Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
NOMBRE: _________________________________ GRADO: 11°____ FECHA: MARZO 30/03/2021 ESP. JAIRO ARISTIZABAL PERNETT
ESTANDAR o DBA: Relaciona e identifica las características y ubicación histórico-geográfica de la Filosofía medieval y renacentista, estableciendo
relaciones entre diferentes temas, condiciones sociales, económicas, políticas, culturales, históricas filosóficas, su realidad y su contexto
LOGRO: Establecer relaciones entre diferentes temas, condición social, económica, política, cultural, histórica filosófica, su realidad y su contexto entre
la filosofía y la edad Moderna, entre su realidad y contexto.
LA FILOSOFÍA EN LA EDAD MODERNA. Se puede afirmar que, con la llegada del europeo a América en 1492, la consolidación de Estados nacionales
en Europa que se alejaban del sistema feudal, la reforma protestante que daba apertura en las creencias religiosas, el crecimiento del capitalismo y
las ideas de Descartes que ponían a la razón como la dimensión humana fundamental, ya se puede hablar formalmente de la era moderna o en otros
términos de la noción de modernidad. Entre el siglo XVI al siglo XVIII en Europa, los debates filosóficos fundamentalmente giraron en torno a la
pregunta por el conocimiento y la filosofía política, sin dejar del todo otros campos, pero distanciándose de las preguntas metafísicas que ocuparon
a los pensadores de la Edad Media.
El contractual ismo de Thomas Hobbes (Malmesbury/Inglaterra 1588-1679) se basa en la definición del ser humano como un ser
malvado por naturaleza, partiendo del principio de que “el hombre es un lobo para el hombre.” Por esa razón, para garantizar la
supervivencia en paz, el hombre debe ceder sus derechos a un ente capaz de imponer el orden, que Hobbes concibe como una
especie de monstruo denominado el Leviatán, que no es otra cosa sino el Estado. Hobbes concibe esta situación como una especie
de contrato. Los hombres ceden sus derechos a un soberano, en favor de un bien superior que es la paz y se someten a la ley.
Quedarán algunas libertades individuales para la vida privada. Pero este contrato es entre los súbditos y no obliga a nada al
soberano.
Imagen 1. Leviatán.
De otra parte, John Locke (Wrington/Inglaterra 1632-1704) propone una versión de
contractualismo basada en la libertad, por lo que será considerado como el padre del liberalismo, una tendencia política
que sigue siendo vigente en la actualidad. Locke parte de la idea de estado de naturaleza de Hobbes, pero va a considerar
que no se puede definir como un estado de guerra, sino por el contrario un estado natural en el que los seres humanos se
encontraban hasta establecer un contrato basado en derechos y deberes, como leyes naturales. Entre ellos derecho a la
libertad, a la propia conservación, a la defensa de la vida y a la propiedad privada, esta última especialmente
como resultado del trabajo y del derecho a heredar. Pero teniendo en cuenta que estos derechos no
siempre se respetan, se hace necesario crear la sociedad civil, renunciando a algunos derechos que Imagen 2. John Locke.
permiten unos fines superiores: Los hombres disponen de una ley escrita que define la ley natural; se
establece un sistema judicial que tiene reconocimiento general y evita arbitrariedades; se crea un poder capaz de castigar crímenes y ejecutar
sentencias y se conserva la propiedad privada. De esa manera, Locke entiende la sociedad civil basada en principios racionales, un contrato por
consenso y no por obligación, en el que los individuos libremente ceden parte de sus derechos para garantizar el disfrute de su libertad con más
seguridad. La relación entre súbditos y gobierno es de mandato, como encargo de una tarea. El pueblo se convierte en asamblea para designar su
gobernante. No es aceptable el absolutismo, en contraposición el poder debe estar dividido en legislativo (poder supremo, asamblea), ejecutivo
(llevar a cabo lo que determina el legislativo) y poder federativo (defensa y relaciones internacionales). Si el gobierno no obedece el mandato, el
pueblo puede disolver el contrato, justificándose la rebelión.
Finamente, como última versión contractualista de la Edad Moderna se puede mencionar a Jean Jaques Rousseau (Ginebra/Suiza 1712-1778),
conocido como principal autor de la ilustración francesa y padre de la democracia. Rousseau plantea su idea en oposición al contractualismo de
Hobbes, pues considera que el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe, en especial con el egoísmo y la noción de propiedad privada. El estado
ideal del hombre es una sociedad en la que se mantenga la tendencia bondadosa del hombre y en el que pueda participarse de las decisiones sociales
en asamblea democrática, de manera que se garantice siempre el bien común y se eviten las desigualdades.
