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-UNCPBA-
Mayo 2016
Tandil
Catarata congénita bilateral en neonato deportivo
Página
Introducción 1
Cataratas 9
Cataratas congénitas 12
Signos clínicos 13
Diagnóstico 14
Diagnóstico diferencial 17
Tratamiento 17
Discusión 22
Conclusión 23
Referencias bibliográficas 24
Introducción
1
Revisión metódica de la literatura más relevante
Anatomía Ocular
El ojo (Fig.1) está compuesto por el globo ocular, el nervio óptico y estructuras
accesorias (párpados, conjuntiva, aparato lagrimal y músculos extraoculares). El
globo ocular contiene el humor acuoso, iris, cristalino y humor vítreo; y está
envuelto por tres túnicas: La túnica fibrosa o capa externa, que posee una parte
anterior; la córnea, transparente; y una posterior, la esclerótica, opaca. La túnica
vascular (tracto uveal) o capa intermedia, compuesta por la coroides, cuerpo ciliar
e iris. Y la túnica nerviosa (retina) o capa interna, transparente y sensible a la luz.
Por su origen embrionario, la retina es una parte del cerebro; el nervio óptico es un
tracto cerebral (Coulter y Schmidt, 1999).
La córnea (Fig.1) es la porción única de la túnica fibrosa externa del ojo. Es
transparente y desempeña una función principal de refracción, al mismo tiempo
que constituye una barrera física fuerte e impermeable entre el ojo y el entorno
(Gelatt, 2003). Consta de un epitelio superficial, una estroma colagenosa y la
membrana de Descemet, que es la membrana basal producida por el endotelio
interno monoestratificado (Cook y Peiffer, 2010). Su transparencia depende de la
ausencia de vasos sanguíneos y pigmentos de la superficie anterior no
queratinizada de su epitelio, de la organización de la estroma y del pequeño
diámetro de las fibras de colágeno (Gelatt, 2003). Al ser avascular, el oxígeno y
los nutrientes llegan a través del humor acuoso y de la película lagrimal
precorneal. La zona de transición entre la córnea y la conjuntiva escleral se
denomina limbo esclerocorneal. (Cook y Peiffer, 2010).
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Cámara
posterior
Cuerpo ciliar
Cristalino
Iris
Córnea Retina
Cámara Nervio
anterior óptico
Humor
Disco óptico
vítreo
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efectos de acomodación mediante cambios en la tensión zonular en el ecuador y
de la cápsula del cristalino (Gelatt, 2003).
El humor acuoso es un líquido transparente que llena las cámaras anterior y
posterior entre la córnea y cristalino (Coulter y Schmidt, 1999). Circula desde los
procesos ciliares a la cámara posterior del ojo, atraviesa la pupila y sale por la
malla trabecular del ángulo iridocorneal. Las barreras morfológicas y fisiológicas
de la circulación; y el drenaje del humor acuoso son responsables de elevaciones
de la PIO dando como resultado glaucoma. (Cook y Peiffer, 2010).
La túnica vascular es la encargada de vascularizar al globo ocular, producir el
humor acuoso, actúa de diafragma (pupila) y facilita la acomodación lenticular. El
tracto uveal responde inmunológicamente frente a posibles procesos inflamatorios
e infecciosos que pudiesen ocurrir (Leiva, 2009).
No existe barrera alguna entre el humor acuoso y el humor vítreo o entre el vítreo
y la retina. El humor vítreo es un hidrogel claro con ácido hialurónico y fibras de
colágeno similares a las que existen en un cartílago articular. Su función es la de
dar sostén físico al cristalino y mantener la retina unida a la coroides (Coulter y
Schmidt, 1999).
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La contracción del músculo ciliar permite la acomodación del cristalino,
cambiando su morfología y permitiendo la focalización de la luz en la retina y la
adaptación visual a estructuras cercanas y lejanas (Gilger, 2005). Algunos
mamíferos, incluidos los monotremas, marsupiales, herbívoros, acuáticos,
placentarios, y muchos tipos nocturnos tales como ratones y ratas, no tienen
ningún mecanismo de acomodación del cristalino. Otros, tales como ungulados,
acomodan débilmente la lente por lo que su visión cercana es pobre y deben
recurrir al olfato y la audición para detectar objetos cercanos (Gelatt et al., 2013).
