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Centro Técnico Vocacional Pedro Nufio

Tema:

Historia de la legislación agraria en el mundo y en Honduras

Alumna:

Alexandra Michell Hernández Mendoza

Asignatura:

Legislación agropecuaria

Profesor:

Oscar Danilo Castillo

Curso y grupo

11vo D.A “1”

Lugar y fecha:

Danlí, El Paraíso 30/07/2021

Introducción
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La adjudicación y titulación de tierra al Sector Campesino, desde sus orígenes
en los años 50, presenta una serie de vaivenes relacionados con la vida política
y económica que ha experimentado el país. Es así que en el transcurso del
tiempo se han sucedido una serie de disposiciones legales, cuyo fin primordial
ha sido la de minimizar el impacto de estos cambios sociales, frenando la lucha
que los campesinos organizados realizan con tomas de tierra, exigiendo se
aplique un sistema justo en su distribución.

En el presente trabajo se encuentra la historia de la legislación agropecuaria en


el mundo y en Honduras. La Legislación agropecuaria o agraria es un tipo de
legislación enfocada en las ejecuciones dentro del área del ganado. Esto es
mucho más específico en unas de las actividades productoras de una
nación. Por lo cual corresponde a un seriado de elementos legales para que su
desarrollo sea consecuente en un aspecto sumamente claro y demás.

Por otro lado, es importante aclarar que son normas exigentes. Ninguna
actividad de este tipo puede proceder a menos que sea de exclusiva notoriedad
ante la ley. De ser un lado contrario, entonces quedan penalizadas por los
términos judiciales que suelen ser sumamente exigentes en todo lo que se
desarrolla.

Objetivos
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Objetivos generales

1. Presentar la historia de la legislación agraria o agropecuaria en el mundo


y en Honduras.
2. Analizar la historia de la legislación agropecuaria en el mundo y la
evolución que esta ha tenido con el pasar de los años.
3. Mostrar información que sea verídica e informativa para el lector.

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Legislación agraria

HISTORIA

En América Latina, desde los primeros años de la conquista y hasta muy


entrado el siglo XX, la posesión o el dominio sobre la tierra estuvieron
asociados a la riqueza y al poder. A las extensas posesiones coloniales
otorgadas a conquistadores, órdenes religiosas y funcionarios de la Corona se
sumaron las tierras dadas como recompensa a oficiales y soldados de ejércitos
vencedores de las guerras de independencia. Más tarde, las vicisitudes de la
accidentada vida política de los distintos países dieron origen a nuevos grupos
de poder y a nuevos terratenientes.

En la primera mitad del siglo XX, en la mayoría de los países de América Latina
predominó en las zonas rurales el sistema latifundista con sus medianeros,
aparceros o arrendatarios; al margen de los latifundios se encontraban los
minifundios familiares.

Además de las grandes extensiones de tierras que se mantenían ociosas y de


las tierras dedicadas a la ganadería extensiva, existían desde la época colonial
plantaciones de cultivos tropicales de exportación (café, cacao, caña de
azúcar), a las que se añadió, en la era republicana, el cultivo del caucho, la
extracción de la madera y las plantaciones de algunos frutales. Las empresas
extranjeras participaron en la industrialización de los cultivos tradicionales, y
manejaron la mayor parte de las actividades comerciales. En el caso de los
frutales de exportación, las plantaciones estaban en su casi totalidad
controladas por empresas transnacionales. Menor era el número de haciendas
ganaderas que pertenecían a empresas extranjeras, pero dichas haciendas
eran importantes por su extensión territorial.

En el sector de la pesca, la pesca artesanal terminó siendo desplazada


progresivamente por una pesca realizada por grandes flotas, que eran a
menudo propiedad de empresarios de países lejanos.

Al igual que en el caso de las plantaciones, se crearon en las zonas rurales de


algunos países enclaves de empresas transnacionales que explotaban
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minerales e hidrocarburos. Estas empresas, además de introducir nuevas
prácticas administrativas, influyeron en la creación o en el fortalecimiento de los
movimientos sindicales - incluidos los sindicatos agrarios -, y en la formación de
las bases de los partidos políticos modernos.

La población rural en los países de América Latina constituía un porcentaje


muy elevado de la población nacional total, sobrepasando en muchos casos el
50 por ciento de ésta. El aislamiento, el analfabetismo y las endemias; la
carencia de energía eléctrica y de sistemas de abastecimiento de agua potable,
y las viviendas rústicas y malsanas eran característicos de las zonas rurales,
incluso en los países de mayor desarrollo relativo.

