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Para Sócrates los hombres más sabios son los que reconocen que no saben
nada; y efectivamente así pasa ¿quienes somos nosotros para saber?, porque
cuando estamos más seguros de saber algo nos damos cuenta que realmente no
sabemos nada. Y gracias a este pensamiento Sócrates se gana el desprecio de
personas “sabias” en Atenas, uno de ellos era Melito con el cual Sócrates se
enfrenta en el discurso, donde la acusación que Melito le hace la revisa punto por
punto dando concretos argumentos, cuestionando y llevándolo a la reflexión, por lo
que Melito se contradice varias veces.
Sócrates deja muy en claro sus principios y su forma de vivir, será siempre fiel a
ellos prefiere ser sentenciado antes de cambiarlos. No gusta de riquezas ni de
reconocimientos dice él su oficio es obedecer a Dios y dar consejos, de quien lo
solicite. Dice que no le teme a la muerte, y así no le debemos de temer nosotros
porque nadie que este vivo a pasado por ello.
Sócrates al tener una filosofía muy propia, considera defenderla contra viento y
marea, ya que él consideraba que esta misma filosofía no fue creada con la
intención de dañar o causar mal de cualquier manera. Al sentirse seguro de esto
consideraba que su misión era divina, ésta misma seguridad la reflejaba incluso
ante la sentencia dictada, la muerte misma.
Él mismo habla sobre la vida después de la muerte en donde hace mención que
será interesante filosofar con pensadores ya fallecidos, posicionándolo al nivel de
estos.
Con esto no trato de decir que las decisiones de Sócrates fuesen erróneas o mal
intencionadas, sólo considero que como humano tomó en cuenta la situación que
la vejez le proponía a futuro, y esta muerte injusta lo llevaría a ser reconocido
como un gran filosofo y pensador.
El egoísmo propio esta en todo humano existente, por lo tanto es lógico considerar
que una de las razones por las cuales Sócrates aceptó esta decisión con tanta
calma es por que pensó en lo mejor para si mismo, y con su ideología y moral
justifico esta decisión tan difícil.
Conclusión:
Sócrates como maestro y filósofo llevó muy lejos su legado y su ética con respecto
al mundo, pero es importante dejar de lado la gloria de Sócrates para entender
que su moral no es cosa de genialidad si no de un hábito de la reflexión constante
la cual se encuentra en cada humano que considera y toma decisiones tomando
en cuanta lo que mejor le convenga.
De ahí la necesidad de una identidad moral como ideológica, pues todas y cada
una de nuestras acciones van sustentadas con respecto a éstas.
Más que un libro de referencia considero ambos escritos tanto el de Platón como
en de Jenofonte un relato en donde cada ser humano se puede ver reflejado y
entender la importancia de mantener una ética basándonos en nuestro
conocimiento para así formar una moral y una mentalidad que corresponda con
nuestras acciones, y así tener un mejor entendimiento de nuestro ser.