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nuclear provoca de manera fisiológica la esclerosis senil, que es el principal
diagnóstico diferencial de las cataratas (Barnett et al., 2005). De esta manera se
forman las denominadas fibras cristalinas, las cuales siguen un patrón
circunferencial, de forma que las más antiguas quedan en la porción más profunda
del cristalino (Cook y Peiffer, 2010). Dichas fibras aparecen cronológicamente en
el cristalino de mamíferos y se retienen; por lo tanto, si por accidente se fugan al
exterior, puede ocurrir una respuesta inmune hacia dichas cristalinas. Éstas son
inmunológicamente específicas de órgano pero no de especie. Una vez formadas
en el cristalino, persisten y es probable que permanezcan durante toda la vida del
individuo (Coulter y Schmidt, 1999).
Anterior Posterior
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El desarrollo adecuado de la lente es crucial para la orquestación de la
embriogénesis intraocular, los ojos que tienen anormalidades en el cristalino, con
frecuencia presentan otros defectos oculares múltiples (Gelatt, 2003).
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La transparencia de los componentes del cristalino se mantiene gracias a su
minuciosa nutrición, la que en un primer momento se llevó a cabo por la arteria
hialoidea. La pequeña cantidad de oxígeno y glucosa utilizada proviene del humor
acuoso, atravesando la cápsula y proporcionan la principal fuente de energía. La
glucosa es utilizada por la vía anaeróbica. La lente contiene aproximadamente un
60% - 75% de agua, que disminuye a medida que se incrementa la edad. Este
porcentaje se mantiene por un Gradientes de Na + y K + regulado por una bomba
Na-KATPasa que se encuentra principalmente en el epitelio anterior. En cuanto a
sus proteínas, contiene la mayor proporción en relación a cualquier otro tejido del
cuerpo: 35%. Ellas se dividen en solubles (cristalinas, que representan el 85%) e
insolubles (albuminoides). Esta proporción varía con la especie, la edad, y tamaño
de la lente. La solubilidad de las proteínas disminuye con la edad, por lo tanto, la
proporción de insolubles es mayor en una lente antigua y en la parte del núcleo
(Gelatt et al., 2013)
Cataratas
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- Las cataratas pueden clasificarse según su localización anatómica (Fig.5)
en capsulares, subcapsulares, corticales y nucleares.
Las corticales se subdividen en: anteriores, posteriores, polares (o axiales)
y ecuatoriales (o coronarias) (Fig.6 y Fig.7) (McAuliffe et al., 2010).
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disminuida o no (Cook, 2007). Las maduras (Fig.9 y 10) involucran la
totalidad de la lente y no puede inspeccionarse el fondo del ojo (Dwyer,
2008), si ésta se llena de líquido y se hincha se llama catarata intumescente
(Cook, 2007). En las cataratas hipermaduras, la pérdida de agua y de
compuestos nitrogenados ocasiona el encogimiento del cristalino (Gelatt,
2003). Las cataratas Morganianas son aquellas cataratas hipermaduras en
las que el córtex se licúa y permite que el núcleo del cristalino flote o se
hunda dentro de la cápsula (Hardman et al., 2001).
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de la exposición a tóxicos, traumas o agentes infecciosos en el útero (Gelatt,
2003).
En su período embrionario, el cristalino está rodeado por una envoltura vascular;
por lo tanto, pueden producirse diferentes alteraciones en el desarrollo, tanto en
las células de la lente como de la cápsula, debido a alteraciones que afecten a
tejidos vecinos, por lo que las anormalidades congénitas de la lente pueden
deberse a factores genéticos o exógenos (Gelatt, 2003).
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La “persistencia de la arteria hialoidea” es un hallazgo fisiológico que termina por
reabsorberse lentamente (puede permanecer hasta 4 meses). Esta alteración es
un hallazgo frecuente y no está relacionada con alteraciones visuales que ocurran
en la gestación. El contacto de la conjuntiva y la córnea con el líquido amniótico
producen cierta erosión que conduce a la aparición de congestión. Algunos potros
pueden presentar ligero estrabismo ventromedial, que desaparece antes del mes
de vida. El cristalino del potro neonato es ligeramente opaco, aunque va
aclarándose durante las dos primeras semanas de vida. Las suturas lenticulares
anterior y posterior son visibles en el nacimiento, y no deben ser confundidas con
la presencia de cataratas congénitas (Leiva, 2009).
Diagnóstico
Para un correcto diagnóstico, es necesario la recolección de datos (anamnesis),
reseña (edad, sexo, raza) y la exploración oftalmológica. La observación a
distancia del animal caminando, comiendo e interactuando con sus pares, resulta
en la primer maniobra semiológica del examen ocular (Brooks et al., 2007).
