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El texto sobre el cuál voy a realizar este comentario es Cartas del filósofo medieval,
Aurelio Agustín de Hipona, conocido como San Agustín. El texto tratado es un extracto de
una de las varias cartas de este teólogo, de donde se aprende gran parte de su filosofía,
esta en concreto tiene como tema uno de los pilares fundamentales de la filosofía del autor,
su creencia en la necesidad de tener la fé antepuesta a la razón, para poder alcanzar la
verdad.
El texto tiene varias ideas expuestas en ella. Tienen que ver mayoritariamente con la
teoría agustiniana de la iluminación, la respuesta del Santo hacia aquellos críticos y
detractores del cristianismo. El texto se estructura en tres ideas principales sin orden
cronológico.
La primera idea es que “el conocimiento sin la fé suele ser falsa”. Una gran parte de
la filosofía de San Agustín es la teoría de la ilustración. Según él, nuestra capacidad de
razonar por sí sola es limitada. Necesita la iluminación de la fé para poder producir el
conocimiento en alguna verdad divina. Esto se relaciona bastante con las ideas de
“percepción” y “conocimiento” de las que hablaba Platón y los neoplatónicos. Según ellos
aquello que percibimos con los sentidos no es de fiar, debido a la falta de conocimiento que
tenemos sobre aquello. Es por eso que deberíamos utilizar la razón y la dialéctica para
alcanzar la idea del bien, que ilumina la verdad absoluta. Esto es de cierta manera análogo
con lo que dice San Agustín, pero para él la idea del bien es Dios, y la fé es la iluminación,
el conocimiento sobre las ideas que implica el conocimiento de la idea del bien. Esto
además lo utiliza como argumento en contra de aquellos detractores del cristianismo. Según
ellos el cristianismo tenía grandes huecos en su lógica debido a la falta de evidencia de todo
aquello que dice haber ocurrido. Así, Agustín utiliza la falta de fé de los paganos y su
inclinación a creer solo aquello que pueden verificar con sus propios sentidos como el creer
“verdades falsas”, las “cosas verdaderas que se predican sin tener el corazón revestido por
la fé”, como dice en el texto.