San Juan Bautista, mi Tierra, mi Pueblo, mi Ciudad.
A la voz de “japytá sapy’iaté ko’ape” (quedémonos un momento aquí),
los troperos, sedientos, cansados y acalorados, tras recorrer con su hato largas distancias, encuentran un oasis de agua dulce, pastos verdes y sombra fesca en lo alto de una colina, que, en 1608, denominan Posta San Juan. Es tanto su atractivo y fama, que don Carlos Antonio López, en la década de 1850 , señala el lugar con un oratorio: el “OratorioPosta San Juan”, que, en seguida, se convierte en Capillita San Juan en 1879. Al estar un oratorio, primero, y luego una capilla, la religiosidad de la gente y el atractivo del lugar, se conjugan para que se establezca un villorio, y así es declarado el 26 de enero de 1893 para, cuarenta y cinco años después, en 1945, ser nombrado capital departamental. De esta manerala, la que se inicia como Posta San Juan, en 1609, después Capillita San Juan en1879, posteriormente, a partir del año 1890, pasa a llamarse San Juan Bautista, para, finalmente, el humilde poblado erigirse en la pujante la capital del departamento de Misiones La belleza de la disposición de la ciudad, con sus avenidas y calles amplias, es diseñada por el español Santiago Madrigal. Lastimosamente, al día ede hoy, las casas de la época, lejos de ser mantenidas, restauradas y protegidas, se han derruído por la desidia de sus propietarios, o, en el pero de los casos, derrumbadas para construir viviendas más “actualizadas y acordes a nuestro tiempo”. Rodean a la plaza la municipalidad de San Juan Bautista, donde se instaró la Primera Junta Económica y Administrativa del municipio fundado bajo la presidencia de Juan Gualberto González en la misma fecha en la quue se declaró Villa, pero de 1893, la Delegación de Gobierno de Misiones, actualmente Gobernación Departamental, la Iglesia y las principales viviendas de antaño. La riqueza de los primeros pobladores, en su mayoria grandes ganaderos y terratenientes, tranforma a San Juan Bautista en yesca para el incendio de la gerra contra la Triple Alianza, que pasa a sangre y fuego, vandalizando, robando, vejando, violado y, por último, matando a la gran mayoría de la población. Los estragos de la Guerra Grande, dejan al país entero como un campo de sal, sin cultivos, con la población diezmada, empobrecida,hambreada y miserable, con la casi extinción de los varones de todas las edades, pues hasta los niños tomaron armas, obligan al gobierno de provisorio a extender un llamado desesperado al mundo, invitando a quienes quieran radicarse en suelo paraguayo, a venir con la promesa de grandes extensiones de tierra y la sóla contrapartida de la repoblación. San Juan Bautista no es ajena a la situación de emegencia, es así como se establecen, los que otrora fueron compatritas y ahora residentes de la república Argentina, quienes, de hecho, colonizan de nuevo Misiones, los correntinos. Pero no todo es negro, también la repoblación deja muchos aspectos positivos, uno de ellos, erigida como marca privada, el arte. Los que vivieron a repoblar no trajeron sólo la semilla del crecimiento demográfico y económico, también llegaron munidos de conocimiento y aprecio por la cultura y sientan las bases para que San Juan Bautista sea conocida como “La Cuna del Arte”, posición reafirmada con el nacimiento y formación artéstica primara de Agustín Pío Barrios, Nitsuga Mangoré, un virtuoso de la guitarra clásica que enalteció en todo el mundo la cultura, la belleza y genialidad del paraguayo en general y el sanjuanino en particular. San Juan Bautista sigue creciendo, las fronteras del casco urbano devoran a pasos agigantados las zonas rurales, pero siempre con orden y concierto para que la estampa de ciudad bien diseñada y organizad se mantenga. Al igual que antaño, los visitantes, los pobladores y viandantes siguen disfrutando de la lozanía de los árboles, el mullido pasto verde y el frescor de los arroyos cristalinos en puntos estratégicos que proveen de esparcimiento, color y risas a todo aquel que desee un rato de puro placer y solaz.