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Nombre alumno:

Tema tesis:

Talleres
METODOLOGÍA PARA EL PROGRAMA DE DOCTORADO:
CONSTRUCCIÓN DEL PROBLEMA JURÍDICO
(Fecha límite de envío 4 de marzo de 2024 a doctodereho@uexternado.edu.co)

Profesores:
Martha Lucía Neme
Édgar Solano

FORMULACIÓN DEL PROBLEMA

TALLER 1:
Planteamiento general del tema
• El investigador debe proponer un título provisional de su proyecto que contemple los
tópicos principales.
• Se deben evitar los títulos lacónicos, cortos e inexpresivos.
• El título, como tal, es una herramienta muy útil para la delimitación del tema.
• De ser posible, se utilizará una abreviación de la hipótesis principal de la investigación.
• El título en la fase del anteproyecto es provisional y, con toda seguridad, sufrirá
modificaciones en el desarrollo de la investigación.

TALLER 2:
ELABORACIÓN DE LA PREGUNTA PRINCIPAL
LA PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN
PRESUPUESTOS:

1. Todo aprendizaje se hace a partir de una pregunta. Sin una pregunta guía no hay manera de
procesar la enorme cantidad de información que se puede adquirir por medios impresos,
virtuales, audiovisuales y orales.

2. En la elaboración de un trabajo de investigación es indispensable contar con una pregunta


principal que oriente la selección, organización y transformación de la información. Cualquier
trabajo de grado, bien sea en el género de la tesis, la monografía, el estudio de caso u otras
posibilidades, corresponde a una profundización en un aprendizaje y a la investigación de un
tema muy específico.

3. La pregunta contiene los elementos básicos del planteamiento descriptivo del problema y, al
mismo tiempo, proporciona la estructura conceptual y temática de la tesis. En la descripción
del problema se elaboran las premisas o presupuestos fundamentales que hacen
comprensible la pregunta que se plantea a continuación y que en la presente metodología
denominamos “planteamiento interrogativo del problema”.

4. La estructura conceptual del programa se trabaja en la parte correspondiente a los ejes


conceptuales que son la base sobre la cual se elabora el marco teórico. La estructura
temática corresponde al esbozo del contenido que se plantea en un índice provisional en la
parte final del anteproyecto; esta estructura temática corresponde a lo que serían las
preguntas secundarias que permitirían desdoblar y desarrollar la pregunta principal. Todos
estos elementos dependen única y exclusivamente de la pregunta principal de la tesis que, a
su vez, se convierte en el elemento unificador que le da coherencia a todo el planteamiento
del anteproyecto.

Es muy importante que cada estudiante comparta con sus compañeros y compañeras de
clase sus elaboraciones sobre la pregunta de investigación para que sirvan de filtros y
lectores críticos antes de pasar a otra instancia de evaluación. Muchas dificultades de la
tesis se pueden obviar si se recurre al «aprendizaje cooperativo».

5.- Deberá igualmente validarse la pertinencia de la pregunta con la ayuda de docentes, asesores o
tutores que revisaran la coherencia temática y metodológica de la pregunta y de la tesis en general.

6.- El estudiante no debe nunca perder de vista su pregunta ya que ésta le permite asimilar de
manera crítica y creativa los contenidos de las asignaturas y seleccionar de manera competente a
información impresa y virtual. Por tal razón es muy útil tener a mano una libreta o un medio digital en
el que se pueda consultar de manera inmediata el anteproyecto o los apuntes que se han tomado
para la elaboración del mismo.

INDICACIONES METODOLÓGICAS

La pregunta de investigación se debe plantear de manera directa. Es necesario indicar siempre la


pregunta con los signos de interrogación. Además de esto se pueden utilizar las palabras
interrogativas (qué, quién, cómo, cuánto, por qué, para qué, etc.).

OBJETIVO:
El presente taller permitirá al estudiante reelaborar la pregunta principal para revisar su coherencia
con el planteamiento descriptivo y, si es pertinente, con las eventuales hipótesis.
El estudiante deberá plantear un problema jurídico económico atinente al área de estudio que desee
investigar. Con el objeto de determinar la claridad que posee el candidato en la formulación del
problema dicho planteamiento deberá adoptar simultáneamente la forma descriptiva, interrogativa e
hipotética, respecto de las cuáles se examinará la coherencia.

