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cuándo y de qué manera

Cubiertos y BLW: cómo, cuándo y de qué manera


Durante la alimentación complementaria los cubiertos no se imponen,
son solo una opción
¿Son compatibles cubiertos y BLW? ¿Se pueden combinar? Y en ese caso
¿Cuándo es el mejor momento para que los peques comiencen a utilizar
cubiertos y con qué alimentos? ¿Y los vasos y los platos?
La Dietista – Nutricionista infantil y familiar del equipo de expertos de Criar con
Sentido Común, Rebeca Pastor, nos da claves sobre cómo introducir los
cubiertos cuando se practica Baby Led Weaning. Lo mejor es hacer este
paso como si fuera un juego, recordemos que los peques aprenden mientras se
divierten. ¡Y con la comida sí se juega!
Cubiertos y BLW: cómo, cuándo y de qué manera
Introducir los cubiertos cuando estamos realizando alimentación autodirigida
con los peques, debe ser un proceso relajado. No hay una edad ni un
momento concreto, sino que todo dependerá de la capacidad de cada peque
para coordinar sus manitas.

Algunas señales que nos indican que es el momento de comenzar a probar


con cubiertos es cuando el peque empieza a mostrar interés y
curiosidad por ellos. Además, ya debe ser capaz de satisfacer su hambre
solito y disfrutar mientras lo hace.
Ofrecer los cubiertos no significa que desde un primer momento los peques
vayan a optar ya por ellos siempre que se sienten a la mesa. Porque una cosa
es que le resulten divertidos y otra, que sean capaces de pinchar y acertar a la
boca. Debemos tener paciencia y respetar su ritmo. La alimentación
complementaria es una etapa de aprendizaje.
Tips para comenzar a practicar con los cubiertos
Podemos comenzar a practicar con cualquier alimento, pues al final lo
ideal es que los peques se acostumbren a utilizar los cubiertos con
cualquier plato. No obstante, podemos tener en cuenta ciertos tips para
facilitarles esas «primeras veces». Además, siempre que sea posible, lo
ideal es que toda la familia nos sentemos juntos a la mesa, pues los peques
aprenden por imitación.

Los cubiertos no se imponen, son solo una opción. Hasta ahora tu peque
ha utilizado sus manitas para comer y esa es la forma que mejor se le da y con
la que está familiarizado. Los cubiertos son una alternativa más para ellos y
puede ser que al principio continúen prefiriendo sus manos a la cuchara o
el tenedor.
Para empezar, podemos ofrecerles alimentos que se puedan pinchar de
forma sencilla. Por fácil que pueda parecer, el proceso de pinchar la comida y
luego llevarla a la boca puede ser todo un reto para ellos. Aquí entrará en
juego el desarrollo de la coordinación ojo-mano, y esto es un proceso que se
va adquiriendo con práctica.
Algunos alimentos ideales para comenzar con el tenedor son, por ejemplo:
dados de tortilla, judías verdes, patatas cocidas, zanahoria cocida y cortada en
dados, huevo cocido (la parte de la clara), macarrones… Y, en
general, alimentos que sean blanditos para pinchar, pero que no se
deshagan.
Para comenzar con la cuchara, optaremos por texturas densas que no
requieran de grandes dosis de paciencia. Por ejemplo: arroz, cremas, guisos con
patatas (que suelen ser más espesos), soja picada… Si comenzamos por platos
con caldo, acabarán por toda la mesa y puede que los peques se frustren si
no consiguen resultados.
Ojo con la temperatura. Cuando los niños empiecen a utilizar el tenedor y,
sobre todo, la cuchara, irán aprendiendo a base de ensayo y error. Es
fundamental darles la comida templada para que no resulte un peligro para
ellos cuando se la echen por encima. ¡Porque pasará más de una y más de dos
veces!

De igual manera que el BLW es la forma más autónoma que los peques
tienen para aprender a comer y autorregularse, los cubiertos también deben ser
algo que utilicen a su ritmo. No debemos obligarles ni dirigirles. Ni ir con
prisa, ¡tienen toda la infancia para aprender! En lugar de ello, podemos
jugar al espejo. ¡Jugar a imitar les encanta! Utilicemos movimientos lentos y
retemos a nuestro peque a imitarnos mientras utilizamos los cubiertos.
¿Y los vasos y los platos?
Cuando nuestro hijo ya tenga claro que todos los días se sienta en su silla o su
trona para comer, está familiarizado con ese ratito y además ya controla la
motricidad fina y la coordinación, podemos comenzar a servirle la comida
en platos. En cuanto a los vasos, para saber cuándo es el momento de
empezar a probar con ellos, nos fijaremos en el momento que ya
ha adquirido destreza para coger objetos con las dos manitas a la vez.
Esta es una señal de que ya puede coger un vaso con las dos manos y llevárselo
a la boca para beber solito.

