Está en la página 1de 21

II.

Dispositivos de intervención: Ana María Fernández

1. Las lógicas colectivas: imaginarios, cuerpos y multiplicidades.

Capítulo 1: haciendo met-odhos.4

¿Cómo es la relación entre psíquico y social? O dicho de otro modo, ¿cómo se produce sentido?
Se trata de elucidar los tránsitos de los universos de significaciones imaginarios sociales a las
singularidades de sentido, en la producción de subjetividad.

Para responder a esta pregunta es necesario salir de los límites de la interdisciplina y del
binarismo individuo-sociedad; abriendo interrogaciones en un campo de problemas de la
subjetividad. Esto supone escapar del dominio de objeto unidisciplinario, como de interrogar por el
cómo más que del quién. En este sentido, lo importante es interrogar los procesos de producción
de subjetividad más que su esencia o sustancia.

Pensar en campos de problemas:


 Campos y no objetos, atravesados por múltiples inscripciones supone un doble movimiento
conceptual desde lo propio de cada atravesamiento y, al mismo tiempo, su articulación con las
demás. Supone abandonar los reduccionismos de objeto discreto (o la idea de objeto de
conocimiento) hacia criterios multireferenciales; desde su historicidad e indagación crítica apelando
a estrategias discursivas como extradiscursivas en un campo o constelación de sentido determinado
(relevancia de lo diverso). Es decir, involucra desdisciplinar las territorializaciones disciplinarias y
pensar por fuera de las antinomias clásicas. Desciplininar conlleva elucidar, de modo de crear
condiciones de posibilidad que permitan construir programas que conecten los dominios de objetos
unidisciplinarios.
-Desnaturalizar los dominios de objetos instituidos.
-Deconstruir las lógicas de ordenamiento o lógicas de la diferencia.
-Genealogizar o rastreos genealógicos que permitan cuestionar los a priori desde los cuales se
edifican las conceptualizaciones.

El trabajo de elucidar involucra construir estrategias de pensamiento evitando adhesiones a


autores, sino interrogar los problemas que sus teorizaciones hicieron posible. Involucra pensar lo
que se hace y saber lo que se piensa. Esta modalidad de pregunta supone partir de las respuestas
para reconstruir sus preguntas indagando sus impensables.

 Pensar problemáticamente: es partir no de sistemas teóricos sino respecto a puntos


relevantes, poniendo en juego lo inesperado. Supone crear condiciones de dogmatización,
buscando no descubrir sino producir verdades lo que conlleva la necesariedad de lo plural. Transitar
zonas borrosas evitando los binarismos que llevan escencialismos, supone pensar en el límite de lo
que se sabe. Se trata de hacer de un conjunto de preguntas una problemática, o un conjunto de
problemas que se conectan y desconectan, que insisten y mutan, pero al volver sobre lo mismo
hacen método. Se retoma la idea de met-odhos: en el camino se va armando método, trazando
circuitos de problematización recursiva. Programa de indagación. Programa en términos de
Deleuze, a partir de puntos de orientación que guían una experimentación más allá de lo previsible
y modificable a partir de su implementación; por lo que debe ser abierto e incompleto. Indagación
en términos de una forma específica de construcción de un saber y forma particular de adquirirlo y
trasmitirlo. Crear condiciones de posibilidad que permitan pensar como las herramientas
conceptuales en acción forman parte de dispositivos más amplios que el campo que han
delimitado. Abrir interrogación, dar curso y no obturar la incomodidad, me modo que lo invisible
opere visibilidad, lo impensado se vuelve enunciable. Sostener una tensión, mantener una
incomodidad

Pensar en un campo de problemas conlleva cuestiones epistémico-metodológicas.


No se trata de trabajar con un marco teórico elaborado previamente sino de construir una caja de
herramientas:
1. Construir instrumentos para pensar problemas.
2. Composición gradual a partir de elucidación de situaciones específicas.
Las ideas, en sus condiciones de posibilidad de enunciación, conllevan ciertos a priori epistémicos
desde donde deben pensarse las urgencias socio-históricas a las que un campo de saberes y
prácticas responde, las tensiones institucionales que la atraviesan. Entonces, lo que una teoría no
enuncia, son sus objetos prohibidos, sus impensables. Estos confluyen generando las condiciones
de posibilidad de un saber y de las prácticas que habilita delimitando áreas de visibilidad-
invisibilidad, principios de ordenamiento y formas de enunciabilidad. Se trata de usar el criterio de
caja de herramientas, de usar los autores/teorías como diagramas de un pensamiento en
construcción. Esta permite desmontar teorías evitando su cristalización en cuerpos de doctrinas;
abrir visibilidad y por ende enunciabilidad posibilitando a nuevas teorizaciones, pensar problemas y
no instituir sistemas; relativizar efectos de verdad instituidos por aportes unidisciplinarios;
recuperar la potencia enunciativa de nociones teóricas que la certeza de sus sentidos comunes
disciplinarios pudieran destruir. Incluye el diseño de dispositivos de intervención grupales
entendidos como máquinas de visibilidad que crean condiciones de posibilidad para indagar
situaciones específicas. Involucra borrar la división entre teoría y práctica, ya que los dispositivos
en acción son teorías en acto y las prácticas que extienden interpelan saberes instituidos abriendo a
re-conceptualizaciones. Las prácticas producen conceptos en recursividad permanente, creando
condiciones de posibilidad a partir del pensar-hacer en situación impidiendo la dogmatización
teórica y esterilización de las prácticas. Esto es posible mediante la caja de herramientas que
posibilita pensar-en-situación por lo que cada intervención será singular en función de la
especificidad. La caja de herramientas brinda conceptos que permiten indagar los dispositivos, lo
cual abre a nuevos problemas que generan a su vez la re-configuración de la caja de herramientas.
Los problemas permiten determinar los criterios metodológicos en situación, a su vez,
recursivamente, se construyen los criterios de indagación.

El campo grupal: notas para una genealogía

Capítulo 2: Lo singular y lo colectivo

A. En la antinomia entre individuo-sociedad encontramos dos posturas, las cuales coinciden en


que ambas parten de criterios antagónicos resolviendo la tensión singular-colectivo desde una
postura bi-polar según la cual configuran un par de contrarios con intereses y lógicas esencialmente
opuestos y diferentes.
1. Psicologismo: El individuo es una realidad en sí misma, por lo que el grupo o sociedad es una
generalización teórica. Propio del pensamiento liberal, reduce los conceptos sociales a otros
individuales y psicológicos.
2. Sociologismo: El individuo es una entidad lógica, sólo el grupo es real por lo que el individuo es
producto de su ambiente o relaciones sociales. Propio del pensamiento socialista, reduce los
conceptos individuales a idea globalizada de historia y sociedad.
Esto permite diferenciar entre quienes consideran el quehacer grupal como psicoanálisis en grupo
y el psicoanálisis de grupo. Por otro lado, en la actualidad, se plantean formas alternativas de
pensar los problemas de forma tal de superar la dicotomía, como por ejemplo aquellos que
consideran que la sociedad debe pensarse desde sus fundamentos económicos como también por
las representaciones que se hacen de sí misma. Esto deja en cuestionamiento simultáneamente
otras antinomias.

B. La tensión entre lo singular y colectivo es abordado por distintos espacios, cada uno de los
cuales caracteriza su tratamiento de modo particular.

 Espacio científico-académico: la antinomia sociedad-individuo atraviesa tanto la psicología


como la pedagogía mediante debates respecto a si el comportamiento humano responde a una
propensión aprendida y determinada por su entorno o más bien está determinada genéticamente y
es natural; pero también en la sociología mediante el debate Tarde-Durkheim (individual-social). A
su vez, hacia el interior de la psicología, atraviesa distintas conceptualizaciones de los grupos tanto
de la psicología social como del psicoanálisis.
Los primeros abordajes trasladan los conceptos de la psicología individual a la problemática
grupal; contra lo que reaccionan Durkheim y McDougall al afirmar que existe una mentalidad
grupal. Polémica que da cuenta de la dificultad de abordar la articulación entre las fuerzas sociales
como los actos individuales.
1. Tesis individualista: los individuos constituyen la única realidad, en tanto los procesos psi
ocurren solo allí y solo estos pueden observarse. El grupo constituye sólo una abstracción y es
entendido en términos de suma de reacciones recíprocas de los individuos. La comprensión de los
fenómenos sociales debe hacerse rastreando las propiedades de los individuos, a partir de
principios de la psicología individual y producto de motivación de los sujetos.
2. Tesis de mentalidad de grupo: los grupos involucran fuerzas y fenómenos que poseen leyes
propias diferentes de las propiedades de los individuos que los componen y no pueden reducirse a
ellas. El grupo no es la suma de individuos, sino que estos no poseen realidad fuera de ellos ya que
las fuerzas sociales e instituciones los determinan por lo que el individuo constituye una mera
abstracción. Los procesos sociales no resultan de las intenciones de los individuos, sino que existiría
cierta mentalidad de grupo que los explicaría. Sin embargo, aunque su postura pueda considerarse
reactiva recaen en el mismo sustancialismo epocal sin poder dar cuenta de una existencia
cualitativamente diferente de los grupos respecto a los individuos.