Examinando exteriormente al paciente se pueden observar diferentes signos que
indiquen ceguera, como lesiones en piel, golpes, heridas, etc. (Matas et al., 2007).
La exploración oftalmológica tiene como finalidad detectar las anomalías oculares
presentes para poder instaurar el tratamiento más adecuado y disminuir la
incidencia de secuelas que puedan afectar la visión (Leiva, 2009).
Se exploran los anexos y los ojos del animal, lo que permite detectar anomalías en
el tamaño del globo ocular (como microftalmia, macroftalmia, otras) y alteraciones
palpebrales evidentes (Leiva, 2009).
Debe examinarse la lente en un ambiente oscurecido, siguiente a la dilatación de
la pupila con tropicamida 1%. El uso de una fuente de luz focal brillante evalúa el
tamaño, forma, ubicación y la transparencia de la lente (Reed et al., 2004).
Se evalúa la reacción de amenaza. Mediante un foco de luz puntual, se valora el
reflejo de deslumbramiento y los reflejos pupilares (directo y consensuado).
Mediante el oftalmoscopio directo se evalúan todas las regiones del ojo, aunque
es más adecuado para la evaluación de la lente y segmento posterior del ojo
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(humor vítreo, retina y coroides). Es esencialmente una fuente de luz coaxial con
una serie de diferentes potencias de lentes (dioptrías) en una rueda giratoria que
se puede colocar entre el ojo del usuario y el caballo de ojo (Slater, 2010).
El fondo de ojo se encuentra en foco con 0 D, el cristalino estará en foco entre 8 y
12 D y la córnea y los anexos, cuando se utilizan 20 D. El oftalmoscopio directo
permite examinar el 30-40% del fondo de ojo. Además, permite la evaluación del
tamaño de la pupila, la forma y opacidades; y es particularmente bueno para la
identificación de las cataratas (Slater, 2010).
El oftalmoscopio indirecto permite visualizar el fondo del ojo más ampliamente
(Slater, 2010).
La lámpara de hendidura es un microscopio binocular que permite una vista 3D del
ojo, permitiendo una ubicación exacta de las anormalidades, incluyendo la
profundidad. Es el método de elección para estructuras anteriores del ojo, como
úlceras de córnea, opacidades, cuerpos extraños. Es útil para el examen de
córnea, cámara anterior, iris y el cristalino, pero no lo es para el segmento
posterior (humor vítreo, coroides y retina) (Slater, 2010).
El oftalmoscopio indirecto y la lámpara de hendidura son extremadamente útiles y
dan mayor precisión (Slater, 2010).
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atrofia progresiva) que impedirán la visión luego de la extracción quirúrgica de la
catarata (Gilger, 2005).
La ECG debe ser considerada como parte de una evaluación de diagnóstico
previa a la cirugía de cataratas en caballos (Gilger, 2005). Evalúa el humor vítreo
(opacificaciones) y la retina (desprendimientos) (Matas et al., 2007). El cristalino
en condiciones normales es anecoico, por lo que sólo se ve la reflexión anterior y
posterior de su cápsula (Whitcomb, 2002), por lo que a la ECG, el cristalino con
cataratas aumenta su ecogenicidad (Vaughan et al., 2011).
Figura 11. La ERG consiste en tres ondas básicas (onda a, onda b y onda c). La onda a se
presenta como una desviación negativa de la línea (flecha inferior). La onda b es una desviación
positiva (flecha superior). La onda c (no se observa) usualmente representa también una
desviación positiva más prolongada. (Gilger, 2005).
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Figura.12 Apariencia ecográfica normal de un ojo equino. Imagen obtenida con un transductor
curvo de 6.0 MHz. La córnea no se diferencia en esta imagen. (A) Cámara anterior. (B) Iris y
cuerpo ciliar. (C) Reflexión anterior y posterior de la cápsula del cristalino. (D) Cámara vítrea. (E)
Capas de la retina y coroides (Whitcomb, 2002).
Diagnóstico diferencial
Las suturas lenticulares anterior y posterior son visibles en el nacimiento, y
no deben ser confundidas con la presencia de cataratas congénitas (Leiva,
2009).
Cataratas adquiridas por traumatismos, infección o inflamación ocular. Es
importante diferenciar entre congénitas y adquiridas. El pronóstico para
estas últimas es desalentador (Mc Auliffe et al., 2010).
