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¿Cómo poner límites a los hijos?

Consejos para enseñar normas y


límites
Poner límites a los hijos es un gran reto para la mayoría de los padres. Cuando no se
establecen de la forma correcta, podemos caer en la equivocación de ser muy
permisivos o, por el contrario, muy autoritarios.

Si queremos educar de forma respetuosa a nuestros hijos, debemos marcar


límites y normas en casa desde su niñez. Crecer sin normas puede ser más
perjudicial para nuestros hijos que el hecho de que estén sometidos a normas
demasiado estrictas.

Los límites son vitales para la educación en los niños

Las normas y los límites son una parte fundamental de su educación y la base
para construir una relación sana y respetuosa entre padre e hijo. Pero ¿Cómo
poner límites a los hijos sin sentirse culpable? ¿Cuáles son esos límites y
normas?

¿Por qué hay que poner límites a los hijos?

Establecer límites y reglas en la crianza de los niños nos permite establecer un


orden para regular su comportamiento y actividades cotidiana y evitar mal
entendidos. Cuando un niño se siente seguro y protegido esta feliz y, para ello,
necesitan límites y reglas.

La palabra “límite” se relaciona con borde, con la terminación o final de algo; con


un “hasta aquí es conveniente”. Establecer límites en la educación de un niño es
una forma de decirle hasta donde puede llegar, qué tiene permitido hacer y qué
no.

Los límites le dan al niño contención, seguridad y protección para enfrentarse


al mundo.

Hay que tener presente que establecer límites y mantener la disciplina no es


sinónimo de autoritarismo. Poner límites a los hijos, no se trata solo de castigar
al niño para que haga lo que los adultos quieren.

Se trata de crear un entorno adecuado para que los niños desarrollen sus
capacidades o habilidades respetando sus características individuales; del
mismo modo se fomentan valores como el respeto, la tolerancia y la
responsabilidad. Por eso, los límites y reglas no solo son importantes para la
infancia, también lo son para la vida adulta.
¿Cómo poner límites a los hijos? 9 Consejos para
poner en práctica

Si quieres educar de manera respetuosa a tus hijos debes marcar las reglas en
casa con la finalidad de sean cumplidas.

A la hora de establecer las normas y marcar límites es importante hacerlo de


forma firme, coherente y respetuosa, ya que corremos el riesgo de que se
genere consecuencias en su comportamiento, como falta de respeto por
parte de los niños.

Si quieres garantizar un entorno emocional seguro y la convivencia desde el


respeto y la empatía, es importante que pongas en prácticas estos consejos, de
esta forma conseguirás a poner límites claros y respetuosos a tu hijos.

1. Enséñale las normas de forma clara y objetiva

Con frecuencia escuchamos en nosotros mismos  y en otros padres


expresiones como «Pórtate bien», «sé bueno», o «no hagas eso». Si quieres
que tu hijo entienda mejor el mensaje, establece normas de una forma más
concreta.

Un límite bien especifico con frases cortas y órdenes precisas suele ser
claro y más fácil de entender para un niño. «Habla bajito en una
biblioteca», «Sujeta mi mano para cruzar la calle» son algunos ejemplos de
formas que pueden aumentar progresivamente la relación de complicidad con
tu hijo.

2. Ser firmes con las normas

Es importante que, cuando existe una resistencia a la obediencia, como


padres necesitamos aplicar el límite con firmeza. Por ejemplo: «Vete a tu
habitación ahora'»o «¡Para!, los juguetes no son para tirar'»son una muestra de
ello.

Los límites firmes se aplican mejor cuando tu tono de voz es seguro, sin gritos
y tienes un gesto serio en el rostro.

Cuando pones límites más suaves haces que el niño tenga una opción de
obedecer o no. Esta manera de establecer límites resulta más apropiados para
cuando se desea que el niño tome un cierto camino o decisión.
Ejemplos de ligeros límites: «¿Por qué no te llevas los juguetes fuera de
aquí?», «Debes hacer las tareas de la escuela ahora», «Vente a casa ahora,
¿vale?».

Los límites no se tratan de prohibiciones o de normas rígidas e inflexibles, sino de normas que les
enseñan las conductas adecuadas.

2. Ofréceles opciones

Una buena forma de poner límites es darle a nuestros hijos la oportunidad de


eligir y estar presente en las decisiones, como cumplir sus órdenes. La libertad
de oportunidad hace que un niño sienta una sensación de poder y control,
haciendo que este no se resista tanto.

Por ejemplo: «Es la hora de vestirse. ¿Quieres elegir un traje o lo hago


yo?» Esta es una forma más fácil y rápida de dar dos opciones a un niño y
hagan exactamente lo que queremos.