SI bien esta polémica atraviesa la historia de la disciplina, atraviesa insistentemente el campo


grupal por lo que es necesaria someter a elucidación crítica estas dos ficciones: la ficción del
individuo que impide pensar un plus grupal; y la ficción del grupo como intencionalidad que supone
pensar que el plus grupal es la asignación de intencionalidad al grupo. Ambas producen sus
obstáculos al pensar herramientas particulares necesarias para que el psicoanálisis de cuenta de los
sucesos específicos de los grupos. En este sentido, re-producen esta polémica propia de disciplinas
de las que el psicoanálisis no se considera tributario. Esta antinomia está presente de forma
implícita –invisibilidad- en toda concepción sobre lo grupal operando como un a priori conceptual
desde el cual se piensa y lee los acontecimientos grupales.
Los a priori conceptuales propios de un campo epistémico desde el cual se instituyen las
condiciones de posibilidad de un saber, delimitando áreas de visibilidad e invisibilidad, sus
principios de ordenamiento y sus forma de enunciabilidad. Si bien actúan de forma implícita, lo
hacen desde el mismo corazón de teorizaciones e intervenciones de un campo. Estos a priori
resuelve la antinomia (expresada en 3 pares de opuestos: individuo-sociedad; naturaleza-cultura e
identidad-diferencia) a partir de criterios dicotómicos por lo cual uno de los polos queda subsumido
a la lógica del otro considerado hegemónico; por lo que cual constituyen el fundamentos de
distintos reduccionismos como en el caso del opuesto individuo-sociedad de la tesis
psicologista/sociologista. Demarcan el límite de lo que puede ser pensado valorando esto como
natural; por lo cual debe ser problematizado, interrogado críticamente para lo cual de intenta de-
construir su naturalización remitiéndose a su historia (genealogizar).
¿De dónde surge esta concepción antagónica entre individuo vs sociedad? En el escenario liberal
europeo de los siglos 17 y 18.
La etimología de la palabra individuo supone una negación, ya que involucra el límite del no-ser:
el individuo es aquel que no puede ser fragmentado sin perder sus rasgos propios. Es un mínimo
ser. La noción de individuo se produce en el momento de la historia de occidente en la cual la
sociedad es considerada como el conjunto de pensadores libres. Surge así de las filosofías que
cuestionan el conocimiento sobre el mundo abandonando la certeza de la fe y el orden religioso.
Surge entonces la figura del individuo bajo la ilusión de un capitalismo que lo define como indiviso,
libre y autónomo. A la vez, se gestan las condiciones para el nacimiento de las ciencias humanas
desde las cuales es pensado. Es a partir de la noción de individuo que los saberes modernos
organizaron sus reflexiones sobre el hombre. Además, sustenta las nuevas formas políticas y
subjetivas de pensar los enlaces sociales, regulación de sus conflictos y negociación de sus
contratos (libre mercado, contrato, consumo y representatividad de las democracias modernas).
Luego, hacia el siglo 19 se organizaron las reflexiones en torno a la sociedad y en el 20 respecto a
los grupos. Lo que explica porque las primeras al respecto de este último formularan sus
enunciados en torno al paradigma individuo-sociedad como pares antagónicos. Paradigma que aún
sigue vigente, aunque comience a ser revisado. Aún no se han formulado alternativas superadoras.
Aún las posturas que asumen a los grupos como mediadores entre el individuo y la sociedad,
reproducen acríticamente las propiedades antinómicas de estos términos.

 Espacio ético-político: Este debate tiene otra vertiente ética-filosófica relevante en el plano
político respecto a las democracias modernas: deben priorizarse los intereses individuales o los
colectivos?. Se hallan presente en la preocupación por las relaciones entre los SH desde distintos
entrecruzamientos en lo grupal. Además, ha estado presente en las polémicas políticas de los
movimientos revolucionarios.

Uno de todos los ejes de debate se centró en dos concepciones políticas de los colectivos
humanos. Por un lado, quienes se interesan en guiar, concientizar y manipular a los colectivos;
mientras que desde el otro se promueve la autogestión de ellos. Esta última parte de la certeza de
considerar a los pequeños grupos como espacios virtuales de producción colectiva al ser portadores
de un plus respecto a la producción individual. Sin embargo, este mismo debate también puede ser
pensado desde un lugar teórico-técnico. Ambos espacios se entrecruzan en la constitución de los
campos de saberes y prácticas grupales.
En los primeros pensadores de lo grupal se sostiene una preocupación por el cambio social;
considerando a los grupos instrumentos para la realización de utopías sociales. Si bien éstas
preocupaciones parecen ausentes en quienes introducen los dispositivos grupales a la asistencia
psicoterapéutica, los psicoanalistas ingleses buscaban la rehabilitación de los combatientes. Por
otra parte, existen enlaces con los aportes sartreanos sobre los grupos. Así mismo, respecto al
análisis institucional desarrollado por autores como Loureau, allí aparece el interés por las
condiciones para el despliegue de las potencialidades autogestivas.

La relación grupo-sociedad

Su relación es abordada como una relación de influencia; ubicando a lo social como algo exterior
al grupo sobre el cual ejerce en mayor o menor medida influencia. Una alternativa la constituye
pensarlos en términos de interacción mutua. Es un subtema del individuo-sociedad abordado
antagónicamente y articuladas desde lógicas binarias jerárquizantes. Estos abordajes no sólo han
marcado los discursos, sino también sus prácticas inscribiéndolas en estrategias de disciplinamiento
social.
La operación que parecería haber seguido las disciplinas humanas en sus momentos
fundacionales fue la de dividir el campo en dos objetos de estudio diferenciados; individuos y
sociedades, organizando diferentes áreas y prácticas; para lo cual fue necesario demarcar los
campos de saberes y prácticas mediadores.

Individuo: Mediaciones Sociedad:


-Psicología Ps Social, de los Grupos; de las -Sociología
-Pedagogía -Antropología
Instituciones
-Psicoanálisis -Economía

Esta forma de entender los grupos resuelve la tención mediante la idea de intermediación;
logrando mantener el polo social en su análisis de lo grupal. Otra forma de abordar lo grupal lo
constituye una especie de reduccionismo psi que analiza los acontecimientos grupales mediante las
interacciones entre sus integrantes. Al analizar el grupo plegado sobre sí mismo, invisibilidad los
atravesamientos sociales, institucionales e históricos que confluyen en tales. Otra alternativa la
constituye la negación de que lo grupal es particular al considerarlo un espacio-escenario de
despliegue de las singularidades excluyendo que el agrupamiento en sí tengo algo de específico.
Una última alternativa la constituyen los aportes de Riviere que no resuelven la tensión ya que es
en el cruce de ambas que el emergente llega.
La categoría de intermediario

