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Análisis de una realidad educativa.

La educación a nivel general no ha escapado de los diferentes cambios que se han


instaurado en el transcurso de la historia del ser humano. Como parte importante de
este proceso, se debe pensar en la metodología, misma que debe considerar las
actividades interactivas entre los estudiantes y entre estos y los docentes, en donde la
cooperación sea el valor esencial en el aula y que favorezca la inclusión de todas las
personas considerando su diversidad. Es así, entonces, que surge la necesidad de
reflexionar acerca de una práctica colaborativa que favorezca la inclusión en el aula de
clase.

La educación requiere una serie de cambios y modificaciones para que se vuelva más
inclusiva (Crisol Moya, Mart ́ınez, & El Homrani, 2015) y así, pueda cumplir con los
derechos de la población en condición social de discapacidad como cualquier otro
estudiante (Mont ́ancez, Jornet, Perales, Carrillo, & Wilches, 2017).

La educación inclusiva se puede entender como un modelo educativo que busca la


igualdad de oportunidades para todos los estudiantes, independientemente de las
características individuales, como la discapacidad, el género, la raza, la religión o la
orientación sexual. Incluye la idea esencial de considerarla como un proceso que
aborda la diversidad de necesidades a través de la participación activa de todos los
involucrados y no solo de los estudiantes, en un proceso eminentemente colaborativo.
Esto requiere una serie de adaptaciones a todo nivel: personal, institucional, social, sin
embargo, es necesario destacar que la inclusión de los niños en las escuelas no
garantiza que se haga en su total plenitud, existe una necesidad de cambio de la
educación tradicional. Por lo tanto, la inclusión es un proceso de adaptación que se
encuentra constantemente en evolución.

Aunque el enfoque de la educación inclusiva es relativamente reciente podríamos


señalar que, para el caso mexicano, nos encontramos aún muy lejos de concretarlo en
un modelo de escuela que respete y atienda la diversidad personal, social y cultural de
los educandos, ya que no se proporcionar a los profesores, asesores técnico
pedagógicos y directivos escolares, ambientes flexibles y con equidad para la atención
a la diversidad de los estudiantes y sus contextos; la cual abogue por el derecho que
tienen todos los niños y jóvenes de este país a una educación de calidad con
pertinencia individual y social. Una escuela que se constituya en un espacio para el
desarrollo personal de los estudiantes, profesores y familias de la comunidad.

Desarrollar escuelas inclusivas no es tarea fácil: los obstáculos son múltiples y no solo
están presentes dentro de la escuela, sino también fuera de ella, como los que
imponen las políticas educativas, la formación del profesorado, los recursos
disponibles, entre otros. En cuanto a las barreras existentes dentro de las instituciones,
autores como Booth y Ainscow (2000), Sekkel, Zabelatto y Brandao (2010), López
(2012) y Agell, Sala y Torrent (2014) concuerdan en la presencia de tres dimensiones,
aunque con distintos nombres, para agrupar las barreras. Estas dimensiones se sitúan
en los planos: 1) de la cultura escolar, incluyendo los valores de la comunidad, sus
creencias y actitudes, 2) de los procesos de liderazgo, coordinación y funcionamiento
del centro, y 3) de las prácticas de aula, así mismo, la falta de una educación de
calidad son la escasez de profesores capacitados y las malas condiciones de las
escuelas de muchas zonas del mundo y las cuestiones de equidad relacionadas con
las oportunidades que tienen niños y niñas de zonas rurales. Para que se brinde
educación de calidad a los niños de familias empobrecidas, se necesita invertir en
becas educativas, talleres de formación para docentes, construcción de escuelas y una
mejora del acceso al agua y electricidad en las escuelas.

En la actualidad, más de 265 millones de niños y niñas no están escolarizados y el


22% de estos están en edad de asistir a la escuela primaria. Asimismo, los niños que
asisten a la escuela carecen de los conocimientos básicos de lectura y aritmética. En la
última decada, se han producido importantes avances con relación a la mejora de su
acceso a todos los niveles y con el aumento en las tasas de escolarización, sobre
todo, en el caso de las mujeres y las niñas. También se ha mejorado en gran medida el
nivel mínimo de alfabetización. Sin embargo, es necesario redoblar los esfuerzos para
conseguir mayores avances para alcanzar los objetivos de la educación universal. Por
ejemplo, el mundo ha alcanzado la igualdad entre niños y niñas en la educación

La estrategia de integración es la forma que proporciona un mayor bien estar psíquico y


social a la persona perteneciente a un grupo minoritario. Se diría, pues, que el equilibrio
entre la conservación de la identidad cultural de origen y el contacto con la nueva
cultura mayoritaria proporcionan a la persona perteneciente a un grupo minoritario el
sentimiento de tener una identidad propia y, al mismo tiempo, le proporcionan la
posibilidad de enriquecer ésta con elementos tomados de la cultura de la nueva
sociedad mayoritaria.

La Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (1990) hace hincapié en el


respeto por las diferencias individuales de los alumnos y alumnas, como consideración
inherente del ser humano. Se recoge la diversidad y la cultura en valores como pilares
básicos que deben sustentar nuestras acciones educativas,

Al analizar el fomento de los programas de integración podemos observar que estos


no brindan estrategias para su empleo correcto. En el ejercicio práctico la educación
inclusiva no incluye preparación de los padres para afrontar la situación que viven,
segrega al alumno del grupo y se le hace ver su diferencia y trato diferenciado por su
condición, a esto se le debe sumar la falta de personal capacitado y los recursos
limitados dándoos cuenta de que la inclusión educativa en México aún
es una imposibilidad. (Niembro et al 2011).

«Los problemas reales que genera la Integración, raramente se pueden afrontar como
empresa estrictamente personal, lo lógico es concebirlo como un trabajo de
investigación cooperativo e interdisciplinar. Si los profesores que participan en la
Integración no sienten por sí mismo esta necesidad del trabajo cooperativo y de
reflexión colectiva e indagación sobre su propia práctica profesional, la integración
escolar fracasara como instrumento de renovación pedagógica» (López Melero).

Para mejorar mi práctica docente continuamente investigo sobre temas relevantes


referente a la educación, busco capacitaciones que me permitan mejorar mis
estrategias educativas y busco apoyo con terapeutas para comprender y de una
manera más eficaz cubrir las necesidades de mis alumnos, intento que mis actividades
planeadas cubran todos los estilos de aprendizajes para que todos los alumnos
alcancen el objetivo, busco la manera de mantener una comunicación efectiva con los
padres de familia. Me sigo preparando día a día y aprendiendo nuevas cosas con cada
uno de mis alumnos.

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