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LA TEORÍA DEL ESTADO DE JEAN-JACQUES ROUSSEAU

Lilia Lucero Jara Oncebay


RESUMEN

Este trabajo versa sobre el funcionamiento del Estado y gobierno según


Rousseau en su obra El Contrato Social, así mismo la influencia que tienen los
pensamientos del autor en la actualidad. Se expone, además, las diferencias y
semejanzas con otros autores contractualistas como Hobbes y Locke.

Palabras claves: Teoría del estado, gobierno, soberanía, funcionamiento


del Estado, libertad, democracia, igualdad, ley, legislador, formas de gobierno.

ABSTRACT

This article deals with the functioning of the State and government
according to Rousseau in his book The Social Contract, as well as the influence
of the author's thoughts at present. It also exposes the differences and similarities
with other authors such as Hobbes, Marx and Boddin.

Key words: State theory, government, sovereignty, functioning of the


State, freedom, democracy, equality, law, legislator, forms of government.
SUMARIO

A) Antecedentes históricos e ideológicos


B) Pensamiento de Rousseau en función al estado
C) Pensamiento de Rousseau en función al gobierno
D) Diferencias y semejanzas con Hobbes y Locke
E) Vigencia del pensamiento rousseauniano
F) Pensamiento rousseauniano en el Perú
G) Conclusiones
Bibliografía
ANTECEDENTES HISTORICOS E IDEOLÓGICOS

1. Antecedencia del pensamiento contractualista de Rousseau


Los antecedentes de la teoría contractualista se remontan a tiempos muy
antiguos y estos tendrán influencia en Rousseau y en otros filósofos como
Hobbes y Locke, que analizaremos más adelante. Así mismo, sostiene Peces-
Barba (1998) que: “para el origen histórico de los derechos fundamentales, la
doctrina del contrato social es clave”. Es decir, el contractualismo es esencial y
está muy ligada a la concepción del estado moderno. Por eso, es necesario
buscar sus orígenes para poder estudiarla más a fondo. Y para ello, vamos a
dirigirnos a épocas muy remotas, donde ya había pequeños atisbos de lo que se
llamaría el “Contrato social”.
1.1. El contrato social en la Antigua Grecia
Los griegos generaron una forma de pensar y un lenguaje de los que somos
deudores, unos conceptos, en fin, que son, en gran medida, nuestros conceptos
(Samour, 2017). Es decir, la filosofía griega fue el punto de inicio de ideas,
opiniones y concepciones que han durado a lo largo de todo este tiempo, y en
este sentido, no sería entonces extraño el hecho de reconocer que el
contractualismo tuvo sus orígenes en esta.

Samour (2017) señala que: “La filosofía griega es un proceso evolutivo en el que
la filosofía nace arrancándose paulatinamente del mito, se constituye y se
desarrolla, pero no se trata sólo de un proceso meramente lógico o una mera
evolución de puras ideas, sino un proceso que surge de las relaciones del ser
humano con la naturaleza y la sociedad. Se trata de un proceso histórico
sociocultural”. En pocas palabras, la mitología es la base de la cosmovisión
griega, por ello el contrato social en la Antigüedad griega, fue conseguida por el
intento de buscar una explicación de cómo se concibió la vida política y los
problemas que surgían de esta.

Los antecedentes de las teorías contractualistas se remontan a los sofistas y


epicúreos.
Sofistas: Sostenían que: “porque Zeus había dotado a todos los hombres y no
sólo algunos del sentimiento de justicia; para que hubiera armonía en las
ciudades, deben todos ellos intervenir en la discusión de las leyes”. Para Hippias,
esto significaba que la ley se definirá como “aquello que los ciudadanos han
decretado de común acuerdo sobre lo que hay que hacer y lo que hay que
abstenerse de hacer”.

También en Platón se darán atisbos de contractualismo. Así tenemos el


fragmento de “La República” en que sugiere:

“Una vez que los hombres comenzaron a cometer y sufrir injusticias y


a probar las consecuencias de estos actos, decidieron […] que lo
mejor era establecer mutuos convenios con el fin de no cometer ni
padecer injusticias”.

Es decir, para Platón en La República, los primeros seres humanos llegaron a la


conclusión de que era mejor establecer pactos para defenderse de la injusticia y
otros daños.
Los epicúreos: Concebían al gobierno “no como producto natural, sino
como creado por los hombres reflexivamente, para hallar en él ciertas
ventajas. Nace de un contrato (synzeke) que celebran los individuos para no
dañarse recíprocamente; y la formación del Estado es uno de los sucesos
más importantes que han conducido al género humano desde la situación de
salvajismo a la de civilización. Las leyes se fundan en el acuerdo sobre las
ventajas y utilidades comunes (symbolon ton symfersytos).

1.2. Contractualismo en Roma

La influencia que tuvo la Lex Regia de El Digesto en la concepción clásica


del contractualismo, es muy importante. En Roma, existía la doctrina de la
cesión del poder, por la que el pueblo cede al príncipe y a sus mandatos la
autoridad que originariamente posee. El Corpus Iuris Civilis (Inst. I, II, 5; Dig.
1, 4, 1) recogerá la máxima del jurista romano Ulpiano:

“Lo que place al príncipe tiene fuerza de ley, puesto que, con la ley
regia, la cual ha sido dada acerca de su imperio, el pueblo confiere a
éste y en este modo todo su imperio y potestad”.
Roma admitiría en su conciencia jurídica “la idea de un pacto social, entre el
pueblo y el gobernante”, en que el primero, como entidad colectiva
depositaba el poder, y podía delegarlo en parte o en todo”.

1.3. El pacto social medieval

Las ideas pre-contractualistas antiguas serán consideradas y asumidas por


el pensamiento cristiano medieval, que, sobre todo en el seno de la
escolástica, las sometería por primera vez a la rigurosidad del desarrollo
teórico sistemático.

De este modo, plantea San Agustín, que el “pacto general de la sociedad


humana es obedecer a sus reyes” (Salamone, 2011). De ahí que San Agustín
subraye la necesidad de su estrecha subsunción en la ley divina revelada, y
también, en el mismo orden de ideas, que acentúe el papel coercitivo y
represivo del derecho humano en la vida concreta de la sociedad.

Especialmente a partir del siglo XI, donde surgen ideas más claras respecto
al poder del pueblo. El poder, que, de origen divino, sería transferido por el
pueblo al monarca (y no a éste directamente por Dios).

En su Liber ad Gebehardum (1085), Manegold de Lautenbach justifica la


desvinculación del gobernante que, “perturbando y confundiendo aquellas
cosas para la corrección de las cuales fue puesto, […] infringe el pacto con
arreglo al cual fue escogido”, ya que: “Nadie puede hacerse emperador o rey
por sí mismo; un pueblo pone sobre sí a un hombre con el fin de que gobierne
y rija por razón del justo imperio”.

Si, frente a la cuestión de las investiduras, la idea de la resistencia al tirano


comenzaba a imponerse entre los partidarios del Papa, entre los grandes
aliados de esta idea tenía que contarse la del pacto social.

La res publica de Juan de Salisbury también procede del pacto, “concebida


a la manera de Cicerón como sociedad unida por un acuerdo común respecto
a la ley y los derechos”.

También para Santo Tomás radica el poder, en un primer momento, en la


comunidad, que lo delega en el uno, en los pocos o en los muchos. Siendo
el fin de la política el bien común. Es por conveniencia que el pueblo acuerda,
expresa o tácitamente, investir al gobernante del ejercicio del poder público,
lo que no implica mayor renuncia que la de su administración en
representación de todos. Por eso “en caso de que existiese un régimen
injusto con una sola cabeza que buscase sólo su propio provecho y no el
bien común, tal dirigente sería un ‘tirano’ […], en cuanto priva por el poder, y
no rige por la justicia”. De que el pueblo conserve -de manera irrenunciable-
la titularidad originaria de dicho poder se seguirá la admisión del derecho de
resistencia en ciertos supuestos y bajo determinadas condiciones.

Hacia finales del siglo XIII, la filosofía del Estado escolástica establecía que el
fundamento jurídico de todo poder público ejercido por una o varias personas es
la sumisión voluntaria, bajo forma contractual, de la comunidad a ellas; esto es,
el pactum subiectionis.

La controversia se centrará pues, durante los siglos XIV y XV, en la extensión de


los efectos de dicho pacto. Fiel a las enseñanzas de Santo Tomás, parte de la
doctrina restringirá la capacidad decisoria de la comunidad a los supuestos de
corrupción del gobernante o, naturalmente, de usurpación del poder. Otros, sin
embargo, la afirmarán en toda su plenitud y con carácter general. Ya en los
aledaños del Renacimiento, Guillermo de Ockham, Marsilio de Padua o Nicolás
de Cusa legitimarán el Estado por la voluntad del pueblo -único legislador-, no
sólo originaria, sino renovada en modo periódico y permanente.

1.4. El enlace con la Modernidad

Con Francisco de Vitoria, el pacto social penetra la Modernidad. No hay motivo


para pensar que la institución del gobernante provenga de Dios. El poder público,
en cambio, si es un derecho divino, que es otorgado por la voluntad de los
hombres, formalizada en un pacto que designará al gobernante.

En el siglo XVI, el pactismo persevera en su configuración medieval: el realce de


la sociedad como anterior y superior al gobierno, es decir, la sociedad antecede
al Estado.

2. Breve Historia de Rousseau y sus obras

Jean Jacques Rousseau era un filósofo ilustrado, aunque muchas de sus tesis
denunciaban las insuficiencias y contradicciones del movimiento de las Luces y
apuntan hacia su superación en el romanticismo (exaltación de los sentimientos).
Nació en Ginebra (Suiza) en junio de 1712. Desde 1535, Ginebra había sido una
república Hugonota, donde reinaba la fe Reformada, o calvinismo. Rousseau
estaba orgulloso de que su familia, de la clase media, tuviera el derecho de votar
en la ciudad. A través de su vida, él se describe a sí mismo como un ciudadano
de Ginebra. El padre de Rousseau, Isaac Rousseau fue un relojero bien educado
y amante de la música. La madre de Rousseau, Suzanne Bernard Rousseau,
fue hija de un predicador calvinista y murió días después de haber nacido su hijo.
Cuando Rousseau tenía 10 años, su padre estuvo involucrado en unos
problemas legales con terrenos los cuales había invadido y se mudó a Nyon. A
partir de esto, Rousseau consideró a sus tíos paternos como segundos padres,
ya que pasó mucho tiempo con ellos y fueron ellos quienes cuidaron de él.
Cuando tuvo 15 años, se va de Ginebra y se muda a Saboya, donde se queda
con un sacerdote católico romano. También se queda en Montpellier y Lyon. A
los 33 años, en 1745, vuelve a París, donde convive con Therese Levasseur,
mujer con quien tiene cinco hijos, los cuales no quiso tener ya que tenía el temor
de no poder educarlos. Diez años más tarde, intentó buscar a sus hijos, pero no
los pudo encontrar. Mientras estuvo en París, Rousseau se hizo amigo de
Diderot y contribuyó en numerosos artículos de música de en L’Encyclopédie en
1749. A partir de este momento, su interés por la música creció, con la cual
empezó a escribir óperas como Le Devin du Village. En 1750, Rousseau propuso
el dilema: “¿Contribuyen las artes y las ciencias a corromper al individuo?” el
cual respondió con un sí por ser una decadencia cultural.

En 1754, en su regreso a Ginebra, Rousseau consiguió que le devolvieran la


ciudadanía de Ginebra. También termino su segundo mayor trabajo, el Discurso
de la desigualdad. Voltaire atacó las opiniones de Rousseau y por ello los dos
filósofos fueron enemigos enconados. En 1756 se retiró a Montmorency, donde
escribió su famoso tratado político “El contrato social” (1762) donde expuso
argumentos para libertad civil y ayudó a preparar la base ideológica de
la Revolución Francesa al defender la voluntad popular frente al derecho divino.

