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“Prefacio a la historia de la locura” está muy claro este punto, y no debemos perderlo de
vista, porque si no la riqueza de esta investigación se achata. Hay una lógica que debemos
entender: la idea de que a partir de la constitución de la psiq o la psico, hay un progreso de
la razón sobre el campo locura, esclareciendo continuamente es falsa para F. Foucault, al
contrario, dirá que en la operación de constitución de este objeto hay una serie de
condiciones que intervinieron y que se desconocen. En el momento de constitución del
saber positivo bajo el ideal de la cientificidad, se produce la ilusión de que ese objeto es
algo natural, escondiendo o rechazando una serie de relaciones determinantes de esta
constitución del objeto que quedan incorporadas como provenientes de su interior, pero
que tienen que ver en realidad con el origen sociopolítico del objeto. La práctica psiq se
constituye desconociendo la operación política (discurso + dispositivo de poder +
normas/moral), y esta “politicidad” queda rechazada a través de un procedimiento
complejo que es la constitución científica del objeto. Hay una operación previa que
produjo tal reunión, que sería la formación arqueológica del objeto locura, hay
condiciones previas que funcionaron para producir una organización, fusión de
determinadas caracterizaciones de la locura que no son científicas, hay una experiencia
sobre la locura que es anterior a la psiq como ciencia, y que esta busca en el objeto como
condiciones naturales. A esa primera operación que produce una amalgama de
determinadas características que quedaran articuladas a la locura en el tiempo
arqueológico, Foucault llamara “PARTICION”. Posteriormente, va a haber en la práctica de
la psiquiatría un retorno de aquello que quedó rechazado en el acto de partición
originaria, en un proceso de segregación creciente. Una forma de entender esto, es pensar
en el modelo de la represión planteado por Freud (represión primaria = algo es expulsado;
Pero esa expulsión no lo elimina o deja inerte, sino que retorna algo de eso expulsado).
Entonces, para F, el pretendido progreso de la cientificidad psiquiátrica en realidad produjo
una expulsión o acallamiento de la verdad que la palabra del loco lleva, el proceso de
objetivación psiquiátrica expulsa en favor de un conocimiento objetivo que el psiq tiene
sobre el loco el valor de verdad de la palabra del loco, despojándolo de esa verdad, y
únicamente es remitido a la norma, a la desviación, al error. Por medio de la objetividad
científica rechaza esa verdad de la palabra del loco, constituyéndolo como objeto de
discurso científico, que en realidad reproduce esa segregación producida en la partición
original.
Para sostener esta hipótesis se fundamenta en una investigación histórica de ese pasado
enterrado de la psiquiatría, enterrado x esa operación de constitución del saber psiq.
Considerando que el modo de relacionarse con la locura en las sociedades occidentales no
ha sido siempre el mismo, y que el periodo de la época clásica, anterior al momento de
fundación de la psiq con Pinel (entre siglos 16 y 17), es constitutivo de ese primer
prototipo de separación del objeto locura que hay luego en la modernidad. Este primer
prototipo implica una relación de dos categorías: razón y sin razón, que en el esquema de
la psiq tiene que ver con la oposición de la locura como enfermedad bajo el falso modelo
Existe también hemos dicho una nueva ética del trabajo, ligada al surgimiento de la clase
burguesa, donde la ociosidad es condenada y genera el rechazo de aquel sector mendigo,
desocupado. Vemos también utopías de funcionamiento, donde sobre todo las grandes
ciudades de avanzadas son las que presentan estas prácticas del gran hospital general;
estas ciudades tienen un gran énfasis en la organización de la policía (orden en las polis), la
regulación del estado del funcionamiento civil en la poli. Esas grandes urbes tienden con
mayor fuerza a producir este control y ordenamiento de las ciudades. Estos elementos
conforman la cc crítica de la locura, pero no en exclusividad ya que también afecta a otros:
prostis, homosexuales, etc. Ya no es la conciencia trágica del renacimiento, sino que
establece una separación con ese otro, en esa discursividad establece la constitución del