Las primeras reformas agrarias en América Latina

La revolución mexicana de 1910 encauzó las reclamaciones reivindicativas de


tierras agrícolas, y dio inicio a una reforma agraria que fue ratificada por la
Constitución de 1917. En el marco de los procesos revolucionarios surgieron
posteriormente otras reformas agrarias: en Bolivia en 1953; en Cuba en 1959;
en el Perú en 1970, y en Nicaragua en 1979. En Guatemala, en 1952, un
intento de gobierno radical abortó dos años más tarde a consecuencia de una
rebelión militar; y en Chile, en 1971, un golpe militar terminó con un gobierno
socialista.

Algunas iniciativas y acciones reformistas se sucedieron en las décadas de


1940 y 1950, pero no fue sino hasta la década de 1960 cuando diversas leyes
de reforma agraria fueron promulgadas en toda la región. En Venezuela, tras el
derrocamiento de una dictadura militar que había durado diez años, se
promulgó, en 1960, la ley agraria. A partir de 1961, se dictaron leyes agrarias
en casi todos los países de América Latina gracias al impulso dado por la
Conferencia Interamericana de Punta del Este (Uruguay) y al apoyo político y
económico prestado por el Gobierno de los Estados Unidos en el marco del
programa «Alianza para el Progreso».

Tanto los campesinos como los sectores progresistas urbanos hicieron de la


reforma agraria un objetivo importante, convencidos de que conduciría a una

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sociedad rural más equitativa y que llevaría el progreso económico a las zonas
agrícolas. Sin embargo, algunos dirigentes reformistas alertaron respecto a que
el quiebre del sistema latifundista y la redistribución de las tierras no eran
suficientes para superar las condiciones de marginalidad y pobreza que
tradicionalmente sufrían las familias rurales desprovistas de tierras o con tierras
insuficientes. Insistieron en la necesidad llevar a cabo reformas de índole
integral que añadiesen a la dotación de tierras normas sobre suministro de
créditos, asistencia técnica y apoyo al mercadeo. En varios textos legales se
establecieron disposiciones para asegurar, o al menos promover, la provisión
de servicios básicos, el acceso a viviendas sanas y la organización de los
beneficiarios.

Logros de las reformas agrarias

Las reformas agrarias forman parte del proceso evolutivo de la agricultura y,


más generalmente, de la evolución de las zonas rurales de los países. No es
fácil desvincularlas de los cambios políticos, económicos, sociales e
institucionales a que han estado relacionadas desde sus comienzos. Se
reconoce que las reformas han contribuido a la paz social, a la reducción o a la
eliminación de las relaciones feudales en las zonas rurales, a una mayor
atención a las tierras ocupadas por comunidades indígenas, al respeto de la
dignidad del hombre y de la mujer campesinos, y a la participación política y
gremial del campesinado. Se discute, sin embargo, la efectividad de las
reformas en la reducción de la desigualdad en materia de distribución de tierras
agrícolas, en el incremento de la producción y del empleo agrícola, y en el
mejoramiento de las condiciones de vida de la población campesina.

Modificación de la estructura de la tenencia de la tierra

Las estadísticas de distribución de la tierra de los países que llevaron a cabo


reformas agrarias a partir de 1960 reflejan variaciones poco significativas
respecto a la situación preexistente. En la mayoría de los casos, las
explotaciones de gran superficie fueron relegadas a zonas de frontera, mientras
que en las zonas más accesibles tuvo lugar, concomitantemente con las
reformas, un proceso de modernización de la agricultura tradicional. Se

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desarrolló en estas últimas una agricultura comercial de pequeños y medianos
«empresarios», en parte con perjuicio de los beneficiarios de la reforma agraria
y de las políticas de colonización. Por falta de acceso regular a los factores de
producción y al mercado, los beneficiarios de la reforma no fueron capaces de
utilizar plenamente las tierras productivas que habían recibido.

Cambios en la producción agrícola

Los efectos de la reforma agraria en la producción y la productividad agrícolas


de un país son difíciles de desagregar, y escasas han sido las evaluaciones al
respecto. Es probable que, ante la circunstancia de una eventual expropiación,
algunos medianos y grandes productores hayan optado por intensificar la
productividad de sus explotaciones; y, de hecho, en varios países los primeros
años de la reforma coincidieron con mayores tasas de crecimiento de la
producción agrícola.

Algunos estudios de casos muestran que las explotaciones de beneficiarios de


las reformas lograron en general mejores resultados de producción y
productividad que los minifundios de agricultores no beneficiarios (FAO, 1992).
En algunos países, con el apoyo de donantes multilaterales, el Estado realizó
importantes inversiones en mejoras de la tierra. Sin embargo, por lo general las
políticas gubernamentales respaldaron mayormente a los productores
exportadores y reflejaron las presiones de la nueva agricultura comercial y su
contribución al crecimiento de la producción agrícola, especialmente la
producción de exportación.