Las críticas al contractualismo más conocidas son las de David Humé (Edimburgo/Escocia 1711-1776) quien considera que no es posible la aceptación
de un supuesto estado de naturaleza en el que el ser humano tenga que ceder sus derechos para un fin mejor que se garantice con el gobierno, esta
idea nunca se dio en el pasado y es apenas un supuesto. Por el contrario, considera que si existe un estado de naturaleza sería sin gobierno, pues el
ser humano se junta para conformar la sociedad por necesidad de conformar una familia y permanecer como especie. El gobierno solamente se hace
necesario cuando aparece la propiedad privada para garantizar un orden que la haga respetar. Resulta tan antinatural la monarquía como la república.
EPISTEMOLOGÍA EN LA EDAD MODERNA
En la Edad Moderna fue posible retomar los debates que se habían abierto desde Aristóteles, puesto que ya no resultaba
obligatorio basarse en la biblia, como en el periodo medieval. Por ello, vuelve a ser importante cómo producimos el
conocimiento. En ese periodo van a predominar dos grandes tendencias: el racionalismo y el empirismo.
LA FILOSOFÍA MODERNA
Históricamente abarca desde las últimas décadas del siglo XVI hasta finales del siglo XVIII. Es un periodo de tiempo caracterizado por una nueva
mentalidad en donde el hombre se siente dueño y artífice del mundo (antropocentrismo), con capacidades inexploradas para dominar la naturaleza
y posibilidades inmensas para investigar todo cuanto acontece en el universo. En la modernidad los hombres buscan nuevas maneras de afrontar los
problemas que la realidad presenta a diario en sus múltiples facetas: ciencia, educación, arte, política, filosofía, economía, etc., distanciándose de los
antiguos modelos explicativos del mundo y elaborando arriesgadas teorías sobre los diversos contextos en que nos desenvolvemos. La Modernidad
en cierta forma es un acumulado de conocimientos y experiencias que había iniciado siglos atrás pero que alcanza su mayor desarrollo en esta época
histórica. Desde el punto de vista filosófico la modernidad tiene un fuerte énfasis en la búsqueda del alcance y los límites del conocimiento, de ahí
que un buen grupo de pensadores dediquen su tiempo y obras a resolver antiguos y nuevos problemas epistemológicos como el error, la verdad, la
conciencia, la subjetividad, el papel de los sentidos y el método apropiado para conocer el mundo en que vivimos. En este contexto de inquietud
intelectual surgen entonces diferentes problemas y corrientes de pensamiento que van a caracterizar la modernidad. Estos son algunos elementos
que constituyen el nuevo giro en la reflexión filosófica. Confianza en la razón: Los hombres modernos consideran que la razón es propiedad de toda
la humanidad y con su buen uso se podrá dominar la naturaleza y comprender el funcionamiento del universo. Independencia del pensamiento: A
diferencia de la Edad Media, en la modernidad los filósofos, literatos, científicos y demás personajes del mundo cultural se sienten con libertad para
expresar sus ideas sin depender de ninguna autoridad que apruebe o desapruebe. Particularmente se toma distancia de las autoridades religiosas
que durante mucho tiempo controlaron el pensamiento europeo. Las ideas por lo tanto eran para todo el mundo y podían ser debatidas en cualquier
contexto.
RACIONALISMO: se considera que el conocimiento confiable es el que resulta de la razón, puesto que lo que se percibe del mundo exterior a través
de los sentidos puede ser engañoso. Descartes (La Haya 1596-1650) es considerado el primer gran defensor de esta tendencia con su pienso luego
existo, que pone a la razón como la reina del conocimiento y al hombre eminentemente como un sujeto racional. De acuerdo con los planteamientos
cartesianos, el ser humano posee ideas previas en su mente como conceptos innatos, que todos los seres humanos compartimos sin necesidad de
ninguna experiencia externa a nuestra mente, tales como el concepto de Dios, el principio de no contradicción y los principios morales.
El alemán Gottfried Leibniz (Leipzig 1646-1716), considerado uno de los sabios modernos por sus contribuciones a la matemática, siendo el inventor
del cálculo infinitesimal y del sistema binario, también va a apoyar el racionalismo innatista cartesiano. En lógica sus planteamientos se pueden
resumir en sus siete principios:
- Identidad/contradicción: si una proposición es verdadera, su negación es falsa y viceversa.
- Identidad de los indiscernibles: dos cosas son idénticas si y sólo si comparten las mismas propiedades.
- Razón suficiente: debe existir una razón suficiente para que cualquier cosa exista.
- Armonía pre-establecida: la naturaleza de cada sustancia hace que lo que le ocurra a una corresponda a lo que le ocurre a las otras.
- Continuidad: la naturaleza no hace saltos.
- Optimismo: indudablemente Dios siempre elige lo mejor.
- Plenitud: el mejor de los mundos posibles contendrá todas las posibilidades.
Empirismo: esta tendencia va a considerar que, por el contrario, los seres humanos venimos al mundo con nuestra mente como
una tabula rasa, es decir una hoja en blanco, que se va escribiendo con cada nueva experiencia. Sin embargo, los empiristas no
descartan que puedan existir ideas innatas pero consideran que lo determinante para la construcción del conocimiento son las
experiencias, es decir la aproximación empírica que tienen las personas a los fenómenos.
