Semiologia clinica

Examen físico, técnica de exploración y hallazgo anormales del cuello

1 DE FEBRERO DE 2024

Integrantes
Yanira Carrasco - 2022-0090
Wayanerys Medina - 2018-0685
Wanda Ruiz – 2022-1317
Carolay Cuevas - 2022-0225
 Contenido
Introducción:.................................................................................2
Examen físico del cuello.............................................................3
Técnica de Exploración del Cuello..........................................6
Hallazgos anormales del cuello................................................7
Conclusión...................................................................................10
Bibliografia...................................................................................11
 Introducción:
En esta investigación, abordaremos de manera exhaustiva el examen físico del
cuello, un componente fundamental en la evaluación médica que proporciona
valiosa información sobre la salud de un individuo. El cuello, una región anatómica
vital que conecta la cabeza con el tronco, alberga estructuras cruciales como la
glándula tiroides, arterias carótidas, ganglios linfáticos y músculos esenciales para
la movilidad cervical. A través de técnicas de inspección, palpación y auscultación,
los profesionales de la salud pueden identificar hallazgos normales y anormales
que ofrecen pistas valiosas sobre posibles condiciones médicas.

La inspección meticulosa del cuello revela asimetrías, masas, inflamación y

cicatrices, proporcionando una visión inicial de la salud superficial de esta región.
La palpación, por otro lado, permite la evaluación directa de estructuras clave,
como músculos, arterias y ganglios linfáticos, revelando posibles anomalías o
agrandamientos. La auscultación, con su capacidad para detectar sonidos
vasculares y soplos, complementa este examen físico, proporcionando
información adicional sobre la salud cardiovascular y tiroidea.

En el marco de esta investigación, nos sumergiremos en las técnicas específicas

utilizadas para explorar el cuello, detallando cada paso del proceso. Desde la
posición del paciente hasta la auscultación de la glándula tiroides,
desentrañaremos la metodología precisa que los profesionales de la salud
emplean para obtener una comprensión completa de esta región anatómica.

A lo largo de este análisis, también examinaremos los posibles hallazgos

anormales que podrían surgir durante el examen físico del cuello. Desde masas
palpables hasta desviaciones de la tráquea y alteraciones en el pulso, cada indicio
anormal será abordado con la seriedad que merece, destacando la importancia de
una evaluación clínica minuciosa para un diagnóstico preciso.
 Examen físico del cuello
El cuello se examina mediante la inspección, la palpación y la auscultación. Normalmente
se deben identificar los músculos esternocleidomastoideos, escaleno y trapecio, la arteria
carótida y el pulso venoso, y puede palparse la glándula tiroides, y los cartílagos laríngeos
y traqueales. De ser posible el paciente debe estar sentado, con la mirada hacia adelante,
y se le solicitará que efectúe los movimientos de flexión-extensión, rotación, flexión lateral
y circunducción del cuello, para evaluar la movilidad cervical. En condiciones normales, y
con la boca cerrada, el paciente debe poder tocar con el mentón la cara anterior del tórax.

Se observará la simetría del cuello y la presencia de latidos carotídeos y venosos.

El pulso venoso se describe junto con la semiología cardiovascular, en tanto que el
pulso carotídeo ya fue descrito con los signos vitales.

En el cuello se palparán, asimismo, las cadenas ganglionares, donde no deben

hallarse linfadenopatías. Este examen debe hacerse siguiendo un orden
determinado para no olvidar ningún grupo ganglionar (figura 6-10):

1. preauricular, por delante del trago;

2. tonsilares o amigdalinos, en el ángulo

submandibular;

3. submaxilares, entre el ángulo submandibular y

el mentón;

4. occipitales; en la parte posterior del cráneo;

5. retroauriculares, a nivel de la apófisis

mastoides;

6. cervicales superficiales, siguiendo la superficie

del músculo esternocleidomastoideo, y
profundos por debajo de él;

7. cadena cervical anterior, en el borde anterior del trapecio; y

8. supraclaviculares, entre el esternocleidomastoideo y la clavícula.

Se deben identificar la tráquea y los cartílagos tiroides y cricoides, constatando

que se hallen en la línea media. Posteriormente se palpará la glándula tiroides, en
la cual se describirán la forma, tamaño, simetría, límites, superficie, consistencia,
sensibilidad y movilidad con la deglución; es conveniente darle al paciente un vaso
de agua y que trague para evaluar la movilidad. Frecuentemente, y en condiciones
normales, la glándula tiroides no es palpable; el istmo puede ser identificado como
una banda trasversal situada por debajo del cartílago cricoides.

