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LEVINSKY

Capítulo 1: Panorama del desarrollo psicosocial en el adolescente.

La adolescencia es un proceso que ocurre durante el desarrollo evolutivo del


individuo, caracterizado por una evolución biopsicosocial.

El proceso adolescente marca la transición del estado infantil al adulto. Las


características (psic, evol, comp, adapt. soc) dependen de la cultura y de la sociedad en
las que el proceso se desarrolla.

El diccionario de la RAE (1992) dice que el adolescente es el que: “está en edad


que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo
del organismo”.

Por lo tanto, el adolescente es el que está en un periodo que antecede a la juventud.

La sociedad tiende a organizarse por medio de reglas, leyes y tradiciones que,


cultura mediante, se perpetúan como valores grupales, comúnmente aceptados.
Viendo esto, las sociedades establecen los estatus infantil y adultos, así como la
modalidad de transición.

Esto refiere al conjunto de criterios socialmente vigentes que marca la evolución del
joven hasta alcanzar el estatus adulto.

La pubertad es un proceso resultante de las transformaciones biológicas,


mientras que la adolescencia es fundamentalmente psicosocial. Ella es
desencadenada, forzada y concomitante a las alteraciones biológicas que intervienen
en la maduración de las manifestaciones pulsionales y son inherentes a este período.

Hay aspectos que pueden ser considerados universales, más allá de que la
adolescencia es influenciada por el contexto en el que se desarrolla:

 Todas dan un significado social preponderante a la adquisición de la capacidad


de reproducción.
 También a la primera menstruación.
 El tabú del incesto.
 La representación totémica y sus significados.
Búsqueda por fuera de la familia de un objeto de amor.
 Capacidad de reproducción evidenciada por la primera eyaculación y menarca.
(Más allá del significado social).

 CRISIS. DESEQUILIBRIO. Tanto por los cambios biológicos, fisiológicos


como por las repercusiones psicológicas de inserción a la adultez.

Lo que puede diferenciar a un adolescente de otro, y una cultura de otra, es la


intensidad y expresión de esa crisis.

Por otro lado, la cultura se va modificando.

La sociedad, cultura y tradiciones establecen criterios que el joven deberá


superar para obtener el status adulto.

Requisitos culturales para el estatus adulto:

Sociedades simples

 El indígena púber que con su función reproductiva, o siendo apto para la caza o
la guerra, alcanza el estatus adulto.

 Rituales de iniciación: judíos, cristianos con ciertos rituales.

Sociedades complejas

Aquí se prolonga el tiempo de transición.

 Madurez emocional

 Independencia

 Autodeterminación

 Responsabilidad

 Actividad sexual adulta

El joven debe enfrentar aspectos sociales, económicos y profesionales.

Dentro de la misma cultura hay diferentes adolescencias. Otro factor a considerar es


el socioeconómico.
Determinadas sociedades desarrollan “ritos iniciáticos”, que facilitan el proceso
de integración a la comunidad adulta.

Estos ritos denotan la ruptura de los lazos domésticos de los jóvenes y consagran el
paso que es dado de la vida en familia en dirección a la vida comunitaria.

En cualquier contexto sociocultural, la adolescencia será siempre un periodo de


crisis y desequilibrio. Producto de cambios fisiológicos, como también de las
repercusiones psicológicas de la inserción del joven en la comunidad adulta.

El joven puede estar apto para ejercer sus funciones sexuales, pero se encuentra
conflictuado frente a las fuerzas de la cultura, de la sociedad y de los peligros que
existen ante los deseos de plena liberación y desarrollo de esas funciones.

Es necesario que aprenda a luchar con su cuerpo, sus deseos, sus afectos y
principalmente tener consciencia de las consecuencias.

Esos niveles de compromiso social y afectivo requieren de madurez para funcionar


dentro de una realidad que es individual y social. Para esto el adolescente deberá
atravesar vivencias que lo doten de experiencias que le ayudarán en este proceso.

Las contradicciones que se presentan entre la vida biológica y las imposiciones


de la cultura serán fuente de conflictos intensos en proporción a la importancia de los
puntos de fijación y a las características regresivas de la infancia.