loco como Otro, como la figura del otro del hombre de la razón, produciéndose un
distanciamiento. Vemos una articulación de estos 2 tipos de conciencia, pero le agregamos
2 más (cc analítica y cc enunciativa), ya que ninguna de estas dos produce un saber sobre
la locura específicamente, solo la toman como objeto, pero no explican qué es la locura. Si
podemos ver en estas 2 cc la toma de la locura como practica o como distanciamiento,
pero sin detenerse en la producción de un saber sobre la locura. El esquema general de la
obra nos anticipa que en el renacimiento prima la conciencia crítica sobre la locura que
tiene una modalidad cercana a la conciencia trágica y arranca con esta cc critica de la
locura. En la salida de la época clásica prima la cc analítica (positivismo, saber cs sobre la
locura). Por su parte, la cc enunciativa se refiere a los discursos de los filósofos con
respecto a la locura como objeto, intentando explicar en qué consiste. Hay algunas
cuestiones en esa cc enunciativa, como ser el hecho de que en la época clásica se plantea
una imposibilidad de describir a nivel teórico a la locura en si misma, siempre es en
referencia a la razón, es decir, en oposición o en tensión con la razón. Esa alteridad con
respecto a la razón y esa imposibilidad de definirla más allá de la razón muestra una
dificultad en establecer caracteres visibles de la locura en si misma. Hay un aspecto que
resulta subrayable que es esa idea de que hay un acto de una voluntad de la razón en el
apartamiento respecto a la locura. Hablamos de voluntad de la razón en el sentido de
avanzar en contra del error: vemos que locura queda asociada al error por el argumento
de Descartes.
El otro aspecto que señala F es que en la época clásica la locura en relación con el discurso
medico tiene una relación marginal. Porque a nivel de la conciencia practica la presencia
del saber medico en los HG es mínima, y porque las practicas reales de la medicina que
dice algo sobre la locura dista mucho de las grandes prácticas como el encierro. F estudia
una serie de tratados médicos y clasificaciones sobre la locura en la época clásica, y
muestra que en Gral. a nivel de la medicina es una separación entre las hipótesis causales
o explicativas de la locura y las practicas medicas con la locura. Una cuestión que va a ser
interesante de revisar dentro de las formas de pensar la locura en la medicina (en relación
a los tratados medicos revisados por F), hay una idea de la relación mente cuerpo en la
cual las pasiones que se originan en la corporeidad van a afectar de gran manera la
similitud y diferencia de signos y síntomas para constituir síndromes y dar una clasificación
a las enfermedades, relacionado con la anatomía que está en auge en esta época. Cuando
esta medicina positiva tome al objeto de la locura va a intentar establecer sobre el loco
este sistema de observaciones y clasificaciones. Una de las cuestiones que se dan desde la
anatomía patológica la posibilidad de establecer una relación entre los distintos signos y
desordenes que presenta el loco con una causa médica. F señala que el enfermo en este
sentido es palpado, revisado, sometido a la mirada médica, pero se sostiene y permanece
(no cambia) que sigue sin tener palabra. La clínica agudiza la mirada en detrimento del
oído. A partir de esta operación de la clínica se radicaliza en la constitución del objeto
locura como objeto de la mirada medica la perdida de la palabra del loco y pasan a
integrar esta serie de notas, rasgos, que la operación clásica sobre la locura ha impreso
como rasgos naturales del loco, y la medicina clínica la intenta integrar al saber
anatomopatologico. Se incorpora de una manera diferente y desacralizada la muerte y la
enfermedad. La voluntad queda referida a la hipótesis biológica, generándose una teoría
sobre la degeneración o las teóricas del instinto (que vienen a hacer una continuidad de la
explicación del problema de la voluntad y lógica de la locura de manera pseudo racional).
Estas explicaciones medicas positivistas podemos decir que siguen siendo igual de
delirantes que las de la época clásica (eso dice el profesor). En el siglo XIX y XX aun prima
una constitución negativa del objeto locura sobre las hipótesis de normalidad psicológica
de la mano de las psicologías nacidas en tales siglos.
Teórico n4 : “Las Palabras y las Cosas (prefacio)” Michel Foucault y Cap.“El Saber” de E.