Pensar a los grupos como espacios intermedios entre el individuo y la sociedad supone una
concepción operativa implícita: dados dos conjuntos previamente separados habrá que buscar sus
articuladores. Esto conlleva además, que dadas dos disciplinas ya constituidas (psi y socio) habrá
que buscar nuevos campos disciplinarios intermedios, en este caso, la psicología de los grupos. La
noción articuladora es el concepto de intermediario.
Es usada como articulador en las distintas disciplinas (psicología, historia de las mentalidades,
psicoanálisis, antropología, ETC) cuando desde sus objetos de demarcación debieron preguntarse
por la relación entre subjetividad e historia, entre otras. Sin embargo, no fue elaborado
suficientemente. Filosofía es una excepción, ya que fue uno de los conceptos que más se desarrolla
en ella. Desde allí, Kaes plantea 3 caracteres generales asociados a esta categoría. Por un lado,
cumpliendo una función articular o de “by pass” teórico entre dos términos discontinuos o
separados que al ser opuestos entran en conflicto y a los cuales intenta rearticular. De esta forma,
reduce los antagonismos. Por otra parte, es pensado en relación a la transformación, pasaje y por
ende asociado al movimiento. Finalmente, si bien las anteriores ya aluden a la necesidad de
continuidad y concatenación ésta aún más enfatiza su función estructurante y responsabilidad en el
pasaje de una estructura a otra. El autor señala además una diferenciación entre intermediarios de
tipo 1, que operan en un campo homogéneo o misma estructuración, y de tipo 2 (los cuales operan
entre campos con lógicas diversas o heterogéneas). Respecto a la articulación psicosocial (psi y
socio) se refiere al tipo 2.
Su vaguedad conceptual suele estar acompañada de una valoración negativa, al vincularlo con lo
neutro, mixto o impuro. Estas asociaciones, sobre todo respecto a la hegemonía del campo
intelectual, resaltan las dificultades de los intentos de articulación.
Esto opera también en la cotidianidad de las prácticas grupales, orientándolas hacia alguno de los
reduccionismos según los a priori con los que se trabaje. Estos operan como impensables, por lo que
generan las condiciones de posibilidad de ciertas experiencias grupales reforzando el reduccionismo.
Además, lo que allí acontece es valorado como la evidencia de los hechos, cuando no son más que
efectos de teoría.
Es necesario un cambio de paradigma, hacia criterios que sostengan la tensión singular-colectivo;
colectividad que en las resonancias singulares producen anudamientos-desanudamientos propios.
Singularidad y colectividad que sólo sosteniendo su tensión harían posible pensar la dimensión
subjetiva en el atravesamiento del deseo y la historia.

E. Problema epistémico

A partir de lo mencionado, se resalta la necesidad de pensar lo grupal como campo de


problemáticas atravesada por múltiples inscripciones. Lo grupal en un doble movimiento: el trabajo
sobre sus especificidades y su articulación con los múltiples inscripciones que lo atraviesan. Nueva
forma de pensar lo uno y lo múltiple, intentando superar los encierros que la lógica del objeto
discreto impone, abriendo la reflexión hacia formas epistémicas pluralistas y transdisciplinarias.
Aquí vuelve la figura del nudo. Más que dictar los requisitos epistémicos para construir el
objeto teórico grupo se los presentan como nudos teóricos formados por diversos hilos de
unidades disciplinarias enlazadas en el pensar lo grupal. Esto provoca un movimiento bascular en el
cual se sostienen las categorías de análisis específicas delimitadas por los recortes disciplinarios a la
vez que se las problematiza en relación con categorías de otros territorios incluidas en el nudo. A su
vez, conlleva interrogando críticamente la epistemología de las ciencias positivas que fundamentan
las ciencias humanas basadas en la idea del objeto discreto. Si bien fueron necesarias en su
fundación, ahora representan un obstáculo epistemológico al conformar ilusiones teóricas-técnicas
en la reflexión de lo grupal (imposibilidad de construir objeto grupo, pensados como islas plegados
en sí mismos, el psicoanálisis como disciplina explicativa de los movimientos grupales, la negación
de la especificidad disciplinaria del campo grupal).
El surgimiento de otros abordajes y la necesidad de criterios epistemológicos pluralistas se
evidencian en la aparición de propuestas transdisciplinarias. Además, da cuenta de la resistencia a
la reducción unidisciplinaria y la oportunidad desde abordar los individuos-sociedades desde su
misma complejidad. Además de plantear un intento de superación de los reduccionismos psi o
socio; plantea la discusión respecto a la configuración hegemónica de ciertas disciplinas madres ya
que plantea la implementación de contactos locales y no globales entre saberes. Pensar lo múltiple
más allá de las especificidades, genera las condiciones para escapar al referencialismo dogmático y
constituir una red epistemológica a partir de intercambios locales –no globales- donde la
transferencia de saberes se realiza en el eje de la metáfora y no de la analogía. Transferencia
organizada en una epistemología crítica. La cual intenta localizar lugares de singularidad
problemática, el grafo de las circulaciones locales y particulares que hace una cuestión un
problema; una forma de mezclar saberes sin buscar arribar a una forma globalizante, no ya como
universales sino como matrices generativas.

Cap. 3: La demanda por los grupos

La psicosociología nació en el cruce de distintas disciplinas, cuya preocupación son los grupos
humanos. Su origen responde a la demanda de la práctica social empresarial en EEUU en los años
20. Sin embarga, su introducción fue anterior a la primera guerra mundial. El interés por esta
cuestión radica en su vigencia en diversas corrientes grupalistas.
Las primeras intervenciones que luego devendrán en la microsociología provienen del trabajo de
Elton Mayo donde concluyó que los trabajadores conforman un grupo en el cual desarrollan redes
informales o vínculos entre ellos, con los superiores y reglamentos de la empresa; los cuales
determinan su actitud al trabajo o mejor rendimiento. Surge el concepto de moral de grupo; base
para el desarrollo posterior de los trabajos respecto a las relaciones humanas. Además, se
encuentra la idea embrionaria de un plus del grupo que no puede reducirse a la suma de sus partes;
plus evidenciado por sus efectos respecto al aumento del rendimiento.
Estos aportes podrían revisarse hoy con la noción de transferencia institucional donde el
aumento del rendimiento no responde sólo al grupo en sí sino a los atravesamientos institucionales
positivos promovidos por la presencia del psicólogo. Con las puntuaciones posteriores, podría
pensarse que la atribución al grupo invisibiliza los atravesamientos más amplios que el mismo.

B. La dinámica de los grupos

Kurt Lewin aportó los principios de la Escuela de la Gestalt al estudio de la personalidad y luego al
del grupo. Refuta el asociacionismo, al afirmar que en ciertas condiciones el todo es más que la
suma de las partes. Por lo cual para explicar la percepción debía referirse al campo perceptual (y no
a las sensaciones). La acción individual responde a la estructura formada entre el sujeto y su
entorno en un momento determinado. Los que conforman un campo dinámico o sistemas de
fuerzas en equilibrio; el cual al quebrarse el sujeto intenta restaurar.
Al aplicar el método experimental al trabajo sobre el campo dinámico mediante la experiencia con
niños en tres climas sociales (autoritario, democrático, sin intervención) demostró que las
reacciones agresivas respondían no a la frustración sino a los climas grupales, según el estilo del
coordinador. Sus conclusiones fundamentan científicamente la democracia al demostrar que en
ellos la tensión, al descargarse gradualmente, es menor.
Esto le permitió desarrollar determinadas hipótesis: el todo posee propiedades que no pueden
reducirse a la suma de sus partes; el grupo y su ambiente conforman un campo dinámico con
distintos elementos (subgrupos, canales de comunicación, barreras) en el cual al modificar uno de
ellos se modifica la totalidad del campo. Se trata de un equilibrio estacionario, no estático sino
dinámico en el cual operan fuerzas antagónicas (todo-desintegración). Nació así la dinámica de los
grupos.
El grupo no puede reducirse a los individuos que lo componen, independientemente de los
objetivos o personalidad de ellos. Es un sistema de interdependencia. Por lo que se aleja de las
posturas que plantean que el origen del grupo se sitúa en la afinidad entre sus miembros. En
consecuencia, el funcionamiento del grupo (su fuerza y dinámica) se explica por tal
interdependencia en un momento dado, ya sea por su funcionamiento interno o por las acciones
que realiza sobre la realidad exterior.
Posteriormente, realiza estudios en la vida cotidiana, abordando el cambio social y la resistencia
al mismo al estudiar la modificación de costumbres alimentarias. Concluye que las decisiones
tomadas en grupo comprometen en mayor medida a la acción que aquellas individuales y que es
más factible cambiar los hábitos de pequeños grupos que de individuos aislados; y que la
conformidad juega un rol relevante en la resistencia al cambio
Sus aportes constituyen la posibilidad del estudio de los grupos y posibilitó la consolidación de las
técnicas de laboratorio social y la investigación-social e influyo en diversos ámbitos. Sus aportes
suponen un abandono a la posición de situar al individuo en el primer plano. Sin embargo,
invisibiliza los presupuestos que fundamentan tal interdependencia, Los cuales serán desarrollados
por el psicoanálisis (identificación, emoción y procesos incc).

