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UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE MEDICINA HUMANA

FISIOLOGÍA SEXUAL NORMAL Y


TRASTORNOS PSICOSEXUALES

CURSO: SEMIOLOGÍA Y CLÍNICA PSIQUIÁTRICA

DOCENTE: DR. EDWIN VILLAVICENCIO OLARTE

PRESENTADO POR:

 CHALLCO DEZA, Rossmery


 CHOQUE TECCSE, Winnie

CUSCO – PERÚ
2017
FISIOLOGÍA SEXUAL NORMAL

La sexualidad es una dimensión de lo humano que ha merecido la atención de


las personas desde siempre. No todas las personas entienden lo mismo cuando
se menciona el término “sexualidad”, pero los estudios de comparación cultural
han mostrado que la conducta sexual tiene, en todas las culturas, una
importancia alta.1 En la sección que sigue se revisa el concepto de sexualidad
propuesto por la Organización Mundial de la Salud, se hace una referencia breve
a otros modelos de pensamiento que han abordado la sexualidad y al final de
este tema se presenta una apreciación de la evolución del concepto de salud
sexual. Más adelante se considera una versión en resumen de los aspectos
fisiológicos de la experiencia sexual humana, con una sinopsis del estado del
conocimiento actual en esta materia. Después se aborda la problemática de la
sexualidad y se revisa una variedad de problemas que se encuentran en la
práctica médica. Por último se repasan los aspectos de la sexualidad que tienen
como denominador común el cambio de actitudes sociales y se incluye una
revisión del estado del conocimiento sobre la orientación sexual y sobre las
decisiones jurídicas recientes en el sentido de reconocer el derecho al
matrimonio y la adopción de las personas homosexuales, entre otros.

El presente capítulo tiene como propósito dotar al médico en formación de los


elementos indispensables para su futura vida profesional al enfrentar
problemáticas sexuales en sus pacientes. Otros profesionales de la salud, así
como los médicos en el ejercicio de su profesión, también encontrarán elementos
útiles en las páginas siguientes.

El concepto de salud sexual se refiere a la presencia de bienestar en lo


relacionado con la sexualidad. No todas las concepciones de sexualidad son
similares y, sin embargo, es importante tener una visión unificada para lograr
identificar las acciones encaminadas al logro del bienestar sexual, que
finalmente es una dimensión indispensable a considerar cuando se busca el
bienestar general; en otras palabras, la salud sexual es un componente de la
salud general. En 2006 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una
serie de definiciones (World Health Organization, 2006) que se proponen como
herramientas de acuerdo en materia de salud sexual que revisaremos
enseguida.

La sexualidad es un concepto. En la salud mental existen varios conceptos de


naturaleza similar como el de personalidad o el de inteligencia. Como es un
concepto, a lo largo de los años han existido varias formas de considerar a la
sexualidad dependiendo, fundamentalmente, de la modalidad de pensamiento
científico y de la particular disciplina desde donde se considere a la sexualidad.

