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ARISTÓTELES, METAFÍSICA

Fragmento por comentar:


Todos los hombres tienen naturalmente el deseo de saber. El placer que nos causa las
percepciones de nuestros sentidos es una prueba de esta verdad. Nos agradan por sí
mismas, independientemente de su utilidad, sobre todo las de la vista. En efecto, no sólo
cuando tenemos intención de obrar, sino hasta cuando ningún objeto práctico nos
proponemos, preferimos, por decirlo así, el conocimiento visible a todos los demás
conocimientos que nos dan los demás sentidos. Y la razón es que la vista, mejor que los
otros sentidos, nos da a conocer los objetos, y nos descubre entre ellos gran número de
diferencias.
Los animales reciben de la naturaleza la facultad de conocer por los sentidos. Pero este
conocimiento en unos no produce la memoria; al paso que en otros la produce. Y así los
primeros son simplemente inteligentes; y los otros son más capaces de aprender que los
que no tienen la facultad de acordarse. La inteligencia, sin la capacidad de aprender, es
patrimonio de los que no tienen la facultad de percibir los sonidos, por ejemplo, la abeja
y los demás animales que puedan hallarse en el mismo caso. La capacidad de aprender
se encuentra en todos aquellos que reúnen a la memoria el sentido del oído. Mientras
que los demás animales viven reducidos a las impresiones sensibles o a los recuerdos, y
apenas se elevan a la experiencia, el género humano tiene, para conducirse, el arte y el
razonamiento.

El texto que voy a comentar es un fragmento extraído del primer capitulo del libro La
Metafísica, de Aristóteles. He escogido estos dos parágrafos en concreto porque me ha
llamado la atención el deseo del saber de los seres humanos y la diferencia entre estos y
los animales.
En esta parte del libro el filósofo griego confirma que los humanos tenemos el deseo
innato de aprender cosas nuevas. Aristóteles argumenta que este deseo se demuestra en
el placer que sentimos al usar nuestros sentidos, especialmente la vista. Esta afirmación
sugiere que el deseo de saber no solo es por su utilidad práctica, sino también por el
placer esencial que obtenemos al observar y comprender el mundo que nos rodea. El
autor resalta la importancia de la memoria a la hora del aprendizaje, ya que una cosa
que nos distingue de los animales es nuestra capacidad de retener información. Mientras
los animales son incapaces de mantener esos recuerdos, los humanos tenemos la
capacidad de aprender y aplicar nuestro conocimiento a través del arte y del
razonamiento.
En resumen, Aristóteles nos recuerda la complejidad y el potencial del ser humano
como seres pensantes y aprendices en el universo.

COMENTARIO DEL LIBRO:


BIBLIOGRAFÍA

https://www.filosofia.org/enc/ros/meta2.htm

https://es.scribd.com/document/286978287/Resumen-Metafisica-
1-1

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