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ARISTÓTELES, Metafísica, Libros l, lV y Xll.

En Aristóteles, Metofísico. Traducción de Hernán Zucchi'l


Buenos Aires, De Bolsi llo (Sud americ ana\, 2004.

I (ALEA)

I. Todos los hombres, por naturaleza, desean conocer.


Prueba de ello es el deleite que causan las sensaciones,
pues, al margen de su utilidad, nos deleitan por sí mismas;
y, por encima de todas, la sensación visual. En efecto, no
sólo con el fin de obrar, sino aun sin tener que efectuar ac- zs
ción alguna, preferimos, por asl decirlo, la vista a todo lo
demás. La causa de esto reside en que, enfue todos los sen-
tidos, ella nos proporciona más conocimientos y nos hace
paten{e muchas peculiaridades de las cosas.
Los animales, por naturaleza, están dotados de sensa-
ción, pero en algunos, a partir de ella, no se genera ulterior-
mente el recuerdo, en otros, sí. For esta razón, los últimos sso¡
son más avisados y más capaces de aprender que los que
carecen del poder de recordar, pues los incapaces de perci-
bir sonidos son avisados, mas no poseen la facultad de
aprender, tal como ocurre con la abeja y con cualquier otro
género de animales que esté constituido de esa manera.
Sólo poseen la capacidad de aprender los que, además del zs
recuerdo, están dotados de ese sentido.
Mientras los animales viven con el auxilio de imágenes y
recuerdos, participando escasamente de la experiencia, el
género humano se vale de la técnica y del raciocinio; mas
en los hombres la experiencia nace del recuerdo. Muchos sar"
recuerdos referentes a una misma cosa dan por resultado
una experiencia. Y pareciera que la experiencia es casi se-
mejante a la ciencia y a la técnica, empero, ciencia y técni-
ca arriban a los hombres a partir de la experiencia. Pues la
experiencia engendró la técnica, como dijo con razón Polo, s
y la inexperiencia el azar. Nace la técnica cuando, de un
cúmulo de nociones empíricas se elabora un úrnico juicio
universal válido para todos los casos semejantes. Formular

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el juicio de que tal medicamento curó a Calias, que se en- por su destreza práctica, sino porque tienen la teoría y co-
conhaba aquejado de tal o cual enfermedad, y que lo mis- nocen las causas.
mo hizo con Sócrates y con otros muchos individuos, es En general, el signo distintivo del sabio y del ignorante
r0 propio de la experiencia. Pero saber que un medicamento es la cápacidad de enseñar, y por esto estimamos que la
l,tró u todos lós individuos de cierto tipo, considerados técnica es en más alto grado ciencia que la experiencia,
como pertenecientes a una especie determinada, aqueja- porque los técnicos pueden enseñar y los otros no.
dos de cierta enfermedad, como, por ejemplo, los flemáti- Además, consideramos que ninguna de las sensaciones Io
cos o los biliosos, o los afectados de fiebre alta, es cosa de constituye la sabiduía. Pues, por importante que sean para
la técnica. el conoiimiento de lo particular no nos suminishan el por-
Con relación al obrar, pareciera que experiencia y técni- qué de nada, como, por ejemplo, por qué el fuego es ca-
ca en nada difieren, pues a menudo comprobamos que los liente, sino sólo que es caliente.
15 empíricos aciertan más que quienes poseen la teoría sin la Por eso es probable que antaño el inventor de una técni-
experiencia. Laraz6n de esto reside en que la experiencia ca cualquiera, emancipada de las sensaciones ordinarias,
es conocimiento de lo particular, mienhas que la técnica lo despertára la admiración entre los hombres- Esto no sólo rs
es de los universales, y que el obrar y el devenir pertenecen había ocurrido a causa de la utilidad de sus invenciones,
por entero al dominio de lo particular. sino por su sabiduría y superioridad sobre los demás. Y
No es al hombre en general a quien cura el médico a no como que fueron inventadas cadavezmás técnicas, tenien-
ser por accidente, sino a Calias o a Sócrates o a algún otro do unas por mira las necesidades y ohas el agrado, los in-
zo individuo así denominado y al que le ocurre accidental- ventores de estas últimas fueron tenidos por más sabios que
mente ser hombre. Entonces, si se posee la teoría sin la ex- los primeros, porque sus ciencias no estaban enderezadas a
periencia y si se conoce el universal pero se ignora el indivi- la utilidad. De ahí que una vez constituidas todas las técni- zo
áuo subsumido bajo é1, se incurrirá en errores de tratamien- cas, se descubrieron las ciencias que no tienen por objeto ni
to, pues es el individuo el que debe ser hatado. el placer ni la necesidad. Se originaron, en primer lugar, en
Sin embargo, creemos que en general el saber y la capa- los países donde los hombres gozaban de ocio. Por esta ra-
zs cidad de comprender pertenecen más bien a la técnica que zónlas matemáticas nacieron en Egipto, porque en ese país
a la experiencia, y reputamos más sabios a los técnicos que le fue concedido el ocio a la clase sacerdotal.
a los empíricos, pues la sabiduría, en todos los hombres, Hemos establecido enlaÉticala diferencia entre técnica, zs
está vinculada al saber más eshicto. Y esto ocuffe porque ciencia y las otras actividades similares. El objetivo de nues-
unos conocen la causa y otros no. Los empíricos saben que ho tratamiento presente es que se concibe generalmente a
una cosa es, pero ignoran eL porqué; los técnicos, en caln- la llamada sabiduría como ocupada de las primeras causas
:o bio, conocen el porqué y la causa. Por esto pensamos que y principios; de manera que, como antes se ha dicho, el
los maestros de obras son más dignos de consideración, y ámpírico parece ser más sabio que el que sólo dispone de ro
son más sabios que los obreros manuales, porque están al datos sensibles, cualesquiera que sean; el técnico más que
su¡ tanto de las causas de lo que hacen, mienhas que los otros, el empírico; el maestro de obras más que el obrero manual,
como ocurre con algunos seres inanimados, obran sin saber las ciéncias teóricas más que las productivas. Salta a la vista sez"
lo que hacen, al modo como el fuego quema. Los seres in- que la sabiduría es la ciencia que se ocupa de determina-
animados efectúan cada una de estas cosas por alguna ten- dos principios y de determinadas causas.
dencia natural, los obreros manuales' en cambio, lo hacen
5 por tenencia. Así, los maestros de obras no son más sabios

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II. Puesto que buscamos esa ciencia, habrá que exami- mismo tendrá una decidida preferencia por la ciencia más stz¡

s nar de qué causa y de qué principios la sabiduría es ciencia. cabal. Y esa ciencia es de lo más cognoscible, pues lo más
Si se tuvieran en cuenta las opiniones que comúnmente se cognoscible son los principios primeros y las causas. A tra-
forjan acerca del sabio, este asunto se tornaría más claro. v¿i de los principios y a partir de ellos se conoce lo demas y
Se supone: a. que, en la medida de lo posible, el sabio co- no inversamentá los principios a través de los particulares
noce todas las cosas sin tener en particular la ciencia de que dependen de ellos. Por último, e. la ciencia dominante
ro cada una de ellas; b. que se denomina sabio a quien es ca- y supeiior a la subordinada es la que conoce en virtud de
pazde conocer lo más difícil y lo que no es fácilmente acce- que iin ha de hacerse cada cosa, pero, para cada individuo, :
sible al conocimiento humano, pues siendo el conocimien- este fin es el bien y, en general, el objetivo del proceso na-
to sensible común a todos, es fácil y no tiene un ápice de tural.
sabiduría; además, c. que quien posee un conocimiento Las consideraciones que anteceden muestran que el
más riguroso de las causas y quien es más capaz de ense- nombre buscado recae sobre la misma ciencia, la cual ha
ñarlas es, en cualquier género de ciencias, el más sabio. de escrutar los primeros principios y las causas, pues el ro
rs Además, d. entre las ciencias, la que se elige por sí misma y, bien, es decir, el fin, es una de las causas'
por el saber que proporciona, se considera que es en mayor Y que no se trata de una ciencia productiva dan prueba
medida sabiduría que la que sólo es deseable por los resul- las consideraciones de los primeros que filosofaron. En
tados. Y e. que la ciencia dominante es sabiduría en mayor ef.ecto, mediante la admiración los hombres, tanto ahora
medida que la auxiliar, pues no es competencia del sabio como antes, comenzaron a filosofar. Al comienzo se admi-
recibir órdenes, sino prescribirlas. No es él quien debe obe- raron de las dificultades sencillas, después, avanzando gra-
decer, pues es el menos sabio quien debe estarle sometido. dualmente, plantearon dificultades en torno de los proble- rs
20 Táles son las opiniones, en naturalezay en número, que mas más graves, tales como los cambios de la Luna, los del
se tiene de la sabiduría y de los sabios. a. Enhe las peculia- Sol y las eltrellas y, finalmente, acerca del origen del univer-
ridades que acabamos de señalar, el conocimiento de todas ro. Áhotu bien, quien se encuentra perplejo ante una difi-
las cosas pertenece necesariamente a quien posee la cien- cultad y quien se admira, reconoce su propia ignorancia
cia de lo universal, porque éste conoce, de alguna manera' (de ahl que el amante de los mitos, de alguna manera' sea
los casos particulares que el universal abraza. b. Estos co- amante áe h sabiduría, porque el mito consiste en un cú-
nocimientos, es decir, los más universales para el hombre, mulo de maravillas). Así, pues, los primeros filósofos se die-
25 son quizá los más difíciles de adquirir, porque son los más ron a filosofar para huir de la ignorancia y persiguieron el zo
alejados de las sensaciones. Además, c. las ciencias más ri- saber en consiáeración del conocimiento y no por su utili-
gurosas son las que en mayor medida se ocupan de los pri- dad. Y lo que ocurrió da testimonio de lo que decimos,
meros principios, pues las que se valen de menos principios pues se comenzó a buscar ese tipo de conocimiento tan
son más exactas que las que tienen que añadir más princi- pronto se hubieron satisfecho todas las necesidades de la
pios; como, por ejemplo, la aritmética es más rigurosa que .riaa y todo lo relativo al bienestar y el solaz. Es obvio, pu€s' 25

