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1) Justino considera que la razón humana (logos) es una participación del Logos divino, y que los filósofos precristianos que vivieron de acuerdo con la razón contenían "semillas" de la verdad cristiana. 2) Él identifica al Logos con Jesucristo, quien completó y superó todo el conocimiento humano. 3) Según Justino, tanto Sócrates como filósofos paganos podrían considerarse "cristianos" en un sentido amplio, ya que buscaron la verdad a través de la razón aunque
1) Justino considera que la razón humana (logos) es una participación del Logos divino, y que los filósofos precristianos que vivieron de acuerdo con la razón contenían "semillas" de la verdad cristiana. 2) Él identifica al Logos con Jesucristo, quien completó y superó todo el conocimiento humano. 3) Según Justino, tanto Sócrates como filósofos paganos podrían considerarse "cristianos" en un sentido amplio, ya que buscaron la verdad a través de la razón aunque
1) Justino considera que la razón humana (logos) es una participación del Logos divino, y que los filósofos precristianos que vivieron de acuerdo con la razón contenían "semillas" de la verdad cristiana. 2) Él identifica al Logos con Jesucristo, quien completó y superó todo el conocimiento humano. 3) Según Justino, tanto Sócrates como filósofos paganos podrían considerarse "cristianos" en un sentido amplio, ya que buscaron la verdad a través de la razón aunque
El pensamiento filosófico de Justino va a encontrar en los textos bíblicos una rica
cantera de formulaciones teológicas. El tema central de su doctrina es la identificación del Logos con Jesús. Su premisa básica es considerar la razón humana (logos) como una participación del Logos divino. Como mediador en la creación, he sembrado en todos los hombres la semilla de la verdad ( Logos spermatikós). De ahí que considere a los filósofos precristianos, que vivieron de acuerdo con el Logos, como auténticos cristianos. Entre ellos citará a Sócrates y a Heráclito. Se puede decir que Justino compendia en Cristo, toda la historia del pensamiento humano, e incluso la supera. “1. Así, pues, es evidente que nuestra doctrina sobrepasa toda humana enseñanza, por la sencilla razón de que el Verbo entero, que es Cristo, aparecido por nosotros, se hizo cuerpo, razón y alma. 2. Porque cuanto de bueno dijeron y hallaron desde siempre los filósofos o legisladores, fue por ellos elaborado con dificultad, según la parte de Verbo que les cupo (participación del Logos), por la investigación y reflexión; 3., pero como no conocieron al Verbo entero, que es Cristo, se contradijeron también con frecuencia unos a otros. 4. Los que antes de Cristo intentaron, conforme a las fuerzas humanas, investigar y demostrar las cosas por razón, fueron llevados a los tribunales como impíos y amigos de novedades. 5. Y el que más empeño puso en ello, Sócrates, fue acusado de los mismos crímenes que nosotros, pues decían que introducía nuevas divinidades y que no reconocía a quienes que la ciudad tenía por dioses. 6. Pero la verdad es que, expulsando de la república a Homero y a los otros poetas, enseñó a los hombres a rechazar a los malos demonios y a las divinidades que cometieron las abominaciones de que hablan los poetas, a par que los exhortaba al conocimiento de Dios, para ellos desconocido (cf. Hch 17,23), por medio de la investigación de la razón, diciendo: "Al Padre y Artífice del universo, no es fácil hallarle, ni, hallado que le hayamos, es seguro decirlo a todos" (Platón, Timeo 28c). 7. Que fue justamente lo que nuestro Cristo hizo por su propio poder. 8. Porque a Sócrates nadie le creyó hasta dar su vida por esta doctrina; más a Cristo, que fue conocido parcialmente por Sócrates -pues Él era y es el Verbo que está en todo hombre, y Él fue quien por los profetas predijo lo por venir y quien, revestido de nuestra naturaleza sometida al sufrimiento, nos enseñó estas cosas-; a Cristo, decimos, no sólo le han creído filósofos y hombres cultos, sino también artesanos y gentes sin ninguna instrucción, que han sabido despreciar la opinión, el miedo y la muerte. Porque Él es el poder del Padre inefable y no vaso de humana razón.” Su premisa fundamental es que la razón humana (logos -con minúscula-) es una participación del Verbo (Logos), en consecuencia, todo hombre posee una «semilla del Logos» (Spermatikós Logos o Semina Verbi). Mediante tal concepto explica que «Cristo es el primogénito de Dios, el Logos del que todo hombre participa, y todos los que viven en conformidad con el Logos son cristianos como, entre los griegos, Sócrates, Heráclito y gente como ellos» (Apología I, 46, 2-3). Así mismo, las verdades oscuras e incompletas de los filósofos griegos eran sólo «Semillas» del Logos. Para otros Padres de la Iglesia posteriores como san Agustín y san Jerónimo en la mentalidad pagana hay diversos elementos de verdad que deben ser purificados y apropiados. La salvación de los hombres antes de Cristo “2. Nosotros hemos recibido la enseñanza de que Cristo es el primogénito de Dios, y anteriormente hemos indicado (cf. I 23, 2) que Él es el Verbo, de que todo el género humano ha participado. 3. Así, quienes vivieron conforme al Verbo, son cristianos, aun cuando fueron tenidos por ateos, como sucedió entre los griegos con Sócrates, Heráclito y otros semejantes, y entre los bárbaros con Abrahán, Ananías, Azarías y Misael, y otros muchos cuyos hechos y nombres, que sería largo enumerar, omitimos por ahora. 4. De suerte que también los que anteriormente vivieron sin el Verbo, fueron malvados, enemigos de Cristo y asesinos de quienes viven con el Verbo; pero los que han vivido y siguen viviendo con el Verbo son cristianos y no saben de miedo ni turbación. 5. Ahora bien, por qué causa nació hombre de una virgen por el poder del Verbo conforme al designio de Dios, Padre y Soberano del universo, fue llamado Jesús y después de crucificado y muerto, resucitó y subió al cielo, el lector inteligente podrá perfectamente comprenderlo por las largas explicaciones hasta aquí dadas (cf. I 45-46, 4)”.
Correspondencia epistolar y alocuciones en torno de la visitación episcopal de 1949: Correspondencia entre el P. Kentenich y el Obispo Auxiliar de Tréveris, Mons. Bernhard Stein. Documento sobre la Historia del Movimiento de Schoenstatt. Edición de estudio 2