C. Criterios epistemológicos de Lewin

Sus aportes adoptan nociones de la física; pero no sus leyes ni su metodología. Produjo
conceptos que no derivan de la experiencia. La legalidad aparece a la ley estructural, donde hay una
relación funcional y el acontecimiento depende de la toda la situación; la cual es única, cambiante y
dependiente de la totalidad de interrelaciones en cierto momento. En consecuencia, la psicología
no debería buscar intentar establecer leyes en el sentido aristotélico de la frecuencia o que no
admiten excepciones.
Para sus aportes, adopto la tendencia metodológica de la Gestalt de la simple descripción de
las totalidad irreductibles al análisis explicativo explicando las relaciones observables e intentar
reconstruirlas aplicando modelos matemáticos. Además, escapa a su reduccionismo fisicalista del
equilibrio estático pero coincide respecto al olvido de la historia.
A partir de ellos se desarrolla la microsociología; encontrándose en ellos el germen de las ideas a
elucidar.

D, Primer momento epistémico: el todo como más que la suma de las partes
Los aportes de Lewin constituyen un a priori conceptual que orientó las tomas de posición de
totalistas y elementalistas. La idea de totalidad impulsó la necesidad de buscar lo propio de la
disciplina buscando conformar ese conjunto hasta el momento disuelto en individuo o sociedad. Al
establecer sus principios de demarcación, supone las condiciones de producción de dispositivos
técnicos y organización de discursos respecto a la grupalidad.
Surgen preguntas sobre el carácter de tal plus y respecto a las relaciones entre el todo y sus
partes. Las posturas estructuralistas que se centraron en las relaciones que organizan las partes y su
tipo. El vínculo todo-partes se inscribe en la necesidad de delimitar una estructura subyacente que
provocaría todo movimiento grupal. De esta forma, traslada la discusión al plano de la relación
acontecimiento-estructura. Idea que funciona como a priori conceptual y resuelve la tensión a favor
de la estructura reduciendo el acontecimiento como efecto de la misma. Estas posturas subordinan
lo singular a lo global, el todo es pensado como un gran único y no como diversidades de lo múltiple.
Esto promovió que los post-estructuralistas intentan superar dicho reduccionismo considerando
otras formas de relación todo-partes, afirmando que el todo deriva de sus partes constituyendo
una totalización dialéctica. Es un todo de aquellas partes, sin totalizarlas ni unificarlas sino que se
añade a ellas como una parte compuesta. Estas posturas enfatizan lo múltiple como irreductible a la
unidad. El todo es pensado como producido, aplicándose a las partes organizando relaciones
transversales pero manteniendo su diferencia.

El reconocimiento del grupo como todo permitió la demarcación de saberes y quehaceres de la


grupalidad no reductible a los fenómenos individuales. Esta concepción conforma un primer
momento epistémico configurando un imaginario fundador operando como espacio de proposición
que orientó la búsqueda de lo propio del campo.

E. Análisis de la demanda

Los empresarios comprendieron la necesariedad de regular los distintos elementos de la


producción. Surge así la organización científica del trabajo (Taylor). El técnico es el ingeniero-
organizador cuya tecnología es el trabajo en cadena. Sin embargo, esta racionalización da lugar a
disfunciones en el factor humano. Surge además del interés por las relaciones del sujeto con los
objetos de producción (organigrama) aquel por el sociograma (relaciones entre trabajadores) el
cual se había descuidado. La holgazanería del obrero era una respuesta a un sistema de relaciones
interpersonales frustrantes.
Surge así los trabajos de Elton Mayo ante el vacío para responder a los problemas que el nuevo
sistema promovía, por lo que surge el técnico de grupos o relaciones humanas. Respecto a Lewin,
sus aportes responder a fundamentar científicamente la democracia en términos de libre discusión
para aliviar tensiones. Los técnicos aspiraban a cambiar hábitos, promoviendo el consumo;
imprescindibles para una sociedad industrial que ve al consumo como respuesta ante la crisis
económica.
Desde ellos se organiza la dinámica de grupos como disciplina; donde confluirán el campo de
análisis y el de intervención. Como respuesta a una demanda económica-política, dando lugar al
dispositivo grupal. Surge para responder a la urgencia de mejorar la producción mediante el
mejoramiento de las relaciones informales entre operarios y, a la vez, reforzar los ideales
democráticos y el consumo.
Dicha emergencia responde a determinadas condiciones de plausibilidad: la convicción de que la
democracia lleva al progreso mediante la educación, religión, legislación y trabajo duro; lo que
conllevó a que desde lo académico, empresas, organizaciones y el mismo estado la inversión en
investigación sea considerada como forma de responder a los problemas sociales. Además, en el
ámbito académico, se produciría la revolución empírica de las ciencias sociales que promovía la
importancia de la investigación experimental de los fenómenos sociales.
Esto se contrasta con las condiciones argentinas que promovieron el desarrollo de los trabajos de
Pichon Riviere que no responden a demandas institucionales sino que surge de los márgenes de las
instituciones motivados por utopías contrainstitucionales. En los años 60-70, en la Argentina, se
encontraba un cuerpo social agitado y fuertes movimientos de luchas sociales. En lo académico, se
encontraba la idea de fuertes utopías sociales que promovió que los psi se mostraran críticos a los
autoritarismos institucionales. El surgimiento de abordajes grupales permitió el trabajo en espacios
públicos.
Es necesario superar la concepción de un momento precientífico y otro científico, caracterizado
por la constitución de un objeto formar abstracto y restando importancia a la articulación entre
saberes y prácticas.
Si consideramos los aportes de Foucault respecto al saber-poder; es importante considerar
porque era necesario enfatizar los grupos, como un todo autoregulado y autónomo, plegados sobre
sí mismos, como islas. Los grupos que emergieron con los trabajos de Mayo-Lewin debieron
mantener en lo invisible los atravesamientos institucionales, políticos e ideológicos en los que
quedaron inscriptos sus discursos e intervenciones. Sin embargo, permitieron visibilizar los
mecanismos de funcionamiento de los grupos; a partir de lo cual organizaron sus enunciables. A la
vez, ocultaron los procesos inconscientes que atravesaron dichos mecanismos como su
atravesamiento institucional. Esto no debe pensarse como afirmación de sus errores sino como una
puntuación de nuevas áreas de visibilidad que deben operan en la rearticulación de un campo
durante la transformación de nuevas territorialidades. Cobra aquí relevancia la genealogía de lo
grupal.

F. El nacimiento de lo grupal

Dispositivo de los Grupos: aparición histórica de los criterios que permitieron pensar artificios
grupales para resolver conflictos en las relaciones sociales. Conflictos que dejan en evidencia la
ineficacia de las tecnologías previas y manifiestan la importancia de otras formas de intervención y
especialistas. Se inventa entonces la nueva tecnología dispositivos de los grupos y un nuevo
técnico, el coordinador de grupos bajo la premisa de que los grupos operan como espacios tácitos
que permitirán responder a los problemas de la modernidad. Acorde a la noción de dispositivo de
Foucault.
Dispositivos grupales: refiere a diversas modalidades de trabajo con grupos que adquieren su
carácter según el marco teórico-técnico elegido y los campos de aplicación. Cada uno determina
ciertos efectos de grupo. Forman parte del Dispositivo de los Grupos. De esta manera la
conceptualización de que es un grupo queda capturada por los efectos del dispositivo, bajo la
ilusión de haber hallado su esencia. Se trata entonces de problematizar su esencialización.
Los grupos no son lo grupal: el agrupamiento no constituye una grupalidad. Esto es sólo
necesario. Al respecto Bion afirma que los grupos se vuelven visibles mediante dispositivos técnicos
que permitan demostrar y observar las conductas de grupo. En este sentido, se diferencian dos
niveles de existencia de los grupos: un nivel fáctico, como hechos sociales; y otros en tanto al
montarse los dispositivos grupales del Dispositivo de los Grupos, los grupos se vuelven visibles,
observables, enunciables, En este sentido, la microsociología al instituir los dispositivos grupales
localizó uno de los nacimientos a lo grupal. Antes estaban ahí, pero no se veían.