la geomehía. Más aún: la ciencia que se ocupa de las cau- q,.r" Áo buscamos ese conocimiento en virtud de una ulte-
sas es en mayor medida instructiva que la que no lo hace; rior utilidad. Y así como llamamos libre al hombre que tie-
30 pues enseñar consiste en poder suminishar las causas de ne su fin en sí mismo, y no es fin de otro, así decimos que
cada cosa. Además, d. saber y conocet considerados en sí ésta es la única ciencia libre, puesto que es la única que
mismos, se realizan más plenamente en el conocimiento de tiene su propio fin.
lo más cognoscible. Quien aspira a conocer por el conocer For eito podemos con justicia considerar como no hu-

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mana su adquisición. De tantas maneras la naturaleza hu-
mana es esclava que, según Simónides, puede decirse que: III. Es claro que debemos procurarnos la ciencia de las
primeras causas (pues decimos que conocemos una cosa 25

sólo Dios puede gozar de ese privilegio cuando consideramos conocer su causa primera). Habla-
mos de causa en cuatro sentidos diferentes. En primer lu-
y es indigno que el hombre no busque la ciencia que está a gar, decimos causa a la ousía o a "lo que es ser esto" (pues
iu alcanie. Si los poetas están en lo cierto y la divinidad es el porqué de una cosa se reduce en último término al enun'
celosa, es probable que, en este caso, debiera estarlo. Y ciado de esa cosa y el primer porqué es causa y principio);
tendrían que ser desdichados todos cuantos se destacaron en segundo lugar, causa es la materia o el sustrato; en tercer ¡o

¡ en estas disciplinas. kro es inadmisible que la divinidad lugar, es el principio de movimiento y, en cuarto lugar, a
sea celosa (y, como declara el proverbio, "los poetas nos menudo opuesto al tercero, es el fin y el bien (pues éste es
dicen muchas mentiras"), y es menester pensar que ningu- el fin de todo devenir y de todo movimiento). Hemos estu-
5 na otra ciencia es superior en dignidad a aquélla. Pues la diado suficientemente esto en la Físico. Con todo, tenga-
ciencia más divina es la más venerable y sólo esta ciencia lo mos en cuenta las opiniones de quienes antes de nosotros c¡¡¡
es por dos razones: una ciencia es divina si Dios la posee de se enbegaron a la investigación de [a naturalezade los seres
manera muy especial y si trata de cosas divinas. Ahora y filosofaron acerca de [a verdad. Evidentemente, también
bien, sólo esta ciencia satisface ambas exigencias, pues es aquéllos reconocieron ciertos principios y [determinadas]
opinión generalizada que Dios es una de las causas y un causas. Será, pues, de provecho para la presente investiga- s

dóterminado principio, y que Dios de manera exclusiva o ción que nos aboquemos al estudio de esas opiniones, pues
r0 eminente poseería esa ciencia. Todas las demás ciencias o bien descubriremos otra clase de causa, o bien deposita-
más bien contribuyen a las necesidades vitales, pero ningu- remos más confianza en aquellas que acabamos de men-
na es más excelenle que aquélla. cionar.
Sin embargo, en cierto sentido, la adquisición de esa La mayor parte de los filósofos creyó que los principios
ciencia tiene que provocar un estado de ánimo opuesto a de todas las cosas se encontraban exclusivamente en el
aquel con que comenzamos la indagación. Todos comien- dominio de la materia. Ella es pues el principio de que
zan, como dijimos, admirándose de que las cosas sean consisten todas las cosas y a partir del cual comienza la
como son, como oculTe con los títeres que se mueven porsf generación y al que finalmente todo se reduce al corrom-
rs solos, con los solsticios y con la inconmensurabilidad de la perse, pues la ousía subsiste aunque modificada por sus r0
diagonal. Parece admirable a quienquiem que aún no haya afecciones; además, sostuvieron que es el elemento y el
escrutado la causa, que una cantidad no admita ser medida principio de los seres. En virtud de estas consideraciones,
por la unidad más pequeña. Pero es menester arribar al creyeron que en el fondo no existe ni generación ni co-
lemple de ánimo contrario y, según e[ proverbio, al mejor, mrpción, ya que esa naturaleza se conserva siempre, asf
como ocurre cuando se comprenden los ejemplos mencio- como no afirmamos que Sócrates nazca absolutamente
zo nados. Pues nada provocaría más admiración a un geóme- cuando se torna bello o músico, niperezca cuando pierde rs
ha que si la diagonal se tornara mensurable. estas cualidades, porque el sustrato subsiste, es decir,
Ha quedado establecido cuál es Ia naturaleza de la cien- Sócrates mismo... Y oho tanto ocurre con lo demás. For-
cia busóada y cuál es el objetivo a que deben enderezarse que siempre debe existir una determinada naturaleza (una
nuestra brlsqueda y nuestra indagación. o más de una) de la que nace todo el resto, mienhas ella
se conserva. En cuanto al número y carácter de semejante

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20 principio, no todos concordaron. Tales, el fundador de oto sentido, en modo alguno nacen o se destruyen, sino
este tipo de filosofía, dijo que es el agua (por eso sostenía que subsisten eternamente.
que la Tierra flotaba sobre el agua); quizás llegara a esta Después de reconocer las opiniones de estos pensado-
creencia observando que el alimento de todas las cosas es res, podría pensarse que la írnica causa es la que pertenece
lo húmedo y que el mismo calor nace de él y que de él a la clase que se llama material. Pero, avanzando de esta
zs vive (porque principio es aquello de donde nacen todas manera, la realidad misma les señaló el camino a seguir y
las cosas). Pudo haber llegado a esta creencia razonando los fozó a una indagación ulterior. Forque si es cierto que
de esa manera y observando que los gérmenes de todas toda generación y toda destrucción tiene lugar a partir de
las cosas tienen naturaleza húmeda y que el agua es la un único principio o de muchos, ipor qué acontece esto, y
fuente de todo lo húmedo. cuá es la causa?
Hay quienes creen que los pensadores de edad muy Es obvio que el sushato por sf mismo no produce sus
temprana, muy anteriores a los de esta otra generación, y propios cambios. Quiero decir, por ejemplo, que ni el leño
que fueron los primeros que trataron de los dioses, se for- ni el bronce son causa del cambio respectivo; ni el madero
maron la misma opinión acerca de la naturaleza.En efecto, produce la cama, ni el bronce la estatua, sino que ota es la
30 consideraron a Océano y a Tetis padres de la generación de causa del cambio. Buscar esta causa es buscar el otro prin-
las cosas y observaron que el juramento de los dioses se cipio: el origen del movimiento, como se podría decir.
hace por el agua, que los poetas llaman Estigia. Lo más an- Los filósofos que desde el comienzo acometieron esta in-
tiguo es lo más venerable, y se jura por lo más venerable. dagación y que sostuvieron que el sustrato es uno, no se
e84a Es muy incierto determinar si esta opinión acerca de la na- inquietaron por este asunto, pero algunos de entre los que
turaleza es, en verdad, primitiva y antigua, sin embargo se proclamaron esa unidad fueron superados por esta invesü-
dice que esto era lo que pensaba Táles acerca de la primera gación al afirmar que el Uno y la naturaleza entera es inmó-
causa. Con respecto a Hippón, nadie lo considerará digno vil, no sólo en lo ref.erente a la generación y conupción
de figurar junto con los primeros pensadores, en virtud de (pues esto es antiguo y todos lo reconocieron), sino tam-
la pobreza de su razón discursiva. bién con respecto a cualquier otro tipo de cambio. Esta opi-
s Anaxímenes y Diógenes sostuvigron que el aire es ante- nión sf les es peculiar.
rior al agua y lo señalaron como principio de los cuerpos Ninguno de los que sostuvieron que el universo es una
simples. En cambio para Hipasos de Metaponto y Heráclito unidad puso mientes en esa causa, excepto quizá Farméni-
de Efeso el fuego es el principio. Empédocles, que a los des, y sólo en la medida en que reconoce no sólo una sino,
principios ya mencionados agregó la tierra como cuarto de algún modo, también dos causas. Pero quienes admitie-
elemento, aceptó cuatro. Sostuvo que éstos siempre perdu- ron muchos principios, por ejemplo, el calor, el frío, el fuego
ran y sólo están sometidos al devenir por aumento o dismi- y la tierra, estaban en mejores condiciones de dar una ex-
nución numérica, sea que se combinen para formar una plicación más satisfactoria. En efeclo, se valieron, de una
ro unidad, sea que se diferencien a partir d'e la unidad. Anaxá- parte, del fuego, que está dotado de una naturaleza mohiz
goras de Clazomene, mayor que Empédocles en edad, y, de otra, del agua, la tierra y ohos elementos que son lo
pero posterior en cuanto a sus escritos, dijo que los princi- conhario de aquél.
pios son infinitos. Sostuvo que casi todas las cosas forma- Después de estos pensadores y de la consideración de
das de partes semejantes [homeómeras], como es el caso las causas mencionadas, y dado que esos principios eran
rs del agua o el fuego, sólo se engendran y se destruyen por insuficientes para dar cuenta del nacimiento de la naturale-
combinación y diferenciación de sus partes; pero que, en za de las cosas, los filósofos se vieron nuevamente compeli-