EJEMPLO DE ELABORACIÓN DE LA PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN:


Tema: LA BUENA FE PROCESAL.
Título: La aplicación del principio de buena fe en el proceso judicial:
Subtítulo: El respeto de la buena fe en el proceso judicial constituye garantía de la adecuada
protección de los derechos subjetivos y es consecuencia obligada de que el principio de buena fe
irradia el entero sistema jurídico.
Descripción de la problemática:
El derecho procesal posee una base común con el resto de especialidades del derecho, es decir,
parte de una teoría general del derecho y, por lo tanto, no escapa a las exigencias de una
organización principialística del discurso jurídico1, como ha ocurrido en la tradición del derecho
desde Roma hasta nuestros días.
Los principios son los elementos estructurantes del ius, entendido como sistema teórico práctico que
evoca la conocida definición celsina de ius como ars boni et aequi, en la que “boni et aequi” forman
los criterios para encontrar la mejor solución posible en la aplicación del derecho2.
1
En este sentido véanse las reflexiones de Giovanni Priori quien sostiene que “el Estado
constitucional exige que se tengan en cuenta una serie de principios y valores establecidos en la
Constitución, sin los cuales ninguna función estatal y ni siquiera el propio Estado tendrían sentido
(…). Al ser el proceso el medio a través del cual se ejerce la potestad jurisdiccional, el proceso
debe asegurar que la jurisdicción cumpla el cometido constitucional, por ello, el principio central
que rige al proceso es el de la tutela jurisdiccional efectiva”. G. Priori posada. El proceso en el
Estado constitucional.
2
Contenida en D. 1.1.1pr. (Ulp. 1 inst.). Que tan reiteradamente ha sido entendida como ‘arte de lo
bueno y equitativo’ o por ‘sistema de lo justo’, conforme a interpretaciones, que según sostiene
Gallo no se corresponden con la claridad de significados que en relación con los términos que ella
emplea, proponen las fuentes romanas; en efecto sostiene el autor: “cada elemento de la definición
celsina ha sido objeto de interpretaciones distorsionadas, tendientes a homologarla a nuestras
concepciones actuales. Así, el signo ius, con el que se expresa lo definido (definiendum), ha sido
entendido, sin ninguna evidencia a favor, en el sentido de scientia iuris; ars, el signo con el que se
indica en la definición (definiens), el género próximo, se ha entendido en el sentido de sistema, en
contraste con su sentido ordinario, y, específicamente, con aquel que tiene en las definiciones de
actividades humanas; el signo aequum, que, junto a bonum, enuncia siempre en la definición la
diferencia específica, ha sido entendido en el sentido de justo, en oposición a las perspicuas
conclusiones de las fuentes" cfr. F. Gallo. Sulla definizione Celsina del diritto. En SDHI, 53 (1987),
p. 7 y ss. Razones por las que propone una reformulación de la definición celsina de ius recordada
por Ulpiano, en los siguientes términos: el término a definir, ius, es subsumido en el género
próximo ars, con el que los romanos indicaban a la vez el conjunto de conocimientos teóricos, las
capacidades prácticas y las actividades necesarias para dar vida a los primeros, haciéndolos
operantes por el hombre en la realidad terrena y definido por sus diferencias específicas
plasmadas en el bonum et aequum, binomio que en términos modernos expresa, según la
reconstrucción de Gallo, la razonabilidad e igualdad proporcional .Y en el que el aequum no
Dentro de los principios que orientan el entero sistema jurídico se encuentra el principio de buena fe,
que en cuanto fundante, estructural y articulador del sistema, es un principio, cuyo contenido refleja
una de las características esenciales del derecho: el “bonum” en el sentido de lo razonable, en
defecto del cual las actuaciones y relaciones jurídicas, así como la realización misma de los
derechos serían irrealizables en los términos de justicia que el “ius” impone3.
Así, el principio de buena fe se erige en uno de los elementos que estructuran nuestro sistema
jurídico, en cuanto contiene un núcleo de valores alrededor de los cuáles existe consenso social:
lealtad, corrección, equilibrio, honestidad, diligencia, transparencia, protección de la confianza, etc.,
valores que subyacen en las reglas generales que emanan del principio, pues el principio por su
carácter abstracto se concreta en cláusulas generales que a su vez generan deberes objetivos de
comportamiento cuya medida de cumplimiento ha de dejarse a la valoración conforme a los
estándares que al amparo del propio principio se construyen4.
Por su parte, el derecho procesal, en cuanto mecanismo que pretende la protección y garantía de los
derechos subjetivos, debe respetar las exigencias que el sistema jurídico prevé como presupuestos
de ejercicio y legitimidad de tales derechos, en primer lugar, los principios que los rigen y, entre
ellos, el principio de buena fe, al cual se encuentran sujetos tanto los particulares que acuden o se
ven sometidos al aparato jurisdiccional, como las autoridades públicas que administran justicia.
Ahora bien, la exigencia de buena fe procesal posee entre sus finalidades las de prohibir las
deslealtades, los fraudes, el abuso, la incoherencia con las propias actuaciones o defraudación de la
confianza legítima, la temeridad, las dilaciones injustificadas en las actuaciones procesales y,
consecuentemente, el eliminar la obstrucción que la deshonestidad o la incorrección representan
para la administración de justicia5.
significa justicia, en términos abstractos, sino igualdad en el sentido elástico de proporcionalidad.
Cfr. F. Gallo. La ‘verità’: valore sotteso alla definizione celsina del diritto. Ponencia presentada en
las jornadas de estudio sobre valores y principios del derecho romano, en conmemoración de los
cien años del profesor Silvio Romano, maestro de instituciones. Torino 12/10/2007. En:
http://www.dirittoestoria.it/7/Tradizione-Romana/Gallo-Verit-valore-definizione-
celsina-diritto.htm#_2._–Non_degradabilità_a_Leerformel. Consultada el 14 de julio de
2011.
3
M. L. Neme Villarreal. Principios, cláusulas generales y estándares como orientadores del sistema
jurídico. En: homenaje póstumo a Fernando Hinestrosa. En publicación.
4
M. L. Neme Villarreal. Principios, cláusulas generales y estándares como orientadores del sistema
jurídico.cit.
5
Sostiene la doctrina que en el debate procesal se fortalece la moralidad procesal que desarrolla
“la lealtad, la buena fe y la conducta debida”. D. M. Ramírez Carvajal. La prueba de oficio. Una
perspectiva para el proceso dialógico civil. Bogotá: Universidad Externado, 2009. P. 329.
Obligaciones estas que la Corte Constitucional colombiana entiende como aplicaciones del
principio de buena fe, en razón del cual deben ser reprimidas por el juez todas las conductas de
deslealtad y mala fe de las partes que atenten contra la justicia y la búsqueda de la verdad (Corte
Constitucional colombiana. Sentencia C-874 del 30 de septiembre de 2003), que en general
exaltan las exigencias éticas de las partes en el proceso judicial (Corte Constitucional colombiana.
Sentencia C 141/98 del 15 de abril de 1998; en el mismo sentido Corte Constitucional colombiana.
Sentencia C880/05 del 23 de agosto de 2005).
De manera que la defensa de los derechos subjetivos no se opone a la aplicación de la buena fe, por
el contrario esta constituye garantía de su cabal realización.
No obstante lo señalado, se están abriendo paso algunas corrientes doctrinarias que promueven el
desconocer o minimizar el rol de la buena fe procesal, que pretenden estigmatizar su exigencia
como un rezago de ideología comunista y facista 6, desconociendo el papel trascendental que por
milenios ha desempeñado el principio de buena fe en nuestra tradición jurídica y cuyo raigambre
resulta ser claramente humanista.
Ello bajo el argumento de que existe una ausencia de requerimiento expreso de respeto a la buena
fe procesal en los textos antiguos, lo cual no es cierto, como quiera que las exigencias del principio
en términos de lealtad, de probidad, de honestidad, de corrección, se encuentran presentes en
innumerables fuentes antiguas, lo cual corrobora la existencia de una tradición consolidada sobre la