Los impulsos hacia una vida sexual adulta están presentes independientemente de la
cultura. Las posibilidades de experimentar, que favorecen a la identidad sexual, son
restringidas por las expectativas de la cultura y son derivados del conflicto edípico, fruto
de la prohibición del incesto.

Del joven se anhela que aprenda a controlar sus impulsos sexuales y agresivos
en un período en el que él se siente con poca habilidad para hacerlo, llevándolo a
reprimirlos o liberarlos. A menudo pasan a la acción de manera compulsiva
constituyendo un acting out.

Acting out: Reaccionar por descarga, sin usar debidamente la capacidad de pensar
creativamente. Comúnmente se observa que, una vez satisfecho el deseo inmediato,
cuando ocurrió la descara, surgen el conflicto y el dolor. Éstos son consecuencia del
sentimiento de culpa y posibilitan una reconstrucción reparadora.
Repasamos la evolución psicosexual

 COMPLEJO DE EDIPO: Fundamental es la estructuración de la personalidad y


base de la organización de la identidad sexual. Gran parte de las cualidades de
las relaciones interpersonales adultas dependerá de esa relación con los padres.

 LATENCIA: Sexualidad reprimida y desplazada a otras actividades sociales.


DIQUES.

 PUBERTAD. MASTURBACIÓN.

Para Winnicott, el adolescente tiene con su cuerpo una relación lúdica que permite la
integración sensación – afecto, acercándose al objeto real y concreto, a su vez
sublimando para la adaptación.

Repasamos el desarrollo cognitivo

 7 – 10 años: inteligencia de tipo lógico – concreta (relaciona, clasifica, compara

 Adolescencia: Evoluciona al pensamiento formal, hipotético deductivo.


Carencia de expresión emocional y juicio crítico.

Por ej. Fanatismo.

 Hablan con el cuerpo.

 Factor socioeconómico y cultural.

La crisis normal de la adolescencia

Durante la infancia, el niño se encuentra en una situación de dependencia.


Los padres saben lo que es bueno y malo para él. Este transitará caminos indicados por
los padres. Cuenta con el cariño y el apoyo de estos padres que también intervienen en
sus decisiones y respectivas consecuencias.

Con la transformación corporal llega una comparación física del niño con sus padres,
se ve cada vez más similar a ellos. Con la llegada de la pubertad aparecen los
torbellinos de transformaciones incontrolables e involuntarias. Estas lo impulsan
hacia la madurez, y el chico pierde irremediablemente su condición y permisos
infantiles. De todas formas, es la manera de obtener plenamente el estado adulto.
Duelos por los que debe atravesar los jóvenes en su camino hacia la madurez:

a) Duelo por el cuerpo infantil que se perdió:

El cuerpo se transforma independientemente de la voluntad del niño a raíz de los


cambios pubescentes. Siente tanto deseos de que estos cambios lleguen, como
impotencia porque los mismos son incontrolables.

b) Duelo por el papel e identidad infantiles:

Sentimientos de pérdida por aquellos privilegios de niño. Esto dará lugar a


nuevos aspectos en los que tendrán en su base los impulsos sexuales y agresivos. Lograr
la vida adulta puede ser una ambición, pero existe temor por estos cambios y el
desconocimiento de los mismos.

c) Duelo por los padres de la infancia:

El joven busca retener a los padres de su infancia en su personalidad, pero con el


tiempo encuentra que sus deseos e idean no concuerdan con los de sus padres. Le causa
remordimiento asumir esto, por miedo a las consecuencias (entre ellas, perder a los
padres de la infancia justamente).

d) Duelo por la bisexualidad infantil:

Todo ser humano posee constitucionalmente potenciales sexuales tanto


masculinos como femeninos, independiente de la anatomía sexual (Freud). Ellos entran
en conflicto cuando llega el proceso de definición de la identidad sexual (Laplanche y
Pontalis).

El joven revive las experiencias pasadas durante el conflicto edípico de la


adolescencia. Pero en la actualidad, la energía impulsiva, sexual y agresiva es
intensa.

El desarrollo corporal y la sexualidad genital continúan hasta llegar muy cerca de


que se concreten las fantasías edípicas en lo real. Esto lleva al adolescente a vivenciar
la situación de manera angustiante y temerosa.