Fases de la respuesta sexual humana


Antes de la década de los años sesenta, se conocía muy poco sobre los cambios
anatómicos y fisiológicos que se producen durante la respuesta sexual. Masters
y Johnson, mediante observaciones realizadas en laboratorio, aportaron datos
de innegable interés para la futura sexología. A fin de sistematizar toda la
información, consideraron que el ciclo de la respuesta sexual constaba de cuatro
fases distintas, aunque en la práctica éstas no siempre queden bien delimitadas
y puedan variar de un individuo a otro e incluso de un ciclo a otro. Las reacciones
fisiológicas básicas que se dan a lo largo de la respuesta sexual son un aumento
de la vasocongestión y de la miotonía y su liberación consiguiente tras el
orgasmo.
Las fases en que ocurren son las siguientes:
F ase de excitación. En la mujer, durante esta fase, los cambios más importantes
son: lubricación vaginal, expansión de los dos tercios internos de la vagina,
elevación del cuello y cuerpo del útero, alisamiento y elevación de los labios
mayores, aumento de tamaño del clitoris y erección de los pezones. En el varón,
los cambios son: erección del pene, alisamiento de la piel del escroto, elevación
parcial de los testículos y, en algunos casos, erección de los pezones.
Esta fase puede variar en cuanto a su duración y los cambios mencionados
pueden disminuir e incluso desaparecer.
Fase de meseta. En la mujer: vasodilatación del tercio externo vaginal para
formar la plataforma orgásmica, estrechamiento de la luz vaginal como resultado
de dicha vasodilatación, continuación de la expansión de los dos tercios internos
vaginales y de la elevación del útero, retracción del clitoris contra la sínfisis del
pubis, tumescencia areolar (que puede enmascarar la erección del pezón) y,
finalmente, aumento del tamaño de las mamas en las mujeres que no han
amamantado. En el varón: pequeño aumento del diámetro de la porción proximal
del pene, cambio de color en esta zona (más oscuro), incremento de tamaño,
elevación y rotación anterior de los testículos y, en ocasiones, secreción de las
glándulas de Cowper, que puede contener espermatozoides vivos. Existen
también cambios comunes a la mujer y al varón, como son miotonía
generalizada, contracción voluntaria del esfínter rectal (no siempre), taquicardia,
hiperventilación, aumento de la presión arterial y eritema cutáneo a modo de
«sarpullido».
Fase orgásmica. En la mujer: contracciones rítmicas y simultáneas de la
plataforma orgásmica, el útero y el esfínter rectal. En el varón: contracciones de
los órganos sexuales accesorios (próstata, vesículas seminales y conductos
deferentes), que llevan el líquido seminal a la uretra prostática y contracciones
expulsivas de la uretra y el pene. Entre los cambios comunes: hiperventilación,
taquicardia e hipertensión.
Fase de resolución. En la mujer: desaparición de la plataforma orgásmica,
regreso del útero a la pelvis auténtica, acortamiento de la vagina y vuelta del
clitoris a su posición normal. En el varón: disminución de la erección en
dosetapas (la primera más corta), vuelta de los testículos a su tamaño y posición
habituales, y aparición de un período refractario, durante el cual no es posible
otra eyaculación (puede durar desde minutos a varias horas, y suele hacerse
más largo con la edad). En ambos sexos se produce una progresiva vuelta a la
normalidad, que se retrasará si, después de una excitación intensa, no se ha
producido el orgasmo.

Eje hipotalámico-hipofisario-gonadal (eje H -H -G).


