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Gobierno de Manuel A.

Odría

Ochenio de Manuel Odría:


El 27 de octubre de 1948 el general de división del ejército del Perú Manuel Arturo Odría
Amoretti emprendió, desde la ciudad de Arequipa, un Golpe de Estado en contra del gobierno
constitucional de José Luis Bustamante y Rivero. Odría gobernaría el país durante ocho años,
de ahí el nombre de Ochenio que se dio a su régimen, un periodo que para el Perú significó el
regreso al militarismo, las políticas económicas liberales, la represión y persecución a los
líderes apristas, y un populismo manipulador sobre las clases populares urbanas. El régimen se
dividió en dos fases: la Junta Militar de Gobierno (1948-1950) y el Gobierno constitucional de
Manuel A. Odría (1950-1956).

Odría y el gobierno de Bustamante y Rivero


En 1945, con el triunfo de la candidatura de José Luis Bustamante y Rivero del Frente
Democrático Nacional, el país se pronunciaba a favor de una alternativa que encarna el aspirar
a la reconciliación y al progreso nacional. Las negociaciones a partir de enero de 1945 entre
Manuel Prado, Víctor Raúl Haya de la Torre y Óscar Benavides, representantes respectivos de
la oligarquía, el Apra y el ejército, daría como resultado dicho triunfo. Parecía que para el Perú
empezaba la hora de la democratización y de los cambios moderados bajo el signo de la
conciliación y el entendimiento.1 Sin embargo, sería esta alianza con el Apra la que
distorsionaría su gobierno ya que se instaló un gobierno donde los apristas tuvieron
participación en varios ministerios así como control en el Congreso.

La célula parlamentaria aprista pasó a hacer una desaforada oposición al gobierno, poniendo
en peligro la gobernabilidad. Los más exaltados militantes apristas cometieron actos terroristas
en todo el país. El 7 de enero de 1947 fue asesinado Francisco Graña Garland, presidente del
directorio del diario La Prensa, hecho del que se culpó a los apristas, ya que dicho diario era el
abanderado del antiaprismo. Este suceso produjo una seria crisis política. Bustamante decidió
entonces renovar por completo a su Consejo de Ministros, dejando fuera a los apristas. Luego
juró otro gabinete ministerial conformado en su mayoría por militares, entre los que figuraba
el general Manuel A. Odría como Ministro de Gobierno y de la Policía. Odría representaba la
tendencia radicalmente antiaprista del Ejército y estaba aliado con el sector agro-minero
exportador, opuesto a la política de control de cambios de Bustamante que afectaba sus
intereses económicos.

La oligarquía siempre había estado en desacuerdo con las tendencias reformistas de


Bustamante y su disposición o, en todo caso, su intención de cooperar con los apristas, hecho
que causó considerable amargura entre sus miembros. Al toque que las políticas aplicadas por
Bustamante fallaron en su propósito de estabilizar el país, aquellos miembros de la Alianza
Nacional liderada por Pero Beltrán (AN), comenzaron a conspirar con las Fuerzas Armadas. El
derrocamiento de Bustamante y la eliminación del Apra de la vida política de la República eran
sus objetivos y una vez más la oligarquía usaría a sectores militares para alcanzarlos.
En su calidad de ministro, Odría insistió a Bustamante para que pusiera fuera de la ley al APRA.
Como el presidente rehusó a tal exigencia, el gabinete en pleno dimitió. Quedó planteada así la
crisis política, entre el gobierno y los militares. Estos, instigados por el sector agro-minero
exportador, tramaron un golpe de Estado. Por su parte, los apristas planearon un golpe propio.
Elementos del ala izquierda aprista se adelantaron y fomentaron la rebelión de la marinería en
el Callao, que fue aplastada sangrientamente por el ejército, el día 3 de octubre de 1948.
Inmediatamente tras la revuelta, Bustamante declaró ilegal al Apra, pero el Ejército y la
oligarquía consideran que se debería perseguir activamente a los miembros del partido.
Bustamante no estaba dispuesto a aplicar una represión generalizada; sin embargo, ya era
muy tarde, la fallida revuelta del 3 de octubre les dio excusa necesaria para llevar a cabo la
conspiración. Los militares encabezados por Odría apresuraron su golpe de estado.