Cuando hay una solución satisfactoria del conflicto edípico en la infancia, mayores
son las oportunidades de una mejor aceptación de su identidad sexual. Luego de que
se evoque la conflictiva edípica en la infancia y se reedite, el joven se sentirá más apto
para establecer un relacionamiento heterosexual satisfactorio y menos angustiante.

El revivir inconscientemente la situación edípica los deja confundidos. Surgen


las angustias, llenas de remordimiento, de culpa, de crisis de autocastigo por los miedos
que estas fantasías despiertan.

En el proceso evolutivo hay tanto una desestructuración como una


reorganización estructural de la personalidad y de la identidad en dirección a la
personalidad adulta. Los momentos de inestabilidad van disminuyendo a medida que
el joven encuentra claridad elaborando sus pérdidas y empieza a sentirse admitido y
tolerado en el medio en el que vive.

Durante estos movimientos de reestructuración de la personalidad, el joven


agrede a sus padres, no porque ya no los quiera, sino porque se encuentra en medio
del “asesinato inconsciente” de los padres de la infancia que lleva consigo mismo.

En este conflicto, el joven tiene necesidad de nuevos modelos de identificación.


Artistas, pensadores, religiosos, educadores, deportistas, etc… son elementos en los
que el joven desea encontrar sus nuevos y propios valores y características. Por este
medio, el joven podrá encontrarse y construirse a fuerza de ensayos y errores en su
búsqueda de modelos identificatorios.

Es durante esta etapa de búsqueda en la que se crean los grupos que el


adolescente frecuenta (las barras). En realidad pertenecen a estos grupos más por
buscarse a sí mismos que por lo que el grupo representa para ellos. En estos grupos
adoptan actitudes, vestimentas, pensamientos, etc… similares. El objetivo es lograr
exteriorizar sus pensamientos y enfrentarlos con los demás.

El grupo funciona como protección ante la soledad que la pérdida de los padres
infantiles y la confrontación con los padres reales le general al joven.

El joven expresa su estado conflictivo por medio de su comportamiento. Él se


muestra susceptible, sus mecanismos defensivos se intensifican debido al poderío de la
impulsividad sexual y agresiva. Sus actitudes tienden a ser impulsivas, fácilmente
exacerbadas con tendencia psicótica o psicopática. Esto es fuente de grandes
preocupaciones en el seno familiar y en el entorno en el que vive.
MECANISMOS DEFENSIVOS

1. RACIONALIZACIÓN

2. INTELECTUALIZACIÓN

 Idealización YO ESQUIZOIDE
 Escisión
 Negación
 Id. Proyectiva
 Omnipotencia SINDROME NORMAL
 Ambivalencia

Capítulo II: Aspectos psicoanalíticos del proceso de identificación en la sociedad actual.

Desde muy temprano necesitamos al otro para definir nuestra existencia e


identidad.

Nadie es lo que es, sino que será el resultado de una interacción entre los aspectos
propios y los de la relación que se establece con el otro y con el medio.

El término IDENTIFICACIÓN: Posición centrar en relación con:

 El desarrollo
 La organización de la personalidad
 La constitución del ser como individuo
 Proceso: resultado de la interrelación entre las diversas instancias psíquicas y
también del vínculo mutuo del $ con el objeto.

Freud

El proceso de identificación es fruto de una evolución conceptual que se


distingue de otros mecanismos intrapsíquicos.

Laplanche y Pontalis, (1981)

Identificación: proceso psicológico mediante el cual un sujeto asimila un


aspecto, propiedad, atributo de otro y se transforma total o parcialmente sobre el modelo
de éste.

Esencial para la constitución del ser.


Identidad: Resultante de una multiplicidad de identidades parciales que tiene
aspecto invariable, creando nuevas imágenes a medida que ocurren movimientos en el
medio circundante o interior.

IDENTIFICACIÓN NEGATIVA: El sujeto se identifica con el objeto caótico.


Esto le da sentido de pertenencia. No poseer identidad se vive peor que tener una
identidad negativa.

Capítulo III: El proceso de identificación del adolescente a la luz del psicoanálisis


contemporáneo.

La búsqueda de la identidad se hace por medio de un proceso continuo,


caracterizado por etapas críticas del desarrollo, que se organizan en forma dinámica.
Esas etapas sirven de sustrato para la organización de los nuevos niveles de desarrollo y
función.

