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En los turbulentos tiempos del siglo XVII, marcados por las guerras civiles en Gran Bretaña, y en el
ilustrado siglo XVIII, conocido como la Ilustración, surgieron corrientes de pensamiento que
buscaban explicar las complejas relaciones humanas sin recurrir exclusivamente a fundamentos
religiosos. Este periodo presenció un cambio significativo en la justificación del poder y la
autoridad.
La modernidad y la Ilustración trajeron un cambio en la manera de
pensar. La Ilustración nos decía que teníamos que usar la razón para
entender el mundo y tomar decisiones. Esto afectó directamente al
contractualismo porque la idea de un contrato social se basa en la
capacidad racional de las personas para llegar a acuerdos y crear
estructuras sociales.
El contractualismo, tanto en la esfera del derecho como en la filosofía política, propone que las
sociedades tienen su origen en un contrato primigenio, un acuerdo fundamental entre individuos que
establece leyes a cambio de la limitación de libertades individuales. En otras palabras, las personas
renuncian a ciertas libertades en pos de obtener leyes que aseguren el orden social y la
supervivencia colectiva. A partir de esta premisa, se desarrolla el concepto de Estado como una
entidad política que regula la vida en un territorio específico.
Un ejemplo cotidiano que ilustra este principio es el compromiso de un individuo al adquirir un
automóvil, aceptando cumplir con las leyes de tránsito como contrapartida a la limitación de su
libertad para conducir de manera indiscriminada, respetando semáforos y señales de tráfico
.
Orígenes del Contractualismo
Antes del siglo XVII, el poder se justificaba frecuentemente como un mandato religioso, con la
creencia de que una entidad superior había designado a los gobernantes para liderar a la sociedad.
Además, las jerarquías sociales se explicaban como inherentes a la naturaleza de las personas; por
ejemplo, Aristóteles afirmaba que algunos eran esclavos por naturaleza, al igual que los nobles y la
gente común.
Sin embargo, con la llegada de la modernidad, se cuestionaron estas nociones arraigadas sobre el
poder y la naturaleza humana. Fue entonces cuando el contractualismo ganó popularidad,
fundamentado en cambios clave:
La Ilustracion: Este movimiento racionalista abogaba por el método científico y la razón en todas
las áreas de la vida. La ilustración llevó a la sustitución del concepto de 'súbdito' por el de
'ciudadano', reconociendo que todas las personas poseen razón y derechos inalienables.
Cambios políticos: La Edad Media estaba dominada por el feudalismo, con estructuras de vasallo y
señor. Sin embargo, la emergencia de la burguesía, una clase con mayor independencia económica,
generó un deseo de mayor libertad política. Esto culminó en la Revolución Francesa de 1789,
transformando la sociedad y planteando la necesidad de nuevas formas de gobierno.
Sociedad Civil: Es el resultado de ese pacto o contrato. Se impondrá la mejor forma de gobierno
para dicha sociedad
Su enfoque común radica en la idea de que existe un acuerdo fundamental entre los individuos para
establecer un orden social y político. Cada uno aporta elementos únicos a la teoría contractualista,
delineando la diversidad de perspectivas en torno a la formación y legitimidad del gobierno.
John Locke. Locke era más optimista. Creía que nacemos libres e iguales, con derechos
inalienables, y que la sociedad surge para resolver conflictos y proteger esos derechos.
Jean-Jacques Rousseau Rousseau veía al hombre en su estado natural como bueno y feliz, pero
decía que la introducción de la propiedad privada arruinaba esta armonía, creando desigualdades y
conflictos.
Thomas Hobbes, reconocido como el pionero del pensamiento contractualista, desarrolla una teoría
que analiza la evolución de la sociedad a través de un pacto fundamental. En este contexto, el
estado de naturaleza se presenta como un escenario primordial donde los seres humanos,
impulsados por sus pasiones, recurren a la violencia, resultando en una vida breve y precaria debido
a la ausencia de leyes y justicia.
No obstante, Hobbes destaca la inteligencia notable de los seres humanos, lo que conduce a la idea
del pacto original. En este acuerdo, se cede toda la libertad individual a un representante, ya sea un
soberano (rey o noble) o una corporación, como una iglesia, con el propósito de mantener el orden y
la paz. Este pacto, según Hobbes, es irrevocable y perdura a lo largo de la historia.
La formalización de este pacto da lugar al surgimiento del Estado. En este nuevo estado de
sociedad, las personas renuncian al "derecho a todo" a cambio de la instauración de leyes que, para
Hobbes, representan los límites sociales. En esencia, los seres humanos optan voluntariamente por
abandonar su estado natural salvaje en favor de la sociedad organizada, buscando extender y
proteger la existencia humana mediante el establecimiento de un orden respaldado por leyes.
Así, la teoría de Hobbes postula que la humanidad, mediante un pacto inteligente, elige la
civilización sobre la anarquía, entregando ciertas libertades individuales a cambio de la seguridad y
estabilidad que proporciona la sociedad organizada.
Para Rousseau, el estado de naturaleza representa una armonía innata donde las personas viven
felices e iguales, ya que considera al ser humano bueno por naturaleza. Sin embargo, esta armonía
se ve afectada con la introducción de la propiedad privada, la cual Rousseau identifica como la raíz
de todos los males y desigualdades. En respuesta a esta situación, se establece un primer contrato
que da origen a sociedades donde el Estado sirve a los intereses de los más privilegiados,
perpetuando la propiedad privada y exacerbando la desigualdad. Rousseau critica este contrato
como engañoso y perverso, insuficiente para alcanzar el bien común.
En la visión de Rousseau, el Estado no debe ser una herramienta de los más poderosos, sino la
expresión de la voluntad general, con la soberanía depositada en el pueblo en lugar de en un
monarca. Sus aportes se convierten en cimientos fundamentales para la democracia moderna, donde
todos los miembros de la sociedad reconocen la autoridad de la razón al unirse por una ley común,
creada por ellos mismos. Este tipo de sociedad, denominada República por Rousseau, implica que
cada ciudadano vive en conformidad con el bienestar de todos.
En este estado social, las reglas de conducta son esenciales y deben surgir mediante la razón y la
reflexión de la voluntad general, encargadas de desarrollar las leyes que guiarán a los individuos en
su vida civil. Así, la teoría contractualista de Rousseau ofrece una perspectiva transformadora que
influyó directamente en la configuración de principios democráticos fundamentales.
CONCLUSIONES
FIN