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NUEVA SERIE
La autoría del Salmo 127 es atribuida al rey Salomón, quien es conocido en la Biblia
por ser el hombre más sabio de su época.
Lo primero que enseña Salomón es que el trabajo del hombre es importante en una
construcción; sin embargo, sin la ayuda de Dios, el trabajo es en vano.
Nos da el ejemplo de una casa. Nos dice que, si Dios no construye una casa, de nada
sirve el trabajo de los constructores.
Lo más importante a la hora de construir una casa son las bases, el fundamento,
porque es lo que sustenta, lo que sostiene, lo que soporta una casa
Si quieres una familia que triunfe, una familia con propósito, asegúrate de que el
fundamento de tu familia sea Dios. Podemos hacer muchas cosas por nuestra familia,
pero si Dios no está presente en nuestra casa no sirve de nada.
Sabemos que vendrán lluvias, vientos, tempestades, pero esa casa no va a soportar
si está edificada sobre la arena. Pero cuando Dios es el fundamento, esa roca angular,
estamos construyendo esa casa sobre Dios. Vendrán vientos, lluvias, tormentas, pero
mi casa se va a mantener firme.
Salmo 127:3
Los hijos son un regalo del Señor; son una recompensa de su parte.
Salomón dice que lo más importante es Dios. Él es la prioridad. Pero luego nos da una
perspectiva de la familia, de los hijos. Nos dice que los hijos son un regalo, una
recompensa del Señor.
Hoy en día hay una corriente que nos hace creer que los hijos son una carga, un
problema, un castigo.
Hay muchos artículos que hoy en día te dicen por qué no debes tener hijos, pero
Salomón nos da la perspectiva divina, la perspectiva de Dios, del reino, y nos dice los
hijos son una recompensa, un regalo.
Salmo 127:4-5
Los hijos que le nacen a un hombre joven son como flechas en manos de un guerrero.
5 ¡Qué feliz es el hombre que tiene su aljaba llena de ellos! No pasará vergüenza cuando
enfrente a sus acusadores en las puertas de la ciudad.
Salomón no solo te da la perspectiva correcta, sino que hace también una analogía,
dice que tus hijos son como flechas en las manos de un guerrero.
Razones por las cuales nuestros hijos son como flechas
1. FORMACIÓN
Al igual que una flecha, los hijos deben ser formados. Una rama no se cae del árbol
convertida en flecha. Para lograr que esa rama termine siendo una flecha hay que
formarla.
Tus hijos no se convierten en flechas por suerte o por casualidad. Si quieres que tus
hijos sean flechas tienes que formarlos. Tienes que ser intencional en formarlos
Deuteronomio 6:6-7
6 Debes comprometerte con todo tu ser a cumplir cada uno de estos mandatos que hoy
te entrego. 7 Repíteselos a tus hijos una y otra vez. Habla de ellos en tus conversaciones
cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te
levantes.
Dios les dio a los padres la responsabilidad de enseñarle a sus hijos la palabra de
Dios. Lo que no aprendan en tu casa lo aprenderán en el mundo, en el internet, en las
redes sociales
1. Amar a Dios.
2. Buscar la presencia de Dios. A orar, a tener comunión, amistad con Dios.
3. Obedecer la palabra de Dios. Que no solo sean oidores sino también hacedores.
4. A plantarse en la casa de Dios.
5. A hacer la voluntad de Dios, a cumplir los propósitos de Dios.
2. DIRECCIÓN
Al igual que una flecha, los hijos deben ser direccionados. No es suficiente formar a
tus hijos, tienes que darles dirección.
La Biblia dice que los hijos son como flechas en las manos del guerrero. Si los hijos
son las flechas, los padres son las manos que dan dirección.
Sin dirección una flecha no dará en el blanco. Sin dirección una flecha es muy
peligrosa. Puede herir a otras personas, puede asesinar sueños
La dirección es la que hace que una flecha tenga el potencial de hacer mucho bien o
mucho mal.
Cuando una flecha ya salió del arco es muy tarde para darles dirección. Cuando tus
hijos salen de casa es muy tarde para darles dirección. Este es el tiempo.
Proverbios 22:6
Dirige a tus hijos por el camino correcto, y cuando sean mayores, no lo abandonarán.
Si le das la dirección correcta esa flecha seguirá avanzando sin desviarse. Este es el
momento de ser intencionales de darles formación y dirección.
La mejor manera de darle dirección a tus hijos no se la darás con tus palabras, sino
con tus pisadas. Si tú quieres que ellos caminen por el camino correcto, tu debes ser
el primero que debes caminar por el camino correcto
No podemos vivir por nuestros hijos ni decidir por ellos, menos cuando son mayores,
pero podemos darles dirección. Pero, sobre todo, darles ejemplo de cómo caminar por
ese camino. Recuerda: tu ejemplo vale más que mil sermones.
3. AFIRMACIÓN
La flecha debe ser formada, debes darle dirección para dar al blanco, pero además
debes darle el impulso para que la flecha llegue a su destino.
Como padres debemos ser plataformas y no techos para nuestros hijos. Así como un
guerrero impulsa la flecha hacia el blanco, así impulsa a tus hijos hacia su propósito.
Una de las formas de impulsarlos es afirmarlos con nuestras palabras. Tus palabras
tienen poder para dar vida o dar muerte. ¿Qué palabras estamos usando?
Es interesante porque muchas veces son las palabras de afirmación las que nos
mantienen a flote en los momentos de tormentas. Pero también muchas veces son
las palabras que terminan siendo esos puñales que terminan con nuestra vida
¿Estamos afirmando? Es tan importante que hasta Dios padre lo hizo con Jesús en la
tierra. Lo hizo también con Adán, con Noé, con Abraham. Hay poder en la afirmación.
4. TRASCENDENCIA
Así como las flechas son la extensión de la fuerza y el alcance de un guerrero, los hijos
son la extensión del alcance de los padres.
Cuando yo tiro una flecha, esa flecha va a llegar más allá de donde estoy.
Tus hijos van a llegar más alto y más lejos que tú. Ellos van a llegar a territorios que
no has alcanzado, a niveles y territorios que no has alcanzado. Los hijos son nuestra
extensión, pero para eso hay que lanzarlos,
Muchos hijos siguen en la aljaba de sus padres. Los padres siguen controlando sus
vidas. Suelta a tus hijos, lanza a tus hijos, impulsa a tus hijos. Ellos son tu extensión,
tu legado.
Tus hijos van a llegar a lugares importantes, de influencia. Ellos van a llegar a las
puertas de las ciudades, van a poseer las puertas de sus enemigos, en el nombre de
Jesús.
Declaramos esta palabra sobre tu vida: Tus hijos son como flechas en las manos del
guerrero.