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ABSTRACT
This article deals with the functioning of the State and government
according to Rousseau in his book The Social Contract, as well as the influence
of the author's thoughts at present. It also exposes the differences and similarities
with other authors such as Hobbes, Marx and Boddin.
Samour (2017) señala que: “La filosofía griega es un proceso evolutivo en el que
la filosofía nace arrancándose paulatinamente del mito, se constituye y se
desarrolla, pero no se trata sólo de un proceso meramente lógico o una mera
evolución de puras ideas, sino un proceso que surge de las relaciones del ser
humano con la naturaleza y la sociedad. Se trata de un proceso histórico
sociocultural”. En pocas palabras, la mitología es la base de la cosmovisión
griega, por ello el contrato social en la Antigüedad griega, fue conseguida por el
intento de buscar una explicación de cómo se concibió la vida política y los
problemas que surgían de esta.
“Lo que place al príncipe tiene fuerza de ley, puesto que, con la ley
regia, la cual ha sido dada acerca de su imperio, el pueblo confiere a
éste y en este modo todo su imperio y potestad”.
Roma admitiría en su conciencia jurídica “la idea de un pacto social, entre el
pueblo y el gobernante”, en que el primero, como entidad colectiva
depositaba el poder, y podía delegarlo en parte o en todo”.
Especialmente a partir del siglo XI, donde surgen ideas más claras respecto
al poder del pueblo. El poder, que, de origen divino, sería transferido por el
pueblo al monarca (y no a éste directamente por Dios).
Hacia finales del siglo XIII, la filosofía del Estado escolástica establecía que el
fundamento jurídico de todo poder público ejercido por una o varias personas es
la sumisión voluntaria, bajo forma contractual, de la comunidad a ellas; esto es,
el pactum subiectionis.
Jean Jacques Rousseau era un filósofo ilustrado, aunque muchas de sus tesis
denunciaban las insuficiencias y contradicciones del movimiento de las Luces y
apuntan hacia su superación en el romanticismo (exaltación de los sentimientos).
Nació en Ginebra (Suiza) en junio de 1712. Desde 1535, Ginebra había sido una
república Hugonota, donde reinaba la fe Reformada, o calvinismo. Rousseau
estaba orgulloso de que su familia, de la clase media, tuviera el derecho de votar
en la ciudad. A través de su vida, él se describe a sí mismo como un ciudadano
de Ginebra. El padre de Rousseau, Isaac Rousseau fue un relojero bien educado
y amante de la música. La madre de Rousseau, Suzanne Bernard Rousseau,
fue hija de un predicador calvinista y murió días después de haber nacido su hijo.
Cuando Rousseau tenía 10 años, su padre estuvo involucrado en unos
problemas legales con terrenos los cuales había invadido y se mudó a Nyon. A
partir de esto, Rousseau consideró a sus tíos paternos como segundos padres,
ya que pasó mucho tiempo con ellos y fueron ellos quienes cuidaron de él.
Cuando tuvo 15 años, se va de Ginebra y se muda a Saboya, donde se queda
con un sacerdote católico romano. También se queda en Montpellier y Lyon. A
los 33 años, en 1745, vuelve a París, donde convive con Therese Levasseur,
mujer con quien tiene cinco hijos, los cuales no quiso tener ya que tenía el temor
de no poder educarlos. Diez años más tarde, intentó buscar a sus hijos, pero no
los pudo encontrar. Mientras estuvo en París, Rousseau se hizo amigo de
Diderot y contribuyó en numerosos artículos de música de en L’Encyclopédie en
1749. A partir de este momento, su interés por la música creció, con la cual
empezó a escribir óperas como Le Devin du Village. En 1750, Rousseau propuso
el dilema: “¿Contribuyen las artes y las ciencias a corromper al individuo?” el
cual respondió con un sí por ser una decadencia cultural.
Obras de Rousseau:
• Discurso sobre las artes y las ciencias (1750).
• Discurso sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los
hombres (1758).
• Discurso sobre la economía política (1758, artículo aparecido en 1755 en
la Enciclopedia).
• Carta a D'Alembert sobre los espectáculos (1758).
• La nueva Eloísa (1762).