exigencia de buena fe procesal, ciertamente no expresada en normas generales, como
probablemente echa de menos dicha doctrina, que desconoce el carácter pragmático y lejano a la
teorización de los juristas antiguos.
Adicionalmente se afirma que la buena fe procesal no es una aplicación del principio de buena fe,
sino desarrollo de la idea política de que el proceso es “un medio para la búsqueda de la única
solución legal, la basada en la verdad objetiva, medio en el que colaboran las partes y el juez” y que
impone la obligación de dañar los propios intereses, en cuanto impide el ejercicio del derecho de
defensa bajo la exigencia de observancia de la verdad en el curso del proceso7.
Al respecto conviene señalar que no existe contradicción entre el derecho a guardar silencio, a no
auto-incriminarse y el respeto por principio de buena fe, pues tal apreciación parte de una petición de
principio: que quien calla, no dice la verdad; por el contrario, estimamos que el derecho a no
autoincriminarse, además de estar vinculado al derecho de defensa, es una manifestación del
derecho a la libertad frente a la acusación, de ahí que la confesión no sea una manifestación de la
buena fe sino de la libertad, pues nadie se puede poner de la parte contraria a sí mismo si ello no es
producto de una elección. Ahora bien, la citada doctrina desconoce que el sistema jurídico ha
establecido, por lo menos en materia penal, que el Estado tiene la carga de probar en contra de la
inocencia del investigado, de manera que el investigado no está obligado a soportar la carga de la
prueba de la verdad.
Ahora bien, el derecho a no autoincriminarse no nos concede el derecho a decir mentiras, tampoco
implica derecho a decir falsedades dentro del proceso; es por ello que el juramento en falso
constituye un delito y que, consecuentemente, la dialéctica, el arte de argumentar y razonar como
herramientas del jurista no puede ser entendida como el mecanismo que permiten al abogado
enredar y decir mentiras8.
Se sostiene igualmente que el contenido de la buena fe procesal debe valorarse en relación con el
hecho de que los actos procesales no se conciben para las partes como obligatorios, sino como
potestativos, dado que no poseen la estructura de una obligación, en cuanto a su realización se
6
J. Montero Aroca. Sobre el mito autoritario de la buena fe procesal. En: proceso civil e ideología.
Valencia: Tirant Lo Banch, 2006, p. 308 -329.
7
J. Montero Aroca. Sobre el mito autoritario de la buena fe procesal. Cit.p. 337.
8
Sobre las premisas y las técnicas de la argumentación véase C. Perelman. El imperio retórico.
Bogotá: Ed. Norma, 2007.
vinculan consecuencias beneficiosas para la parte que los hace o perjudiciales ante su no
realización, pero no constituyen obligaciones que tutelen un interés ajeno, sino de meros deberes
que carecen de un titular concreto del respectivo derecho subjetivo. Deberes estos que en el sentir
de la aludida doctrina se fundan en verdad, no en la exigencia de buena fe, sino en la prohibición de
mala fe9.
Así las cosas, cabe señalar que a efectos de abordar la problemática planteada, resultaría necesario
establecer de manera sistemática las implicaciones del principio de buena fe en general a fin de
vislumbrar sus particulares aplicaciones en materia procesal, el rol que desempeña dentro del
sistema jurídico, su contenido, las relaciones con el concepto de mala fe y las particulares
aplicaciones que del mismo resultan exigibles en materia procesal, a fin de establecer la naturaleza
de tales exigencias, los destinatarios de las mismas y por ende su valor en términos de coercibilidad.
Ello por supuesto dentro del marco del sistema de principios constitucionales que nos rige, que nos
permitirá establecer la función del proceso, los intereses que tutela y las obligaciones y derechos de
las partes y del juez, así como el límite de tales derechos. Todo ello a efectos de esclarecer el
contenido del concepto de buena fe procesal y los efectos de la exigencia de la misma en el proceso
judicial frente al sistema de justicia y de las partes y de terceros que se afectan por tales decisiones.