Numerosos experimentos han demostrado que el principal centro regulador de
la conducta sexual es el hipotálamo.
En la región preóptica hipotalámica se produce un decapéptido, la GRH
(hormona liberadora de gonadotropinas), que actúa sobre la hipófisis anterior
controlando lasecreción de LH (hormona luteinizante) y FSH (hormona
estimuladora de los folículos). Estas hormonas hipofisarias, a su vez, controlan
la secreción de las hormonas esteroideas gonadales (testosterona, estrógenos
y progesterona). Dichas estructuras constituyen el eje H-H-G, el cual está
asistido por sistemas de retroalimentación negativa. Por otra parte, la GRH, a
través de las neuronas tuberoinfundibulares, actúa también en otras áreas,
dentro y fuera del hipotálamo, donde, a través del sistema aminérgico, podría
modular los rendimientos sexuales directa o indirectamente. Se ha postulado que
el paleocircuito, formado por área septal, amígdala, hipocampo e hipotálamo, y
el neocircuito, formado por núcleos talámicos anteriores, que conectan, por una
parte, con el cíngulo y el hipotálamo, y, por otra, con el núcleo dorsomedial del
tálamo y, desde aquí, con el córtex orbitofrontal y prefrontal, podrían estar
implicados en la regulación de la conducta sexual. Ambos circuitos, a su vez,
están estrechamente conectados entre sí a través del fascículo precerebral
medio, que incluye los principales centros responsables de los sistemas
cerebrales de recompensa y castigo. En resumen, el hipotálamo está integrado
en un sistema mucho más complejo, en el que intervienen una extensa red de
interacciones neuronales, hormonales y neurotransmisoras.
Hormonas sexuales. La principal hormona sexual en ambos sexos es la
testosterona. En el caso del varón se sabe que son precisos niveles adecuados
de testosterona para que exista un interés sexual y se produzca la eyaculación.
En cambio, su influencia en el mecanismo de la erección no está tan clara. Las
erecciones que tienen lugar durante el sueño parecen ser andrógeno-
dependientes, a diferencia de lo que ocurre en las que se producen en estado
de vigilia en respuesta a un estímulo sexual. El papel de la testosterona en el
caso de la mujer es aún más confuso debido a los cambios que éstas
experimentan a lo largo del ciclo menstrual.
Aunque algunas investigaciones apuntan a un incremento del interés sexual
hacia la mitad del ciclo, coincidiendo con niveles altos de testosterona, en otros
trabajos aparecen resultados contradictorios. En cuanto a los estrógenos, no se
ha demostrado que ejerzan un papel relevante en la sexualidad femenina. En el
varón, en cambio, un exceso de estas hormonas puede ocasionar inapetencia
sexual y dificultades en la erección. Aún más escasos son los conocimientos
sobre la progesterona. Algunos autores, partiendo de la observación de que la
progesterona suprime el interés sexual en los animales, sugieren que en los
humanos podría ejercer un efecto parecido. Igualmente confusos son los
resultados de los estudios sobre el efecto de los anticonceptivos orales en el
impulso sexual, si bien la mayoría de ellos no encuentran cambios significativos.
Estudios in vitro e in vivo (en animales) sugieren que la oxitocina, hormona
liberadora de gonadotrofina (GRH), hormona folículo estimulante (FH) y
luteinizante (LH), estimulan dicho impulso.
Neurotransmisores cerebrales. Las investigaciones sobre el papel de los
neurotransmisores en la conducta sexual son muy recientes y casi todas ellas se
han realizado en animales. Los resultados obtenidos hasta la fecha son poco
consistentes, quizá porque, en la mayoría de los trabajos, las sustancias a
investigar se han administrado periféricamente y no a nivel central. A pesar de
los riesgos que com portan este tipo de extrapolaciones, se barajan actualmente
algunas hipótesis sobre el papel de los neurotransmisores en la sexualidad
humana. En conjunto, estudios in vitro e in vivo (en animales) sugieren que la
serotonina (vía activación de los receptores serotoninérgicos), la prolactina (que
disminuye la actividad dopaminérgica) y los péptidos opiáceos, inhiben el
impulso o arousal sexual, mientras que la dopamina, la acetilcolina (vía
activación de receptores muscarínicos), la norepinefrina (vía activación del rector
al-adrenérgico), y encefaliñas, estimulan dicho impulso. No obstante, la
regulación de la conducta sexual se produce a través de complejas interacciones
entre los neurotransmisores. Así, por ejemplo, existen indicios de que la acción
inhibidora de la serotonina y la acción estimuladora de la dopamina no son
independientes, sino que vendrían reguladas por el valor del coeficiente
dopamina/ serotonina. Podría considerarse a favor de esta hipótesis el hecho de
que los niveles elevados de prolactina (el aumento de prolactina suele ir
acompañado de una hipoactividad
dopaminérgica) pueden producir impotencia en el varón y disminución del
impulso sexual en la mujer. Se han descrito buenos resultados al tratar a estos
pacientes con bromocriptina, que es un agonista dopaminérgico. También se
sabe que el 7% de los pacientes con enfermedad de Parkinson mejoran su
funcionamiento sexual después del tratamiento con levodopa y, en algunos
casos, los niveles elevados de este fármaco coinciden con la aparición de
hipersexualidad.
Por su parte, la paraclorofenilalanina, que inhibe la síntesis de serotonina,
aumenta el impulso sexual. Asimismo, se ha dicho que determinados alimentos
que disminuyen la tasa de triptófano (precursor de la serotonina) pueden tener
efectos afrodisíacos. Se han planteado hipótesis sobre los neurotransmisores
más implicados en cada una de las fases de la respuesta sexual. En cuanto a la
de deseo, es decir, el impulso sexual, se ha esgrimido la hipótesis de que es un
fenómeno dopaminérgico; en la fase de excitación intervienen al menos dos
neurotransmisores clave (acetilcolina y óxido nítrico) y, finalmente, el orgasmo
implica tanto un serotoninérgico inhibidor como un noradrenérgico excitador.