Cap. IV: Hacía una clínica grupal

A. Primeros dispositivos grupales

1) Terapias exhortativas parentales


Los primeros abordajes colectivos (grupos amplios) con fines terapéuticos parten de los trabajos
de Pratt. Su trabajo buscaba potenciar la recuperación física de los pacientes con tuberculosis
aplicando la sugestión para aumentar su adhesión al tratamiento en un clima de competencia. Las
sesiones consistían en una breve conferencia respecto a la higiene o problemas del tratamiento,
para luego discutirlo o hacer preguntas. Aquellos que más cumplían, eran recompensados al poder
sentarse más cerca del terapeuta; quien encarnaba una figura paternal idealizada. Esta terapia
actúa por el grupo, ya que no se intenta comprender ni modificar las emociones de las que se vale.
2) Posee también una estructura fraternal y también incita determinadas emociones en grupos
solidarios. Sin embargo, se diferencia en la relación entre el grupo y el técnico, ya que aquí
disminuye su lugar como líder. Por el contrario, busca instaurar las condiciones de fraternidad para
que los sujetos, mediante sus grupos, encuentren allí un espacio de sostén entre sus miembros y de
soporte solidario de restitución de la dignidad e identidad trastocada. Ejemplo, Alcohólicos
Anónimos.

Ambos resaltan la importancia de la socialización del paciente para su tratamiento y presentan la


ventaja de poder agrupar a un gran número de pacientes. Aún sin teorizar, se encuentra presente la
noción de efecto de grupo ya que comprueba la mayor eficacia terapéutica de los tratamientos
cuando los pacientes son agrupados. También, aparece en estado embrionario el dispositivo de
grupo amplio.
Respecto a 1) los grandes grupos no pueden ser pensados desde las mismas lógicas que se
organiza un pequeño grupo. Por lo cual es necesario analizar su especificidad. En el primer caso, el
enlace se realiza mediante un fuerte líder carismático; por lo que liderazgo y coordinación se
superponen por lo que la eficacia terapéutica está dada por la sugestión producida por los vínculos
libidinales (identificación y transferencia masiva) respecto al médico líder. En el caso de 2) es
decisiva la red entre iguales. El grupo y la institución disparan significaciones imaginarias asociadas
a valorar al grupo como un sostén yoico o soporte solidario, espacio restitutivo de la dignidad
pérdida o identidad afectada. Además debe darse una fuerte transferencia institucional positiva.
Esto entra en conflicto con lo afirmado por Anzie respecto a agrupamientos amplios, donde estos
constituyen una amenaza a la pérdida de la identidad personal y despiertan transferencias
negativas.

B. Aplicaciones iniciales del psicoanálisis a los grupos

Slavon, Schilder y Klapman fueron pioneros en la organización de dispositivos grupales con fines
terapéuticos utilizando conceptos y formas técnicas provenientes del psicoanálisis. Ellos
introdujeron la interpretación en la situación colectiva aplicando la configuración psicoanalítica y
generando las condiciones para descentrar coordinación de liderazgo y abren a la posibilidad de
producir utilizando mecanismos distintos a la sugestión utilizados por desarrollos previos.
Las diferencias técnicas son consecuencia de desacuerdos respecto a la pregunta sobre a quién
interpretar.

- Terapia interpretativa individual en grupos, Slavson y Klapman


Responden a la cuestión intentando unificar al grupo de modo que la interpretación a uno de sus
miembros valiera para todos. Para unificarlo apelaban a distintas estrategias como conformar
grupos con pacientes similares (homogeneización); excluir aquellos con padecimientos graves que
pudieran afectar la dinámica de las reuniones (selección); e iniciar las secciones proponiendo un
tema (preparación del grupo).

- Técnica interpretativa de grupo


Adoptan al grupo como fenómeno central y punto de partida de toda interpretación. Es decir,
como una totalidad única por lo que toda conducta de uno de sus miembros se considera influida
por su participación en ese colectivo. Tuvo gran desarrollo en la Argentina. Se trata de considerar
el campo multipersonal como fenómeno digno de estudiarse en sí mismo y diferenciarse de la
interpretación del individuo en el o movido por el grupo. Fundamentan su planteo alegando la
aplicación total del psicoanálisis al grupo con su técnica estrictamente transferencial. Las
interpretaciones se realizan en función del aquí y ahora, permitiendo que las respuestas
despertadas integren al grupo. Por el contrario, interpretaciones individuales harían que los otros
se sientan excluidos, se distancien y entren en rivalidad con quién es interpretado. Difieren con
otros psicoanalistas de la misma orientación como Foulkes; quién afirma que la transferencia sólo
es una pequeña porción de lo expresado por el grupo. Mediante la contratransferencia,
interpreta, en el aquí y ahora, la fantasía inconsciente en sus múltiples manifestaciones.

C. El todo no lo es todo

Estas perspectivas, si bien interpretan al todo-grupo no logran reconocer su


especificidad. La demarcación de la totalidad es necesaria, pero no suficiente para demarcar el
campo grupal. Se traslada al conjunto del corpus psicoanalítico tal cual pero en vez de interpretar al
individuo singular se interpreta al grupo. Proponen la idea de fantasía incc grupal, que sería aquella
fantasía individual común entre sus miembros. Preparan las condiciones para la posterior existencia
de nociones como fantasía grupal análogas con la fantasía incc singular. Si bien el grupo constituye
sus propias figuraciones imaginarias, son diferentes a las fantasías incc singulares. Es importante
reconocer esta diferencia ya que esta noción promovió la ilusión del grupo como intencionalidad.

Estructuralistas posteriores plantean que además de reconocer al grupo como una


totalidad es necesario especificar las relaciones entre el todo y las partes, de las partes con el todo y
entre las partes. Este todo-grupo que propició un principio de demarcación comenzó a operar como
obstáculo epistemológico para pensar lo grupal. La concepción del grupo como un gran individuo
capaz de ser visualizado como un organismo vivo involucra representaciones destinadas a
reemplazar vacíos teóricos de tales teorizaciones. El problema radica en que tales vacíos se
mantuvieron como necesarios en el pasaje del campo psicoanalítico al grupo sin reformulación
alguna. Sin embargo, abrió dispositivos grupales de número restringido con fines terapéuticos;
instituyendo grupos en un nuevo campo de aplicación, la clínica psicoanalítica. Estos se
conformaban por 8 integrantes dispuestos en un círculo; cuyas comunicaciones son el equivalente a
la asociación libre y cuyas contribuciones deben surgir espontáneamente de los pacientes. El
coordinador, por su parte, asume una actitud similar que la que caracteriza al psicoanálisis dual
encarnando el objeto de la transferencia. Esta corriente permitió el descentramiento del
coordinador y la lectura de los procesos incc circulantes en el grupo. Por lo que se instituyeron
grupos. En conclusión, si bien abrieron nuevos caminos, su tecnología era precaria.
El gran individuo es una forma de enunciar la constatación respecto a la existencia de
un plus grupal. Al producir sus discursos sobre la grupalidad, esta corriente quedo restringida por la
tendencia propia del psicoanálisis a la extraterritorialidad. Es decir, a considerar la legalidad
específica del campo psicoanálitico como absolutamente válidos para interpretar regiones de otros
territorios disciplinarios (los que son considerados meros espacios de aplicación). Este tipos de
extrapolaciones pudieron hacer posible que los psicoanalistas de grupo consideraran que sólo era
necesario trasladas la tecnología y el contrato dual al colectivo sin realizar modificaciones. Esta es
una de las formas en que el a priori individualistas llevó a pensar que los grupos pueden pensarse
con la misma lógica que lo inconsciente. Reduciendo al grupo como un gran-individuo a la vez que
se confunde el sujeto del individuo con el moi y con el individuo.
Por otro lado, hay ciertas condiciones de la institución psicoanalítica ya que por el
sólo hecho de ser psicoanalistas debían legitimar sus prácticas como psicoanalíticas frente a sus
pares. Es importante diferenciar entonces los aportes del psicoanálisis de un psicoanalismo en los
grupos.
Otra forma de su extraterritorialidad, que suele acompañar a la primera, es la novela
psicoanalítica de los grupos. Frente a esto, es posible diferenciar entre la escucha analítica como
instrumento del trabajo con grupos de la comprensión de los acontecimientos grupales desde
alguna narrativa psicoanalítica de los mismos.
Puede pensarse entonces que el pensar la totalidad no garantiza la absoluta
demarcación del campo disciplinario; es imprescindible pensar las relaciones de las partes con el
todo.
Esta forma de pensar la relación todo-partes incide en las modalidad técnicas en
grupo. Por ejemplo, pensar hay un todo fundante del que emergen las partes lleva a intervenciones
globalizantes que subordinan o invisibilizan las diferencias y particularidad a una totalidad
homogénea y masificadora. En consecuencia, es necesario pensar en una noción de totalidad que
no homogenicé partes y las singularidades pueden ser significadas. Si bien sostienen la ilusión
fundante de un plus grupal irreductible, no logran sostener la tensión todo-partes por lo que
subsumen las partes en el primero. Dentro de sus consecuencias técnicas, se encuentra el efecto-
masa que producen estos grupos.
El psicoanálisis de grupo operó con el reduccionismo de la mentalidad de grupo. El
cual incluye distintas figuras como ver al grupo como una persona de la cual los individuos son
funciones o estructuras especializadas permitiendo entender al grupo en una imagen unificada.
Otra, es la adscripción de vivencias al grupo consecuencia de su personificación, por lo cual el
grupo es capaz de sentir emociones que deben ser interpretadas. Además, toman la parte por el
todo. En el sentido de que el emergente representa o expresa lo que atraviesa el grupo.
D. Del líder al oráculo

El coordinador, al interpretar, develaba lo oculto del grupo, instituyéndose en un nuevo lugar de


saber-poder ya que el era quien sabía lo que al grupo le acontecía. Organiza entonces otro lugar de
liderazgo, organizando un lugar de coordinación-oráculo.

