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John Dewey (Burlington, Vermont, 20 de octubre de 1859-Nueva York, Estados Unidos, 1 de junio de 1952) fue un

pedagogo, psicólogo y filósofo estadounidense.

Dewey fue «el filósofo estadounidense más importante de la primera mitad del siglo XX»,[1] y, junto con Charles Sanders
Peirce y William James, uno de los fundadores de la filosofía del pragmatismo. Asimismo, durante la primera mitad del
siglo xx fue la figura más representativa de la pedagogía progresista en Estados Unidos. Aunque se le conoce más por
sus escritos sobre educación, Dewey también escribió influyentes tratados sobre arte, lógica, ética y democracia, en
donde su postura se basaba en que solo se podría alcanzar la plena democracia a través de la educación y la sociedad
civil. En este sentido, abogaba por una opinión pública plenamente informada mediante la comunicación efectiva entre
ciudadanos, expertos y políticos, con estos últimos siendo plenamente responsables ante la ciudadanía por las políticas
adoptadas.
La influencia de Dewey sigue siendo discutida hoy día respecto a los fallos del sistema escolar estadounidense: por un
lado, es criticado por los conservadores fundamentalistas.

La educación para Dewey debe partir de la corriente pedagógica llamada: “Escuela activa”, que se caracteriza por
fomentar la acción del niño. Considera que el infante nace con impulsos especiales de acción, que deben ser estimulados
y desarrollados a través de la orientación y guía del maestro.

Según su planteo, el pensamiento es fundamentalmente una herramienta que permite actuar sobre la realidad a la vez
que se nutre de ella, y el conocimiento no es sino el resultado de las experiencias con el mundo. El conocimiento es, por
lo tanto, pensamiento que pasa por el tamiz de la acción.

La escuela debe ser capaz de conservar la esencia de la vida en comunidad que el niño tiene fuera de ella y sobre esa
vida crear sus métodos. Estos deben ser principalmente activos, emerger del ambiente diario y tener un carácter lo más
espontáneo posible.
Sobre el enfoque pedagógico

El enfoque pedagógico de Dewey se sitúa en un punto intermedio entre la pedagogía "centrada en el currículum",
conservadora, y la pedagogía "centrada en el alumno", más cercana a pedagogos como J. F. Herbart. Este punto merece
una aclaración: suele pensarse a Dewey como el padre de la pedagogía centrada en el niño; sin embargo, Westbrook
realiza una sutil distinción al indicar que si bien para Dewey es fundamental poner la mirada en el alumno y sus intereses,
su posición no es tan radical como la de Herbart y sus seguidores, pues Dewey entiende que es necesario relacionar los
intereses del niño con los contenidos social e históricamente definidos en el currículum escolar. De este modo, las
características del niño no constituyen un fin en sí mismas sino que son valoradas en tanto posibilitadoras de acciones y
experiencias, y será función del maestro el poder explotarlas.
El rol del docente

Dewey afirmaba que el alumno es un sujeto activo, y que es tarea del docente generar entornos estimulantes para
desarrollar y orientar esta capacidad de actuar. De este modo, es el maestro quien debe conectar los contenidos del
currículum con los intereses de los alumnos. También entendía que el conocimiento no puede ser impuesto desde afuera
o transmitido en forma repetitiva, dado que en esa imposición ciega el alumno pierde la posibilidad de comprender los
procesos que permitieron la construcción de ese conocimiento.

Según Dewey, "El diálogo no agota la experiencia cuando esta se hace común, ni aquel cesa entonces, sino que la
comunicación es dialéctica y reconstruye la experiencia, es decir, la inquieta, la motiva a renovarse. Por ello, el maestro
debe obrar de tal manera que aumente el significado de la experiencia presente".
La "escuela Dewey" o "escuela del laboratorio"

A partir de estas premisas, Dewey llevará adelante un proyecto de escuela experimental en el contexto de la Universidad
de Chicago. Su escuela, conformada por maestros especialmente formados de acuerdo con los principios de su
pedagogía, puso en práctica sus ideas respecto de la necesaria interacción entre teoría y práctica en los procesos de
enseñanza y aprendizaje. El desafío de esta escuela era, según Dewey, "descubrir en la administración y la selección de
materias los métodos de aprender, enseñar, y disciplinar. Cómo una escuela podría volverse una comunidad cooperativa
mientras desarrolla en los individuos sus propias capacidades y satisface sus propias necesidades".

En esta escuela los niños desarrollaban, divididos en clases por edades, tareas vinculadas al mundo de la producción y la
práctica, que llamaba "ocupaciones". La búsqueda se orientaba a que los alumnos tuvieran la posibilidad de experimentar
con situaciones concretas de trabajo y producción, debiendo recurrir a los conocimientos curriculares toda vez que fueran
necesarios para resolver problemas. Dewey nunca pierde de vista que los contenidos escolares no son sino el resultado
de un largo proceso durante el cual la humanidad ha tenido que resolver diferentes problemas.

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