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9 788447 535736
Referències bibliogràfiques
ISBN 978-84-475-3573-6
I. Universitat de Barcelona
1. Estat 2. Ciutadania 3. Educació 4. Democràcia
5. Descentralització administrativa 6. Catalunya
7. Bolívia 8. Equador 9. Paraguai 10. Perú
11. Congressos
ISBN 978-84-475-3573-6
Depósito legal B-41.573-2011
Impresión y encuadernación Gráficas Rey
Prólogo
Patrícia-V. Martínez i Àlvarez. El proyecto «Jornadas de Educación y Ciudadanía
con Perú, Bolivia, Ecuador y Paraguay» y la publicación «La construcción
de los estados y el conocimiento de las instituciones como fuente en la educación
para la ciudadanía» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Presentación
Carles Carreras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
María Ángeles del Rincón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Pilar García Jordán . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
PRIMERA PARTE
Reflexiones sobre la construcción de los estados, las instituciones
y los procesos democráticos en América Latina (siglos xix-xxi)
TERCERA PARTE
Las Jornadas «Educación y Ciudadanía»: un espacio para la reflexión acerca
de las posibilidades de cooperación entre las universidades y las instituciones
de representación política
Cielo Zaidenwerg
TEIAA/Universitat de Barcelona
1. Introducción
2. Estado-nación en Latinoamérica
1. Michael Foucault desarrolla este concepto en Vigilar y castigar; según el autor, en la edad
clásica ha habido «un descubrimiento del cuerpo como objeto y como blanco de poder», del cuerpo
manipulable, controlable, adiestrable, utilizable. Pero no será hasta los siglos xvii y xviii cuando
ciertos métodos y técnicas permitirán el control de las operaciones de ese «cuerpo-objeto», del
«cuerpo-máquina», instaurándose como «las disciplinas» generadoras del sistema de dominación
reinante en la Modernidad Temprana, cuyo fin será regular y normalizar a la población; entre ellas
destacamos la educación (Foucault, 1987: 140). Este trabajo se inscribe en el proyecto de investi-
gación financiado por el MICINN (España), HAR2009-07094.
2. El análisis del simbolismo de estos festejos rituales cívicos permite reconocer cambios y
continuidades en el estudio de la nacionalización, así como en el proceso de formación de ciudada-
nía. Amuchástegui profundiza en esa dirección analizando, además, las transformaciones que los
rituales expresan en la vida política de la sociedad.
carácter nacional. Los débiles aparatos estatales del período independentista es-
taban constituidos por un reducido conjunto de instituciones administrativas y
judiciales de carácter local. A este primitivo aparato se fueron superponiendo
órganos políticos como las juntas, triunviratos y directorios, a través de los cua-
les se intentó sustituir el sistema de dominación colonial, y establecer un polo de
poder alrededor del cual conformar un Estado nacional. Estos intentos no siem-
pre fueron exitosos y en muchos casos desembocaron en largos períodos de en-
frentamientos regionales y luchas entre facciones políticas (Oszlak, 1997: 21).
En la experiencia latinoamericana, los largos períodos de guerras civiles,
que se extendieron entre la independencia y la definitiva organización nacional,
pueden visualizarse como una etapa en la que se fueron superando las contradic-
ciones subyacentes en la articulación de los tres principales componentes: econo-
mía, nación y sistema de dominación, que conformarían el Estado nacional
(Oszlak, 1997: 25).3
En comparación con los estados liberales europeos, los nuevos estados ame-
ricanos iniciaban procesos muy acelerados de modernización en los que adqui-
rieron un protagonismo muy destacado. Si en Europa el liberalismo proclamó en
muchos sectores la necesidad de que el Estado se abstuviera de intervenir en la
sociedad, en América Latina el factor político tuvo un peso más significativo que
en otras regiones, porque aquí la consolidación del Estado constituyó un prerre-
quisito esencial para la modernización. La intervención del Estado no se limitó
únicamente a medidas de fomento económico y a la homogeneidad del espacio
económico, sino que también tendió a la consecución de la unidad nacional. Estas
tareas políticas debían ser asumidas, de forma prioritaria, por el emergente Esta-
do latinoamericano (Ossenbach, 1993). De esta manera, el modelo de Estado que
se organizó en América Latina, a partir de los fenómenos que hemos señalado, se
definió como un «Estado oligárquico», es decir, como una forma de organización
en la cual la sociedad política de ese período no transcurrió por cauces democrá-
ticos y se caracterizó más bien por una muy limitada representatividad política y
una reducida base social de apoyo. El Estado oligárquico, según define Ossen
bach, fue posible gracias a la interdependencia entre los propietarios de la tierra
y la acción de la burguesía urbana, que mantenían contactos con el mundo exte-
rior buscando las posibilidades de expansión del comercio internacional.4
3. Para Oszlak (1997: 15), el Estado no debe confundirse con el Gobierno. El Gobierno es la
parte encargada de llevar a cabo las funciones que el Estado delega en otras instituciones y también
puede ser considerado como el conjunto de gobernantes que, temporalmente, ejercen cargos duran-
te un período limitado dentro del conjunto del Estado. El Estado, por su parte, se define por atribu-
tos tales como el del monopolio fiscal, ejército permanente, monopolio de la fuerza legal, y por
ejercer su poder soberano sobre una población y un territorio determinado.