Progresiones y regresiones ocurren durante el proceso evolutivo. También


períodos críticos que posibilitan la aparición de nuevas actitudes y relaciones ínter e
intrapsíquicas. Éstas dan lugar a un proceso mental dinámico y creativo.

La crisis de identidad del adolescente es consecuencia de dos fuerzas que son


antagónicas:

 Una que lo empuja a la vida adulta


 Una que lo atrae hacia “los privilegios” de la vida infantil.

La primera de ellas (que lo empuja a la vida adulta) está ligada a la aparición


de la sexualidad adulta, asociada a la capacidad reproductora, así como a la
reorganización yoica y del sistema de valores. En esta lucha para adaptarse a las
transformaciones se da la aparición de un conjunto de mecanismos característicos de la
infancia.

CRISIS DE LA ADOLESCENCIA: CRISIS FAMILIAR

La dinámica familiar se transforma con la adolescencia de los hijos,


coincidiendo con la segunda adolescencia de los padres: la envejecencia.
Adolescente: ambivalencia entre la vida adulta y la vida infantil.
Ejemplo, Caso Claudia (leerlo del texto).
Capítulo IV: La crisis de los padres en la adolescencia de los hijos.

Mientras él está en subida, yo estoy en bajada, entrando en la


menopausia (…) y su papá también (madre de un adolescente de 15
años).

El adolescente durante el proceso de identificación

 Pasa por un conjunto de trasformaciones intrapsíquicas relativas a la evolución


de la sexualidad en búsqueda de nuevos objetos de investidura libidinal.
 Tiene que trabajar innumerables pérdidas.
 Sufre la manifestación del narcisismo primitivo y de sus aspectos actuales.
 Reorganiza los aspectos dinámicos y estructurales del yo.
 Busca su verdadero self y se conflictua con el self social turbado por las
necesidades adaptativas.
 Vive transformaciones cognitivas.
 Realiza conquistas desde el campo de la experiencia.
 Vuelve a definir sus condiciones existenciales.

Este conjunto de transformaciones (correspondientes a la crisis normal de la


adolescencia) tiene repercusiones directas en las relaciones de la vida,
fundamentalmente con los padres reales.

Aparecen enfrentamientos que se suman a las ansiedades originadas por las


transformaciones.

 Estas también son vivenciadas por los padres del adolescente (también pasan por
problemáticas propias.
 Producto de estar atravesando la mediana edad.

Es un periodo crítico: perturbado por definiciones de naturaleza existencial y que pone


en cuestión a la personalidad de los padres.

La crisis normal del adolescente

Etapa en la cual suceden grandes transformaciones

 Biológicas
 Psicológicas
 Sociales
En medio de estos cambios, hay una búsqueda de:

 Nueva identidad  Definición social


 Autonomía  Definición ideológica
 Definición sexual  Definición profesional

Una serie de mecanismos intrapsíquicos prevalece durante ese proceso, como


lo son:

 Idealización
 Escisión
 Negación de la realidad
 Omnipotencia
 Identificación proyectiva
 Ambivalencia

Le dan al yo una característica peculiar, de naturaleza esquizoide.

Los periodos de rebeldía y determinismo se alternan con otros de inhibición,


retracción e intensa dependencia. Son aspectos de características contradictorias,
propios de esta fase del desarrollo.

Las características de la crisis del adolescente están relacionadas con:

 Su biografía
 La calidad del desarrollo de los primeros vínculos afectivos
 La organización del self primitivo
 Las características narcisistas de la personalidad
 La capacidad de integración yoica
 Recursos para transitar entre la posición depresiva y la esquizo-paranoide
 El proceso de elaboración de los conflictos edípicos

El conjunto de manifestaciones psíquicas ocurre de la mano de un


comportamiento del adolescente a menudo agresivo, compulsivo, inestable y
contradictorio. Se manifiesta arrogante, prepotente, rebelde, desafiante frente a
la autoridad de los padres, la sociedad. También está en estrecha relación con la
fragilidad del yo, la intensidad de la vida pulsional y las reformulaciones del
superyó.
Estos comportamientos muchas veces oscilan dentro de un desconcierto
imprevisible para el adolescente y para su entorno. A la vez, se queja reclamando su
autonomía e individualidad, continúa dependiendo de la familia de la infancia.

