Está en la página 1de 40

Unidad didáctica 2

“LAS ECONOMÍAS DE AMÉRICA LATINA”


Geografía de América Latina - 2º de Geografía

Teoría:
1. Los tipos históricos de economías.
2. Desarrollo y dependencia económica .
3. La deuda económica y social.
4. Neoliberalismo e integración socioeconómica.

Vídeos:
1. “El banano”; “El maíz”; “El café”.

Práctica:
 Elaboración de un mapa sobre las importaciones y exportaciones de
productos de América Latina, por regiones.

2
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

1. LOS TIPOS HISTÓRICOS DE ECONOMÍAS.

1.1. Las economías coloniales.


a) Los metales. En Europa, la forma principal de pago era la moneda de oro y de plata,
imprescindible para los intercambios, y se sabe que la búsqueda de oro -junto con la de
especias- fue uno de los motivos de los grandes descubrimientos. Descubridores y
conquistadores estaban fascinados por el metal amarillo, símbolo de riqueza y poder,
origen del mito de El Dorado; por el contrario, los amerindios no le daban otro valor
que el ornamental y para útiles de sus rituales, y vieron, no sin estupor según nos
cuentan las crónicas, cómo la sed del oro transformaba a los españoles en bestias
salvajes.

El historiador Pierre Chaunu calcula que todo el oro amasado por los indios de las
Antillas fue acaparado en dos o tres años por los españoles, que luego emprendieron la
explotación de las arenas auríferas; más tarde, de México y sobre todo de Perú, llegaron
a España los cargamentos del precioso metal. Pero, al mismo tiempo, el cielo del oro
dio paso a la plata, con el descubrimiento de las minas mexicanos (Zacatecas, 1546;
Guanajuato, 1548) y, sobre todo, las peruanas (Potosí, hoy en Bolivia, 1545). La
expresión «vale un Perú» conserva el recuerdo de aquella abundancia inesperada, que
culminó a finales del siglo XVI con una producción de más de 300 toneladas al año.
Sin embargo, España no supo utilizar la masa monetaria resultante para desarrollar su
actividad productiva, y prefirió usarla en importaciones; de esta forma favoreció el
desarrollo de las manufacturas inglesas, francesas y holandesas, lo que muy pronto
consolidó la preponderancia de estos países en Europa.

b) La agricultura. Al mismo tiempo, en las proximidades de las minas se desarrolló


una economía agrícola indispensable para la subsistencia de los colonos, a causa de la
lejanía de la metrópoli. Y también la ganadería conoció un rápido crecimiento: el
ganados bovino, ovino y porcino, y también los caballos, desconocidos en el
continente, se introdujeron allí con éxito. El cultivo del trigo, importado de la Península
y destinado a los españoles, tuvo un desarrollo similar. Por el contrario, numerosos
productos americanos desconocidos en Europa llegaron de forma paulatina al viejo
continente: maíz, frijol, tomates, café, cacao, tabaco, papas... y sabido es que estas
últimas permitieron resolver no pocas crisis alimentarlas. Pero las exportaciones
agrícolas se intensificaron sobre todo con el sistema de las plantacio- nes, destinadas a
satisfacer las crecientes demandas europeas. En las Antillas y en las zonas costeras
tropicales del Atlántico -especialmente en Brasil-, y más tarde en el Pacífico, se
extendió el cultivo de la caña de azúcar, luego del algodón y del cacao, gracias a la
mano de obra de los esclavos.

La economía de plantación prosperó en la América española al final del periodo


colonial, cuando la legislación permitió a los países americanos la apertura a los
mercados internacionales. Sobre estas bases, la ganadería y la agricultura favorecieron
el monopolio de la tierra por los colonos, bajo la forma de grandes propiedades
privadas -haciendas, estancias, fazendas en Brasil-. Los grandes terratenientes,
aprovechando la mano de obra indígena o negra, reforzaron de esta forma su prestigio y
su poder, de acuerdo con las costumbres feudales importadas de Europa. Pero esta
usurpación de la tierra se oponía a la explotación comunitaria de los amerindios; si la

3
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

reducción de la población indígena, en el siglo XVI, dejó vía libre a este proceso de
privatización de la tierra, no fue sin graves consecuencias económicas y sociales que,
como veremos más adelante, todavía se dejan sentir hoy.

Al favorecer de esta forma los cultivos de plantación destinados al mercado


europeo, las metrópolis, por contra, no se preocuparon por satisfacer las necesidades
americanas de productos de consumo y, así, no impulsaron el desarrollo de
manufacturas locales. Creyeron que podrían utilizar sus ganancias de las minas para
importar esos bienes de países europeos en vías de industrialización. De este modo
crearon las condiciones de una gran dependencia con respecto al exterior.

La colonización había sustituido las economías autóctonas por un sistema


completamente volcado hacia el exterior destinado a satisfacer las necesidades de la
metrópoli antes que las internas. Así pues, en tanto que Europa occidental se
desarrollaba y acometía la revolución industrial, la América ibérica, que le
proporcionaba materias primas minerales y agrícolas, se estancaba. Este desfase iba a
producir la independencia política, pero también a generar una seria situación de
desventaja económica y social en el futuro.

1.2. Las economías de exportación.


Con todo, la segunda mitad del siglo XVIII fue un periodo de relativa prosperidad
para la América ibérica. La población aumentó, así como la producción y el comercio,
gracias a las reformas de los Borbones en la América española y a las del ministro
Pombal en Brasil. La plata de México, el cobre del Río de la Plata, el cacao de Nueva
Granada (Venezuela) fueron importantes fuentes de riqueza.

a) El liberalismo. Pero fue sobre todo durante el siglo XIX, después de la


independencia de las colonias españolas, cuando el subcontinente se integró en el
mercado mundial como productor de materias primas y cliente de productos
manufacturados europeos. Gran Bretaña, iniciadora de la revolución industrial, era
entonces la mayor potencia mundial; su poder en los mares le había permitido
desarrollar de forma considerable sus intercambios comerciales, sustentados por una
sólida red financiera. Al conceder préstamos a las jóvenes naciones americanas (pronto
imitada por Francia, y luego por Alemania), pudo crear interlocutores económicos. En
la segunda mitad del siglo XIX iba a imponer la doctrina del libre comercio que, a
través de la libre circulación de mercancías (laissez faire, laissez passer), aumentaría
más su influencia y su riqueza.

Esta apertura hacía indispensable que la América ibérica se adaptase a las reglas del
mercado internacional, exigiendo al mismo tiempo modificaciones en el reparto de la
tierra, el control de la mano de obra y otros cambios estructurales. Éstos fueron los
objetivos de las reformas liberales en todo el subcontinente: la desamortización de los
bienes raíces pertenecientes a las comunidades religiosas e indígenas, que permitió el
aumento de la propiedad privada de la tierra bajo la forma de inmensos dominios,
latifundios, adecuados para los cultivos de exportación. Este cambio de la estructura
agraria, privando a los miembros de la comunidad indígena de sus medios tradicionales
de vida en favor de gobiernos autoritarios y de autoridades locales -los caciques-, creó

4
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

el mercado de trabajo que necesitaba la economía de exportación; así, por ejemplo, los
in- dios de las comunidades bolivianas proporcionaron la mano de obra necesaria para
los centros mineros. Por otro lado, el flujo de capitales invertidos, sobre todo británicos,
después norteamericanos, en el último tercio del siglo XIX permitió la construcción de
las infraestructuras indispensables para el desarrollo del mercado exterior: ferrocarriles,
puertos, telégrafo y más tarde el teléfono.

b) La exportación de materias primas. Así, se incrementó desde mediados del siglo


XIX la producción de materias primas agrícolas y mineras buscadas por Occidente y
destinadas al consumo o a la industria: café (El Salvador, Colombia, Venezuela,
Guatemala, Brasil), azúcar (Cuba), cacao (Brasil), ganadería (Argentina y Uruguay),
guano peruano, además de nitratos chilenos utilizados como fertilizantes, caucho
(Brasil), plata, estaño y cobre (Bolivia, Perú), etc.