El golpe de estado de 1948


El 27 de octubre de 1948, Odría se amotinó en la ciudad de Arequipa, después de dos días de
forcejeo gana la adhesión de las Fuerzas Armadas y derroca al presidente Bustamante.2 Se
proclama un manifiesto desde Arequipa, ciudad desde donde históricamente habían
comenzado revueltas y donde, dieciocho años atrás, Luis Miguel Sánchez Cerro había
proclamado su propio Manifiesto de setiembre. Odría, a la cabeza de la guarnición arequipeña,
se levantó en contra del gobierno constitucional de Bustamante y Rivero. La justificación
expresa del movimiento, que significativamente se autodenomina “revolución restauradora”,
es el antiaprismo o la “defensa de la patria contra el aprismo”. Fue precisamente ese
antiaprismo radical lo que permite a Odría contar con el apoyo de un sector del ejército más
nacionalista y menos inclinado a una alianza con la oligarquía.3 Odría leyó un Manifiesto a la
Nación a través de Radio Continental, en el que declaró lo siguiente:

“la revolución que estalló en Arequipa es por una causa justa, noble y patriótica: salvar a los
institutos armados que son la base de la defensa nacional; reconstruir la vida democrática,
restablecer el imperio de la Constitución y, finalmente, terminar con el período de miseria y de
hambre que agobia a nuestro pueblo.”

Junta Militar de Gobierno (1948-1950)


El día 31 de octubre Odría juró como presidente de la Junta Militar de Gobierno. El resto de los
miembros de esta Junta eran los siguientes: los generales Zenón Noriega (ministro de Guerra)
y José Villanueva Pinillos (Aeronáutica); los coroneles Emilio Pereyra (Hacienda), Luis Ramírez
Ortiz, Juan Mendoza Rodríguez (Educación Pública), Alberto López (Salud Pública), Marcial
Romero Pardo (Justicia) y Carlos Miñano (Agricultura); los tenientes coroneles Augusto
Villacorta (Gobierno y Policía) y Alfonso Llosa G.P. (Fomento); y los contralmirantes Federico
Díaz Dulanto (Relaciones Exteriores) y Roque A. Saldías. Eduardo Rivera Schreiber fue
designado secretario de la Junta.6

Tras convertirse en presidente provisional dos días después del golpe, Odría perdió poco
tiempo en aplicar una serie de severas medidas destinadas a restaurar el orden público. La
primera de ellas fue la prohibición de aquellos “partidos internacionales” que, según aquellos
que se encontraban en el poder, habían sido los responsables de la crisis que ameritó la
intervención de las Fuerzas Armadas. Desde un principio este gobierno se impuso
violentamente con la supresión de garantías individuales, lo que quedó consagrado
indefinidamente con una arbitraria Ley de Seguridad Interna (Decreto Ley N 11049 del 1 de
julio de 1949), en ella se establecía los delitos considerados contra la seguridad y tranquilidad
pública que tuvieran fines políticos o sociales. Igualmente establecía los delitos contra la
organización y paz interna de la República.

Los principales líderes apristas fueron encarcelados o desterrados. Víctor Raúl Haya de la Torre
buscó asiló en la embajada de Colombia, donde permaneció hasta 1954, cuando salió rumbo al
destierro, luego de protagonizar una seria crisis internacional. La primera reacción de este
partido fue la resistencia, pero la represión probó ser inaguantable y la agrupación se encontró
desmoralizada por sus recientes fracasos. En consecuencia, varios miles de apristas fueron
encarcelados. El Partido Comunista fue también proscrito. El Congreso fue cerrado. El Poder
Judicial subsistió, aunque precariamente. La Junta gobernó mediante decreto ley.

La economía sufrió un viraje hacia el liberalismo, aunque sin caer en extremos. Se quiso
tecnificar la economía, para lo cual se contrató la misión norteamericana presidida por Julius
Klein, que recomendó el sistema de libre mercado. Odría atendió a las principales
recomendaciones de esta misión: supresión de subsidios, libre cambio, desaparición de los
controles y el equilibrio presupuestal. La crisis económica pudo así ser contenida. En el ámbito
laboral, la Junta Militar de Gobierno, combinó la represión con el clientelaje político, la
Confederación de Trabajadores del Perú (CTP) fue proscrita y sus principales dirigentes
sindicales perseguidos o abatidos. De otro lado, la Junta concedió beneficios sociales a los
trabajadores, creó un Fondo Nacional de Educación destinado exclusivamente a
construcciones escolares, y un Fondo Nacional de Salud. Se dieron así los primeros pasos de
una vasta labor que se desarrollaría plenamente ya bajo el gobierno constitucional de Odría.