3. Acentúa lo positivo

Todos somos más receptivos cuando recibimos estímulos positivos y los niños
más aun cuando se les ordena con refuerzos positivos. Algunas sujeciones
directas como el «no'» le dan a entender a un niño que es inaceptable su
actuación, pero no explica qué comportamiento es el apropiado.

En general, lo recomendable es que los padres le digan al niño lo que debe


hacer «habla en voz baja» antes de lo que no debe hacer «No grites».

Aquellos padres autoritarios tienden a dar más órdenes y a decir «no»,


mientras que los que no lo son suelen cambiar las órdenes por las frases claras
que comienzan con el verbo «hacer».

Es importante que le expliques al niño el por qué de las cosas y qué


comportamientos son adecuados,de esta manera el entenderá,en lugar de
decirle «No»,sin ninguna razón.

4. Explicales el porqué

Explicar el por qué de las cosas es muy importante, sobre todo a lo hora de
establecer límites. Cuando un niño entiende el motivo de una norma o límite
como una forma de prevenir situaciones peligrosas para sí mismo y para otros,
seguramente estará más animado y convencido de obedecer la regla.
Por tal motivo, lo mejor cuando se desea aplicar un límite es explicarle al niño
por qué tiene que obedecerlo. Una vez que entiendan la razón, los niños van a
ser capaces de desarrollar valores internos de conducta o comportamiento y
creando así su propia conciencia.

Antes de dar una larga explicación que puede distraer a los niños, manifiesta la
razón en pocas palabras, es decir, sé directo y preciso, no le des vueltas al
asunto.

Por ejemplo: «No muerdas a las personas. Eso les hará daño».

Si le explicas las normas y limites con claridad, podrás asegurarte de que entienden el motivo y
puedan expresar con libertad las emociones que este le genera.

5. Guarda distancias

Cuando decimos frases como «quiero que te vayas a la cama ahora mismo»,
estamos creando una lucha de poder personal con nuestros hijos. Una buena
estrategia es creando la regla, pero de una forma impersonal.

Por ejemplo: «Son las 8, hora de acostarse» y le enseñas el reloj. Si lo haces


de este modo, lo más probable es que los conflictos y sentimientos se centren
entre el niño y el reloj.

6. Sugiere una alternativa

Cuando quieras aplicar un límite busca otra opción o alternativa, con ellos vas a
hacer que el niño se sienta comprendido y compensado. Busca que sea una
alternativa aceptable,pues sonará menos negativo.

De este modo, puedes decir frases como: «Ese es mi pintalabios y no es para


jugar. Aquí tienes un lápiz y papel para pintar». Si ofreces alternativas, le estás
enseñando que sus sentimientos y deseos son aceptables e importantes. Este
es un camino de expresión más correcto.

7. Controla las emociones

El control de las emociones es un aspecto importante en la crianza de los hijos.


Según diversos estudios,  cuando los padres están muy enojados son más
propensos a ser verbalmente y/o físicamente abusivos con sus niños.
Si bien muchas veces los niños pueden ponernos a prueba como padres, no
por eso hay que hacer uso de la violencia. Hay que llevar con más calma la
situación y contar hasta diez antes de reaccionar.

Ante un mal comportamiento, lo mejor es contar un minuto con calma y


después preguntar con tranquilidad ¿Qué ha sucedido aquí?

Como padres, debemos ante todo mantener la calma y no usar ningún tipo de violencia con el niño.

8. Firmeza en el cumplimiento

Seguir una regla puntual es esencial para una efectiva puesta en práctica del
límite. Si hay una rutina flexible (acostarse a las 8 una noche, a las 8 y media
en la próxima, y a las 9 en otra noche) invita a que el niño se resista y no
cumpla la regla.

Toda regla o rutina dentro de la familia debe de ser efectiva día tras día,
aunque estés cansado o indispuesto. Si das a tu hijo la oportunidad de dar
vueltas a sus reglas, seguramente intentará resistirse.

9. Desaprueba la conducta, no al niño

Tienes que desaprobar la conducta de tu hijo, no a tu hijo. Deja claro a tu niño


que tu desaprobación está relacionada con su comportamiento y no va
directamente hacia él.

No muestres rechazo hacia los niños. Antes de decir ‘eres malo’,


deberíamos decir ‘eso está mal hecho’ (desaprobación de la conducta). Poner
límites a los hijos no se trata de desaprobarlos a ellos.

Debes ser firme para que entienda que debe de cumplir con sus obligaciones
diarias, de esta manera el podrá crearse hábitos y en el futuro no dependerá de
ti para hacer las cosas.