4. Para ampliar este tema, véase Ansaldi y Funes, 1994; Bottana, 1977.
Algunos autores hacen una interesante distinción entre aquellos países que
nacieron realmente en el siglo xix, es decir, que fueron marcados apenas perifé-
ricamente por la etapa colonial, y los países portadores de grandes difracciones
sociopolíticas desde esta misma época (Zermeño, 1986). En los primeros, que
Zermeño denomina «países de modernización temprana» (Argentina, Uruguay,
Venezuela), se da una mayor integración sociocultural, mientras que los segun-
dos se caracterizan por su débil herencia democrático-burguesa (México, Perú).
Según Oscar Oszlak, una de las propiedades de la «condición de ser» del Estado
nacional es la capacidad de internalizar una identidad colectiva mediante la
emisión de símbolos que refuercen sentimientos de pertenencia y solidaridad
social (Oszlak, 1997: 17). En este punto, la contribución de la educación, de la
instrucción histórica en particular, y la celebración de «fechas patrias»6 fueron
6. Con «fechas patrias» nos referimos a las conmemoraciones de: a) día de la independencia:
28 de julio en Perú, 6 de agosto en Bolivia, 14 y 15 de mayo en Paraguay; b) fecha en que nacieron
o murieron próceres y héroes nacionales como, por ejemplo, el 17 de agosto en Argentina evoca la
muerte del libertador José de San Martín; en este mismo país se festeja también la creación de la
bandera (20 de junio), el himno u otros símbolos nacionales. Estos y demás sucesos son evocados
a través de solemnes ceremonias en las escuelas.
4. La escuela
5. Reflexiones finales
E
l siglo XIX estuvo signado por grandes transformaciones en América
Latina. El sistema colonial instaurado a finales del siglo XV comenzaba
a ser cuestionado. Durante esta etapa, se desarrollaron las luchas por
las independencias (1804-1824) y, posteriormente, las guerras civiles
(1820-1880). Luego de la derrota del proyecto de los libertadores de
construir una Patria Grande, devino la conformación de los nuevos Estados
nacionales de carácter oligárquico. A su vez, el desarrollo del sistema capitalista
en Europa (también en Estados Unidos y Japón), impulsado por la segunda fase
de la Revolución Industrial, generó las condiciones para la dominación económica Casa de inquilinos, Fundo Copequén, Colcha-
—y en algunos casos, política—, de los países centrales sobre los periféricos. Este gua, Chile, 1922.
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gran medida, ese supuesto «vacío» generado por las expediciones militares ofrecía
oportunidades a nuevos inmigrantes arribados en su mayoría desde Europa. Dicha
situación ayudó a que la producción y exportación de materias primas creciera
considerablemente en la segunda mitad del siglo XIX.