• El contrato social o Principios de derecho político (1762).
• Emilio o De la educación (1762).
• Profesión de fe del vicario saboyano (1762).
• Confesiones (primera parte, 1782, póstuma).
• Las ensoñaciones de un paseante solitario (1782, póstuma).
• Las consideraciones sobre el gobierno de Polonia (1782, póstuma).
• Confesiones (segunda parte, 1789, póstuma).
• Diálogos (1789, póstuma).
• Cartas morales (1861, póstuma).
CONTEXTO HISTORICO PARA LA REALIZACIÓN DE LA ILUSTRACIÓN
ARGUMENTOS DE LA ILUSTRACIÓN:
En este Estado pre social todos los hombres son iguales en derechos naturales
y libres. La libertad es lo que diferencia al hombre de los animales, su capacidad
de actuar libremente, y también por su perfectibilidad, su posibilidad de
perfeccionarse y desarrollar la razón
EL PACTO SOCIAL:
LA VOLUNTAD GENERAL
La soberanía se fundamenta en el consentimiento de las voluntades de los
individuos (voluntad general). La corrupción de la sociedad a la que se ha
llegado puede rectificarse mediante un nuevo pacto social o contrato social con
el que los hombres recobren la libertad e igualdad perdidas. Con ese nuevo pacto
social los hombres deciden someterse a la voluntad general o “yo común”, única
autoridad legítima. Efectivamente, ya que por naturaleza todos somos iguales y
ningún hombre tiene autoridad sobre otro, sólo puede ser legítima aquella
autoridad que surja de un acuerdo entre los hombres. Y en dicho acuerdo debe
garantizar tanto la seguridad del individuo frente a los demás como su libertad.
El nuevo pacto social consiste en que todos los individuos acepten renunciar a
sus intereses personales y sigan los dictados de la voluntad general. Cada
individuo participa libremente para definir qué es lo que quiere la voluntad
general, a la vez que se somete a ella porque así se obedece a sí mismo que la
ha definido. La voluntad general se caracteriza por mirar siempre al interés
común mientras que las voluntades particulares están siempre dirigidas a un
interés privado. Además, el pacto garantiza la igualdad para todos: todos por
igual han aceptado someterse a la voluntad general, y por tanto rige sobre todos
por igual. La voluntad general es la norma de la comunidad, está por encima de
los individuos que le han dado forma y en tanto que es descubierta a través del
ejercicio libre del voto, obliga tanto a la mayoría que la ha descubierto como a la
minoría que votó en su contra (vemos cómo Rousseau justifica ideológicamente
el Estado liberal democrático).
EL ESTADO
El nuevo Estado nacido del pacto sería un Estado plenamente racional y moral:
racional porque siendo los seres humanos libres, racionales e iguales por
naturaleza, no se admite otra forma de legitimación que el acuerdo racional o
convención entre sus miembros. Moral porque está regido por la voluntad
general.
El pueblo soberano hace y deshace las leyes y puede confiar el poder ejecutivo
a un consejo o un príncipe que tiene que gobernar en nombre de todos, no en el
propio. El gobierno es un intermediario del pueblo que ejecuta los mandatos de
la voluntad general expresada en leyes. Es cierto que existe el peligro de
corrupción en las instituciones democráticas cuando prima la voluntad particular
sobre la voluntad general. Para evitar esta situación es necesario recurrir a
diversos mecanismos de control, como celebrar asambleas frecuentes y limitar
el tiempo de representación del gobierno.
Para Hobbes, desde el punto de vista de su naturaleza, todos los seres humanos
son iguales, pero lo más básico y más fundamental de la naturaleza humana,
aquello a lo que esta queda reducida, en último término, si se eliminan todas las
convenciones, es decir, si se reduce al hombre a su mero estado de
naturaleza es el instinto de conservación que cada uno tiene derecho a
conservar; pero la consecuencia de ese derecho es un enfrentamiento entre los
hombres, es decir, la guerra.