Cosas que los padres No deben hacer al momento de


establecer límites a los niños

Los padres debemos ser firmes al establecer límites, pero para poder conseguir
nuestros objetivos es importante no caer en la equivocación de subestimar sus
emociones o no imponer castigos, ya que contribuyen a crear dobles mensajes
y a que los límites sean ignorados por nuestros hijos.
Veamos algunas de las cosas que, como padres, debemos evitar al momento
de establecer límites a los niños.

Enfocarnos solo a las calificaciones y no en el esfuerzo

Sabemos que las calificaciones son importantes, pero no debemos por qué
obligar a nuestros hijos de ser los mejores en la clase.

Tampoco se recomienda reconocerles únicamente las buenas calificaciones


que tenga, también debes premiarle por las otras cosas buenas que haga.
Debes dejarle claro que no solo en el colegio deben esforzarse, sino también
en otros aspectos de la vida.

Restarle importancia a las tareas por otras actividades

En ciertos momentos, los padres podemos hacer ver, sin querer, que unas
actividades son más importantes que otras. Por ejemplo, restarle importancia a
las tareas escolares si existe alguna actividad que consideramos más
relevante: una reunión, unas vacaciones, un evento de su hermano, etc.

Si se da un caso como este, como padres debemos dejarle claro a nuestro hijo
que es una ‘excepción’ y que nos encargaremos de que realicen sus deberes
más tarde, pero que por nada los va a dejar de hacer.

No establecer consecuencias o castigos poco relacionados con la falta

No podemos exagerar, de ser necesario el castigo, este debe de ser conforme


a la falta que haya tenido el niño, no hay que subestimar.

Si castigamos todo y quitamos todos los privilegios, nuestro hijo podrá caer en
una desmotivación que lejos de ayudarle lo que hará es contribuir a un mal
comportamiento.

No subestimar sus emociones

No debes subestimar las emociones de tu hijo. Si el reacciona mal en algún


momento, aprovecha la situación para conversar con el y ayudarle a analizar la
situación, cómo se sintió y como podría ser mejor la próxima vez.

Como madre, no tienes por qué restarle importancia a sus emociones, al contrario, debes validar sus
sentimientos para que se sientas escuchados y comprendidos.
Poner límites a los hijos es un aprendizaje fundamental
para la vida adulta

Muchas veces cuando se marcan limites en el hogar surgen muchas disputas,


pues lo más probable es que el niño no quiera acatar e intente saltárselos.

Una actitud serena, tranquila y consecuente por parte de los padres es


fundamental para superar dicho conflicto, y para que el niño comprenda que no
siempre puede hacer lo que quiere.

Si los límites y sus consecuencias están perfectamente definidos, el niño


aprenderá a tomar decisiones. Por ejemplo: “¿Qué hago?, ¿Me como la cena y
así luego puedo tomar el helado? ¿o elijo no probar bocado y renuncio al
postre?”.

Gracias a estos límites,el niño va a hacerse responsables de sus actos y de las


consecuencias que su comportamiento puede traer. Así, poco a poco, van
aprendiendo que el es quien puede marcar sus propios límites.

Al comienzo ellos necesitan que el límite venga de fuera, que lo impongan los
padres, pero con el tiempo serán ellos los que establezcan las normas que
dirijan su comportamiento.

Una vez que lleguen a la vida adulta, no van a necesitar que alguien les diga
cómo actuar, ya que habrán aprendido e interiorizado cuándo un
comportamiento es adecuado y cuándo no.

Los límites ayudan a establecer relaciones

Una de las cosas que con frecuencia les llama la atención y exploran los niños
es el grado de control que ejercen sus padres sobre ellos. Con el paso del
tiempo, la experiencia les enseña hasta dónde pueden llegar y cuál es su
posición con respecto a los otros miembros de la familia.

Un niño que tenga poco límites y que no tenga claro qué es un límite, con qué
frecuencia puede hacer preguntas como:

“¿quién nada aquí?” o ¿hasta dónde puedo llegar?”, y mantienen una incesante
lucha contra las normas que rigen la organización del grupo.
Esta actitud puede extenderse a otros contextos como, problemas de
comportamiento en el colegio que pueden derivar también en problemas
sociales con iguales.

Si estableces límites en tus hijos:

 Evitarás problemas en su comportamiento.


 Conocerán lo que es la disciplina.
 Lograrás su respeto.
 Lograrán tomar decisiones en la vida adulta.

No tengas miedo de poner límites a


tus hijos. La disciplina ayuda a los
niños a convivir con los demás

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