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Jessica Serrano Psicología

Pautas de conducta

1.Tener reglas claras y razones por las que existen: Cuando un niño sabe claramente lo que se
espera de él y conoce las razones por las que existen reglas, las respetará.

Evitar órdenes difusas como “pórtate bien” o “no hagas eso” y cambiarlas por órdenes claras
como “no quiero que tires los juguetes al suelo, puedes romperlos”. Importante asegurarnos
de la proximidad y el contacto ocular en el momento de dar la orden.

NO OLVIDAR:

MÁS eficacia si decimos la orden máximo dos veces.

Evitar el USO DE INTERROGATIVO en las órdenes.

-Otros aspectos también importantes a la hora de trasmitir ordenes:

Elegir el momento adecuado

Un entorno tranquilo les permite concentrarse en lo que se les dice, lo que aumenta la
probabilidad de que sigan las órdenes correctamente.

Es importante valorar si NOSOTROS/AS estamos preparados/as para dar ese mensaje


correctamente.

Cuidar cómo les hablamos

Un tono suave y formulado en positivo hace que sea más probable que escuchen y entiendan
las instrucciones.

Coherencia

La coherencia entre progenitores a la hora de trasmitir las órdenes les proporciona un sentido
de seguridad y estructura. Sabe qué esperar y qué se espera de él en diferentes situaciones, lo
que reduce la ansiedad y el estrés asociados con la incertidumbre.

Que exista reconocimiento

El refuerzo positivo proporciona una motivación intrínseca al reconocer y valorar sus esfuerzos
y logros. Los elogios ayudan a construir una autoestima saludable, ya que se sienten orgullosos
de sí mismos por seguir las órdenes y recibir reconocimiento por ello.

2. Dejarle hacer elecciones: Los niños incrementan su capacidad de auto-regulación con reglas
claras y consistentes, pero también cuando se les da la oportunidad de decidir y planear sus
propias conductas y actividades, y de las consecuencias que tengan estas elecciones.

Ofrecer alternativas: Aun cuando las cosas que debe hacer son obligatorias, darle oportunidad
de elegir entre alternativas. Por ejemplo: “¿quieres avena o fruta para desayunar? o ¿quieres
llevar a casa de la tía la pelota o el coche?”.
Jessica Serrano Psicología

3. Ayudarlo a tomar decisiones: Haciéndole preguntas sobre las consecuencias que obtendrá si
toma una u otra decisión. Por ejemplo, “si tiras todos tus juguetes y se rompen, no podrás
jugar con ellos otro día”.

Usar modelos para explicarle las consecuencias que se obtienen al actuar de cierta manera. Por
ejemplo, con cuentos, vídeos animados, películas o situaciones que observe con sus amigos.

4. Confiarle tareas: es necesario que haya acuerdo en qué responsabilidades se les va a exigir.
La incoherencia entre lo que exigen o permiten los padres, favorece el incumplimiento de las
tareas, su justificación para no hacerlas y genera mucha confusión para el propio niño.

¿Qué hacer en el momento de encomendar una tarea?

Mostrarle confianza, hacerle sentirse capaz de realizarla bien y darle seguridad: "Hoy te vas a
vestir, bañar, etc. solo y sé que lo vas a hacer bien."

Explicar con claridad y con pocas palabras qué deseamos que haga y comprobar que lo ha
entendido bien.

Evitar mensajes como: "Lo voy a hacer yo porque tardas mucho, o “lo voy a hacer yo porque lo
estás haciendo mal." Con estos mensajes que desvalorizan al niño, se elimina la motivación que
pudiera tener, se anulan sus esfuerzos por mejorar y se resiente su autoestima.

¿Qué hacer una vez empezada la tarea?

Nunca hagas tú lo que tu hijo es capaz de hacer por sí solo. Es errónea la creencia de “si le
ayudo facilitándole la tarea, voy a evitarle un mal rato”.

Observa las posibilidades y su grado de evolución y vete adecuando el grado de exigencia y el


tipo de responsabilidad a su crecimiento. Siempre hay que ayudarle a subir paso a paso por los
escalones que le llevan a una responsabilidad personal.

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