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En el año 1638 nace Pierre Pérignon, que sería abad de Hautvillers desde 1668 hasta
su muerte en 1715. Dom Pérignon es el hombre clave en el futuro del Champagne. Nadie
sabe qué hay de verdad y de leyenda en su vida, pero es evidente la importancia de su
papel.
En 1661 Dom Pérignon ordena cavar en la creta, una gran cava con capacidad para
500 barricas. La abadía tenía unas doce hectáreas de viñedo y recibía las uvas en concepto
del cobro de diezmos, de los excelentes viñedos de Ay y Avenay.
La naturaleza de esos diezmos fue objeto de incesantes litigios entre los campesinos
y el abad. Gracias a estas polémicas, sabemos que cultivaban la cepa tinta Pinot Noir. El
abad quería recibir los diezmos en el mismo viñedo. En el momento de la vendimia se
distribuían los "trentins", anchos recipientes que se llenaban de la mayor cantidad posible
de uvas. En Ay, un "trentin" de cada once era para el abad. Al aplastarse las uvas por su
propio peso, la vendimia prefermentaba y se coloreaban los mostos, dejando de ser
"perfectamente blancos",como quería el meticuloso Dom Perignon.
Dom Pérignon decide modificar la organización de las vendimias para obtener un vino
totalmente blanco (amarillo). Selecciona las mejores parcelas y perfecciona los métodos de
trabajo. Las reglas de "El arte de tratar bien la viña y el vino de Champagne", que él creó,
fueron publicadas en 1718, tres años después de su muerte, por el canónigo Godinot.
Las principales normas, descritas en el libro, suponían una auténtica revolución en la forma
de vendimiar, eran las siguientes:
1. .- No utilizar nada más que el Pinot Noir. Aunque en las viñas había Pinot Meunier, Pinot
Gris, Pinot Blanc y Chardonnay. Dom Pérignon no era partidario de las uvas blancas
porque aportaban al vino una cierta tendencia a la refermentaciòn.
2. .- Podar abundantemente la viña, de manera que su altura no sobrepasase los 90
centímetros y diera una producción más limitada. (Poda en verde)
3. .- Vendimiar con las máximas precauciones para que las uvas aguanten intactas,
sujetándolas por el pedúnculo y procurando recogerlas lo más frías posible. Vendimiar
muy temprano, de madrugada. (Ahora hay algunos listillos que pretenden haber
"inventado" la vendimia nocturna)
4. .- Rechazar todas las uvas aplastadas o simplemente dañadas. Recordar que las uvas
pequeñas son mejores que las grandes. (Mesa de Selección, "inventada" tres siglos más
tarde por el insigne viticultor riojano Remirez de Ganuza)
5. .- Disponer de una mesa de mimbre en el viñedo para seleccionar la vendimia, con el
fin de eliminar los racimos podridos, las hojas y toda materia vegetal no deseada. (Mesa
de selección en el viñedo)
6. .- Extender telas húmedas sobre los racimos que queden expuestos al sol para
conservarlos frescos.
7. .- Intentar que la prensa esté cerca del viñedo para llevar las cestas a pie, y si no
escoger mulas, que son menos nerviosas que los caballos, o mejor todavía burros.
8. .- No oprimir el racimo y no permitir bajo ningún pretexto cualquier maceración que
haga proliferar las bacterias acéticas y que por tanto perjudique al sabor del mosto.
9. .- Conseguir una prensada eficaz y rápida es esencial para la calidad del vino.
10. .- Los racimos deben ser prensados varias veces de forma rápida y suave. (Actuales
prensas neumáticas) El mosto que sale de cada prensada debe ser guardado por
separado. (vinificación independiente, por parcelas)
11. .- La primera prensada debe hacerse con los pies y el vino que se obtiene es el "vin de
goutte", que es el más delicado y con menos cuerpo. Las dos prensadas siguientes se
denominan primera y segunda "taille" y su calidad sigue siendo buena, aunque algo
menor. Con las prensadas siguientes se obtiene el vino de prensa, que no se puede
utilizar para los vinos de calidad, y se destina a vinos de pasto o para realizar Març.
(orujo)
En 1640 sir Kenelm Digby (según otros autores Eugene Digby) revoluciona el mundo
del vino, creando la primera industria para fabricar botellas en hornos de carbón de hulla.