Para palpar la glándula tiroides, el paciente estará sentado, con la cabeza

ligeramente extendida, y el explorador enfrentado a él. Con los pulpejos de ambos
pulgares por debajo del cartílago cricoides se busca el istmo, y para facilitar esta
maniobra se solicita al paciente que trague agua o saliva. Posteriormente,
haciendo flexionar la cabeza hacia el lado palpado para flexionar el músculo
esternocleidomastoideo, se identifica el lóbulo tiroideo, mientras los dedos índice y
medio comprimen por detrás del músculo esternocleidomastoideo.

El dedo pulgar de la otra mano empuja la tráquea hacia el lado palpado (figura 6-
11).
Para palpar el otro lóbulo se realizan idénticas maniobras en sentido inverso.

La glándula tiroides también puede ser palpada desde atrás (figura 6-12) del
paciente.

El explorador, ubicado a espaldas del paciente, con los dedos pulgares apoyados
en la parte posterior del cuello, identifica con los pulpejos de los dedos índice y
mayor el cartílago cricoides y por debajo de él el istmo tiroideo.

Se solicita al paciente que trague y se movilizan los dedos ligeramente a los lados
para palpar los lóbulos, pidiéndole nuevamente que trague. Luego se le hace
flexionar el cuello ligeramente hacia delante y a la derecha, desplazando el
cartílago tiroides la derecha con los dedos de la mano izquierda, palpando con la
mano derecha, se coloca el pulgar profundamente y por detrás del
esternocleidomastoideo y los dedos índice y mayor enfrente de él. Se solicita al
paciente que trague. Para palpar el lado opuesto se realiza el procedimiento
inverso.

La glándula tiroides debe ser auscultada para constatar la ausencia de soplos.

También, y con el mismo objetivo, deben auscultarse las arterias carótidas.
 Técnica de Exploración del Cuello
La técnica de exploración del cuello es esencial para realizar un examen físico
completo y preciso. Cada paso debe seguir un orden lógico para garantizar que
ninguna estructura o posible anormalidad pase desapercibida. A continuación, se
describe la técnica detallada de exploración del cuello:

1. Posición del Paciente:

 El paciente debe estar sentado con la mirada hacia adelante para facilitar la
inspección visual y los movimientos del cuello.

2. Movimientos del Cuello:

 Solicitar al paciente que realice movimientos de flexión-extensión, rotación,

flexión lateral y circunducción del cuello. Estos movimientos evalúan la
movilidad cervical y ayudan a identificar posibles limitaciones.

3. Inspección Visual:

 Observar visualmente el cuello en busca de asimetrías, masas, inflamación

o cicatrices. La inspección proporciona información sobre la apariencia
externa y la estructura superficial del cuello.

4. Palpación de Músculos y Estructuras:

 Palpar los músculos esternocleidomastoideos, escalenos y trapecio para

evaluar su consistencia y detectar posibles espasmos o anomalías.

5. Palpación de Arteria Carótida y Pulso Venoso:

 Palpar la arteria carótida para evaluar el pulso y la presencia de latidos

carotídeos. Asimismo, evaluar el pulso venoso en relación con la semiología
cardiovascular.

6. Palpación de Ganglios Linfáticos:

  Identificar y palpar las cadenas ganglionares en un orden específico:
preauricular, tonsilar, submaxilar, occipital, retroauricular, cervicales
superficiales y profundos, cadena cervical anterior y supraclaviculares.
Buscar cualquier linfadenopatía que pueda indicar procesos inflamatorios o
neoplásicos.

7. Palpación de la Tiroides:

 Palpar la glándula tiroides para evaluar forma, tamaño, simetría, límites,

superficie, consistencia, sensibilidad y movilidad con la deglución. Realizar
la palpación desde el frente y desde atrás del paciente.

8. Evaluación de la Tráquea y Cartílagos:

 Identificar la tráquea y palpar los cartílagos tiroides y cricoides para

constatar que se hallen en la línea media.

9. Auscultación de la Glándula Tiroides y Arterias Carótidas:

 Auscultar la glándula tiroides y las arterias carótidas para detectar la

presencia de soplos o ruidos anormales que puedan indicar problemas
vasculares.

Esta técnica de exploración del cuello, realizada de manera sistemática, permite al

profesional de la salud obtener información detallada sobre la salud del paciente y
detectar posibles anormalidades que puedan requerir una evaluación más
profunda o pruebas diagnósticas adicionales.

