Agostina Loyza
Prof. Mariana Larison
Guía de lectura:
El conocimiento en Aristóteles: De anima,
las funciones del alma y sus objetos.
1) ¿Cómo define el alma Aristóteles y qué operaciones distingue como propias del vivir?
Aristóteles define el “alma” como: aquella determinación formal y aquel tipo de actualidad
(entelécheia) que corresponde a un cuerpo natural en la medida en que éste tiene la
potencialidad de la vida.
Las operaciones que distingue como propias del vivir son la función básica de nutrirse,
pasando por la percepción hasta llegar a la parte intelectiva. Lo que distingue al hombre del
animal, por ejemplo, es que existe en él deseos racionales que suponen “facultades
deliberativas propias del intelecto práctico (noûs praktikós)” (p. 113)
Vigo expone la explicación que dio Aristóteles de la vida y la muerte, mostrando que,
precisamente, dado que para Aristóteles la vida se explica a partir del alma, el fin natural de
un ser vivo no es la muerte, la cual es simplemente el término de la vida. El fin del viviente es
la realización plena de su forma. Esto se aplica también para el caso del ser humano, cuya
vida, especialmente la vida ética, no la ve Aristóteles a partir de la muerte, sino más bien a
partir de la vida feliz.
2) ¿Cómo caracteriza las funciones del alma? ¿Se relacionan éstas entre sí? ¿Cómo?
El alma explica las distintas funciones que tiene un ser vivo, desde la función más básica que
es la de nutrirse (la cual encontramos primariamente en las plantas, pero que también es la
función básica de todos los animales), pasando por la percepción, que comporta igualmente la
memoria y la imaginación, hasta llegar a la parte intelectiva, en la cual Aristóteles desarrolla
la distinción entre un intelecto pasivo y otro activo, distinción con la que puede explicar,
respectivamente, la recepción por parte del intelecto de la información que proporciona la
percepción, y hacer explícita esta información para dar cuenta de la esencia de las cosas.
1
UNGS - Gnoseología 1/2022
Agostina Loyza
Prof. Mariana Larison
Las funciones del alma tienen que ver con la vida y los movimientos vinculados a ella, y en el
caso de los animales superiores y el hombre con la percepción y el conocimiento. Son las
funciones racionales las que nos distinguen a los seres humanos de vegetales y animales.
Aristóteles explica que el intelecto se relaciona con la percepción. Las operaciones del
intelecto sólo resultan posibles sobre la base de los materiales sensibles que provee la
percepción.
Aristóteles distingue tres niveles diferentes y sucesivos de funciones vitales conectadas con el
alma: a) las funciones básicas de carácter vegetativo, b) las funciones vinculadas con la
percepción y, c) las funciones vinculadas con el pensamiento o la razón. Se trata de niveles
sucesivos, en la medida en que las funciones de nivel superior no pueden darse sino sobre la
base de las correspondientes al nivel inferior. Cada uno de esos niveles da cuenta de un
conjunto de funciones y movimientos que caracterizan a los diferentes vivientes.
En las funciones vitales conectadas al alma Aristóteles señala que hay algo de propio en los
animales (por oposición a los vegetales) y es que cuentan con la facultad sensitiva o
perceptiva. En el caso de la percepción se trata de una función que no es ya puramente
biológica sino, a la vez, también cognitiva, la percepción es un proceso que es propio del
alma pero que tiene lugar sólo a través del cuerpo, de modo que no es algo que pertenezca
exclusivamente ni a la una ni al otro, pues ni el alma percibe por sí sola ni un cuerpo
inanimado es capaz de percibir.
2
UNGS - Gnoseología 1/2022
Agostina Loyza
Prof. Mariana Larison
Por último, las funciones del pensamiento o la razón. Entre los animales, este nivel de
funciones cognitivas del alma está reservado exclusivamente al hombre y trae consigo una
ampliación del ámbito del conocimiento, en la medida en que las facultades intelectuales
hacen posibles formas del saber tales como la experiencia, el arte o la técnica, la prudencia o
sabiduría práctica, la ciencia y la sabiduría teórica que constituyen los modos fundamentales
de despliegue de la racionalidad humana. A diferencia de las facultades sensitivas, la facultad
intelectiva no depende en sus funciones de un órgano corpóreo. El intelecto está separado del
cuerpo, mientras que la facultad perceptiva no se da sin el cuerpo. Aristóteles enfatiza en que
lo que el intelecto capta es la forma o la esencia de los objetos compuestos, despojada de la
correspondiente materia.