Para facilitarle la labor, podemos elegir los cubiertos de postre (que son más
pequeños y, por lo tanto, más manejables para ellos), y los vasos de
café que todos tenemos en casa y son también más chiquitos y, por tanto, de
menor peso. Eso sí, tenemos que tener claro que en más de una
ocasión, los platos, cubiertos y vasos se irán al suelo porque
experimentar qué ocurre cuando los lanzamos desde la mesa, entra dentro del
proceso de exploración. Así que en nuestra decisión está optar por otro tipo de
materiales como bambú o plásticos (siempre libres de BPA).
¿Y el cuchillo?
Si hablamos de cuándo comenzar a ofrecer el cuchillo a los peques, lo
primero en lo que pensamos es en el peligro potencial de que se corten.
Además, también entra en juego el ejercicio de coordinación que los niños
deben hacer para conseguir utilizar tenedor y cuchillo a la vez. Por ello, siempre
debemos estar con ellos para ayudarles y enseñarles, pero evitando utilizar
frases como «te vas a cortar» que les generen inseguridad; sino
presentándoselo de forma positiva: «muy bien, esa posición es la ideal».
Para comenzar, podemos ofrecerle cuchillos de punta redonda que
tengamos por casa e invitarle a untar él solito alimentos blanditos como por
ejemplo hummus en pan, queso fresco, tomate triturado, plátanos, sandía,
huevo cocido, etcétera. A los peques les encantará practicar con un
cuchillo untando o cortando como los mayores.

En el mercado hay también modelos de cuchillos específicamente


diseñados para niños. Por un lado, encontramos los que tienen sierra
redondeada, son cuchillos que cortan con el sistema de serrado, y no
porque tengan un filo afilado. Este mecanismo consigue que puedan cortar
cualquier alimento que cortaríamos con un cuchillo tradicional pero sin riesgo
de que puedan cortarse sus deditos.
Otro modelo de cuchillos diseñados para los peques son los que están
fabricados en madera y sin cuchilla. Están pensados para que los niños
ayuden en la cocina con verduras y frutas, y no tanto para que lo hagan en su
propio plato, pero pueden ser una divertida manera de empezar a probar a
partir cosas blanditas.

Por supuesto, sean los cuchillos que sean, los niños siempre deben
utilizarlos bajo la supervisión de un adulto.
Aprender jugando y experimentando
La mejor forma de aprender es disfrutar en el proceso. Por ello, debemos
dejar que los niños practiquen a su ritmo, experimenten y se diviertan.
Sin prisa.

…………………………………..

Cuchara y BLW: ¿Son


compatibles?
Entre los 10 y los 15 meses nuestro peque ya estará capacitado para sostener una
cuchara y entender cómo se maneja

La característica principal del Baby Led Weaning es que los peques usan sus
manitas para coger los alimentos e introducirlos en la boca ellos solitos. Ahora
bien, ¿qué pasa con las sopas o las cremas? ¿Quedan fuera del BLW o
podemos introducir también la cuchara? Te contamos a continuación todas
las claves para combinar BLW y cuchara.
El Baby Led Weaning es un método para la introducción de la alimentación
complementaria en el que el peque comienza a alimentarse de forma
autónoma eligiendo por sí mismo los alimentos y cantidades que realmente le
apetecen.
Es de hecho, la manera más respetuosa de introducir a los peques los
primeros sólidos. El comienzo del BLW se produce a partir los seis meses de
vida y hasta aproximadamente el primer añito de edad. Y una duda frecuente
es: ¿cómo y cuándo introducir los cubiertos en la alimentación
autodirigida por el bebé?
La psicomotricidad y el BLW
Para iniciarse en la alimentación complementaria mediante el BLW lo
primero que debemos ofrecer a nuestro hijo son alimentos grandes. La
medida sería un poquito más grandes que su mano, así evitaremos
atragantamientos. Ramitas de brócoli y coliflor, una manzana asada cortada
en cuartos, plátano o aguacate son algunas de las ideas recomendadas por los
expertos para empezar.
Recordemos que debemos dejar que nuestro hijo experimente sabores,
texturas, colores… No hay ninguna prisa, este es un proceso de
aprendizaje que no hay que forzar. Es probable que al principio se limite
a jugar con la comida o a roer un poquito los bordes del alimento. Después,
poco a poco, su interés irá aumentando. Mientras tanto seguirá con lactancia,
la cual le proporcionará todos los nutrientes que necesita. Como bien dice el
nombre, la alimentación sólida es complementaria, no predominante ni
exclusiva.
Hacia los ocho o nueve meses (aproximadamente, cada niño tiene su ritmo) el
bebé alcanzará el hito de hacer la pinza con sus deditos. Esto es que será
capaz de coger pequeños objetos con su dedo índice y el pulgar. En este
momento ya podemos comenzar a ampliar el abanico de alimentos y empezar a
ofrecer la comida en pedazos más pequeños. Pero aún es pequeño
para comenzar a utilizar cubiertos y es muy probable que si se los
ofrecemos, prefiera continuar utilizando sus manos, que son la forma más
cómoda para él de coger, soltar y llevarse a la boca.
Entre los 10 y los 15 meses será cuando nuestro peque ya esté capacitado
para sostener una cuchara y entender cómo se maneja adecuadamente.
Entonces podremos comenzar a introducir platos de cuchara. Ahora bien,
será un proceso de aprendizaje, no te extrañes si al principio pierde interés y
prefiere seguir haciéndolo a su manera, es decir, con sus manos… ¡O salpique
todo de sopa o crema de verduras!