Debido a muchas de sus obras publicadas, Rousseau es desterrado. Luego de


eso, David Hume lo acoge en Inglaterra hasta 1767. Y en ese año, volvió a
Francia usando un nombre falso, donde se casó con Therese en 1768. En 1770
se les permite regresar a París, pero con la condición de no publicar ninguno de
sus libros. Rousseau muere en 1778 a los 66 años debido a un paro cardiaco.

Obras de Rousseau:
• Discurso sobre las artes y las ciencias (1750).
• Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los
hombres (1758).
• Discurso sobre la economía política (1758, artículo aparecido en 1755 en
la Enciclopedia).
• Carta a D'Alembert sobre los espectáculos (1758).
• La nueva Eloísa (1762).
• El contrato social o Principios de derecho político (1762).
• Emilio o De la educación (1762).
• Profesión de fe del vicario saboyano (1762).
• Confesiones (primera parte, 1782, póstuma).
• Las ensoñaciones de un paseante solitario (1782, póstuma).
• Las consideraciones sobre el gobierno de Polonia (1782, póstuma).
• Confesiones (segunda parte, 1789, póstuma).
• Diálogos (1789, póstuma).
• Cartas morales (1861, póstuma).
CONTEXTO HISTORICO PARA LA REALIZACIÓN DE LA ILUSTRACIÓN

Históricamente la vida de Rousseau transcurre durante el reinado de Luis XV,


penúltimo rey francés del Antiguo Régimen. Durante su reinado Francia participó
en las guerras europeas que dejarán tras sí grandes penurias económicas,
hambres y enfermedades. La mayor parte de las colonias francesas en América
y en Asía se perdieron y también se expulsaron a los Jesuitas (que cabría
interpretar como signo de la supremacía del Estado sobre la Iglesia). A Luis XV
le sucedió Luis XVI durante cuyo reinado se produjo la Revolución francesa
(1789) y la instauración de la República (1792).

La sociedad europea del siglo XVIII estaba organizada en tres estamentos: la


nobleza, el clero y el tercer estado. La inclusión del individuo en un u otro se
debía a su nacimiento y la movilidad social era prácticamente nula. El clero y la
nobleza acaparaban todos los privilegios. La función del clero era el culto, la
educación y al auxilio de los necesitados. Entre sus privilegios estaban la
percepción de una parte de la cosecha, el pago por los servicios religiosos y las
donaciones. Su poder económico era grande y la jerarquía eclesiástica estaba
formada casi en su totalidad por aristócratas. En cuanto a la nobleza tenía un
nivel económico muy alto y una cultura cada vez más refinada. Siempre estaba
presente en los cuadros del gobierno, en la jerarquía eclesiástica y en los
mandos del ejército. Entre sus privilegios se contaba la inmunidad fiscal, el
derecho a ser juzgados por tribunales propios y la imposición de penas más leves
que al resto de los ciudadanos. El resto de la población lo constituía el tercer
estado. A él pertenecía la burguesía formada por ciudadanos con cierto poder
económico dedicados al comercio, la industria, las finanzas, las profesiones
liberales y las rentas en el caso de la burguesía rural. Su patrimonio y sus
ganancias eran fruto de su trabajo y no de su herencia. En el siglo XVIII se da un
imparable ascenso económico de la burguesía. De hecho, la Ilustración es un
movimiento que responde al deseo de la burguesía de modificar el marco jurídico
institucional que la relega al tercer estado a pesar de ostentar el poder
económico. Buena parte de los Ilustrados procedían de la burguesía. El resto de
la población estaba constituida por el campesinado que vivía en malas
condiciones económicas, ya que debía producir no sólo para su sustento sino
también para poder pagar los diezmos a los propietarios. Por último, el creciente
desarrollo industrial hizo que surgiera un nuevo grupo social: los obreros de las
fábricas cuyas condiciones de trabajo eran penosas y cuyos salarios hacían
necesario el trabajo de todos los miembros de la familia incluyendo los niños.

En cuanto al contexto cultural y filosófico el siglo XVIII es el siglo de la


Ilustración. Este amplio movimiento cultural se inicia en Inglaterra con Locke,
Newton y Hume, alcanzó su mayor esplendor en Francia, y desde allí se difundió
a otros países, especialmente en Alemania de la mano de Kant.

ARGUMENTOS DE LA ILUSTRACIÓN:

1. Una confianza ilimitada en la razón, que es suficiente por sí misma para


conocer la realidad y solucionar todos los problemas de los hombres y de
los pueblos, pero para ello no debe someterse a ninguna autoridad, ni a
la fe, ni a la tradición, ni a la autoridad de la iglesia, ni a la del rey o a la
de la nobleza.
2. Una crítica a la religión y a la moral. Se trata de una crítica no a la
religión en sí, sino a las formas históricas de la religiosidad fuente de
supersticiones y motivo de intolerancia y disputas entre los hombres. El
ser humano debe liberarse del fanatismo y la religión, debe mantenerse
en los límites de la razón, ni puede estar lleno de creencias absurdas e
irracionales como dogmas y milagros. Se empieza a desarrollar un
pensamiento filosófico, al margen de Dios; surgen el deísmo y las
primeras expresiones del ateísmo. La Iglesia Católica sufrirá fuertes
críticas que la harán perder poder e influencia. En el terreno moral, para
los ilustrados actuar moralmente equivalía actuar de acuerdo a la razón y
al deber y no a principios religiosos.
3. Valoración de la ciencia y la técnica. La ciencia puede descubrir las
leyes que rigen la naturaleza, predecir el curso de los acontecimientos y
controlarlos; se hace posible la explicación del mundo sin recurrir a Dios
y la ciencia se emancipa de la religión. De hecho, la ciencia se encuentra
en un período de gran actividad y progreso.
4. Creencia en el progreso de la humanidad, ya que la ciencia y la razón
llevarán al hombre a mejorar sus condiciones de vida tanto materialmente
como espiritualmente consiguiendo una vida más plena y feliz. Todos los
seres humanos serán ilustrados, educados y salvados de la miseria, de la
opresión, de la ignorancia y la superstición.
5. Concepción de la política que garantice la igualdad, evite el
despotismo y la concentración de poderes, que promueva la
tolerancia religiosa y la libertad de pensamiento.
6. El Derecho natural. Los ilustrados sustituyeron el origen divino de las
leyes por la aceptación de que el derecho procede de la razón
7. Afirmación de la dignidad humana, que considera a cada hombre el
centro de su vida política y sujeto de derechos inviolables por sólo ser
hombre que dará lugar a las declaraciones de Derechos del ser humano.
Por su aguda crítica a la civilización y la cultura, y su audaz desprecio a la idea
de un progreso o mejora de la humanidad fundamentado en el uso de la razón,
Rousseau se convirtió en uno de los pensadores más atípicos de la Ilustración,
anticipándose a las tesis que mantuvo posteriormente el Romanticismo
(prioridad de lo emocional e irracional). Frente a la fría racionalidad heredera del
racionalismo, el ginebrino defenderá el sentimiento y la pasión como valores
intrínsecos y esenciales al ser humano; valores que habían sufrido un enorme
menoscabo y en cuyo desdén arraigaban los pilares de la cultura occidental.
En resumen, el pensamiento de Rousseau presenta dos aspectos
fundamentales y contradictorios:

1. Crítica a la Ilustración. Fue uno de los mayores representantes de la


Ilustración, y como tal defendió los ideales de tolerancia y libertad, pero al
mismo tiempo fue uno de sus críticos más duros por dos razones
principales:
 Frente a la defensa del uso de la razón como lema de la Ilustración,
Rousseau reivindica como valor superior el del sentimiento
(anticipando el Romanticismo).
 Rechazo explícitamente la idea de progreso ilustrado sosteniendo
que la ciencia, la técnica, las instituciones y lo que denominamos
cultura no mejoran al hombre, sino que son el origen de la
desigualdad entre los hombres, corrompen su inocencia y bondad
natural y tienden hacerlo más infeliz. Tras su apariencia refinada y
cultura, la sociedad es puro artificio que ha hecho peor al ser
humano enseñando el lujo y el goce y desvalorizando cualidades
morales. Esta consideración negativa aparece principalmente en el
“Discurso sobre las ciencias y las artes” y en “El discurso sobre el
origen de la desigualdad entre los hombres.
2. Una reflexión positiva de la política y del gobierno, expuesta en su
obra “El Contrato social”. La Humanidad debe aspirar a la justicia y
conciliar libertad e igualdad, algo que depende de la política. Por esto su
obra se centra en el pensamiento político.
ANTROPOLOGÍA: Concepción del ser humano

La teoría del contrato social de Rousseau parte previamente de un análisis de la


naturaleza humana que pueden resumirse en tres ideas:
 El ser humano es bueno por naturaleza, amante de la justicia, la
bondad, la paz. (En el Estado natural es un buen salvaje).
 Son nuestras organizaciones sociales y políticas las que lo corrompen
(En el Estado social es un hombre egoísta y corrupto).
 Es necesario instaurar nuevas organizaciones sociales y políticas
legítimas y atender a la educación de los ciudadanos, único modo de
regenerar al hombre (modelo político y social).
La tesis que sostiene Rousseau en su libro “Discurso sobre el origen de la
desigualdad entre los hombres” es ésta: “los hombres en estado natural son
iguales, no existe más desigualdad que la natural (en cuanto al talento, estatura,
peso, cualidades…) ¿Cuál es la causa de la desigualdad entre los hombres? No
se trata de una desigualdad física o natural, sino moral o política. Para Rousseau
el origen de la desigualdad es la propiedad privada, la sociedad política el
gobierno y la ley que ha generado las diferencias e injusticias convirtiendo la vida
humana en una vida esclava y mísera, generando privilegios y poderes a los
ricos de forma artificial. Considera que el hombre de esta época está
desnaturalizado y alienado.
El primer hombre al que, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir
‘Esto es mío’ y encontró a gentes lo bastante simples como para hacerles
caso, fue el verdadero fundador de la Sociedad Civil ("Discursos sobre el
origen y la desigualdad entre los hombres").

Si admitimos que el hombre ha sido corrompido por una civilización artificial, es


porque en el principio existió el estado de naturaleza del que fue alejado.
Rousseau distingue entre el estado natural o estado social con el fin de distinguir
lo que hay de originario y lo que hay de artificial en la misma naturaleza actual.

El estado natural: Designa el supuesto estado o situación del hombre con


anterioridad a su vida en sociedad. Es el Estado en que el hombre sería bueno
y feliz, independiente y libre, y guiado por el sano amor de sí mismo. El hombre
es bueno por naturaleza. Este Estado se presenta como una hipótesis y no como
una realidad que se haya dado en la historia. Para explicar cómo era el ser
humano antes de la aparición de la sociedad y del Estado Rousseau elabora la
hipótesis del “buen salvaje”. El hombre en estado de naturaleza es un bruto feliz
con dos tendencias naturales, el instinto de supervivencia y la compasión, un
sentimiento que lleva al ser humano a evitar el sufrimiento innecesario a los
demás, es bueno y es pacífico. Un hombre natural no es malvado, ni opresor.
En este Estado natural el hombre mantendría sentimientos puros, no
condicionados por los prejuicios sociales y viviendo en paz y armonía en plena
naturaleza.

En este Estado pre social todos los hombres son iguales en derechos naturales
y libres. La libertad es lo que diferencia al hombre de los animales, su capacidad
de actuar libremente, y también por su perfectibilidad, su posibilidad de
perfeccionarse y desarrollar la razón

El estado social: Designa la situación presente en que se encuentra el hombre


al vivir en esta sociedad. Es aquí donde el hombre se pervierte y se hace malo,
movido por el egoísmo, el ansía de poseer (la propiedad) que le hace ser el
hombre artificial y se rige por la injusticia, la opresión y la falta de una auténtica
libertad. En este Estado, que sí es real, el hombre no es feliz y bueno, sino que
está llevado por el egoísmo malsano por el cual busca su propio interés en
detrimento de los otros seres humanos. Rousseau cree que la civilización ha
convertido al hombre en un ser infeliz, egoísta, avaricioso e injusto y ha originado
graves desigualdades entre los hombres. Lejos de liberar y permitir el desarrollo
íntegro y armonioso del ser humano, el progreso científico y técnico no ha traído
consigo el progreso moral (tesis de la Ilustración). No ha hecho a los hombres
mejores personas, ni más felices, sino que se ha creado una sociedad artificial e
hipócrita, repleta de convenciones absurdas y profundas desigualdades. El
origen de estas desigualdades se halla en la propiedad privada, justificada y
legitimada por el Derecho y garantizada mediante el uso de la fuerza por la
autoridad política.