Su patente era más resistente y valiosa que todas la s inventadas hasta entonces, por lo
que la posteridad lo considera inventor de la botella tal y como hoy la conocemos
Cada siglo tiene sus grandes personajes. Si en el XVIII es Nicolas Ruinart, quien crea
la primera bodega de Champagne, en el XIX la Viuda de Clicquot introduce una serie de
mejoras en la elaboración del vino, que lo mejoran claramente y aún hoy se utilizan. Así,
nacen los actuales pupitres. En 1850 aparece el precinto de alambre (morrión) que protege
al corcho. En 1876, Henri de Muller emplea el método de degüelle con hielo, congelando
las lías y extrayéndolas en forma de cubito de hielo.
Las dos Guerras Mundiales causan un gran daño en la zona, en especial la Primera,
que asola Reims, destruyendo en gran parte su preciosa catedral gótica. Nunca
reconstruida.
Desde este momento la vinificación sigue los caminos de una elaboración en blanco.
Este vino base es adicionado con licor de “tiraje” (azúcar) y levaduras para que
tenga lugar la segunda fermentación conocida como toma de espuma.
Método ancestral
Éste fue, probablemente, el primer método desarrollado para la elaboración de vinos
espumosos. Empieza con la elaboración del vino base mediante las técnicas clásicas de
elaboración de vinos tranquilos a media fermentación. En la segunda fase se transforma
este vino base, que todavía contiene azúcar residual, en vino efervescente o espumoso. La
fermentación secundaria o toma de espuma se produce en las botellas sin adición de azúcar
(sin licor de tiraje o de expedición), y se detiene el proceso simplemente eliminando las
levaduras. El sedimento es insignificante en volumen y no hay degüelle.
Con este método, la acción de las levaduras nativas y de los inóculos se controla o
detiene por eliminación de los nutrientes del medio, una disminución de la temperatura,
filtración o adición de dióxido de azufre.
2.1 Método Champenoise o tradicional
A medida que las borras se acumulan sobre las paredes de las mismas, éstas
se van moviendo a una posición de mayor inclinación invertida y girándolas sobre
su propio eje, en octavos de vuelta desde su marca inicial, hasta alcanzar la posición
vertical invertida.
Los giros en general cumplen con el siguiente esquema:
0º, 45º, 90º, 45º, 0º, -45º, -90º, -45º, 0º.
Toda esta práctica permite que las borras se asienten sobre la tapa
corona, las botellas son mantenidas en esta posición hasta que el elaborador decida
que ya han alcanzado la plenitud y están prestas para seguir con los últimos pasos
de la elaboración.
Una vez decida la plenitud del vino a la botella invertida es necesario extraerle
las borras.
Para retirar las borras es necesario bajar la temperatura de las botellas y
congelar el cuello de la misma. Esto se realiza sumergiendo el pico de la botella
en una solución refrigerante que se encuentra a -28º C. De esta forma se congela
parte del líquido quedando atrapado en él las borras. Las botellas son conducidas
hasta una “degüelladora” que les quita la tapa corona y por la presión interior el
tapón de borras es expulsado dejando el vino completamente limpio. Este es proceso
que se denomina degüello o dégorgeage. En el degüello hay una pequeña
perdida de vino que es repuesto con vino procedente de otras botellas y con el licor
de expedición.
Nota de degustación: los vinos elaborados por este método se manifiestan de color
amarillo pálido y en algunos casos con notas levemente doradas, sus burbujas son
pequeñas y cuando alcanzan la superficie se desplazan a los costados formando
una corona en donde la superficie alcanza el cristal. Su característica distintiva es
su aroma que recuerda al pan tostado o levaduras que se aúnan con recuerdos de frutas
blancas y frutas secas como las almendras o avellanas. Su sensación táctil es punzante
y en el gusto resalta su acidez. Su sabor es prolongado e invita a seguir bebiendo.
Algunos de estos vinos son aptos para soportar algún tiempo de guarda.
2.2 Método Charmat o Gravás
Este método se caracteriza porque toda la toma de espuma tiene lugar dentro
de un gran tanque de acero inoxidable cuya capacidad oscila entre los 2.000 a 15.000
litros.
Este tanque es llenado con el vino base, el licor de tiraje, el levadurado y los
clarificantes añadidos.
Concluido el contacto con las borras se procede al filtrado adición del licor de
expedición y embotellado que deben ser isobarométricos con el fin de prevenir
las posibles expansiones y perdidas de presión.
