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En los inicios del Constitucionalismo, para garantizar la libertad de los ciudadanos, fue
necesario establecer el pp de división de poderes y el reconocimiento de los derechos de
los ciudadanos. Pero sin duda, el desarrollo y la consolidación de los regímenes
constitucionales y la garantía de la libertad se consiguió con un elemento imprescindible
y que de hecho contribuye a definir el constitucionalismo moderno: el establecimiento
de instituciones democráticas y la consagración del pp democrático como inspirador de
la estructura del Estado.
a) Democracia Representativa
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En Francia: se justifica teóricamente con la doctrina del mandato
representativo: la soberanía reside en la Nación, única e indisoluble; la Nación
solo puede actuar por delegación, que recae en sus representantes, que lo son de
toda la Nación y no de los electores de su circunscripción. Por tanto no están
sujetos a las instrucciones de los electores; es el interés de la nación quien debe
guiarles. No están sujetos a revocación por sus electores. (formulada en la Const.
Francesa de 1791. Una vez terminado el mandato, los representados exigirán
responsabilidades al representante por su gestión: la no reelección (partido
Político).
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Las fórmulas más extendidas: el referéndum y el concejo abierto.
Democracia semidirecta:
La ILP art 87-3 CE: se remite a una LO para su regulación, pero se establecen unos
condicionamientos: aval de 500.000 firmas acreditadas, y limites materiales: no
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procederá en materias propias de LO, tributarias o de carácter internacional ni en lo
relativo a la prerrogativa de gracia, tb materia presupuestaria y planificación económica.
(LO 3/84 de 26 de marzo- LO 4/2006, 26 mayo).
Las excesivas limitaciones han provocado una cierta impotencia por parte de los
ciudadanos. Desde hace ya varios años la democracia es verdad que no está en crisis,
pero sí su calidad, que es la que resulta cuestionada. Ciertamente, poco hemos avanzado
desde el año 78 en el objetivo de abrir la participación en los asuntos públicos a los
ciudadanos si tenemos en cuenta que institutos participativos claves para este fin, como
resulta la ILP, a pesar de la última reforma del 2006, continúa sin responder a su espíritu
y finalidad, esto es, el impulso y la colaboración de los ciudadanos en la función
legislativa. Decía N. Bobbio, preocupado por ampliar los espacios democráticos, que cuando
se quiere conocer si ha tenido lugar un desarrollo democrático en un determinado país, se
debería comprobar si se ha aumentado, no el número de aquellos que tienen derecho a
participar en las decisiones que les afectan, sino los espacios en los cuales pueden ejercer este
derecho.
Además, conviene tener en cuenta que, tanto en el caso de los Parlamentos de las
CCAA que cuentan con ILP, como en el caso del Congreso de los Diputados, el éxito o
el fracaso de las iniciativas ciudadanas va a depender en gran medida del juego de
mayorías y, de esta forma, en las legislaturas donde un único grupo parlamentario ha
detentado la mayoría absoluta de la Cámara, esta ha constituido una barrera
infranqueable para la cooperación legislativa entre ciudadanos y representantes.
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13 de diciembre de 2011, fue tomada en consideración por el Pleno del Congreso el 12
de febrero de 2012 aunque finalmente el texto se fusionó con el Proyecto de Ley de
medidas urgentes para reforzar la protección de los deudores hipotecarios. El resultado
fue la Ley 1/2013, de 14 de mayo de medidas para reforzar la protección de los
deudores hipotecarios, reestructuración de deuda y alquiler social, una Ley que no
contempló el objetivo prioritario de la Proposición avalada por un millón y medio de
firmas como era la dación en pago, la paralización de los desahucios y el acceso a un
alquiler accesible)
Sin duda, el pluripartidismo de esta XII Legislatura puede ser determinante para
invertir la tendencia y demostrar si el Parlamento verdaderamente asume el compromiso
de garantizar la finalidad de este instituto participativo, abriendo el debate y la discusión
a los ciudadanos a partir de sus propuestas.
Aunque la práctica nos va mostrando un mayor compromiso de la ciudadanía
hacia la necesidad de un cambio de rumbo en las políticas sociales, el obstáculo de las
500.000 firmas podría verse “atemperado” si el legislador ampliara el plazo para la
recogida de firmas. Sin embargo, tanto el legislador del año 1984 como el legislador del
año 2006 no lo consiguieron, en la medida en que el plazo pasa de seis meses
prorrogable hasta nueve, a nueve meses prorrogable hasta doce, y ello teniendo en
cuenta que la experiencia de este instituto ha mostrado cómo muchas de las iniciativas
presentadas caducaron precisamente por falta de tiempo.