Cap. V: El segundo momento epistémico

A. Cierta especificidad grupal: la noción de supuestos básicos

Bion era un psiquiatra militar que realizó experiencias con grandes grupos durante la
segunda GM.
El experimento: En ese hospital reinaba la anarquía e indisciplina. Veía en eso una resistencia
colectiva por lo cual adoptó la no intervención del analista y limitarse a las relaciones verbales. De
esta manera, obligaba a la colectividad a tomar cc de su dificultad, conformar un grupo como tal y
organizarse a sí misma. Organizo grupos, cada uno de los cuales tenía una actividad y la libertad de
abonarlo en cualquier momento con la condición de comunicarlo al vigilante jefe. Al asumir la
abstinencia propia del campo psicoanalítico, denunciaba la ineficacia que los soldados denunciaban
al ejército. Al formarse sucesivamente un espíritu de cuerpo, se organizaron protestas colectivas
contra los irresponsables, organización de actividad que elevaban la dignidad personal y salida de
los recuperados.
Posteriormente, se ocupó de los veteranos y prisioneros de guerra aplicando métodos de
psicoterapia de grupo y buscando comprender las tensiones manifestadas durante las secciones.
Lo cual le permitió desarrollar un marco teórico para pensar lo grupal. El grupo se comporta en
dos niveles los cuales coexisten determinando un conflicto recurrente en el grupo:
1) Grupo de trabajo: involucra a la tarea común racional y consiente, todo grupo organiza una
tarea que el mismo se da y su éxito depende de la evaluación de la realidad exterior, correcta
distribución y coordinación de roles, regulación de acciones producto de análisis de causas de
éxitos y fracasos, y articulación entre medios y fines.
2) Nivel emocional primitivo: corresponde a las emociones comunes. Basta con agrupar
individuos para que emerjan dificultades en la conducta racional colectiva producto de la
predominancia de los procesos psíquicos primarios. La cooperación ccc depende entonces de la
circulación emocional y fantasmática incc entre ellos.

Los sujetos agrupados se combinan de forma instantánea e involuntaria para actuar según ciertos
estados afectivos denominados supuestos básicos:
-Arcaicos, pregenitales. Expresan fantasías grupales (fantasías sobre relaciones primitivas)
omnipotentes y mágicas sobre cómo obtener satisfacer sus deseos irracionales pero con la
suficiente fuerza y realidad para expresarse en el comportamiento.
-Son incc e incluso se contradicen con la cc.
-Estas producciones grupales tienen como fin evitar las frustraciones derivadas del aprendizaje
por experiencia en tanto supone esfuerzo, dolor y contacto con la realidad.
-Según el SB predominante, se orientará las opiniones del grupo en un momento dado
(mentalidad grupal) y da cuenta de la cultura del grupo en esa situación
- Reacciones grupales defensivas a las ansiedades psicóticas, reactivadas ante el dilema del
individuo dentro del grupo y la regresión que este impone.
- Formaciones secundarias de una escena primitiva más antigua, nudos fantasmáticos colectivos
en el grupo en un momento dado (Anzie).
1. Supuesto básico de dependencia: el grupo se empareja con la creencia de la existencia de una
deidad protectora de la cual dependen de forma absoluta; y quién los proveería de satisfacción a
sus deseos y seguridad.
2. Supuesto básico de ataque y fuga: creencia de que existe un enemigo, del cual solo pueden
defenderse mediante su destrucción o evitación.
3. Supuesto básico de apareamiento: esperanza de la existencia futura de un suceso o salvador
no nacido que resolverá sus problemas, más que el enfoque en resolverlo en el presente.

En 1948 el Cómite de la Tavistok Clinic le encomienda hacerse cargo de los grupos terapéuticos
empleando su propia técnica ya que consideraban que podían ser curados mediante esta.
Cuando un individuo en grupo percibe que el grupo es más que la suma de sus partes lo percibe
como una amenaza frente a la pérdida de su particularidad. Se encuentra en un estado regresivo,
que alimentan tales fantasías de ver al grupo no como un agregado de individuos. Esto es el grupo
para Bion: un agregado de individuos.
Pontalis cuestiona la contradicción de esta forma de entender los grupos con las nociones de
cultura y mentalidad grupal. Sostiene que el grupo es una fantasía, una ficción. Afirma que Bion se
aferra a los dos lados de la cadena: mientras que en el mundo el grupo funciona como realidad
específica; en la psiquis individual opera como fantasía. Desde el, puede entonces diferenciarse
como grupo reales y grupos como fantasías.
Su noción de supuestos básicos supuso la puntualización de operadores organizacionales no
individuales, dentro del campo psicoanalítico. Permite entender lo que le sucede al grupo en tanto
grupo. Sin embargo, Pontalis (estructuralista) cuestiona la falta de especificación de la relación
entre los supuestos básicos y la estructura: si son efectos grupales, que los provoca?

B. El segundo momento epistémico: los organizadores grupales

Hasta ese momento se consideraba al grupo como campo de aplicación del psicoanálisis. Plantear
la existencia de supuestos básicos implica la búsqueda de un sistema de legalidades propio
específico del campo grupal y su consideración cómo campo de descubrimiento. Esta posibilidad
estaba dada por la falta de urgencia de denominar psicoanalíticos los tratamientos que
desarrollaba.
Sin embargo, también esta noción también recibe objeciones en cuanto habilita la lectura de los
acontecimientos grupales según contenidos preestablecidos. Además, induce al coordinador en una
ilusión de adentro grupal que produce su lectura del grupo plegado sobre sí mismo.
Términos que el introduce pero no desarrolla en su totalidad, como cultura o mentalidad grupal,
no deben desecharse sino revisarse mediante la elucidación crítica ya que podrían contener el
germen de la intuición de que los grupos arman formas propias. Estos intentos pueden pensarse
como un intento de poner en palabras los enlases subjetivos en tanto particularidades de lo grupal.
En sus aportes se evidencia que para la lectura de los grupos se necesita crear instrumentos
conceptuales específicos.
C. El encargo a Bion y su producción teórica