La fuente del conocimiento es la experiencia, pero las sensaciones (que son propias de los
animales según Aristóteles) son fugaces. Sin embargo, los seres humanos captan un
conocimiento más elevado al deducir la existencia de las cosas sensibles mediante la
memoria, y especialmente al conocer por qué y la causa de éstos. Para Aristóteles hay dos
formas de sentir: captando una forma sensible sin materia (como potencia) y las que se
necesitan los sentidos (como acto). Mientras que la sensación necesita un objeto y no basta
con solo la voluntad; en el pensamiento, en cambio, sí influye la voluntad.
Por otro lado, el entendimiento (noûs) se encarga de captar lo universal o su forma, mediante
la abstracción (aphairesis) en los objetos, eliminando sus cualidades sensibles hasta llegar a
la esencia que define a ese ente. Es un proceso inductivo porque se pasa de lo particular a lo
universal.
Aristóteles dice que hay cinco sentidos básicos: tacto, gusto, olfato, oído y vista. No todos los
animales poseen los cinco, pero no hay ningún animal que no posea, al menos, uno de ellos.
Hay una diferencia sustancial relativa al modo en que los sentidos acceden a sus objetos
propios: tres de ellos – vista, oído y olfato- son sentidos que operan a distancia, lo cual
implica que hay un medio exterior al cuerpo del animal correspondiente, que interviene
posibilitando las correspondientes percepciones; el tacto y el gusto, en cambio, no involucran
un medio exterior y, por ende, no operan a distancia.
3
UNGS - Gnoseología 1/2022
Agostina Loyza
Prof. Mariana Larison
Inteligir es actualizar la potencia del intelecto, y este necesita un medio para ello. Aristóteles
lo ejemplifica con la luz: para conocer los colores se necesita una la luz que convierte los
colores en potencia en colores en acto, permitiendo a la vista que actualice su capacidad de
ver. Podríamos concluir entonces que considera a la vista es el sentido más importante.
En conexión con la actividad perceptiva aparecen otras dos facultades que tienen una
importancia central en la explicación del comportamiento animal y también del obrar y el
conocimiento humanos: la memoria y la imaginación. Ambas facultades presuponen la
percepción, en la medida en que operan con contenidos que proceden de ella. La memoria
(mnéme) surge ya en algunos de los animales, aunque no en todos, y permite, cierta
acumulación de conocimiento y cierta capacidad de aprendizaje. Por otra parte, la
imaginación (phantasía) es la facultad que permite representarse, sobre la base de los
materiales provistos por la memoria, objetos que no están presentes efectivamente en la
percepción y, anticipar situaciones típicas relevantes para el comportamiento de aquellos
animales superiores que la poseen. Aristóteles subraya la distinción que hay entre
imaginación con respecto a la percepción y al pensamiento. La imaginación no es
pensamiento, pero es, en el caso del hombre, condición necesaria del pensamiento, ya que
provee las imágenes en las que éste se basa: no hay pensamiento sin imágenes. Puede decirse
entonces, que para Aristóteles, la imaginación constituye una transición entre el ámbito de la
sensibilidad y el del pensamiento, y que posee, por tanto, una función cognoscitiva
fundamental.
8) ¿Cuál es la función del intelecto? ¿Cuántos intelectos distingue Aristóteles y cómo los
caracteriza?
4
UNGS - Gnoseología 1/2022
Agostina Loyza
Prof. Mariana Larison
El intelecto es capaz de pensar tanto los objetos máximamente inteligibles como aquellos que
lo son en menor medida. En este sentido, el intelecto está separado del cuerpo, mientras que
la facultad perceptiva no se da sin el cuerpo. Lo que el intelecto capta es la forma o la esencia
de los objetos compuestos, despojada de la correspondiente materia. En síntesis, el intelecto
es el que facilita el acceso a la forma esencial del objeto compuesto.
Hay dos tipos o aspectos de intelecto llamados: intelecto pasivo e intelecto activo o agente.
Aristóteles concibe la relación entre ambos intelectos por medio de una analogía con la
relación existente entre el principio pasivo y el activo en los entes en su forma y materia.
Habría entonces un intelecto que es potencial, se lo podría identificar con todas las formas de
las cosas, y un intelecto siempre activo que traería a la actualidad efectiva a dichas formas.
Como dijimos antes, Aristóteles aclara que sólo el intelecto activo puede considerarse como
realmente separado e independiente del cuerpo, en cambio el intelecto pasivo está vinculado a
la percepción e indisolublemente también al cuerpo. Sólo el intelecto activo debe ser
considerado como inmortal y eterno mientras que el intelecto pasivo es corruptible.
Bibliografía primaria:
Bibliografía secundaria: