido como amar
pero surge natural,
aún con susto:
mi reino por un 'te amo', sangrándote en la boca.

Nadie sabe que piensa cada cual.


Fortuna es que todavía
camino las calles acechando sus alcobas

55
y por fin creo, he aprendido a ser sincero.

Ya lo dijo Borges:
La noche es una fiesta larga y sola.
Perro yo de mis instintos
la celebro:
Privado festín en llamas.

56
REGRESO AL PAIS DE ORIGEN

Vuelvo de la nada
sin ropa y sin tus labios,
buscando mi ayer: mi casa.

Vuelvo de esa nada,


ciudad en lontananzas,
espejismo del sediento
que no pudo habitar,
tranquilo, el suelo que pisaba.

Alegre, perdido sin embargo


ya no reconoce nada,
soy el extranjero
de su patria.

57
AL MARGEN

Olvidé los stalinistas.


Olvidé los académicos.
Olvidé los nuevos metafísicos.
Olvidé los postmodernos
-nuevos ortodoxos- semióticos escolastas,
a los que refiero a los fétidos pedos de Pantagruel.

Olvidé a los que hablan de los muertos


y hacen tesis vanas con sangre ajena.
Olvidé los siquiatras y sicólogos infantiles
que no tienen hijos.
Olvidé los pedagogos que no saben nada de la vida,
los críticos literarios que nunca escribieron un poema,
los estetas que nunca se han manchado
de alizarín crinson la camisa, ni los dedos
de negro y de violeta.
Olvidé a todos los políticos de carrera,
y a los revolucionarios que no revolucionaron
primero sus corazones y cabezas.

Pasé de los que pretenden entenderte,


de la moral a medias de las enriquecidas iglesias
y sus pastores envilecidos por el miedo a la muerte.
Pasé de los profetas y sus púlpitos oscuros
(olvidé lo inolvidable)
y me he quedado al margen,
al margen de la calle,
de las calles llenas de esa gente que pasa,
gentes que pasan velozmente,
para pensar en todo lo que falta:
toda la vida y el amor ausentes.

58
CANCIÒN

Soy tan pobre!


Fui gozoso, -rico- corrieron
por mis labios mundos,
falsos corazones.

Soy tan pobre,


incapaz de saber
qué pecho o qué ciudad.

La pobreza mía sabe


a no saber
qué hago aquí
en el medio de la guerra,
a no querer más lo ya perdido.

Un cuerpo puede ser


tan estupendo y apestar
a muerto las miradas.

Soy tan triste.


Nadie dice adiós,
no buenos días,
sólo los locos
que adivinan: buenas noches
y lloran y ríen de alegría.

Soy tan no ser


y ya estoy cansado
de pararme en las esquinas.

59
EN LAS CARCELES TURCAS

Beauty is truth, truth beauty, —that is all


Ye know on earth, and all ye need to know.
John Keats

- Et tout ce corps remue et tend sa large croupe


Belle hideusement d'un ulcère à l'anus.
A.Rimbaud

Los verdugos y torturadores en Turquía


el polvo y la niebla de épocas oscuras,
enemigos de la derramada luz del cielo,
manosearon torpemente vuestros poemas
y preocupantes cartas de amor;
quebrando vuestros nervios con la falaqa,
y las punzantes descargas eléctricas,
y los días con sus noches en solitaria,
intentaron impunemente quebrar vuestra palabra,
vuestras conciencias: luminosos olivares
y encendidos naranjos de la libertad
y sus alborotadas palomas.

Qué importa ahora aquella urna griega


que cantara Keats, si las cárceles turcas
fueron y son para vosotros, cautivos,
como un cáncer que le naciera a la belleza,
una pústula horrenda en el ano de Venus.
Oh amantes de la justicia núbil,
en el rumor de la lluvia he escuchado
esa canción que rimaba vuestras penas.

60
II
estás en una celda mal iluminada
y te acuerdas de un día luminoso
José A. Goytisolo

¿Existe alguien con noticias del cielo,


o del rumor de nube que tiene un limonero,
o del jardín de una rosa ensangrentada,
o del rubor que es murmullo en las perladas arenas?

Desde acá, lejos, en otra orilla lejos


-del otro lado del mundo-
pienso en todos vosotros, y parecerá extraño,
hermanos presos turcos, sin conoceros.

No podré nunca imaginar, ya sé,


vuestro suplicio, las horas sin dormir;
la privación de la derramada luz;
del contacto, que alimenta y sustenta,
de vuestros compañeros;
y los ecos vaporosos, que empañan
resonantes, los ojos en los baños.

Nosotros acá también tenemos


presos hermanos y esposas,
y también aguardamos en la sombra,
un nuevo día que libere las sonrisas,
en las mazmorras hediondas del Imperio
que arrasa y asola.

¿Existe alguien con noticias del cielo,


o del candor de nube que tienen las datileras,
o del jardín de la rosa gangrenada y los cerezos,
o del rubor que es murmullo en las deslumbrantes y saladas arenas?

61
Oh linces de la libertad, en los hervores del té
puedo escuchar hoy también vuestras amenazadas voces.

62
ESTA HABITACIÒN

Esta habitación desordenada


esa música tacto ausente etílico
espera obsesa de esa muerte
lechosa que no existe.

Espera con palabras


construyéndote malos poemas
como los que tú mereces,
cuando le sacas cuerpo mudo
a la hostia ácida de un beso.

Esta habitación desordenada


con el orden exacto que sale de tus ojos
espera muda ya.

Entonces otra vez esa música


abre una puerta en el pasillo,
soledad habla, -ronronean los carros
en la avenida de charol mojada-
y entro en mi
como en una oscura y húmeda madriguera.

Un anciano recoge latas en la esquina.

63
AMISTADES

La guerra y la codicia amigas son;


te matan por tu oro y tu petróleo,
tus diamantes y tu cobre,
tu agua y tu jardín...

De todo te despojan hábilmente;


vieja historia esta de la guerra
no te equivoques, no les importa
tu libertad o esclavitud,
quién te asesina o quién te conforta,
no les importa -no te equivoques-
tu pasado o tu porvenir,
si ríes o sollozas.

A nadie importan hoy tus dioses


ni tus héroes, juguetes del imperio
del poder y de las sombras;
de la mano van la maldad y la avaricia
construyendo la Historia.

64
AL CALOR DE LA NOCHE
[nocturno para percusión tropical, piccolo y viola de gamba]

Busy, curious, thirsty fly


Drink with me and drink as I
William Oldys

Amigo mío
que vida de golpes nos trabaja el destino,
inesperadas peripecias,
loterías nefastas.
Sabemos muy bien de la materia de sombra
que la vida esta hecha,
tal vez y por eso ya apenas me irritan
los postmodernos e imperdonables holocaustos,
el 1,000,000 de muertos del genocidio en Ruanda,
o las bombas judías en los guetos de Gaza de las que Bush y Sharon hacen
gala;
ni las riadas que arrasan los pueblos que el pobre levanta temerario en la orilla;
ni los altos decibelios de los pútridos templos,
cueva de usureros, inmutables e infames;
ni las secuestradas escuelas
sobre las que se avecinan las cimitarras asesinas del terror;
ni que decir de esos ríos podridos de marginales quirófanos
con órganos de criaturas desafortunadas,
y esos bosques desforestados por el hombre
y las envenenadas islas con corales y mangles desahuciados;
ni las vírgenes transexuales sonrientes que trafican opio y ajenjo
ni la letal amapola del ritual
y encantamiento de astrólogos tibetanos y rabinos sefardíes.

Ad náuseam, alucino alarmado la inocente miseria


que vende los niños endemoniados
para delicia de pederastas iluminados y derviches giróvagos.

65
Busco entonces, al calor de la noche, sí, entonces cuando nadie nos vé
entonces, sí, en el roce inconsciente de nuestros sexos hinchados,
-de hombres tristísimos-
escupiendo en los labios añiles de la sífilis;
busco, sí, busco -y casi te hallo,
amor de tuétanos profanos y radiantes como la luz impecable
o la cirrosis de los verdaderos chamanes-
para ocultar sí, sí escamotear, sí por siempre jamás, sí,
esas patrias vendidas en los mercados de pulgas,
de los trópicos tecatos, otra vez, por los ganglios violetas del sida,
nuestras lágrimas, y el romántico llanto de bugarrones
melancólicos, en ese manto de azules rapsodias,
en el radiante ano de las soberbias meretrices,
el cantazo de sangre que escupen la venas,
en ese tórrido roce que negamos.