¿Cómo se produjo este cambio? Rousseau lo interpreta como un cambio de


pasos sucesivos:
• En un primer momento, las dificultades para sobrevivir en un estado natural
dieron origen a las primeras formas de relación social y la necesidad de
cooperar para protegerse. Surgen las primeras formas de organización
social, la creación de herramientas, la aparición del lenguaje, las primeras
instituciones para resolver la demanda de la vida en sociedad: dirimir
conflictos, conseguir alimentos, protección y defensa, etc. Aparece la familia
y con ella los primeros sentimientos. Aparecen las primeras desigualdades y
el amor propio, distinto del amor en sí, y con él aparecen todos los vicios
(vanidad, desprecio, vergüenza, injuria y deberes).

• En la siguiente etapa, se establecen las primeras relaciones de dependencia


económica y se desarrolla la metalurgia, la agricultura y la propiedad
(revolución neolítica). Esto genera un incremento de las desigualdades entre
los seres humanos y se implanta la sociedad civil en la que los ricos quieren
asegurarse sus riquezas mediante pactos y legislaciones que les protegen.
Surgen las rivalidades, las desigualdades e injusticias generando una
situación de inseguridad y de guerra que obliga a todos a firmar un pacto de
no agresión en el que el gobierno garantizara la seguridad y la vida de sus
ciudadanos, perpetuando con sus leyes las desigualdades y la opresión.

• Al aparecer la propiedad privada el hombre natural perdió su inocencia


porque con ella aparecieron las desigualdades sociales. Éstas son el
resultado de la capacidad de algunos de adueñarse de los recursos naturales
y reducir a los demás a una situación de dependencia económica. La nueva
situación de desigualdad entre los hombres dio lugar a un estado permanente
de desconfianza, violencia y recurso a la fuerza. En este punto, los
propietarios se convencen y convencen a los demás de la necesidad de crear
una sociedad política fundada en la propiedad y en una autoridad que la
defienda. Este es el origen de la sociedad que, basada en la propiedad
individual, la desigualdad y la injusticia ha corrompido la naturaleza original
de hombre. Viviendo en sociedad el hombre se vuelve menos feliz, menos
libre y menos bueno.

• Rousseau propone los cambios que permitan reformar la sociedad: Contrato


social y Educación.
PENSAMIENTO DE ROUSSEAU EN FUNCION DEL ESTADO, POLÍTICA Y
SOCIEDAD: Crítica a la sociedad de su tiempo. La sociedad justa. El
contrato social. Voluntad general, Soberanía. Estado. Forma de Gobierno.

La gran aportación de Rousseau al pensamiento político es su teoría del contrato


social con la que pretende explicar cuál ha podido ser origen del Estado como
principal forma de organización política. Este proyecto lo desarrolla en su obra
El contrato social y el objetivo es crear un nuevo pacto que le permita compaginar
la libertad e igualdad propias del individuo (Estado de Naturaleza) con la vida en
sociedad (orden y estabilidad). La solución la encuentra en la voluntad general.
Cada individuo pacta renunciar a todos sus derechos en favor no de una persona
(un príncipe) o grupo de personas, sino de toda la humanidad, de modo que sólo
se someterá a la voluntad general. El objetivo final es reformar la sociedad para
que todos puedan disfrutar de la vida en sociedad, sin perder los privilegios que
disfrutaban los hombres en el estado natural.

EL PACTO SOCIAL:

¿Cómo sería posible una nueva sociedad más justa e igualitaria?


 Es necesario un nuevo pacto, un contrato entre iguales y para iguales.
 El contrato social debe ser un contrato de libertad entre todos en el que cada
uno, uniéndose a todos, no obedezca, sin embargo, más que a él mismo y
permanezca tan libre como antes. Los hombres son únicamente libres si son
capaces de someterse a las leyes que ellos mismos se dan
 El contrato social consistirá en un acuerdo mediante el cual cada hombre se
somete libre y voluntariamente a la voluntad general

¿Qué se gana y qué se pierde con este nuevo contrato social?

LO QUE PIERDE EL HOMBRE AL LO QUE SE GANA EL HOMBRE EN EL


DEJAR SU ESTADO NATURAL ESTADO CIVIL
La Libertad civil, limitada por la voluntad
La libertad natural. Es la que poseen general. El hombre renuncia a sus
todos los individuos en el estado natural impulsos naturales, para someterse a las
y que deben defenderla con sus propios leyes de esa voluntad. Es una libertad
medios. Se deja guiar por sus deseos e política pero libre y autónoma Su libertad,
instintos además de civil, es Libertad Moral, porque
La igualdad natural. El hecho de que el sometimiento a estas luyes surge el
nadie tiene más poder que nadie. sentido del deber, propio de toda moral.
Los hombres se vuelven seres morales.
La igualdad civil: todos los ciudadanos
son parte igual de la voluntad general
Los hombres se vuelven seres morales

El pacto social que defiende Rousseau no es un contrato de sumisión como el


que propone Thomas Hobbes. El pueblo es soberano y nadie puede renunciar a
su soberanía en particular, sino que debe ser beneficiario de la sociedad en su
conjunto, de la que sólo es un miembro. Es un convenio consensuado y
concertado entre todos los miembros de la colectividad, cuya finalidad es aunar
voluntades para garantizar la libertad y su conservación. Lo que el hombre pierde
con el pacto en cuanto a su libertad, lo ve compensado con la protección que
recibe por el establecimiento de las leyes protectoras del Estado civil.