Entre los empiristas más notables también se encuentra John Locke, quien considera que el primer campo filosófico que se Los sentidos.
debe abordar es el del conocimiento, puesto que de otra manera no habría certeza sobre la filosofía. En su obra Ensayo sobre
el entendimiento humano, Locke demuestra que no existen ideas innatas como afirman los racionalistas, señalando que en muchos pueblos no
existe la creencia de Dios o bien toma versiones muy distintas. En cuanto a los principios del pensamiento no son conocidos por los niños, ni por los
idiotas, ni por miembros de algunas tribus, a no ser que los estudien. Y en cuanto a los principios morales, encuentra que no son comunes ni innatos,
con el ejemplo de un ejército entrando a saquear después de vencer en una batalla. En tal situación parece no existir principios éticos.
Locke, como la mayoría de filósofos de la Edad Moderna, considera que la idea es todo contenido mental y que proviene en última instancia de la
experiencia. Clasifica la experiencia en dos tipos: una experiencia externa, por medio de las sensaciones de los sentidos (olor, color, movimiento,
figura, etc.), y la experiencia interna, por medio de la reflexión (de acuerdo con las actividades mentales: percepción, pensamiento, memoria,
voluntad, etc.). Considerando que la primera es más importante que la segunda. Sin embargo, en algunas ocasiones ambas vías pueden trabajar
juntas, produciendo nuevas ideas como las ideas de existencia, placer y dolor.
Según Locke, las ideas pueden ser simples o complejas. Las simples son las que se producen cuando la mente recibe directamente de la experiencia
sensorial o de la reflexiva y pueden ser consideradas como los átomos del pensamiento. Las ideas complejas son formadas por la mente con
combinaciones de ideas simples (como la idea de universo, de gratitud o belleza). A su vez, las complejas se subdividen en ideas de modos de ser,
ideas de sustancias e ideas de relaciones. Va a aceptar la clasificación de tipos de conocimiento de Descartes agregando un tercer tipo: conocimiento
intuitivo (del que no se duda, como la existencia el yo); el conocimiento demostrativo (deductivo, como el matemático) y agrega el conocimiento
sensible (resultado de la experiencia). De acuerdo con su teoría, Locke concluye que el conocimiento no debe tratar sobre la relación entre cosas e
ideas, como aspiraba Aristóteles, sino que lo único posible es el conocimiento de las ideas, es decir, de los contenidos mentales que es a lo que se
tiene acceso, rechazando además la posibilidad de conocer la esencia de las cosas, porque esto no existe.
Otro empirista reconocido es George Berkeley (Dysert/Irlanda 1685-1753), considerado el padre del idealismo desde un punto de vista empirista
extremo. Para Berkeley no hay forma de comprobar la existencia de un objeto más que por el hecho de ser percibido, cuando afirma “ser es ser
percibido o percibir.” No existen los conceptos abstractos de Locke, porque las ideas siempre conservan la particularidad, esto solamente es posible
en el lenguaje. Cuando se habla de un objeto se habla realmente de la percepción del objeto. Los cuerpos son haces de percepción. Va a concluir:
todo conocimiento del mundo empírico se obtiene a través de la percepción directa, eliminando todo el pensamiento y quedándose sólo con las
percepciones puras. Por tanto, la meta de la ciencia debe ser des intelectualizar las percepciones humanas. Considera que la única sustancia es la del
ser que percibe y piensa, y que puede percibir las percepciones que Dios le permite. Acepta la existencia de una realidad trascendente que es la que
se percibe como objeto de conocimiento.
Finalmente, uno de los más destacados empiristas es David Humé. A diferencia de los racionalistas y los anteriores empiristas, considera que los
contenidos del pensamiento no solamente son ideas, sino que son sobre todo impresiones. Las impresiones se pueden clasificar como simples
(impresión del color rojo) o (impresión de una ciudad), pero también se pueden clasificar de acuerdo con su fuente en impresiones de sensación (a
través de los sentidos) e impresiones de reflexión (que van asociadas a ideas como pasión o emoción, como la impresión de frío o
calor).
Por otra parte, considera que las ideas son copias de impresiones. Clasifica las ideas como simples o complejas, dependiendo de
qué impresión son copiadas. La mente funciona relacionando ideas de múltiples maneras, teniendo en cuenta leyes de semejanza,
contigüidad en el tiempo o en el espacio y la ley de causa-efecto. De acuerdo con esto se producen ideas hasta lo exageradamente
imaginativo o excesivamente elaborado en lo intelectual, siempre como resultado de esas tres leyes.