Busco, busco y casi; mas no... -No, ya apenas ni existes.


Entonces regreso -y escapo- a esa bestia,
a ese animal que se revuelca confinado en el abismo.
Corren entonces por mi piel,
de yodo sus húmedos colmillos,
palpita en los dedos su epidermis salobre y amarga,
naufragios sublimes, vergüenzas loables y esa tinta
china y profundamente azul envenenando la lengua
de poetas infames, oscuro animal de sexos castrados
por las lunas amarillas de las ajenas vergüenzas,
y los armarios mutables
(con las perniciosas substancias
de años atrás y añejas y mohosas corbatas de sueños suicidas)
para la chicha florida de tu daga de hojaldres.
Océano insondable, Oh mar de las intranquilidades!
-Su piel oscura y profunda derramando ahora ya para siempre en mi espalda,
saliva y esperma, espumosas y blancas-
Sus luminiscencias fantasmagóricas

66
como los hilos del humo de incensarios antiguos;
solubles peces e insolubles venenos
sobre la arena de las pasiones nocturnas.

Hay golpes en la vida! Yo no sé!


Declaraciones de paz que anuncian guerras más sangrientas;
truncas epifanías, cortadas yugulares,
continuas traiciones de políticos
ardientes y lumínicos asesinos en serie.
Inútiles trabajos con sus días
que en vez de liberarte te enganchan.
El poste de alumbrado sólido y erguido
-frente a ese carro hoy amasijo de carne y de chatarra-
que para nuestra tristeza,
se cruzó en el camino del pana más fiel.
Como las pequeñas pistolas en la liga de las bellacas,
hay navajas de afeitar, centelleantes,
debajo de los pétalos de la rosa.

Ay Amigo mío!
Son los vientos asesinos de la primavera,
inusitadas catástrofes
como el cáncer que ayer echó a perder: aquel amor
y la novísima cadera de Omar -dulce poeta-
de titanio deslumbrante.
Exilados mis ojos del día,
ausentes como tu ausencia,
en la hermética oscuridad sello mis pasos,
saqueo los faros de las costas
e incendio los altares de los cultos cobardes,
como un bárbaro Atila arrebatado
por el rayo de luna mortal que me envenena.

67
COLOFÒN

Las torturas
Las hogueras
Las cámaras de gas
Las interminables guerras
La hambruna, la opresión y la miseria...
Son los regalos
Que vuestra delirante y democrática religión
Acostumbra dar
A mi pobre humanidad agonizante.

¿Cuando amanecerá la oscuridad


Que el alma me anochece?

68
Guía por páginas y título

4 Palabras del Autor


5 Prólogo
8 Ciudad Transida
9 Las Estrellas esta Noche
11 Júbilo del Cuerpo
13 Emocionado
14 Apuntes de Viaje I
15 II
17 III
18 Fugaz Reminiscencia
19 No Volvimos a Llorar
21 El terror de la Palabra I
22 II
23 III
24 Desasosiego Intermitente
26 Pink Flamingos
27 Hay una Canción
29 Sobrevivir en este Andurrial
30 Fumando la Nada
32 Como el Buen Alfarero
33 A mi Amigo Baudelaire
34 Elementos
35 Cuadro con Memoria y con Hoja I
36 II
37 No Pudimos... Encontrarnos
38 Árbol Parado al Borde de la Sombra
40 Del Camino I
41 II
42 III
43 La Mariposa Genital

69
44 Pequeño Homenaje a J. Cortázar
45 Otra de Viajes
46 Es Triste el Ruido
47 A Unos Ojos
48 Hay una Pausa aquí para lo Íntimo
49 Nos Separan
50 Noche de un Fauno
51 Te Quise Tanto
52 Cantinela
53 Amarilla Explosión
55 Ya Ves
57 Regreso al País de Origen
58 Al Margen
59 Canción
60 En las Cárceles Turcas I
61 II
63 Esta Habitación
64 Amistades
65 Al Calor de la Noche
68 Colofón
69 Índice

70

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