Esta forma de integración en el mercado mundial -exportación de materias primas,


importación de productos elaborados- no transcurría sin grandes dificultades:
 Primero, creó desequilibrados regionales favoreciendo un desarrollo localizado,
limitado a zonas de producción, por ejemplo las costas aptas para la agricultura
(Brasil, Perú), en detrimento del interior, que permaneció subdesarrollado.
Privilegió a los países más ricos con las materias primas más valoradas
-Argentina, Brasil, México- porque proporcionaban importantes mercados
potenciales,
 Luego, las inversiones extranjeras orientaron las economías latinoamericanas en
función de sus intereses asegurándose el control de numerosos sectores de
producción.
 Esta dependencia era tan grande que la mayoría de los países basaban su
economía en un número reducido de productos que representaban el 30 % de
sus exportaciones y a veces mucho más; no es extraño que se hable de
monocultivo. Estaban sometidos en gran medida a la demanda exterior y a las
cotizaciones mundiales, cuyas bajadas provocaban -y todavía provocan- un
grave descenso del ingreso de divisas. Esto fue lo que ocurrió, por ejemplo, en
el momento de la Gran Depresión de 1929.

c) La dependencia económica y política. El desarrollo industrial era todavía


limitado. Para las clases dominantes que habían heredado la mentalidad colonial, la
riqueza y el poder radicaban en la propiedad de la tierra; por esta razón no estaban
dispuestas a invertir como lo habían hecho en los países desarrollados las burguesías
capitalistas, estimulando así un sector fabril autónomo. Además, el consumo de
productos manufacturados se limitaba a un reducido y afortunado sector de la
población, que prefería los artículos de lujo importados de Europa o Estados Unidos; el
consumo interior no podía así garantizar la rentabilidad de una producción local.

Sin embargo, a finales del siglo XIX, el flujo de capitales extranjeros permitió un
cierto desarrollo industrial. No podía ser una industria de transformación que hiciese
competencia a los productos importados por las mismas potencias inversoras, sobre
todo Inglaterra. Estos fondos se destinaron a la elaboración de productos textiles y
agrícolas (por ejemplo, mataderos, frigoríficas, conserveras en Argentina) y a la
extracción minera; de esta forma las empresas inglesas pronto dominaron el estaño

5
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

boliviano, el cobre peruano y colombiano, los nitratos chilenos y, más tarde, el petróleo
con total consentimiento de los estados y las clases dirigentes que, interesadas en los
beneficios, no supieron oponerse a esta evasión de riquezas, a la dependencia del
exterior y a la vulnerabilidad económica y política que engendraba.

En los últimos años del siglo XIX, el capital norteamericano comenzó también a
afluir, sobre todo en los países vecinos -México, Cuba-, y pronto sustituyó a las
inversiones británicas. Después de la Primera Guerra Mundial, que debilitó a las
potencias europeas y en especial a Inglaterra, los Estados Unidos se convirtieron en el
primer proveedor e importador de América Latina y su actividad en el subcontinente se
hizo preponderante en el plano económico y por ende también en el político; por

6
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

ejemplo, es el caso de la caña de azúcar en Cuba, cuyo cupo de exportación lo fijaron


los Estados Unidos para así poder presionar al gobierno cubano en los años veinte y,
más tarde, a comienzos de la revolución castrista. Ocurrió lo mismo con el cobre
chileno nacionalizado, cuyo embargo por parte de las empresas norteamericanas
expropiadas contribuyó a la caída del gobierno electo del presidente Allende en 1973.

7
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

2. DESARROLLO Y DEPENDENCIA ECONÓMICA.

2.1. El modelo económico latinoamericano.


La Primera Guerra Mundial fue un factor positivo en el desarrollo económico de
América Latina. En efecto, las potencias europeas en guerra fueron incapaces de
proseguir sus exportaciones industriales; en cambio, tenían gran necesidad de productos
alimenticios procedentes del subcontinente: trigo, carne, frutos tropicales. Los países
proveedores de estos productos a gran escala -Argentina, Brasil, México, Chile- que
continuaban vendiendo pero no podían ya comprar, vieron cómo aumentaban los
excedentes de su balanza comercial, y estos fondos les permitieron crear una industria
autónoma llamada "sustitución de las importaciones". Esta fase expansiva se
corresponde a diferentes modelos económicos históricos y espaciales que muy bien
expone Vidal Villa en el siguiente cuadro.

La Gran Depresión de 1929 afectó gravemente a las economías latinoamericanas


(por ejemplo, se sabe que se quemaron cosechas de café en Brasil para evitar la caída
de los precios), pero la Segunda Guerra Mundial favoreció la recuperación económica;
de nuevo los Aliados necesitaban materias primas alimenticias, textiles y, sobre todo,
metales estratégicos -en los que se invirtió el capital norteamericano-. Una vez más,
privados de las importaciones occidentales, los países productores más dinámicos, los
más ricos en recursos y con más habitantes susceptibles de proporcionar a la vez mano
de obra y clientela potencial, pudieron desarrollar sectores industriales de una forma
gradual; primero, industrias de bienes de consumo (curtidos y pieles, ropas, productos
agroalimentarios); más tarde, bienes de equipo de los más sencillos a los más
complicados (maquinaria agrícola, siderurgia, cemento, electrodomésticos,
automóviles, petroquímicas).

En la euforia de esta coyuntura favorable, los gobiernos llamados 'populistas'


-como el de Perón en Argentina- intentaron recuperar el dominio de las riquezas
nacionales alienadas por la dependencia de los capitales extranjeros favoreciendo el
desarrollo interno. La fuerte intervención del Estado se aplicó a las nacionalizaciones,
sobre todo de las infraestructuras y la energía: ferrocarriles, electricidad, petróleo
(nacionalizado en México en 1938, en Argentina en 1946, luego en Bolivia, Brasil y
Venezuela). Este tipo de política nacionalista se extendió más tarde, en algunas
ocasiones, a Ecuador, Chile y Perú. En los países aludidos, los más extensos, ricos en
recursos y en población, la política nacionalista permitió una importante modificación
de las estructuras, el surgir de la clase obrera y, debido al desarrollo de los servicios, de
la clase media: hubo un aumento de los niveles de vida, aunque limitado, sin embargo,
por el elevado crecimiento demográfico.

Por el contrario, esta evolución no se produjo, o fue muy limitada, en los pequeños
países centroamericanos poco poblados, cuya economía se basaba en un producto
subordinado a las cotizaciones (azúcar, café, frutas tropicales), que no creaba servicios
y cuyo mercado interior era reducido.

2.2. Economía y política para el desarrollo.

8
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

Sin embargo, la dependencia tecnológica era muy grande. Las técnicas industriales
avanzaban rápidamente en Europa y en Estados Unidos, pero en América Latina la
deficiente investigación científica y tecnológica hacía necesarias costosas
transferencias de tecnología. A pesar de la protección del Estado y los bajos salarios en
la industria, los productos latinoamericanos eran poco competitivos y poco rentables en
el mercado de la exportación.

Así comenzó a contemplarse un desarrollo más ajustado a la realidad. En 1949, por


iniciativa de las Naciones Unidas, se creó la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL), dirigida por el economista argentino Raúl Prebish. La Comisión constató el
desequilibrio de los intercambios entre los países industrializados de Latinoamérica y la
dependencia que llevaba consigo; preconizó las reformas estructurales, en especial de
la propiedad territorial; una industrialización basada en las necesidades internas, con un
cierto proteccionismo, así como la formación de mercados comunes que armonizasen
los intercambios y que pusieran al subcontinente a resguardo de las fluctuaciones del
mercado mundial.

Eran necesarias nuevas inversiones y se carecía de capitales nacionales. Se recurrió


a empréstitos de los grandes bancos y organismos financieros internacionales que
habían sido creados después de la Segunda Guerra Mundial para relanzar la economía y
el desarrollo: el Fondo Monetario Internacional (FMI), creado en 1944 para ayudar a
los países que se encontraban temporalmente con desequilibrio comercial; el Banco
Mundial o Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo (BIRD),
institución crediticia creada igualmente en 1944; el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), establecido en 1959 para acelerar los procesos de desarrollo de los
países americanos. No obstante, estos préstamos oficiales se articulaban a menudo en
forma de créditos para la adquisición de productos fabricados en los países
desarrollados y se destinaban menos a la ayuda de los países beneficiarios que a las
economías de los inversores.

De hecho, la recuperación de los países industriales desde finales de los años 50


provocó el estancamiento y luego la recesión del proceso de crecimiento económico
latinoamericano y el deterioro de los objetivos del intercambio. El precio de los bienes
exportados aumentó menos que el de los productos industriales importados, y el saldo
de las balanzas comerciales se volvió muy negativo.

Al mismo tiempo, el contexto de «guerra fría» entre países capitalistas y socialistas


llevó a Estados Unidos a cuidar especialmente sus inversiones y a afianzar sus lazos
comerciales con el subcontinente, en particular con América Central y los países del
Caribe, que se habían convertido en lo que se ha denominado a veces 'el patio trasero'
de la gran potencia, ampliamente dominados por los intereses económicos
norteamericanos. De esta situación neocolonial nació la revolución cubana, que
expropió las empresas norteamericanas y recuperó la riqueza del país. El impacto de
esta revolución fue enorme, y el riesgo de contagio en toda América Latina apareció
como una amenaza para los intereses norteamericanos.

En esta situación, el gobierno del joven presidente de Estados Unidos John


Fitzgerald Kennedy se propuso vaciar de contenido los focos revolucionarios con el

9
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

relanzamiento de la política de desarrollo de la CEPAL: una Conferencia reunida en


Punta del Este en 1961 creó la Alianza para el Progreso, cuyo objetivo era aumentar el
nivel de vida de los países mediante planes de desarrollo, reactivando las políticas
económicas comunes por medio de subvenciones a los países más pobres y
manipulando los mercados mundiales. Las esperanzas surgidas de esta iniciativa
duraron muy poco, y el asesinato de Kennedy les dio el golpe de gracia. En efecto, su
sucesor abandonó esta política de cooperación para asegurarse de nuevo el control de
las materias primas y la garantía de los intereses norteamericanos promoviendo
gobiernos dictatoriales, capaces de mantener el orden y la estabilidad necesarios. El
dominio de las grandes sociedades industriales, las multinacionales, se vio
incrementado. Al imponerse las opciones de los sectores inversores, éstos se hicieron
con el control económico y político. Se ha visto, por ejemplo, a las filiales de las
empresas automovilísticas asentarse en los países en los que la formación de clases
medias les proporciona una clientela segura: Volkswagen, en Brasil desde 1963 y en
México; General Motors y Ford, tam bién en Brasil y México. Así, muy pronto se habló
del «milagro brasileño», y, tutelados por gobiernos autoritarios, México y Argentina
salieron del subdesarrollo al tiempo que Brasil.

Este desarrollo espectacular tenía, sin embargo, como contrapartida no sólo una
rígida dependencia de los centros financieros internacionales y grandes desequilibrios
regionales, sino también una considerable deuda externa destinada a financiar bienes de
equipo para la industria.

VIDAL VILLA, J.Mª (1996): “Una economía periférica”, en Mundialización, Ed. Icaria,
Barcelona, pp. 70 a 73.

 El modelo primario-exportador.
La conquista y posterior colonización habían moldeado unas economías
profundamente volcadas al exterior y dependientes de las economías de los
países-metrópoli. Ello dio lugar a que, una vez obtenida la independencia y
constituidos los diferentes Estados latinoamericanos, la inserción exterior de
estos estuviera caracterizada por lo que se conoce como el modelo primario-
exportador, es decir, un modelo en virtud del cual cada país se especializó en
una o pocas actividades preponderantes y las mercancías procedentes de estas
actividades se destinaban al mercado externo. Es el típico modelo de país
periférico. Estuvo vigente desde la independencia hasta los años cuarenta, con
un período de gran auge entre 1850 y 1930.
Son tres las formas de manifestarse este modelo primario-exportador:
a) El enclave minero, con abundante utilización de recursos naturales, escasa
generación de empleo y gran dependencia del capital y la tecnología extranjera.
Los principales fueron los del cobre en Chile, el estaño en Bolivia, el hierro en
Brasil, el salitre en Perú, Chile y Bolivia, la plata en México y más recientemente
el petróleo en Venezuela, México y Ecuador. A este tipo de actividad cabe sumar
la exportación de guano de Perú.
b) Agricultura de plantación basada en el cultivo de productos tropicales
destinados a la exportación, con abundante empleo de mano de obra

10
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

asalariada, uso extensivo de la tierra, escasa capitalización y tecnología


rudimentaria y alta concentración de la propiedad de la tierra, básicamente en
manos de compañías extranjeras aliadas a terratenientes locales [capital
transnacional-periferias dependientes].
Los principales productos de este tipo de actividad son el azúcar, el café, el
cacao, el plátano y otras frutas tropicales, el algodón, el tabaco, el henequén, el
caucho, etc. y se desarrolló básicamente en Brasil, Colombia, Ecuador, México,
Venezuela y sobre todo en los países de América Central y el Caribe.
c) Exportación de productos agropecuarios que, a diferencia del caso anterior,
no se producen en régimen de plantación. Se trata principalmente del uso
extensivo de la tierra para la cría de ganado, lo cual representa una utilización
escasa de capital, poca mano de obra, en muchos casos no asalariada sino
independiente -el campesino autónomo, como el gaucho argentino- y una
tendencia acusada a su conversión en industria agroalimentaria. Este tipo de
exportación se produce esencialmente en productos ganaderos como la carne,
pieles y derivados pero también en el ámbito de la agricultura como es el caso
de los cereales. Su implantación geográfica se limita a Argentina, Uruguay y el
Sur de Brasil.

 El modelo de industrialización por substitución de importaciones (modelo isi).

La crisis económica mundial de los años treinta provocó el colapso de las


economías primario-exportadoras, por la caída de las exportaciones de materias
primas y de productos tropicales. La guerra mundial, por su parte, aceleró la
demanda de productos manufacturados de los países en guerra, lo cual
favoreció un cambio en la orientación de las actividades económicas en
Latinoamérica hacia la industrialización. Este modelo intenta fomentar el
desarrollo hacia dentro, mediante la substitución de importaciones y la creación
de un mercado nacional que consuma productos industriales nacionales.
Significó un fuerte descenso del peso de las importaciones en el PIB y un
descenso algo menor de las exportaciones.
Lo más relevante del modelo, sin embargo, es el cambio cualitativo en las
importaciones que pasan de ser productos manufacturados de consumo a ser
materias primas y productos intermedios, con un ligero crecimiento de la
importación de bienes de equipo.
Este modelo se implanta en la práctica totalidad de América Latina con algunas
excepciones como los países de América Central, el Caribe, Paraguay o Bolivia
que siguen siendo primario exportadores y va acompañado de un fuerte
ascenso del proteccionismo económico, del nacionalismo político, de las
nacionalizaciones de recursos naturales, -como es el caso pionero y precursor
del petróleo en México (1938) y la fundación de la Compañía Pemex-, y un
rosario de revoluciones, provocadas por el fin del modelo primario-exportador. El
caso más radical es el de Cuba (1959) donde toda la actividad económica es
nacionalizada y se implanta una economía planificada en un país revolucionario.
(Otras experiencias de este tipo fueron abortadas por golpes de Estado o por
intervenciones norteamericanas como en el caso de Guatemala con Arbenz,
Chile de Allende o República Dominicana con Caamaño, en un período que va
desde 1950 a 1975). Otro aspecto significativo es que durante este período la
dependencia de los países latinoamericanos cambia definitivamente de

11
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

dirección. En la etapa anterior la dependencia era multipolar: Europa y EE.UU.


Durante el período en el que actúa el modelo isi, la hegemonía de 105 EE.UU.
se hace completa y la mayoría de los flujos comerciales se efectúan hacia o
desde los Estados Unidos. América Latina se configura así como una zona de
influencia privilegiada de su poderoso vecino del Norte.

 El modelo de industrialización por substitución de exportaciones (modelo ise).


El colapso del modelo isi, unido al desarrollo de la crisis mundial de los años
1967-1973, liquidó las aspiraciones industrializadoras de los países de la región.
Graves crisis sociales abrieron el paso a dictaduras militares y represivas y
fomentaron en el extremo opuesto el desarrollo de movimientos guerrilleros
(Colombia, Guatemala, Perú, El Salvador, Nicaragua,...). En materia de
comercio exterior la orientación cambió de rumbo. Frente a las exigencias del
Fondo Monetario Internacional, y con el objeto de hacer frente al oneroso pago
del servicio de la deuda, la mayoría de los países optaron por modificar el
modelo en profundidad y reconvertir su comercio exterior. Se intenta diversificar
las exportaciones, como es el caso de Chile (pasa de exportar casi únicamente
cobre a exportar básicamente frutas), pero sobre todo se produce un importante
desarme arancelario frente al exterior, que favorezca la afluencia de capital
extranjero y la industrialización interna consiguiente. Acompañando este
proceso se producen otros dos: la tendencia a la integración económica de
varios Estados y la crisis generalizada en la región. Por ello se llama a la
década de los años ochenta la década perdida.
En este período que se extiende hasta la actualidad y prefigura el futuro, la
hegemonía norteamericana se ha consolidado en la región, y tiende a
solidificarse aun más mediante los acuerdos de libre comercio con México y el
fomento de las relaciones comerciales con otros países.

3. LA DEUDA ECONÓMICA Y SOCIAL.

3.1. La formación de la deuda.


En los años de la posguerra, el desarrollo estaba a la orden del día en América
Latina, sobre todo en los países grandes. La riqueza del subcontinente en materias
primas diversificadas y muy apreciadas; su potencial humano, que garantizaba una
mano de obra abundante; los interesantes mercados y sus relaciones con Occidente
parecían ofrecer mayores posibilidades de crecimiento que a las regiones
subdesarrolladas de África y Asia, con más dinamización de los intercambios
internacionales.

Este desarrollo aumentó a finales de los años 60 y durante los 70. En las principales
economías latinoamericanas -Brasil, México, Argentina- la expansión de la producción
de bienes duraderos y de equipo exigía la importación de maquinaria compleja y
costosa que las economías locales no estaban en condiciones de producir.

Es significativo el caso de México: en 1974 se descubrieron grandes yacimientos de


petróleo que lo iban a situar a la cabeza de los países productores, el cuarto después de

12
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

la URSS, Arabia Saudita y Estados Unidos. Esta riqueza repentina despertó grandes
esperanzas, tanto más cuanto que México, en 1938, había nacionalizado su petróleo y,
por tanto, no podía ser vendido por compañías extranjeras. Pero para explotar este
petróleo off-shore (submarino) se necesitaban grandes instalaciones -plataformas de
extracción, refinerías, gasoductos, plantas petroquímicas- y, por tanto, grandes
inversiones. Las posibilidades nacionales eran insuficientes, a pesar de la desviación de
los créditos destinados a otros sectores como la agricultura de subsistencia, víctima de
la prosperidad petrolera. Ahora bien, esta fuente de energía estaba en alza después del
primer conflicto del petróleo de 1973, y la nueva imagen de un México aparentemente
próspero y solvente atrajo los créditos bancarios internacionales necesarios para
equiparlo. Procesos similares aparecieron en otros países de la región en vías de
industrialización, pero el endeudamiento financió, a veces, proyectos «faraónicos» de
interés discutible -grandes presas, centrales hidroeléctricas o nucleares- e incluso el
armamento de las dictaduras.

Diversos factores concurrieron en la inyección de capitales en las economías


latinoamericanas. En primer lugar, la rápida subida de los ingresos del petróleo en el
conjunto del mercado mundial después de 1973 se tradujo en una sobreabundancia de
liquidez disponible, los petrodólares, que favorecía la apertura de líneas de crédito; por
otra parte, el mundo occidental sufría un descenso de la demanda interna y, en
consecuencia, causaba una superproducción. Ahora bien, los préstamos proporcionaban
a los países beneficiarios los medios para convertirse en clientes de las industrias
occidentales y así atenuar los efectos de esta crisis. De 1974 a 1978, los bancos
comerciales aumentaron sus préstamos internacionales de 280 a 900 millones de
dólares.

En 1982 se evidenció la amplitud del desastre. México, que había acumulado una
deuda de 81.000 millones de dólares, se declaró en suspensión de pagos. Los otros
países del subcontinente no estaban en mejor situación: Brasil había pedido prestados
70.000 millones de dólares, Argentina 40, Venezuela 35, Chile 15, Perú 10. Es cierto
que todos los países viven a crédito, y los mismos Estados Unidos tienen contraída una
elevada deuda y padecen un enorme déficit presupuestario, pero están garantizados por
una moneda fuerte y por el potencial del país más rico del mundo. Éste no es el caso de
América Latina.

 ¿Cómo se llegó a esta situación? Los capitales prestados, traducidos en dólares, lo


habían sido a un tipo de interés moderado y en una época en la que el valor de las
exportaciones que garantizaban la devolución estaba en alza. Todo cambió a partir de
1981: la recesión mundial había aumentado la cotización del dólar y los tipos de
interés, mientras que la reducción de las importaciones en los países industriales
provocaba el abaratamiento de las materias primas, salvo el petróleo, lo que agravaba la
situación de los países importadores como Brasil. Desde entonces, la acumulación de la
deuda se disparó y siguió aumentando en los años siguientes: en 1990 Brasil debía
114.5 miles de millones de dólares, México 101.5, Argentina 58.9, y el total de la deuda
de América Latina sobrepasaba los 422.000 millones de dólares (418.000 millones un
año antes).

13
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

Los países deudores no eran el único motivo de preocupación. Los préstamos


habían sido concedidos sobre todo por los bancos comerciales internacionales,
estrechamente ligados a las empresas y al ahorro público; por ello, la posible quiebra
mexicana amenazaba con arrastrar de rebote la de todo el sistema Financiero
internacional.

 Así pues, era necesario encontrar soluciones. Se acudió a las grandes


organizaciones financieras -Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional- para
negociar la deuda y evitar la catástrofe. El FMI, cuyos recursos se nutren de las
aportaciones de los 148 estados miembros de forma proporcional según su riqueza,
desempeña la función de prestamista para los países con dificultades, pero exige como
garantía severas medidas de ajuste que permitan la devolución de estos nuevos
préstamos: devaluación de la moneda, congelación de salarios con el fin de favorecer
las exportaciones, descenso de las importaciones para desprenderse de los excedentes
comerciales, recortes en los programas sociales y subvenciones a los productos de
primera necesidad (especialmente los alimenticios), medidas muy duras en el plano
social y conocidas bajo la expresión de "política de austeridad", y que tienen como
corolario un fuerte descenso del empleo, un recorte de los gastos sociales y, en
consecuencia, el aumento de las desigualdades.

Así Brasil, que en los años 70 tenía un déficit anual en su balanza comercial de
1.500 millones de dólares, disponía por el contrario en 1988 de un excedente de 19.000
millones, y desde 1983 los gastos salariales del Estado se redujeron en un 15%; pudo,
por tanto, hacer frente a sus obligaciones con la deuda (pago de los intereses), lo que le
valió un certificado de satisfacción de sus acreedores. México, otro "buen alumno" del
FMI, destinó las subvenciones de la agricultura previstas para el consumo interno a
fomentar la producción de artículos de lujo y de exportación, de un alto rendimiento en
divisas; y entonces, paradójicamente, tuvo que importar maíz y otros productos básicos,
los cuales se encarecieron así para el consumidor, que vio cómo descendía su nivel de
vida.
Pero si los préstamos concedidos por el FMI permitían asegurar el pago de la
deuda, los países deudores eran todavía incapaces de devolver el capital de esa deuda,
que tenía un efecto acumulativo. Se tomaron entonces otras medidas.

 Los planes de reajuste. En 1985, el Plan Baker -nombre del entonces secretario
del Tesoro norteamericano- concedió nuevos créditos a los países endeudados con el fin
de relanzar su desarrollo y, en consecuencia, su capacidad de reembolso. Este plan
venía a aumentar el montante de la deuda, y fue un fracaso. El peso del pago de la
deuda se hacía insoportable, y América Latina, que tenía que devolver en intereses
acumulados más de lo que recibía de los nuevos fondos, se convirtió en "exportadora
de capitales"; en los años 80, este flujo ascendió a 223.000 millones de dólares, según
el presidente del BID. Como consecuencia de las políticas de austeridad, la renta media
por habitante se redujo una media del 8,3 % -y hasta en un 20 % en algunos países
como Perú- para descender a su nivel de los años 70; por esta razón se denomina
«decenio perdido» a los años 80. Los reajustes económicos, Plan Austral de 1985 en
Argentina y Plan Cruzado de 1986 en Brasil, aumentaron el paro y la escasez, y
pudieron verse escenas de pillaje en tiendas de Río de Janeiro, Caracas y Buenos Aires.
Es significativo que en estas regiones, no obstante relativamente desarrolladas, incluso

14
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

las clases medias se vieron afectadas. Los programas de educación, salud y ayudas a la
alimentación sufrieron fuertes recortes, y la explosión social que estalló en muchos
puntos amenazó la estabilidad política. Menos espectacular, pero más grave todavía, la
reducción de las inversiones in- ternas en el tejido productivo socavó gravemente el
potencial de desarrollo y las perspectivas de futuro crecimiento. Muchas voces se
alzaron para rechazar un sacrificio de las necesidades de la población a la que no se le
veía fin: en Perú, el presidente Alan García declaró que el pago de los intereses de la
deuda no sobrepasaría el 10 % del total de las exportaciones; en Cuba, Fidel Castro
habló claramente de cancelar la deuda.

El Plan Brady. En 1988, este Plan -así llamado por el apellido del nuevo secretario
del Tesoro norteamericano- cambió radicalmente. Preveía modalidades de liberación de
la deuda que suponían, a diferencia del plan de 1985, una reducción de su montante.

El mecanismo es el siguiente: una empresa que desea invertir en un país


determinado compra a un banco de crédito títulos de su deuda, con un descuento;
inmediatamente los presenta ante el gobierno del país deudor, que se los compra en
moneda nacional; entonces la empresa utiliza estos fondos para financiar las
inversiones previstas. México, Bolivia, Chile y Brasil han podido así reducir el
volumen de su deuda, participaciones en empresas (desde luego, de entre las más
rentables de la economía nacional, aunque es justo subrayar que entre los proyectos así
financiados figuran programas ecológicos de preservación de la naturaleza y del medio
ambiente).

A veces esta entrada de capitales extranjeros es masiva, como en Chile; sin


embargo, el efecto global del Plan Brady se quedó corto en relación con la deuda total

15
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

de América Latina: de 472.000 millones de dólares en 1987, era todavía de 451.000


millones a finales de 1992. Su costo social es muy elevado, ya que vuelve a plantear la
reducción del consumo, mientras que la conversión de la deuda acelera el proceso de
desnacionalización y privatización de las economías.