Díaz
Ester Díaz habla de la perspectiva del análisis de Michel Foucault, llamando a este primer
momento en la evolución del pensamiento Foucaultiano “arqueología”. La arqueología
desanda en el territorio de los análisis históricos sobre el surgimiento de las ciencias
humanas más allá de los limites disciplinares para poder encontrar condiciones de
posibilidad exteriores al campo estrictamente de la teoría científica, y rescata así la
presencia de una lógica fundante de determinadas prácticas y disciplinas. Esto va a ser
nombrado como la instalación o el funcionamiento de determinados dispositivos más
adelante. La práctica no solamente está determinada por una lógica científica, sino que
vemos la complejidad del campo que participa en la constitución de determinadas
prácticas, y además en tal campo intervienen otras razones más allá de la razón postulada
por la ciencia o la racionalidad moderna, tales razones provendrían, por el contrario, de las
cargas imaginarias representacionales de ciertos personajes sociales, la organización
política de la ciudad, la percepción de la filosofía de la constitución de la realidad.
Tenemos una complejidad de razones heterogéneas que obran en la constitución de una
práctica, y tenemos, por otro lado, un objeto que esta práctica retoma como si fuera
natural pero que en realidad fue pre elaborado por ese campo heterogéneo de relaciones
de fuerzas donde obran desde saberes constituidos de forma clara, como la filosofía
clásica o la protomedicina, y otros ejes como ser la moral, ética, religión, etc. Desde F, ese
recorrido que va del renacimiento a la modernidad para mostrar las distintas experiencias
de la locura, muestran algo que tiene que ver con una lógica de la constitución de ese
objeto, lógica que sería central para la constitución de la identidad del individuo moderno
como ser racional, pensante, amo o garante de sí mismo. La razón se constituye teniendo
como soporte a un interlocutor mudo, donde el otro de ese interlocutor va haciendo un
espejo opuesto donde se constituye como ser racional.
En el mismo periplo histórico (renacimiento h/modernidad) hay ciertas características
intrínsecas al saber. Los sujetos nacen en una estructura simbólica, en la cultura. Las reglas
invariables de intercambio por ejemplo anteceden a la voluntad de las comunidades.
Existe un orden que organiza a la sociedad con anterioridad a nuestra existencia. Hay
estructuras que determinan nuestras conductas, lo que Lacan llama el orden simbólico. F
dice que lo que el plantea en las palabras y las cosas es que hay en el desarrollo de la
cientificidad, del campo de la cs, una estructura que opera por detrás, más alla de la
voluntad de los cs, hay un ordenamiento que organiza el campo de la experiencia del cs y
es icc, transversal a un momento histórico, hay una estructura epistemológica que cambia
en cada época. F se propone a encontrar esa matriz que organiza el saber en
determinados cortes epistémicos. Va a trabajar interiormente como se constituye un
campo del saber determinado en cada época para buscar esta matriz estructural. Cómo se
conoce en una época determinada es lo que interesa, a esto le llama episteme. Esta no se
ve, no es evidente, no es conocida por el científico, porque son reglas de funcionamiento
incorporadas que generan un modo de experiencia particular con la realidad, de la cual es
muy difícil salirse pero que tienen consecuencia practicas operativas en la constitución de
esos saberes, en lo que estos constituyen como experiencias. El análisis arqueológico en
ese sentido se opera para tratar de desenterrar, volver evidente, el fx de esas estructuras.
El efecto que tiene el hecho de poner de manifiesto estas estructuras, es que las mismas
también portan esa cuestión de cierta extrañeza que generan un cambio de
posicionamiento con respecto a la realidad y genera por otro lado una reacción de
rechazo. Ya se había armado en el 61 un revuelo porque F critica a Descartes en lo que
expusimos en historia de la locura, y para la fenomenología rechazar a la figura de
Descartes fue problemático porque incide sobre el aporte de la fenomenología como
corriente filosófica. El papel que F va a hacer jugar aca a grandes mitos de la filosofía,
como Descartes, es relativo.
Texto de Borges “El idioma analítico de John Wilkins”.Vemos la utilización de una
problemática filosófica históricamente existente durante la época clásica que es el
proyecto de la filosofía de poder constituir un lenguaje que pueda producir un calco de la
realidad en sus más íntimas variaciones a partir del concepto o modelo de representación
que intenta no tomar las ilusiones de la realidad, sino su forma de organización bajo el
supuesto que la realidad tiene una composición atómica equiparable a la del lenguaje, por
lo tanto el lenguaje permitiría acceder al orden de la realidad. Borges retoma o recupera
esa problemática filosófica para introducirnos a la problematización del papel del lenguaje
las escrituras a partir de la revelación que Dios le hace a los profetas y a la lectura de los
sabios que interpretan la naturaleza. Todo eso es posible porque no hay diferencia
material entre el ser del hombre, el ser de la naturaleza y la palabra. Participan de la
misma naturaleza de creación por Dios. El hombre puede leer así en las cosas marcas que
dios dejo ahí para ser leídas desde esas determinadas operaciones de constitución del
saber. Hay una semejanza entre la palabra y la cosa que se nombra por medio de ella.