En Argentina, el avance sobre la frontera ya tenía antecedentes de incursio-
nes militares, entre las décadas de 1820 y 1830. La primera, bajo el Gobierno de
Bernardino Rivadavia, tenía el objetivo de reprimir a las comunidades originarias que,
según la dominante oligarquía pampeana, presentaba una amenaza a sus intereses
en la zona de frontera. Durante esta primera etapa, se había destacado la figura del
coronel de origen prusiano Federico Rauch, quien es considerado como el pionero del
genocidio contra los pueblos originarios. La segunda fue durante el mandato de Juan
Ramón Balcarce. Comandada por Juan Manuel de Rosas en la década de 1830, se
dirigió hacia el sur (norte de la Patagonia) y al centro oeste (llanura pampeana y Cuyo)
de Buenos Aires, con el objetivo de establecer nuevas fronteras y mejores controles Representación de la lucha liderada por
sobre las comunidades originarias. Pero la mayor expansión de la frontera interior Julio Chávez López.
argentina fue a fines de la década de 1870, con la mal denominada «Conquista del
Desierto» en parte de la llanura pampeana y la Patagonia, y la «Conquista del Chaco»
en el Norte. Las consecuencias negativas para las comunidades originarias fueron
inconmensurables, y varias de ellas fueron llevadas a una cuasidesaparición. Estas
campañas ampliaron el territorio controlado por el Gobierno argentino e impulsaron
fuertemente la producción agrícola y ganadera. La «Conquista del Desierto» es
considerada como uno de los grandes genocidios en el cono sur.
En América Central, fue notorio el crecimiento de las plantaciones de café
y bananos, aunque en estos casos gran parte era controlada directamente por
capitales extranjeros.
En Guatemala por ejemplo, luego de una fuerte puja entre conservadores y
liberales, la denominada Revolución Liberal de 1871 tuvo, en una de sus principales
motivaciones, un cambio en la matriz económica local. La expansión del cultivo
de café era producto de la rediversificación económica ante la decadencia de la
producción de grana de cochinilla que, desde la década de 1850, había empezado
a declinar por factores climáticos y plagas, pero fundamentalmente por la pérdida
de mercados, puesto que la grana fue reemplazada por colorantes químicos. El
café en cambio, encontraba más mercados en el extranjero y más posibilidades de
ubicar la producción en el mundo.
Como el café necesitaba mayores extensiones que la grana para su cultivo,
se expropiaron tierras comunales en manos indígenas, se vendió la tierra ociosa,
se necesitó de más mano de obra bajo condiciones de semiesclavitud, y creció
la injerencia del capital extranjero en el país. Igual que en otros países, este auge
estuvo acompañado por la construcción de infraestructura, como la llegada del
ferrocarril, puertos, etc., destinada a facilitar la salida de la materia prima y no para
favorecer al pueblo y al mercado interno.
En México, los campesinos y las comunidades originarias fueron testigos de
cómo la Conquista española se había transformado en un elemento de ruptura
con la tradición del régimen comunal agrario. Se asignaron los latifundios y
se sometió al campesinado a la servidumbre con grandes cargas tributarias y
extensas jornadas de trabajo. Durante el siglo XIX, la frontera agraria latifundista
se expandió hacia el norte, ayudada en gran medida por las obras en materia de
infraestructura, tal fue el caso del desarrollo del ferrocarril que permitía conectar el
norte con el centro del país. Hacia el sur, sobre todo, en la península de Yucatán, las
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Conservador, esta rebelión pretendía ocupar el poder con el fin de echar por tierra
al sistema social constituido durante la etapa colonial primero y republicana
después. El resultado fue el establecimiento en el poder del Partido Liberal al
mando de José Manuel Pando, quien luego reprimió los levantamientos campe-
sinos de aquellos que anteriormente habían sido sus aliados, y la continuidad de
la rebelión campesina fue desactivada a comienzos del siglo XX.
En el caso de Perú, tras la Independencia, se acentuaron algunos aspectos clave
para el sector campesino. La problemática de la tierra se profundizó con el avance
de la concentración de la tierra y la consolidación de un sistema conocido como
«Gamonalismo». Dicho sistema refería no solo a un sector terrateniente consolidado,
sino también a la estructura burocrática y gubernamental bajo su dominio. Estos
grandes propietarios avanzaron con firmeza al expropiar con violencia las propieda-
des comunales de los ayllus. A su vez, la cuestión regional peruana, definida por la
geografía del país, dividía al Perú en costa, sierra y montaña. La división geográfica
trascendió hacia la realidad social y económica: históricamente, la costa fue el lugar
donde se asentaron los españoles primero, y los criollos y mestizos después; mien-
tras que la sierra fue la región típica del sector campesino indígena.
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