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TAREA DE METAFÍSICA

CONCLUSIÓN

Todos los hombres al saber tienden por naturaleza. Y un signo de ello es el amor de las
sensaciones, pues aún aparte de su uso son amadas por sí mismas, y sobre todas las
otras, las por los ojos. En efecto, no solo en vistas de obrar, sino aun cuando nada nos
aprontamos a hacer, preferimos el ver a todas las demás, por así decir. Y la causa es que
ésta sensación máximamente nos hace conocer, y hace evidente muchas diferencias”

El párrafo se inicia con una sentencia incisiva: “todos los hombres al saber tienden por
naturaleza”. Nos entrega las premisas que lo llevan a emitir tal juicio; nos recuerda que
amamos a las sensaciones independientemente de su uso, y que a la que más amamos es
la vista, y nos explica que la razón de ese amor es que dicha sensación nos muestra
muchas diferencias, es decir, nos hace distinguir, entender, evidenciar mejor las cosas,
nos hace, por tanto, conocer, saber.

“Por Naturaleza poseen sensación los animales, y de ésta, si bien en algunos de ellos no
se engendra la memoria, en otros sí se engendra. Y por eso éstos son más providentes y
capaces de aprender, que los que no pueden memorar, siendo inteligentes, pero sin
aprender cuantos no pueden oír los sonidos (cual la abeja y eventualmente algún otro
género tal de animales). Aprenden en cambio cuantos además de la memoria tienen ésta
sensación”

Hasta se cree que la experiencia es casi semejante a la ciencia y al arte2, más en los
hombres resulta la ciencia y en arte de la experiencia, pues “la experiencia creó al arte”
según acertadamente dice Polos, “y la experiencia al azar”.

En relación con la acción, se cree que la experiencia nada difiere del arte, sino que
vemos aun que mejor aciertan los expertos, que los que sin experiencia tienen alguna
razón.

Y la causa es que la experiencia es conocimiento de lo en cada caso, el arte en cambio,


de lo general, más las lecciones, y las generaciones todas versan sobre lo singular. Pues
no sana al hombre el médico, si no accidentalmente, al cual acaece ser esencialmente
hombre. Si pues sin la experiencia tiene alguien la razón, y conoce así lo universal, más
ignora lo singular en él, muchas veces errará de cura, pues curable es lo singular.

Aristóteles explica ahora la diferencia entre el que tiene experiencia y el que sabe. Por
una parte, quien posee la experiencia, el artista, sabe cómo hacer lo que le compete,
pero desconoce las causas que configuran lo que él busca, sólo sabe que, si hace esto,
logrará esto otro, mas no sabe por qué. Dice el filósofo estagirita que la sabiduría, o más
literalmente, el saber y el entender, están más cerca del artista que del experimentado,
pues, como veremos más adelante, el conocer o entender las causas es capital para el
saber.

Mas con todo pensamos que el saber y el entender están más presentes en el arte que en
la experiencia, y más sabios juzgamos a los hombres de arte que a los expertos, como
atribuyendo más sabiduría a todos según el saber.
Y esto porque unos conocen la causa y los otros no. Pues los expertos saben sí el que,
mas no el por qué. Los otros, en cambio, conocen el por qué y la causa.”

En general, signo que distingue al que sabe y al que no sabe, es el enseñar, y por esto
tenemos al arte por más ciencia que la experiencia: unos, en efecto, pueden, los otros no
pueden enseñar.

Puesto que la ciencia investigamos, esto es lo que se ha de examinar: la ciencia de


cuáles causas y de cuales principios es sabiduría.
UNIVERSIDAD SANTA MARÍA LA ANTIGUA

NOMBRE:

Joseph E. Acevedo R.

CEDULA:

8-846-1098.

PROFESOR:

Luis Tapia.

MATERIA:

METAFÍSICA.

FECHA DE ENTREGA:

Martes 11 de agosto del 2020.

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