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Lupita, Francesca e Ysapy, Muñecas Mágicas | Liliana Elizabeth del Puerto de Caballero

Lupita, Franchesca E YSAPY

En un hermoso mundo,

lleno de alegría y felicidad,

donde mar turquesa,

con peces de colores

y brillantes corales entona suaves

melodías.

Las casitas están hechas

de galletitas,

el pasto, de terciopelo,

de chocolate, el suelo

y las flores

de caramelo.

Son las nubes

de algodón dulce

Mientras el sol dorado

coquetea con la luna

y está siempre sonriente.

Y las lejanas montañas


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de bello cristal

con las luces

de la alborada

y el brillo del arcoíris,

adornadas,

con su suave

vibración

entona

deliciosas sinfonías.

Viven las muñecas

todas juntas

en paz y con alegría

mientras juegan,

cantan,

y bailan.

Un día sentadas

en el prado suave,

mientras conversan y ríen,

deciden llevar su gozo

al mundo

de los humanos.
Lupita, Francesca e Ysapy, Muñecas Mágicas | Liliana Elizabeth del Puerto de Caballero

Así, al viento suave

Llamaron,

y entonces le preguntaron

- ¿puedes llevar

a nuestras tres

representantes?-

A lo que el viento

galante

respondió

- pero desde luego-

Y salieron

con las primeras luces

del luminoso amanecer

El hálito de la tierra

les dejo en el hogar

del señor

José Joaquín,

el más famoso

fabricante de juguetes.

Quien, al oír un murmullo,


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con su bata y su gorrito,

al taller se dirigió

donde al llegar

muy asustado exclamo:

- ¡Pero que pasa aquí!

¿Por qué se están moviendo

las muñecas de madera,

de papel

y la de tela?

Pero mira,

¡si hasta están corriendo

y girando!

Mientras componían

unas cortes reverencia

al unísono le dijeron

Venimos del jubiloso

mundo de las muñequitas,

para traer alborozo,

amor,

armonía

y paz

con nuestras almas de dulce


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y corazones

de oro

y ayudarte a dar vida

a tus maravillosas criaturas.

José Joaquín,

Emocionado,

les pregunto

-¿Cómo puedo hacer eso?

- Con tu magia y tu bondad

-Pero no soy un hechicero

-Tu espíritu está lleno

de encantos

-Nunca creí que eso

fuera parte de mi vida

tanto tiempo hace que deseo

acaben las tristezas, los dolores,

el odio, el desprecio

y la maldad,

que con la envidia

y el orgullo

son causantes principales

de la guerra y el terrible
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genocidio.

Si de verdad tengo

algo de brujería

y ustedes me ayudan,

haremos del mundo,

un hogar.

-Me presento- dijo la de madera-

soy Lupita

la española

Luego

en la que en papel

se transformó,

-Yo, la italiana,

Francesca

Y por ultimo

la de tela

expresó

- soy

Ysapy

la paraguaya.
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Lupita vestía

un hermoso traje

con el hombro descubierto,

en los brazos,

un frunce delicado

y la falda con volantes.

Sus piecitos calzados

con zapatitos

negros y tachonados.

Su cabecita adornada

con su orgullosa

peineta española,

mientras entre sus delicados dedos

tocan las castañuelas,

Francesca, ataviada

con trusas,

medias veladas,

y un fino maillot

estaba.

Sus pies

calzados
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con suaves zapatillas,

en la cabeza,

un precioso tocado

y por falda,

un elegante tutu.

Ysapy tenía por vestido

de ao po”i un typoi jegua

con sus hombros descubiertos

y mangas de encaje ju,

sus piececitos descalzos,

su sedosa cabellera

sujeta con un reluciente

kyguá verá,

de sus orejas colgaban

hermosos aros de tres pendientes,

sus deditos engalanados

con anillos de siete ramales,

y de su gracioso cuello adornaba,

un rosario de coral.

