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Jornadas Online

VIVIR CON HIJOS

Tus hijos y
la alimentación
Por Gemma Sanz
creadora del curso “Vivir con Hijos”
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VIVIR CON HIJOS
Del 3 al 8 de marzo

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Vivir con hijos siempre nos lleva a hacernos preguntas como:

¿Obligo a mi hijo a comer o le dejo que coma lo que quiera?


¿Le acostumbro a que coma de todo o le dejo que coma sólo
lo que le gusta?
¿Le doy comida siempre que me le pida o marco horarios de
comidas?
¿Le prohíbo las chuches, los dulces y la comida basura, o
dejo que los coma?

Como ocurre con todos las cuestiones que nos plantean los
niños, las respuestas a estas preguntas nunca son blanco o
negro.

Pero tampoco se trata de quedarse en un punto intermedio (a


veces una cosa, a veces la otra) tomado aleatoriamente sin
criterio.

Tomar buenas decisiones ante estas preguntas requiere conocer


más a los niños y aprender cómo se relacionan con el mundo.

La propuesta siguiente está basada en este conocimiento y en


mi experiencia de casi 25 años con niños pequeños.

Gemma Sanz, creadora del curso “Vivir con Hijos”.


TUS HIJOS Y LA ALIMENTACIÓN

¿CUÁL ES LA
RESPONSABILIDAD
DE LOS PADRES?
TUS HIJOS Y LA ALIMENTACIÓN
¿CUÁL ES LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES?

Como punto de partida, lógicamente los niños necesitan que


seamos los padres o cuidadores los que les proporcionemos y
elijamos los alimentos, ya que ellos aún no son capaces de
hacerlo por sí mismos.

En principio de acuerdo a nuestros criterios alimenticios, pero


teniendo en cuenta algunos aspectos importantes:

Que cada comida constituya una comida sana y completa.


Desde mi punto de vista, que en todas las comidas
principales haya siempre un cereal u otro hidrato de carbono,
una verdura y una proteína animal o vegetal.

Que siempre haya algo, en cantidad suficiente, que sepamos


con seguridad que le gusta al niño, muy especialmente si el
niño tiene dificultades con la comida. Comer es una
necesidad vital y es muy importante que esté ligada al placer
y no a la exigencia o la obligación, porque eso se traduce
directamente en cómo el niño percibe la vida.

Si hay postre, éste forma parte de la comida. Es un alimento


más y no es un premio por haber comido. No utilizarlo como
manipulación para que coma otros alimentos. En caso de
que la gestión del postre se haga difícil, se puede limitar la
cantidad, e incluso prescindir de él y dejar estos alimentos
para otro momento, como la merienda.
TUS HIJOS Y LA ALIMENTACIÓN
¿CUÁL ES LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES?

Evitar “dar de comer a la carta”, es decir, no dar al niño los


alimentos que va pidiendo y que no forman parte de nuestra
elección inicial. Es normal que los niños pidan lo que más les
gusta pero, si siempre se lo damos, llegan a rechazar otros
alimentos. Esto no significa que no tengamos en cuenta sus
gustos. Podemos tenerlos en cuenta ofreciéndoles lo que les
gusta en los momentos y con la frecuencia que consideremos
adecuada.

Establecer rutinas de forma coherente a los ritmos de


hambre y sueño del niño. Estas rutinas dan seguridad porque
se traducen en la experiencia de tener lo que se necesita
cuando se necesita. De no tener que pasar hambre (en
exceso) para obtener la comida.

Hacer de las comidas momentos tranquilos, sin prisas, sin


juegos, sin gritos, sin peleas, sin interrupciones. Esto permite
al niño puede conectar con su apetito. Para ello es necesario
organizar las cosas previamente (recomiendo traerlo todo a
la mesa antes de comer y no tener que levantarse). Y poner
algunos límites: no pueden traer juguetes a la mesa, no
pueden levantarse antes de terminar de comer, etc.
TUS HIJOS Y LA ALIMENTACIÓN

¿QUÉ PUEDE
DECIDIR EL NIÑO?
TUS HIJOS Y LA ALIMENTACIÓN
¿QUÉ PUEDE DECIDIR EL NIÑO?