Las características individuales de los beneficiarios de las reformas


constituyeron un fuerte impedimento para la consolidación económico-
productiva. Con frecuencia, los agricultores eran personas de edad avanzada,
analfabetas y escasamente instruidas; su experiencia en la gestión de la
producción, el mercadeo y las técnicas agrícolas era escasa o nula. Por otra
parte, la organización de la población agrícola con el objeto de aumentar la
productividad era escasa o inexistente.

Pérdida de dinamismo de las reformas agrarias

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Múltiples causas determinaron que las reformas agrarias perdiesen su impulso
y eficacia, cambiaran de orientación o invirtieran su objetivo: los
enfrentamientos armados, las actividades ilegales de grupos ligados al
narcotráfico, el escaso compromiso del gobierno, el elevado costo de la
reforma y las insuficiencias definanciamiento, la escasa o inexistente
participación de la población en la definición del proceso reformista, el manejo
de forma jerarquizada y centralizada por el Estado de los planes de la reforma,
una administración burocrática, la discontinuidad administrativa, etc. La
oposición de algunos sectores influyentes, acallada inicialmente por las
expectativas creadas por las reformas, se volvió a manifestar cuando el
impulso reformista se debilitó, las expectativas no se realizaron y las reformas
dejaron de contar con el apoyo de los campesinos y sus organizaciones. Con el
proceso de modernización agraria aparecieron nuevos grupos de poder de
orientación capitalista que se aprovecharon de las externalidades y deficiencias
de los procesos reformistas.

Cuando, en julio de 1979, la FAO patrocinó la Conferencia Mundial sobre


Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CMRADR), la mayor parte de las reformas
agrarias de los años sesenta habían perdido su impulso inicial o habían dejado
de aplicarse. En algunos casos se había vuelto incluso a la situación imperante
antes de la reforma. La CMRADR reafirmó la importancia de los cambios en la
estructura de la tenencia de la tierra, y destacó la necesidad de fortalecer o
incorporar en las políticas agrarias de los países, según sus condiciones
específicas respectivas, otros programas como la organización de la población.
También hizo hincapié en la integración de la mujer tanto en la legislación
como en los procesos de reforma; en el acceso a los insumos, a los mercados
y a los servicios; en el fomento de actividades productivas no agrícolas; y en la
educación, adestramiento y actividades de extensión. En una declaración de
principios básicos, la CMRADR formuló las disposiciones operativas relativas a
estos programas.

LA CUESTIÓN AGRARIA A PARTIR DE 1980

Durante los años 1980, casi todos los países adoptaron nuevas pautas
jerárquicas respecto al mercado, y propiciaron la reducción de la intervención

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del Estado, la eliminación de los subsidios y las protecciones, el libre comercio
y los ajustes macroeconómicos. Los efectos de las medidas macroeconómicas,
las transformaciones institucionales y las prioridades programáticas se hicieron
sentir en el sector agrario. En las políticas de desarrollo se incorporaron los
asuntos de género, de sostenibilidad ambiental, de diversidad biológica, y de
protección de las comunidades autóctonas y sus culturas. Se otorgó especial
prioridad a la seguridad alimentaria, a la lucha contra el hambre y a los
programas de reducción de la pobreza. La disminución del peso del sector
agrícola en el producto interno y en el empleo de los países; la progresiva
sustitución en la producción agrícola de la tierra y la mano de obra por el capital
y la tecnología; la importancia creciente de las relaciones intersectoriales y de
la cadena agroalimentaria; y la dinámica de las relaciones ciudad-campo fueron
elementos que en los años de auge de los procesos reformistas habían estado
ausentes o escasamente presentes y que ahora terminaron siendo objeto de
enfoques novedosos.

Políticas adoptadas

La mayoría de los países de América Latina ha mantenido vigentes sus leyes


de reforma agraria, y han sometido a revisión algunas de estas leyes.
Nicaragua y El Salvador adoptaron leyes de reforma agraria en 1979 y en
1980, respectivamente. El Brasil, cuya ley de reforma agraria había quedado
casi letra muerta, intensificó la ejecución de la reforma a partir de 1985. A
finales de 2001, Venezuela promulgó una nueva ley agraria que sustituyó a la
ley de 1960, hasta entonces en vigor.

Descentralización institucional y participación de la población

Muchos países de América Latina han iniciado procesos de descentralización y


desconcentración institucional, procurando fortalecer la autonomía de
funcionamiento de las entidades municipales y locales. Desde el punto de vista
operativo, se considera que la gestión local y regional del desarrollo rural es
más eficiente y económica que la gestión centralizada. Es necesario vincular
cada vez más a la base social con las instituciones de gobierno, y transferir
progresivamente a dicha base el poder de decisión y las responsabilidades.