SEBASTIÁN, Luis de (1994): Mundo rico, mundo pobre, Círculo de Lectores,


Barcelona, págs. 234 a 236.

Quisiera resaltar lo más enfáticamente posible que todas estas mejoras, donde las
haya habido, y en la medida en que se hayan producido, se han logrado con unos costos
sociales enormes, desproporcionados, inhumanos a veces. Los beneficios que ha habido
están muy mal repartidos. Pero la desigualdad y la insolidaridad son los frutos naturales
del modo neo-liberal, cosa que a nadie debe sorprender.
El ajuste ha cargado desproporcionalmente sobre los más pobres, y los ahorros se
han hecho, sobre todo, en los gastos de inversión pública y de inversión social. El
resultado ha sido un gigantesco deterioro, a lo largo de la década, de la infraestructura
social:

a) Educación. escuelas ruinosas, universidades envejecidas, maestros mal pagados;


aumento de la deserción escolar y del analfabetismo; niños vagabundos y
abandonados...
b) Salubridad y salud: los hospitales son insanos, insuficientes y mal dotados; se
evidencia un aumento de la desnutrición (incluso en Argentina) y un deterioro del
estado de la salud pública, como muestra la extensión del cólera por el continente.
e) Desequilibrios en la balanza de pagos, ante un enorme aumento de las
importaciones, con un moderado aumento de las exportaciones, lo cual hace que las
monedas tiendan a estar sobrevaloradas (caso de Argentina) y exista el peligro de
tormentas monetarias, como dicen ahora.
d) Vivienda: durante estos años se ha dejado prácticamente de construir viviendas
«sociales», es decir, asequibles a los más pobres. Los precios de las viviendas más
sencillas se han triplicado (o quintuplicado, en las grandes aglomeraciones urbanas),
con lo que el chabolismo ha aumentado enormemente en las zonas marginales de
ciudades como México, Caracas e incluso Buenos Aires y Santiago.
e) El estado de las carreteras es lamentable, con los costos que esto supone para el
mantenimiento del parque automovilístico y material de transporte público, que se
ha deteriorado paralelamente, contrastado con los lujosos vehículos de los beneficios
de la nueva prosperidad.
f) La seguridad ciudadana es otra de las víctimas del ajuste. La delincuencia de
todo tipo -desde el robo en tiendas hasta la corrupción de alto nivel que generan el
tráfico de drogas y el de influencias- ha crecido enormemente. Las protecciones de
las viviendas y los gastos en seguridad privada son un índice del deterioro de la
seguridad pública, ante el fracaso de una policía sin fondos, impotente y corrupta. El
tráfico y consumo de drogas en barrios populares es un resultado, hasta cierto punto
lógico, de la situación.

Pero lo más llamativo y lo que, probablemente, acarrea consecuencias más graves es


el hundimiento de la clase media en aquellos países más ricos en los que constituía un

16
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

estrato numéricamente significativo y políticamente estabilizador, en la medida en que


tenía poder para exigir mejoras sociales sin necesidad de abocar en movimientos
revolucionarios. Esto habría que matizarlo un poco, porque algunos sectores de esta
misma clase media, en tiempos de dificultades económicas y de inseguridad, han
apoyado dictaduras militares.
Algunos sectores de la clase media, normalmente asalariados del sector público
(maestros, empleados de la administración, obreros especializados de empresas
públicas, etc.) al reducirse drásticamente el papel redistributivo del empleo público (que
se hacía tanto por los salarios como por precios subsidiarios de ciertos bienes y
servicios esenciales), están engrosando el número de los pobres: los que viven a nivel
de salario mínimo.
En general, se puede decir que las reducciones de la funciones de redistribución que
ejercía el gobierno a través de los gastos de sector público han afectado a los más
porbres de una manera desproporcionada.

17
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

4. NEOLIBERALISMO E INTEGRACIÓN SOCIOECONÓMICA.

Efectivamente, las economías latinoamericanas se caracterizan, en este fin de siglo,


por una apertura creciente al exterior. El problema de la deuda, veinte años después de

18
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

su aparición, si aún es grave, parece preocupar menos a los medios financieros que la
reducción del PIB y el retraso acumulado con respecto a los países desarrollados.

Las industrias latinoamericanas nacieron fundamentalmente a la sombra de


regímenes populosos, en los años 40. Sus producciones, vulnerables, no han podido
enfrentarse a la competencia de los países desarrollados más que gracias a elevados
aranceles, apoyo del Estado. También el sector público y la mayoría de sus asalariados
eran muy importantes, sobre todo en las infraestructuras, la energía, la industria pesada
y los servicios.

Pero ahora que emerge una economía mundial, no parece que América Latina
pueda permanecer aislada y debe integrarse en los cambios internacionales. En lo
sucesivo, las reformas llevadas a cabo bajo la influencia de las políticas económicas
neoliberales de Thatcher en Gran Bretaña y del presidente Reagan en Estados Unidos
persiguen la competitividad y la estabilidad. Para sanear las economías, preconizan la
supresión de trabas a los mecanismos de mercado, la limitación del Estado, la
promoción de las exportaciones mediante la reducción de las tarifas aduaneras, la
privatización de empresas públicas, que en su mayoría están hoy anticuadas y
endeudadas.

En Chile, esta desnacionalización ampliamente emprendida bajo la dictadura


militar (1973-1990) por los Chicago Boys, economistas de inspiración liberal, es muy
profunda.

Paradójicamente, en Argentina ha sido realizada sobre todo por el presidente


Menem, elegido en 1989 bajo la bandera del populismo peronista, Esta política atañe a
las empresas de electricidad, gas, petróleo, teléfono, televisión, la compañía aérea
Aerolíneas Argentinas (adquirida por un grupo Financiero en el que ocupa un lugar
importante la sociedad española Iberia). Los ferrocarriles, construidos por Gran Bretaña
y Francia para exportar carnes y pieles, se nacionalizaron en 1947; incapaces de
soportar la competencia del transporte por carretera, se privatizaron en 1993; se han
cerrado veinticinco líneas que unían la capital con las provincias del interior y 27.000
de sus empleados han sido despedidos. Y ahora planea la amenaza de privatización
sobre la Seguridad Social.

En Venezuela, igualmente se han privatizado bancos y telecomunicaciones, y la


compañía aérea Viasa pasé en 1990 a ser controlada por Iberia; México ha vendido 300
empresas, incluso algunas del sector bancario; en Perú, el mismo proceso ha llevado al
paro a entre 300.000 y 500.000 trabajadores.

La reducción de las barreras aduaneras tiene, por otra parte, el efecto de un


aumento de las importaciones -Estados Unidos, Japón, CEE- que enriquece a Panamá
(su PNB ha crecido un 10% por año desde 1991), y especialmente la zona franca de
Colón, salida atlántica del canal y el puerto de tránsito de mercancías más importante
de toda América Latina.
En el último decenio, numerosas empresas multinacionales y financieras han
realizado inversiones dirigidas a penetrar decididamente en el mercado latinoamericano

19
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

(entre ellas destacan las españolas BBVA y Santander en México, Argentina y otros
países)1.

Las consecuencias de este proceso son diversas, pues si bien ha permitido un


crecimiento en términos macroeconómicos como muestran las estadísticas comerciales
en decenio de los noventa, sobre todo entre quienes han ejecutado políticas económicas
más severas como Argentina y Chile. Por el contrario, México tuvo un receso
importante en 1994 que condujo a la devaluación del peso y la instauración de una
nueva moneda el ‘nuevo peso mexicano’, así como a impactos sociales aún hoy
impredecibles.

Los restantes países centroamericanos y caribeños muestran un crecimiento


vacilante, lento en algunos o negativo en otros. Las soluciones parecen que se dirigen
hacia la integración regional de comunidades con sensibilidades económicas
semejantes, auspiciadas desde la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL).

