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Resumen del artículo: Evaluation of holistic sexuality education: a European expert group

consensus agreement

Event Ketting, Minou Friele, Kristien Michielsen & On behalf of the European Expert
Group on Sexuality Education (2016), “Evaluation on holistic sexuality education: A
European expert group consensus agreement”, The European Journal of Contraception
& Reproductive Health Care, 21:1, 68-80.

En este artículo las autoras proponen un acercamiento a la evaluación de lo que llaman Holistic
Sexuality Education (HSE). Presentan una revisión de los métodos y los tipos de evaluación
empleados en la Educación Sexual para, a continuación, proponer cómo iniciar un armazón que
permita evaluar la HSE.

La HSE es definida como un aprendizaje sobre los aspectos cognitivos, emocionales, sociales,
interactivos y físicos de la sexualidad. Este aprendizaje se desarrolla en un proceso que debe
durar años, desde la infancia hasta la edad adulta. Plantean que es necesario evaluar la HSE con
el objetivo de testar su utilidad y obtener legitimación.

La HSE propone un acercamiento positivo a la sexualidad. Es pensada como una guía que
atraviesa la vida, que busca dotar a las personas de habilidades que les permitan tener una
sexualidad más consciente, satisfactoria, saludable y respetuosa. Este aprendizaje debe empezar
en edades tempranas, pues lo que se aprende en edad temprana tiene un mayor impacto en
cómo es manejada la sexualidad más adelante.

Los resultados que se persiguen con la HSE tienen que ver con conocimientos, desarrollo de
habilidades personales y valores relacionales (ética relacional).

La HSE no es una intervención, sino un proceso que dura años; no busca cambiar la conducta
sino preparar para la acción; se basa en las teorías de educación y pedagogía, no en las teorías
sobre la conducta.

Análisis de la evaluación de la SE (educación sexual) actual

- La evaluación tiende a centrarse en los resultados a corto plazo (outcomes). Las


evaluaciones de impacto son complejas y costosas, y raramente se encuentran
referentes.
- En las evaluaciones de resultados se refieren problemas de implementación de los
programas, sin embargo, las evaluaciones sobre la implementación raramente son
publicadas.
- Entre los criterios de calidad dominan los de impacto sobre la salud de la población.
Estos son claramente dos, que se convierten en dos indicadores fundamentales:
embarazo y VIH/ITSs. Se considera que las variables que influyen en estos indicadores
son la edad de inicio de las relaciones sexuales, frecuencia de las relaciones, número de
parejas sexuales, uso del condón y el riesgo (conductas de riesgo) en general. El
problema es la interpretación de los resultados, que suele llevar a que se considere
como éxito de la intervención el retraso en la edad de inicio de las relaciones, que baje
la frecuencia o el número de parejas, etc.
- Apenas se usan indicadores centrados en aspectos positivos de la sexualidad, por
ejemplo, sobre las habilidades para comunicarse bien acerca de la sexualidad. Muy
raramente se usan indicadores para medir la habilidad para experimentar relaciones
placenteras y satisfactorias.
- Los diseños experimentales con grupo de control, seguidas de los quasi-experimentales
y los pre-post, tienden a ser vistos como los estándares de oro de la evaluación de
impacto. Sin embargo, aunque funcionan bien a la hora de justificar relaciones de causa
– efecto, su uso para evaluar intervenciones más complejas en salud ha sido cuestionado
durante años. Crear un grupo control suele ser difícil ya que en muchos países existen
programas de Educación Sexual generalizados, o bien las personas que participan en
estos grupos suelen ser conscientes de ello o grupos estigmatizados, etc…
- El desarrollo de la identidad sexual es un proceso largo y complejo, influido por varios
factores, donde la Educación Sexual es sólo uno de ellos. Es imposible controlar todos
esos factores e identificar el efecto causal específico de la Educación Sexual a largo
plazo. También, ya que la educación sexual empieza en edad temprana, en ese
momento los indicadores habituales no son válidos, ya que los niños y niñas todavía no
empezado sus relaciones sexuales.