TRASTORNOS PSICOSEXUALES

Disfunciones sexuales propiamente de la mujer:

Aproximadamente el 40% de las mujeres tienen problemas sexuales, y al 12%


de ellas les genera malestar. Para poder evaluarlos y tratarlos adecuadamente,
es importante conocer el ciclo de la respuesta sexual normal. No todas las
mujeres inician la respuesta sexual con deseo. Para muchas mujeres esta
secuencia puede variar y superponerse, e incluso alguna fase puede estar
ausente en algunos encuentros sin que ello signifique insatisfacción sexual. La
proximidad emocional o la satisfacción con la experiencia son potentes
motivadores sexuales. En la figura 2 se representa la respuesta sexual femenina
segúnBasson.
La etiología es multifactorial. Destacan la mala percepción de la salud, algunos
problemas hormonales, sobre todo cuando producen malestar y dispareunia, y
la calidad de la relación de pareja.

Respecto al diagnóstico, la evaluación comienza con una cuidadosa historia


clínica que permita identificar los posibles factores etiológicos y evaluar los
problemas psicosexuales. Para establecer el diagnóstico puede ayudar el
cuestionario índice de función sexual femenina (FSFI)

l examen físico es fundamental. Se requiere una exploración ginecológica para


evaluar no sólo los problemas relacionados con el dolor, sino posibles prolapsos,
hipertonías musculares, alteraciones del flujo genital o cualquier otra patología
asociada.
Otras pruebas, como el análisis de sangre (hemograma, TSH, prolactina, etc.),
los cultivos o las ecografías, se deben realizar sólo cuando hay una sospecha
fundamentada.

El tratamiento es complejo. Debe centrarse en las intervenciones que optimicen


la salud, el bienestar y la relación con la pareja, ya que los predictores de la
satisfacción sexual son la salud física y mental y la calidad de la relación con la
pareja. Las posibles patologías y fármacos que puedan alterar la función sexual
deben ser evaluados y tratados. La terapia psicosexual es el tratamiento más
eficaz para las disfunciones sexuales femeninas

Trastorno del interés y de la excitación sexual


A pesar de la clasificación del DSM-5, las mujeres suelen consultar debido a un
bajo deseo sexual. La prevalencia oscila en un 26-43%.

La etiología es multifactorial. Entre los factores orgánicos, la depresión y los


tratamientos antidepresivos son lo que más influyen, pero también los problemas
hormonales y las enfermedades crónicas, como la fibromialgia, el cáncer, etc.
Respecto a los factores psicológicos, se encuentran los problemas de relación
con la pareja, el estrés, los estados de desmotivación y baja autoestima, el
aprendizaje no adecuado de habilidades eróticas y sexuales, etc.

Tratamiento
El más eficaz es la terapia psicosexual. Las terapias farmacológicas tienen una
eficacia limitada. La flibanserina es el único fármaco aprobado por la Food and
Drug Administration (FDA) con la indicación de trastorno del deseo sexual
hipoactivo en mujeres premenopáusicas. Presenta una acción central que actúa
aumentando en algunas áreas cerebrales la dopamina y la norepinefrina,
produciendo una disminución transitoria de serotonina. Necesita dosificación
diaria y los resultados son moderados.

En mujeres posmenopáusicas con síntomas climatéricos, los tratamientos con


terapia hormonal, como la tibolona, los combinados de estrógenos y
progestágenos o, en algunos casos, con testosterona pueden ser de utilidad,
aunque se ha de consensuar con la paciente la relación riesgo-beneficio de los
tratamientos hormonales. El bupropión puede ser eficaz para la disfunción sexual
en mujeres con o sin depresión asociada. Hay otros productos que, sin disponer
de evidencia científica, pueden ayudar y reforzar la terapia sexual: maca andina,
L-arginina, ginkgo biloba...

