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RESUMEN “SÍNDROME DE PETER PAN”

En cierto punto de nuestra vida, nos da un cierto nivel de miedo por seguir
creciendo, hasta creo que todos hemos escuchado la típica frase de “ya no quiero
ser adulto, quisiera volver a ser niño cuando todo era más sencillo”, sin embargo,
muchas personas si hacen todo lo posible por pensar o comportarse como un menor
de edad, o inclusive como un puberto. Muchos profesionales de la salud mental, han
denominado a este caso “Síndrome de Peter Pan”, así es, como el personaje de la
película de Disney que “jamás crecería”. Este término se dió a conocer por el
psicólogo Dan Kiley en 1983, quien explicó, que son pacientes que creen tener la
eterna juventud, evitando así la edad real que poseen verdaderamente.
Este síndrome no es tan sencillo de distinguir a simple vista, sin embargo, existen
algunos síntomas y rasgos muy característicos como lo son:
➔ Miedo a madurar
➔ Evitar sus responsabilidades correspondientes a su edad
➔ Dependencia en el ámbito emocional y económico
➔ Una gran idealización a su pasado (ya sea niñez o adolescencia)
➔ Dificultad en el manejo de sus emociones
Todos estos rasgos y síntomas corresponden al Síndrome de Peter Pan, sin
embargo, no se presenta igual tanto en hombres como en mujeres. Una notoria
diferencia es la siguiente: en los hombres es más común que eviten sus
responsabilidades respecto a su edad verdadera, además de rechazar a
comprometerse de manera social (pareja, familia, trabajo, etc) y hay una tendencia a
que haga pucheros o berrinches al respecto, tal cual como un niño pequeño lo haría.
Mientras que en el caso de las mujeres, se presenta una aguda dependencia
emocional, afectiva o económica hacia las personas de su alrededor, evitando así el
tener que cumplir sus responsabilidades y tareas de su respectiva edad.
Pero creo que la pregunta que todos nos estamos haciendo ahora, incluyendo a
profesionales de la salud, ¿cómo podemos ayudar a personas con este síndrome?
pues en mi opinión, y según lo leído, hay que primero que todo, tenerles paciencia e
intentar comprenderlos, ya que es muy sencillo someterse al juicio, y sencillamente
decir “eres un inmaduro/a” “ya estás muy grandecito para esas cosas”, entre otros
prejuicios, pero creo que ellos mismos también pueden pedir ayuda, si les hacemos
entender lo que les está pasando, ya que en cierto punto, muchos pacientes no
saben siquiera que lo tienen, por tanto, ya siendo sus parejas, familiares, amigos, o
compañeros de escuela o de trabajo, debemos ayudarlos y no hacerlos sentir
menos. Puesto que ellos no tienen la culpa de ser así, porque esto encausa a
muchos factores como la sobreprotección, el malcriar, entre otras cosas, y con un
poco de terapia y ayuda de las personas de su entorno, podrán tener una mejor
salud mental y emocional.

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