En la época clásica se descubre que el signo lingüístico es arbitrario. Pero en la
racionalidad el signo lingüístico es una construcción arbitraria (no hay una relación natural
entre la palabra y la cosa) de los seres humanos: la palabra que se dirige a nombrar la cosa
ya no tiene un origen de creación divino, sino que en realidad el signo lingüístico siempre
fue arbitrario y se fue organizando para designar las cosas de la realidad, a modo de
convención. Esa idea que aparece en la gramatica gral revoluciona el mundo porque
permite vislumbrar como fx el lenguaje en la realidad, y por consiguiente la idea de poder
producir lenguajes que sean más objetivos para aproximarse a la realidad para poder
constituir términos o conceptos que la expliquen. Faltarían otros saberes que funcionan en
la época clásica: análisis de las riquezas, historia natural y la filosofía.
así la idea de cortes epistémicos, o sea, momentos donde se pasó de un marco gral de un
modo de funcionamiento del saber a otro modo. Tal corte sería entre el renacimiento y la
época clásica, y luego entre la época clásica y la modernidad.
Hay una modificación del modo del funcionamiento del saber gral que se asienta en una
lógica de la representación, de la idea de que el lenguaje pierde esa naturalidad que
poseía en la época renacentista (verdad rebelada por la creación divina) se desacraliza el
lenguaje, el registro del artificio que constituye el lenguaje a partir de determinadas
teorías que comienzan a registrar cómo funcionan las lenguas, como ser la gramática de
Paul Royal, que va a brindar determinados modelos de funcionamiento del lenguaje,
donde se define al signo como una entidad que encierra la cosa que representa (palabra) y
la cosa representada (la idea de la realidad que se representa). Así, aparece un segundo
elemento en el pensamiento. La relación de representación está representada a su vez en
el interior de la idea representante. Ante la necesidad de comunicarse de las sociedades
primitivas se emitían sonidos ligados a objetos de la realidad, llegando a adoptarse los
mismo de manera consensuada, adquiriendo así la asignación de un sonido a una cosa del
mundo, y por el avance de estas sociedades primitivas se fue así construyendo las lenguas.
Posteriormente el lenguaje de las ciencias va a elevar esa representación a una segunda
dimensión al hacerla objeto de una purificación (lenguaje terminológico de las cs) para
que sean univocas y puedan albergar en su interior de alguna manera una rigurosidad de
las relaciones de la realidad dentro de ese lenguaje. El signo va a ser representante del
objeto representado, pero esta representación a su vez opera con los objetos por medio
del lenguaje. Esta revolución propulsada por la gramática gral va a producir, por su
impacto, un modo de idea fuerza que va a penetrar en la constitución de los otros saberes,
que parecerían quedar colonizados por esta idea del signo linguistico. Asi,
simultáneamente se constituyen los otros saberes que se ocupan de las actividades
humanas: la historia natural (biología moderna luego) como primer esfuerzo de organizar
el orden de esa naturaleza desacralizada, por lo cual se aborda el mundo ya no desde la
palabra sagrada, sino desde esta lógica del signo que introduce la gramática gral, análisis
de las riquezas (economía política luego) donde se considera que el valor es algo que se
puede asignar de manera rígida a una mercancía, la asignación de valor a la moneda
permite la estabilidad de los intercambios. Y, por último, la filosofía como una reflexión
general sobre el orden, desde Hume, Locke, es decir, el empirismo inglés. La naturaleza
racional del ser humano es lo que le permite organizar la realidad y organizarse en esta a
su vez, sosteniéndose siempre en la idea de representación de la realidad.