Se va a apoyar en la clasificación de Leibniz para afirmar que existen relaciones de ideas: que son contenidos regulados por el principio de no
contradicción, como en la aritmética, geometría y álgebra, que expresan afirmaciones válidas en cualquier parte del mundo independientemente de
que los triángulos no existan. Y en cuestiones de hecho: reguladas por el principio de causa-efecto, que en últimas se refiere a la experiencia, porque
si conocemos que algo sucederá cuando se presenta una causa (ejemplo de una bola de billar que se mueve porque una primera bola la golpea) es
porque tenemos la experiencia anterior de que eso es lo que sucederá. Por ello, el principio de causalidad (causa-efecto) solamente es válido con la
experiencia, lo que deja inválida su aplicación para conocerlo en asuntos metafísicos como Dios, alma o mundo.
En primer lugar, se puede mencionar a Baruch Spinoza (Ámsterdam 1632-1677), uno de los últimos perseguidos, quien va a
sostener que no pueden existir tres sustancias: Dios, pensamiento y extensión, como afirmaba Descartes, sino que por el
contrario existe una única sustancia y es la sustancia divina infinita. Puede identificarse con Dios o con la naturaleza (Deus sive
natura). Es causa de sí misma y a la vez de todas las cosas. Todos los objetos son los modos de Dios contenidos en el atributo
extensión. Igualmente, todos las ideas son modos de Dios contenidos en el atributo pensamiento. Los modos, las cosas e ideas,
son naturaleza naturada. Mientras que Dios es naturaleza naturante. Las cosas o modos son finitas, mientras que Dios es de naturaleza infinita y
existencia necesaria y eterna. La tendencia filosófica que rechaza el dualismo, como Spinoza, y defiende la existencia de una única sustancia se conoce
como monismo.
Frente a los cuestionamientos por el orden del mundo, Spinoza también se orienta por el mecanicismo, señalando que el mundo funciona como un
reloj, con leyes que rigen todo lo existente. Como ha planteado que solamente existe una sustancia, frente a la pregunta por el hombre no tendría
otra posibilidad coherente que la de admitir que el hombre también está regido por leyes de las que no puede escapar, negando así la libertad
humana en lo que se conoce como determinismo, es decir que las acciones del hombre están determinadas. Esta respuesta es contraria a la de
Descartes, quien a pesar de compartir el mecanicismo con Spinoza, en su teoría de las tres sustancias logra salvar la libertad pues consideraba que la
naturaleza del hombre es diferente a la de los objetos. Para Spinoza, la única posibilidad de ser libre está en el intelecto, en conocer dichas leyes
universales.
De otro lado, Leibniz propone la teoría de las mónadas. Leibniz considera que existe una partícula indivisible como el átomo, pero para lo inmaterial.
Estas partículas son inteligentes, poseen información de lo que debe hacer, son eternas, cada una es el reflejo del universo, son centros de fuerza,
son independientes, sus interacciones son aparentes, no son materiales. Cada hombre es una mónada, Dios es una mónada. Las mónadas pueden
percibir, cuando las percepciones tienen claridad y conciencia junto con memoria se llaman apercepciones. Con ella se puede conocer las verdades
de razón (dos más dos es cuatro) y las verdades de hecho (algo que sucede, pero podría haber sido de otra manera). Las verdades de hecho están
contenidas en la esencia de las mónadas, pero Dios es el único que las conoce porque implica un análisis infinito. Esta teoría soluciona el problema
de la relación entre mente y cuerpo de Descartes, el de individuación de Spinoza, y defiende el racionalismo innatista. También planteó el principio
de optimismo, por el que considera que este es el mejor de los mundos posibles, no tanto desde lo moral sino desde lo matemático, puesto que si
Dios es perfecto no crearía un mundo imperfecto, entonces concibe a Dios como un matemático. Sus principios pueden relacionarse en la frase: “En
el mejor de los mundos posibles la naturaleza no da saltos y nada sucede de golpe.”
Finalmente, David Humé va a criticar la noción de sustancia tan defendida por casi todos los filósofos desde Aristóteles hasta Berkeley. De acuerdo
con su teoría, si toda idea es una copia de una impresión, la idea de sustancia es la copia de una impresión de sustancia, pero no existe una impresión
de sensación relacionada con sustancia que sea producida por los sentidos, ni tampoco una impresión de reflexión relacionada con sustancia a
manera de emoción o pasión. Si la idea de sustancia no es copia de una impresión de sustancia, porque no existe, entonces no queda otra posibilidad
sino que sea resultado de la imaginación de los filósofos. Esto quiere decir que sustancia no es una idea válida sino una idea de relaciones construida
por la imaginación, así que no es posible aceptar sustancia material ni tampoco sustancia inmaterial, como sustrato, como fundamento de la
existencia. Esta conclusión también va a implicar que no existen ideas abstractas o universales, puesto que todas las ideas son resultado de una
impresión y las impresiones son particulares, no es posible una idea que represente a todos los perros o a todas las sillas. De manera similar a como
realiza la crítica a la sustancia y a los universales, y destacando que el principio de causalidad es resultado de experiencia, Humé cuestiona la existencia
de los tres principales puntos de discusión de la metafísica: mundo, alma y Dios. Por tanto, para Humé no es posible encontrar fundamento válido
para aceptarlos. Por ello se le ha considerado como escéptico.
