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Las fases que componen un proyecto son diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación.
La evaluación es un proceso que debe estar presente, de manera continuada, en todos los
momentos del proyecto, desde antes de su formulación hasta después de finalizar las
actuaciones.
Los resultados de la evaluación ayudan a tomar decisiones que afectan al desarrollo del
proyecto o a posibles intervenciones futuras.
Para que la evaluación resulte útil del observar todas las exigencias del método científico:
● Validez: está condición exige que los datos o la información que se obtiene en sea
un reflejo fiel de la realidad que se analiza.
● Continua: La evaluación debe ser un proceso continuo que debe estar presente en
todas las fases del proyecto social. La evaluación final es la consecuencia y el
resultado de las evaluaciones anteriores.
El proceso de evaluación puede cumplir cuatro funciones básicas en relación con el efecto
que se pretende conseguir y dependiendo de la fase de la intervención en la que se aplica.
● Evaluación parcial: evalúa alguno de los ámbitos o de las partes del programa.
Cualquier proyecto debería finalizarse con una evaluación integral antes de cerrarlo
definitivamente, pues solo así es posible determinar si la intervención ha sido beneficiosa,
además de disponer de información suficiente para tomar decisiones para el futuro.
Debe ser congruente con la función de la evaluación y está vinculada a las técnicas de
recogida de información, al análisis de la información obtenida y a su interpretación.
Los instrumentos y las técnicas que utilizaremos para la evaluación de proyectos son los
mismos que se emplean en investigación social.
Toda la información obtenida por las diferentes vías se tendrá que compilar, analizar e
interpretar para obtener las conclusiones que requiere cada tipo de evaluación.
Para poder desarrollar una evaluación formal no es suficiente con recoger las impresiones
subjetivas que se derivan de la propia intervención, sino que es necesario disponer de unos
instrumentos, previamente diseñados, preparados para registrar información sistemática de
los hechos que queremos evaluar.
Permite convertir las intenciones formuladas en los objetivos en indicadores que permitan
recoger información medible de la realidad.
Los indicadores de evaluación son unos puntos de referencia o frases que permiten
valorar, delimitar, fijar o medir las dimensiones de aquello que se pretende evaluar.
Los instrumentos pueden prepararse en formato impreso, pero es mucho más eficiente
disponer de soportes digitales.
● El cuándo o los momentos en que se tiene que llevar a cabo. Hay tres momentos
básicos: antes de empezar (inicial), durante el proceso (continua) y una vez acabado
el proyecto (final).
● El con qué o los recursos materiales. Para recoger datos se contará con los
instrumentos de evaluación o registros.
Estos materiales pueden ser impresos y se pueden rellenar manualmente o trabajarse con
recursos informáticos.
Para realizar fotografías y grabaciones siempre se debe contar con el consentimiento
explícito de la persona usuaria y cumplir escrupulosamente los criterios de privacidad y
confidencialidad.
Sobre la manera de efectuar la evaluación, según el tipo de evaluación y los objetivos que
se persigan, se seleccionará la estrategia que se considere más adecuada entre las
siguientes:
● Con un criterio prefijado muy general: suele utilizarse con una finalidad
exploratoria.
Se lleva a cabo con instrumentos poco estructurados. Es una estrategia que se
aplica especialmente en la evaluación inicial y de diagnóstico (técnicas de grupo).
Según el número de datos que se tenga que procesar los objetivos de evaluación, el
análisis que se requerirá será más o menos complejo.
Una forma efectiva de realizar una evaluación integral de un proyecto de intervención social
consiste en organizar la a partir de las diferentes fases que componen el proyecto.
Se trata de una evaluación de tipo preventivo, destinada a evitar que los defectos en las
conclusiones invaliden todo el proceso posterior.
Un factor clave para el éxito de la intervención reside en la planificación, por lo que será un
elemento central de la evaluación de un proyecto.
Para que no nos dejemos nada, deberá realizarse cada uno de los elementos de la
programación siguiendo el orden en que están organizados. una manera de hacerlo es
plantearse cada elemento algunas cuestiones y darle respuesta.
Si la respuesta no es afirmativa, deberemos analizar el motivo y realizar las modificaciones,
ajustes o propuestas para su resolución.
● Las estrategias metodológicas: ¿ son las más adecuadas para alcanzar los
objetivos?, …
● Las actividades o actuaciones: ¿ son las más indicadas para lograr los objetivos?, …
La evaluación de cada uno de estos aspectos ayuda a modificar todos aquellos elementos
del proyecto que se considere que son mejorables.