Si consideramos las condiciones de posibilidad de tal emergencia debemos tener en cuenta que
Bion era un comandante militar y psiquiatra, que trabajaba con soldados de rangos inferiores que
veían en él una autoridad militar y psi. Sin embargo, se ubicaba frente a ellos en una actitud más
cercana a la postura de un psicoanalista más que de un militar jerárquico. Además, el campo psi
aún no habría logrado la naturalización del mismo por lo que era extraño encontrarse frente a un
profesional de esa disciplina.
Esto conlleva una ganancia, en términos de obtener un coordinador de grupos, a la vez que la
pérdida del jefe militar dejando sin sostén de la estructura libidinal uno-a-uno con el jefe que
sostiene la ilusión de un jefe que ama por igual a todos en la colectividad. Ese lugar del ideal del yo
fue puesto en otro lugar.
Por otro lado, los términos empleamos se encuentran presentes en la práctica subjetiva militar y
categorías emblemáticas por lo que estaban muy disponible para organizar las figuraciones propias
de esos grupos. El poco tiempo que trabajo con civiles no le permitió comprobar la presencia o
ausencia de estas figuraciones imaginarias en colectivos no particularizados. Es importante
diferenciar la localización de un movimiento muy característico de las actividades grupales de la
narrativa empleada para su explicación; diferenciar la puesta en visibilidad de ciertas formas
grupales de sus formas de ser enunciadas abriendo a revisión esta última.
Su emergencia responde a la urgencia social de terminar con la desmoralización de las tropas, un
sistema que debiera absorber las angustias y solidaridad para la muerta y la vida y que se
fundamentara en bases distintas al hechizo que caracterizó al ejército nazi. Lacan considera que
esta presión fomentó la emergencia los grupos terapéuticos. Por su parte, Freud señaló la
negligencia del ejército para manejar el aspecto libidinal al maltratar a los combatientes lo que
llevó a que los soldados padecieran neurosis de guerra. Por lo cual era necesario instaurar un
soporte que disminuyera su emergencia. De esta manera, se generan estos dispositivos buscando
fortalecer las identificaciones horizontales agrupándolos entre sí al forzar al grupo a tomar
conciencia de sus dificultades y ocupar el coordinador el lugar de abstinencia. Esto supuso una
ruptura entre la antinomia psiquiatría pública-psicoanálisis privado que caracterizaba ese
momento. Además, permitió el pasaje de una psiquiatría organicista a una social. Finalmente, al
adoptar campos de intervención para los cuales la disciplina no fue creada es importante visibilizar
las urgencias a las que esto responde.
A partir de allí, estos dispositivos serán empleados ante la necesidad masiva de asistencia.

Cap. VI: Los organizadores fantasmáticos

A. Hacia la enunciabilidad de los organizadores fantasmáticos

Anzie organiza un grupo conformado por Pontalis, Kaes, entre otros. Desarrollan sus aportes a
partir deexperiencias con grupos breves de formación. Ponen el acento en el grupo como objeto de
investiduras libidinales, representaciones imaginarias y simbólicas, de proyecciones y fantasías incc;
y como proceso psíquico.
Estudian las condiciones y los procesos de trabajo psicoanalítico en los grupos, definiendo el
encuadre y movimientos psíquicos de elaboración y construcción de un espacio psicoanalítico
grupal; que permita la emergencia, liberación y reacomodación de formaciones y procesos
psíquicos que, gracias a las propiedades del dispositivo, se develan genética y estructuralmente
apuntaladas sobre el grupo. Dichas formaciones aseguran el pasaje y reanudación entre el orden
individual y aquel del vínculo y las creaciones colectivas. Para lo cual se interrogan sobre el
encuadre, dispositivo y situación adecuados para tal emergencia que pudieran develarse gracias a
las propiedades técnicas del grupo; así como sobre la metodología necesaria para reconocer los
procesos psíquicos en acción en ellos. Al instaurar dispositivos psicoanalíticos para abordar los
procesos psíquicos en grupo, reconocen que los procesos grupales emergentes responden al diseño
del dispositivo en si (y no representan lo que constituye un grupo en sí mismo). Este dispositivo se
instaura al enunciar la regla fundamental (hablar libre y abstinencia). Al contrario que sus
precursores, consideran al campo psicoanalítico de los grupos como contexto de descubrimiento de
las formaciones de lo inconsciente (y no necesariamente de la grupalidad).

-Formaciones grupales del psiquismo: se forman por la estructura de los fantasmas, la


organización de las identificaciones y la organización de las instancias del aparato psíquico.
-Aparato psíquico grupal (Kaes): construcción intermediaria y paradojal que realizan los
miembros de un grupo a partir de una doble referencia a los grupos internos –psíquicos- y por el
funcionamiento de los modelos socioculturales. Habrá grupo y no mero agrupamiento, cuando a
partir de aparatos psi individuales se construya un aparato psi grupal con cierta autonomía;
organizándose al sostener la tensión entre lo particular-singular y el efecto-masa del grupo. Por su
parte.
-Anzie afirma que el grupo es una puesta en común de las imágenes internas y angustias de sus
participantes. El grupo fomenta la imagen; constituye una amenaza primaria para la integridad y
autonomía del yo y para la unidad personal ya que sitúa al individuo frente a una regresión a donde
aún no se había constituido sujeto sino que estaba desagregado (referencia M. Klein). Lo que
moviliza en el sujeto distintos tipos de angustias arcaicas y despierta procesos defensivos contra
ellas. La imagen común del grupo es del cuerpo despedazado, por lo que no tiene existencia como
grupo sino ha logrado suprimir esa imagen y superarla. La imagen del grupo como organismo
permite invocar el nosotros que da la idea de un cuerpo frente a la idea anterior del cuerpo
despedazado. Entre el grupo y la realidad entre el grupo y el mismo grupo hay una relación
imaginaria (refiere a la fantasía). En todo grupo hay una representación imaginaria común en la
mayoría de sus miembros, sólo ante esta imagen de unidad hay grupo. Esta imagen puede
favorecer u obstaculizar la producción del grupo.

Procesos claves que operan en el grupo:


- Ilusión grupal: sentimiento de euforia compartido en tanto pertenecer al grupo,
consecuencia de otro proceso más general que es que este cumple una función de realización
imaginaria de los deseos (por lo cual utiliza el sueño como analogía del grupo).
- La representación colectiva está dada por el mayor denominador común de sus fantasías
individuales. La fomentación fantasmática el grupo se da frente a la imagen desrealizada del propio
cuerpo frente a la imagen del grupo.
- Transferencia escindida: entre el pequeño grupo y el grupo amplio.

Estas claves constituyen las líneas generales para una Teoría General de Fantasmas de los
Grupos. Su idea central es que el vínculo primario entre las personas es la circulación fantasmática
(primaria frente a otras formas de vínculo, como son la relación de objeto o transferencia; a las
cuales brinda contenido).
La fantasmatización, o actividad de fomentación fantasmática, es una actividad preconsciente
que articula las representaciones de cosa y palabra. A partir de la capacidad de fantasear como
rasgo central del yo; afirma que sólo existen fantasías individuales. El fantasma es la realidad
psíquica individual por excelencia.
-Fantasma: Escenificación imaginaria que representa, más o menos deformada por los procesos
defensivos, la realización de un deseo y en último término, de un deseo incc. El fantasma individual
es una escena imaginaria desarrollada entre varios personajes; por lo que tiene una organización
grupal interna. El sujeto intenta realizar una escena, incluyéndose como espectador más que como
actor. Los otros ocupan posiciones permutables, pero su estructura es la misma: cada personaje es
resultado de identificaciones y figuraciones de procesos psíquicos. Mediante la identificación, el
aparato psíquico le devuelve, representadas, las instancias psíquicas y pulsiones que actúan sobre
el y dramatizan sus conflictos y relaciones.

Kaes plantea cierta similitud entre la organización grupal interna del fantasma y la situación
grupal; en la que algunos miembros sirven a otros como puntos identificatorios o soportes
proyectivos para su tópica subjetiva y pulsiones. Esta posibilita la resonancia fantasmática. Esta es
el reagrupamiento de los participantes alrededor de alguno de ellos; el cual hace ver mediante sus
actos, manera de ser o palabras su fantasma individual incc. Según lo que movilice en el otro, lo que
despertada:
--> Si despierta una condena del SuperYo, despierta horror.
--> SI mueve mecanismos de defensa, principalmente la negación, genera indiferencia.
--> Si mueve un deseo similar latente, despierta fascinación.
De esta forma, el discurso del grupo se entiende como la puesta en escena del fantasma de
aquel que es el portador al cual algunos le dan réplica; ocupando posiciones o los lugares de cada
uno de los protagonistas o posiciones individuales incluidas en el escenario fantasmático del
portador. De esta forma, el fantasma individual incc se convierte en el principal organizador del
comportamiento de un grupo. Otros organizadores son el imago y los fantasmas originarios.

