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PRINCIPIOS DE DERECHO PROCESAL

Concepto.

Se trata de líneas directrices u orientadoras que rigen el proceso, plasmando una


determinada política procesal en un ordenamiento jurídico determinado.
Tienen naturaleza normativa. Varios de ellos están consagrados a texto expreso; otros
se extraen por inducción del análisis contextual de un grupo de disposiciones, o bien
por deducción de algunas normas concretas.
Su interés radica en sede de integración e interpretación de la ley, es decir, se debe
acudir a ellos para eliminar lagunas o bien para determinar el alcance de ciertas
disposiciones.

Casi todos ellos se presentan de a pares, lo que implica la nota de bifrontalidad.


Así, frente al principio dispositivo está el inquisito, frente al de oralidad el de escritura,
frente al de publicidad el de secreto, etc. No obstante, la opción por uno de ellos no
excluye al otro, no existen principios puros con absoluta prescindencia de su antítesis.
Por ejemplo, nuestro proceso civil está regido por el principio dispositivo, sin perjuicio
de lo cual existen varias atenuaciones al mismo mediante la consagración de normas de
tipo inquisitivo (por ejemplo, los poderes del juez en materia probatoria).

La doctrina distingue principios “generales” y principios “consecuenciales”. Por


ejemplo, el principio de economía procesal es general; y son consecuenciales respecto
del mismo los de celeridad, concentración y preclusión.

Análisis de los distintos principios procesales

PRINCIPIO DISPOSITIVO

El principio dispositivo, por oposición a inquisitivo, tiene relación con la autonomía de


la voluntad.

Las manifestaciones de dicho principio son las siguientes:

1.- La iniciativa del proceso incumbe al interesado (art. 1). Sin demanda no hay
proceso.

2.- El objeto del proceso queda delimitado con la pretensión de la parte actora. Esto
significa que el proceso versa sobre el problema jurídico que el actor plantea en su
demanda, ejerciendo su derecho de acción (art. 11.1).

Esto es aplicación de un principio consecuencial que es el de congruencia. El Juez


tiene el deber de resolver todos los puntos que integran el objeto del proceso. No puede
excederse ni omitir la decisión de algún tema, ni tampoco resolver algo distinto (art.
198).
Tampoco puede el Juez tomar en cuenta hechos que no hayan sido alegados por las
partes.
3.- El objeto de la prueba queda fijado con las alegaciones de las partes.
La actividad probatoria versa sobre los hechos invocados por las partes y que sean
controvertidos, salvo tratándose de cuestiones indisponibles (art. 137).

4.- Las partes pueden de común acuerdo poner fin al proceso mediante un acuerdo
conciliatorio que normalmente se concreta en una transacción (por la existencia de
concesiones recíprocas). Se pueden transar en cualquier estado del proceso (art. 223),
salvo que el mismo versare sobre cuestiones indisponibles, esto es, sobre asuntos
relacionados con el estado civil de las personas.

La transacción que pone fin al proceso surte el mismo efecto que una sentencia pasada
en autoridad de cosa juzgada (art. 224).

5.- El actor puede unilateralmente desistir de su pretensión (art. 228).

6.- El actor también puede desistir “del proceso”, para lo cual se requiere la
conformidad de la contraparte (art. 227).

7.- El demandado puede desistir unilateralmente de la oposición que hubiere


formulado, lo cual se tendrá como allanamiento a la pretensión de la parte actora (arts.
229 y 134).

8.- Cualquiera de las partes puede desistir de actos procesales concretos, en el


momento en que podría ejercerlos (por ejemplo, renuncia a alegar o a apelar una
sentencia).

9.- Cualquiera de las partes puede desistir de los recursos que hubiese interpuesto, en
cuyo caso quedará ejecutoriada la sentencia impugnada.

10.- Un proceso puede extinguirse por “perención” si no se cumple ninguna


actividad procesal en determinados lapsos que establece la ley (arts. 233 a 240).

BUENA FE
El CGP consagra el denominado estándar del buen litigante (artículo 5).

Se refuerzan los principios de buena fe, lealtad y verdad material.

Se incluye a texto expreso el deber de actuar con “veracidad”, que a su vez se reitera en
sede de actos procesales (art. 63 inc. 2).

Se incluye también a texto expreso el deber de “máxima colaboración” para la


realización de todos los actos procesales (artículo 142), reiterado además en los arts.
189 y 191.