Trastorno del dolor genital-pélvico y de penetración


Incluye las antiguas categorías de vaginismo y dispareunia.
El dolor durante el coito puede ser vulvovaginal o pélvico, como es el caso de
los miomas, algunos miomas de gran tamaño, antecedentes de intervenciones
quirúrgicas, algunos miomas grandes, endometriosis, prolapsos uterinos,
vesicales o rectales, asociados o no a incontinencia, etc.

La dispareunia es una de las causas más importantes de evitación de las


relaciones sexuales y aparición de otras disfunciones sexuales secundarias.
El vaginismo es un trastorno fóbico, que impide el coito al producirse la
contracción involuntaria de la musculatura del tercio externo de la vagina.
Requiere siempre tratamiento psicosexual.

Tratamiento
El tratamiento inicial, y muchas veces concluyente, consiste en mantener la vulva
y la vagina en las mejores condiciones posibles. Para ello, se aconseja aplicar
un estrógeno vaginal, en forma de óvulos o crema, 2 veces a la semana,
preferiblemente por la noche, y como mantenimiento un hidratante diario y un
lubricante cuando se realice la actividad sexual. Si después de realizar los
tratamientos necesarios para eliminar o disminuir las causas orgánicas que
producen el dolor éste continúa, se ha de comenzar con terapia psicosexual.

Trastorno del orgasmo


El trastorno del orgasmo se produce cuando la mujer no consigue un orgasmo
o presenta una marcada reducción de la intensidad de las sensaciones
orgásmicas después de una fase de una excitación sexual normal, con
cualquier tipo de estimulación. La prevalencia es muy variable, del 18 al 40%.

Entre las causas más frecuentes, se observan las siguientes: malas relaciones
de pareja, estrés, acontecimientos traumáticos, enfermedades (lesiones
medulares, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, diabetes mellitus e
hipertensión, hipotiroidismos, enfermedades psiquiátricas...), tratamientos
farmacológicos (antidepresivos, ansiolíticos...), y consumo de alcohol y otras
sustancias tóxicas.

En la anorgasmia primaria las causas más frecuentes tienen que ver con la
educación sexual inadecuada, la falta de aprendizaje, el escaso o nulo interés
por conocerse sexualmente y las ideas negativas respecto al sexo.

La anorgasmia coital suele ser motivo habitual de consulta en las mujeres que
no consiguen el orgasmo con el coito, pero sí con otros tipos de estimulación. No
llegar al orgasmo durante el coito no debería ser motivo de preocupación.

Tratamiento
La terapia psicosexual es el tratamiento más eficaz. Es fundamental que la mujer
conozca sus genitales y el funcionamiento de su respuesta sexual, para lo cual
el aprendizaje y la práctica son los elementos clave. ErosDevice ®es un
dispositivo aprobado por la FDA para la anorgasmia (actualmente se sustituye
por un vibrador).
Disfunciones sexuales propiamente del varón:

A. Trastorno de deseo sexual hipoactivo:


Hay déficit o ausencia de fantasías sexuales o deseo de realizar el acto sexual,
es más frecuente en mujeres.

Puede ser resultante de ansiedad, estrés crónico o depresión. Para el


diagnostico evaluar edad del paciente, salud general, fuentes de estrés y tratar
de establecer un basal de interés sexual previo al inicio del trastorno. No hacer
diagnóstico a menos que dicho trastorno sea fuente de sufrimiento para el
paciente.

Para el diagnostico los criterios establecidos por la DSM-V, son:


B. Trastorno de disfunción eréctil o impotencia:
Dificultad para mantener una erección suficiente para una relación sexual
satisfactoria. Es el problema más común de los varones que consultan.

Causas:

Puede obedecer a diferentes etiologías, como:

Obviamente para el diagnóstico se debe descartar causas orgánicas o si la


enfermedad es sintomática de algún otro síndrome clinico psiquiátrico.

Diagnostico:

Los criterios según la DSM-V para el diagnóstico, son:


A. Por lo menos se tiene que experimentar uno de los 3 síntomas en
ocasiones de actividad sexual en pareja:
1. Dificultad marcada para conseguir una erección durante la actividad
sexual
2. Dificultad marcada para mantener la erección hasta finalizar la actividad
sexual
3. Reducción marcada de la rigidez de la erección
B. Persistencia de los síntomas del criterio A durante unos seis meses como
mínimo.
C. Los síntomas del criterio A provocan un malestar clínicamente significativo
en el individuo
D. El trastorno eréctil no se explica mejor un trastorno mental no sexual o
como consecuencia de una alteración grave de la relación u otros factores
estresantes significativos y no se puede atribuir a los efectos de una
sustancia/ medicación o a otra afección médica.

Tratamiento:

- Sea de causa orgánica, psicógena o mixta, sildenafilo ha demostrado ser


eficaz. inhibidor potente y selectivo de la fosfodiesterasa tipo 5 del GMPc.
- Administración V.O. 50 mg, si se requiere puede aumentar hasta 100 mg.
- Técnicas psicológicas de focalización sensorial genital y no genital de
manera progresiva. Entrenar con la pareja la estimulación.

C. Trastorno de eyaculación prematura:


El varón llega de modo persistente o recurrente al orgasmo y eyacula antes de
desearlo. No hay marco temporal a partir del cual definir si hay disfunción.

Para el diagnostico se deben tener en cuenta los factores que influyen en la


duración de la fase de excitación, estos son: edad, grado de novedad de la
pareja, asi como frecuencia y duración de los coitos.
En el caso de varones jóvenes inexpertos en los que es más probable que exista
este problema, puede resolverse por sí solo en el tiempo.
Diagnostico:

Los criterios según la DSM-V para el diagnóstico, son:

D. Trastorno de eyaculación retardada:


Corresponde a un trastorno poco frecuente, donde hay ausencia o retraso de la
eyaculación y/o el orgasmo, fisiológicamente el tiempo necesario de estimulación
para llegar al orgasmo aumenta con la edad

Diagnostico:

Los criterios según la DSM-V para el diagnóstico, son:


El tratamiento se basa en un entrenamiento individual y posteriormente con la
pareja.

E. Disfunción sexual inducida por sustancias o medicamentos:


Se define como la aparición de los síntomas por intoxicación abstinencia de la
sustancia se evidencia por historia clínica, examen físico o pruebas de
laboratorio

Principalmente los fármacos empleados en psiquiatría están relacionados con la


aparición de estos trastornos.

Los síntomas del trastorno se desarrollan durante o dentro de los treinta días
siguientes a la ingesta de sustancias tales como el alcohol, anfetaminas,
cocaína, otras.

Los efectos incluyen: en mujeres reduce la lubricación vaginal, inhibe o retrasa


el orgasmo y en el varón puede originar fracaso eréctil y trastornos en la
eyaculación; y en ambos, reduce el impulso sexual.

Diagnostico:

Los criterios establecidos por la DSM-V para el diagnóstico, son:

A. En el cuadro clínico predomina un trastorno clínicamente significativo de


la función sexual.
B. Existen pruebas a partir de la historia clínica, exploración física o las
pruebas de laboratorio de (1) y (2)
1. Los síntomas del criterio A desarrollados durante o poco después de
la intoxicación o abstinencia de la sustancia, o después de la
exposición a un medicamento.
2. La sustancia/ medicamento implicado puede producir los síntomas del
criterio A.
C. El trastorno no se explica mejor por una disfunción sexual no inducida por
sustancias/ medicamentos. Estas pruebas de una disfunción sexual
independiente pueden incluir lo siguiente:
Los síntomas fueron anteriores al inicio del uso de la sustancia/ medicamento;
los síntomas persisten durante un periodo importante (p. ej., aproximadamente
un mes) después del cese de la abstinencia aguda o intoxicación grave; o existen
otras pruebas que sugieren la existencia de una disfunción sexual independiente
no inducida por sustancia/ medicamento (p. ej., antecedentes de episodios
recurrentes no relacionados con sustancia/ medicamento).