"cada hombre es enemigo de cada hombre; los hombres viven sin otra seguridad
que sus propias fuerzas y su propio ingenio debe proveerlos de lo necesario. En
tal condición no hay lugar para la industria, pues sus productos son inciertos; y,
por tanto, no se cultiva la tierra, ni se navega, ni se usan las mercancías que
puedan importarse por mar, ni hay cómodos edificios, ni instrumentos para mover
aquellas cosas que requieran gran fuerza o conocimiento de la faz de la tierra ni
medida del tiempo, ni artes, ni letras, ni sociedad; y lo que es peor que nada, hay
un constante temor y peligro de muerte violenta, y la vida del hombre es solitaria,
pobre, grosera, brutal y mezquina".
Por tanto, ya que no hay norma que regule la convivencia entre los hombres, es
necesario crear un orden artificial. Para ello, nadie puede quedarse sin ninguna
partícula de libertad, entendida ésta como la posibilidad de hacer lo que se quiera
para conservarse, pues se volvería al orden natural.
Ahora bien, los pactos, sin la espada que imponga que se respeten, no sirven
para lograr el objetivo deseado. Por consiguiente, según Hobbes, es preciso
que todos los hombres encarguen a un único hombre (o a una asamblea) su
representación.
El pacto social no lo establecen los súbditos con su soberano, sino los súbditos
entre sí. El soberano permanece fuera del pacto, es el único depositario de las
renuncias a los derechos que poseían antes los súbditos y, por lo tanto, el único
que conserva todos los derechos originarios. Si también el soberano entrase en
el pacto, no podrían eliminarse las guerras civiles, ya que muy pronto
aparecerían diferentes enfrentamientos en la gestión del poder. El poder del
soberano (o de la asamblea) es indivisible y absoluto. Puesto que el soberano
no entra en el juego de los pactos, una vez que ha recibido en sus manos todos
los derechos de los ciudadanos, los detenta de manera irrevocable.
“En suma, debemos concluir que el origen de todas las sociedades grandes y
estables ha consistido no en una mutua buena voluntad de unos hombres para
con otros, sino en el miedo mutuo de todos entre sí”.
Hobbes pretende crear unas condiciones que evite ese enfrentamiento y que
alguien mande por la fuerza. En el estado de naturaleza no hay normas que
indiquen el bien y el mal que sí existen en el orden artificial, y para establecer
esas normas debe existir una autoridad que dirima sobre lo que está bien y lo
que está mal.
Locke, Segundo ensayo sobre el gobierno civil, en J.L., Dos ensayos sobre el
gobierno civil. Traducción castellana de Espasa-Calpe. Madrid, 1991. Página
266.
Sólo una sociedad será civil o política cuando cada uno de los individuos
renuncia al poder de ejecutar la ley natural. Lo ejecutará la comunidad y los
órganos de la comunidad. En el estado de naturaleza es cada individuo quien
juzga las leyes de la naturaleza. En la sociedad civil, por el contrario, es una
autoridad, un juez, quien las juzga y quien dictamina quién se ha saltado las
leyes. Y esa autoridad ha de ser un parlamento que represente al conjunto (no
se entienda parlamento en su sentido moderno, sino como un conjunto de
representantes de la comunidad). Como crítica principal a Hobbes, si hubiera un
poder absoluto por encima de la comunidad, para Locke, realmente no se habría
salido del estado de naturaleza, pues en la monarquía absoluta, al confundirse
los poderes, no hay imparcialidad por parte de éste y no hay manera de apelar
o recurrir su sentencia, con lo que su existencia es incompatible con la existencia
de una sociedad civil. Para que haya sociedad civil tiene que haber un juez
separado del poder ejecutivo (al considerarse todos los hombres como iguales,
se entiende como el poder de ejecutar de cada uno de los individuos,
considerándose al monarca absoluto como otro ejecutor más de poder) que sea
imparcial respecto a los mitigantes.
A su vez, Locke distingue entre dos procesos en la formación del contrato social:
El estado de naturaleza
(1) ROUSSEAU. El contrato Social. En la imprenta de los Herederos de Roca, Barcelona, 1836, p. 11-12
(2) ROUSSEAU. El contrato Social. En la imprenta de los Herederos de Roca, Barcelona, 1836, p. 72
Esto significaba, para la época, ir en contra de la monarquía establecida en
Francia. La revolución no hubiese sido posible sin la era de la ilustración y
Rousseau pertenecía a esta.