Se produce una convicción de que la realidad está compuesta de una manera elemental a
semejanza del lenguaje, pero esta es inconsciente. Se toma el aporte de la gramática gral
para poder llevar a cabo la clasificación de la realidad, pero entra como solapada de la
mano de esta teoría una creencia de que la realidad se organiza como el lenguaje, y tal
lógica se aplica a todos los saberes emergentes. Se constituye el criterio de verdad por
adecuación (ya no se constituye el cc por semejanza como en el renacimiento). Se da una
lógica del signo y representación, sino que tiene su propia temporalidad. En el reino de la
biología, la tensión entre la norma y la función va a mostrar un propio modo de ser de lo
biológico que excede al sistema estático de representación en el cuadro. En el análisis de la
riqueza va a haber un desprendimiento de la economía con un modo de ser en el que la
regla y el conflicto va a marcar una tensión propia del modo de ser de los procesos
económicas, donde el valor de una mercancía con la escasez se va a modificar, por
ejemplo, no podemos hablar de valores estables y rígidos. Por otro lado, mientras el
lenguaje se mantenía unificado bajo la gramática gral, el lenguaje en la experiencia
moderna retorna inmerso en distintas experiencias, si tomamos la lingüística moderna de
Saussure, tenemos que el problema de la significación no queda sujetado a los términos,
sino va a haber una cuestión relacionada con el sistema como posibilidad de producción
de la significación. Este campo se desprende de la ideal de la mathesis con la regularidad
de la representación: los procesos biológicos, lingüísticos y económicos tienen su propia
interioridad, su propio modo de ser, que exceden a lo que el hombre como agente de la
representación podría pretender, y que en relación al ser humano tienen una
temporalidad propia, nos anteceden, los seres humanos estamos como “uno más” dentro
de estos procesos (por ej. la teoría de la evolución que ubica al ser humano en cierta
forma como un resultado de los procesos biológicos que nos exceden, la vida nos excede
temporalmente). Hay una historia que nos excede y en la que estamos inmersos. Todo esto
muestra que existe una temporalidad que excede a la pretendida quietud y estabilidad de
la mathesis: hay un retroceso de los sectores de la vida explicados por la mathesis en el
modo de funcionamiento de la realidad, ofreciendo modos de naturaleza humana
distintas. En el campo de las cs duras (física, química) hay algo de la matematizarían que se
conserva. Por último, el campo de la filosofía ya no será una reflexión sobre el orden, sino
que lo que F encuentra a nivel del pensamiento filosófico es lo que llamara ANALÍTICA DE
LA FINITUD Cap. IX de “Las palabras y las cosas”. Lo primero que plantea F es que esta
positividad de los saberes que se han desprendido de la mathesis y que se le aparecen
como una realidad inexorable van a producir un efecto que es la idea de que el hombre,
lejos de ser el rey de la creación, es un hombre que está arrojado a la existencia
(existencialismo). Se encuentra con un lenguaje, una vida y una realidad de los procesos
económicos que lo exceden. El encuentro de la filosofía con este excedente del sujeto
racional es altamente sensible, es imposible después del surgimiento de estas revoluciones
del pensamiento seguir sosteniendo el lugar diferencial y privilegiado en la naturaleza,
pero a la vez hay otro asunto: el hombre a través de sus sistemas de reflexión como la filo
es el único ser que puede registrar esta situación de dependencia con respecto a tales
determinaciones. Nos encontramos con una diferencia del modo de fx de la filo del siglo
XIX con respecto a la filosofía clásica, la cual sostiene que si bien el hombre es finito por
ser un ser mortal, tiene una posibilidad de trascendencia y de puesta en relación con lo
infinito a partir del saber, este permitiría una especie de liberación. A través de los
sistemas de razonamiento que son finitos el hombre puede tomar registro de esa finitud a
al que está sujeto. Tenemos un doble movimiento de la finitud, que es constitutiva y de la
que hay un registro, a un intento de poder hacer con esa finitud que se produce. La propia
historia produce las condiciones de transformación de la historia. Hay un retorno dentro
de determinadas posiciones del pensamiento marxista, pero sobre todo en la forma en
que Sartre con el existencialismo toma esa corriente marxista y fenomenológica, se da la
ilusión de que es posible un detenimiento de esa finitud. Lo que intenta señalar F es que