Hallazgos anormales del cuello

En el examen físico del cuello, se pueden identificar varios hallazgos anormales
que podrían indicar diversas condiciones de salud. A continuación, presento una
descripción personalizada de algunos de los hallazgos anormales en la
exploración del cuello, basada en la información proporcionada:

1. Masas y Deformidades en la Piel:

 Durante la inspección, se observan bultos o masas en la piel del cuello, que

pueden variar en tamaño y forma. También se pueden notar cicatrices,
 siendo la cicatriz de cirugía tiroidea una de las más comunes, evidenciada
por un corte paralelo a los pliegues del cuello.

2. Palpación de Masas y Agrandamientos:

 Al palpar, se detectan masas ganglionares o agrandamientos en los

órganos cervicales, como la tiroides, glándulas submaxilares y parótida.
Aneurismas carotídeos, divertículos esofágicos y quistes del conducto
tirogloso también son posibles hallazgos.

3. Evaluación de la Tiroides - Bocio:

 Se identifica un agrandamiento de la glándula tiroides, conocido como

bocio, que puede ser difuso (liso multinodular) o presentar un nódulo
solitario. La presencia de un soplo sobre la glándula tiroides sugiere una
posible enfermedad de Graves-Basedow.

4. Desviaciones de la Tráquea y Síndrome Mediastínico:

 Desviaciones de la tráquea hacia la derecha o izquierda podrían indicar la

presencia de tumores o patología intratorácica. Se menciona la posibilidad
de ingurgitación venosa y edema en la región de los hombros y cuello
(edema en esclavina), asociados al síndrome mediastínico.

5. Palpación Muscular:

 La palpación de los músculos del cuello revela espasmos, que pueden

deberse a diversas causas como traumas, inflamación localizada o
infecciones sistémicas, como tétanos o meningitis.

6. Aneurismas y Divertículos:

 Se menciona la posibilidad de aneurismas carotídeos, manifestados por

una tumoración pulsátil, y divertículos esofágicos que aumentan de tamaño
durante la ingesta de alimentos.

7. Alteraciones en el Pulso:

 La palpación y auscultación del pulso carotídeo revela posibles alteraciones

en frecuencia, ritmo, amplitud y forma, las cuales pueden sugerir
 condiciones como la oclusión de la arteria subclavia o el síndrome de robo
de la subclavia.

8. Ruidos Auscultatorios:

 Se menciona la importancia de auscultar soplos, indicando posibles

lesiones en la bifurcación de la arteria carótida o estenosis de la arteria
subclavia.

Estos hallazgos anormales en la exploración del cuello pueden proporcionar pistas

importantes para el diagnóstico y la gestión de diversas condiciones médicas. Sin
embargo, es crucial que cualquier anormalidad sea evaluada por un profesional de
la salud para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
 Conclusión
Para finalizar, esta investigación nos ha sumergido en el fascinante y crucial
mundo del examen físico del cuello, una práctica que va más allá de la mera
observación y palpación. Hemos explorado la complejidad de esta región
anatómica, desentrañando las técnicas detalladas que los profesionales de la
salud emplean para evaluar la salud de sus pacientes.

A lo largo de nuestro análisis, hemos destacado la importancia de la inspección

visual, la palpación cuidadosa y la auscultación precisa en la identificación de
hallazgos normales y anormales. Desde la simetría del cuello hasta la presencia
de masas y la evaluación de la movilidad cervical, cada aspecto del examen físico
ha sido desglosado para comprender su papel integral en la detección de posibles
condiciones médicas.

Además, hemos explorado los posibles hallazgos anormales que podrían surgir
durante este examen, desde el agrandamiento de la glándula tiroides hasta
desviaciones de la tráquea. Cada uno de estos indicios anormales actúa como un
indicador crucial que guía a los profesionales de la salud hacia un diagnóstico más
preciso y un plan de tratamiento adecuado.

En última instancia, esta investigación resalta la importancia de la atención

meticulosa a cada detalle durante el examen físico del cuello. Cada palpación,
cada auscultación y cada observación visual se convierten en piezas de un
rompecabezas clínico que, cuando se ensamblan, proporcionan una imagen
completa de la salud del paciente. Al abordar esta investigación, hemos reafirmado
la idea de que el conocimiento profundo y la habilidad técnica son fundamentales
en el arte de la medicina, especialmente cuando se trata de la evaluación de una
región tan vital como el cuello.
 Bibliografia
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