D. El trastorno no se produce exclusivamente durante el curso de un delirio


E. El trastorno causa un malestar clínicamente significativo en el individuo.

Este diagnóstico solo se puede hacer en lugar de un diagnóstico de intoxicación


por sustancias o abstinencia de sustancias cuando en el cuadro clínico
predominan los síntomas del criterio A y cuando son suficientemente graves para
merecer atención clínica.
Se debe especificar la gravedad actual:

Leve Sucede en el 25% a 50% de las relaciones


sexuales
Moderado Sucede en el 50% a 75% de las relaciones
sexuales
Grave Sucede en el 75% o más de las relaciones
sexuales

PARAFILIAS:

Se obtiene excitación a través de estímulos que no se consideran normales,


estas fantasías sexuales son frecuentes con objetos, niños o con personas que
no consienten el sufrimiento de uno mismo o en pareja.
Para el diagnostico se requiere una duración de seis meses y que produzca
deterioro de la esfera social o de otras áreas de funcionamiento.

El DSM- V actualmente introduce la distinción entre parafilia, como conducta


sexual infrecuente y trastorno parafilico, la cual ya tiene consideración de
patología. Para la definición también debemos tomar en cuenta las variantes que
se dan en pareja por ejemplo pueden darse por acuerdo mutuo:
sadomasoquismo, asfixofilia estas mismas de alto riesgo en cuanto a su práctica
ya que pueden ser mortales.

La presencia de una parafilia predice la aparición de otras (entre dos y cinco) a


lo largo de la vida de la persona.

Entre las que cumplen con criterios en las diferentes categorías, tenemos:

 Exhibicionismo. - exposición de los propios genitales a un extraño que no


lo espera
 Fetichismo. - uso de objetos inanimados
 Froteurismo. - tocamiento y frotamiento contra una persona que no
consiente este acto
 Paidofilia. - utilización de niños o pre púberes
 Masoquismo sexual. – Acto de ser humillado, golpeado, atado o de sufrir
de cualquier otra manera como medio de conseguir la excitación sexual
 Sadismo sexual. - Actos en los que el sufrimiento psicológico o físico de
la víctima es sexualmente excitante.
 Fetichismo transvestista. - acto por el que vestirse con ropas de la pareja
(heterosexual) produce excitación.
 Voyburismo. - acto de observar a escondidas a personas desnudas o que
están en plena actividad sexual.

Etiología:

En cuanto a la etiología la aparición de una parafilia podría darse por:


 Factores biológicos: niveles altos de andrógenos, o relaciones entre este
tipo de conducta con alteraciones del lóbulo temporal.
 Factores psicológicos: aprendizaje en la pubertad y repetición constante
de estas prácticas entre fantasías y masturbación
 Otros enfoques: falta de habilidades sociales y de asertividad.

Diagnostico:
Los criterios establecidos por la DSM-V para el diagnóstico, son:

Tratamiento:

Nada sencillo desde el punto de vista del clínico ya que no se cuenta en la


mayoría de casos con la colaboración del paciente.

Los fármacos más usados implican a la serotonina y


testosterona/dehidotestosterona en su mecanismo de acción. En un intento de
reducir el impulso sexual, se han usado sustancias hormonales
antiandrogénicas, como el acetato de ciproterona, el acetato de
medroxiprogesterona, así como progestágenos.

Por otra parte, los antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina


(tricíclicos e inhibidores selectivos) también son muy utilizados tanto en el
tratamiento de las parafilias como de la hipersexualidad.

En individuos condenados por delitos sexuales se ha utilizado la castración


quirúrgica, no obstante, el de castración quirúrgica plantea problemas ético-
legales, cuando se realizan contra la voluntad del paciente.

Entre los abordajes psicológicos, se ha dado paso a métodos basados en el


autocontrol, técnicas masturbatorias destinadas a facilitar el cambio en la
preferencia sexual, entrenamiento en habilidades sociales, terapia
cognitivoconductual y terapia de pareja. La terapia combinada psicológica y
farmacológica es aconsejable. No obstante, como se ha apuntado previamente,
la mayor parte de las personas con parafilias no buscan ayuda profesional, son
escasos los profesionales con experiencia en el tema, y la eficacia de los
tratamientos es muy parcial.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

 Vallejo R. Introducción a la psicopatología y la psiquiatría. Octava edición.


Editorial Elsevier. España, 2015. Págs. e161-e178.
 KAPLAN Y SADOCK. SINOPSIS DE PSIQUIATRIA. Décima edición.
Págs. 690- 710.

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