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Este enfoque implica desarrollar el capital humano y social y promover las
asociaciones de la población. Al facilitar el acceso a la tierra y el desarrollo de
las explotaciones, la descentralización institucional añade eficacia al proceso
redistributivo y a la participación de los beneficiarios, y ofrece una garantía de
sostenibilidad.

Legislación agraria en Honduras

La precaria situación del campesinado hondureño en la década de los


cincuenta, agravada posteriormente por la creciente demanda de tierra de los
campesinos, trajeron como consecuencia que el 5 de agosto de 1960 el
gobierno de Honduras, presentara un primer esbozo de lo que en el futuro sería
la Ley de Reforma Agraria y en el mismo perfil se proponía la creación de una
institución autónoma con amplias facultades para resolver los problemas
complejos que surgirían en la ejecución de la misma Ley

En octubre de 1961, ingresó al País la Misión 105 de la Organización de


Estados Americanos (OEA) y los asesores de la Organización para la
Alimentación y Agricultura (FAO), quienes efectuaron labores de investigación
técnico-científica en el territorio nacional, a instancias de la comisión encargada
de elaborar el planteamiento de la reforma agraria.

CREACIÓN DEL INSTITUTO NACIONAL AGRARIO (INA). La creación de ésta


Institución obedece a una respuesta del Gobierno para enfrentar la situación en
el campo y atender la difícil situación económica que atravesaba el país,
caracterizada por las precarias condiciones en la vida del campesino al no
disponer de tierras agrícolas y a escasas posibilidades de obtener un trabajo en
otras áreas. Es así, que mediante Decreto Ley No. 69 del 6 de marzo de
1961, se crea el Instituto Nacional Agrario (INA), al que se otorga la facultad,
entre otras, de preparar el proyecto de Ley de la Reforma Agraria, que por
Decreto No. 2 del 29 de septiembre de 1962 se sanciona lo que sería la
primera Ley de Reforma Agraria.

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El Instituto Nacional Agrario (INA) es una institución semi-autónoma, con
personalidad jurídica y patrimonio propio (Art. 131 de la Ley de Reforma
Agraria), cuya finalidad está contenida en el Artículo No. 1 de la Ley de
Reforma Agraria, Decreto No. 170 del 30 de diciembre de 1974, que entró en
vigencia el 14 de enero de 1975.

El Instituto Nacional Agrario (INA) es el organismo rector de la política agraria


del país y sus programas y proyectos debe estar en armonía con el Plan
Nacional de Gobierno.

La finalidad del INA es lograr la transformación de la estructura agraria del país,


e incorporar la población rural al desarrollo integral de la nación.

Su función fundamental es dotar de tierra al campesino y estimular la


organización de los beneficiarios, que permita la adopción de tecnologías
tendientes a elevar el nivel de vida, aumentar la producción, la productividad y
la generación de empleo en la zona rural.

Desde su creación, el INA ha realizado esfuerzos en beneficio de los


campesinos y ha sido instrumento para agilizar la distribución de la tierra,
impulsando el proceso de transformación de la estructura agraria del país, en
base a un sistema de tenencia y explotación que garantice la justicia social en
el campo y aumente la productividad del sector agrícola.  De esta manera ha
contribuido en la planificación y ejecución de proyectos y programas
encaminados a lograr el propósito anterior y en general un mejoramiento en el
nivel de vida dela población rural.

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CONCLUSIONES

1. El problema agrario en América Latina dista mucho de haber sido resuelto.


En las zonas rurales hay cientos de miles de campesinos sin tierra y
numerosas familias afectadas por la desocupación y el subempleo; se registran
conflictos de tenencia e invasiones de tierras; destrucción de recursos
naturales y deterioro ambiental, y pobreza aguda. Como consecuencia de estos
factores, la producción agrícola de algunos países se ha estancado, y la
dependencia alimentaria se ha acentuado.

2.Se han formulado muchas estrategias indispensables para desarrollar las


zonas rurales y combatir la pobreza. Sin embargo, una condición esencial del
desarrollo es el reordenamiento de la propiedad agraria, no para hacer frente a
un sistema arcaico que ya está en extinción, sino para potenciar las
capacidades productivas de la población y aprovechar racionalmente los
recursos naturales disponibles.

3. La legislación agraria es de gran importancia ya que tiene por objeto


establecer las bases del desarrollo rural integral y sustentable con la finalidad
de incrementar la productividad de la tierra, además de la equidad y de la justa
distribución de la misma.

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BIBLIOGRAFIA

http://www.fao.org/3/j0415t/j0415t0b.htm

http://www.ina.hn/temporal/quienes_historia.php

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