Un sector doctrinario entiende que dicho deber de colaboración rige sólo para la
producción o diligenciamiento de los medios probatorios, en virtud de la remisión entre
paréntesis al art. 142.
Otro sector considera que el deber se aplica a la totalidad de los actos procesales, con
especial trascendencia en la actividad probatoria, lo que consagraría el concepto de
“buen litigante” y la teoría denominada de las “cargas probatorias dinámicas”.

Las consecuencias procesales del incumplimiento del deber de colaboración son, por un
lado, las que en cada caso prevea la ley (por ejemplo la prevista por el art. 168). Por
otro lado, existe una consecuencia general que guarda relación con la conducta procesal
de los litigantes, la cual siempre debe ser apreciada por el juez a fin de imponer en su
caso la denominada condena en costas y costos (artículo 56).

ECONOMÍA PROCESAL

El principio de economía procesal establece que la actividad procesal debe realizarse en


la forma que genere la mayor economía de tiempo y gastos.

Está consagrado en los artículos 3, 9, 10 y 11.

Los principios consecuenciales del de economía procesal son los


siguientes:

1.- Concentración

Implica la reunión, en una misma oportunidad, de la mayor cantidad de actos


procesales.

2.- Preclusión

Significa que los actos procesales tienen que cumplirse en determinadas oportunidades,
caducando indefectiblemente la posibilidad de realizarlos fuera de aquéllas.
Esto guarda relación con las características de los plazos, que son perentorios e
improrrogables. Una vez que transcurre un plazo, precluye o caduca automáticamente,
por imperio legal, la posibilidad de cumplir el acto correspondiente.

3.- Celeridad

Es sinónimo de rapidez: “pronta y eficiente administración de Justicia”.

PUBLICIDAD

De acuerdo a este principio todas las actuaciones procesales deben ser públicas (art. 7).

Debe distinguirse la publicidad:

1.- Interna: conocimiento de las actuaciones por parte de los intervinientes en el


proceso.
2.- Externa: conocimiento de las actuaciones por parte de cualquier interesado.
3.- Inmediata: conocimiento de los actos procesales apenas son cumplidos.
4.- Diferida: conocimiento de los actos tiempo después de su realización.

Las excepciones al principio de publicidad interna inmediata las encontramos en sede


de medidas cautelares, en aras de la no frustración de la medida.
Luego, para preservar el derecho a la privacidad, se exceptúan de publicidad externa
ciertos procesos vinculados con cuestiones de familia.

INMEDIACIÓN. ORALIDAD. INDELEGABILIDAD

Supone un contacto directo, no mediato, del juez con las partes y con la actividad
probatoria.

Este principio se vincula directamente con el de oralidad. En este sentido, se prevé


que las audiencias son nulas sin la presencia del juez (art. 100).

Asimismo, todas las diligencias de prueba que lo permitan deben realizarse por el
tribunal no pudiendo éste delegarlas so pena de nulidad, salvo cuando la diligencia
deba celebrarse en territorio distinto al de su competencia (arts. 8 y 18).

DEBIDO PROCESO

Según Barrios este principio constituye la síntesis de los principios procesales


básicos.

Se entiende en doctrina que el debido proceso implica fundamentalmente:

1.- La noticia oportuna sobre la existencia de un proceso. El demandado debe estar


correctamente emplazado para ejercer su derecho de defensa, so pena de nulidad de las
actuaciones.

2.- Oportunidad razonable para comparecer ante el tribunal.

3.- Tratamiento igualitario para ambas partes. Esto no es otra cosa que la aplicación
al proceso del principio de igualdad ante la ley consagrado por el art. 7 de la
Constitución.
La igualdad supone la bilateralidad y la posibilidad de contradicción.

4.- Oportunidad para proponer medios probatorios.

5.- Existencia de un tribunal imparcial que resulte de las reglas de distribución de


la competencia y no de una designación posterior al hecho que motiva el proceso
(“juez natural”).

6.- Recurribilidad de las resoluciones judiciales. En base a esto, es muy cuestionable


la existencia de procesos de única instancia.
El artículo 12 de la Constitución consagra la garantía del debido proceso en materia
penal; existiendo consenso en cuanto a que corresponde hacer una interpretación
extensiva de la norma, esto es, que todo proceso tiene que ser “debido” y no solamente
el proceso penal.

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