Opacidades corneales causadas por condiciones como úlcera, edema o
entropión (Mc Auliffe et al., 2010).
Otras causas de ceguera central u oftálmica, como anormalidades
congénitas o traumatismos (Mc Auliffe et al., 2010).
Esclerosis senil
Tratamiento
No existe ningún tratamiento médico eficaz para la catarata (Cook, 2007). Gilger
(2005), propone el uso de midriáticos para mejorar la visión en ojos con cataratas
axiales o nucleares. Algunos autores manifiestan la eficiencia en los tratamientos a
base de vitamina E-Selenio, superóxido dismutasa, carnosina (antioxidante) o
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citrato de zinc (Gelatt, 2003). Sin embargo, la terapia médica para cataratas es
ineficaz, siendo la extracción quirúrgica el único tratamiento eficiente.
El principal objetivo de la cirugía de cataratas es mejorar la visión a través de la
remoción del cristalino naturalmente opacado. Para ello existen dos técnicas, la
extra (facoemulsificación) e intracapsular. La facoemulsificación (Fig.13) es el
método quirúrgico con tasa de éxito más elevada, menor incidencia de
complicaciones post operatorias y resultados visuales superiores. Consiste en la
fragmentación ultrasónica y extracción mediante irrigación y aspiración de los
fragmentos obtenidos (facolitos). Los ojos con cataratas que han sido extraídas
mediante facoemulsificación exhiben menos inflamación y malestar, y es inferior el
riesgo de complicaciones relacionadas con el proceso inflamatorio. La técnica
tiene como ventajas requerir una incisión más pequeña (2,7 mm) y permitir la
remoción más completa del material cortical del cristalino. (Slatter, 2010) Ofrece
un período más corto en el tiempo de la operación y menor número de suturas
corneales. (Gelatt K.N, 2003). Las principales complicaciones luego de la
facoemulsificación son los picos de presión, desprendimiento de retina y uveítis
crónica (Slatter, 2010).
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Independientemente de la técnica utilizada, los pacientes operados de cataratas
deben ser vigilados a largo plazo por el oftalmólogo veterinario que intervino para
el control de la uveítis secundaria al procedimiento así como por cualquier
incremento de la PIO (Slatter, 2010). Se recomienda en potros de menos de 6
meses de edad, saludables, sin uveítis, u otros problemas oculares. La
personalidad del potro debe ser susceptible a la manipulación y la administración
de medicamentos (Brooks, 2002). La tasa de éxito es de aproximadamente 80%
(Dwyer, 2008).
Son complicaciones postoperatorias frecuentes pero insignificantes, las
posteriores sinequias focales y la fibrosis capsular. También pueden aparecer
complicaciones graves, como glaucoma, desprendimiento de retina, edema
corneal y endoftalmitis (Cook, 2007). La mayoría de las complicaciones se
producen como resultado de daños intraoperatorios en la córnea o úvea (Gilger,
2005). La ulceración corneana se ha comunicado como complicación habitual
(Slattler, 2010).
Figura 14: Potranca del caso clínico. Ambos ojos ponen en evidencia la
presencia opacidad en medios transparentes.
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Se decidió realizar un examen oftalmológico. Comenzando por la inspección a
distancia de la cabeza del paciente en busca de asimetrías notorias, alteraciones
de la posición de la cabeza, de los párpados y globos oculares. Sin obtener
particularidades luego se realizó la prueba de amenaza, la cual resulto positiva en
ambos ojos. A continuación con la ayuda de una buena fuente de luz se
inspeccionó sus globos oculares y se observó una opacidad corneal bilateral. No
se realizó la exploración de los reflejos fotopupilares.
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Discusión
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Conclusión
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Referencias bibliográficas
-Auer J.A. y Stick J.A. (2012). Equine Surgery. Fourth edition. Editorial ELSEIVER.
- Cook, C.S.; Peiffer, R.L. (2010). Conocimientos clínicos básicos. Pp 1-12. En:
Peiffer, R. y Petersen Jones, S. (Eds) Oftalmología de pequeños animales.
Ediciones Harcourt SA, España. .
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- Matas M.; Leiva M.; Torres L.; Peña T. (2007). Medicina y Cirugía Equina,
Equinus Nº 17: Oftalmología Equina, pp 65- 75. Editorial Acalanthis.
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Edition. Pg. 1016-1025. Editorial ELSEIVER.
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