1
Véase el informe de Inversiones extranjeras en América Latina realizado por la CEPAL.

20
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

ANEXO DE TABLAS
Y GRÁFICOS

21
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

22
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

23
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

24
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

25
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

26
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

27
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

28
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

29
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

30
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

ANEXO DE PRENSA

31
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

LA JORNADA
México D.F. Lunes 2 de diciembre de 2002

Sela: los 76 mil mdd anuales para intereses, enorme obstáculo


para combatir la pobreza
AL paga en deuda externa lo que EU destinó a reconstruir Europa

Entre 1990 y 2001 el débito latinoamericano aumentó 74% y los préstamos sólo 10%,
indica  México, Argentina y Brasil concentran 71 por ciento de lo que adeuda la región
NOTIMEX.
Tegucigalpa, 1° de diciembre. El pago de la deuda externa de América Latina,
que ronda los 760 mil millones de dólares, constituye un enorme obstáculo para
combatir la pobreza en la región, destacó el Sistema Económico Latinoamericano
(Sela). 
El director de Desarrollo y Cooperación Regional del Sela, Giovanni Reyes,
indicó que los países latinoamericanos ven con dificultad la tarea de hacer frente a la
pobreza, cuando sólo los pagos por intereses de la deuda externa rondan los 76 mil
millones de dólares al año. 
El funcionario, expositor principal en un encuentro realizado en Tegucigalpa por
el Consejo Hondureño de la Empresa Privada, donde se analizó la inserción de los
países latinoamericanos en el proceso de globalización, declaró: ''América Latina está
pagando 76 mil millones anuales por los intereses de la deuda externa; es casi lo que
Estados Unidos invirtió cada año de los cinco que duró el Plan Marshall para la
reconstrucción de Europa''. 
Agregó que lamentablemente este tema no aparece en las primeras páginas de
los diarios financieros estadunidenses, ''porque no es un problema para los acreedores,
pero es factor lacerante para estas empobrecidas naciones''. 
De acuerdo con el documento El financiamiento externo y la deuda externa de
América Latina y el Caribe 2002, elaborado por la secretaría permanente del Sela, el
problema de la deuda externa en la región ''está lejos de haberse solucionado'', pues la
iniciativa de alivio a los países altamente endeudados (HIPC, por sus siglas en inglés)
sólo cubre a países como Bolivia, Guyana, Honduras y Nicaragua; el resto, agrega el
documento, ''tiene serios problemas de pagos, agravados por la renuencia de los
prestamistas internacionales a otorgar nuevos créditos''. 
Según el estudio elaborado por esa entidad, entre 1990 y 2001 el total de la
deuda externa de Latinoamérica y el Caribe se incrementó 74 por ciento, pero los
préstamos de los acreedores oficiales sólo aumentaron 10 por ciento. Los desembolsos,
precisa, cayeron de 146 mil 800 millones de dólares en 1998 a 119 mil 400 millones en
2001.
El Sela explica que hace cuatro años los desembolsos bajaron pero ''aumentaron
los pagos de amortizaciones e intereses''. Los pagos que deben enfrentar las naciones
latinoamericanas y caribeñas, agrega, ''configuran una carga que obliga a varios países a
renegociar sus deudas, o a aceptar altas tasas de interés en la emisión de nuevas deudas
para enfrentar los vencimientos''.
Del total de la deuda externa de la región, Brasil, México y Argentina
concentran 71 por ciento del débito, con cifras brutas respectivas hasta 2001 de 226 mil
820 millones de dólares, 146 mil 100 millones y 142 mil 300 millones. 

32
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

LA JORNADA
México D.F. Sábado 11 de mayo de 2002

REPORTAJE.
Entre tanto norteado, los campesinos miran al Sur
La invención de Mesoamérica

En Tapachula se discutió la creciente pérdida de soberanía alimentaria de


nuestros países, que deriva en hambrunas recurrentes, y la irremisible merma de
soberanía laboral, que se expresa en migraciones incontrolables. Fenómenos perversos
cuyas raíces están en la guerra comercial emprendida por Estados Unidos y la Unión
Europea, que al proteger y subsidiar sus agriculturas, mientras a nosotros nos imponen
apertura comercial, arrasan cultivos alimentarios, arruinan campesinos y ponen de
rodillas a las naciones incapaces de emplear a su población y de producir su propia
comida.
ARMANDO BARTRA

Entre mueras al Plan Puebla-Panamá (PPP) y los consabidos ¡Zaaapata vive!...


¡la luuucha sigue!, se coló un tímido ¡Viva Mesoamérica!, y luego, más fuerte, ¡Vivan
los campesinos de Mesoamérica!... ¡Que vivan!
Así, bajo el sol canicular de Tapachula, los 2 mil calcinados participantes en la
marcha que culminó el Encuentro Campesino Mesoamericano, inauguraban una nueva
y promisoria identidad. Ya antes los vivas a Augusto César Sandino y a
Farabundo Martí, impulsados por nicaragüenses y salvadoreños, habían
ampliado el santoral cívico de la mayoría mexicana. Sin embargo, el nuevo concepto
geopolítico no entraba fácilmente: ¡Viva México!, bien, ¡Viva Guatemala!, claro, ¡Viva
Honduras!, también... pero, ¿Viva Mesoamérica?
Durante tres días, del 3 al 5 de mayo, 270 delegados de casi 60 organizaciones
de Panamá, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Belice y
México, que representan a cientos de miles de trabajadores rurales y de pequeños y
medianos productores agropecuarios, debatieron el presente y futuro de los campesinos
de la región. Como siempre criticaron las políticas agrícolas excluyentes, los tratados
comerciales inicuos y por sobre todo al PPP, síntesis y emblema de la nueva
colonización. Pero, como bien dijo un joven zapoteco representante de la Unión de
Comunidades Indígenas de la Región del Istmo: "Ya es hora de pasar de la protesta a la
propuesta", y efectivamente, el centro de la reunión fueron las opciones. Alternativas
desde abajo para resistir la guerra anticampesina desatada en todo el mundo por el gran
dinero. Y en esta reflexión colectiva se fue mostrando la comunidad Mesoamericana;
una identidad multinacional hecha de geografía, de historia, de cultura, de economía,
pero también de carencias, sufrimientos y experiencias compartidos.

33
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

No sólo la Mara Salvatrucha prospera en Tapachula


Mesoamérica como espacio viable de una convergencia construida desde los
pueblos, fue de arranque la apuesta de los promotores del encuentro. La representación
de los países istmeños quedó a la postre en manos de la Asociación de Organizaciones
Campesinas Centroamericanas para la Cooperación y el Desarrollo, fundadora de la red
mundial La Vía Campesina, miembro de la Coordinadora Latinoamericana de
Organizaciones del Campo (CLOC), y que en la región enlaza a la Asociación de
Pequeños y Medianos Productores de Panamá; a la Mesa Nacional Campesina de Costa
Rica; a la Unión Nacional de Productores Asociados y la Asociación de Trabajadores
del Campo, de Nicaragua; al Consejo Coordinador de Organizaciones Campesinas de
Honduras; a la Alianza Democrática Campesina, de El Salvador; a la Coordinadora
Nacional Indígena y Campesina, de Guatemala, y a la Belice Association of Producers
Organization. Por el lado mexicano los anfitriones fueron la Coordinadora Nacional
Plan de Ayala, la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos y la Unión
Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas, también integrantes
de la CLOC, y particularmente las organizaciones regionales de Chiapas, que agrupadas
en coordinadoras plurales asumieron la logística con eficacia y entusiasmo. Pero
además de los convocantes estaban ahí representantes de redes sectoriales, como la
Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras, que agrupa a decenas de miles
de huerteros de toda la República, y de la Asociación Nacional de Empresas
Comercializadoras, que enlaza a productores de maíz, sorgo, soya y otros granos
básicos, de diversos estados. Había, también, delegados de agrupamientos locales
destacados por su lucha, como la organización Emiliano Zapata Vive, de Tepeaca,
Puebla, que resiste las amenazas expropiadoras del Proyecto Milenium. Fuerte y visible
era la presencia indígena, tanto de Chiapas y Oaxaca, como de Guatemala, y aunque
menos numerosa resultó brillante la participación de campesinas, como las tzotziles de
la Asociación Mexicana de Mujeres Organizadas en Red.
Ahí estaban todos. Es un decir, claro; sin duda muchos no pudieron ir. Pero
cualitativamente se encontraban representados los principales sectores el campesinado
mexicano y una muestra muy significativa de la franja autónoma y democrática de sus

34
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

organizaciones, desde las centrales nacionales hasta los agrupamientos locales, pasando
por las redes sectoriales. En cuanto a Centroamérica, a la postre la delegación resultó
numéricamente modesta, pero portavoz de una vertiente muy relevante de las
organizaciones rurales de la región. Y aunque lo repudian unánimemente, no llegaron a
Tapachula convocados por el fantoche del PPP, sino porque a los campesinos el fuego
les está llegando a los aparejos y sólo sumando fuerzas podrán impulsar un desarrollo
mesoamericano alternativo, o cuando menos un programa de salvación regional que
contrarreste la ruina rural, las hambrunas y el éxodo.