B. Problemas de demarcación

Anzie y colaboradores retoman la preocupación de Bion respecto a la búsqueda de


organizadores grupales. Al afirmar que no hay fantasma grupal, afirman que el plus grupal no está
en la existencia de un fantasma colectivo; por lo que refutan la idea de una mente grupal. Por el
contrario, proponen la idea de fantasmas individuales que entran en resonancias fantasmáticas.
Si consideramos esta diferencia respecto a la antinomia individuo-sociedad, frente al cual va a
surgir la idea de una fantasía grupal, salva el impass al enunciar la grupalidad del fantasma
individual que permite la resonancia entre ellos. Es diferente afirmar que el fantasma individual es
grupal a la existencia de un fantasma de grupo. La integración a un grupo moviliza las formas
grupales de su propia subjetividad; lo que favorece la agrupabilidad. Las participaciones de sus
miembros están dadas por las distintas posiciones que pueden ocupar en la escena fantasmática
del otro, en lo que radicaría la singularidad.
Respecto a los organizadores que proponen, si bien afirman la existencia de otros tipos de
organizadores sostienen que no son de la incumbencia del campo psicoanalítico. No queda claro si
esta delimitación es propia de la disciplina o más bien responde a la lógica del objeto discreto. Si
bien las experiencias grupales enlazan fantasmas, esto no implica que toda experiencia grupal sea
fantasmática. Podemos pensar que el diseño del dispositivo creado para favorecer la emergencia
de las instancias psíquicas que se proponían estudiar pudo haber favorecido esta conceptualización
de los grupos fantasmática. El problema es que lo que dispositivo visibiliza a partir de las
propiedades particulares implementadas en él mismo, se considera la sustancia o propiedades
específicas de lo grupal. Su dispositivo deja en invisibilidad otros organizadores grupales no
enunciables desde sus conceptualizaciones psicoanalíticas. Esto no es un error, sino que responde a
su objetivo de formular una teoría psicoanalítica y a su consideración de los grupos para espacios
válidos para su investigación; mientras que no se proponen estudiar grupos. Por otra parte, supone
inclinar la balanza al polo individual e invisibilizan otros movimientos grupales posibles.
Son importantes otras consideraciones para no recaer en un psicoanalismo, por lo que es
importante diferenciar entre psicologización y subjetivación. Freud señala que una psicología de las
masas de ninguna manera puede pensarse como la aplicación del psicoanálisis a lo social. El sólo se
limita a establecer las condiciones estructurales o el fundamento subjetivo para hacer masa por el
sólo hecho de ser sujeto. En este sentido, al afirmar la estructura grupal del fantasma individual,
dan cuenta de las condiciones estructurales del sujeto para hacer grupo/nudo. Sin embargo, es
importante diferenciar tales condiciones de una narrativa psicoanalítica que sustancialize y
psicologice/psicoanalice los procesos grupales. Esta escencialización conlleva la centralización
teórica y profesional del campo disciplinario para lograr hegemonía por lo que el coordinador
necesariamente privilegiará tales procesos como fundantes.
Esta confusión epistémica es reforzada en Argentina por las prácticas grupales en su mayoría
psicoanalíticas.
Otros movimientos grupales que deja invisibilizados la significación imaginaria del grupo como
espacio de soporte identificatorio; la cual coexiste de forma conflictiva con su función como
amenaza. Esta antinomia operante funciona como un reduccionismo psicológico que sustancializa
lo que redujo. Los grupos no son una amenaza O un sostén identificatorio sino que en
determinadas condiciones puede ser percibido de una u otra forma. Por otro lado no se precisa que
es lo que se percibe amenazado por lo que es necesario una más clara distinción y desarrollo de la
diferencia entre individuo, yo e identidad.
Al convertirse en sustancia, se produce una doble reducción: sólo se ve una de las dos lógicas del
polo y al demostrar lo que los grupos son se cierra a interrogarse sobre el porqué, cómo o cuando
se significa de una u otra forma. Tampoco permite investigar sobre las diferencias de inscripción en
cada sujeto.
Por otra parte, al desarrollar la noción de transferencia escindida (grupo amplio-transferencia
negativa; grupo pequeño-transferencia positiva) deja sin investigar qué características del
dispositivo facilitan tales procesos. Tampoco se consideran las inscripciones institucionales, ni si es
posible diseñar dispositivos donde esto no ocurre. Por el contrario, se naturaliza como una de las
propiedades de los grupos amplios. Esto se contradice con otras investigaciones donde otras
configuraciones emblemáticas de los grupos amplios se asocian a su significación imaginaria en
tanto soporte identificatorio o restitución de identidades amenazadas por situaciones traumáticas o
desestructurantes.
Si bien permitieron encontrar las condiciones estructurales del sujeto incc para que haga nudo;
queda abierta la investigación para considerar su articulación con los organizadores institucionales
y sociales.
Al visibilizar una suerte agotamiento de las lógicas de objeto discreto, se puede iniciar una
apertura epistemológica para pensar lo grupal

Cap. VII: El nudo grupal

A. Lo grupal como campo de problemáticas

Los desarrollos conceptuales que aquí se esbozan se generan a partir del trabajo en psicodrama
psicoanalítico, aplicando la técnica de multiplicación dramática. Mediante ella, se hizo visible la
operación de inscripciones diversas simultáneamente, las cuales no son homologables, pero tienen
en común que todas escapan al registro consciente de sus integrantes. Cada escena, genera
múltiples sentidos los cuales no pueden ser leídos solamente desde la coordinación. Lo acontecido
en una situación grupal es mucho más de lo que se puede dar cuenta, siempre hay un plus del
acontecer que escapa a lo que puede ser conocido. Esto invita a abrir la interrogación hacia lógicas
pluralistas que legitimen epistemológicamente atravesamientos disciplinarios.
En cualquier grupo se producen movimientos diversos (resonancias fantasmáticas, procesos
identificatorio y transferenciales, intensos sentimientos de amor-odio, juegos de roles, ETC) y se
construyen producciones lingüísticas que disparan múltiples inscripciones de sentido; se generan
apropiaciones de ellos en diferentes grados de violencia simbólica, se instituyen mitos, ilusiones y
utopías, las reglas de su funcionamiento organizan redes de significaciones imaginarias que
inscriben al grupo en su posición institucional y dan forma a sus contratos, se ponen en acción
juegos de poder, jerarquías y apropiaciones materiales.
Todo esto es producto de la imbricación caleidoscópica de sus organizadores; para lo cual se
necesitan abordajes trasdiciplinarios para su teorización. Esto conlleva un trabajo de elucidación
crítica que desdibuje la intención legitimante de lo que ya se sabe para desplegar la interrogación
de lo que no podría ser pensado de otro modo. Además, involucra abandonar cuerpos de nociones
hegemónicos de disciplinas reinas a las cuales se subordinan las disciplinas satelizadas. A partir de
lo cual, se abre a la articulación de contactos locales y no globales entre territorios disciplinarios y
poder recuperar la potencialidad de articulación con otros saberes de aquellos dogmatizados por
las disciplinas hegemónicas.
Así pensados, los cuerpos teóricos operan como cajas de herramientas aportando instrumentos;
e incluyendo entre ellos una reflexión sobre la dimensión histórica de lo que analizan. Herramienta,
que junto a otras, es producida para ser probada en conexiones múltiples, locales y plurales con
otros quehaceres teóricos.
Pero además, un pensamiento trasdiciplinario involucra desdisciplinar las disciplinas de objeto
discreto y, en el plano de actuar, los perfiles de profesionalización rígidos.
Estos se sustentan en la elucidación crítica de cuerpos totalizadores, buscando otras formas de
articulación entre lo uno y lo múltiple. Al proponer contactos locales no globales focalizan un tema
en su singularidad problemática atravesado por diferentes saberes disciplinarios sin buscan
unificarlos en una unidad totalizante. No busca universales sino que indaga matrices generativas,
problemas en relación a lo cual los atravesamientos disciplinarios pueden dar cuenta de sus
múltiples implicancias.
Esto tiene distintas implicaciones. Al trasversalizar una disciplina por saberes provenientes de
otras, entran en crisis sus zonas de máximas evidencias. Además, al construir redes de
epistemología crítica que elaboren criterios epistémicos permitan evitar los patch-works teóricos
(trabajo de retasos). En tercer lugar, se hace necesario otra forma de construcción de equipos de
trabajo sin profesionales hegemónicos.
En función de todo esto, es necesario pensar a los grupos como campos de problemas o como
nudos teóricos; aludiendo al desciplinamiento disciplinario implicado en su conceptualización. Toda
teoría de los grupos necesitará bascular en un doble movimiento de investigación de su
especificidad y trabajo con el entramado de tal especificidad en inscripciones más abarcativas. Esta
noción de atravesamiento, permite desdibujar los grupos-islas y representar lo singular-colectivo
fuera de la antinomia individuo-sociedad. Permitiendo generan las condiciones de posibilidad de
incluirlos en campos de análisis más abarcativos. Necesariamente remite al anclaje institucional de
los grupos y contribuye a desmarcar la antinomia al implicar significaciones sociales operando no
como efecto sino fundantes del sujeto.

También podría gustarte