¿Cómo introducir la cuchara con BLW?


El peque la tiene que poder coger y utilizar solito. Ese es el requisito
para practicar BLW con cuchara. Cuando observemos que nuestro
peque comienza a mostrar interés por utilizar una cuchara en la mesa,
bien porque nos vea a nosotros o a sus hermanitos, o bien simplemente porque
le parezca un juego y quiera experimentar, podemos comenzar a probar.
Las pre-cucharas pueden ser una herramienta para comenzar el proceso. Por
su tamaño y diseño (planas y con silicona en el centro para que la comida se
quede «pegada» y no se caiga) resultan más sencillas de manejar para los
peques. No obstante, no son estrictamente necesarias, podemos probar con
nuestras cucharitas pequeñas, de las que todos tenemos en casa (las que
denominamos «de postre o café») que también son perfectamente válidas.
Los niños aprenden por imitación así que lo ideal es que nos pongamos
delante de él y le mostremos con nuestro ejemplo cómo utilizar la
cuchara, sin dirigir nosotros sus manitas. Así mismo y por la misma razón,
lo ideal es que desde el principio de su alimentación complementaria el niño se
siente con todos a la mesa.
Es recomendable elegir siempre momentos del día en los que el bebé no
esté especialmente cansado ni hambriento para que no se frustre o,
directamente, no quiera saber nada del tema. Buscaremos un momento del día
en el que esté receptivo, contento y tenga ganas de jugar, para ir practicando.
Durante el primer año, aprender a comer es un juego que nos
podemos tomar con calma y tranquilidad, pues el niño seguirá recibiendo
todos los nutrientes que necesita a través de la lactancia.

¿Qué alimentos de cuchara son los mejores para empezar?


Comenzar con una crema o un puré será más sencillo para aprender a
utilizar la cuchara que, por ejemplo, otras recetas más líquidas como una sopa o
un caldo. Además, ofrecer caldos al niño les saciará antes y desplazará la
ingesta de los alimentos más nutritivos. Y ojo con la temperatura porque
tengamos en cuenta que es muy probable que, sobre todo al principio, ¡una
parte del plato termine encima suyo más que en su boca!
Algunas ideas de alimentos para comenzar a practicar con la
cuchara pueden ser las gachas, la fruta machacada, los purés o verduras
cocidas y trituradas con tenedor, yogurt, pasta, legumbres (judías, lentejas,
garbanzos) y arroz (aunque sin pasarse con las cantidades, por el contenido en
arsénico). Estas son algunas ideas pero sois vosotros los que debéis ir probando
y dejando que los peques muestren sus preferencias siguiendo siempre una
dieta saludable.
Algunas recomendaciones generales de alimentos que debemos evitar,
bien sea por su composición o bien por riesgos de atragantamiento:

 El marisco y pescado azul (pez espada, tiburón, atún rojo…), al


contener altas dosis de mercurio y cadmio, es preferible esperar
a ofrecerlos a partir de los dos o tres añitos.
 Las algas también se deben evitar por su alto contenido en yodo.
 Lácteos y derivados. Es mejor esperar hasta los 12
meses debido a que son alto en proteínas y bajos en hierro (pero
podemos dar pequeños trocitos de queso a partir de los nueve o
diez meses para probar nuevos sabores).
 Verduras y hortalizas de hoja. Debemos esperar
también hasta los 12 meses (acelgas, lechugas, cardos,
borrajas, espinacas…), por su alto contenido en nitritos.
 El azúcar y la sal. No son buenos para ellos (ni para nosotros tampoco,
en realidad).
 Los frutos secos enteros es mejor no ofrecerlos hasta los cinco
años debido a que por su forma y dureza, tienen peligro de
atragantamiento.
 Lo mismo ocurre con los caramelos, los cuales además, no aportan
nada a nivel nutricional.
 Las salchichas, al ser una carne procesada, contienen altos contenidos
en sal pero además, por su tamaño y la forma en las que las solemos
trocear (en trocitos, en lugar de longitudinalmente), son una de las
primeras causas de atragantamiento en niños pequeños, por lo que
mejor esperar hasta los tres añitos.
 En la alimentación de los peques es imprescindible una fuente de
proteínas diaria que no sobrepase los 20-30 gramos en el caso de
carne, los 30-40 gramos de pescado o no exceder de un huevo al día.
Aprender y disfrutar
 El objetivo del BLW es que poco a poco los peques se familiaricen
con los alimentos que comemos los adultos y aprendan a
alimentarse de forma autónoma. También que se autorregulen y
establezcan una sana relación con la comida disfrutando de ella mientras
juegan y se divierten. No olvidemos que es así como los peques
aprenden: ¡jugando!
 El proceso de ir descubriendo las preferencias de nuestro hijo en
cuanto a sabores y texturas, es una forma de conocerle a través de sus
gustos. La mejor forma de hacerlo es con paciencia y disfrutando del
ratito de la comida en familia con una alimentación y hábitos
saludables.

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