ÉTICA
En cuanto a la sociedad y la ética, Spinoza quiere encontrar las leyes universales que determinan estos ámbitos por medio de la razón, en su texto
Ética demostrada según el orden geométrico. Según las ideas allí plasmadas, la manera adecuada de entender al hombre es entendiendo que ocupa
un lugar en la naturaleza, por tanto lo adecuado es comprender los actos humanos no con criterios morales, sino como partes necesarias de las leyes
que rigen el cosmos, los hombres también estarían sujetos a leyes naturales. Esto tiene dos implicaciones: el hombre no es libre, esta determinado
por leyes naturales y los valores son creaciones humanas arbitrarias. En cuanto a la filosofía política estaba de acuerdo con Hobbes pero agregó que
el objetivo del Estado es el de posibilitar que el hombre se haga libre.
Por su parte David Humé, considera que la moral es un campo muy particular por ser una reflexión sobre el deber ser y no sobre el ser. Concluye que
las ideas de moralidad no son el resultado de impresiones de la experiencia ni de relaciones de ideas, entonces al parecer son sentimientos de lo que
nos parece agradable o desagradable y trata de no caer en el relativismo moral al señalar que esos sentimientos están basados en la utilidad que
proviene de la idea de justicia y benevolencia.
La filosofía de la Edad Moderna va a llegar a su máxima expresión con el alemán Immanuel Kant (Könisgberg/Prusia 1724-1804), quien produce una
teoría muy completa abordando casi todos los campos.
IMMANUEL KANT (Könisgberg 1724-1804)
Kant es considerado como el último y más influyente filósofo de la modernidad. Toda su vida fue profesor de filosofía en la
universidad de ciudad natal. Se le conocía en su época como una persona muy rigurosa en su trabajo, pero también en su vida
privada, con anécdotas que cuentan que era tan exacto en sus horarios, que los vecinos ajustaban sus relojes cuando él pasaba,
pues siempre lo hacía a la misma hora.
Kant se propone indagar el por qué la metafísica, que se pregunta por Dios, el alma y el mundo, no logra consolidarse como ciencia,
a diferencia de otros conocimientos como las ciencias naturales o la lógica, a este problema lo denomina el problema crítico. El filósofo de Könisgberg
encuentra que la metafísica se basa exclusivamente en conocimientos teóricos no contrastados en la experiencia. Es decir, la metafísica se basa en
conceptos a priori independientes de la experiencia. Esto lleva a Kant a proponer la crítica a la razón pura, es decir a preguntarse si es posible que
exista un conocimiento exclusivamente a priori.
En una de sus obras más importantes, La crítica de la razón pura, Kant encuentra que es posible aceptar las dos vías de conocimiento que defendían
los racionalistas y los empiristas. De una parte, el conocimiento que proviene de las experiencias, que defendían los empiristas y que Kant denomina
juicios a posteriori, porque resultan después de tener una experiencia sensible. Son juicios que no resultan ni necesarios ni universales, puesto que
pueden existir casos opuestos a cualquier fenómeno observado y no necesariamente las cosas siempre se presentan de la misma manera, por
ejemplo, la afirmación “el sol saldrá mañana” no es obligatoria.
De otra parte, encuentra que también pueden existir ideas innatas como pensaban los racionalistas, es decir que están en nosotros antes de las
experiencias, por lo que las va a llamar juicios a priori. Los conocimientos a priori son razonamiento puro, dependen de la razón y son necesarios y
universales, como la matemática y menciona el ejemplo “todo cambio tiene una causa”, criticando de paso a Humé, quien había concluido que el
principio de causalidad no existe porque es una noción imaginaria y en realidad se refiere al final a experiencias vividas.
Kant no está de acuerdo en la manera como la filosofía ha fundamentado el conocimiento sin ni siquiera preguntarse por la manera como se emplean
los juicios (proposiciones), por eso se pregunta por la manera como los juicios se expresan con el lenguaje, conformadas por sujeto y predicado. De
acuerdo con esto, encuentra que pueden existir dos tipos de juicio. Por una parte los juicios analíticos, que afirman o niegan algo que ya está
contenido en el sujeto, es decir, el predicado no dice nada nuevo del sujeto, como por ejemplo la afirmación “todos los cuerpos son extensos” (todos
los cuerpos tienen extensión, ocupan lugar en el espacio). En ese ejemplo, tener extensión, ocupar un lugar en el espacio, es una propiedad que ya
está contenida en el sujeto cuerpo. Por otro lado, encuentra que existen juicios sintéticos, que por el contrario son los que amplían algo del sujeto
que no se sobrentiende, como por ejemplo la mesa es azul, es una característica que es nueva y no necesariamente contenida en la palabra mesa.