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otro filósofo introdujo la Amistad y la Discordia, siendo
dos, como dijimos, por la verdad misma a buscar oho tipo
cada una de éstas causa réspectiva de aquéllos. Porque si
de irincipio. La aditencla o la producción del bien y de la encara-
se recorriera el pensamiento de Empédocles y se lo s
belieza"ñ lo. tntn. no tiene verosímilmente por causa ni el
ra en su núcleo racional y no en su expresión confusa, se
fuego, ni la üerra, ni ningún oho de los. elementos, ni es
enconhará que [a Amistad es causa del bien, y la Discordia
próáUt" que esos filósofós hayan sostenido que ésa fuera
del mal; de manera que si se dijera que para Empédocles el
,, iu .ut u. Por lo demás sería injusto confiar al azar y a la mal y el bien son principios, se hablaría acertadamente,
fortuna asunto tan importante. De ahí que cuando alguien
puesio que la causade todos los bienes es el Bien en sí [y la ro
dijo que había un intelecto en la naturaleza, como ocurre
de los males, el mall.
en los animales, el cual era la causa del orden y del concier-
Estos filósofos, como dijimos, parecen haber acertado
to universal, pareció un cuerdo en medio de las opiniones
hasta aquí con dos de las causas que definimos en la Físico,
que sus predecesores formularon al azar' Sabemos que
la materia y el principio del movimientq pero lo hicieron de
Ánaxágoias abrazó tal doctrina, pero se ha dicho que tuvo
una manera vaga y oscura. Se comportaron como en los
,o un preledenle en Hermótimo de Clazomene' Los filósofos
combates suelen hacer los soldados mal preparados' que
que profesaron esa opinión sostuvieronun principio que es
embisten por todas partes y aciertian a menudo con buenos rs
.u*l ¿" h belleza y también ese tipo de causa por donde golpes, pero sin ciencia; igualmente aquéllos no parecieron
se imprime el movimiento a las cosas.
iaber loque decían, porque casi nunca o rara vez echaron
mano de sus principios. Así, Anaxágoras' para explicar la
producción del cosmos, se valió del Intelecto como de un
IV Puede suponerse que Hesfodo o cualquier otro que
deus ex machína, y cuando se vio en dificultades para ex-
rs haya establecidb como principio de los seres el Amor o el plicar por qué causa algo es necesario, entonces lo hizo en- 20
De-seo, como Parménides lo hiciere, fue el primero en br5;
irar en escena. En todo 1o demás, atibuyó a cualquier oha
car tal'principio. Pues el último, describiendo la génesis del
causa más bien que al Intelecto la gestación del devenir. A
universo, dijo:
su vez, Empédocles echó mano de las causas más que
Anaxágoraq pero lo hizo insuficientemente y las usó de
[Afrodita] erigió el Amor prime¡o entre todos los dioses, rlna mánera incoherente. A veces, pam éI la Amistad sepa-
y Hesíodo dijo:
ra y la Discordia reúne, pues cuando el universo se disbibu-
cosos fue Caos,
y" t.rt elementos por obra de la Discordia, entonces el zs
Primero entre todas las "n y cada uno de los elementos constituyen una unidad;
i r"go
de ínmediato, laTíerra, de anchuroso seno"'
a su vá2, cuando por obra de la Amistad tiene lugar la uni-
y el Amor, que auentaió atodos los inmortnles,
dad de los elementos, es menester que las partes de cada
elemento se separen unas de otras.
¡o tanta era la necesidad que había de que existiera en los se-
Empédocles, apartándose de sus predecesores, fue el
res una causa que los moviera y concertara.
primero que inhoáujo la escisión de esta causa' haciendo ¡o
En cuanto á establecer quién fue el primero en opinar
que el principio del movimiento no fuera uno sino dos prin-
de esta manera, más tarde pronunciaremos nuesho fallo' Y
cipios óontários. Además, fue el primero en hablar de cua-
como se hiciera patente que lo contrario del bien mora en
hó elementos de naturaleza material, pero' en verdad, no
la naturaleza y que no sólo se encuentra en ella orden y
y que abunda se valió de cuaho, sino, en rigor, sólo de dos: de una parte,
sssa belleza, sino iambién desorden y fealdad,
el fuego considerado en sí mismo y, de otra, los elementos
mas el mal que el bien, y lo feo más que lo bellq por eso

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ohas, porque son modificaciones de la ousía; otras porque
están en camino de serlo o, inversamente, son corrupciones
de la ousía, o privaciones, o cualidades de la ousía, o bien,
de los términos relativos de la ousía; o, por último, porque
son negaciones de alguno de estos términos relativos de la
rv (GAMMA) ousía o de la ousía misma. De aquí que podamos decir que r0
el no-ente es no-ente. Y así como hay una sola ciencia de
todo cuanto es sano, de la misma manera ocurre con los
I. Hay una ciencia que estudia el enle en cuanto ente y demás casos. Pues incumbe a una sola ciencia estudiar no
las determinaciones que.por sí le pertenecen. Esa ciencia sólo los términos que se predican respecto de una única
no se identifica con ninguna de las llamadas ciencias parti- noción, sino también los que están en relación con una na-
culares, pues ninguna de éstas considera en su universali- turaleza única, pues estos últimos también, en cierto senti-
dad al ente en cuanto ente, sino que, después de haber do, se predican de algo único. Es evidente que incumbe a
deslindado alguna porción de é1, estudia lo que le pertene- una sola ciencia el estudio de los entes en cuanto entes. En rs
ce accidentalmente por sí a esa cosa, tal como ocurre con toda circunstancia la ciencia debe tratar principalmente de
las ciencias matemáticas. Mas, puesto que buscamos los algo que es primero, es decir, de aquello de lo que todo lo
principios y las causas supremas, es evidente que han de demás depende y según el cual todo es nombrado. Enton-
ser causas de alguna naturaleza en virtud de su propio ca- ces, si esto se llama ousía, el filósofo tendrá que poseer los
rácter. Si los que investigaron los elementos de los seres principios y las causas de las ousías.
buscaron esos primeros principios, los elementos que bus- Ahora bien, así como para cada género hay una sola
caban tenían que ser necesariamente elementos del ente, sensación, así hay una sola ciencia; como, por ejemplo, la zo
no accidentalmente sino en cuanto tal. De ahí que también gramática, que es una sola ciencia y estudia todas las vo-
debemos aprehender las primeras causas del ente en cuan- ces. Por eso, el estudio de todas las especies de ente en
to ente. cuanto ente, y el de las especies de las especies, incumbe a
I una ciencia genéricamente una.
Ente y uno son idénticos, es decir, constituyen una sola
II. El [nombrc] ente tiene muchos significados, pero to- naturaleza, pues están en mutua correspondencia, como
dos ellos en relación con algo único y con una naturaleza principio y causa, mas no se los expresa por un mismo
útnica. No se trata de una mera coincidencia nominal, sino enunciado (no sólo no tiene importancia, sino más bien zs

que así como todo lo sano siempre está en relación con la puede sernos de ayuda los que consideremos idénticos);
salud (sea para conservarla, sea para producirla, sea para pues decir "un hombre", "hombre que es" es lo mismo que
señalarla, sea, en fin, para recibirla), y el término médico decir "hombre", y no se manifiesta otra cosa al duplicar las
está en relación con el arte de la medicina (pues una cosa palabras "un hombre es" en lugar de "hombre es" (es evi-
se dice medicinal porque posee el arte; otra, porque está dente que el ser del hombre no se separa de su unidad, ni
naturalmente bien dispuesta para ella; oha, por ser obra de en la generación ni en la corrupción, y otro tanto ocurre en
la medicina, estando nosotros en este sentido en condicio- el caso del "uno"), pues es obvio que al añadir ese término, ro
nes de aportar otras pruebas), así, pues, ente tiene muchos el sentido sigue siendo el mismo y que el uno no es otra
significados, pero todos eüos en relación con un principio cosa aparte del ente. Además, si la ousía de cada cosa es
único. Hay cosas que se dicen entes porque son ousías; una no por accidente, de la misma manera es esencialmen-