En resumen, la propuesta para la creación de una estructura que permita evaluar programas
de Educación Sexual Holística es:

- Poner en el centro los contenidos del programa y su implementación.


- Dejar de centrarse en los cambios de comportamiento (número de parejas, edad de
iniciación), como si hubiera un comportamiento malo y uno bueno, para centrarse en el
comportamiento consciente y en el bienestar.
- Tener en cuenta que la HSE no es una intervención, sino un proceso educacional que
dura años.

Recomendaciones

- Evaluación del programa: Los criterios de evaluación deben estar basados en los
objetivos y las características de la HSE. Muchos de esos criterios serán transversales.
- La evaluación de la implementación: observa las discrepancias entre cómo se supone
que el programa se tiene que implementar y cómo se está implementando. Observa el
proceso de desarrollo del programa; el apoyo y la formación al profesorado; la relación
con servicios relevantes en el entorno; el cumplimiento del currículo; los métodos de
evaluación.
- Evaluación de resultados e impacto: La HSE no se centra en cambiar el comportamiento,
sino en dar herramientas y facilitar el desarrollo de un pensamiento crítico que permita
tomar decisiones, por lo tanto, los cambios en los comportamientos no pueden ser
criterios de impacto.
- Ya que la HSE empieza pronto y se prolonga durante varios años, los resultados son en
realidad indicadores de implementación. Se recomienda evaluarlos cada tres años.
- La valoración que hacen los y las jóvenes sobre la HSE que están recibiendo es un
outcome importantísimo.
- Hay tres tipos de indicadores: sobre conocimiento (que se pueden extraer de los
contenidos del programa), sobre actitudes y valores (más complejos, intentan medir la
tolerancia, el respeto, etc), y habilidades (comunicarse acerca de la sexualidad, por
ejemplo). También son complejas de evaluar.
- Un impacto deseado de la HSE a largo plazo sería: “los y las jóvenes están preparadas
para tener relaciones consensuadas, voluntarias, en igualdad, placenteras, seguras y
satisfactorias en su vida sexual”. Ya que se trata de un objetivo positivo, los indicadores
a desarrollar deben ser positivos. Por ejemplo: “las relaciones sexuales experimentadas
han sido placenteras”.
- Igualmente, es esencial realizar una evaluación de impacto en términos de evitación de
riesgos, lo que incluye tres conocidos indicadores: Embarazo no deseado, infección por
ITSs y VIH, y abuso sexual y violencia.
- Respecto a los métodos de evaluación, conviene incluir: métodos cualitativos, como
entrevistas y grupos de discusión con jóvenes, familiares y educadores/as. Estudios de
caso para analizar dificultades y facilidades. Encuestas sobre la evolución de actitudes,
satisfacción respecto la vida sexual y datos epidemeológicos. Diseños quasi-
experimentales para obtener resultados acerca de los conocimientos y cuestionarios
transversales a personas interesadas o miembros de asociaciones, etc, acerca de la
importancia de la Educación Sexual.

Es imposible demostrar la causalidad de ciertos resultados de la HSE utilizando un diseño


evaluativo basado en la estadística. Al mismo tiempo, tampoco contamos con alternativas
claras. Una evaluación realista reconoce que la sexualidad está afectada por múltiples factores
interconectados, cuestiones que los programas deben tratar en formas diferentes para
diferentes personas, teniendo en cuenta el contexto.

“Donde la evaluación basada en la probabilidad pregunta ¿El programa funciona?, la evaluación


realista debe preguntar: ¿Qué funciona para quién, en qué contexto y de qué forma?”

“Proponemos una estrategia conjunta, que maneje diferente información y diferentes


métodos”. Esa información debe ser “triangulada” con diferentes tipos de evaluación: “una
evaluación de impacto o de resultados, debe ser interpretada a la luz de una evaluación del
programa y de implementación.”

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