El Congreso ha comenzado a debatir en este nuevo período de sesiones –febrero-
la primera iniciativa legislativa popular del curso parlamentario, promovida por el
Comité Español de representantes de Discapacidad (CERMI) con el objetivo de
suprimir los copagos abusivos en la Ley de dependencia, evitando su fijación arbitraria
por parte de las Comunidades Autónomas. Esta iniciativa viene avalada por 740.000
firmas. Sin duda una buena oportunidad para valorar el grado de compromiso de
nuestros representantes a partir de un parlamento más plural. Precisamente esta
pluralidad parlamentaria ha dado ya resultados muy positivos en la Comunidad
Autónoma de Cataluña con la Ley 24/2015, de 29 de julio de medidas urgentes para
afrontar la emergencia en el ámbito de la vivienda y la pobreza energética. La ILP llegó
al Parlamento avalada por 143.000 firmas, teniendo en cuenta que la normativa Catalana
exige 50.000 firmas para iniciar su tramitación (Disposición 9725 del BOE núm. 216 de
2015).
- El dº de Petición
El art 29 CE regula este derecho que reviste la forma de derecho de configuración legal:
“se ejercitará en la forma y con los efectos que determine la Ley”.
La CE solo recoge algunos elementos indisponibles por el legislador en cuanto
al contenido y límites de este derecho: está abierto a todos los españoles, podrá
ejercitarse individual y colectivamente, excepto esta última para miembros de las FFAA
o Institutos armados sometidos a disciplina militar (art. 29.2), y se protege en cuanto se
efectúe por escrito. En lo demás, queda sujeto a la configuración del legislador.
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Este derecho tuvo su importancia en otras épocas, como un instrumento
fundamental para que los ciudadanos pudieran plantear reivindicaciones o quejas a los
poderes públicos. Pero el desarrollo de procedimientos específicos de defensa de los
derechos e intereses de los ciudadanos (recursos administrativos y contencioso-
administrativos) relegó este derecho a una posición secundaria. En la actualidad la tutela
de los derechos e intereses del ciudadano se lleva a cabo mediante la tutela judicial
como garantía principal.
De ahí que hoy en día, el dº de petición se refiera a materias de tipo discrecional,
y no a pretensiones fundadas en Dº, por ejemplo, solicitudes de información, o
requerimientos diversos a los parlamentarios.
La LO 4/2001, 12 noviembre, regula este derecho.
Los Reglamentos de las Cámaras regulan también este derecho desde una
perspectiva formal: Estableciendo la existencia de una Comisión de Peticiones en el
Congreso y otra en el Senado.
También en la Normativa de las CCAA, en los reglamentos de las Asambleas
Legislativas, se recoge el desarrollo de este derecho a partir de su reflejo en el Estatuto
de autonomía.
Al igual que la ILP, este derecho también tiene una dimensión supranacional: en
el Reglamento del Parlamento Europeo, que también establece una Comisión.
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Todas estas formas de democracia directa y semidirecta sin duda vienen a ser un
complemento importantísimo de la democracia representativa y sin duda contribuyen a
mejorar la calidad de nuestra democracia, concretando así el principio democrático.
El carácter social del Estado refleja la importancia de las relaciones sociales con
el ejercicio del poder: el objetivo es precisamente el Estado del Bienestar o Eº Social,
que a modo de postulado ético marca una línea de acción y unos objetivos, bien de
forma general bien de forma más concreta, a los poderes públicos.
Preceptos constitucionales claves en este sentido: art 9.2 y art 14 CE, preceptos
con distinta ubicación constitucional pero sin duda íntimamente relacionados.
Concretamente, la potencionalidad del art 9.2 resulta evidente para impulsar la acción
de los poderes públicos, especialmente del legislador, en relación con el desarrollo de
políticas sociales en aras a la consecución de la igualdad social, económica y cultural.
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El papel del Estado, en el marco del Eº social, es el de gestor y garante. Porque
cumple una función asistencial (en forma de derechos, servicios, prestaciones a través
de una labor de orientación); una función de intervención y de tutela: Estado
planificador, regulador y empresario; y una función de remodelación social: fijando
metas, objetivos (art. 9.2 CE).
El carácter social de nuestro Estado, por tanto, vincula: es una cláusula de valor
hermenéutico que se proyecta sobre todo el ordenamiento jurídico. Obliga a todos los
poderes del Eº: amplios márgenes de concreción (juego político democrático).
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Por otro lado, el Estado de Derecho no puede ser entendido como un Estado
meramente legalista, por lo que debe adecuarse a los valores sociales y democráticos.
De ahí la importancia de la sumisión de los organos constitucionales y de los poderes
públicos, en general, a una jurisdicción constitucional, por lo que el Estado español no
es solamente un Eº legal de Dº sino tb y esencialmente un Eº constitucional de Derecho.
Por tanto debemos hablar de una interdependencia significativa entre los tres
elementos. Para el TC, de hecho, este principio supone un punto de referencia
interpretativo.