Por más que los padres tengan conciencia de las características de esta fase
del desarrollo de sus hijos, por más tolerantes y comprensivos que se muestren, ellos
también pasan por una gran cantidad de angustias, dudas, miedos, incertidumbres,
celos, envidia e ira, junto a mucho amir, admiración y orgullo por sus chicos.

Muchas características de la propia adolescencia de los padres se reflotan en


este periodo y no es extraño que se confundan con aspectos psicológicos y acciones
semejantes a los del hipo adolescente (ambivalencia, omnipotencia, actuaciones).

Las transformaciones corporales del hijo adolescente hacen reavivar


sentimientos edípicos en los padres. Sus hijos ya no son vistos con cuerpos de niños,
sino que son vistos por momentos como chico y por momentos con la expectativa de
respuestas adulto-mórficas. Esto puede poner en juego actitudes fóbicas y contrafóbicas
en los padres, producto de proyecciones de fantasías incestuosas que so transformados
en efectos destituidos de erotización (sublimación). Prevalece la negación de la
existencia de deseos libidinales incestuosos, cuanto éstos no son suficientemente
sublimados mediante la admiración estética, afectiva o intelectual.

Otro de los aspectos observables es el desconocimiento paulatino cada vez


menor del círculo de amistades de sus hijos. De todas formas, incluso conociendo este
círculo de amistades, el control que pueden ejercer disminuye, y si intentan algo al
respecto, el adolescente puede reaccionar violenta y agresivamente contra ellos.

(Caso Jonas, Pp. 170).

[Sin embargo, la autoridad es necesaria. Será el eje alrededor del cual se


estructurará la personalidad en términos superyoicos y del Ideal del yo].

¿Qué significa ser madre o padre de un adolescente?

 Aflorar sentimientos narcisistas: mantener el control

 Vivirlo de una forma más liviana

 Vivirlo como una verdadera crisis de “envejecencia”.


¿Cuáles son las funciones y posiciones que deben adoptar?

Muchos padres necesitan redefinir límites de su espacio y valores morales. Lo que


lleva a encuentros y desencuentros, admiración y odio, como lucha entre el deseo de ver
a los hijos ya crecidos e independientes y la pérdida de los hijos de la infancia.

CONFLICTO EXISTENCIAL

 Liberación de la función parental

 Pérdida del cuerpo adulto. Atenuación de la libido sexual, menopausia,


andropausia.

 Cada vez están más seguros de que hay cosas que no van a poder realizar.

 La conciencia de lo irreversible se hace más presente.

 Preanuncio de la muerte. La temporalidad con otras dimensiones.

 Lo inexorable cada vez más cercano, principalmente por la experiencia de perder


a sus padres.

 Más dedicación a intereses personales.

Padres “asesinados” por el/la hijo/a adolescente.

Los jóvenes que buscan su autoafirmación, queriendo mostrar que ya no necesitan


a los padres de la infancia, los “asesinan” mediante la negación y el desprecio a las
funciones parentales. Sin embargo, el adolescente tiene la necesidad de tener padres
como modelos.

El proceso de emancipación requiere de cierta violencia afectiva para despojarse


de lo que tiende a mantenerlo simbiótico a la vida infantil. Cuánto más narcisista sea,
mayor será el sufrimiento de esas pérdidas. Otros se sienten libres por ya haber
cumplido con sus funciones y pasar a la siguiente etapa. Otros, hacen del tiempo un
movimiento circular para negar la evolución hacia la muerte.

LA RELACIÓN DE PAREJA: Etapa crítica.

Alejamiento de los hijos: Nuevo estado existencial vacío.

 HOMEOSTASIS PSÍQUICA
Capítulo V: La cuestión del diagnóstico en el trabajo con adolescentes.

La formulación diagnóstica implica reunir un conjunto de elementos que nos


permita evaluar la naturaleza del proceso en cuestión, en sus múltiples aspectos.
“Diagnóstico es el conocimiento integral del paciente”. La mejor formulación
diagnóstica es la que retrata al paciente de manera descriptica y psicodinámica.

Hay que considerar los elementos:

 Biológicos
 Psicológicos
 Sociales
 Culturales
En sus aspectos específicos y en la manera en como ellos interactúan.