Los elementos en los que nos fijaremos son muy similares a los de la evaluación del diseño,
pero ahora no desde el análisis apriorístico, sino desde la aplicación y comprobación.
Este proceso genera un feedback continuo que facilita la toma de decisiones, ya sea
inmediato o aplazado:
La evaluación final se realiza una vez acabado el proceso y tiene como objeto valorar si
los resultados del proyecto de intervención responden a los objetivos planteados.
Si la evaluación final, un proyecto no puede darse por cerrado, pues si los resultados que
está proporciona no podrá realizarse una valoración consistente y razonada de los
efectos que ha provocado el proyecto.
Asimismo, tampoco te podrá valorar la rentabilidad social de los recursos invertidos, es
decir si la relación coste-beneficio ha sido satisfactoria.
4.4. El informe de evaluación.
En el informe no debe faltar una valoración global y concluyente sobre el alcance del éxito
del proyecto.
Los contenidos deben organizarse en el informe siguiendo un orden lógico que permita a la
persona que lo consulte localizar con facilidad la información que busca. suele incluir los
siguientes apartados:
En la redacción del informe deberían participar las y los profesionales que han intervenido
en el diseño y la aplicación de las actividades.
● Las tablas, gráficos y toda la parte gráfica deben facilitar la comprensión de los
contenidos y, en ningún caso, deben obstaculizarla.
Los principios éticos que deben regir en la evaluación son prácticamente los mismos que
hemos visto en la ética profesional en investigación social.
Ernest R. House profundiza en este principio y considera cuatro dilemas morales éticos
relacionados con la evaluación social:
● Y sobre los derechos a la dignidad y la participación: ¿ qué relación tiene que haber
entre los resultados y beneficios de la investigación y las personas que participan?
Los dilemas éticos apuntados por este actor están relacionados con el derecho a la
información, al bienestar, a la intimidad y a la dignidad.
Respecto a la necesidad de buscar el delicado equilibrio entre los requisitos de la
metodología científica y los derechos humanos y valores que pueden verse afectados, Allan
J. Kimmel plantea que el principio que debería regir la investigación social es el de la
actuación ética, sin poner en peligro la validez del estudio.
La clave del equilibrio hay que buscarla en la relación que se establece entre el equipo
investigador y las personas que participan en el estudio, que debemos tener claro que es
asimétrica.
Las recomendaciones de Kimmel para superar los problemas éticos que se asocian a esta
relación pasan por el desarrollo de estilos democráticos y una participación más activa de
las personas usuarias en el proceso evaluador.
● La confidencialidad y la privacidad.
Los indicadores de género nos permiten valorar el alcance de la aplicación del enfoque
de género y el impacto que este ha tenido en el proceso hacia una mayor igualdad entre
mujeres y hombres.
Será necesario examinar en qué medida se ha avanzado hacia la igualdad efectiva entre
hombres y mujeres. Es conveniente realizar una revisión de la relación entre mujeres y
hombres antes, durante y después de la intervención para valorar realmente ente avance.
La evaluación del impacto nos ayudará a estimar en qué medida el proyecto ha contribuido
a la consecución de una mayor igualdad entre hombres y mujeres.
4.7. La gestión de la calidad.
● Calidad en la prestación del servicio social o de otro tipo que brinda la organización.
● Calidad en la consecución de unos resultados óptimos en la actuación sobre las
personas usuarias y sobre la comunidad.
● Calidad en la satisfacción de las personas usuarias.
● Calidad en la satisfacción de los trabajadores y trabajadoras de la organización.
● Calidad en la gestión de los recursos.
Identificar las diferentes áreas que se deben analizar es necesario definir los distintos
procesos que funcionan en la organización, de manera que se puedan examinar por
separado. facilitará la tarea categorizarlos en tres grupos, según la función que cumplen:
Los indicadores de calidad son unos item fácilmente identificables, pero significativos,
para medir de manera fiable la calidad de los diferentes aspectos y procedimientos.
Otro documento que garantiza los compromisos de calidad a los que una institución se
compromete es la carta de servicios.
Son cada vez más frecuentes en entidades relacionadas con la intervención social, ya que
contribuyen a la mejora del servicio a través del compromiso e incrementa la satisfacción de
las personas usuarias y también de las y los profesionales.