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HIPÓLITO YRIGOYEN
Al asumir la presidencia, el 12 de octubre de 1916, Yrigoyen se vio obligado a desplegar diferentes políticas con el
objetivo de modificar la compleja situación que le tocaba enfrentar.
La oposición conservadora
Yrigoyen comprendió muy pronto la necesidad de consolidar su poder, para lo cual instrumentó una política
institucional orientada a limitar a la oposición conservadora, al tiempo que se iba creando un verdadero culto centrado
en su propia persona.
Puesto que la base del poder conservador se encontraba en las provincias, Yrigoyen desató una política
sistemática de intervenciones federa- les sobre ellas: en los seis años de mandato, realizó diecinueve intervenciones, de
las cuales quince se realizaron por decreto y sólo cuatro por ley del Congreso. Estas intervenciones permitieron a
Yrigoyen tanto quitar a los conservadores los recursos de las administraciones provinciales, como modificar las
situaciones electorales adversas. Yrigoyen demostró un muy escaso respeto por el Poder Legislativo dominado por la
oposición conservadora y, de ese modo, logró limitar sus posibilidades de acción.
La oposición radical
La tendencia divisionista fue una constante en la historia de la UCR. Yrigoyen tuvo dificultades para disciplinar a su
partido, y no siempre consiguió un apoyo unánime. El presidente no pudo controlar a su partido en Santa Fe, Mendoza y
en San Juan, mientras que, en muchos otros casos, sólo logró mantener la unidad recurriendo a todo el poder de su
investidura presidencial. Para evitar las fracturas, los grupos que rodeaban a Yrigoyen intentaron imponer un culto a la
persona del presidente. Sin embargo, estas prácticas llamadas "personalistas" tampoco resolvieron el problema, por el
contrario, le ofrecían un blanco tanto a los ataques de la oposición como de los sectores disidentes del partido. El “anti
personalismo” sería la consigna aglutinante de la oposición interna de la UCR, oposición que esperaba la ocasión para
iniciar la fractura.
A lo largo de 1917, nuestro país vivió un clima tenso de conflictividad social, como consecuencia de la crisis
económica y también de la llegada de las noticias de la Revolución Bolchevique en Rusia. En general, Yrigoyen privilegió
una política de acuerdo con los sectores descontentos. A pesar de ello, en enero de 1919, estalló un conflicto en los
talleres Vasena, que se extendió por toda la ciudad de Buenos Aires. Durante una semana. obreros y policías se
enfrentaron en las calles de la ciudad. Este conflicto, denominado "la semana trágica", finalizó con la intervención del
Ejército y dejó un lamentable saldo de numerosos muertos. La “semana trágica TM produjo como reacción en el seno de
la élite, la creación de Liga Patriótica, que organizaba a grupos de jóvenes armados para reprimir a trabajadores.
A partir de esta situación, los conservadores recuperaron la iniciativa política y el caudal electoral del radicalismo
disminuyó notablemente en 1920, aunque las cifras le alcanzaron para ganar las elecciones. Jaqueado por esta
oposición, Yrigoyen se vio obligado a reprimir todo conflicto social: esto fue lo que aconteció en la Patagonia, en 1921,
cuando el teniente coronel Héctor Varela, enviado por el presidente, reprimió una huelga de peones al precio de una
horrorosa matanza.
CRONOLOGIA
1922
- Presidencia de Marcelo T. de Alvear.
1928
-Segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen.
1930
- Golpe de Estado.
POLITICA PERSONALISTICA
LAS PRESIDENCIAS RADICALES II:
ALVEAR E YRIGOYEN
Ayudado por su buena imagen entre la oposición y por una coyuntura económica favorable, Alvear logró llevar a
cabo una presidencia eficaz. En 1928, Yrigoyen fue reelecto para un segundo mandato, que quedaría trunco por el golpe
del 6 de septiembre de 1930.
DÉCADA DEL 30
El golpe de estado del general José Félix Uriburu, perpetrado el 6 de septiembre de 1930, inauguró un período de
trece años en el que ocuparon la presidencia, gracias al fraude electoral, el general Agustín P. Justo, el radical alvearista
Roberto Marcelino Ortiz y el conservador Castillo. Esta etapa de nuestra historia, conocida popularmente como «la
década infame», se caracterizó por la ausencia de la participación popular, la persecución a la oposición, la tortura a los
detenidos políticos, la creciente dependencia de nuestro país y la proliferación de los negociados.
Lamentablemente pero no casualmente, sólo un día antes de las elecciones que le hubieran permitido al bloque
radical en el Senado conseguir la mayoría necesaria para nacionalizar el petróleo, tuvo lugar el mencionado golpe de
Estado. Es por esto por lo que no pocos historiadores han escrito que el golpe del 6 de septiembre de 1930 «tiene olor a
petróleo».
Respecto de este, don Raúl Scalabrini Ortiz comenta en su libro «Política Británica en el Río de la Plata» que «el 9
de septiembre de 1930, Irigoyen fue derrocado por una revolución. Todos supimos, quizá demasiado rápido, que esa
revolución fue animada por los intereses de la Standard Oíl.»
Otra razón del ‘disgusto’ de las petroleras extranjeras se debe a la decisiva intervención de YPF en el mercado
petrolero el 1° de agosto de 1930. En esa fecha la petrolera nacional tomó el control de la mayor parte del mercado y
realizó una baja sustancial en los precios de los combustibles, obligando a los trust a reducir sus ganancias. El golpe que
derrocaría a Yrigoyen sucedería apenas 36 días después de ese hecho.
Vale mencionar que el golpe del 6 de septiembre de 1930 contó con la complicidad de un sector de la UCR, «los
galeritas» de Alvear, y con el apoyo de, prácticamente, la totalidad del arco político opositor: socialistas, demócratas,
conservadores, liberales, etc., no muy diferente de la «Junta Consultiva Nacional» del gobierno de facto de septiembre,
esta vez de 1955.
La intervención del Estado en la economía se limitó durante este período de profunda crisis económica y social, a
resguardar con fondos públicos los intereses privados de los grandes grupos económicos, desentendiéndose del hambre,
la desocupación y la miseria que soportaban un alto porcentaje de las familias argentinas. Este manejo discrecional de
los presupuestos por parte del gobierno fomentó la corrupción y los negociados, grandes protagonistas de esta década
infame.
La infamia es algo inmoral, deshonroso, indecente. Esta calificación es designada a los gobiernos del período, los
cuales buscaban:
Mantener el poder fingiendo y simulando los procesos de elecciones, para defender los intereses de los grandes
terratenientes, del capital extranjero y utilizar los cargos de funcionarios públicos para el enriquecimiento personal en
forma ilícita. La corrupción llega a las esferas más altas del gobierno.
Excluir política y socialmente a los sectores populares, negar su protagonismo.
Se producen prácticas de fraude electoral y ausencia de participación popular, imposición de Estado de Sitio,
intervenciones federales a provincias, clausura de periódicos, persecución y encarcelamiento a opositores, tortura a los
detenidos políticos, fusilamientos, asesinatos de funcionarios opositores, corrupción y negociados