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te algo que es. De lo que se infiere que habrá tantas espe- que los enunciados no se pudieran predicar de un uno y
cies de uno como de ente. E incumbe a una ciencia genéri- no estuvieran en relación con el uno. Pero, puesto que
camente una estudiar "lo que es ser esto" de esas especies. todo es referido a algo primario -por ejemplo, todo cuanto
Me refiero, por ejemplo, al estudio de lo idéntico y lo seme- es uno se refiere a un uno primario-, tiene que concluirse
jante y a todas las demás nociones similares, pues casi to- que esto también ocuff€ con lo idéntico, lo otro y los con-
das las especies de "contarios" se reducen a este principio, trarios en general. De manera que luego de haber distin-
cosa que fue considerada por nosotros enla selección de guido las significaciones particulares con que se usa cada
contrarios. término, debemos dirigirnos a lo primario en la correspon-
La filosofía ha de tener tantas partes como hay ousías, diente categoría y ver en qué senüdo cada término se refie-
de manera que será necesario que haya una filosofía pri- re al término primario. Pues unas cosas recibirán su nom-
mera a la que seguirán otras. Ente y uno se dividen, lisa y bre por tener en sí mismas esa noción primaria, otras por
5 llanamente, en géneros, hecho que acarrea una división en producirla y ohas por razones similares. Es claro (como lo
las ciencias. Pues el filósofo es como el matemático, en el hemos señalado en nuesto libro de las Aporías) que una
sentido en que se emplea ese término, pues también las sola ciencia debe dar raz6n de estos términos, asf como de
matemáticas tienen partes y en el campo de las matemáti- la ousía (ésta era una de las dificultades que habfamos
cas hay una ciencia primera, otra segunda y sucesivamente planteado). Es competencia del filósofo poder estudiar to-
ohas más. das esas cosas. Si no lo fuera cquién examinará si
Puesto que es resorte de una ciencia estudiar los "Sócrates" y "Sócrates sentado" es la misma cosa, o si una
l0 opuestos, y lo opuesto del uno es la pluralidad, y es resorte cosa tiene un solo contrario o qué es lo contrario o cuántos
de una sola ciencia estudiar la negación y la privación, significados tiene? Otro tanto es válido para los demás pro-
porque en ambos casos todo gira en torno del uno resp€c- blemas semejantes. Puesto que estos términos son modifi-
io del cualla negación o la privación se formula. (En efec- caciones esenciales del uno en cuanto uno y del ente en
to, simplemente decimos que no existe esa cosa o que no cuanto ente, no en cuanto números, líneas o fuegq es ob-
existe para cierto género, pues en este caso la diferencia se vio que incumbe a esa ciencia conocer el "qué es" y los
añade al unq al margen de lo expresado en la negación, ahibutos de ellos. Y están enados quienes hacen de los
l5 pues la negación de la cosa indica la ausencia de la mis- atributos el objeto de su examen, no porque esos temas no
ma, pero en la privación se encuentra como sujeto ldel jui- pertenezcan a la filosofía, sino porque la ousía, de la que
ciol cierta naturaleza de la que se predica la privación.) [Al carecen de conocimiento, está en primer lugar. Y así como l0

uno se opone la pluralidad.] De manera que los opuestos el número en cuanto n(rmero experimenta modificaciones
de los términos anteriormente mencionados (alteridad, que le son propias, como, por ejemplq lo impar y lo par, la
desemejanza, desigualdad y todo cuanto se deriva de éstos conmensurabilidad y la igualdad, el exceso y el defecto
20 o de la pluralidad o del uno) entran denho de la esfera de (modificaciones que pefienecen a los números en sf mis-
conocimiento de la ciencia anteriormente mencionada. mos y a sus relaciones recíprocas); y así como lo sólido, lo
Uno de éstos es la contrariedad, pues ésta es a su vez una inmóvil, lo móvil, lo que no tiene peso y lo pesado, tienen
diferencia y la diferencia es alteridad. Así como el uno tie- ohas modificaciones que les son peculiares, así también el l5

ne muchos significados, así también estos términos se em- ente en cuanto ente tiene modificaciones peculiares y de
plean en muchos sentidos, pero incumbe a una ciencia co- esas modificaciones el filósofo tiene que invesügar la ver-
nocerlos a todos. Pues el hecho de que tenga muchos sig- dad. Ésta es la prueba: dialécticos y sofistas, bJ cuales se
25 nificados no hace necesario recurrir a otra ciencia, salvo presentan a escena con la máscara del filósofo (pues la

220 227
sofística es sólo sabiduría aparente y los dialécticos dispu' o el ente o lo mismo y lo oho, sino que partirá de la suposi-
tan sobre todos los temas) tienen como tema común el ción de la existencia de ellos.
ente; pero es evidente que disputan sobre esos temas por Es claro, entonces, que incumbe a una única ciencia es-
la circunstancia de que son propios de la filosofía. Pues la tudiar el ente en cuanto ente y las determinaciones del ente
sofística y la dialéctica giran en torno del mismo género en cuanto tal, y también es claro que la misma ciencia eshr-
que la filosofía, pero la filosofía difiere de la dialéctica por dia no sólo las ousías, sino también sus determinaciones y,
el modo en que usa esa facultad, y de la sofística por el además de los términos arriba mencionados, lo anterior y
género de vida que conscientemente elige. La dialéctica lo posterior, el género y la especie, el todo y la parte y de-
efectúa un mero examen crítico respecto de lo que la filo- más nociones similares.
sofía proporciona conocimiento, y la sofística tiene apa'
riencia de filosofía pero en verdad no lo es.
Además, la segunda columna de conharios es privación III. Se ha de responder ahora a la pregunta: iel estudio
de la primera, y todos los contrarios se reducen al ente y al de lo que en las matemáticas se llama axiomas asl como el
no-ente, al uno y a la pluralidad. For ejemplo, el reposo de la ousía incumbe a la misma o a diferentes ciencias? Es
pertenece al uno; el movimiento, a la pluralidad. Casi todos claro que la investigación de estos axiomas pertenece a una
los filósofos reconocen que los entes y la ousía están consti- única ciencia, que es la del filósofo, pues estos axiomas son
tuidos de conharios; todos al menos tienen a los contrarios válidos para todos los entes y no para una clase particular y
como principios. Para unos es lo impar y lo par, para otros, separada de las ohas. Más aún: si todos los hombres se va-
el calor y el frío, para otros el límite y lo ilimitado, para len de ellos, es porque son axiomas del ente en cuanto ente
ohos, por último, la Amistad y la Discordia. Todos estos y porque cada género particular siempre es un ente. Pero 25

conharios se reducen al uno y a la pluralidad (ya hemos los emplean sólo en la medida en que les basta a sus inves-
realizado esta reducción) y los principios sustentados por tigaciones, es decir, en la medida en que están dento del
los otros pensadores caen sin excepción bajo éstos como si campo del género con respecto del cual realizansus demos-
fueran sus géneros. De estas reflexiones, resulta claro que traciones. Puesto que resulta claro que estos axiomas son
incumbe a una ciencia estudiar al ente en cuanto ente. válidos para todos los entes en cuanto tales (pues el ente es
Pues todas las cosas, o son conharios o se componen de lo común a todas las cosas), incumbe, al que investiga el
5 contrarios, pero los principios de los contrarios son el uno y ente en cuanto tal, realizar también el estudio de ellos. De
la pluralidad. Mas éstos pertenecen a una única ciencia, sea aquí que ninguno de quienes realizan investigaciones par-
que se prediquen o no respecto de un término único, sien- ciales (ni el geómetra ni el aritmético) intenta establecer si
do la última probabilidad, en verdad, más cierta. los axiomas son verdaderos o falsos, cosa que hacen algu-
Sin embargo, aunque el uno tenga muchos significados, nos de los físicos, lo cual estaba justificado porque creían
Ios ohos significados se refieren al significado primero (y lo ser los únicos en investigar la naturaleza como un todo y
mismo ocurre con los contrarios). Y por esto, aunque el acerca del ente en general. Pero, puesto que hay un tipo de
ente o el uno no sean universales idénticos en todos los ca- pensador de más alto rango que el filósofo natural (pues la
sos, y aunque no sean separables de los individuos particu- naturaleza sólo es un género del ente), la invesügación de
l0 lares (como probablemente no lo son), la unidad unas ve- los axiomas incumbe también a quienes estudian la univer-
ces significa relación respecto de un término único, y otras, salidad y la ousía primera.
unidad de sucesión. Por esta razón no es competencia del En efecto, la física es cierto tipo de sabiduría, pero no el
geómetra estudiar qué es lo conhario o lo acabado o el uno que está en primer lugar. En cuanto a los intentos de algu-

222 223
nos pensadores por establecer de qué manera la verdad de- esta úlüma opinión, pues, por naturaleza, esta opinión es el
biera ser admitida, se debe a la falta de frecuentación de loc punto de partida de todos los restantes axiomas.
Analíticos. Pues es menester tener conocimientos de los
Analíticos, antes de abordar la tarea propuesta y no empe- parte,
zar a aprenderlos mientras se invesüga. Es claro, entonces, IV. Hay quienes, como dijimos, pretenden, de una rs

s que es tarea del filósofo, es decir, del que estudia la natura- que la misma cosa puede ser y no ser de oha, sostienen rooó'
y-,

leza de toda ousía, investigar también los principios del ra- qrn posible sustentar esta opinión. Muchos de los físicos
zonamiento silogístico. Quien mejor comprende una clase rL "t de este modo. Nosohos, en cambio, dijimos
cualquiera de cosas es capaz de establecer los principios es imposible que al mismo tiempo un ente sea y no
que"*pt"tutt
más seguros de esas cosas; de manera que quien compren- sLa, basándonot en esto, hemos mostrado que éste es el
ro de los entes en cuanto entes deberá set capaz de establecer *at t"gr'tto de todos los principios. Hay quienes pretenden s
los principios más seguros del objeto tratado. Ese hombre una delmoshación de este principio' pero esto se debe a
es el filósofo, y el principio más seguro es aquel respecto del una falta de culh¡ra. En efecto, es falta de cultum no cono-
cual es imposible equivocarse, pues es menester que seme- cer respecto de qué cosas debemos buscar demoshación y
jante principio sea el más conocido de todos los principios de cuáies no. Puós es imposible que haya demostación de
(porque siempre se cometen errores acerca de lo que no se todo: se iría al infinitq de manem que aun en este caso no
conoce) y que no esté basado en hipótesis. Pues un princi- habría demostración. Y si hay verdades que no necesitan ro
rs pio que necesariamente ha de poseer quien intenta conocel demoshación, que se nos diga qué principio necesita me-
cualquier tipo de entes, no es una hipótesis. Y lo que tiene nos que éste áe una demosüáción. Sin embargo,e.s posible
que conocer quien intenta conocer cualquier cosa, es me- establecer por refutación la imposibilidad de que la misqa
nester que lo posea con anterioridad antes de encaminarse cosa sea y no sea, con tal de que el adversario diga algo' Si
a conocerla. Es evidente que un principio de ese tipo es el no dice nada, es ridlculo sostener un diálogo con quien no
más seguro de todos los principios. Digamos ahora cuál es: puede hablar de nada en cuanto no lo puede: semejante
es imposible que simultáneamente y según la misma rela- irombre, en cuanto tal, serfa semejante a una planta' kro rs
zo ción el mismo ahibuto pertenezcag nopertenezca a lo mis- determinar por refutación es una tarea totalmente diferente
mo (sin perjuicio de otras calificacioneg eue podríamos que demostrar: una demostración propiamente dicha ten-
agregar para evitar dificultades lógicas). Este gs el más se- dtía toda la apariencia de una petición de principio' P¡el-
guro de todos los principios, pues corresponde a la exigen- tr* qu" si fuera oho el que incuniera en tal petición de
cia anteriormente señalada. En efecto, es imposible conce- principio, nos encontraríamosante una refutiación y no ante
zs bir que la misma cosa sea y no sea, como algunos creen una d-emostración. El punto de parüda para los argumentos
que Heráclito sostuvo, pues no es necesario que lo que se de este tipo no es solicitar al adversario que diga que qlgo zo
dice sea lo que se piensa. Si no es posible que ahibutos es o no ei lpotquu quizá se podría pensar que se pide que
contrarios pertenezcan a la misma cosa (y agregaremos se acepte lo quá está en cuestión), sino que diga al menos
también a esta premisa las determinaciones habituales), y si algo qle signifique algo tanto para él mismo como para el
una opinión que es la conhadictoria de otra opinión es con- oño. Esto ei necLsario, si es que se quiere decir algo, pues si
taria de ésta, entonces claramente es imposible concebir no es así, tal hombre no seía capaz de establecer un diálo-
30 que al mismo tiempo lo mismo sea y no sea. Porque quien go ni consigo mismo ni con ningún otro' Si' por-el contario,
comete este error tendría simultáneamente dos opiniones Jrccedeu nlo, habrá demostración, porque se dispondrá de zs
conharias. De aquí que toda demostración se remonte a algo determinado. Pero el causante de la petición de princi-

224 225
I
también las demás cosas. Por último, lo que es primero en Además, tales ousías tienen que existir sin materia; pues
entelequia también es causa de las restantes cosas. kro, en es necesario que sean eternas, si ha de existir algo de esa
otro sentido, son causas próximas diferentes todos los con- nahrraleza. Por tanto, son pura actividad. Aquí se plantea
fuarios que no se predican ni como género, ni como térmi- una dificultad: pues parece que todo ser activo tiene la po-
nos compuestos de muchos significados. Además, las mate- tencia de estar en actividad, mas no todo lo que posee po-
rias de las diferentes cosas son diferentes. tencia es realmente activo. De manera que la posibilidad
r07rb Acabamos de establecer cuáles son los principios de los sería lo primario. Pero si se admite esto, podrá no existir
seres sensibles, cuántos son, en qué sentido son los mismos ente alguno. A lo sumo podría existir como potencia, pero
y en qué sentido son diferentes. nunca como realidad. Y nos topamos con la misma imposi-
bilidad si, como dicen los teólogos, se engendran los seres a
partir de la Noche o, como sostienen los filósofos de la na-
VL Puesto que había hes clases de ousía, siendo dos las turaleza, "todas las cosas existen juntamente". Pues écómo
naturales y una la inmóvil, hemos de encarar el estudio de se podría poner en movimiento algo no existiendo alguna
esta última y probar que tiene que existir una ousía etemae causa en actividad? Por ejemplo, la madera no se mueve
s inmóvil. Las ousías, pues, son los primeros seres' y si todas por sí misma pues es la carpintería la que lo hace; ni tam-
fueran perecederas, lo demás también lo sería. Pero es im- poco los menstruos ni la tierra se tornan fecundos, pues las
posible que el movimiento se engendrara o se corrompiera semillas actúan sobre la tierra y el semen sobre los
álgrrna vez (pues siempre es). Y otro tanto ocurre con el menstruos. For eso algunos, como Leucipo y Platón, admi-
tiempo, pues no es posible ni el antes ni el después' no exis- ten una actividad permanente, pues sostienen que el movi-
tiendo eltiempo. miento es eterno. Pero no aclaran por qué tiene lugar el
El movimiento es continuo de la misma manera que el movimientq ni por qué causa es así o no, ni por qué se
tiempo. Pues el tiempo, o bien es idéntico al movimiento, o mueve de esta o de la otra manera. Nada se mueve alazar,
ro bien es alguna propiedad del movimiento' Con excepción pues siempre tiene que enconharse presente algo como su
del local no hay movimiento continuo y, dentro de éste, fundamento que sea el movimiento, y éste, o bien ocuffe
sólo el circular. s naturalmente, o bien, por violencia o por acción de un inte-
Si suponemos que existe algún motor o productor, pero lecto o de algún otro factor. (Por lo demás, écuál es el movi-
que no eslé enactividad, no tendrá lugar movimiento algu- miento original? Este es un asunto muy importante.) pero
no, puet es posible que lo que tiene potencia no la ejetza. ni siquiera Platón es capaz de persuadirnos con aquel prin-
rs Támpoco será de utilidad admitir ousías eternas, como ha- cipio de que a veces echa mano: el motor que se mueve a sf
cen quienes sostienen la doctrina de las Formas' a menos mismo. Pues en su opinión el alma es posterior o contem-
que haya también [en ellas] un principio que tenga la po- poránea del cielo. Ahora bien, suponer que la potencia es
tencia de producir cambios. Fero ni siquiera éste bastaría ni anterior a la actividad es, en parte, verdadero y, en parte,
ninguna oha ousía fuera de las Formas; en tanto no exista falso. (Ya hemos dicho cómo ocurre esto.) Que la actividad
actividad no habrá movimiento. Ni tampoco lo habrá en es anterior, lo testimonian Anaxágoras (pues el Intelecto es
caso de estar en actividad, si la ousía sólo tiene la potencia I actividad), Empédocles, cuando se refiere a la Amistad y la
a la actividad. For tanto, no habrá movimiento eterno. Pues Discordia, y quienes, como Leucipo, sostienen que el movi-
lo que sólo tiene la posibilidad de existir puede no existir. Es miento es eterno. De manera que el Caos y la Noche no
20 menester, pues, que exista un principio cuya ousía sea acti- existieron a lo largo de un ilimitado tiempo, sino que o<istió
vidad. siempre lo mismo, o bien efectuando revoluciones, o bien,
*
s22 i 523
il
-I
de otro modo, en caso de que la actividad haya precedido a actiüdad. (El uno y lo simple no son idénticos, pues "uno"
la potencia. kro
si las mismas cosas üenen lugar en una significa medida, mienhas que "simple" signifiá un cierto
permanente revolución, es menester que exista algo que estado.) Fero lo bello y lo elegible por sí mlsmo se encuen-
pn siempre activo de un modo correspondiente. han en la misma columna. Y lo primero en una clase sim-
^un"t*
Además, si ha de haber genemción y comrpción, debe exis- ple_es lo mejor o análogo a lo mé¡or.
tir otra cosa permanentemente activa, ya de una, ya de ota Que la causa final existe enhe ias cosas inmóüles lo de-
manera. Pero esta cosa tiene que ser activa, en cierto senti- muestm el siguiente anáisis. Pues el fin es o bien fin para
do, de conformidad con su propia esencia y, en otro, en vir- algo o fin de algo. Nos interesa el segundo senüdo, no el
tud de otra cosa, la cual tiene que ser, o bien un tercer prin- primero. [El fin último] mueve como cosa amada, mientras
cipio activo, o bien el primero. For tanto, es en virtud del que las demás cosas mueven en cuanto son movidas. Si
t5 pri-"ro, pues éste es causa del segundq y del tercero. For algo es movido, es posible que sea de otra manera de como
ianto, es mejor optar por el primero, pues éste es causa de es. De modo que el primer movimiento de baslación, aun- 5
lo que siempre oCurre de la misma manera. Fara lo variable que esté en actividad, en cuanto es movido según este tipo
exiite la ota [causa] y evidentemente ambas [son causas] de movimiento, cabe que sea de oha mune--d" como es
de la eterna variedad. Así es como ocurren los movimien- respecto del lugar aunque por cierto no respecto de la
tos. ihr qué hemos de buscar ohos principios? ousía.
Puesto que existe un motor que es él mismo inmóvil, y
que está en actividad, en ningfrn sentido este motor puedá
MI. Puesto que éste es un posible modo de explicación ser de oba manera de como es.
y, si asl no lo fuera, todo se engendraía de la Noche, del El local es el primero de los cambios y, enhe los movi-
o i'todo conjuntamente" y delno-ser, podemos considerar es- mientos locales, el primero es el circular- B a este último
tas dificultades como resueltas. Hay algo que permanente- que pone en movimiento aquéI. For necesidad es un ente y, ro
mente se mueve en un movimiento incesante, y este movi- en cuanto necesario, es bello y, por esq es principio. (Lo
miento es circular. (Esto no sólo es evidente en el plano teó- necesario üene los siguientes significados: en primár lugar,
rico, sino también en el de los hechosl For tanto, el primer es lo violento, pues es lo que se opone al impulso natumli
cielo es etemo. Hay algo que lo pone en movimiento. Perq en segundo lugar, aquello sin lo cual no puedé darse el bien
puesto que lo que es simultáneamente movido y motor es y, en tercer lugar, lo que no puede ser de una u otra ma-
o ün miembro intermedio... tiene que haber algo que mueva nem.)
sin que él mismo sea movido, es decir, algo eterno que sea D^e este primer principio dependen el cielo y la naturale-
a la par ousía y actividad. Lo deseado y lo inteligible mue- ?.-Su género de vida es semejante al mejor que nos es
ven de la siguiente manera: mueven sin ser ellos mismos dado gozar en un breve lapso de tiempo. En efécto, aquel r:
movidos. Lo! principios de ambos son los mismos. Se ape- principio se encuentra permanentemente en ese estádo
Iecelabellezaaparente, pero lo que primariamente se quie- (cosa a nosotos imposible), puesto que su actividad por sí
re es lo esencialmente bello. Deseamos algo porque nos pa- misma proporciona placer. (For la misma causa la vigilia,
rece bueno envez de parecernos bueno porque lo desee- la sensación y la intelección son lo más placenter{ en
r0 mos. El principio es la intelección. El intelecto es movido cambio las esperanzas y los recuerdos existén en virtud de
por lo inieligibie, cayendo bajo lo inteligible en sí una de la aquéllas.)
seljre de la columna de los contrarios. La serie la encabeza La intelección en sí eslá enderezada a lo mejor en sí, y el
la ousía primera y, por cierto, la ousía simple y que está en grado más alto del inteligir, a lo que en mayor medida es lo
l