En el momento preciso en que el niño está ante el alimento y


está comiendo, sólo él sabe qué alimentos necesita y en qué
cantidades los necesita. Esto lo regulan el hambre y el apetito,
que son las sensaciones internas que nos indican lo que
necesitamos en cada momento en función de nuestras
necesidades nutricionales, y también de nuestra capacidad de
digerir los alimentos (esta última puede estar influenciada por el
estado anímico).

Recomendamos lo siguiente:

Dentro de la oferta que hemos elegido, permitir que el niño


decida lo que come y en qué cantidades lo come.

Nunca obligarle a comer, ni siquiera animarle, convencerle,


distraerle o manipularle para que coma. Podemos confiar
plenamente en su instinto. Cuando no hay otros elementos
que interfieren, los niños comen de forma equilibrada.

Incluso es importante que ni siquiera hagamos comentarios


sobre lo que come y lo que no come. Los niños siempre
quieren el reconocimiento de los padres y esto puede
llevarles a sentirse divididos entre atender sus necesidades
nutricionales o cumplir con las expectativas de sus padres.
TUS HIJOS Y LA ALIMENTACIÓN
¿QUÉ PUEDE DECIDIR EL NIÑO?

Nunca obligarles a acabarse lo que hay en el plato, ni


siquiera cuando lo han pedido. Los niños no pueden anticipar
cuándo se van a sentir saciados. En vez de eso, es preferible
poner cantidades más pequeñas e ir añadiendo según el niño
se lo va acabando.

En los casos de niños que realmente comen muy poco,


obligarles a comer no resuelve nada. Normalmente el
rechazo al alimento se debe a temas emocionales y afectivos,
que hay que tratar de otra manera. Un primer paso para
resolverlos es hacer de las comidas un momento tranquilo,
de cercanía y conexión, sin presión y sin expectativas. En
estos casos lo interesante no es que el niño coma hoy, sino
que recupere la conexión con su apetito y encuentre el placer
de comer. Obligarle a comer tiene el efecto contrario.
TUS HIJOS Y LA ALIMENTACIÓN

¿QUÉ HACEMOS
ANTE LA COMIDA
BASURA?
TUS HIJOS Y LA ALIMENTACIÓN
¿QUÉ HACEMOS ANTE LA COMIDA BASURA?

Confiar en el instinto del niño parece que contradice lo que


vemos con mucha frecuencia: si se lo permitimos, los niños
prefieren casi sin excepción alimentos (o mejor dicho,
comestibles) que no tienen ningún valor nutricional, como
chuches, dulces y comida basura.

La explicación es sencilla: el instinto no funciona ante


elementos artificiales con los que, como especie, llevamos
interactuando poco tiempo. A esto se añade que estos
comestibles están diseñados y elaborados para proporcionar
una satisfacción muy potente, aunque no nutran. Por tanto no se
puede esperar que los niños limiten por sí mismos su consumo.

A todo esto añadimos lo siguiente:

Corresponde por completo a los padres decidir qué


comestibles de este tipo y en qué cantidades permiten a sus
hijos, de acuerdo a sus criterios personales.

A partir de cierta edad, no prohibirlos por completo. La


prohibición suele generar mucho deseo y mucha frustración
cuando otras personas alrededor los comen, que traen otros
problemas.

No poner estos comestibles como premios ni condicionarlo


a haber comido otros alimentos. Si consumirlos interfiere con
una nutrición adecuada, entonces es mejor bajar la cantidad
y/o la frecuencia, y que los momentos en que se ofrecen
estén alejados de las comidas.
TUS HIJOS Y LA ALIMENTACIÓN
¿QUÉ HACEMOS ANTE LA COMIDA BASURA?

No hacer “negociaciones” en torno a ellos. En vez de eso


definir con mucha exactitud las cantidades que se pueden
consumir y los momentos para hacerlo. Por ejemplo, tres
chuches el sábado y el domingo después de comer. O tres
onzas de chocolate todas las tardes con la merienda. O un
trozo de tarta y un refresco en las fiestas de cumpleaños.

En resumen, la propuesta es permitir que los niños coman lo


que quieran dentro de la oferta y los momentos que nosotros
hemos definido previamente de acuerdo a nuestros criterios.

¡Gracias!
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VIVIR CON HIJOS

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Jornadas entre tus contactos y ayudar a que
más personas consigan aprender lo que sus hijos
necesitan (de verdad) y poder disfrutar de una
crianza más satisfactoria.
Del 3 al 8 de marzo

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