este movimiento de finitud a finitud que se integra en la analítica de la finitud, muestra en
la filo del 19 una tensión permanente entre la idea de un ser empírico o de
determinaciones empíricas que afecta la hipótesis de un sujeto trascendental por fuera de
toda determinación. Hay 2 formas de fin de la metafísica cartesiana en la modernidad que
resalta F: positivismo y el marxismo; ambos hablan de una idea de que hay algo natural del
hombre, muchas veces remitido a lo biológico o físico, como una ilusión que le permite al
hombre trascender de las hipótesis de la filosofía que oscurecen el pensamiento, o de los
sistemas de producción y que hay un proceso de deconstrucción de ese sujeto
trascendental. Hay determinadas condiciones materiales que limitan la concepción del
sujeto tradicional como agente de razón y del orden, hay a través de la filo hay un esfuerzo
de sortear esa dificultad para acceder a una mayor racionalidad a partir de encontrar esas
determinaciones que operan. Esta tensión es propia del pto filosófico moderno. La idea de
los impensados es lo que actúa como soporte. El cogito moderno, diferente del cogito
clásico, fuera de esa ilusión de haber alcanzado el ser mismo racional que piensa en la
introspección cartesiana, el pensamiento filo del siglo xix va a incorporar que siempre que
hay un cogito, hay un impensado que opera estructurando ese acto de toma de
conciencia. Esta tensión entre cogito-impensado es una tensión productiva en el pto filo
moderno. Hay un retorno permanente a revisar los orígenes que se dieron como absolutos
para poder producir un desplazamiento. Esto se articula en el pensamiento F como una de
las condiciones de posibilidad de las cs sociales. Esta analítica de la finitud va a arrojar una
forma hombre que va a ser distinta de la que sostenía Descartes. Esta forma hombre que
se produce en esta tensión productiva es la que para F es necesaria para que pueda haber
cs sociales. Esta tensión entre un sujeto que está atravesado por determinaciones, pero
que debe intentar acceder a estas determinaciones por medio del saber es una figura más
próxima a las cs sociales. Las psicologías que nacen en el s xx, registran que esa cosa a la
que se dirigen no es un ser natural en lo absoluto, sino que es un ser que está atravesado
por determinaciones que tienen en su incidencia, en su modo de ser y sus dificultades, y
que se intenta acceder al funcionamiento de las mismas para poder producir una
experiencia humana diferente. Va a haber corrientes psicológicas que sostengan la
posibilidad de atravesamiento de las determinaciones para un acceso a un ser natural del
hombre, que se liberaría de las determinaciones. Determinadas concepciones psico que se
apoyan en el positivismo, o fenomenología o humanista sostienen que es posible ese
acceso. F habla de contra ciencias que dicen que no hay manera de un acceso a un ser
absoluto, porque todo el hombre está constituido a través de sus determinaciones, no hay
hombre más allá del producido por estas determinaciones (psicoanálisis de Lacan que
habla del lenguaje o la etnológica de Levi Strauss, por ej.). Si consideramos que la
episteme moderna se divide entre analítica de la finitud y todos los discursos que se
incluyen en esta; ciencias formales (química, física) y por ultimo las empiricidades o
ciencias positivas: la biología, la economía, la lingüística, que tienen su propia constitución
lógica con su propia temporalidad. ¿Las ciencias humanas donde entran? toman los
modelos constitutivos de los saberes mencionados anteriormente (empíricos) para
construir maquetas del funcionamiento del ser de la analítica de la finitud. Las cs humanas
no vienen del sujeto clásico de Descartes, sino de ese hombre desgarrado de la analítica
de la finitud moderna, y solo puede acceder a él a partir de los modelos que le brindan
esas positividades surgidas en el s. xix. Las ciencias humanas se ubican en el juego de estos
distintos campos, en los intersticios de los saberes que constituyen la episteme moderna,
se dirige a esa forma hombre aportada por la analítica de la finitud, toma las herramientas
o modelos para construir las estrategias de estas positividades y acceden a un esfuerzo de
formalización. Tal forma de las ciencias humanas es lo que nos muestra que estas no
pudieron haber surgido en la época clásica. Muestran una tensión productiva del sujeto
para las ciencias sociales en una tensión de una negatividad que lo constituye (los seres a
los que se dirige la cs humanas).