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I
zulfa, entonces, claro por qué [esa ousía] tiene esas propie_
20 mejor. El intelecto se intelige a sí mismo por la aprehensión
-'
á" iál"t"figible.y tornJinteligible
se cuando toca e intelige dades.
lo inteligible, de modo que intelectoe inteligible llegan a ser
iá¿;idt. Ei intelecto és receptor de lo inteligible v modode la
ousía. Y está en actividad cuando lo aprehende' De VIII. No podemos dejar de plantear el problema que
consiste en saber si esa ousía es una o muihas y,
á"á áq""tto que el intelecto parcce tener de divino pla-
reside
;;;;;ti. u.tirridud, pues lacontemplación es lo más último casq cuántas. Y debemos hacer mención áe "n las "rt"
de- rs
claraciones de los otos, porque en lo tocante a la cantidad
centero Y lo mejor.
de las ousías no han dicño nada claro. Sobre este punto la
2s Es admirablé el hecho de que Dios permanezcasiempre
teoría de las ldeas no ha_reali2ado ninguna invesiigación
en ese estado de perfección de que nosohos gozamos rara
adecuada (pues sus partidarios afirman"que las Ideás ion
lár.W" si lo intéligible es todavía mayor' es más-admira- números, pero en lo tocante a los númeror, unu, veces ha_ zo
ble aún. Bto ocurrá de la siguiente manera: la vida perte-
blan como si fueran infinitos y, ohas, como si fueran limita_
nece al principio original. Pues la actividad del intelecto es
dos por el número 10. Mas no suminishan ninguna seria
uidu, pnio el íntelecto es precisamente actividad' La activi-
demoshación que explique,por qué causa adstiña precisa_
d;¡ d; él es la vida superior y eterna' Afirmamos que Diosy
es un ser viviente, eterno y i,,pr"mo' De aquí que vida ¡1enje semejante cantidad de números). Nosotros, én cam_
preci- bio, hemos de ahondar esta cuestión sobre la base'de nues_
¡o duración continua y eterna pertenecen a Dios' Eso es
has propias suposiciones y distinciones.
samente Dios.
No están en lo cierto quienes, como los pitagóricos y - El principio y el primero de los entes es inmóvil tanto en
afirman que lo más bello y lo mejor no pueden sf como por accidente. Fone en marcha el primer movi_ ,,
eti"*ipo, mientq que es eterno y único. y puesto que todo lo movido
darse aicomienzo, sobre la base de que aunque los.princi-
sean causas' la belleza se pone en movimiento por algo, y el primer motor es en
püt a" las plantas y de los animales sf
a partir.[y con posterioridad] inmóvil, el movimiento eterno tieñe que ser puesto en mo_
i el acabamiento sá originan vimiento por algo eterno, y un movimiento por algo único.
,, án "ru, causas, [y no lo están] pues la semilla procede de
Pgro puesto que vemos que al margen del mbv¡miento sim-
y y lo primero no es la se-
- otros seres anteriores
r073a acabados,
ple de haslación del Todó (del queáfirmamos que es pues_
tnittu sino lo acabado. Así podría decirse que el hombre es
anterior al semen, por supuesto no el producido por ese se-
to en marcha por una ousfa primera e inmóvil), existen
ohos movimientos eternos de traslación, a saber, ios de loi ,
men, sino otro del que proviene el semen'
existe una ousía eterna' in- planetas (pues eterna e incesantemente se
-, D,e 1o dicho tesulta claro quesensibles' También se mostró
-u"uá el cuerpo
que describe un movimiento circular, cosa que se demostró
móvil y separada de las cosas
q,-r" nJtu ousía no tiene magnitud, pues carece de partes y en nueshos tratados de Físico), es necesario que cada una
ni indi.ritibl" (pues se mantiene en movimiento durante un de las traslaciones de estos planetas sea producid. p;;;;;
y dado que nada finito tiene un poder infi- ousía inmóvil, eterna y en sf. En efecto, É naturalezá de los
tiempo infinitó,
nito. Y puesto que todá magnitud es infinita o finita' la aShos es una ousía eterna, y el motor es también eterno y
rs
pero anterior a lo movido, pero lo que es anterior a una ousía
ousia, pbr la misma razón, no tendría magnitud finita;
'o i.-üt tendría magnitud infinita, porque en general no tiene necesariamente que ser ousía. por la razón antes men_
infinita). cionada, resulta obvio que necesariamente debe haber un
existe tal magnitud
número igual de ousfas naturalmente eternas, en sí inmóvi_
Además, ie moshó que es impasible e inalterable' pues
les y carentes de magnitud. B evidente que existen tales
todos los demás movimientos son posteriores al local' Re- roz¡u

526 527
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-s---
ousías y que una de ellas es primera, y ota, segunda, y así los planetas, en cambio los de Venus y Mercurio son lqr.
sucesivamente en el mismo orden en que tienen lugar los mismos. ..).