Kant relaciona las dos definiciones anteriores y concluye que pueden existir juicios sintéticos a priori y juicios sintéticos a posteriori, mientras que
todos los juicios analíticos son a priori. De acuerdo con esa clasificación, los juicios sintéticos a posteriori son resultado de la experiencia, por tanto,
amplían el conocimiento del sujeto, pero no son universales ni necesarios, mientras que los juicios sintéticos a priori, amplían el conocimiento del
sujeto y son más completos porque son universales y necesarios, como ejemplo menciona “todo lo que ocurre tiene una causa” o también “7+5=12”.
Con base en esa conclusión, Kant pretende responder el problema crítico de determinar si además de la matemática y las ciencias naturales, la
metafísica también puede ser aceptada como ciencia. Kant afirma, que, así como no era posible entender los movimientos de los astros si se creía
que todo giraba alrededor de la tierra y Copérnico se planteó la posibilidad de que más bien fuera, al contrario, que la tierra girara y no estuviera
estática, en el conocimiento puede suceder algo similar. Por ello, Kant encuentra que el sujeto
no es un ser pasivo en la construcción del conocimiento, como habían considerado la mayoría
de filósofos hasta entonces, por el contrario, el sujeto cognoscente define los objetos con las
categorías del entendimiento dejando de ser pasivo, dejando de ser un simple espectador.
Entonces, el conocimiento no se produce por una incorporación de los objetos por parte del
sujeto, sino que en el sujeto existen categorías que determinan ese conocimiento. Es a esto lo
que se llamó la revolución copernicana de Kant, que no tiene que ver con astros.
Este cambio profundo en la respuesta a cómo conocemos, se apoya en la investigación que hace
Kant en cuanto a la relación entre el sujeto que quiere conocer y el objeto que se desea conocer,
que hasta ahora había sido considerada como una relación en la que era más importante el
objeto y el sujeto solamente tiene que describirlo para llegar a producir conocimiento. Kant
encuentra que los objetos que se encuentran en la realidad exterior son imposibles de tomar
por el entendimiento humano, a los objetos de la realidad externa los denomina nóumenos.
Para conocer, el sujeto lo que hace es tener una intuición, que es la percepción del nóumeno,
pero como no se puede incorporar la totalidad del nóumeno, lo que se hace es relacionar esa
intuición con unas categorías a priori que posee nuestro entendimiento, ubicándolas en el
tiempo y en el espacio. Esas categorías son 12 y Kant las define de en función de la cantidad,
cualidad, relación y modalidad y a su vez, implican la formación de juicios, como se aprecia en
la tabla:
EN FUNCIÓN DE CLASES DE JUICIO CATEGORÍAS
Universales Unidad
Cantidad Particulares Pluralidad
Singulares Totalidad
Afirmativos Relación
Cualidad Negativos Negación
Infinitos Limitación
Categóricos Inherencia y subsistencia (sustancia y accidente)
Relación Hipotéticos Causalidad y dependencia (causa y efecto)
Disyuntivos Comunidad (acción recíproca)
Problemáticos Posibilidad-Imposibilidad
Modalidad Asertóricos Existencia-no existencia
Apodícticos Necesidad-Contingencia
De esta manera Kant concluye que el conocimiento que construye el ser humano es el resultado de la relación de la intuición del nóumeno con las
categorías a priori, por lo que lo único que se conoce es una especie de representación que Kant denomina fenómeno, jamás se podrá conocer el
objeto en sí (nóumeno) sino nada más el fenómeno. Esto es lo que Kant denomina como conocimiento trascendental y por eso mismo se ubica su
teoría como un tipo de idealismo, puesto que, aunque la experiencia y la razón tienen un papel importante, lo único que se puede conocer es el
fenómeno como idea construida por los seres humanos. Sin embargo, no es un idealismo radical en cuanto que Kant reconoce la existencia del
nóumeno y, además, reconoce que todos los seres humanos compartimos las mismas 12 categorías en función del espacio y el tiempo.
Después de esta investigación, Kant concluye que, en cuanto a la metafísica, es decir al campo que intenta responder las preguntas por Dios, el alma
y el mundo como totalidad, no puede ser considerada como una ciencia, puesto que no se presenta el trayecto trascendental de la intuición sensible
por los sentidos con base en un nóumeno de Dios, alma o mundo, entonces no hay posibilidad de relacionarlos con las categorías por medio del
espacio y el tiempo. Esto quiere decir que la metafísica no tiene un uso cognoscitivo, pero si un uso regulativo, es decir que no le sirve a los hombres
para producir conocimiento pero si para conocer los límites del conocimiento.
De esa manera se afirma que a partir de Kant no solamente se soluciona el debate entre racionalismo y empirismo, sino que se expulsa a la metafísica
del conocimiento posible de la filosofía, quedando las preguntas por Dios, alma y mundo, como preguntas no científicas sino más bien para ser
abordadas desde la opinión personal y desde campos no filosóficos como la religión.
