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CONSTITUCIONES RIGIDAS Y FLEXIBLES

Existe una tremenda confusión, en el orden práctico, que no en el teórico, sobre la


naturaleza rígida o flexible de nuestra Constitución. Hay consenso en que tenemos
una Ley Sustantiva rígida. Sin embargo, al momento de aplicar los principios,
valores y normas del Pacto Fundamental se adoptan criterios y métodos que lo
abordan como si fuera flexible. Garrafal error.
Lo que diferencia a una Constitución rígida de una flexible es la dificultad o
facilidad jurídica que se presenta al momento de modificarla. Las rígidas son
difíciles de reformar. Se impone cumplir con las rigurosas formalidades de un
órgano especial y extraordinario que tiene la facultad de realizar los trabajos y de
tomar la decisión de la revisión.
En cambio, la Constitución flexible es la que puede ser modificada con facilidad y
rapidez, y por las vías ordinarias de la elaboración jurídica. Esto es, por otras
leyes, porque no contempla el principio de la supremacía constitucional, o por
decisiones de los jueces, que sientan jurisprudencias. El Derecho consuetudinario
crea el prototipo de este Pacto Social. Está en Inglaterra.
Las hay especialmente rígidas como la constitución de los Estados Unidos,
que requiere de un procedimiento sumamente complejo para la reforma, que
empieza en el Congreso y culmina en las legislaturas de los estados que
conforman su territorio como unidades federadas. Hay también constituciones
flexibles, como la del Reino Unido, que como ya hemos dicho se
encuentra conformada por leyes ordinarias y por convenciones. Además, existen
constituciones que más bien se encuentran conformadas por leyes ordinarias,
cuya reforma es muy sencilla a través del proceso parlamentario respectivo.
Sólo en teoría la Constitución en México es rígida, en virtud de que se presenta
para su reformabilidad un procedimiento técnico-jurídico. El Congreso de la Unión,
no puede por sí mismo, en forma válida, introducir reformas a la Ley Fundamental,
requiere la concurrencia de la mayoría de las entidades federativas. Estas
medidas suponen la rigidez de la Constitución; pero sólo puede verse desde el
punto de vista formal, pues materialmente la realidad es totalmente diferente. No
existe ninguna rigidez, prueba de ello lo constituyen las más de seiscientas
reformas que a la fecha han trastocado la Constitución mexicana.
En la práctica constitucional mexicana, la dificultad para reformar la Constitución
no se presenta. "Lo anterior se demuestra no solamente con el altísimo número de
reformas que ha tenido el texto constitucional, sino sobre todo con la falta de
cuidado y de pericia política con que se han llevado a cabo esas reformas".

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