Existen muchas técnicas, pero su elección dependerá de la formación académica


y post-académica del profesional.

Es importante considerar los aspectos psicopatológicos, psiquiátricos y psicoanalíticos,


para así obtener una mejor comprensión del funcionamiento psíquico.

La participación de un equipo interdisciplinario puede llegar a ser necesaria para


esclarecer el planteamiento terapéutico de diferentes áreas afectadas. A esto se le suma
el hecho de que son individuos en desarrollo. Es decir, muchas de las manifestaciones
observadas podrían tener un carácter transitorio. Algunas son propias del momento
evolutivo, pero otras tienen que ver con la historia del paciente.

Determinados síntomas alcanzan y expresan perturbaciones de esferas mayores o


menores de la personalidad.

No se deben dejar de lado aquellas influencias directas o indirectas que el niño


y el adolescente sufre como resultado de cuestiones del entorno social como la
miseria, la violencia, ignorancia, abandono y falta de modelos identificatorios.
Tampoco hay que desestimar los factores inhibidores y facilitadores de la vida
pulsional, inherentes a la cultura en la que están insertos el joven y su núcleo familiar.

El psicoanálisis permitió, mediante las vivencias clínicas, formular teorías


para lograr una mejor comprensión de la organización yoica y sus funciones, del
pensamiento y de las características de la personalidad. Abrió el espacio necesario como
para aprender a observar, intentar la dirección de las influencias del inconsciente en el
consiente y las características de la organización dinámica, estructural y económica de
las investiduras afectivas en sus aspectos libidinales y destructivos.

Por medio de la relación transferencial se detectan:

 Loa tipos de ansiedad emergentes


 Los mecanismos de defensa del yo
 Los niveles de organización
 Los niveles de la infraestructura yoica
 Las características de las relaciones objetales
 Los aspectos narcisistas primitivos y actuales
 El umbral para soportar las frustraciones
 Las características del pensamiento

Se evalúa la capacidad de discriminar:

 Entre lo real y lo imaginario


 Los procesos utilizados en el control de la agresividad
 El nivel y contenido de las fantasías inconscientes
 La capacidad de transformación del pensamiento
 La actividad creativa

También permite estudiar las regresiones, fijaciones e inhibiciones del


desarrollo.

El adolescente, dentro del proceso de identificación y, por lo tanto, pasando por


un periodo crítico intenso, es susceptible a una serie de trastornos patológicamente
normales.

Sin embargo, hay que estar atentos. ¿Por qué? Porque en el transcurso del
proceso crítico aparecen o se instalan muchas patologías latentes. Al ser un periodo
vulnerable, pueden ocurrir descompensaciones en relación con el frágil equilibrio yoico
que estaba siendo mantenido.

Es esperable observar jóvenes que no tienen percepción de los caminos seguidos


por su destructividad, estructurando a partir de ello (de manera inconsciente) situaciones
comportamentales o psicosomáticas de auto y hétero agresión.
El adolescente, para alcanzar una mayor capacidad discriminatoria (sobre la
realidad y lo imaginario que se representan) tiene la necesidad de acercarse o de llegar
a vivir el caos. Si es posible, de manera lúdica, para poder salir ileso de ese juego sin
sufrir las consecuencias reales y dramáticas. Deben llegar a vivir los mitos desde la
aprehensión de la realidad interna y externa.

En la vida cotidiana, el joven crea (consciente o inconscientemente), por medio


del “síntoma”, la necesidad para “redescubrir” su mundo interior. Así poder dirigir
mejor sus pulsiones y utilizar los nuevos recursos yoicos que a menudo no sabe que ya
los tiene. Los más diversos encontronazos en la vida lo ayudarán a descubrirse
(siempre se reza a la espera de que no sean muy fuertes y se puedan arreglar).

Modos que el joven tiene de vivir la experiencia en el camino de su propio


descubrimiento:

 Actuaciones (acting out)


 Los momentos depresivos
 Las experiencias homo y heterosexuales
 Situaciones conflictivas de naturaleza neurótica
 Mecanismos psicóticos
 Momentos de mala integración de las partes de sí mismo
 Estado confusional producto de alguno/s de los puntos anteriores

A la vez, un joven que se ve adecuado y adaptado resulta preocupante. Puede


ser una manifestación de un falso modo de ser. El verdadero modo de ser suele estar
entonces en conflicto consigo mismo, con los padres y con la sociedad.