Los vinos que se elaboran para este método son los vinos carbónicos semiespumosos o
vinos de aguja, con presiones de 1 a 2,5 bar a 20 ºC, o vinos espumosos o carbónicos
con presiones superiores a 3 bar a 20 ºC. El vino base se elabora por las técnicas
habituales de vinificación en blanco, pero después no hay fermentación secundaria o
toma de espuma. El CO2 es exógeno y se añade continuamente al flujo de vino, que ya
ha sido estabilizado y enfriado a - 2º C, en un proceso continuo.
El gas proviene de un tanque de reserva que lo mantiene a presión elevada y sólo se
añade gas proporcionalmente al tipo de vino.
Se utiliza una cápsula metálica con una medida de poro muy reducida para distribuir el
gas en finas corrientes, que se disuelve de forma instantánea en el vino. A la salida de
este tanque saturador, el vino se filtra y embotella inmediatamente a contrapresión y
las botellas se tapan y anillan.
La efervescencia aparece cuando se abre la botella. En Francia son típicos de Bugey,
Cerdon y del valle del Loira, aunque no puede etiquetarse con denominación de origen.
Se denomina vino de aguja en castellano, vi de perla en catalán, vin pétillant en Francia,
vino frizzente en Italia, viho risante en Portugal, perlwein en Alemania y pearlwine en
inglés
Las primeras noticias del vino de Jerez nos las proporciona Estrabón, geógrafo
griego del siglo I a.C..En su libro Geografía (libro lll) escribía Estrabón que las vides
jerezanas fueron traídas a la región por los fenicios alrededor del año 1100 a.C.
Recientemente han sido encontrados dos lagares en el yacimiento fenicio del castillo
de Doña Blanca, a 4 km de Jerez, que datan del siglo lv a.C.
Ello confirma que fueron los mismos fundadores de la antigua Gades (Cádiz) los que
trajeron hasta nuestras tierras, desde el lejano Líbano, el arte de cultivar la vid y elaborar
el vino.
Desde Xera, nombre que dieron los fenicios a la región donde hoy se ubica Jerez,
este pueblo de comerciantes producía vinos que luego eran distribuidos por todo el
Mediterráneo, especialmente en Roma.
Hacia el año 138 a.C. Escipión Emiliano pacificó la Bética, dando comienzo a la
dominación romana, e iniciándose una corriente comercial muy importante de productos de
esta región hacia la metrópoli. Los gaditanos vendían a Roma aceite de oliva, vino de la
región de Ceret y Garum, una especie de salsa escabeche.
Ya por aquel entonces la fama del “Vinum Ceretensis” traspasaba las fronteras y era
apreciado no solo en Roma, sino en otros muchos rincones del imperio, como lo prueban
numerosos restos arqueológicos, en forma de ánforas, las cuales se marcaban según su
contenido por razones fiscales.
Hay que decir además en su descargo que el “desliz” del arranque de las viñas no
fue decidido por él sino por Almanzor, su visir; un árabe ávido de poder del que
curiosamente se conservan poesías en honor al vino. A este anuncio contestaron los
jerezanos que las uvas se dedicaban a elaborar pasas para alimentar a las tropas en su
Guerra Santa, lo cual era parcialmente cierto, y consiguieron que solo se descepara un
tercio del viñedo.
4.2 La vendimia
Hacia principios del mes de septiembre el escobajo verde de la vid se vuelve oscuro
y la uva “se rinde”, esto es, se vuelve blanda y dulce. No hay una fecha exacta para iniciar
la vendimia porque esta depende del grado de maduración de la uva, que debe ser
como mínimo de 10,5°baumé.
La “corta” del racimo se realiza habitualmente a mano, procurando que las uvas
lleguen al lagar rápidamente y en las mejores condiciones posibles.
Una vez en los lagares, las uvas se descargan en unas cintas transportadoras
para eliminar los escobajos, hojas y racimos en malas condiciones, cuya inclusión en la
prensa produciría excesivo tanino. Después se pasan a maquinas de estrujado suave
para facilitar la apertura del grano e inmediatamente después se pasan a las prensas.
Mediante suaves presiones se obtiene el denominado mosto yema que presenta un
rendimiento de 70 lt por cada 100 kg de uva. Solo este mosto de yema constituye la base
para la crianza de los vinos de Jerez.
Posteriormente, las bodegas suelen aplicar presiones superiores con el objetivo
de obtener el resto del liquido contenido en la uva.
El zumo resultante de estas presiones superiores nunca podrá ser utilizado para la
elaboración de vino de Jerez, si bien puede destinarse, bajo el control del Consejo
Regulador, a la elaboración de otros vinos no calificados como Jerez o a su envío para
destilación o para la obtención de otros subproductos.
4.4 La fermentación
Después de esta primera fase de la fermentación comienza una segunda, lenta, que
finaliza a primeros de diciembre, y tras la cual se obtiene un delicado vino blanco, totalmente
seco y de entre 11 y 12°vol, cuyas características determinaran su clasificación.
La primera clasificación de los vinos de Jerez se realiza antes del deslío. Los primeros
fríos del invierno han ayudado a decantar todas las partículas sólidas en el fondo de
los depósitos de fermentación y el vino se ha ido tornando limpio y transparente. Se trata
de un vino blanco de una graduación entre 11° y 12° y en cuya superficie se ha
desarrollado, una vez finalizada la fermentación, una especie de nata o velo, formado por
levaduras, que recibe el nombre de “flor”.
Ha llegado el momento de que los catadores, mediante una cata individual, tomen
la primera decisión sobre el rumbo que habrá de seguir la crianza de los distintos vinos.
Aquellos vinos muy limpios a la nariz, más pálidos y ligeros, se destinarán bajo a
crianza permanente bajo velo de flor, para convertirse en fino o manzanilla; aquellos
otros, también limpios a la nariz pero de más cuerpo, con estructura, se clasifican como
olorosos.
Los vinos clasificados como finos o manzanillas se encabezan con aguardiente de
vino hasta los 15°, mientras que los olorosos son encabezados hasta los 17° o incluso
algo más, según el estilo de cada bodega.
Con su nueva graduación alcohólica, los vinos son introducidos en botas de madera,
en una primera fase de crianza denominada “sobretablas”. A diferencia de otras regiones
vinícolas, en las que la crianza de los vinos tiene lugar en vasijas cerradas herméticamente
para evitar su oxidación, en Jerez las botas no se llenan por completo. La crianza del
Jerez se realiza en botas de roble americano de 600 litros de capacidad, que se llenan en
sus 5/6 partes, dejando una cámara de aire de “dos puños” (uno encima del otro).
En el caso del Fino y la Manzanilla –a 15°- el velo de flor que había aparecido al final
de la fermentación se mantiene y sigue cubriendo la totalidad de la superficie del vino
dentro de la bota. Este velo, formado por levaduras del genero de Saccharomyces, aísla el
vino del aire, impidiendo su oxidación. Además, las levaduras actúan en permanente
interacción con el vino, consumiendo alcohol y otros nutrientes y aportando aromas y
sabores característicos. Esta es la llamada “crianza biológica”.
En las bodegas de crianza, el vino descansa ordenado según sus distintos grados de
vejez. Las botas se alinean en “andanas” de tres o cuatro alturas, cada una de las cuales
constituye una escala. La hilera o escala más baja se llama “solera” (por estar próxima
al suelo) y contienen el vino de más edad. Las botas en la escala
inmediatamente superior, denominada “primera criadera”, contienen un vino algo más
joven; en las de segunda criadera el vino es aun más joven; y así sucesivamente, hasta
llegar a la ultima criadera.
Como mínimo, la crianza de los vinos de Jerez de be ser de tres años, aunque
con frecuencia se extiende a lo largo de muchos más. Determinados tipos de vino adquieren
sus características más genuinas tras décadas de envejecimiento, por lo que el Consejo
Regulador de la Denominación de Origen, permite la inclusión del etiquetado de la edad
media de determinados Vinos de Jerez especialmente viejos. Para ello es necesario que las
bodegas se sometan a una serie de controles específicos.
4.7 Los tipos de vino de Jerez
Es el carácter biológico, oxidativo o mixto del proceso de crianza hace que los vinos
vayan adquiriendo distintas tonalidades cromáticas, desde el amarillo pajizo muy pálido
hasta el caoba oscuro intenso.
Por otra parte, la utilización del cabeceo con vinos dulces naturales da como
resultado que vinos originalmente secos, como los finos, amontillados u olorosos, adquieran
diversos grados de dulzor.
Fruto de esta multiplicidad de factores es la rica tipología de los vinos de Jerez, que
podemos resumir de la siguiente forma:
4.7.1.1 Fino
De color pajizo o dorado pálido, aroma punzante y delicado (almendrado),
seco y ligero al paladar, con crianza en flor, y con una graduación entre 15° y 18°.
4.7.1.2 Amontillado
De color ámbar, con aroma punzante atenuado (avellanado). Suave y
ligero al paladar. Su graduación oscila entre los 16° y los 22°.
4.7.1.3 Oloroso
Inicialmente seco, de color ámbar a caoba, con aroma muy acusado como
indica su nombre (nuez). Con mucho cuerpo y vinosidad. Su graduación
alcohólica se sitúa entre 17° y 22°.
Las uvas de las variedades Moscatel y Pedro Ximénez, tras ser vendimiadas,
se someten a un proceso de sobremaduración o “soleé”. La concentración del
contenido en glucosa de la uva da lugar a un mosto extraordinariamente denso y
dulce, que se somete a fermentación parcial. Se obtiene así un vino de una enorme
riqueza en materias reductoras, que se envejece posteriormente mediante crianza
oxidativa en las criaderas y soleras.
4.7.1.7 Moscatel
4.7.2.2 Médium
Vino dulce, obtenido a partir del oloroso, de color caoba. Tiene aroma
intenso, paladar aterciopelado y mucho cuerpo. Su graduación se sitúa entre
15,5° y 22.
Vinos tan especiales y tan circunscritos a este termino municipal que han dado lugar
a una Denominación de Origen en sí misma: la Denominación “Manzanilla – Sanlúcar de
Barrameda”.
4.7.3.1 Manzanilla
De color pajizo, aroma punzante, seco y ligero al paladar, con crianza en flor,
exclusivamente en bodegas situadas en Sanlúcar de Barrameda. Su graduación
alcohólica oscila entre 15° y 19°.
Las bodegas de Jerez, cada una de ellas, guardan auténticos tesoros enológicos. En
la solemnidad de las inmensas bodegas- catedrales o en el ámbito más intimo de las
pequeñas “sacristías”, el lento discurrir de las criaderas y soleras impone un ritmo
especial en el ambiente, haciendo que el vino envejezca fundiendo el pasado con el
presente. Tan solo los catadores osan perturbar esa quietud hundiendo sus venencias en
cada bota para verificar si los vinos están preparados para pasar a la siguiente criadera.
Con frecuencia los catadores seleccionan partidas que por sus especiales
características son dignas de pasar a engrosar las criaderas de vinos muy especiales.
Vinos que conforman sistemas de soleras cuyos orígenes se confunden con los propios de
las casas, casi siempre en el siglo XIX o incluso en el siglo XVIII. Vinos centenarios
de una calidad excepcional y una vejez tan extraordinaria que rara vez llegaban a
comercializarse.
No obstante, cada vez son más las bodegas que – aun siendo necesariamente en
pequeña escala- comercializan estos vinos excepcionales, de los que realizan “sacas”
ocasionales para deleite de los amantes del vino. Al objeto de dotar a estos vinos de una
certificación oficial que permita identificar su vejez y calidad extraordinaria, el Consejo
Regulador de la Denominación de Origen Jerez-Xerés- Sherry ha creado dos categorías
especiales de Vinos de Jerez con Vejez Calificada: vinos de más de 20 años o V.O.S. y vinos
de más de 30 años o V.O.R.S.
Para conseguir este certificado de calidad y vejez, las bodegas deben someter
sus vinos (que previamente serán inmovilizados y precintados por los inspectores
del Consejo Regulador) al dictamen del Comité de Cata independiente. Dicho
comité lo integran expertos de acreditada solvencia y conocimientos, sin vinculación
alguna con las bodegas del Marco de Jerez. Junto al personal del propio Consejo
Regulador, intervienen en el Comité personalidades del mundo de la universidad,
técnicos y expertos que pueden considerarse autenticas autoridades en la cata de
los vinos de Jerez.
El Comité de Cata analiza y cata los vinos de cada saca con una doble
intención. No se trata tan solo de certificar una vejez media, sino también de verificar
la calidad excepcional que se supone a vinos de tan especiales características.
En el caso de los vinos de más de 30 años, las iniciales a utilizar son V.O.R.S.,
correspondientes a “Vinum Optimum Rare Signatum” (vino seleccionado como
optimo y excepcional) y coincidentes igualmente con “Very Old Rare Sherry”.
En aquel tiempo, los ingleses eran un importante mercado de consumo para los
reputados vinos de Bordeaux, pero las relaciones comerciales se resintieron debido a las
numerosas guerras libradas entre Francia e Inglaterra.
Por ello, los comerciantes ingleses se inclinaron por los robustos vinos de
Portugal. Sin embargo, estos debían soportar un largo viaje y las condiciones no eran las
óptimas, deteriorándose la calidad de los productos. Así se comienza a agregar alcohol a
los vinos, con el objeto de fortificarlos y protegerlos del rigor del mar. Posteriormente el
alcohol se agregaría durante el proceso de fermentación, deteniéndola, dando lugar al
vino que conocemos hoy como Oporto.
Otra versión, que explica más en detalle el proceso, indica que la costumbre era
agregar 15 litros de brandy por "pipa" (550 litros) o 3% del total del volumen de vino, con
el objeto de proteger al mismo durante su viaje. Actualmente la proporción del brandy es
de 20%, agregado para parar la fermentación, reteniendo azúcar y llevando el nivel de
alcohol del producto final a 20%.
Este es el más fino de todos los Oportos y uno de los mejores vinos de guarda del
mundo. Es producto de una cuidadosa selección de los mejores vinos de un mismo año
excepcional. La palabra Vintage hace referencia justamente al año de cosecha.
El Vintage es un vino de guarda que madura en botella, quizás por muchos años. La
botella debe conservarse acostada, siempre con el corcho mojado. A través del tiempo
se formarán residuos sólidos, por ello, se recomienda colocar la botella en posición
vertical por lo menos un día antes de abrirla. Al abrirla será necesario transvasar el vino a
un decantador, con mucho cuidado y descartar el líquido que quede en el fondo de la botella
junto a las borras.
La regla general dice que mientras más reciente es la cosecha más tiempo hay que
dejar reposar el vino en el decantador, antes de degustarlo. En caso de duda, abrir y
decantar la botella 2 o 3 horas antes de beberla.
Como todos los vinos añejados en botella, el Oporto Vintage debe beberse el mismo
día en que se abre (no como otros Oportos que se pueden mantener durante mucho tiempo
después de abierta la botella).
Gracias a su largo envejecimiento en madera, el LBV está listo para consumir una
vez que se ha embotellado, no estando destinado a la guarda por años. Contrariamente
al Vintage, este Oporto se conservará bien durante varias semanas luego de abierta la
botella. No será necesaria la decantación, excepto que el vino haya sido guardado en
botella por lo menos 3 años.
Un viejo Tawny es el más adaptable de todos los Oportos. Incluso, puede servirse
fresco, que lo hace ideal para el verano, donde otro Oporto puede resultar un poco pesado.
5.3.4 Colheita
5.3.5 Ruby
Son vinos simples y delicados, adaptables a muchas ocasiones. Debe ser bebido
joven.
5.3.6 Tawny
Un ritual pintoresco y atractivo, son las tenazas que se usan para cortar el cuello de
las botellas. Esta operación sólo se requiere en Oportos de más de 30 años de añejamiento,
donde el corcho puede ser difícil de sacar con métodos más tradicionales.
Las tenazas especiales deben calentarse al rojo vivo y luego cerrarlas sobre el
pico de la botella, debajo del corcho, manteniendo la presión por 10 segundos
aproximadamente. Luego se retira el instrumento y se vuelca agua fría, desprendiendo el
pico con un suave golpe.
El clásico acompañamiento del Oporto son quesos y nueces. También se llevan muy
bien con los postres. El blanco se convierte en elixir si se lo combina con almendras saltadas
en aceite de oliva.
A menudo se menciona la palabra, pero cierto es que mucha gente no sabe bien
lo que es. Y es un término que desde luego no es autoexplicativo, ya que se trata
sencillamente del nombre técnico de un hongo, y como es frecuente, se trata de su nombre
original en latín. Para mayor confusión, en castellano se traduce esta palabra de dos
maneras que expresan dos manifestaciones bien distintas de la Botrytis cinerea:
'podredumbre noble' y 'podredumbre gris'. La primera ayuda a producir algunos de los
vinos dulces más complejos del mundo; la segunda es, como acabamos de ver, una
maldición que los científicos intentan combatir.