El miedo fue usado como una herramienta para obtener el consentimiento de los peruanos: se
restauró la pena de muerte en casos de agitación política, se impuso la censura y se prohibió el
derecho de reunión. Aunque efectivo en el corto plazo, Odría estaba al tanto de que no podía
gobernar al país indefinidamente de esta manera. Era necesario crear la impresión de algún
orden constitucional. Odría anunció que elecciones libres y competitivas se realizarían en
mayo de 1950. Dada la atmósfera de represión y la existencia de la Ley de Seguridad Interior,
la mayoría de peruanos creían que las elecciones se darían, pero resultaba difícil encontrar a
alguien que pensara que serían libres o competitivas.7

En lo que respecta a cambios en el ejecutivo, el 30 de abril de 1949 se promulgó el Decreto Ley


11009. Con su promulgación se originó el Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas, el cual se
desprendió del Ministerio de Justicia y Trabajo. Se constituyó un cuerpo organizador del nuevo
despacho. Este estuvo presidido por el titular de Justicia y Trabajo, el teniente coronel Marcial
Merino. Además, estuvo integrado por el director del Trabajo, el director de Asuntos Indígenas
y, como secretario, el jefe de la División de Legislación de la Dirección General de Trabajo. El 31
de mayo fue nombrado como primer titular del Ministerio de Trabajo y Asuntos Indígenas el
general Armando Artola del Pozo.
Este personaje dirigió el sector Trabajo durante cinco años, dos meses y veintidós días. Fue
uno de los más largos de la historia institucional. Cesó en el cargo el 9 de agosto de 1954. El 29
de octubre de 1949 la Junta Militar de Gobierno nombró titular de Justicia y Culto al coronel
Augusto Romero Lovo, el cual tomó posesión el 9 de noviembre. Los integrantes de la Junta
eran todos militares, cuyos ascensos o promociones correspondían a sus méritos y servicios,
registrados es un escalafón general de Guerra y Marina.

Fin del Ochenio


La revolución de Arequipa de 1955

Hacia 1954 se daban ya señales de la descomposición del régimen. Acusado de conspirador, el


general Zenón Noriega, presidente del Consejo de Ministros, considerado el número dos del
régimen, fue desterrado hacia los Estados Unidos. A cambio, en agosto de 1954 fue designado
el contralmirante Roque Augusto Saldías Maninat quien llegaba a la jefatura del Gabinete por
segunda vez6. El 20 de julio de 1955, los redactores del diario La Prensa prepararon una
declaración en la que exigían la derogatoria de la Ley de Seguridad Interior, la reforma
electoral y la amnistía política general. Este documento sirvió de punto de partida para la
fundación de la Coalición Nacional, encabezada por Pedro Roselló, Manuel Mujica Gallo y
Pedro G. Beltrán.

Una reunión de la Coalición, realizada en el teatro Municipal de Arequipa, fue atacada por
matones al servicio del gobierno, iniciándose una protesta similar a la de 1950. La ciudad se
declaró en huelga general y pidió la destitución del ministro de Gobierno, Alejandro Esparza
Zañartu, quien también fue antiguo director de esa institución. Lo anterior se debe a que su
figura generaba rechazo a causa de los abusos cometidos contra los detractores del régimen,
entre los que figuran las persecuciones y los secuestros.6 A diferencia de lo ocurrido en 1950,
esta vez Odría no quiso enviar a las tropas militares para reprimir la revuelta y Esparza tuvo
que renunciar, a fines de diciembre de 1955, partiendo al exilio. Este episodio marcó el
comienzo del fin del régimen odriísta. Paralelamente regresaron del exilio el expresidente José
Luis Bustamante y Rivero y los más importantes dirigentes apristas, como Armando Villanueva
del Campo y Ramiro Prialé. A la larga, la Coalición Nacional no arraigó popularmente y
surgieron otros movimientos políticos para las elecciones de 1956.

Con la citada rebelión, el gobierno de Odría entró a su último año. Si bien dejaba un conjunto
de obras públicas de trascendencia en los sectores Educación y Salud, en lo que respecta a
libertades, el régimen evidenció un marcado autoritarismo. La actuación siniestra del sector
Interior en las represiones contra los detractores del gobierno desacreditaba aún más al
gobierno, que pronto se resquebrajaba. Así, en febrero de 1956, el coronel Marcial Merino,
exministro de Justicia y Trabajo (1948-1949), se rebeló́ contra el régimen y exigió la renuncia
del dictador. El levantamiento pronto fue sofocado.

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