Planteamiento interrogativo: ¿A la luz de los principios constitucionales, la exigencia de observar la


buena fe procesal impediría garantizar la plenitud de los derechos subjetivos de los ciudadanos?
Planteamiento hipotético: De establecerse que el principio de buena fe inspira la totalidad del
sistema jurídico y, por ende, el procedimental y, que no existe contradicción alguna ente la exigencia
de la buena fe procesal y la plena defensa de los derechos subjetivos de los ciudadanos, será
preciso revaluar una serie de interpretaciones que pretenden excluir del proceso judicial el principio
de buena fe o limitar inadecuadamente su aplicación, so pretexto de que la aplicación del mismo
resulta contradictoria con la adecuada defensa de los derechos subjetivos.
Desarrollo del taller:
Describa su problema utilizando:
1.- Un planteamiento descriptivo
2.- Un planteamiento interrogativo
3. Un planteamiento hipotético

Taller 3
DETERMINACIÓN DE LAS CATEGORÍAS DE ANÁLISIS Y EJES TEMÁTICOS

PRESUPUESTOS:
Este taller sobre las categorías de análisis y los ejes temáticos supone que quien investiga ya ha
hecho una formulación del problema, los objetivos y la justificación de la propuesta de investigación.

9
J. Montero Aroca. Sobre el mito autoritario de la buena fe procesal. En: proceso civil e ideología.
Valencia: Tirant Lo Banch, 2006, p. 336 y ss.
El problema de la investigación en su planteamiento descriptivo ha enunciado los elementos que
permiten comprender la cuestión o planteamiento interrogativo. De otra parte, la pregunta contiene
en su enunciado los conceptos básicos que identifican el contenido de la investigación. Estos
conceptos se explicitan en un «marco conceptual».
Aunque los conceptos explicitan las ideas que un conjunto de personas comparten, sin embargo no
son simplemente ideas o pareceres.

1.- Características de los conceptos

Una primera característica de los conceptos es que sistematizan, por medio de proposiciones, la
información disponible sobre una determinada realidad. Si una información aparece desordenada no
se puede considerar un concepto. Cualquier información disponible requiere un principio de
organización.

Una segunda característica es que el concepto hace notorio, explícito o expreso una experiencia,
significado o entendimiento sobre las cosas. Casi todas las personas tienen una buena idea o
percepción del mundo que les rodea, pero carecen de los conceptos que les permitan describirlo,
analizarlo o transformarlo, lo que no impide que interactúen correctamente con él y en él. Por
ejemplo, si una persona no entiende el concepto de «transporte público masivo», esta falta de
entendimiento no le impide que utilice correctamente el Transmilenio. El concepto es necesario
cuando se quiere comprender el significado, la función, la utilidad, la estructura o la organización de
algo, pero no es indispensable si se quiere utilizar. Los conceptos son elaboraciones culturales que
se realizan en varios ámbitos de conocimiento.

Una tercera característica de un concepto para que sea tal es que debe tener un significado
compartido por un número significativo de personas. Por esta razón, un concepto suele tener un
término o un número reducido de términos que lo identifican. Esto no quiere decir que la cantidad
sea decisiva, sino que las personas que emplean, elaboran o discuten un concepto tienen que tener
en común alguna experiencia, especialidad del conocimiento o percepción del mundo.

Los conceptos se organizan en categorías que se aglutinan en redes, según clases y jerarquías.

2.- El destino de los conceptos dentro de la investigación es la elaboración del marco conceptual.

Una propuesta de investigación requiere que se elabore un marco conceptual por medio de la
explicitación y sistematización de las categorías contenidas en la pregunta.