Teórico n6: “Heidegger y Foucault” Psicologia y critica de la metafísica occidental /
Psicología y conflicto de los humanismos (1.3 y 1.4 del programa 2020)
Desde el siglo XVII la civilización europeo céntrica ha tenido una expansión a partir del
maquinismo y el capitalismo, como así también de la concepción del mercado y de la
regulación de la economía a nivel mundial globalizada, que de alguna manera estaba
sostenida por la hipótesis de que la ciencia como reemplazo de la religión podía justificar y
sostener un progreso ilimitado de la humanidad. Aquí encontramos una especie de alianza
entre la ideología burguesa asociada a la producción y tecnología junto con la oferta del
liberalismo económico en particular, ofreciendo progreso a la sociedad. También los
primeros conflictos con la expansión del capitalismo que ha venido a mostrar el reverso de
los ideales libertarios con los que funciono la independencia de los estados modernos de
las monarquías, y esa nueva distribución de la riqueza y del poder en la realidad ha traído
aparejada los movimientos del socialismo, que vinieron a sostener una disputa con
respecto al capitalismo.
En el siglo XX vemos la primera y segunda guerra mundial, donde se da la confrontación
de las grandes potencias y de las grandes ideologías, cada una sostenedora de sus
determinados modelos de producción, de libertad y con respecto a la idea de progreso,
por un lado, y con respecto al horizonte de la vida humana, por otro. En este sentido, hay
teorías científicas que van a funcionar como justificación ideológica de estos grandes
sistemas políticos que se confrontaron en la guerra. La resultante es que la reflexión
filosófica no puede ser ajena en este siglo (Sartre, Heidegger) a la función de los saberes
en la justificación de los regímenes políticos, y en los efectos más o menos complejos y
negativos sobre los seres humanos. En esto hay una percepción de que los modelos que
sirvieron de justificación a los distintos regímenes políticos, dejando en claro que hay
saberes que producen una legitimidad de los discursos políticos, estamos en la interjección
de saber-poder y de las consecuencias determinantes sobre los sujetos.
Ahora, la crítica de Heidegger vamos a ver que se centra en la función que la filosofía ha
cumplido en determinado horizonte humano, y que el autor realiza un diagnóstico de que
dicha participación de la filosofía en el destino de la sociedad occidental moderna tiene un
punto de quiebre más o menos a partir del pensamiento de Descartes. El texto “la época
de la imagen del mundo” de Heidegger es un texto muy complejo; Heidegger era el rector
de la universidad alemana en el momento en que el nacional socialismo (posteriormente
el nazismo) todavía era un régimen democrático, y ha tenido una producción filosófica
brillante en el primer tercio del siglo veinte con su obra “Ser y tiempo”, la cual realizaba
una revisión de determinados conceptos vigentes en la filosofía occidental e introducía
una crítica al pensamiento filosófico occidental moderno, el cual había perdido de vista
una tensión productiva en el pensamiento griego que se sostenía en una apertura de una
diferencia entre las nociones de ser y de ente. Hay dos tradiciones en el pensamiento
griego, la de los pre socráticos (ser/ente), que implica una pregunta sobre cómo lo que es
en la realidad ha llegado a ser, marcando un registro por parte del ser humano de la idea
del advenir. Hay un registro de una dinámica del acontecer que lleva a la existencia de las
cosas, que implica una reflexión por el paso desde lo que no es a lo que es, incluyendo
dentro de la relfexion la realidad no observable, o la pregunta acerca de las
potencialidades que operan para que las cosas lleguen a ser, y se diferencia de la
consideración de los fenómenos materialmente observables, a lo que le da el dominio de
ente. Con el pensamiento moderno la física pasa a ocuparse de los entes y de sus
relaciones causales, lo que ha perdido es la pregunta por el ser. Esconde la posibilidad de
arribo a ese pensamiento en el que se albergue algo del misterio de la creación, de la
productividad, que no es todo explicable por el modelo racional (esto es muy importante).