LA VOLUNTAD GENERAL
La soberanía se fundamenta en el consentimiento de las voluntades de los
individuos (voluntad general). La corrupción de la sociedad a la que se ha
llegado puede rectificarse mediante un nuevo pacto social o contrato social con
el que los hombres recobren la libertad e igualdad perdidas. Con ese nuevo pacto
social los hombres deciden someterse a la voluntad general o “yo común”, única
autoridad legítima. Efectivamente, ya que por naturaleza todos somos iguales y
ningún hombre tiene autoridad sobre otro, sólo puede ser legítima aquella
autoridad que surja de un acuerdo entre los hombres. Y en dicho acuerdo debe
garantizar tanto la seguridad del individuo frente a los demás como su libertad.

El nuevo pacto social consiste en que todos los individuos acepten renunciar a
sus intereses personales y sigan los dictados de la voluntad general. Cada
individuo participa libremente para definir qué es lo que quiere la voluntad
general, a la vez que se somete a ella porque así se obedece a sí mismo que la
ha definido. La voluntad general se caracteriza por mirar siempre al interés
común mientras que las voluntades particulares están siempre dirigidas a un
interés privado. Además, el pacto garantiza la igualdad para todos: todos por
igual han aceptado someterse a la voluntad general, y por tanto rige sobre todos
por igual. La voluntad general es la norma de la comunidad, está por encima de
los individuos que le han dado forma y en tanto que es descubierta a través del
ejercicio libre del voto, obliga tanto a la mayoría que la ha descubierto como a la
minoría que votó en su contra (vemos cómo Rousseau justifica ideológicamente
el Estado liberal democrático).

Rousseau distingue dentro del Estado la fuerza o poder ejecutivo y la voluntad o


poder legislativo. El poder legislativo pertenece al pueblo soberano. El legislador
sería la persona que elaboraría la ley y la redactaría, pero sólo se haría ley
cuando el pueblo la apruebe tras un sufragio libre. El legislador nunca será el
que ejerza el poder ejecutivo para evitar la corrupción. Tampoco le corresponde
al pueblo el poder ejecutivo, sino que es necesario un agente que ejerza la fuerza
pública de acuerdo con los mandatos de la voluntad general.

EL ESTADO

El nuevo Estado nacido del pacto sería un Estado plenamente racional y moral:
racional porque siendo los seres humanos libres, racionales e iguales por
naturaleza, no se admite otra forma de legitimación que el acuerdo racional o
convención entre sus miembros. Moral porque está regido por la voluntad
general.

En relación con la organización del Estado, Rousseau distingue entre el


soberano, el legislador y el gobierno:

• El soberano es el pueblo. Es el único depositario de la soberanía, esto es: del


ejercicio de la voluntad general. Su poder es absoluto, sagrado, inviolable y
no se puede representar. El único límite que tiene el soberano es el acuerdo
o convención, dentro del marco de la voluntad general.
• El legislador. Este ejercicio de soberanía por parte del pueblo se materializa
en leyes (poder legislativo). El autor de las mismas no es otro que el pueblo
(él es el único soberano). Pero dado que el pueblo no siempre ve el bien, “su
voluntad es ciega y con frecuencia no sabe lo que quiere, porque rara vez
sabe lo que le conviene, necesita un guía: el legislador”. El legislador es el
que crea el cuerpo de las leyes, que el pueblo aprueba mediante su voto.
• El gobierno, resultado del acuerdo o convención, su misión consiste en poner
en práctica las leyes (poder ejecutivo).
FORMA DE GOBIERNO

En la medida en que Rousseau defiende que el poder soberano lo ostenta el


pueblo y la comunidad y no un príncipe o una oligarquía, queda claro que nuestro
autor legitima y defiende la democracia. Entiende que la verdadera democracia
está unida a una mejor moral. Ética y política deben ir juntas.

El pueblo soberano hace y deshace las leyes y puede confiar el poder ejecutivo
a un consejo o un príncipe que tiene que gobernar en nombre de todos, no en el
propio. El gobierno es un intermediario del pueblo que ejecuta los mandatos de
la voluntad general expresada en leyes. Es cierto que existe el peligro de
corrupción en las instituciones democráticas cuando prima la voluntad particular
sobre la voluntad general. Para evitar esta situación es necesario recurrir a
diversos mecanismos de control, como celebrar asambleas frecuentes y limitar
el tiempo de representación del gobierno.

Existen varias formas de gobierno: democracia, aristocracia y monarquía, que se


pueden implantar teniendo en cuenta la variedad de pueblos y las condiciones
necesarias para cada gobierno. Como regla general el gobierno democrático
conviene a los Estados pequeños, el aristocrático a los medianos y la monarquía
a los grandes.
Contractualismo: Rousseau, Hobbes y Locke. Diferencias y semejanzas en
el planteamiento de un contrato social.

1. Contractualismo de Thomas Hobbes:

Thomas Hobbes (Malmesbury, 1588 - Hardwicke, 1679). Fue el primer filósofo


moderno que articuló una teoría contractualista detallada. Hobbes escribió su
obra cumbre, Leviatán (1651), en un período de guerra civil en Inglaterra donde
se discutió quién debía ocupar la soberanía, el Rey o el Parlamento. En ella
define la necesidad de crear un contrato social para establecer la paz entre los
hombres.

Hobbes se plantea la cuestión del poder en términos muy generales, se pregunta


por qué debe existir y cómo ha de ser. Para responder a estos interrogantes la
figura del contrato social es clave, aunque Hobbes no use el término “contrato”
(que usará por primera vez Rousseau) para referirse a ese pacto originario. Para
Hobbes el orden político es, por el contrario, el resultado de un contrato, y, por
lo tanto, de una convención, de una decisión tomada libremente por quienes lo
adoptan, y es eso lo único que puede fundamentar las bases del poder civil.