movimientos de traslación de los astros. Ahora bien, el nú- Calipo sostuvo la misma disposición de tas esferas, e$,
mero exacto de estos movimientos de haslación ha de ave- decir, del orden de sus distancias, que Eudoxq y asignó el
riguarlo la disciplina de las ciencias matemáticas que está mismo número de esferas a Júpiter y a Saturno que $
: más próxima a la filosofía, a saber: la astonomía. Pues ésta Eudoxo. Pero era de la creencia de que había que agregar
tiene por objeto una ousía por cierto sensible, peto etema, dos esferas a las del Sol y dos a la de la Luna -si es que se
empero las otras disciplinas, es decir, la aritrnética y la geo- quela dar cuenta de los fenómenoF, y una a cada uno de
mefia, no se ocupan de ousía alguna. los restantes planetas.
Que hay más movimientos de traslación que cuerpos Es menester --si es que las esferas en conjunto han de
que se hasladan resulta claro aun para quienes han hecho dar razón de los fenómenos- añadir otas esfems por cada rozr.
r0 un estudio somero del problema. (Pues cada uno de los uno de los planetas, menos una de las ya mencionadas,
planetas describe más de un movimiento.) Digamos ahora que giren en sentido contario de ellas y mantengan en la
cuál es el número de estos moümientos, haciendo mención misma posición a la primera esfera de la eshella que cons-
de las declaraciones de algunos matemáticos, con el fin de tantemente ocupa el puesto inferior. Pues sólo de esa ma-
que por larazín discursiva sea fácil de establecer un núme- nera es posible que el conjunto produzca el movimiento de s

ró determinado de dichos movimientos. Por lo demás, de taslación de los planetas.


una parte, hemos de realizar nuestras propias investigacio- Puesto que las esferas en que ellos se mueven, de una
nes y, de oba, obtener información de ohos investigadores. parte, son ocho y, de ota, veinticincq y puesto que las úni-
rs Y en caso de que las opiniones de quienes se ocupan de cas de éstas que no necesitan gimr en sentido contrario son
estas cuestiones estén en pugna con las aquí sustentadas, aquellas en que se mueve el planeta más bajo del sistema
debemos estimar a ambas, aunque hemos de inclinarnos [a Luna], resulta que son seis esferas las que giran en senti-
por las más exactas. do contrario para los dos primeros planetas, y dieciséis para
Eudoxo sostuvo que el movimiento del Sol y el de la los cuato restantes. El número total de esferas, tantó las ro

Luna requieren tres esferas, siendo la primera la de las es- que mueven los planetas como las que giran en sentido
trellas fijas; la segunda se mueve segÍrn el círculo que cor- contrario, es cincuenta y cinco. Fero si al Sol y a la Luna no
zo ta al Zodíaco y latercera según el círculo que está en posi- les añadimos los movimientos que les atribuye Calipo, el
ción oblicua alZodíaco. (Pero la esfera en que se mueve la número total de esferas es cuarenta y siete.
Luna tiene una inclinación más pronunciada que la del Sea éste e[ n(rmero de esferas; y es conforme alarazón s
Sol.) suponer que existe un número equivalente de ousías y prin-
Cada uno de los planetas se mueve según cuatro esfe- cipios inmóviles [y sensibles]. (Dejemos confiada a los más
25 ras, siendo la primera y la segunda idénticas a las del Sol y expertos la prueba más rigurosa.)
la Luna (pues la esfera de las estellas fijas impulsa a todas Si no puede existir ningún movimiento de traslación que
las demás, y la que le está subordinada y tiene el movi- no esté vinculado al movimiento de una estrella y, más aún,
miento de haslación a lo largo delT-odíaco es común a to- si toda naturaleza y toda ousía impasible y que por sí mis-
dos los planetas); los polos de la tercem esfera de todos los ma ha logrado el supremo bien se ha de considerar como 20
m planetas se encuentran en el Zodíaco, y la cuarta esfera se un fin, no habría otra naturalezafuera de éstas, de modo
mueve en un círculo inclinado respecto del Zodíaco. [-os que el número de ousías ha de ser el arriba mencionado.
polos de la tercera esfem son diferentes para cada uno de Pues si hubiere ohas ousías tendrían que ser ellas el fin de

528 529
un movimiento de traslación. Pero es imposible que existan era posible, para luego desaparecer, se tiene que suponer
otros movimientos de traslación fuera de los estudiados. que desde los orígenes estas opiniones se han conservado
zs Esto se debe admitir como conforme a la razón si se parte hasta el presente en calidad de ruinas. Sólo en este sentido
del análisis general del movimiento de tmslación. Pues si en nos es todavía accesible la opinión de los antepasados y de
el movimiento de haslación todo motor existe por naturale- los hombres primitivos.
za en vista de lo movido, y si todo movimiento de traslación
es relativo a lo movido, ningún movimiento de traslación
existiría en virtud de sí mismo o de otro movimiento de IX. En lo concerniente al intelecto se presentan algunas l5
traslación, sino en virtud de las eshellas. Pues si el movi- dificultades. Entre todo lo que se manifiesta, elintelecto pa-
miento de traslación existe en virtud de un movimiento de rece ser lo más divino. Pero surgen arduas dificultades
traslación, este último necesitará también de oho. Pero cuando se quiere saber cómo es una naturaleza de este
30 como no es posible remontarse al infinito, el fin de todo tipo. Pues si no intelige nada, ien qué consistiría su digni-
movimiento de haslación será alguno de los cuerpos divi- dad? Se enconharía en la misma situación que el que duer-
nos que se desplazan en el cielo. me. Pero si intelige algo, entonces existe oha cosa más con-
Es evidente que el cielo es uno solo. Porque si hubiera siderable, y su ousfa no consistiría precisamente en la inte-
tantos cielos como hay hombres, habría un principio que, lección, sino en la posibilidad de ella. Pero entonces no se-
en cuanto a la forma, sería el mismo para cada uno' pero ría la ousía más perfecta. Pues su excelencia derivaría del
sería múltiple numéricamente. Mas, todo cuanto es múrlti- acto de inteligir. Mas, sea intelecto o intelección, iqué es lo
ple según el número, tiene materia (pues en una pluralidad que su ousía intelige? O bien se intelige a sí misma, o bien
el discurso es uno y el mismo, como por ejemplo, es uno intelige algo diferente. En este último caso, o bien siempre
tanto para el hombre en general como para Sócrates). Pero intelige lo mismo, o bien cadavez una cosa diferente. ilm-
ls el primer "lo que es ser esto" no tiene materia, porque es porta o no que intelija lo bello o cualquier otra cosa? iNo
una entelequia; por tanto, el primer motor inmóvil es uno, es absurdo admitir que discurra en ciertas cosas? Es obvio,
tanto según el discurso como según el número. De la mis- pues, que intelija lo más divino y más digno de estima, y
ma manera ocurre con lo eterna y coq,tinuamente movido. que no cambie. Pues el cambio la conduciría a lo peor y,
For tanto, hay un solo cielo. además, sería en este caso movimiento.
r074b De tiempos antiquísimos y muy remotos se nos ha trans- Entonces, en primer lugar, si [el intelecto] no fuera real
mitido el pensamientq legado a la posteridad en la forma intelección sino la posibilidad de serlo, habría que admitir
de un mito, de que los astros son dioses y que lo divino que una intelección sostenida le sería fatigosa. Además, es
abraza la nahrraleza entera. Lo demás fue agregado en for- obvio que alguna otra cosa sería superior en dignidad al
s ma mítica para persuadir a las gentes y en defensa de las intelecto, a saber: lo inteligible. Inclusive, inteligir e intelec-
leyes y de su utilidad. Se nos dice en él que estos dioses son ción también se dan en quien intelige lo más vil. De modo
y que tendrían forma humana o que serían de aspecto simi- que si hemos de evitar esto (pues es mejor no ver ciertas
lar a otros seres vivientes, y se nos nanan ohas cosas pare- cosas que verlas), la intelección no sería lo mejor. For tanto,
cidas y derivadas de éstas. Fero si se consiguiera aislar y dar si es lo más poderoso, se intelige a sí mismo y su intelección
con el pensamiento original -la creencia de que los dioses es intelección de la intelección.
r0 son ousías primeras- se reputaría a tales ideas como divi- Parecería que ciencia, sensación, opinión y raz6n discur- 35

nas. Y si es muy verosímil que cada una de las técnicas y de siva apuntan siempre a otra cosa, y sólo incidentalmente a
las filosofías fuera inventada muchas veces, en cuanto esto sí mismas. Además, si inteligir y ser inteligido son cosas di-

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IV. Respecto de los seres matemáticos hemos demostra-


do que existen y cómo existen, de qué modo son anteriores
y de qué modo no lo son. Respecto de las Ideas debemos
examinar, en primer lugar, la teoría misma de la Idea pres-
cindiendo de su relación con la naturaleza de los números y
presentándola tal como originalmente la concibieron los
primeros que afirmaron la existencia de las ldeas.
La doctrina de las ldeas surgió en quienes la enunciaron
por el hecho de estar persuadidos por los argumentos de
Heráclito sobre la verdad, según los cuales todas las cosas
sensibles están en constante flujo, de modo que si hay cien- l5
cia y sabiduría respecto de algo, es menester que haya,
cabe las sensibles, otras naturalezas que se mantengan es-
tables, pues no puede haber ciencia de lo que está en flujo.
Sócrates se ocupó de las virtudes morales, y asimismo

