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Análisis a la concurrencia de acreedores | Fátima Linares y Sayra Gálvez
*Escrito por Fátima Linares, miembro de IUS ET VERITAS, y Sayra Gálvez,
comisionada de IUS 360
Introducción
Desde la antigua Roma, los bienes son el objeto central de los Derechos Reales. Dada
esta destacable importancia, pueden ser clasificados en diversos grupos como
fungibles y no fungibles, corporales e incorporales, consumibles y no consumibles,
entre otros que se han ido acuñando. Sin perjuicio de ello, nuestro Código Civil
peruano ampara dos grandes clasificaciones que pasaremos a revisar en el presente
artículo y, más aún, cómo se realiza su transmisión y qué sucede en el supuesto de
concurrencia de acreedores respecto a bienes muebles e inmuebles.
Los bienes muebles, según el artículo 886° del Código Civil (CC, en adelante), pueden
ser los vehículos terrestres, las construcciones en terreno ajeno que poseen fines
temporales, los derechos patrimoniales de autor, derechos de propiedad intelectual,
las rentas y pensiones, entre otros. En ese sentido, Francisco Avendaño (2003) señala
que los bienes muebles no son solamente aquellos que son susceptibles de
movimiento; contrario sensu, poseen un margen más grande que ampara incluso
aquellos no perceptibles como los derechos de propiedad intelectual o las acciones y
participaciones en sociedades o asociaciones (pp. 30-33).
Además, cabe destacar que uno de los principios de los derechos reales es que nadie
puede transferir lo que no es suyo; no obstante, ¿qué pasaría en este supuesto y cuál
sería la consecuencia jurídica? La legislación peruana, en diversos artículos como el
950° que sustenta la prescripción adquisitiva, mantiene la constante de preferir la
circulación de bienes. De esta forma, la transmisión de bienes muebles no podía ser la
excepción del legislador.
Asimismo, el artículo 948° del CC debe interpretarse en razón del 1542°, el cual señala
que los bienes muebles que hayan sido adquiridos en tiendas abiertas al público no
son reivindicables si se encuentran amparados con facturas o pólizas del vendedor. Así,
se resguarda el derecho del perjudicado a ejercer acciones civiles o penales contra
quienes vendieron dicho bien de forma indebida. En razón a ello, Jorge y Francisco
Avendaño (2017) sostienen que el artículo 1542° del CC no exige la buena fe del
adquiriente y sí comprende bienes perdidos y adquiridos con infracción de la ley penal,
en función de la comercialización de bienes que debe primar en nuestro ordenamiento
jurídico (p. 78).
Por otro lado, una materia importante del presente artículo es la concurrencia de
acreedores en la transmisión de bienes muebles, la cual guarda cierta similitud con la
figura de bienes inmuebles, la cual será analizada infra.
En ese sentido, José Carlos Fernández (2020) señala que el artículo que ampara la
concurrencia de acreedores en nuestro Código Civil es el 1136°, el cual guarda la
misma interconexión entre el título y el modo, donde es necesario e imprescindible
que impere la buena fe. Es decir, la buena fe en el contexto de transmisión de bienes
muebles implica un desconocimiento, por parte del comprador, de un título con otra
persona.
Por otro lado, la segunda posibilidad es que no hubo una tradición o entrega del bien,
por lo que pasaremos a ejemplificarlo nuevamente. Si Zeus le vendió a Hércules el
derecho de propiedad intelectual de su compañía de rayos, sin haberle hecho la
tradición del mismo, él aún no es propietario por faltar la tradición. Asimismo, si Zeus
le vende el mismo derecho a Hera, teniendo esta un título con fecha posterior, el
propietario vendría a ser Hércules. Por ello, Zeus deviene en la obligación de otorgarle
este bien mueble a Hércules, quien posee título con fecha anterior. En consecuencia,
en este supuesto prevalece el título con fecha anterior.
De acuerdo al artículo 885° del CC, los bienes inmuebles son suelos, el mar, ríos, minas,
naves, aeronaves, diques, muelles, edificios flotantes -edificaciones permanentemente
asegurados a la orilla-, concesiones para explotar servicios públicos, derechos
inmuebles inscribibles en el registro, entre otros más. Conforme a Francisco Avendaño
(2003), si bien antes se empleaba el criterio de inmovilidad para definir a los
inmuebles, ello no sucede ahora, pues la distinción se basa en un criterio legal al ser la
ley que determina cuáles bienes son inmuebles o muebles (p.31).
Por ello, tanto Sócrates, Platón y Aristóteles están interesados en adquirir el inmueble
y Basilio planea vendérselo a los tres al mismo tiempo. De esta manera, Sócrates
decide entregarle el efectivo solicitado a Basilio y realizar un contrato (documento
privado), el cual no inscribe en Registros Públicos por temas de tiempo. Basilio le indica
que estará desocupando el lugar, por lo que aún no le entrega la propiedad. Por otra
parte, Platón realiza un contrato de compraventa con Basilio y se dirigen a la notaría
más cercana para legalizar el documento (escritura pública), por lo cual se tiene un
título con fecha cierta al estar aquella debidamente notariada. Por último, Aristóteles
realiza tanto el documento privado, así como la escritura pública con Basilio; y también
se dirige a Registros Públicos para inscribir su adquisición.
Dado lo anterior, debe señalarse que de la primera venta entre Basilio y Sócrates
podría entenderse que la propiedad del bien le fue transferida, por lo que Basilio ya no
era el propietario sino lo era Sócrates. No obstante, el inmueble no le fue entregado en
su debido momento. Por otro lado, si bien Platón cuenta con un contrato de
compraventa y tiene una escritura pública; y también desconocía lo realizado entre
Basilio y Sócrates. Lastimosamente no realiza la inscripción en Registros Público como
sí se realizó en el caso de Aristóteles, aparte de los otros dos documentos
mencionados (contrato y escritura pública).
Conclusiones
Finalmente, cabe destacar que los bienes muebles se transfieren bajo la antigua figura
romana del título y modo, siendo estos interconexos y donde los supuestos de
concurrencia de acreedores giran en torno a ellos. Por otro lado, en cuanto a los
bienes inmuebles, se aprecia que la transmisión se presenta con la obligación de
enajenar del contrato. Aunque como no existe un elemento que publicite ello, se crean
propiedades relativas. Por este motivo, la concurrencia de acreedores, en aras del
principio de buena fe registral y la publicidad del derecho, la preferencia es al acreedor
inscrito primero en Registros Públicos.
Imagen: https://bit.ly/3uAnkYS
Referencias
Avendaño, F (2003). Comentarios a los artículos 885 y 886 del Código Civil. En: Código
Civil Comentado por los 100 mejores especialistas, Tomo V, Lima: Gaceta Jurídica, pp.
30-33.
Fernández, J. [José Carlos Fernández]. (2020, junio 14). 31. Transmisión de Inmuebles:
1135 y 2022 | Curso de Derechos Reales. [Archivo de video].
https://www.youtube.com/watch?v=GSeM_8hjIy0&t=500s
Fernández, J. [José Carlos Fernández]. (2020, junio 14). 33. Transmisión de muebles |
Curso de Derechos Reales. [Archivo de video]. https://www.youtube.com/watch?
v=8PjzBt3ZySI&ab_channel=Jos%C3%A9CarlosFern%C3%A1ndez