Podredumbre noble, 'noble rot', 'pourriture noble' y 'Edelfäule' no son, pues, más
que los nombres en español, inglés, francés y alemán de la manifestación benigna de la
Botrytis cinerea ('cinerea' significa 'de color de ceniza'), ese hongo que afecta a las uvas,
consumiendo el agua de éstas, y produciendo una concentración natural del mosto. Las
condiciones ideales de su desarrollo son frescor y humedad a primera hora de la
mañana, y después ambiente seco y caldeado. Por eso muchas riberas son apropiadas, por
la humedad que proporcionan, las brumas, y la niebla o neblina de madrugada.
Cuando ataca a uvas tintas, produce oxidación prematura, y destruye las sustancias
colorantes, produciendo unos vinos de color marrón de no muy buen aspecto. Lo que no
impide que algunos productores sigan adelante y los hagan.
Sin embargo, la gran mayoría de vinos con Botrytis proceden de uvas blancas.
Aquí el color se presenta dorado profundo, en cierta manera, al igual que a los tintos, les
da un aspecto de mayor evolución: con la evolución, la edad y la oxidación, los vinos
tintos se hacen más claros, y los blancos se van haciendo más oscuros. Con la Botrytis
ocurre lo mismo.
Está claro que estos vinos debieron de surgir de alguna manera accidental, por
retrasarse la vendimia. Sin embargo no nos imaginamos como se atrevieron a vinificar
las uvas aparentemente podridas... Dicen que la uva afectada por Botrytis es riquísima
de comer, pero el aspecto probablemente quita las ganas.
Hay, por supuesto, bastantes mitos y leyendas; se cuenta que, en Alemania, fue
en el castillo de Johannisberg -uno de los tradicionales y aristocráticos productores de
rieslings en el Rheingau alemán, últimamente algo venido a menos- en el año 1775,
donde se produjo el primer vino con Botrytis. Según se dice, la vendimia sólo se llevaba a
cabo cuando lo ordenaba el obispo de Fulda, y en este año, la orden, por una u otra
razón, se demoró tres semanas, tiempo en el que se desarrolló el hongo en las uvas,
produciendo el primer 'Auslese' con Botrytis. Sin embargo se piensa que ya se había utilizado
la técnica con anterioridad en Alemania, y por supuesto en Sauternes y en Tokaj.
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chardonnay de Botrytis es el Mâcon del Domaine de la Bongran. Por supuesto en Alsacia
se consiguen los untuosos 'sélection de grains nobles'.
Para que vean la importancia que están tomando estos vinos en Francia,
recientemente se ha creado -en mayo del 2001- Sapros, la asociación de vinos con Botrytis.
Reúne a productores de casi todas las zonas: Domaine de la Bongran en Mâcon, en
Borgoña, productor de unos de los escasos vinos de Botrytis producidos a partir de uvas de
chardonnay, los Domaines Ostertag y Marcel Deiss en Alsacia, Pierre Gaillard en Condrieu
en el Ródano, Patrick Baudouin, Philippe Delesvaux y Jo Pithon, tres famosos 'buscadores
de azúcar' de Coteaux du Layon en Loira, el Domaine des Causses Marines en Gaillac en el
suroeste, Domaine de Bellivier en Jasnières, una diminuta denominación del Loira al norte
de la ciudad de Tours, François Chidaine en Montlouis también en el Loira, Château de
Suronde en Quarts de Chaume, la célebre denominación de vinos dulces, una vez más en
el Loira y, por supuesto, Cru Barréjats y Château Giraud en Sauternes.
Tokaj, en Hungría es otra de las regiones 'clásicas'. Los vinos habían sufrido un cierto
olvido, pero se ha producido un resurgimiento muy interesante después de la desaparición
del régimen comunista del país y de la apertura de éste.
La clave de estos vinos está en mantener la acidez, algo que por ejemplo, los
rieslings alemanes o alsacianos hacen sin dificultad. Ciertas castas, las de piel fina, son más
propensas al desarrollo de la Botrytis, como por ejemplo sémillon, sauvignon blanc, chenin
blanc, pinot gris o gewürztraminer. En esta última, al conjugarse con los aromas florales y
perfumados de la casta, produce unos vinos extremadamente llamativos.
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Aunque en algunas regiones aseguren que los rendimientos altos no están
reñidos con la calidad cuando se trata de vinos con Botrytis, en Sauternes los rendimientos
son muy bajos, debido a que el volumen de la uva es enormemente disminuido. Los
rendimientos máximos autorizados son de 25 hl/ha, que parece poco, pero en casos
extremos, como en Château d'Yquem, llegan en algunas añadas a unas producciones tan
cortas que obtienen tan sólo una copa de vino de cada cepa.
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