En cuanto a la ética, en sus libros La Crítica de la razón práctica y La Metafísica de las costumbres, Kant encuentra que es un campo que no se dedica
a estudiar el ser como definición de algunas cosas, sino como un campo que estudia el deber ser, es decir cómo deberíamos comportarnos. Además,
Kant analiza que los sistemas éticos que hasta ahora se habían propuesto en la filosofía se basaban en una noción a posteriori de lo que se cree que
es la búsqueda de la felicidad, pero que no resulta una definición universal y necesaria, porque no era claro qué es la felicidad y en cada caso podía
variar su definición. Igualmente, encontraba que en la mayoría de los casos la moral se definía como cumplimiento de normas, dando como resultado
una moral heterónoma, por la que se obra bien porque hay algo afuera de nosotros, autoridades o normas, a lo que se tiene temor, en vez de ser
una moral autónoma por una decisión libre.
Siguiendo las ideas de la teoría kantiana, va a realizar un análisis similar de la ética tratando de determinar cuáles son los juicios universales y
necesarios que fundamentan estos conocimientos. De esa manera llega Kant a definir lo que se conoce como imperativo categórico, un principio
ético universal y necesario que se entiende como un mandato de fuerza mayor, pero que no tiene una norma específica de manera que permite la
libertad y la autonomía humana para escoger con total conciencia si se obra de acuerdo con él o no. Kant define el imperativo categórico como: “obra
sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal.” Finalmente, dentro de la ética kantiana es posible la
libertad, a pesar de que los seres humanos estén sometidos a las leyes naturales, porque existe alma inmortal y Dios, solamente que no es posible
una ciencia que diga algo nuevo de ellos.
En cuanto a la filosofía política, Kant está de acuerdo con los planteamientos de la ilustración en torno a libertad, igualdad y justicia, y también con
el contractualismo, juntando los planteamientos del liberalismo de Locke y los democráticos de Rousseau, pero no considera que se haya dado el
momento del contrato como un momento histórico sino como una categoría a priori, que se puede entender en apoyo con el imperativo categórico.
Por eso señala que el Estado debe basarse en la ley. Además, se considera a Kant como uno de los primeros filósofos que escribió sobre el
cosmopolitismo, proponiendo una sociedad planetaria en la que todos los seres humanos se aceptaran como ciudadanos del mundo, en torno a un
Estado mundial basado en la ley y el respeto a la libertad y a la voluntad general.
Explica las condiciones en las que se dio el inicio de la filosofía moderna.
1. ¿Qué es la modernidad?
2. ¿Cómo se logró superar las ideas de la filosofía medieval?
3. ¿En qué cuantos periodos o etapa se divide la filosofía de la edad moderna?
4. Elabora una línea del tiempo con los autores abordados en esta lectura, en orden cronológico de la segunda fase o etapa de la filosofía moderna.
5. Elabora fichas con nombre, imagen representativa y principales ideas de: Rene Descartes, w. Godofredo Leibniz E, Baruch Spinoza, John Locke,
David Humé, George Berkeley y Emanuelle Kant
6. ¿Por qué se le atribuye a John Locke la frase: “el HOMBRE ES UNA TABULA RASA O WHITE PAPER” aunque nunca la dijo?
7. ¿Cuál fue el principal aporte de Baruch Spinoza y David Humé?
8. Elabora un mapa mental de la filosofía de René Descartes.
9. Elabora un mapa mental para presentar lo que aprendiste del concepto Racionalismo, y un mapa mental para presentar lo que aprendiste del
concepto Racionalismo. Incluye la mayor cantidad de ideas posible, color e imágenes
10. ¿Cuál de los 3 filósofos te llama más la atención y por qué?
11. Después de leer la guía, elabora un glosario de los conceptos que aparecen subrayados, evitando copiar textualmente.
12. Redacta un texto, mínimo de media página, con tu opinión del racionalismo, empirismo e idealismo Kantiano.
¿Qué es la filosofía? Muchos se dan por satisfechos con la respuesta etimológico-psicológica: es el amor al saber. Como si el amor o el deseo de
saber tuviera que ser, por sí mismo, filosófico, siendo así que casi siempre el deseo de saber es de índole práctica, tecnológica o científica, y muchas
veces frívola curiosidad o curiosidad infantil; y como si la filosofía no fuese también algo más que un mero amor al saber, es decir, como si la filosofía
no comportase por sí misma un saber, por modesto que sea.
En cualquier caso, el saber filosófico no es un saber doxográfico, un saber del pretérito, un saber acerca de las obras de Platón, de Aristóteles, de
Hegel o de Husserl. El saber filosófico es un saber acerca del presente y desde el presente. La filosofía es un saber de segundo grado, que presupone
por tanto otros saberes previos, «de primer grado» (saberes técnicos, políticos, matemáticos, biológicos...). La filosofía, en su sentido estricto, no es
«la madre de las ciencias», una madre que, una vez crecidas sus hijas, puede considerarse jubilada tras agradecerle los servicios prestados.