Para Hobbes, desde el punto de vista de su naturaleza, todos los seres humanos
son iguales, pero lo más básico y más fundamental de la naturaleza humana,
aquello a lo que esta queda reducida, en último término, si se eliminan todas las
convenciones, es decir, si se reduce al hombre a su mero estado de
naturaleza es el instinto de conservación que cada uno tiene derecho a
conservar; pero la consecuencia de ese derecho es un enfrentamiento entre los
hombres, es decir, la guerra.

"cada hombre es enemigo de cada hombre; los hombres viven sin otra seguridad
que sus propias fuerzas y su propio ingenio debe proveerlos de lo necesario. En
tal condición no hay lugar para la industria, pues sus productos son inciertos; y,
por tanto, no se cultiva la tierra, ni se navega, ni se usan las mercancías que
puedan importarse por mar, ni hay cómodos edificios, ni instrumentos para mover
aquellas cosas que requieran gran fuerza o conocimiento de la faz de la tierra ni
medida del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo que es peor que nada, hay
un constante temor y peligro de muerte violenta, y la vida del hombre es solitaria,
pobre, grosera, brutal y mezquina".
Por tanto, ya que no hay norma que regule la convivencia entre los hombres, es
necesario crear un orden artificial. Para ello, nadie puede quedarse sin ninguna
partícula de libertad, entendida ésta como la posibilidad de hacer lo que se quiera
para conservarse, pues se volvería al orden natural.

Ahora bien, los pactos, sin la espada que imponga que se respeten, no sirven
para lograr el objetivo deseado. Por consiguiente, según Hobbes, es preciso
que todos los hombres encarguen a un único hombre (o a una asamblea) su
representación.

El pacto social no lo establecen los súbditos con su soberano, sino los súbditos
entre sí. El soberano permanece fuera del pacto, es el único depositario de las
renuncias a los derechos que poseían antes los súbditos y, por lo tanto, el único
que conserva todos los derechos originarios. Si también el soberano entrase en
el pacto, no podrían eliminarse las guerras civiles, ya que muy pronto
aparecerían diferentes enfrentamientos en la gestión del poder. El poder del
soberano (o de la asamblea) es indivisible y absoluto. Puesto que el soberano
no entra en el juego de los pactos, una vez que ha recibido en sus manos todos
los derechos de los ciudadanos, los detenta de manera irrevocable.

Con respecto al miedo dice en De cive:

“En suma, debemos concluir que el origen de todas las sociedades grandes y
estables ha consistido no en una mutua buena voluntad de unos hombres para
con otros, sino en el miedo mutuo de todos entre sí”.

Hobbes pretende crear unas condiciones que evite ese enfrentamiento y que
alguien mande por la fuerza. En el estado de naturaleza no hay normas que
indiquen el bien y el mal que sí existen en el orden artificial, y para establecer
esas normas debe existir una autoridad que dirima sobre lo que está bien y lo
que está mal.

2. Locke: teología fundamental

John Locke (1632-1704) recoge su visión del contrato social en su principal


obra, Dos ensayos sobre el gobierno civil (1690). La idea de naturaleza
humana en Locke es cristiana: el hombre es una criatura de Dios, por lo que el
hombre no puede destruir su vida ni la de los demás hombres pues no le
pertenece, sino que le pertenece a Dios. El hombre tiene el derecho y el deber
de conservar su vida. Así mismo, el hombre no es súbdito de ningún otro hombre,
sino que es libre.
Si la naturaleza humana lleva inserta el derecho y el deber de preservar su vida,
¿para qué hace falta una comunidad? Para Locke puede darse que nadie
cumpliera ese derecho y ese deber, y en caso de conflicto en su cumplimiento la
naturaleza humana no cuenta con la existencia de una autoridad que lo dirimiera,
por lo que la comunidad trata de suplir esas carencias del estado de naturaleza:
la existencia de una autoridad que juzgue en caso de conflicto. Se trata pues de
hacer un contrato que funde un orden social o civil que atienda exclusivamente
a suplir esas carencias del estado de naturaleza, es decir, aplicar una justicia o
una autoridad que diga, en caso de choque entre dos individuos, qué se debe
hacer.

Por consiguiente, siempre que cierta cantidad de hombres se unen en una


sociedad, renunciando cada uno de ellos al poder ejecutivo que les otorga la ley
natural en favor de la comunidad, allí y sólo allí habrá una sociedad política o
civil.

Locke, Segundo ensayo sobre el gobierno civil, en J.L., Dos ensayos sobre el
gobierno civil. Traducción castellana de Espasa-Calpe. Madrid, 1991. Página
266.

El pacto social es en sí bastante limitado, tratándose de lograr el establecimiento


de un juez que dirima las controversias que vienen de la propia ley natural. Se
dictan unas normas que sean la continuidad de las leyes naturales y que
consistirán en el reconocimiento de los fines de la naturaleza de hombres libres
e iguales, a asegurar los derechos de la libertad, la igualdad, la vida y
la propiedad.

Sólo una sociedad será civil o política cuando cada uno de los individuos
renuncia al poder de ejecutar la ley natural. Lo ejecutará la comunidad y los
órganos de la comunidad. En el estado de naturaleza es cada individuo quien
juzga las leyes de la naturaleza. En la sociedad civil, por el contrario, es una
autoridad, un juez, quien las juzga y quien dictamina quién se ha saltado las
leyes. Y esa autoridad ha de ser un parlamento que represente al conjunto (no
se entienda parlamento en su sentido moderno, sino como un conjunto de
representantes de la comunidad). Como crítica principal a Hobbes, si hubiera un
poder absoluto por encima de la comunidad, para Locke, realmente no se habría
salido del estado de naturaleza, pues en la monarquía absoluta, al confundirse
los poderes, no hay imparcialidad por parte de éste y no hay manera de apelar
o recurrir su sentencia, con lo que su existencia es incompatible con la existencia
de una sociedad civil. Para que haya sociedad civil tiene que haber un juez
separado del poder ejecutivo (al considerarse todos los hombres como iguales,
se entiende como el poder de ejecutar de cada uno de los individuos,
considerándose al monarca absoluto como otro ejecutor más de poder) que sea
imparcial respecto a los mitigantes.