La turbulencia y otros síntomas son manifestaciones que revelan una mente


en proceso de transformación. Claro que es un proceso doloroso e incómodo, para el
adolescente así como también para quienes lo rodean. Pero esto es constructivo, y lo
ayuda a alcanzar la madurez.

A partir de estas experiencias, el adolescente encontrará sus nuevos contenidos y


desarrollará los contornos de la nueva personalidad. Por lo que la evaluación en el
momento actual va a depender de seguir acompañándolo longitudinalmente en su
evolución y también en la comprensión de la vida actual e infantil, del imaginario
infantil y contemporáneo inscrito en su mente.
Es imperioso estudiar los primeros años de vida. El primero sobre todo, para
intuir lgo respecto de los primeros vínculos, de la integración del self primitivo, de la
relación simbiótica y su disolución hacia la individuación (conflictos edípicos
primitivos) y de los mecanismos primitivos de la mente.

Se señala esto porque durante la crisis de la adolescencia, el joven revive


(inconsciente e intensamente) las experiencias emocionales de la vida mental
primitiva, concomitantes a sus experiencias actuales.

Con esto queremos señalar que si el niño tuvo un buen vínculo inicial con la madre, si el
padre fue participante de las funciones de prolongación de la madre y asumió el
correspondiente papel en el proceso de separación e individuación, entonces fueron
creadas las condiciones necesarias para el desarrollo de un sentimiento de confianza
básica, y una adecuada definición de los papeles, de espacios individuales y comunes.

En el transcurso de este proceso, la estructura yoica se organiza y (en la medida


en el que el niño retiene experiencias positivas y negativas, o gratificantes y no
gratificantes), va creando un espacio virtual en el que se establecen las funciones
simbólicas.

El joven pasa por transformaciones que afectan diferentes vértices de su


personalidad:

a) La evolución de la sexualidad en busca de nuevos objetos de investidura


afectiva
b) El proceso de pérdidas
c) El narcisismo y la organización yoica
d) La ruptura entre las partes discriminadas y no discriminadas de la
personalidad
e) El falso y el verdadero self
f) Las transformaciones cognitivas y el aprender con la experiencia

Desde cada uno de estos vértices se pueden identificar a los desvíos normales
del desarrollo adolescente, o también que los estados transitorios se cronifiquen
adquiriendo la condición de un cuadro psicopatológico estructurado.
Los cuadros clínicos suelen estar poco definidos en la adolescencia. Pueden
presentar componentes:

 Histéricos
 Fóbicos
 Ansiosos
 Depresivos
 Persecutorios
 Psicóticos
 Psicopáticos

Es importante caracterizar la plasticidad de los síntomas y el polimorfismo de


la personalidad en estas etapas del desarrollo.

El estudio de la personalidad de un adolescente corre paralelamente a un


mundo de transformaciones y descubrimientos. Producto de las nuevas
identificaciones surgen nuevos cambios y transformaciones en la personalidad
(proceso que es oscilante). Se suele decir que “lo común en un paciente adolescente es
ser un paciente impaciente”.

En este periodo del desarrollo hay más posibilidad de que encontremos


organizaciones psicopatológicas mejor estructuradas en relación con las que se
pueden encontrar en la infancia, acercándolas a la nosografía de la psiquiatría
general.

PERO en la gran mayoría de los casos se trata de trastornos comportamentales y


afectivos que todavía están poco estructurados desde el punto de vista
psicopatológico, en un periodo de vida que es susceptible a reordenamientos, a la vez
vulnerable y sujeto a desorganizaciones psicoafectivas. PERO contrario a esto, las
estructuras rígidamente organizadas reflejan gravedad y cronicidad.

Recordemos a Aberastury y Knobel (1971):

“Síndrome normal de la adolescencia” en la que encontramos manifestaciones


comúnmente encontradas en este periodo. Pueden a menudo (estas manifestaciones)
ser confundidas con cuadros psicopatológicos.
Aun así, depresión, psicosis, neuróticos y psicóticos (características) pueden
estar disfrazados por las manifestaciones comunes de la adolescencia.