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fue el primero que trató de proporcionar definiciones uni- de conformidad con el argumento del Uno que abarca a
versales de ellas, pues enhe los físicos, Demócrito apenas una multiplicidad, habrá ldeas inclusive de las negaciones;
tuvo atisbos de ese tema definiendo a su manera sólo el por último, según el inteligir algo que ya se ha corrompido,
calor y el fío; antes de é1, los pitagóricos habían efectuado habrá Formas de lo comrptible, pues subsiste en nuestro in-
definiciones sobre un número reducido de temas, tales telecto algún vestigio de esas cosas. Además, conducidos
como qué es la ocasión, o lo justo, o e[ matrimonio, cuyos por argumentos más exactos, unos erigen Ideas de los rela-
enunciados eran referidos a los números. Pero Sócrates tivos, respecto de los cuales los platónicos niegan que haya
buscaba el "qué es", pu€s trataba de hacer silogismos, mas un género en sí, otros hablan de la existencia del tercer
el principio de los silogismos es el "qué es". La dialéctica hombre. En general, los argumentos que giran en torno de
por ese entonces no estaba en condiciones de poder escru- las Ideas tienen la particularidad de eliminar cosas cuya
tar los contrarios con independencia del "qué es", y de ave- existencia tienen en mayor estima los sostenedores de las
riguar si compete a la misma ciencia tratar de los contra- Formas que la existencia misma de las ldeas. Pues, de ese
rios. Hay, pues, dos aportes que merecidamente habría que modo, ocurre que lo primero no es la Díada sino el número;
reconocerle a Sócrates: la prueba por inducción y la defini- que lo relativo es anterior al número, y también a lo absolu-
ción del universal, pues ambas cosas constituyen el princi- to; y todas esas incongruencias que se ven obligados a ad-
pio de la ciencia. mitir quienes, por acatar la doctrina de las ldeas, contradi-
Fero Sócrates no confirió al universal y a la definición cen los principios.
una existencia separada. En cambio sus sucesores los sepa- Además, según la concepción que respalda a los que
mron, y a tales enüdades les dieron el nombre de Ideas. De profesan la existencia de las ldeas, no sólo habrá Ideas de
modo que fueron inducidos en virtud del mismo argumento las ousías sino también de otras muchas cosas porque el
a sostener que hay Ideas de todos los términos que se afir- concepto es uno no sólo respecto de las ousías, sino tam-
man universalmente. Ocurrió algo así como si alguien, al bién de las no-ousías, y habrá ciencias no sólo de la ousía,
querer contar, creyendo que no podía realizar esa opera- y surgirán mil ohas cosas por el estilo. Pero si nos atenemos
ción debido a lo reducido del número de cosas, lo aumen- al carácter necesario de los argumentos y a las opiniones
tara para poder así hacerlo. Pues, por dqf:irlo así, las For- vertidas, si las Ideas son participables, sólo podrá haber 25

mas son más numerosas que los sensibles individuales res- Ideas de las ousías; porque no hay participación de ellas
pecto de los cuales se buscan las causas y de los cuales se por accidente, pues es menester que se participe de cada
arranca para llegar a ellas. For tanto, a cada cosa individual Idea en cuanto esa Idea no se predica accidentalmente de
corresponde una entidad homónima y existente aparte de un sujeto. Me refiero a lo siguiente: si algo participa de lo
las realidades sensibles; y respecto de las restantes cosas, Doble en sí, participa también de lo Eterno, pero por acci-
hay un Uno que abmza a una multiplicidad, tanto en lo re- dente, pues acontece por accidente a lo Doble ser eterno.
Íerente a los seres sensibles como a las realidades eternas. De modo que sólo las ldeas serán ousía, pues esta última
Además, ninguno de los modos mediante los cuales se tiene el mismo significado en el plano sensible que en el
demuesha que las Formas existen, es claramente evidente. inteligible; de otro modo Zqué sentido tiene que elUno que
De algunos de ellos se sigue un silogismo necesario, de abraza a una multiplicidad sea algo fuera de esa multiplici-
ohos, se infiere que existen Formas de cosas respecto de las dad? Y si la forma de las ldeas es idéntica a los seres que de
cuales los platónicos creen que no las hay. En efecto, de ella participan, tendrán ambos algo en común. iPor qué,
conformidad con los argumentos extaídos de las ciencias, pues, enke las dfadas corruptibles y las que, aunque múlti-
habrá Formas de todas las cosas de las que hay ciencia, y, ples, son eternas, el [ser] díada es uno y el mismo en mayor

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medida que enhe la Díada en sí y cualquier díada corrupti- que s€ produce cuando se dirige la mirada a las ldeas? Pue-
ble? Si la forma no es idéntica, habrá entonces mera homo- de muy bien suceder que exista y llegue a ser una cosa
nimia, y ocurrirá algo parecido a llamar hombre a Calias y cualquiera, sin que por esto sea el calco de oha cosa; de
a una talla de madera, no comprobándose comunidad al- modo que existiendo o no Sócrates, podría nacer un hom-
guna entre ambos. bre semejante a Sócrates y es evidente que tal cosa podría
Si, por último, sostenemos que los enunciados universa- ocurrir de ese modo, aun cuando hubiera un Sócrates eter-
les armonizan con las ldeas, por ejemplo, que figura, super- no. Además, habrán muchos paradigmas para una misma
ficie y las restantes partes del enunciado, armonizan con el cosa, y, por otra parte, rnuchas Formas también. For ejem-
Círculo en sí, pero que a todo esto se ha de añadir "lo que plo, respecto del hombre, tendremos Animal, Bípedo y, si-
realmente es", debemos observar si este añadido no es del multáneamente, también Hombre en sí.
todo vano. éA qué elemento del enunciado se hará este Además, las Formas no sólo serán paradigmas de los se-
añadido? iAl cenho, a la superficie o a todos ellos? Todos res sensibles, sino también de las ldeas mismas, y así ocu-
los elementos inherentes a la ousía serán ldeas, por ejem- rrirá que el género, en tanto género, será paradigma de las
plo, Animal y Bípedo. Además, se ve con claridad que exis- especies subsumidas en él; de modo que una misma cosa
te algo necesariamente "en sí", como la Superficie es una será a la par paradigma e imagen. Además, parece imposi-
naturaleza determinada que es inherente a todas las ldeas ble que la ousía pudiera estar separada de aquello respecto
en calidad de género. de lo cual es ousía. ZCómo es posible que las ldeas, si es
que son ousías de las cosas reales, estén separadas de
ellas?
V. Ente todas las dificultades que se pueden plantear la En eI Fedón se habla del siguiente modo: las causas del
más importante es la siguiente: icuái es el aporte de la doc- ser y del devenir son las Formas. Pero, suponiendo que las
trina de las Ideas a los seres sensibles, trátese de los eternos Formas existan, no se produce la generación a menos que
o de los engendrables y corruptibles? Pues no son causa ni exista algo que ponga a las cosas en movimiento. I así
l5 del movimiento ni del cambio de esos seres. Y, en verdad, como hay tantas ohas cosas que se engendran tales como,
no prestan ayuda alguna al conocimiento de las restantes por ejemplq una casa o un anillo, respecto de las cuales los
cosás (en efecto,las Ideas no son la 6usía, pues en ese caso platónicos afirman que no hay ldeas, es también evidente-
serían inmanentes a ellas) ni al ser de ellas (puesto que no mente posible que inclusive las restantes cosas, respecto de
son inherentes a los seres participantes; si lo fueran, quizá las cuales sostienen que hay Ideas, existan y se engendren
se podría creer que son causas de los seres, como lo blanco en virtud de causas semejantes a las que se acaban de
es causa cuando se mezcla con la cosa blanca). Pero este mencionar, y no en virtud de las ldeas. En torno de las
argumento, que debe su origen a Anaxágoras y que poste- Ideas, pues, mediante argumentos mas lógicos y rigurosos,
riormente Eudoxo, en su examen de las dificultades, y algu- es posible acumular de esa manera una gran cantidad de
nos otros pensadores volvieron a esgrimir, es muy fácil de pruebas similares a las que acabamos de considerar.
desbaratar, pues es muy sencillo reunir un sinnúmero de
pruebas irrefutables conha semejante doctrina. Además, en
ninguno de los sentidos corrientes, las restantes cosas tie- VL Después de habernos ocupado de estos temas, es
nen su origen en las ldeas. En cuanto a decir que son para- conveniente replantear las consecuencias que, en lo que
digmas y que las otras cosas participan de ellas, es hablar respecta a los números, se presentan a quienes afirman que
de un modo hueco y hacer metáforas poéticas. áQué es lo son ousías separadas y causas primeras de los seres.

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