Cuando se elabora una propuesta de investigación, el planteamiento del problema recibe


elaboraciones y reelaboraciones sucesivas que permiten afinar el punto de vista y delimitar el
enfoque. La primera tarea es entonces subrayar las palabras clave en la pregunta de investigación
para identificar los conceptos principales.
El marco conceptual es un ejercicio epistemológico que intenta insertar la investigación en el campo
más amplio de la ciencia establecida. Es, al mismo tiempo, un adiestramiento previo a la elaboración
de un propio y específico marco teórico. Se debe asumir como una tarea prioritaria desde el
comienzo de la investigación, aunque parezca un trabajo final o postergable. El marco conceptual es
en realidad el presupuesto de toda investigación.

Es más, en la actividad investigativa en el ámbito humanístico el marco conceptual es propiamente


la tarea central. Las llamadas ‘Ciencias Humanas’ se destacan por su alto contenido de factores de
racionalización, interpretación, discusión (dialéctica) y argumentación ya que, por lo general,
interpretan fenómenos humanos, sociales e institucionales. P. Ricoeur considera que cualquier
investigación que se dé en el ámbito discursivo debe partir de los conceptos, nociones primeras y
categorías que permiten la descripción de cualquier realidad.

El marco conceptual debe, por obligación, estar relacionado directamente con el «problema de
investigación», con los antecedentes y con los resultados esperados.
Como es de esperarse, cada uno de los conceptos elegidos que aparecen en la pregunta necesita
un mínimo desarrollo, tanto desde el punto de vista de los elementos que incluye, como desde el
punto de vista de las definiciones a partir de las cuales se puede hacer una aseveración o
proposición.

Cada estudiante debe, entonces, precisar la pregunta de investigación e identificar en ella los
términos clave y los conceptos correspondientes. Luego, enumerarlos en orden de prioridad, del más
general al más específico.

Al terminar este taller el estudiante deberá:


1. Elaborar un marco conceptual.
2. Elaborar los antecedentes de la investigación.
3. Elaborar un elenco de referencias para la bibliografía preliminar

INDICACIONES METODOLÓGICAS PARA LA CONCEPTUALIZACIÓN

1. Una vez definido el tema de investigación el alumno deberá establecer los principales
bloques conceptuales alrededor de los cuales gira la investigación;

2. Deberá ubicarlos claramente en el contexto de la investigación indicando que aspectos


sustentan en la misma;
3. Deberá indicar si existen divergencias en la doctrina o la jurisprudencia en torno al
entendimiento de los conceptos identificados;
4. Deberá establecer qué conceptos definirá dentro del contexto de la investigación o si su definición
constituye el objeto de la tesis;
5. Indicará cuales conceptos dará por establecidos y conforme a que línea de interpretación cuando
existan varias posturas sobre uno o varios de tales conceptos.

OBJETIVO:
El objetivo de este taller es aprender a identificar los conceptos principales que conforman el «marco
conceptual» de la investigación. Estos conceptos aparecen en el planteamiento del problema, en
particular en el planteamiento interrogativo. A partir de estos conceptos se elabora el «marco
conceptual», los «antecedentes de la investigación» y la «bibliografía preliminar».

EJEMPLO DE ELABORACIÓN DE LAS CATEGORÍAS DE ANÁLISIS Y EJES TEMÁTICOS

Tomemos, como ejemplo, la siguiente pregunta:

¿A la luz del poder integrador del principio de buena fe, podría sostenerse que existe una categoría
de contratos, los denominados unilaterales, que no generan obligaciones recíprocas entre las partes
sino sólo a cargo de una de ellas?

Los términos clave subrayados proporcionan una pista de los conceptos más importantes de la
pregunta que se pueden elaborar como «categorías» de análisis. Podemos inicialmente entenderlas
así:

1. Principio de buena fe: integración del contrato


2. Contratos unilaterales
3. Obligaciones recíprocas

Al revisar la lista anterior se puede señalar que el primer ítem, «buena fe», implica dos términos
inseparables (‘buena’ + fe; Lat. Bona fides) que constituyen el concepto más general, es decir, la
categoría principal de análisis. El segundo ítem, a diferencia del anterior, enuncia un tipo de contrato,
perteneciente a una tipología que en la pregunta se pone a discusión y que constituye un concepto
mucho menos inclusivo que el anterior. El tercer ítem enuncia un elemento de la categoría anterior y
es el término más específico de los conceptos señalados.

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