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Prehistoria

Edad de Piedra

Durante la Edad de Piedra, los bosques alemanes estaban poblados por grupos nómadas de
cazadores y recolectores. Constituían las formas primitivas de Homo sapiens, como el Hombre de
Heidelberg, que vivió hace 400 000 años. Poco después, aparecieron formas más avanzadas de
Homo sapiens, como demuestran restos como el cráneo de Steinheim (de unos 300 000 años de
antigüedad) y el más cercano de Ehringsdorf, de hace 100 000 años. Otro tipo humano fue el
Neanderthal, descubierto cerca de Düsseldorf, que vivió hace 100 000 años. El tipo más reciente,
que apareció hacia el 40 000 a. C., fue el de Cro-Magnon, un miembro del Homo sapiens, especie del
ser humano actual.

Los pueblos cazadores se encontraron con pueblos agrícolas, representantes de las culturas más
avanzadas del suroeste de Asia, que emigraron por el valle del Danubio hasta el centro del actual
territorio alemán en torno al 4500 a. C. Estas poblaciones se mezclaron e instalaron, conviviendo en
grandes chozas de madera, con techos a dos aguas, conocían la cerámica y realizaban intercambios
de piedras preciosas, hachas de sílex y conchas con los pueblos del Mediterráneo. Cuando se
agotaban sus campos de cultivo, trabajados con azadón manual, se trasladaban de lugar, volviendo
pocos años después de esto.

Edad del Bronce

Estela celta encontrada en Pfalzfeld (siglo v a. C.)

La Edad del Bronce comenzó en el centro de Alemania, Bohemia y Austria hacia el 2500 a. C. con el
conocimiento de la aleación del cobre y del estaño adquirido de pueblos del Mediterráneo Oriental.
Alrededor del 2300 a. C. llegaron nuevas oleadas de pueblos procedentes, probablemente, del sur
de Rusia. Estos indoeuropeos fueron los antepasados de los germanos, que se instalaron en el norte
y sur de Alemania, los pueblos bálticos y eslavos en el este y los celtas en el sur y oeste.

Los grupos del centro y sur se mezclaron con la cultura del vaso campaniforme, que se trasladó hacia
el este desde España y Portugal hacia el año 2000 a. C. Los pueblos representantes de la cultura del
vaso campaniforme, probablemente indoeuropeos, fueron hábiles trabajadores del metal.
Desarrollaron una floreciente cultura en Alemania e intercambiaron ámbar, procedente de la costa
del mar Báltico, por bronce y cerámica del mar Mediterráneo.

Desde el 1800 hasta el 400 a. C., los pueblos celtas del sur de Alemania y de Austria desarrollaron
una serie de progresos en el trabajo del metal, configurando varias culturas (cultura de los campos
de urnas, de Hallstatt y de La Tène), cada una de las cuales se difundió por toda Europa; introdujeron
el uso del hierro para fabricar herramientas de trabajo y armas. La cultura céltica de La Tène realizó
excelentes trabajos de metal y utilizó arados tirados por bueyes y carros con ruedas. Las tribus
germánicas absorbieron gran parte de la cultura celta, la cual finalmente terminó extinta.

Antes de los romanos, los habitantes de la actual Alemania eran fundamentalmente los pueblos
germánicos, grupos nómadas o seminómadas y que al igual que los romanos tenían esclavos, pero
que en vez de tenerlos de servicio doméstico, les cobraban impuestos.[cita requerida] A estos
pueblos se les reconoce como pueblos germánicos por el parentivo filogenético de sus lenguas. Ya
durante la antigüedad algunos germanos adaptaron el alfabeto etrusco creando así el alfabeto
rúnico, llegando incluso a poder comunicarse entre sí. El protogermánico se sitúa hacia el 750 a. C.,
por lo que hacia el siglo i d. C. sus lenguas ya presentarían una importante diversificación aunque las
lenguas de los grupos más cercanos aún podrían tener cierta inteligibilidad mutua. La evidencia
filogenética sugiere que hacia el siglo i habría habido tres grupos de variedades germánicas: el
germánico septentrional, confinadas básicamente a Escandinavia y Dinamarca, el germánico oriental
y el occidental que habría sido el grupo predominante en Alemania occidental.

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