Una protesta con propuesta


A diferencia de los gobernantes y funcionarios de organismos multilaterales,
cuando se juntan los trabajadores hablan de puras cosas importantes. En Tapachula se
discutió, por ejemplo, la creciente pérdida de soberanía alimentaria de nuestros países,
que deriva en hambrunas recurrentes y la irremisible merma de soberanía laboral, que
se expresa en migraciones incontrolables. Fenómenos perversos cuyas raíces están en la
guerra comercial emprendida por Estados Unidos y la Unión Europea, que al proteger y
subsidiar sus agriculturas, mientras a nosotros nos imponen apertura comercial, arrasan
cultivos alimentarios, arruinan campesinos y ponen de rodillas a las naciones incapaces
emplear a su población y de producir su propia comida.
Se habló, también, de los ínfimos precios de las materias primas de origen
agropecuario y de los alimentos de exportación, debidos a la sobreproducción inducida,
a la especulación -cuando cotizan en bolsa- y sobre todo a una intermediación
monopólica y rapaz, por la que al cafeticultor, por ejemplo, le llegan menos de siete
centavos de cada peso que los consumidores gastan en café.
De una reforma agraria que no ha llegado a países como Guatemala y se revierte
en los que sí la hubo, como México o Nicaragua, se dijo que hay que extenderla del
reparto de parcelas, al manejo y preservación de los recursos naturales y la
biodiversidad por las comunidades campesinas e indígenas, y al reconocimiento de los
territorios de los pueblos originarios.
Y englobándolo todo, se insistió en la necesidad de luchar por las libertades
políticas: por auténtica democracia participativa, por los derechos autonómicos de los
pueblos indios y por las reivindicaciones de género de la mujer campesina, incluyendo
sus derechos agrarios.

Hacia un Plan de Ayala para el tercer milenio


Intenso intercambio de experiencias y más coincidencias que discrepancias,
vencieron la lógica desconfianza inicial y forjaron un acuerdo básico: hacer de la
reunión de Tapachula el arranque de una convergencia permanente de los trabajadores
rurales de la región, cuyo siguiente paso será la realización del Segundo Encuentro
Campesino Mesoamericano, el 14 y 15 de julio de 2002 en Managua, Nicaragua,
aprovechando que del 16 al 18 se realizará el tercer Foro Mesoamericano Frente al Plan
Puebla-Panamá Globalicemos la Solidaridad. Y no se trata de reunirse por reunirse,
sino de trabajar una plataforma común para las organizaciones campesinas de la región.
Por lo pronto, en los debates de Tapachula ya surgieron consensos fundamentales:
-La tierra, el agua, los bosques, la biodiversidad toda, así como los saberes
agrícolas, la medicina tradicional y la cultura indígena, no son mercancías sino bienes
colectivos patrimonio de la humanidad. Por tanto, hay que sacar la agricultura de la
Organización Mundial de Comercio, impedir que entre al ALCA -si no podemos evitar

35
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

que este se firme- y, para el caso de México, revisar los capítulos agrícolas del TLCAN.
-La privatización y saqueo de los recursos naturales, la biodiversidad y la
pluralidad cultural, así como la imposición de modelos tecnológicos excluyentes y
agresivos con el medio ambiente, conducen a una catástrofe social y ecológica de
proporciones planetarias. Frente a la lógica depredadora del capital reivindicamos una
agricultura campesina sustentable, es decir, económicamente viable, socialmente justa y
ambientalmente sana.
-Los países pobres debemos recuperar soberanía alimentaria, produciendo en lo
fundamental nuestra propia comida. De otra manera nunca tendremos verdadera
seguridad alimentaria, seguiremos padeciendo hambrunas periódicas y perderemos
soberanía en general, pues los alimentos son armas en manos del imperio.
-Sin una fuerte agricultura campesina productora de alimentos y materias primas
y generadora de empleo e ingreso dignos, nuestros países seguirán expulsando
masivamente a su población, dependiendo cada vez más de la diáspora y sus "remesas"
y perdiendo en definitiva su soberanía laboral.
-Hacen falta, entonces, políticas públicas comprometidas con la agricultura y en
particular de fomento a la pequeña y mediana producción campesina, con vistas a
integrar cultivo, transformación y consumo, con énfasis en los mercados locales y
nacionales, y no sólo, como ahora, en la exportación.
-Mesoamérica -esto es México, Centroamérica y El Caribe- requiere de una gran
convergencia desde los pueblos, que impulse su integración económica, social, política
y cultural. Una articulación democrática y desde abajo que ponga por delante los
intereses de los trabajadores y frene programas neocoloniales como el PPP.

¿El Big Brother?


Esto último es un gran desafío para nosotros. Entre el río Bravo, donde según
los gabachos empieza Sudamérica, y el Suchiate, donde según los chapines empieza
Centroamérica, México es tierra incógnita. Para los anglófilos gobernantes de los
sexenios recientes no hay duda: estamos llamados a ser la avanzada del imperio. "La
ubicación geoestratégica que nuestro país ocupa... nos permitirá desarrollar acciones
importantes como país puente", escribió Jorge Castañeda (El nuevo rumbo de la
diplomacia, Enfoque, 23 septiembre de 2001). Y es que el secretario de Relaciones
Exteriores cree firmemente (strongly belive), que lo mejor para México es pegarse a la
chichi del yanqui. Pero como "no se puede mamar y dar de topes" (Castañeda en
entrevista, 17 de septiembre de 2001), nuestro ilustre canciller no duda en asumir el
papel de tonto. Y como el indio del Llanero Solitario, se apunta como solícito chalán de
Bush el pequeño. Pero si algunos aspiran a cancerberos del yanqui, al resto no nos gusta
el papel de Big Brother prepotente y preferimos jugárnosla con Mesoamérica. Cuando
menos esta es la opción de los campesinos mexicanos presentes en el encuentro de
Tapachula. Labradores que provenían del sur y centro de la República, pero también del
norte, como los delegados del Frente Popular de Zacatecas. Y es que México es uno, y
si le apostamos al Sur tendremos que admitir que todos, todos, somos mesoamericanos.

¡PPPrrrt! (Un programa desinflado)


Este promisorio encuentro fue inducido, cuando menos en parte, por un
ominoso proyecto foxista que concitó la repulsa general. Pero mientras los PPPfóbicos
se multiplican, el programa entró en hibernación. Puesto en stand by por la recesión
económica mundial y el cambio de prioridades derivado de la primera guerra del

36
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

milenio, el PPP está congelado. Es verdad que el Banco Interamericano de Desarrollo


(BID) negoció una línea de crédito de 4 mil millones de dólares, pero en condiciones de
no crecimiento económico es dudoso que los gobiernos los utilicen plenamente. Y en
cuanto a los recursos fiscales propios, la caída de ingresos tributarios dificulta cubrir el
gasto corriente y los previos compromisos de inversión, cuantimás las grandes
erogaciones que demanda Mesoamérica. Así lo reconoció el 9 de marzo en Fortaleza,
Brasil, el coordinador de la Unidad de Apoyo del BID: "Las acciones del PPP serán
limitadas, por que la inversión con que se financia proviene de recursos fiscales que son
pocos o de préstamos, que no son fáciles de conseguir". De hecho lo más importante
son los 5 mil 350 millones de pesos de recursos propios que México destinará al
corredor carretero del Golfo, pues de los 4 mil millones de dólares disponibles, nuestro
gobierno solicitó a crédito la inaudita cantidad de... 20 millones. En cuanto a la
pretendida interconexión energética Centroamericana, puede resultar un nuevo
descalabro político del presidente Fox, pues se pretende "impulsar la promulgación de
una ley regional de concesiones que permita a los inversionistas financiar proyectos de
infraestructura, sin obstáculos legales", lo que presumiblemente violaría una vez más
nuestra Constitución. Finalmente, en lo tocante a la inversión privada, que
presuntamente debía inundar el sureste atraída por su ubicación, recursos y mano de
obra barata, así como por la infraestructura, desregulación y exenciones fiscales, más
que llegar con alborozo se retira atropelladamente. Y es que al retroceso de la
producción mundial se agregó más recientemente el del consumo, y la industria
maquiladora, centrada en confección, electrónica y autopartes, está despidiendo
personal o cerrando plantas.
Paradójicamente, cuando los críticos más acérrimos denostábamos al PPP
porque nos iba a traer una invasión de maquiladoras, megadesarrollos turísticos y
plantaciones agroexportadoras, amén de creciente exclusión social y mayor migración,
resultó que el más angustioso problema mesoamericano del momento es que las
maquiladoras están cerrando, que el empleo en turismo disminuye, que las fincas
cafetaleras, bananeras y otras contratan menos cosechadores. Y en el extremo: si hasta
hace unos meses era preocupante que los jóvenes emprendedores desertaran de sus
comunidades para buscar fortuna en el gabacho, hoy lo alarmante es que se reducen las
remesas de dólares y algunos migrados están regresando.
Resulta que cuando alertábamos contra una nueva oleada de colonización
salvaje, que presuntamente ocuparía los espacios aún vacantes del sureste, estamos
enfrentando lo contrario, el reflujo de capitales y la recesión. Y sucede que aun peor
que tener un empleo negrero en la maquiladora es perderlo; peor que derrengarse
picando café para los finqueros de Soconusco es que este año no hayan contratado a 30
mil cosechadores guatemaltecos sino a 30 mil, y el resto se haya quedado pasando
hambres en su tierra; peor que la familia desgarrada porque el padre se fue de mojado
es la familia en crisis porque el padre regresó con el rabo entre las piernas.
Naturalmente esto no quiere decir que de ahora en adelante vamos a clamar por
más maquiladoras, más plantaciones negreras, más migración... , pero tampoco por
menos. No queremos que llegue lo que nos anuncia el PPP, pero tampoco podemos
conformarnos con que no llegue, o con que se vaya lo que ya llegó. Lo que en verdad
hace falta es abrirle paso a otra cosa; un cambio de vía, un desarrollo alternativo.
Al sureste mexicano y a Centroamérica les urge una reactivación agrícola, que
no sea la del monocultivo privado y de plantación sino de talante campesino; una
agricultura sustentable, justiciera y empleadora que aproveche ventajas comparativas