De lo cual se puede deducir que la monarquía absoluta, que algunos consideran


como única forma de gobierno posible, es, de hecho, incompatible con la
sociedad civil, y, por tanto, que no es una forma de gobierno civil absoluto. El fin
de la sociedad civil es evitar y remediar los inconvenientes del estado de
naturaleza que se siguen precisamente cuando cada hombre es juez y parte en
sus propios asuntos, y ese remedio lo busca en la instauración de una autoridad
reconocida, a la que cualquiera pueda recurrir cuando sufre una injuria, o se ve
envuelto en una disputa, y a la que todos los miembros de la sociedad deben
respetar. Allí donde existan personas que no disponen de una autoridad a la que
apelar para que decida en cualquier diferencia que pueda surgir entre ellos, nos
encontramos todavía en el estado de naturaleza. Y eso es, precisamente, lo que
ocurre con cualquier príncipe absoluto en relación a aquellos que están bajo su
dominio.

A su vez, Locke distingue entre dos procesos en la formación del contrato social:

 Contrato de la formación de la sociedad, donde se crea la comunidad que


supera el estado de naturaleza.
 Contrato de la formación del gobierno, donde se crea la relación entre
gobernante y gobernado.
HOBBES LOCKE ROUSSEAU

3. Rousseau y los primeros destellos del romanticismo

El estado de naturaleza

Cimentar la edificación del aparato político en el estado de naturaleza, como


conjunto de condiciones de una vida humana supuestamente no política, pero
desde luego preorganizativa, comporta necesariamente el respaldo de un
esfuerzo indagador en las particularidades de dicha situación. Es ella, en su
indeseabilidad o en su inviabilidad, que va a legitimar su sustitución por un
estado organizativo de naturaleza civil; pero, tesoro a un tiempo de libertades
inaptas por sí mismas para la subsistencia, va a ser también fuente de inspiración
preeminente del nuevo estadio social. Si persistir en el estado de naturaleza es
inviable, o indeseable, presupuesto básico de todo contractualismo, apremia
explicitar por qué motivos, y qué quedará del mismo una vez suscrito el contrato
que estipule su clausura, decires, con qué finalidad -de cuantas en sí mismo
encierra- es superado. Esfuerzo imaginativo exigente, esto no puede sino
presentar un grandísimo interés. Al profundizarse en la consistencia del estado
de naturaleza, habrán de detallarse las relaciones, si es que las hay, que en el
mismo se produzcan; sus virtudes y deficiencias desde el prisma de la felicidad
humana, después de todo, tan móvil de la práctica política en el contractualismo
como en la visión de Aristóteles; el proceso de su declive, y desde luego, la
enorme dificultad de su efectiva existencia histórica. Hobbes, Locke y Rousseau
pueden con autoridad sustentar sus respectivas construcciones en el estado de
naturaleza porque acometen la investigación minuciosa de su consistencia y
dinámica, previo a la propuesta del artificio civil. Y naturalmente (he aquí el
atractivo de su contraste), sus estados de naturaleza difieren radicalmente. Fruto
de fundamentos filosóficos -como vimos- también distintos, de necesidades
explicativas y por supuesto legitimadoras propias, de contextos diferenciados…
en fin, de orientaciones siempre únicas de la voracidad especulativa, se dará en
cada caso con una conformación de la naturaleza humana preconvenida provista
de rasgos autónomos y ciertamente merecedores de individualizada atención.
Sólo así cabrá concluir en el sentido de una continuidad, mestiza y accidentada,
entre los tres clásicos objeto de nuestro estudio.
El contrato Social es una obra que marcó historia. Las ideas políticas que
Rousseau implantó en ella influyeron en gran parte a la revolución francesa.
Abordando temas que para su época eran controversiales, donde expresaba la
libertad, la democracia y sobre todo la soberanía de la voluntad del pueblo; pero
dichos ideales fueron censurados, llegando a ser desterrado de Francia. Así
tenemos las palabras de Rousseau acerca de la libertad del hombre:

“Renunciar a su libertad es renunciar a su condición de hombre, a los derechos


de la humanidad y aun a sus deberes. No hay resarcimiento alguno posible para
quien renuncia a todo. Semejante renuncia es incompatible, con la naturaleza
del hombre: despojarse de la libertad es despojarse de moralidad.” (1)

Sin duda, su pensamiento influyó en la mente de los franceses y de toda Europa


en el siglo XVII, en aquella época donde el pueblo era explotado por parte de la
monarquía y la iglesia, encontraron en las ideas de Rousseau una esperanza y
una nueva forma de vida. Dicha influencia llegaría hasta las colonias españolas
en América y por supuesto que también al Perú, pero este es un tema que
analizaremos más adelante, por ahora es menester precisar su papel en la
revolución francesa. Rousseau dejó una herencia por su pensamiento radical y
revolucionario, él hablaba sobre como nadie podía impedir al pueblo cambiar sus
leyes y así mismo a sus gobernantes si es que estos no les parecieren
necesarios. Esto significó un precedente político y social que por su carácter
subversivo fue censurado:
“…Las leyes que regulan esta relación toman el nombre de leyes políticas y
también el de leyes fundamentales, no sin razón, si estas leyes son sabias,
porque si no hay en cada Estado más que una manera de regularla, el pueblo
que la encuentra debe conservarla; pero si el orden establecido es malo, ¿por
qué considerar como fundamentales leyes que le impiden ser bueno? Además,
es un buen derecho, un pueblo es siempre dueño de cambiar sus leyes, aun las
mejores, pues si le place procurarse el mal ¿quién tiene derecho a impedírselo?
(2)

(1) ROUSSEAU. El contrato Social. En la imprenta de los Herederos de Roca, Barcelona, 1836, p. 11-12
(2) ROUSSEAU. El contrato Social. En la imprenta de los Herederos de Roca, Barcelona, 1836, p. 72
Esto significaba, para la época, ir en contra de la monarquía establecida en
Francia. La revolución no hubiese sido posible sin la era de la ilustración y
Rousseau pertenecía a esta.

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