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A finales del siglo XIX, surge el Modernismo como movimiento cultural, coincidiendo

con grandes cambios en el mundo contemporáneo. El liberalismo burgués está en


auge, permitiendo la expansión del capitalismo, y la segunda industrialización en
Europa impulsa la colonización de África y Asia en busca de recursos. El
positivismo, las teorías evolutivas y la filosofía racista se entrelazan con el
surgimiento del obrerismo y los grupos socialistas como respuesta al liberalismo.

En este contexto, aparecen el parnasianismo y el simbolismo como expresiones


literarias que buscan romper con el realismo y el naturalismo ligados al positivismo y
al determinismo biológico de algunas teorías evolutivas. El parnasianismo, derivado
de la revista Le Parnase Contemporaine, se centra en la búsqueda desinteresada
de la belleza por sí misma, bajo el lema "el arte por el arte". Los parnasianistas
buscan la perfección formal, exigiendo rigor métrico, prescindiendo del verso libre y
utilizando un lenguaje selecto, rico en colores y plasticidad.

Los simbolistas, por otro lado, se enfocan en intensificar el subjetivismo. Afirman


que debajo de lo que vemos hay una realidad oculta que se puede descubrir a
través de los sentimientos. Para expresar esta realidad, utilizan símbolos,
destacando la importancia de la musicalidad en sus poemas, acentuando los
sonidos vocálicos, como la rima asonante.

Estas dos corrientes, el parnasianismo y el simbolismo, dieron origen al


Modernismo. Fue en Hispanoamérica donde se dio un impulso creativo para
diferenciarse de la literatura que predominaba en España en ese momento. El poeta
nicaragüense Rubén Darío es considerado el máximo representante del
Modernismo, con dos etapas claramente distintas.

Entre 1903, cuando aparece la revista Helios fundada por Juan Ramón Jiménez, y 1916,
cuando publica "Diario de un poeta recién casado", inaugurando la fase de "poesía
desnuda", se sitúa la segunda etapa del Modernismo en España, con influencia notoria del
simbolismo. Este cambio se observa en la desaparición del lenguaje modernista a favor de
una concentración conceptual y emotiva.

Esta etapa se ve marcada por títulos como "Soledades, Galerías y otros poemas" (1903) de
Antonio Machado, que intenta expresar los sentimientos del poeta a través de monólogos
sobre la existencia y estados de ánimo. Aunque en "Campos de Castilla" (1912) se percibe
cierta continuidad en estos temas, Machado se integra definitivamente en la Generación del
98. Su visión lírica sobre la enfermedad y muerte de su esposa Leonor se vuelve más
inconformista que la época modernista, adoptando un tono melancólico.

Esta actitud crítica se refleja en algunos poemas con un lenguaje expresivo y tono recio,
donde se profundiza en el misterio de la muerte, la búsqueda de Dios y se plantean
cuestiones innovadoras, como el retraimiento de España y las injusticias sociales. Machado
presenta un estilo impresionista, con variedad métrica y estrofas, destacando la rima
consonante en "Campos de Castilla", con un tono más robusto que en "Soledades".

La poesía del 98, especialmente en Miguel de Unamuno, se caracteriza por influencias


alemanas con versos directos, careciendo de sensualidad pero manteniendo estructuras
La primera etapa de Rubén Darío abarca desde 1888, con la publicación de su
poemario "Azul", hasta 1896, cuando aparece "Prosas profanas". Estos libros se
acercan a la idea parnasiana del arte, destacando por su perfección formal y el
homenaje a la belleza sensible.

La segunda etapa, que va de 1896 hasta 1916, año de la muerte del poeta, incluye
obras como "Cantos de vida y esperanza" (1905). En este período, Darío incorpora
elementos del intimismo y aborda temas americanos. Se percibe la influencia
simbolista en la moderación de la brillantez externa y los efectos sonoros en su
poesía.
En España, el Modernismo se establece gracias a seguidores de Rubén Darío como
Ricardo Gil y Salvador Rueda, quienes le rinden homenaje en su primera visita en
1892. Entre 1892 y 1903, se considera la primera etapa del Modernismo en España,
influenciada principalmente por el parnasianismo. Manuel Machado destaca como
poeta con su libro "Alma" (1902), donde la belleza formal se combina con temas
característicos del Modernismo, como leyendas medievales, la pintura de Velázquez
y versos dedicados al erotismo y la sensualidad.

Entre 1903, cuando aparece la revista Helios fundada por Juan Ramón Jiménez, y 1916,
cuando publica "Diario de un poeta recién casado", inaugurando la fase de "poesía
desnuda", se sitúa la segunda etapa del Modernismo en España, con influencia notoria del
simbolismo. Este cambio se observa en la desaparición del lenguaje modernista a favor de
una concentración conceptual y emotiva.

Esta etapa se ve marcada por títulos como "Soledades, Galerías y otros poemas" (1903) de
Antonio Machado, que intenta expresar los sentimientos del poeta a través de monólogos
sobre la existencia y estados de ánimo. Aunque en "Campos de Castilla" (1912) se percibe
cierta continuidad en estos temas, Machado se integra definitivamente en la Generación del
98. Su visión lírica sobre la enfermedad y muerte de su esposa Leonor se vuelve más
inconformista que la época modernista, adoptando un tono melancólico.

Esta actitud crítica se refleja en algunos poemas con un lenguaje expresivo y tono recio,
donde se profundiza en el misterio de la muerte, la búsqueda de Dios y se plantean
cuestiones innovadoras, como el retraimiento de España y las injusticias sociales. Machado
presenta un estilo impresionista, con variedad métrica y estrofas, destacando la rima
consonante en "Campos de Castilla", con un tono más robusto que en "Soledades".

La poesía del 98, especialmente en Miguel de Unamuno, se caracteriza por influencias


alemanas con versos directos, careciendo de sensualidad pero manteniendo estructuras

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