José Joaquín admirado

-¡que belleza!
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¡qué alegría!

¡que preciosidad de vestidos!

¡que armonía de colores!

con alborozo entonaba

mientras las miraba bailar,

tararear y cantar.

Y en tanto José Joaquín

La fabricación seguía

gracias a la magia,

los juguetes

pudieron multiplicarse

para que así volaran

a la casa

de cada niño

y cada niña

llenándoles de contento.

Las muñecas de madera

entre tanto tejían

sus pasos

con sus risueñas

castañuelas,
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su pollera y

su camisa

con sus brillantes

colores,

sus peinetas

bien sujetas

a sus cabellos negros

al compas

de las alegres tonadas,

taconeadando

llenas de

garbo

y salero,

las músicas españolas

Luego, danzo Franchesca

con las muñecas de papel,

siguiendo los sones

del viento,

y crearon

las hermosas

figuras de un ballet,

ora placidos,
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ora agresivos

de acuerdo

al cambiante genio

de la brisa.

Se las ve

con sus movimientos,

suaves,

flexibles,

llenos de elegancia

y belleza,

crear preciosas alegorías.

Después Ysapy bailo,

acompañada

de sus hermanitas de tela,

al son de alegres guitarras

que al arpa paraguaya

acompañaban,

festejando a José Joaquín

con el Guyra campana,

la danza paraguaya,

el chopí,

y el travieso pericón.
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el Kygua vera refulgía

la pollera

alzar vuelo quería

coquetos los hombros

se volvían

y la cintura cimbreña

con la música jugaba.

En el taller de José Joaquín,

donde muchos juguetes vivían,

también el hacía

chichecitos sin vida,

porque hay niños –¡ pobrecitos!-

que no creen en la magia…

Pero José Joaquín

amaba a todas sus criaturas,

y prestando atención

elegía quien con su compañía

traería a esa alma alegría.

Sin embargo,

como mago,
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José Joaquín veía

los espíritus desalmados

y a esos muy prontamente,

con cortesía,

los despedía

para que así sus bebes

no fueran maltratados.

Cuando José Joaquín aprendió

lo que necesitaba

y poder cumplir su sueño,

sus visitantes dijeron

que a su mundo volvían,

con una mezcla

de excitación y congoja,

la una, porque regresaban

al mundo que extrañaban,

y la otra por quienes

a sus espaldas dejaban.

José Joaquín lloraba

al despedirse de sus amigas,

y entre suspiros y sollozos,


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les expresaba

-¡Gracias! ¡Gracias!

¡Muchísimas gracias!

¡Gracias a su visita

pude entender

tantas cosas que pasaron.

¡Habia sido

que soy mago!

quien diría

que algún día

José Joaquín

llevaría

satisfacción

y contento

para hacer de cada casa,

un nido.

Cuando las Muñecas Mágicas

a su mundo volvieron en alas

de los alisios, sus hermanas

preguntaron

como les había ido

entre lágrimas contaron


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todos los crímenes

que entre los humanos vieron:

peleas, guerras, matanzas,

dolor, odio, desprecio,

auténticos genocios.

Pero también dijeron

que había cosas bellas:

amistad, perdón, amor,

respeto, felicidad,

personas que luchan

por un mundo mejor.

Recordaron a José Joaquín,

quien, con su magia y su candor,

aprendió,

además de dar vida,

como ayudar a los niños.

José Joaquín, entretanto,

seguía enviando al mundo,

alegría y valores

donde podía.
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Con su ayuda

mejoraron

muchas cosas

La gente,

permitió regenerar

el ambiente.

Disminuyo la polución,

disminuyeron las reyertas,

el rencor, los temores

los crímenes y delitos

En contraparte

crecieron la devoción

la lealtad y el aprecio

la amabilidad ,

la hermandad,

la magia y la esperanza.

Asi, las muñecas cumplieron

con la tarea asignada

mientras de reojo,
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a los humanos

miraban.

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