Por otro lado, en casos de trastornos graves, como el síndrome borderline, la


crisis de la adolescencia tiene poca participación. Hay cuestiones que están más que
nada relacionadas con fallas ocurridas tempranamente, ne el periodo de separación-
individuación.

Durante la crisis de la adolescencia, se da la reminiscencia (los recuerdos que


sobreviven de las etapas primitivas y se recuerdan) de aspectos primitivos vinculados al
período de separación-individuación.

Estas condiciones interferirán en la evolución adecuada del proceso de


identificación, causando inconvenientes que tienden a hacerse crónicos o a dejar
secuelas en la reestructuración de la personalidad.

Es por esto último que además de la evaluación sintomatológica, es necesaria la


evaluación de las características de la investidura objetal, las etapas del desarrollo de la
libido, los puntos de fijación del yo, los niveles de fantasías conscientes e inconscientes,
las relaciones entre self primitivo y actual, el falso y el verdadero self, y también las
relaciones existentes entre la vida afectiva y el pensamiento.

Se hace indispensable la observación en sentido longitudinal. Es conveniente


proponer una serie de encuentros que posibiliten el tiempo necesario como para
identificar las primera resistencias, fantasías y conflictos, otorgándoles tiempo tanto a
paciente (como a familiares) como al profesional para poder lidiar con el encuentro
con lo desconocido que es la relación profesional/paciente/familia.

Mediante una relación continente, acogedora, no invasora, e interesada por la


persona del adolescente, se crea un lazo afectivo que abre un espacio lúdico para lo
imaginario, facilitando así el acceso al fundo afectivo.

La observación longitudinal, periódica y continua: permite que se constate si


tal o cual síntomas o movimiento psíquico es aislado o está integrado a estructuras y
sistemas más complejos (dentro de una organización psicopatológica más definida).

La intensidad, duración, amplitud y las repeticiones de las manifestaciones


revelan un mayor o menor grado de integración yoica. De manera concomitante se
puede se puede observar la capacidad de transitar entre la posición esquizoparanoide y
la maniaco.-depresiva, la capacidad de discriminar lo real y lo imaginario, como
también la capacidad yoica de transformación del pensamiento. Este conjunto de
elementos contribuye a construir y considerar una imagen sobre constancia o
transitoriedad de las manifestaciones, y sobre la rigidez o flexibilidad de las
estructuras psíquicas involucradas.

El niño y el adolescente se encuentran en pleno desarrollo, y mientras más


temprana sean la detección y profilaxis terapéutica, mayores serán los beneficios
para el paciente.

El éxito de las acciones terapéuticas integradas van a depender del aspecto relacional
del equipo del adolescente, la familia y en muchos casos, también la institución. Es de
suma importancia el conocimiento de la dinámica grupal y sus mecanismos
defensivos que tienden a repetirse en la relación equipo/paciente/familia.

Es importante señalar que la práctica clínica con adolescentes, la ortodoxia


psicoanalítica (mantenerse al margen de la familia y escuela), provoca más dificultades
que soluciones.

La comprensión de los padres en relación a los movimientos que se dan en la


adolescencia normal o patológica es un factor importante a la hora de buscar
colaboración para la evolución del proceso terapéutico.

Para trabajar con adolescentes, el profesional debe disponer de tiempo y


creatividad para lidiar con situaciones imprevisibles. Hasta puede llegarse a solicitar la
movilidad física del analista (ir a hospitales, por ejemplo), flexibilidad mental, y
habilidad para enfrentar la situación inusitada, contemporalizarla y preservar las
condiciones que podrán dar continuidad al proceso psicoanalítico.

Una vez reunidos todos estos elementos, se formulan los puntos


fundamentales del diagnóstico nosológico y psicoanalítico. Esto puede ser
acompañado por tests psicológicos, y la observación y revisión longitudinal de los
resultados. Las hipótesis formuladas serán discutirlas con el adolescente y sus padres,
dependiendo de: la edad cronológica, el nivel de dependencia afectiva y legal y de la
naturaleza de los problemas presentados (se suele hablar con el joven respecto de la
posibilidad de sumar o no a sus padres respecto de los resultados obtenidos durante el
diagnóstico).

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