Por el contrario, la filosofía presupone un estado de las ciencias y de las técnicas suficientemente maduras para que pueda comenzar a constituirse
como una disciplina definida. Por ello también las
Ideas de las que se ocupa la filosofía, ideas que brotan precisamente de la confrontación de los más diversos conceptos técnicos, políticos o científicos,
a partir de un cierto nivel de desarrollo, son más abundantes a medida que se produce ese desarrollo.
En la medida en que la filosofía no es un mero amor al saber, sino un cierto saber, el filósofo ha de ser, de algún modo, un sabio, dotado de una
sabiduría sui generis (aun cuando su contenido no sea, según algunos, muy distinto del de una docta ignorancia).
Desde este punto de vista podría confundirse con un majadero todo aquel que se llame a sí mismo filósofo, aunque pretenda justificar su majadería
apelando a la respuesta etimológica. Porque filósofo, como sabio — es decir, no sólo profesor de filosofía—, es una denominación que sólo puede
recibirse como aplicada por los demás.
La respuesta a la pregunta ¿qué es la filosofía? sólo puede llevarse a efecto impugnando otras respuestas que, junto con la propuesta, constituya un
sistema de respuestas posibles; porque el saber filosófico es siempre (y en esto se parece al saber político) un saber contra alguien, un saber dibujado
frente a otros pretendidos saberes.
Lo que quiere decir que prácticamente es imposible responder a la pregunta ¿qué es la filosofía? Si no es en función de otros saberes que constituyen
las coordenadas de una educación del hombre y del ciudadano.
El presente opúsculo intenta responder a la pregunta ¿qué es la filosofía? tal como esta pregunta está siendo planteada, prácticamente, en los
debates políticos y administrativos en la España del presente, especialmente los problemas suscitados por los diversos proyectos de reforma de los
planes de estudio de la enseñanza secundaria y universitaria. De hecho, el cuerpo principal del opúsculo ha sido redactado como contribución al
congreso de profesores de filosofía convocado en Granada en septiembre de 1995. En el apéndice se ofrece al lector una especie de «ajuste de
cuentas» con el libro que el autor publicó, hace ya más de veinticinco años, sobre el papel que a la filosofía pudiera corresponder en el conjunto del
saber. Tomado de Gustavo Bueno, ¿Qué es la filosofía? 1995 Página 3 de 6.
1) El título del texto: Nota introductoria (de la 1ª edición), nos hace pensar que el texto es:
A. la idea principal del libro completo o resumen de este mismo.
B. simplemente una invitación a leer el texto completo.
C. la presentación de una idea general sobre el tema de un libro.
D. un artículo de un periódico español del año 95.
3) ¿Cuál sería la intención del autor con la nota introductoria que se les presenta en el texto anterior?
A. desmentir algunas concepciones de la filosofía y dar una idea sobre una posible definición.
B. motivar al lector a leer el libro como factor indispensable para la educación.
C. orientar al lector sobre la importancia de la filosofía desde una introducción del libro.
D. responder claramente qué es la filosofía, partiendo de unas concepciones predispuestas.
5) La frase: “El presente opúsculo intenta responder a la pregunta ¿qué es la filosofía?”, nos indica que
A. el libro es muy extenso que responde completamente la pregunta sobre la filosofía.
B. la obra que introduce el texto, es un esfuerzo por llegar a una idea sobre qué es la filosofía.
C. el autor replantea la pregunta sobre la filosofía y llega a una respuesta, en un texto corto.
D. el texto es un argumento para cambiar el pensamiento filosófico de la modernidad.
2. En la primera escena aparecen unos esclavos, amarrados y obligados a mirar las sombras por toda su vida.
Desde el punto de vista epistemológico (sobre el conocimiento), esto implica que
3. La segunda escena, en donde hay unas personas cargando ciertas figuras (jarrón, ave y árbol), que al pasar por
la proyección de luz de la antorcha producen unas sombras en la pared de los cautivos. Desde el punto de vista
ontológico del mundo visible, podemos interpretar que
A. el mundo visible es el mundo real y el único que existe.
B. la realidad son las cosas que percibamos con nuestros sentidos.
C. el mundo visible, o de las cosas es el mundo verdadero.
D. el mundo de las cosas es un reflejo de otro mundo, el verdadero.
4. Si la sombra y la luz son dos símbolos opuestos en el dibujo es por eso que están en posiciones contrarias en
el sentido del cuadro; entonces, el sol sería un símbolo de
A. la falsedad. B. la verdad.
C. los sentidos. D. la imaginación.
5. El tema de la gráfica sería
A. la unidad de la realidad.
B. el mundo de las sombras y el mundo de las apariencias.
C. una vida para conocer.
D. el mundo de las sombras y el mundo verdadero.