37
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

para exportar pero también abastezca de básicos al mercado interno. A Mesoamérica le


hace mucha falta la industrialización, pero no en plantas ensambladoras contaminantes,
negreras y golondrinas, sino integrada en cadenas productivas. A la cintura del
continente ya le anda por aprovechar sus recursos naturales y privilegios biológicos,
pero no depredándolos y privatizándolos, sino en abono de sus comunidades y
garantizando su preservación.

Hay ausencias que triunfan...


Y en el diseño de los aspectos agrarios de esta vía alterna, la reunión de
Tapachula avanzó significativamente. En el encuentro los campesinos emprendieron la
reinvención de Mesoamérica. De una Mesoamérica profunda: indígena, afrocaribeña y
mestiza, donde como nunca antes priven convivencia y solidaridad. Y lo hicieron por sí
mismos. A diferencia de los foros mesoamericanos de alternativa al PPP, el Foro Social
Mundial de Porto Alegre o la reunión de Monterrey para la financiación del desarrollo,
en este encuentro los mayores protagonistas no fueron las ONG sino las OSB, las
organizaciones sociales de base.
Si hay ausencias que triunfan, en Tapachula la nuestra triunfó. El Encuentro
Mesoamericano fue una reunión convocada, operada y animada casi exclusivamente
por organizaciones campesinas, en la que los rústicos definieron la agenda, sostuvieron
los debates y tejieron los acuerdos. En tiempos de "sociedad civil" y cuando los grupos
profesionales y sus expertos pretenden hablar en nombre de todos, es alentador un foro
en el que las organizaciones de base sean la sartén y tengan el mango.
Resumiendo: entre tanto norteado, los campesinos miran al Sur.

38
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

LA JORNADA
México D.F. Jueves 5 de diciembre de 2002

En la región, los pobres son reducidos a estadísticas, coinciden expertos


Los motores económicos de AL han fracasado en el combate al desempleo,
admite la CEPAL

ROSA ELVIRA VARGAS Y GEORGINA SALDIERNA


América Latina vive en una paradoja: hoy produce mayor riqueza y sin embargo
el número de pobres se incrementa día a día. Al mismo tiempo, los motores económicos
han perdido efectividad para generar los empleos suficientes y de calidad que demanda
su población, admitió Rebeca Grynspan, directoral regional para México de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). "La pobreza se ha
vuelto estadística y la hemos visto siempre como un problema de otros'', convino a su
vez Huguette Labelle, quien fuera presidenta de la Agencia Canadiense de Desarrollo
Internacional.
Durante las discusiones de la segunda reunión anual de la Comisión sobre
Globalización, Carlos Heredia, del Partido de la Revolución Democrática, subrayó que
las políticas económicas de las naciones de la región se deciden fuera de sus fronteras,
"y lo que nosotros queremos son espacios de movimiento para estructurar nuestras
economías de manera distinta, y hacerlo a partir de las necesidades locales, regionales y
nacionales''.
Variado y plural fue el análisis que sobre pobreza y globalización se presentó
ayer en esta instancia internacional que se creó en 2000 para fomentar un diálogo "post-
Seattle'' y buscar la concurrencia de líderes gubernamentales, expertos y representantes
de "grupos de protesta'' para desarrollar propuestas que reformen "las políticas de las
instituciones gobernantes y dar seguimiento'' a su aplicación.
Fue al mismo tiempo una discusión en la que predominó la visión sobre los
contrastes sociales que ha impuesto la globalización, pero en la que también hubo
denuncias puntuales sobre sus efectos de pauperización en grandes núcleos. "Aumenta
la riqueza pero también la pobreza, porque no sabemos qué políticas usar'', dijo Labelle.
Alfonso Ramírez Cuéllar, del movimiento El Barzón, denunció que "los bancos
y los principales accionistas, y también muchos de los gobiernos, se han incorporado de
lleno a una auténtica economía internacional de rentistas y especuladores, en las que lo
que menos importa es la producción, el crecimiento, el desarrollo y el bienestar. Es
simple y llanamente la tiranía del dinero y de los flujos financieros internacionales''.
Para algunos analistas como Eduardo Ramos-Gómez, presidente de la Cámara
de Comercio México-Estados Unidos, los pobres se han vuelto una estadística y una
realidad que muchas veces se esconde, "son fantasmas en todos lados, son invisibles".
Apuntó que esta comisión significan un llamado para dirigir más un cambio de actitud
que un programa específico.
Rebeca Grynspan coincidió en que en las sociedades actuales no se ve a los
pobres; "nos acostumbramos a ver la pobreza, pero hay que volver a crear la conciencia
de que esta no es una responsabilidad sólo individual, sino que debe ser asumida por los
gobiernos, la sociedad civil y las empresas de manera corresponsable. No se trata de
filantropía sino de derechos y ciudadanía''.
Huguette Labelle abrió la discusión planteando el panorama de América Latina,

39
Geografía de América Latina - 2º de Geografía

donde mientras en 1980 había 135 millones de pobres, hoy suman más de 211 millones.
"Por qué sucede esto -interrogó- cuando hoy hay más conocimientos, cuando se ha
aprendido más del pasado y la región sigue siendo rica en recursos."
Respondió ella misma que hoy "ya nada es local'' y que el "reto es asegurarnos
de que el capital humano se pueda utilizar, que el dinero ya no esté en los bancos de
Suiza y darle un nuevo enfoque al nivel multinacional de la economía. En síntesis,
cómo controlamos las fuerzas de la globalización para que realmente cambie la vida de
la población en pobreza''.
Rebeca Grynspan llamó la atención sobre las subsecuentes fases de crecimiento,
reducción y de crisis económica que viven los países del subcontinente y que derivan
en una volatilidad relacionada con algo típico de América Latina: la desigualdad.
"Si no atacamos estas inequidades no podremos cerrar las brechas y hay que
admitirlo: el tema de la equidad no ha estado en la agenda latinoamericana. Hemos
creído que podremos crecer combatiendo la pobreza y no la inequidad'', afirmó.
Por su parte, Alicia Bárcena, también de la Cepal, se refirió al tema de los
recursos naturales y planteó que el modelo económico extractivo ha beneficiado mucho
más a las empresas trasnacionales, con muy poca derrama para beneficio del pueblo.
Rechazó que las comunidades pobres sean responsables de la sobrexplotación
de los recursos naturales. "Mucha gente les quiere echar la culpa de que son quienes
erosionan, pero no. Los pobres son víctimas de modelos extractivos y de producción
que han generado mucho más pobreza... le hemos apostado a un modelo que beneficia a
alguien, por supuesto, pero no necesariamente a nuestra gente''.
Señaló que lo ambiental representa actualmente una especie de "emergencia
silenciosa''. Sí hay luces que llaman al desastre, "pero no de manera gradual, evidente.
Los recursos más problemáticos están en el manejo del agua, en la desertificación y en
la pérdida de biodiversidad'', alertó.
Ramírez Cuéllar habló sobre el sistema bancario mexicano y destacó que la
sustitución de un esquema aparentemente reprimido por un mercado desregularizado no
ha significado mayor eficiencia en el financiamiento al sector productivo, ni ha
aumentado el ahorro privado y tampoco ha disminuido las tasas de interés reales. Las
reformas emprendidas, aseguró, sólo han dado origen a un sistema bancario y
financiero entrampado en la apuesta inmediata, sin riesgos, sin solidaridad ni vocación
productiva.
Carlos Heredia señaló que en la adopción extrafronteras de las políticas
económicas se ven consecuencias como las que hoy vive Argentina. "Ahí se abrió, se
vendió todo y ahora vive en una profunda deuda, porque ya no tiene más que vender, y
ellos discuten ahora cómo empezar todo de nuevo."

40

También podría gustarte