Cualquier pensamiento moderno que reflexione en la potencia creativa del acto poético,
cualquier pensamiento moderno contemporáneo que albergue la posibilidad de creación
dentro de la dimensión humana no se asienta sobre el polo racional. Esto, dice Heidegger,
estaba presente en el sistema filosófico pre socrático, y es lo que llama diferencia
ontológica. Esta última ya comienza a quedar reducida a partir de la figura de Platón,
que sería la otra tradición filosófica, y su concepción de “idea” que proyecta la dimensión
del ser en correlato racional como fundamento de la realidad de lo que las cosas son. Esta
concepción de idea como razón va a aparecer fuertemente retomada a partir de Descartes
y su concepción del ser racional, es decir que, mientras durante el medioevo la tensión
entre las dos tradiciones se ha sostenido a partir de la cosmovisión cristiana que intento
asimilar ambas tradiciones, a partir de Descartes y la separación entre res cogitas y res
extensa, y la alianza con la burguesía y el pensamiento tecno científico, lo que ha
producido la fortaleza de esta alianza es el olvido definitivo de la diferencia ontológica, y
del privilegio de una tradición de lo racional, que produjo tal olvido de la potencia
creadora del ser. Heidegger señala que esto es lo que ha sido el comienzo de lo que
culmino en la alianza que produce el pensamiento tecno-científico con el positivismo, que
implica un pasaje de desacralización de la naturaleza, incluyendo la humana, por la
reducción del campo determinante de la existencia a las potencias físicas, es decir a la
concepción de materia y energía como única posibilidad de explicación de lo existente.
Heidegger va a llamar metafísica occidental; cuando el autor se plantea a sí mismo como
un pensador contrario a la metafísica occidental se plantea oponerse a este
funcionamiento que restringe una dimensión del humano: la dimensión poética, creadora,
oculta. El lado nocturno del alma humana que queda de alguna manera aplazado, abolido.
Así nos introducimos en la época de la imagen del mundo. A la modernidad occidental, al
pensamiento occidental moderno, en este pasaje desde la filosofía a las ciencias que
impera sobre el horizonte de lo humano, va a ir describiendo caracterizaciones
apoyándose en el método fenomenológico, planteando un análisis de la modernidad a
partir de la crítica fenomenológica que heredó de Husserl. Caracteriza a la modernidad (5
características) por 1) su ciencia, que según el relato de la ilustración arroja luz sobre la
humanidad, siendo también esa ciencia permite desprenderse del apresamiento de los
dogmas de la iglesia. La burguesía dice que esta alumbro y rompió esas cadenas a través
de la ciencia. La segunda guerra mundial y todas las del XIX /XX tiran por la borda ese ideal
civilizatorio. Una esencial manifestación de la edad moderna es la ciencia, y también la 2)
técnica maquinista, porque esta producción de los objetos científicos que “mejoran la vida
humana” figura como parte del ideario de la ilustración, la transformación de lo científico
en práctica autónoma productiva de objetos es lo que va a decir Heidegger que en
realidad esto es lo que comanda a la ciencia. 3) El arte empieza a ser regido por una
estética que regula lo creativo y privilegia lo visual. El imperio de las buenas formas
platónicas ilustradas por la luz de la razón va a tener una expresión en la creación artística,
estética, visual: las proporciones adecuadas, la buena forma. El imperio del ser humano se
empieza a analizar en términos de 4) cultura, que está ligado a la idea de civilización. La
plomada de la buena forma de la idea racional llevada al plano del horizonte humano, por
el cual las sociedades eurocéntricas que se enfrentan en la guerra mundial van a proponer
cuales son los valores supremos de la humanidad: eso es la civilización, esa escala de
valores culturales. El quehacer humano queda tomado por esa dimensión civilizatoria de la
cultura. 5) La pérdida del carácter sagrado del mundo (desacralización), y el pasaje a una
sustitución de la dimensión religiosa que guía al hombre con la creación, por la exploración
histórica y psicológica de aquello, una crítica de lo religioso como sistema de creencia,
analizado en términos positivos. Todos estos movimientos van a tender a una caída del
valor de verdad sostenido por la diferencia entre ser y ente. Es como si dijéramos que
todos los entes cuantitativos que definen los valores civilizatorios van a pasar a regir el
valor de verdad, como si dijéramos que lo verdadero es lo que viene de la ciencia, si algo
es científico entonces es verdadero y por ende es bueno. La física moderna no es una cosa
que pueda ser separada de todo este movimiento de la metafísica occidental, es el punto
final, una expresión más de la metafísica occidental. Tanto el enfrentamiento de esas
que las cosas han llegado a ser, quiere decir que está viva esa diferencia ontológica, y es a
la que apela H, y a la que considera que la filosofía debe tender a rescatar y revivir tal
dimensión del pensamiento que la va a diferenciar del pensamiento como calculo,
llamándola meditación; esta meditación es la que debe sostener la filosofía. No tiene que
avanzar hacia el positivismo, sino sostener el da sein.